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Desastres

naturales en
Europa
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Imagen: AEMA

El número de desastres naturales en Europa


y su impacto han aumentado en los últimos
años, según un informe de la Agencia
Europea del Medio Ambiente (AEMA). Entre
1998 y 2009 causaron cerca de 100.000
muertes, afectaron a más de once millones
de personas y supusieron unas pérdidas
económicas de unos 150.000 millones de
euros. Las olas de calor, las inundaciones y
los terremotos fueron las catástrofes
naturales que más fallecidos y daños
materiales causaron. España es uno de los
principales países dañados, con más de
15.000 fallecidos y algunos de los peores
desastres ecológicos de Europa.

Aumentan los desastres y los


daños
El informe de la AEMA "Mapa de los impactos provocados por desastres naturales y
accidentes tecnológicos en Europa" hace un repaso detallado del periodo 1998-2009 y
aporta una gran cantidad de datos, gráficas y mapas, como estos dos referidos a las
víctimas mortales. En este último caso, se puede apreciar el desigual impacto por países:
la peor parte se la lleva el sur y este de Europa.

Los desastres naturales causaron en España más de 15.000 fallecidos

En España no se han registrado muchos eventos catastróficos (entre 21 y 30, frente a los
más de 50 de países como Francia o Turquía). A pesar de ello, es uno de los países
europeos que más muertos ha sufrido: más de 15.000 víctimas, solo superadas por
Francia e Italia (más de 20.000 víctimas cada uno) y Turquía (unas 18.000 víctimas). El
informe recuerda que España protagonizó algunos de los mayores desastres ecológicos
de Europa (la marea negra del Prestige y el vertido tóxico de la mina de Aznalcóllar).

Los responsables del estudio señalan que el aumento de las pérdidas se puede explicar en
gran medida por el incremento de la actividad humana y la acumulación de bienes
económicos en áreas de riesgo. No obstante, la mejora en la recogida de datos también ha
tenido que ver, aunque en menor medida. En cuanto a las pérdidas atribuibles al cambio
climático, la AEMA reconoce que en la actualidad es imposible determinarlo con precisión.
Ahora bien, señala que es probable que su impacto aumente en el futuro, ya que
los modelos climáticos del IPCC prevén el incremento de la frecuencia e intensidad de los
fenómenos meteorológicos extremos.
Imagen: AEMA

Los peores desastres, uno a


uno
Los responsables del informe ofrecen un detallado repaso a diversos tipos de desastres:

Temperaturas extremas: es el evento natural que más muertos causó. La ola de


calor que afectó al sur del continente en verano de 2003 fue el peor desastre natural, con
más de 70.000 muertos. Las 101 olas de calor provocaron un total de 77.551 fallecidos y
unas pérdidas de 9.962 millones de euros. Su frecuencia e intensidad han aumentado en
la última década y se estima que el cambio climático agravará estas cifras.

La ola de calor de 2003 fue el peor desastre natural, con más de 70.000 muertos

Inundaciones y tormentas: encabezan la clasificación de las mayores pérdidas


económicas. Entre 1998 y 2009 se registraron 213 inundaciones, que provocaron 1.126
muertos y unas pérdidas de 52.172 millones de euros. Por su parte, las 155 tormentas
contabilizadas causaron 729 muertos y 44.338 millones de euros de pérdidas materiales.
El desastre natural que más pérdidas causó en Europa fueron las inundaciones en la zona
central en 2002, unos 20.000 millones de euros. El estudio recuerda las inundaciones en
áreas de montaña, como las de 1996 en el camping de Biescas (Huesca), donde murieron
87 personas.

Terremotos y volcanes: los terremotos (46 en el periodo citado) fueron los segundos
desastres naturales con más víctimas mortales (18.864). El sismo de Izmit (Turquía) en
1999, con 17.000 fallecidos y unos 11.000 millones de euros de pérdidas, fue el más
violento. Por su parte, el informe recuerda la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull en
2010, que no causó muertos pero sí problemas en el tráfico aéreo y en la calidad del aire.
Imagen: David Pfeffer

Mareas negras: durante el periodo estudiado se contabilizaron nueve derrames de


petróleo de más de 700 toneladas de crudo en alta mar. Los dos mayores se encuentran
entre las peores catástrofes ecológicas ocurridas en Europa en esas fechas. Por un lado,
el petrolero Prestige vertió en 2002 frente a la costa gallega unas 63.000 toneladas de
crudo. Por otro lado, el Erika derramó en 1999 frente a la costa atlántica francesa unas
20.000 toneladas de crudo. Los responsables del estudio señalan que es muy difícil
estimar los costes económicos de las mareas negras, con rangos por tonelada derramada
que pueden oscilar de 500 a 500.000 millones de euros. Recuerdan que este tipo de
accidentes ha descendido en los últimos años. La aplicación de una normativa más
exigente, como la prohibición de los buques monocasco, habría contribuido a ello.

