Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La
Constitución
Nacional de
1992.
Derechos e Igualdad
Introducción
Durante la época de la dictadura en el Paraguay se transgredieron todos los derechos y las
libertades. Con el advenimiento de la democracia los Convencionales redactaron una
Constitución acorde a los tiempos que se estaba viviendo. En ese sentido, incluyeron no solo
las declaraciones fundamentales, sino además los derechos y los deberes que regirían el actuar
todo ciudadano paraguayo.
Entre los derechos incluidos encontramos la expresión de la personalidad, el de locomoción y
el derecho consuetudinario indígena. Entre las garantías consagradas se encuentran la igualdad
jurídica que se desglosa en: igualdad de los derechos del hombre y de la mujer, igualdad para
el acceso a las funciones públicas, la igualdad de los hijos, prohibiendo cualquier tipo de
calificación en cuanto a la filiación y la igualdad sin discriminación de raza, sexo, creencia, ni
ideas políticas.
En este trabajo de investigación se analiza brevemente cada uno de los derechos y garantías
consagrados en la Constitución Nacional.
3
DERECHOS E IGUALDAD
1. La Libertad de expresión y de prensa.
Nuestra actual Constitución Nacional (1992) consagra la libertad de expresión y de prensa al
disponer en su artículo 26 cuanto sigue:
Esta disposición constitucional se aplica a la expresión en cualquiera de sus formas, incluida la que se
difunde a través de Internet.
El ejercicio del derecho al libre desarrollo de la persona, al igual que los demás derechos, no es
absoluto, puede ser objeto de limitaciones y restricciones para armonizar el ejercicio del
derecho con los derechos de las demás personas.
4
Para garantizar la igualdad jurídica nuestra Constitución dispone en sus artículos 46 y 47 lo que
sigue:
En este aspecto, la historia nos relata que en la antigüedad mujer no tenía los mismos derechos
civiles, políticos, sociales o culturales que tenía el hombre. Incluso en algunos casos estos
pertenecían en exclusividad del hombre.
Sin embargo, con el correr del tiempo la mujer de haber estado totalmente sumisa a la voluntad
del hombre llega a la lucha para lograr la equiparación casi absoluta en materia de derechos.
La Constitución Nacional dispone al respecto:
5. Igualdad para el acceso a las funciones públicas no electivas sin más requisito que
la idoneidad.
Otra norma contenida en la Constitución Nacional que es consecuencia del principio de
igualdad ante la ley, es la norma referida en el artículo 47, que establece que el Estado
garantizará a todos los habitantes de la República del Paraguay la igualdad para el acceso a las
funciones públicas no electivas, sin más requisitos que la idoneidad. Como se sabe la idoneidad
significa la aptitud o la suficiencia para poder desempeñar el cargo, y en virtud de ello todos os
habitantes tienen que tener la misma posibilidad de acceder a los cargos públicos siempre que
poséanlas condiciones para el cargo.
Actualmente nuestra legislación prohíbe hacer distinción alguna sobre hijos matrimoniales o
extramatrimoniales. La ley prohíbe cualquier tipo de calificación sobre la filiación. Esto está
regulado en al artículo 53 de la Constitución Nacional, que dispone:
Todos los hijos son iguales ante la ley. Esta posibilitará la investigación de la paternidad.
Se prohíbe cualquier calificación sobre la filiación en los documentos personales.
Nuestra Constitución no admite las discriminaciones raciales, de acuerdo al artículo 88, que
más adelante se transcribe:
Artículo 88 - DE LA NO DISCRIMINACION
La libertad de locomoción consiste en el derecho que tiene todo individuo de vivir donde desee
y de trasladarse a donde le plazca. De acuerdo a esta libertad, cada individuo puede entrar,
permanecer, transitar y salir del territorio paraguayo sin restricción por parte de las autoridades
públicas. Este derecho está regulado en el artículo 41 de nuestra Constitución, que dispone:
7
Todo paraguayo tiene derecho a residir en su Patria. Los habitantes pueden transitar
libremente por el territorio nacional, cambiar de domicilio o de residencia, ausentarse de
la República o volver a ella y, de acuerdo con la ley, incorporar sus bienes al país o sacarlos
de él. Las migraciones serán reglamentadas por la ley, con observancia de estos derechos.
