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DIPLOMADO EN PREVENCION DE LA VIOLENCIA ESCOLAR

ENSAYO: Diferencia entre Violencia y agresión

LUZ MERY TORRES GUTIERREZ


ESTUDIANTE

ANDRES JULIAN COHECHA OCAMPO


PSICOLOGO- DOCENTE UNIVERSITARIO

LICENCIATURA EN PRIMERA INFANCIA


POLITECNICO GRAN COLOMBIANO

VILLAHERMOSA TOLIMA
OCTUBRE 2019
Ensayo

Diferencia entre violencia y agresión

La diferencia entre agresión y violencia, dos fenómenos que han sido estudiados por
científicos sociales, psicólogos y siquiatras a lo largo del tiempo. En las últimas décadas el
estudio enmarca que la agresividad es un instinto innato en el hombre y en los animales, mientras
que la violencia es un producto humano fruto de la socialización y la cultura a la que están
expuestas (Bandura, 1977) .Se señala, que existen estructuras biológicas que al ser estimuladas
disparan una respuesta belicosa.

Teniendo en cuenta esas dos perspectivas ¿Se puede afirmar que existe una relación entre
agresión y violencia?

Desde luego, ya que la violencia es un tipo de agresión; sin embargo al categorizar la


agresión, en un primer plano, ya que se genera como una conducta adaptativa que defiende el
territorio, la pareja, los hijos, sus objetos personales, etc. Esto sucede de una forma instintiva y
natural; mientras que la violencia puede apreciarse en un abanico de diferentes manifestaciones,
dependiendo de los ámbitos, espacios y actores que giran en torno a ésta. Se reconocen
violencias físicas, sexuales, simbólicas, psicológicas, y violencias económicas, así como
violencias individuales, institucionalizadas y colectivas. (Giorgi, 2012). Surgiendo en el ámbito
doméstico, en diferentes espacios públicos, en espectáculos deportivos y aún en instituciones
educativas a nivel de primaria y secundaria, comenzando por los pares y culminando por los
adultos responsables de éstos.

Considera uno de los padres de la Etimología, (Lorenz, 1972) que estos mecanismos o
sistemas de respuestas, conllevan ciertas lagunas o blancos que deben ser llenados por la
experiencia y el aprendizaje a lo largo de su ciclo vital, en el proceso de adaptación y
supervivencia en el entorno.

La agresividad y la violencia, cualquiera sea su grado de manifestación normal o patológico


están íntimamente ligadas a diferentes estructuras y funcionamientos del sistema nervioso. Los
lóbulos frontales de la corteza cerebral y algunos componentes, se dividen en tres regiones,
orbitofrontal, ventromedial, y dorsolateral; ejerciendo diferentes funciones y conectándose con
diversas formaciones subcorticales, por medio de 5 circuitos, si existe una lesión en alguno de
éstos, también habría sintomatología frontal. “Distintos perfiles cognitivos, conductuales y
emocionales, están asociados con estos circuitos”. (Torrolva, 2008) subcorticales tienen directa
incidencia en su inhibición o despliegue y tienen a su cargo el ejercicio de conductas que son
específicamente humanas.

La corteza frontal, integra la información proveniente del medio ambiente, del medio interno
del individuo, y de su estado emocional. La disfunción de los mismos trae aparejado desórdenes
a nivel cognitivo, del estado de ánimo, motivación, y del control de la conducta. (Silva, 2008)

Modular los comportamientos agresivos y/o violentos, aprender a manejar el estrés que los
producen permiten llegar a la adolescencia y la edad adulta con recursos emocionales que
faciliten la relación con los demás. Así, Comprender las causas además puede ayudarnos a
entender a nuestros hijos, estudiantes y la demás sociedad.

Un problema actual y creciente de salud en la comunidad escolar, es la agresión y violencia,


observada entre los estudiantes, siendo de tal intensidad que ha provocado incidentes negativos
en niños, niñas y adolescentes, como dificultad en el aprendizaje y abandono escolar,
observándose esta problemática transversalmente en diversos contextos culturales y sociales.

Las conductas agresivas o violentas, que perciben los niños (as) de parte de sus compañeros
pueden pasar desapercibidas por el personal de la escuela, como también por algunos padres que
consideran estos comportamientos típicos de la edad y que los ayudan a crecer (Rodríguez,
2006). Otra situación que dificulta la valoración del problema es el pacto de silencio entre
agresores y agredido (Gumpel, 2006) (Cerezo, 2006).