Incendios forestales: 191 personas fallecieron como consecuencia de los 35 grandes


incendios registrados, que se tradujeron en 6.916 mil millones de euros de pérdidas. La
mayor parte de ellos sucedieron en la Región Mediterránea. España fue uno de los países
europeos más afectados, con 50 muertos y algunos de los mayores incendios, como los de
2006 y 2007, que provocaron la quema de miles de hectáreas de bosques.

Derrames tóxicos por actividades mineras: se registraron cuatro, dos de ellos con
efectos muy graves para el medio ambiente. Es el caso de Baia Mare, en Rumanía, en el
año 2000, y de Aznalcollar, en 1998, en el río Guadiamar, cercano al Espacio Natural de
Doñana. En este último caso se derramaron cinco millones de metros cúbicos de líquido
tóxico, que afectó a 3.600 hectáreas de cultivos, y se recogieron 12 toneladas de peces
muertos. Los costes de los trabajos de recuperación ascendieron a unos 377 millones de
euros.

Escasez de agua y sequías: las presiones sobre los recursos hídricos en Europa han
aumentado. España es uno de los países de Europa más afectados por este problema, en
especial, la parte sur. Durante estos años se han registrado importantes sequías en
Europa, como la de 2003, que afectó a una amplia zona comprendida entre Portugal y
Bulgaria.
Corrimientos de tierra: este desastre natural provocó 212 fallecidos, un problema
agravado por la urbanización insostenible. En España, se estima que causó unas pérdidas
de unos 170 millones de euros anuales.

Medidas para combatir los


desastres naturales en
Europa
Los responsables del estudio afirman que aunque se han adoptado diversas leyes y
políticas europeas para hacer frente a estos desastres, hace falta un mayor esfuerzo, así
como la armonización de las distintas iniciativas puestas en marcha por cada país.
Señalan la necesidad de implementar el denominado Sistema Integrado de Gestión de
Riesgos (IRM), que incluye la prevención, preparación, respuesta y recuperación frente a
los riesgos naturales en toda Europa.

Indican que algunas de las medidas más efectivas se pueden tomar a escala local y
municipal, como la mejora de drenaje natural y unos adecuados planes de urbanismo para
evitar inundaciones, o una atención adecuada para amortiguar los efectos de las olas de
calor. Otra de las medidas necesarias pasa por una mayor inversión en estudios y
sistemas de alerta y respuesta temprana, que ayuden a prevenir y reducir los desastres y
evaluar su impacto.

En cuanto a los volcanes, encontramos en Asia un punto muy activo de éstos. Aunque
Indonesia es líder mundial en el número y la proporción global de las erupciones en cada
uno de los últimos cuatro características eruptivas (muertes, la destrucción de la tierra,
flujos de lodo, y tsunamis), Filipinas muestran cifras considerablemente mayores que cada
característica se considera como un porcentaje del número total de esa misma región de las
erupciones. Totalmente el 13% de las erupciones de Filipinas han resultado en muertes, y
22% en daños, con la notable Taal y volcanes Mayon tener impacto humano particularmente
elevado. Flujos de lodo son frecuentemente asociados con las erupciones de Filipinas, y
siguen siendo un peligro mucho después de la erupción cesa. Las fuertes lluvias en este
archipiélago plagado tifones regularmente redistribuir tefra volcánica nuevas tierras bajas
circundantes. Flujos de lodo secundario después de la erupción de 1991 del Pinatubo han
sido especialmente devastadores. Los tsunamis han acompañado a 4% de las erupciones en
las Filipinas, una proporción que no se es alto, pero uno que supera todas las demás
regiones. La tectónica de las Filipinas no son simples, pero la mayoría de los volcanes están
en el lado oriental del archipiélago y el resultado de la subducción de la placa oceánica de
Filipinas hacia el oeste en la placa asiática.
Aunque no solo hay volcanes en Filipinas, también se pueden encontrar en Indonesia, Irán,
Japón, Rusia, Taiwán y Turquía.
SEQUÍAS.
Otro de los problemas con los que tiene que mediar Asia es la sequía, las recientes
condiciones extremas meteorológicas han costado la vida a cientos de personas, obligado a
miles de familias a dejar sus hogares y dañado gravemente la agricultura, lo que
incrementa el peligro de escasez de alimentos. Se estima actualmente que la producción
total de trigo en la región general afectada por la sequía ha bajado hasta un 22% en 2009.
Debido a la severidad de la sequía y a su alcance a toda la región, los suministros de
irrigación de embalses, ríos, y aguas subterráneas han sido críticamente reducidos. Los
principales embalses en Turquía, Irán, Iraq, y Siria están todos a niveles bajos, lo que
impone restricciones en el uso. En vista de la gravedad de las pérdidas de cosechas en la
región.
Esta sequía ha provocado una grave crisis humanitaria por falta de agua y alimentos. Las
agencias especializadas de la ONU estiman que la sequía afectará de una u otra forma a
unos 60 millones de personas, en una zona que va desde Jordania y Siria a India y en la que
se encuentran países con elevada población como son Irak, Irán, Afganistán, Tayikistán y
Pakistán.

