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Ara Koo Thursday, 25 July 2019

El amor del Señor


Esta semana el Señor llamó en arrepentimiento a su Iglesia, a su comunidad, a su novia. Todo esto
por amor y porque realmente desea que vivamos junto a Él. Sin embargo, estaba semana en lo personal
además de que fue difícil compartir con la Iglesia ese pecado que contamina el corazón de mi Dios, más
difícil fue no obedecerlo. Cuando el Domingo el Señor me mostró que en mi corazón había tanto temor por
el mundo que no dejaba que él pudiese reinar como debiera. Así es que compartí otro de mis temores el
tema de rendir un final que no estaba preparada porque mi temor no es el final, sino es el proceso de
estudiar para rendir, eso carcome mis nervios, mi manera de pensar y hace que me presente de una manera
congelada a los finales. Por esa razón por dos semanas las comidas me caían mal, dormía mal, sentía un
peso enorme que oraba y decía que entregaba todo al Señor, pero en realidad no era así. Por eso el Lunes y
el Martes me agarró un malestar físico que me imposibilitó moverme de la cama por dos días. Recién hoy
puedo comer pero aún así tengo dolor e incomodidad. Pero, lo que más me dolió fue no poder obedecer a la
comunidad, y eso realmente partió mi corazón porque pude ver que realmente la voluntad del Señor se hace
por medio de la comunidad. El Lunes no tenía fuerzas para levantarme, y el Martes directamente no podía
moverme por los dolores pero aún así leyendo los comentarios de la comunidad pude ver claramente la
voluntad del Señor y ver el poder que tenía la Iglesia del Señor. Eso me dio fuerzas y esperanza para salir
este momento de molestia e incomodidad pero aún así no pude. Sé que en parte tiene que ver por el tema de
que por dos semanas vine acarreando el pecado en mi corazón que destruyó mi estado físico, pero lo que
más me dolió y me costó fue levantarme después de haber desobedecido al Señor y a la comunidad.
Sentí que había decepcionado al Señor y no sabía donde mirar, qué buscar, qué hacer. Meditaba la
palabra y lo único que había en ella era amor, el amor que Dios Padre tiene por nosotros, y que por medio
de Jesús conocemos este amor, y que esta semilla es la que se encuentra en nuestros corazones.
Para esto Cristo murió y resucitó para ser Señor tanto de los muertos como de los que aún viven. -Romanos
14.9-
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para
que vivamos por él. - 1 Juan 4.9 -
Jesús murió por mi pecado y resucitó para ser mi dueño, dándome una nueva vida. Por esa razón, la
vida que tengo actualmente no la vivo yo, sino la vive él. Su semilla es la que está en mi corazón y no soy yo
la que tiene que vivir, sino Él. La única manera de poder vivir esta vida en donde mi Señor reine es
clamando al Espíritu Santo a que me purifique con la sangre preciosa de Jesús, y por medio de Él yo sea
llena del mismo Espíritu que levantó a mi Dios entre los muertos. Eso es lo que me mantiene viva y es la
razón por la cual hoy en el estado que estoy, puedo respirar y vivir.
Esta verdad me costó tragarla porque me sentía infiel delante del Señor, no digna de su amor, no
podía aceptarlo. Sin embargo, por medio de Jaehyong Oppa pude ver que es verdad que soy infiel, que soy
indigna de su amor pero que Jesús ya lo había hecho sin importar lo pecadora que yo era. Porque esta es la
realidad no soy digna de Dios pero el que decidió amarme, entregarse en la cruz y resucitar fue Él. Su amor
eterno fue el que estuvo siempre en acción y no mi manera de pensar, de actuar o las cosas que yo podía
hacer por los demás. No tiene nada que ver conmigo sino quién es Él. La redención no la obtengo porque
puedo ser buena, fiel, o una mejor persona sino la recibo porque tanto el arrepentimiento y la gracia son
Ara Koo Thursday, 25 July 2019
regalos del Señor. El Espíritu Santo me guía hacia el corazón del Señor que es un corazón que se arrepiente
y desea nunca más volver a lastimar al Señor, y a cambio Dios Padre nos llena de su gracia dándonos
redención de nuestros pecados. Todo esto es obra de Dios, y no mía. No se trata de mi, el arrepentimiento
es mío porque yo no luché porque yo no me enfoque en lo único que importa que es Jesús resucitado. Esta
señal que brilla en la oscuridad es la única prueba, evidencia que puede despertarnos de este sueño que
Satanás nos quiere poner para que caigamos ante las tentaciones de este mundo, pero el Espíritu Santo lo
impide por medio de la evidencia que nuestro Dios dejó.
Ahora sólo me queda postrarme delante de Jesús resucitado para ser llena del Espíritu Santo para
que pueda entrar nuevamente en la presencia del Señor. Es él quien me lleva a su camino y por más que yo
me rebele y decida ir en contra suya, él nunca va a dejar que sus ovejas se pierdan. Este es el amor de
nuestro Dios Padre, y anhela que podamos caminar la mejor vida que él nos tiene preparado. También por
medio de mi rebelión, y estando en cama dos días pude ver las cosas desde la perspectiva de Dios, y pude
ver que él me estaba disciplinando pero yo no quería recibir su disciplina, en otras palabras no quería
recibir su amor. Y esto es lo que me golpeó fuerte y me dejó con mucho dolor y vergüenza porque no podía
acercarme nuevamente delante de Él por el pecado de negarlo a Él, a mi Señor pero por medio de su
palabra que me la hacía entender de TODAS las maneras posibles, pude entender que es su amor, y es Él
quien me ama y no al revés. Es su amor el que me salvó de la oscuridad y la única manera de poder avanzar
en este mundo de tinieblas es sólo por medio de Él.
Agradezco al Señor por nunca soltarme y agradezco a la comunidad porque realmente es el portavoz
de nuestro Señor Jesucristo. Gracias Señor, y realmente lleva este corazón a postrarse aún más delante de
ti, este corazón a arrepentirse completamente para que no hay mugre que ensucie tu vasija y sólo tu puedas
reinar y vivir. ¡Señor, lléname de tu Espíritu! ¡Señor, purifica mi corazón! ¡Señor! ¡Señor!

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