(Maturana, 2001) Expresan que la educación es fundamental "pero no en términos de aprendizaje


de materias, sino en términos de convivencia". Para (Maturana, 2001) es primordial enseñar a un
niño/a al respetarse y aceptarse, sólo así aprenderá a respetar y aceptar a sus compañeros y vivir
en armonía con su entorno. Los niños tienen que aprender a ser, aprender a hacer, aprender a
aprender y aprender a convivir. En la escuela el niño aprende sobre la vida y aprende a convivir,
siempre que este ambiente sea propicio para desarrollar estas capacidades, competencias y
destrezas.

Las interacciones sociales con sus profesores y compañeros, son de suma importancia para el
desarrollo académico y social del niño, las opiniones que recibe de ellos le condicionan positiva
o negativamente sobre su valía personal, lo que repercutirá posteriormente en su motivación y
rendimiento académico (García, 1997)

Para disminuir este problema, es necesaria la participación de la comunidad escolar en


establecer normas de respeto en los establecimientos escolares que incluyan las relaciones entre
alumnos/as, profesores/as, apoderados/ as, directivos/as, administrativos/as y personal de salud
escolar. Es importante llegar a un consenso sobre la disciplina que se impondrá sobre ciertos
actos que dañan a los niños, socializándolos con las familias y sus hijos que integran la
comunidad escolar.

Los equipos de salud familiar y dentro de ellos el profesional de enfermería, tiene la posibilidad
de establecer estrategias de acción frente a los niños y familias en situación de riesgo de
violencia.

Es responsabilidad, de todas las personas que interactúan en la comunidad escolar participar


en acciones que favorecen la convivencia escolar: pesquisando las conductas agresivas e
identificando a agresores y víctimas para establecer medidas protectoras y tratamientos
oportunos, estableciendo una comunicación permanente con los niños, fomentando el respeto y
creando ambientes agradables para el aprendizaje, educando con afecto y firmeza. Sólo con la
participación de toda la comunidad escolar se puede prevenir y/o tratar este problema que afecta
la salud y la educación de los niños.

En conclusión, se desglosa la consideración de que la agresividad es propia del ser humano,


necesaria para la defensa y autoconservarse; se trata de un suceso intrapsíquico. Mientras que la
violencia se da cuando entra en juego lo social, el factor intersubjetivo, en los vínculos con otros,
con todas y cada una de sus modalidades posibles. Ambas formas son promocionadas por
circunstancias que conmueven la vida psíquica, desde la afectación emocional y psicológica,
sustentada y movilizada por todo el soporte neurofisiológico, llegando a canalizar en el cuerpo y
a través de él las reacciones, donde el concepto de pulsión, según (Freud, 1938), como estímulo
endógeno, conforma el puente que une lo somático con lo psíquico. En relación a Freud, el
pensamiento de Winnicott, difiere sustancialmente, ya que no considera a la agresividad
relacionada con una pulsión de muerte, sino que la describe como una fuerza vital.
REFERENCIAS

Bandura, A. (1977). Teoría del aprendizaje. Madrid: Espasa-Calpe.

Cerezo, E. (2006). Análisis comparativo de variables socio-afectivas diferenciales entre lo


implicados en bulling. Estudio de un caso de víctima-provocador.

Freud, S. (1938). Esquema del Psicoanálisis. Obras Completas. Buenos Aires : Amorrortu
Editores.

García, E. &. (1997). Motivación, aprendizaje y rendimiento escolar Revista Electrónica de


Motivación y Emoción.

Giorgi, V. (2012). La violencia está en los otros. Montevideo. Ediciones Trilce.

Gumpel, T. &. (2006). Children's perceptions of school-based violence. Psychology, 70,.

Lorenz, K. (1972). Avances en Psicoterapia Psicoanalítica.

Maturana, H. (2001). Emociones y lenguaje en educación y política, Cap. 1, Una mirada a la


educación actual desde la perspectiva de la biología del conocimiento. Editorial Dolmen.

Rodríguez, R. S. (2006). Niños contra niños: el bulling como trastorno emergente. Anales de
Pediatría, (págs. 162 - 166).

Silva, J. (2008). Neuroanatomía funcional de las emociones. Tratado de Neuropsicología


Clínica. Buenos Aires: Akadia Editorial.

Torrolva, T. M. (2008). Funciones ejecutivas y trastornos del lóbulo frontal. . (pág. 339). Buenos
Aires : Akadia Editorial. .

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