El ingreso de los extranjeros sin radicación definitiva en el país será regulado por la ley,
considerando los convenios internacionales sobre la materia.
Los extranjeros con radicación definitiva en el país no serán obligados a abandonarlo sino
en virtud de sentencia judicial.
De acuerdo con este mismo artículo la admisión y expulsión de extranjeros debe estar regulado
por una ley especial. En atención a ese párrafo el Congreso Nacional sancionó la Ley 978/96
de Migraciones que regula la migración de extranjeros y migración y repatriación de nacionales,
a los efectos de promover la corriente poblacional y de la fuerza de trabajo que el país requiere,
estableciendo la organización encargada de ejecutar la política migratoria nacional.
Así tenemos un capítulo entero (CAPITULO V) dedicado a regular los derechos de los pueblos
indígenas y grupos étnicos relativos a la identidad, la propiedad comunitaria, el derecho a la
participación en la vida económica, social, política y cultural del país, de acuerdo con sus usos
consuetudinarios y así como el derecho a la educación y a la asistencia en defensa a la regresión
demográfica, la depredación de su habitad, la contaminación ambiental, la explotación
económica y la alienación cultural.
CAPÍTULO V
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
Artículo 62 - DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y GRUPOS ÉTNICOS
Esta Constitución reconoce la existencia de los pueblos indígenas, definidos como grupos
de cultura anteriores a la formación y organización del Estado paraguayo.
Artículo 63 - DE LA IDENTIDAD ÉTNICA
Queda reconocido y garantizado el derecho de los pueblos indígenas a preservar y a
desarrollar su identidad étnica en el respectivo hábitat. Tienen derecho, asimismo, a
aplicar libremente sus sistemas de organización política, social, económica, cultural y
religiosa, al igual que la voluntaria sujeción a sus normas consuetudinarias para la
regulación de la convivencia interior siempre que ellas no atenten contra los derechos
fundamentales establecidos en esta Constitución. En los conflictos jurisdiccionales se
tendrá en cuenta el derecho consuetudinario indígena.
Artículo 64 - DE LA PROPIEDAD COMUNITARIA
Los pueblos indígenas tienen derecho a la propiedad comunitaria de la tierra, en extensión
y calidad suficientes para la conservación y el desarrollo de sus formas peculiares de vida.
El Estado les proveerá gratuitamente de estas tierras, las cuales serán inembargables,
indivisibles, intransferibles, imprescriptibles, no susceptibles, no susceptibles de
garantizar obligaciones contractuales ni de ser arrendadas; asimismo, estarán exentas de
tributo.
Se prohíbe la remoción o traslado de su hábitat sin el expreso consentimiento de los
mismos.
Artículo 65 - DEL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN
Se garantiza a los pueblos indígenas el derecho a participar en la vida económica, social,
política y cultural del país, de acuerdo con sus usos consuetudinarios, ésta Constitución y
las leyes nacionales.
Artículo 66 - DE LA EDUCACIÓN Y LA ASISTENCIA
El Estado respetará las peculiaridades culturales de los pueblos indígenas especialmente
en lo relativo a la educación formal. Se atenderá, además, a su defensa contra la regresión
demográfica, la depredación de su hábitat, la contaminación ambiental, la explotación
económica y la alienación cultural.
Artículo 67 - DE LA EXONERACIÓN
Los miembros de los pueblos indígenas están exonerados de prestar servicios sociales,
civiles o militares, así como de las cargas públicas que establezca la ley.
9
Conclusión
En 1992 los paraguayos consagran la norma jurídica fundamental que más extensamente recoge
y protege las garantías individuales, en su amplia acepción. En el largo acontecer de la historia
política paraguaya, y pese a las marchas y contramarchas que ha sufrido, puede decirse que el
Paraguay ha sido capaz de llegar a buen puerto en esta materia, por lo menos en términos de
derecho positivo, evidenciando así que la historia del derecho constitucional es también la de
la limitación del poder público. Probablemente se encuentre en esta necesidad de vincular
permanentemente la protección de las libertades clásicas con el desarrollo de la justicia social
donde más se evidencie la pobreza de nuestro constitucionalismo local, dominada por un
pensamiento conservador que no atina a enfrentar los grandes cambios que la democracia
contemporánea exige.