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“El juez y su verdugo” de Friedrich Dürrenmatt.

Se trata de una novela policiaca que comienza con el descubrimiento del cadáver de
Schmied, un teniente de policía de un pueblo suizo, el cual aparece en su coche con un disparo
en la sien. Sorprendentemente, mientras se están dando todavía los primeros pasos para
averiguar qué ha sucedido, Bärlach, uno de los dos agentes de la ley encargados del caso,
declara tener un sospechoso. Sin embargo Bärlach, manejándose con gran prudencia, decide
ocultar el nombre de su sospechoso, pues él mismo declara preferir esperar a que la
investigación y la evidencia forense revelen la verdad.

Bärlach, es un comisario a punto de jubilarse, que a lo largo de toda su carrera


demostró ser magistral depredador de criminales. Por su parte Tschanz, el otro agente
encargado del caso, había iniciado su carrera poco tiempo antes como subordinado del
teniente Schmied. Tschanz era inexperto y joven. Una vez que la investigación forense
descartó el suicidio, la investigación de Bärlach y Tschanz, van llevado a los lectores por un
rompecabezas de evidencias criminalísticas que, en un principio, sugieren una sencilla
resolución del caso, pero que conforme se va avanzando, la trama se complica a tal grado
que, aunque los personajes y el lector tengan ahí todas los fragmentos necesarios para
esclarecer el panorama, sólo se podrá hacer encajar correctamente las piezas del
rompecabezas hasta el final.

Desde las primeras páginas es vidente que ni Bärlach ni Tschanz confían en los
procedimientos del otro. De hecho, cada uno emprendió una investigación por separado,
compartiendo información en contadísimas ocasiones. Sólo con la resolución de la novela
entenderemos por qué la información que cada uno poseía se iba tirando a cuentagotas. De
cualquier manera, las pistas los llevan hacia un tal Gastmann, antiguo conocido de Bärlach,
y un hombre peligroso, cuyos valores nihilistas lo hacen proclive actuar de forma malvada.
Tendríamos que destacar que la historia particular de Gastmann y Bärlach ya pone sobre la
mesa una primera reflexión sobre el funcionamiento y la práctica del Derecho. Gastmann,
veinte años atrás, había cometido crímenes de los que Bärlach sabía, pero, ante los cuales,
quedó imposibilitado para incriminarlo y mostrarle al mundo quién era el culpable. Habría
que acentuar que la única motivación criminal de Gastmann era demostrarle a Bärlach que
hay formas de salir sin castigo de un crimen usando los argumentos y los procedimientos que
el Derecho mismo ha inventado para alcanzar su fin: la justicia.

Nosotros podríamos decir que las preguntas filosóficas que se estructuran a lo largo
de toda la novela son: ¿cuáles son los medios justos para obtener justicia? ¿se puede obtener
justicia por medios injustos? ¿es justo condenar a alguien por un crimen que no cometió como
contrapartida de los que si cometió? Evidentemente lo que está en juego en esta novela es
una pregunta ontológica por la justicia. Bärlach sospecha que el asesino de Schmied podría
ser Gastmann. Y esta será su última oportunidad para atraparlo, ya que Bärlach padece un
tipo de enfermedad que lo llevará a la tumba en menos de un año según los partes médicos.
Esta situación es fundamental pues nos permitirá darnos cuenta que la intención de este texto
no es producir un cara a cara entre una figura que encarne el bien y otra que encarne el mal.
El juez y su verdugo, no es una novela maniqueista, pues se nos demuestra que lo que
entendemos por bien y mal depende del prisma desde el cual observemos el asunto. La
maldad y la bondad son relativas y se aplican a todos los personajes, incluidos los que a priori
puedan parecer los héroes.

Con forme vamos acercándoos al final de la novela, nos damos cuenta que este crimen
no puede serle atribuido a Gastmann. En realidad el verdadero asesino fue Tschanz, el cual
estaba harto de vivir a la sombra Schmied, su superior. Verdad de la que Bärlach se había
percatado con ese genio de sabueso que lo caracterizaba. Sin embargo, Bärlach decidió
manipular la información que tenía para lograr que Gastmann luciera como culpable, a pesar
de que eso significaba actuar de la misma manera que una vez criticó. De ahí que
consideremos que la pregunta ontológica por justicia sea el elemento central de esta novela
policiaca.

Alberto Aníbal García Aguilar

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