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Argumento[editar]
Canta, oh musa, la cólera del pélida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y
precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de
aves; cumplíase la voluntad de Zeus desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres,
y el divino Aquiles.
Este poema épico narra la cólera de Aquiles, hijo del rey Peleo y de la nereida Tetis, su
causa, su larga duración, sus consecuencias y su posterior cambio de actitud. La ira del
pélida Aquiles termina junto con el poema, cuando se reconcilia con Príamo, padre de su
enemigo Héctor, momento en que se celebran los funerales de este.
Tetis, tras la cólera de Aquiles, suplica a Zeus para que este permita que los troyanos adquieran
ventaja. Jean Auguste Dominique Ingres.
Hera concibe un plan para engañar a Zeus y con ayuda del cinturón de Afrodita seduce a
Zeus y con la de Hipnos lo hace dormir. Después encarga a Poseidón que intervenga en
favor de los aqueos. Áyax Telamonio hiere de gravedad a Héctor, que es retirado del
combate por sus compañeros y llevado cerca a la ciudad. A pesar de la resistencia de
Polidamante y su hermano Acamante, los aqueos toman una breve iniciativa en la batalla.
Tetis entrega a Aquiles la armadura fabricada por Hefesto. Hidria ática de figuras negras, ca. 575-
550 a. C.
Antíloco da a Aquiles la noticia de la muerte de Patroclo, a manos de Héctor y este decide
volver a la lucha para vengar su muerte. Cae la noche y los troyanos se reúnen.
Polidamante es partidario de ir a Troya y refugiarse tras sus muros pero prevalece la
opinión de Héctor de seguir peleando en campo abierto. La diosa Tetis consigue
que Hefesto fabrique armas nuevas para su hijo Aquiles.
Las fuerzas troyanas se refugian en la ciudad pero Héctor queda fuera, con ánimo de
pelear contra Aquiles. Una vez los dos guerreros están frente a frente, Héctor huye y da
varias vueltas alrededor de la ciudad. Pero luego aparece Atenea y se hace pasar por
Deífobo engañando así a Héctor. Este, al creer que será una batalla de dos contra uno, se
enfrenta por fin cara a cara a Aquiles, quien lo mata, ata su cadáver a su carro de combate
y subido en él vuelve a su campamento.
Se celebran los Juegos funerarios en honor de Patroclo con las siguientes pruebas:
carrera de carros, pugilato, lucha, carrera, combate, lanzamiento de peso, tiro con arco y
lanzamiento de jabalina.
Estilo[editar]
Los análisis del estilo de la Ilíada suelen destacar principalmente dos elementos: el
carácter específico de su habla («Kunstsprache» o «lenguaje poético»), la cual sirve como
base argumental para reconstruir la llamada «poesía de improvisación oral» que, viniendo
de la época micénica, culminaría en la Ilíada y la Odisea; así como su modo de secuencia
sintáctica y semántica, marcada por la yuxtaposición, la parataxis de elementos, y la
autonomía de las partes. Los análisis narratológicos se enfrentan a su vez a la tarea de
describir el carácter del narrador, que sería heterodiegético, distanciado y, como se ha
dicho a menudo, objetivo, por muchas matizaciones que este adjetivo requeriría.
Temas[editar]
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Nostos[editar]
Nostos, el regreso, ocurre siete veces en el poema (2.155, 2.251, 9.413, 9.434, 9.622,
10.509, 16.82). Temáticamente, el concepto de regreso es muy explorado en la literatura
griega antigua, especialmente en la suerte que tuvieron los atreidas, Agamenón y Ulises.
Así, el regreso es imposible sin haber saqueado Troya.
Kleos[editar]
Kleos («κλέος», «gloria», «fama») es el concepto de gloria ganado en batalla heroica.2Para
la mayoría de los invasores griegos de Troya, notablemente Odiseo, kleos se gana en
un nostos victorioso (regreso a casa). Sin embargo, Aquiles debe elegir solo una de las
dos recompensas, ya sea nostos o kleos.3En el Libro IX (IX.410–16), le dice de manera
conmovedora a los enviados de Agamenón (Odiseo, Fénix y Áyax) suplicando su
reincorporación a la batalla por tener que elegir entre dos destinos (διχθαδίας κήρας,
9.411).4
Al renunciar a su nostos, ganará la mayor recompensa de kleos aphthiton («κλέος
ἄφθιτον», «fama imperecedera»).4En el poema, afhthiton («ἄφθιτον», «imperecedero») se
emplea otras cinco veces,5 cada aparición denota un objeto: el cetro de Agamenón, la
rueda de Hebe el carro, la casa de Poseidón, el trono de Zeus, la casa de Hefesto. El
traductor Lattimore6hace que kleos afhthiton sea siempre inmortal y como siempre
imperecedero, lo que connota la mortalidad de Aquiles al subrayar su mayor recompensa
al regresar a la batalla de Troya.