Las Inundaciones en el Sur de Asia de 2007 fueron una serie de inundaciones en India, el
sur de Pakistán, Nepal, Bután y Bangladesh. Las agencias de noticias estimaron la taza de
muertos en 2.000. Adicionalmente, aproximadamente 20 millones de personas ya habían
sido desplazadas para el 3 de agosto y para el 10 de agosto, la cifra ascendió a 30
millones. UNICEF declaró que las situación fue “descrita como la peor inundación” en Asia.
Y la ONU las calificó como las peores en mucho tiempo.

Ojalá pudiésemos decir que los desastres se quedan ahí, pero no. Y es que, Cuando
millones de personas sufren un desorden climático o una epidemia, la catástrofe “natural”
esconde las otras causas de la tragedia. En efecto, las grandes sequías que azotaron el
mundo en los años 1870 no son las únicas responsables de su costo humano. Las políticas
coloniales llevaron a millones de personas a la hambruna y a la muerte.
Sobre este aspecto podemos hablar del ejemplo de Bengala, en India, en 1943, que quizás
sea uno de los hechos más conocidos de la Segunda Guerra Mundial. También una de las
irresponsabilidades más grandes por parte de una potencia que causó más de 1 millón de
muertos. A mediados de 1943 Japón derrotaba a los aliados humillantemente y conquistaba
Birmania llegando a la frontera de la India. Aquello supuso una catástrofe no sólo para el
poderío militar británico, sino para la economía de su Imperio en la India.
Winston Churchill no supo ver la magnitud del desastre hasta que no se cosechó un año
después. Lo cierto es que Lord Mounbatten ya le había comunicado que la región de
Bengala podía sufrir una crisis debido a que dependía de la economía birmanesa y malaya,
ahora en manos japonesas.
Sabiendo esto no se hizo nada, pues se pensó que autosificientemente Bengala podría
abastecerse a más o menos La decisión no era equivocada, pero cualquier factor externo
que aparecieses de casualidad podía echarlo por tierra. Por desgracia así fue, al llegar 1943
se extendió una inesperada sequía por la India en el momento menos adecuado.
A Bengala, región sin abastecimiento, la sequía fue un auténtico genocidio causado por la
naturaleza. Sin nada que llevarse a la boca los indios bengalís comenzaron a morir como
chinches. Una persona sin comer puede vivir mucho tiempo, pero también debilitarla ante
enfermedades, por eso la mayoría fallecieron enfermos. Los niños y ancianos cayeron los
primeros.
Los ingleses no reaccionaron con rapidez, la mayoría de sus recursos estaban destinados a
la guerra contra Alemania y Japón, el ejército y después el suelo inglés eran lo primero, por
lo que los bengalís morían abandonados. Por si fuera poco aquellos indios que se rebelaron
contra los ingleses como protestas ante la hambruna fueron disparados por las tropas
británicas. Ese fallo inglés hizo que muchos indios se pasaran al gobierno de la India Libre
en las Islas Andamán y Nicobar para luchar contra los ingleses.
Puede que la hambruna de Bengala fuera el fallo económico más grave de Inglaterra
durante la IIGM. Murieron 1 millón 400.000 indios bengalís ese año 1943.
Como ejemplo está muy bien, ya que deja claro lo que puede provocar una mala decisión
que se nos escapa de las manos, pero debemos tener en cuenta que no solo se pierde
territorio, también se pierden millones de vidas que mueren por desnutrición y malas
condiciones. Son desastres naturales que la gente no tiene en cuenta ni considera como se
debería.
Maremotos, tsunamis, terremotos, catástrofes nucleares…una larga lista de desastres
naturales y humanos que podrían haberse evitado en la historia del continente asiático. En
realidad cualquiera puede pensar, ¿seguro que un maremoto se puede evitar? Está claro
que no podemos evitar los desastres naturales, pero podemos hacerlos menos dañinos si
entendemos mejor, por qué suceden y qué podemos hacer para evitarlos o mitigarlos.
Tomando en cuenta que la población es en parte responsable por la ocurrencia de los
desastres, tenemos que cambiar lo que estamos haciendo mal para poder evitar o
disminuir el impacto de fenómenos naturales.
Aprovechando el tema no se puede olvidar mencionar el conocido por todo el mundo: la
catástrofe de la central nuclear de la ciudad japonesa de Fukushima, por el terrible tsunami
que asoló Japón el pasado 11 de marzo. Tras los primeros momentos de drama y
confusión, toca evaluar lo que esta fuga radioactiva supondrá, tanto a corto como a largo
plazo, en la zona y en el resto del mundo. Una evaluación que re realiza con miedo por
todos los daños que puede traer…
El medio ambiente siempre es uno de los más perjudicados, el problema para el medio
ambiente comienza cuando las partículas radioactivas comienzan a transmitirse a través de
la atmósfera. Para intuir el nivel de alcance que puede tener, hay que tener en cuenta el
tipo de elemento que ha sido liberado por los reactores, la dirección en la que sopla el
viento y si la lluvia lleva partículas de radiactividad a la tierra.
MAREMOTOS.
Los maremotos son muy comunes en el litoral de las zonas sísmicamente
activas, siendo más frecuentes en la zona de volcanes de importante actividad
sísmica de 32.500 km de longitud que rodea el océano Pacífico. Desde 1819
han llegado a las costas de Hawai alrededor de 40 maremotos. En Japón, muy
destructivo fue el de Awa, en 1703, muriendo más de 100,000 personas. El de
1923 tuvo su epicentro en la bahía de Sagami y afectó a Tokio y Yokohama
provocando 150.000 víctimas. En 1995 la ciudad portuaria de Kobe se vio
afectada por un seísmo que causó 5.000 víctimas. El maremoto de 1883 en las
costas de Indonesia, recorrió más de 13.000 km., el ruido de las explosiones
se escuchó a más de 4.500 km. de distancia y causó 36.000 muertos en las
costas de Java y Sumatra.
Aunque el mayor terremoto en 40 años y una cadena de maremotos causan
miles de muertos en el sur de Asia. El temblor en Sumatra, de una magnitud de
9 en la escala Richter y su epicentro se situó en el Océano Índico, unos 260
kilómetros al sudoeste de Meulaboh, en la costa oeste de Aceh. Desde la tierra,
el azote devastador se traladó al mar, cuyas olas gigantes golpearon las costas
de países vecinos.
El gran maremoto sorprendió a una población que no había sido advertida de
este peligro por lo que miles de personas se encontraban en las inmediaciones
de la costa, es bien conocido que en épocas navideñas la zona de Indonesia e
islas cercanas se inundan de turistas buscando el calor de sus playas y su
cálido clima.
Sin embargo el terremoto de la escala 9 provocó un movimiento de placas
tectónicas que causaron el maremoto más mortífero de la historia, según la
ONU se cifran los muertos por los maremotos en 150.000, si bien esta
cantidad no es absoluta pues el riesgo de epidemias y enfermedades podrían
ampliar esta cifra.
Así mismo la destrucción de miles de casas han obligado a más de un millón
de personas a tener que abandonar sus hogares y han destruido el modo de
subsistencia de millares de habitantes de la región, lo cual podría a su vez
ampliar el número de fallecidos por hambre o falta de agua potable.

Aunque Asia también ha tenido que hacer frente a desastres como heladas,
tornados y huracanes.
¿Y qué medidas podemos tomar nosotros para impedir todo esto? Asistir a los
damnificados, precaver ante repetición del fenómeno, evacuar a zonas altas,
utilizar racionalmente las reservas de agua y alimentos, utilizar sismógrafos o
no construir viviendas cercanas a las torrenteras, entre otras muchas medidas
que existen para evitar catástrofes.
No es seguro que vayan a solucionar el mundo las medidas que tomemos, pero
lo que sí es verdad es que si no colaboramos entre todos, seguirán ocurriendo
desastres que se calificarán como naturales cuando en realidad muchos de
esos los han creados los propios seres humanos.

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