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4.3 La institución gramatical.

La Real Academia Española (RAE) se creó en Madrid en 1713, por iniciativa de Juan
Manuel Fernández Pacheco (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también
su primer director.

Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese


mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva
corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de
1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once
miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores.
Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución
mediante una real cédula del rey Felipe V.

La RAE, cuyo principal precedente y modelo fue la Academia Francesa fundada por el
cardenal Richelieu en 1635, se marcó como objetivo esencial desde su creación la
elaboración de un diccionario de la lengua castellana, «el más copioso que pudiera
hacerse». Ese propósito se hizo realidad con la publicación del Diccionario de
autoridades, editado en seis volúmenes, entre 1726 y 1739, y en cuyos preliminares se
incluye una sucinta historia de la corporación.
En 1715 la Academia, que en sus inicios contaba con veinticuatro miembros, aprobó sus
primeros estatutos, a los que siguieron los de 1848, 1859, 1977 y 1993. La Orthographía
apareció en 1741 y en 1771 se publicó la primera edición de la Gramática.
A lo largo de sus trescientos años de historia, un total de veintinueve directores han regido
los destinos de la RAE, aunque dos de ellos —Ramón Menéndez Pidal y José María
Pemán— repitieron en su cargo en dos períodos diferentes de sus vidas.
Instalada en su actual sede académica de la calle madrileña de Felipe IV desde 1894, la
institución ha ido adaptando sus funciones a las exigencias y necesidades de la sociedad
de su tiempo. Los estatutos vigentes, aprobados en 1993, establecen como objetivo
fundamental de la Academia «velar por que la lengua española, en su continua
adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad». Este
compromiso se ha plasmado en la denominada política lingüística panhispánica,
compartida con las otras veintiuna corporaciones que forman parte de la Asociación de
Academias de la Lengua Española (ASALE), creada en México en 1951.

La gramática es el estudio de las reglas que regulan una lengua.


Tiene reglas que no cambian al pasar de los años.
Algunas palabras se han agregado o modificado, pero el significado es el mismo.
Fuentes.

http://www.rae.es/la-institucion/historia/origenes
4.4 Ortografía, morfosintaxis y léxico.
La ortografía es el conjunto de reglas y convenciones que rigen el sistema de escritura
habitual establecido para una lengua estándar.
Actualmente las 22 academias del español mantienen acuerdos que garantizan la unidad
ortográfica. De este modo, la edición de la Ortografía de la lengua española (1999) fue la
primera en ser elaborada con la colaboración consensuada de todas las academias de
América y de Filipinas.
Fuentes frecuentes de problemas en el uso de la ortografía son las grafías que presentan
igual sonido, como la "b"/"v" (betacismo), "c"/"s"/"z" (seseo y ceceo), "g"/"j", "ll"/"y"
(yeísmo). Otros aspectos problemáticos son la utilización correcta de los signos de
puntuación y la acentuación gráfica (tildación). La ortografía del español utiliza una
variante modificada del alfabeto latino, que consta de los 27 símbolos A, B, C, D, E, F, G,
H, I, J, K, L, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y, Z.
Los dígrafos ch y ll tienen valores fonéticos específicos, por lo que en la Ortografía de la
lengua española de 1754 comenzó a considerárseles como letras del alfabeto español y a
partir de la publicación de la cuarta edición del Diccionario de la lengua española en 1803
se ordenaron separadamente de c y l, y fue durante el X Congreso de la Asociación de
Academias de la Lengua Española celebrado en Madrid en 1994, y por recomendación de
varios organismos, que se acordó reordenar los dígrafos ch y ll en el lugar que el alfabeto
latino universal les asigna, aunque todavía seguían formando parte del abecedario. Con la
publicación de la Ortografía de la lengua española de 2010, ambas dejaron de
considerarse letras del abecedario. Las vocales (A, E, I, O, U) aceptan, además, el acento
agudo para indicar la sílaba acentuada, y la diéresis o crema modifica a la U en las
sílabas gue-gui para indicar su sonoridad.

Desarrollada en varias etapas a partir del período alfonsino, la ortografía se estandarizó


definitivamente bajo la guía de la Real Academia Española, y ha sufrido escasas
modificaciones desde la publicación de la Ortografía de la lengua castellana, de 1854.
Morfosintaxis.

La morfosintaxis es una parte de la lingüística que estudia, concretamente, el conjunto de


las reglas y los elementos que hacen de la oración un elemento con sentido y carente de
ambigüedad. Para ello, el análisis morfosintáctico se ocupa de marcar las relaciones
gramaticales que se dan dentro de una oración, las relaciones de concordancia, las
indexaciones y la estructura jerárquica de los principales constituyentes sintácticos.

De esta forma, para llevar a cabo el estudio morfosintáctico de una oración, lo que se
hace es sumar a un estadio morfológico otro sintáctico. Es decir, primero analizamos las
palabras, una por una, y establecemos su tipología y categorización: de esta forma
tendremos sustantivos, verbos, determinantes, preposiciones, etc. Posteriormente,
haremos un análisis de tipo sintáctico, lo que nos llevará a establecer la función de esas
palabras y sus agrupaciones en sintagmas. Así obtendremos el núcleo de la oración, el
sujeto y el predicado, los complementos, y las relaciones entre ellos.
Léxico.

El concepto de léxico encierra varios significados, todos ligados al mundo de lingüística.


Léxico es el vocabulario de un idioma o de una región, el diccionario de una lengua o el
caudal de modismos y voces de un autor.

El vocabulario de un idioma refleja el medio físico y social de sus hablantes porque es un


inventario de las ideas, los intereses y las ocupaciones de la comunidad. Las lenguas se
adaptan a las preocupaciones, los intereses y las vivencias de los hablantes. Conocer una
lengua es conocer el léxico, saber usarlo, y también conocer y saber utilizar las reglas que
controlan la combinación correcta de los elementos. Las situaciones sociales son muy
diversas, conocer una lengua es conocer las convenciones sociales que controlan el uso
de ella en distintas situaciones.

Los miembros de una comunidad usan las palabras, en general, con el mismo significado;
de otro modo resultaría muy difícil el entendimiento. El comportamiento lingüístico es una
parte del conjunto de modelos sociales de conducta que caracterizan a los grupos
humanos: cada uno de ellos tiene unas costumbres y unas convenciones distintas.

El léxico puede clasificarse desde el punto de vista de su origen histórico o amplitud de


uso en:

Patrimonial, (la palabra ha evolucionado normalmente dentro del idioma) o préstamo


(extranjerismos que se clasifican según la lengua de procedencia)
Pasivo (forma parte sólo de la comprensión del hablante) o activo (lo usa habitualmente)
Cultismo, estándar, coloquialismo o vulgarismo según el registro lingüístico empleado
Dialectalismo (si pertenece al habla propia de una región)

Jerga o argot (si forma parte del habla de un grupo social determinado, por clase, edad o
profesión)

Desde el punto de vista de la función:

Categorías léxicas, formada por la clase de palabras con referente que constituyen una
clase abierta en principio ampliable por cualquiera de los procesos de formación de
palabras.

Categorías funcionales, formada por las palabras con función puramente gramatical que
permiten especificar las relaciones entre los intervinientes en una predicación verbal.
Forman una clase cerrada.

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