Kleos es a menudo dado representación visible por los premios ganados en la batalla.
Cuando Agamenón toma a Briseis de Aquiles, le quita una parte de los kleos que se había
ganado.
El escudo de Aquiles, elaborado por Hefesto y entregado por su madre Thetis, lleva una
imagen de estrellas en el centro. Las estrellas evocan imágenes profundas del lugar de un
solo hombre, sin importar cuán heroicas sean, en la perspectiva de todo el cosmos.
Timê[editar]
Parecido al kleos es timê («respeto» u «honor»), el concepto que denota el respeto que un
hombre acumula a lo largo de su vida. Los problemas griegos empiezan por el
comportamiento poco honorable de Agamenón. El odio de Aquiles ante tal comportamiento
lleva a la ruina de la causa militar aquea.
Ira[editar]
El poema empieza con la palabra μῆνιν («ira», «cólera», «furia»), que es el tema principal
de la Ilíada: la ira de Aquiles. Su ira personal y su vanidad herida impulsan la historia: los
griegos pierden las batallas, Patroclo muere a manos de Hector y la caída de Troya.
Enfadado por los actos de Agamenón, Aquiles pide a su madre Tetis que persuada a Zeus
para que ayude a los troyanos. Mientras, Hector lidera a los troyanos atacando a los
griegos. Después de la muerte de Patroclo, vuelve Aquiles a la batalla.
Destino[editar]
Destino (también llamado fatum, «hado» o «sino») impulsa la mayoría de los eventos de
la Ilíada. Una vez establecidos, los dioses y los hombres lo soportan, ni son capaces ni
están dispuestos a cuestionarlo. Se desconoce cómo se establece el destino, pero se lo
dice el Fates y el Zeus mediante el envío de presagios a los videntes como Calchas. Los
hombres y sus dioses hablan continuamente de aceptación heroica y evasión cobarde de
su destino programado.7 El destino no determina todas las acciones, incidentes y sucesos,
pero sí determina el resultado de la vida; antes de matarlo, Héctor llama tonto a Patroclus
para evitar cobardes su destino, intentando su derrota; | fecha = noviembre de 2016}}
réplicas de Patroclo: 8
No, el destino mortal, con el hijo de Leto, me ha matado,
y de los hombres era Euphorbos; eres solo mi tercer asesino.
Y guarda en tu corazón esta otra cosa que te digo.
Tú mismo no eres alguien que vivirá mucho tiempo, pero ahora ya
La muerte y el destino poderoso están a tu lado,
para bajar bajo las manos del gran hijo de Aiakos, Achilleus.9
Aquí, Patroclo alude a la muerte predestinada por la mano de Héctor, y la muerte
predestinada de Héctor a la mano de Aquiles. Cada uno acepta el resultado de su vida, sin
embargo, nadie sabe si los dioses pueden alterar el destino. La primera instancia de esta
duda ocurre en el libro XVI. Al ver a Patroclo a punto de matar [a Sarpedon], su hijo mortal,
Zeus dice:
Ah, yo, que está destinado que el más querido de los hombres, Sarpedón,
Debe bajar bajo las manos del hijo de Menoitios, Patroclo.10
Sobre su dilema, Hera le pregunta a Zeus:
Majestad, hijo de Kronos, ¿qué tipo de cosas ha hablado?
¿Deseas traer de vuelta a un hombre que es mortal, uno desde hace mucho tiempo?
condenado por su destino, por una muerte que suena mal y lo libera?
Hazlo entonces; pero no todos los demás dioses lo aprobaremos.11
Al decidir entre perder un hijo o un destino permanente, Zeus, el Rey de los Dioses, lo
permite. Este motivo se repite cuando considera a Hector, a quien ama y respeta. Esta
vez, es Atenea quien lo desafía: