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ARTíCULO 315

Para disponer de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la
mujer. Empero, cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad, si tiene poder especial del otro.
Lo dispuesto en el párrafo anterior no rige para los actos de adquisición de bienes muebles, los
cuales pueden ser efectuados por cualquiera de los cónyuges. Tampoco rige en los casos
considerados en las leyes especiales.
CONCORDANCIAS:
C.C. arts. 290, 292, 303, 314, 327 Y ss.
R. 033-96-5UNARP arto 2
Comentario
Alex Plácido Vilcachagua
La presente norma se refiere a los actos de disposición que exceden la potestad doméstica, que
corresponde realizar conjuntamente a ambos consortes y que implica el ejercicio de una facultad
compartida por ambos consortes, de tal forma que se requiere la voluntad concorde de los
esposos como elemento constitutivo necesario para la validez de los actos. Se trata, pues, de
una coparticipación en la disposición de bienes sociales.

Por ello, este sistema requiere que ambos cónyuges puedan y quieran actuar de común
acuerdo, situación normal en el matrimonio. Siendo así, ofrece el inconveniente de la
imposibilidad o negativa de uno de los cónyuges para prestar su necesario consentimiento.
Consecuentemente, debe preverse legislativamente un mecanismo de solución a estas
situaciones. Nuestro Código Civil establece la regla de que corresponde, sobre los bienes
sociales, a ambos cónyuges practicar los actos de disposición que excedan de la potestad
doméstica. Sin embargo, no contempla expresamente una solución legislativa a los supuestos
en que uno de los cónyuges no pueda o no quiera intervenir. Estimamos que ella debe
encontrarse en el principio rector de la gestión de los bienes, cualquiera que sea el régimen
patrimonial en rigor: el interés familiar, el cual está implícito en nuestros ordenamientos por el
precepto constitucional de protección de la familia. A partir de ello, puede recurrirse al órgano
jurisdiccional para que autorice supletoriamente la realización del acto.
La imposibilidad de intervención de un cónyuge, que provoca la no atención de una necesidad
de vida, y la negativa injustificada del mismo, que constituye una omisión abusiva del derecho
de disposición del bien social, perjudican gravemente el interés familiar. Sostener la posición
prohibitiva, en el sentido de que si un cónyuge no puede o no quiere realizar el acto, éste nunca
se verificará, es contrariar el interés familiar. Descargado de
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Éste es el criterio que siguen legislaciones como la española así como la jurisprudencia
argentina. La primera establece, en los artículos 1376 y 1377 del Código Civil, el sistema de
autorización supletoria judicial tanto para actos de administración como de disposición a título
oneroso. La segunda, desarrolla la teoría para los actos de disposición a título oneroso.
Como queda dicho, la voluntad concorde de los cónyuges se requiere como elemento
constitutivo necesario para la validez del acto. Siendo así, el acto practicado sin intervención de
uno de ellos y, aun, sin la autorización supletoria judicial, es nulo por falta de manifestación de
voluntad: ésta se configura con la intervención de ambos cónyuges (artículo 219, inciso 1, del
Código Civil). Claro está que la nulidad no podrá ser alegada contra terceros que actuando de
buena fe y a título oneroso adquieran algún derecho de un cónyuge que en el Registro Público
aparece con facultades para otorgarlo (artículo 2014 del Código Civil).

"Por la naturaleza propia de la disposición contenida en el artículo 315 del Código Civil, la acción
para perseguir la nulidad de un acto jurídico celebrado por uno de los cónyuges sin la
intervención del otro, solo corresponde al cónyuge que no intervino o a sus herederos, acción
en la que se ventilará entre otras cuestiones, si el consentimiento tácito o expreso existió o no".
(Cas. N° 849-95-Lima, Sala Civil de la Corte Suprema, Hinostroza Minguez, Alberto,
Jurisprudencia Civil, tomo III, p. 25) Descargado de www.librosderechope.blogspot.com
"Para disponer de los bienes de la sociedad conyugal o gravarlos se requiere la intervención del
marido y de la mujer, empero cualquiera de ellos puede ejercitar la facultad si tiene poder
especial del otro".
(Exp. N° 675-92, Gaceta Jurídica N° 44, p. 27-C)
"Para la disposición de los bienes comunes se requiere necesariamente la participación de
ambos cónyuges, por consiguiente, el acto jurídico de compraventa celebrado sin uno de ellos,
adolece de nulidad".
(Res. del Octavo Juzgado Civil de Lima, Diálogo con la Jurisprudencia N° 3, p. 56)
"El artículo 315 del Código Civil exige la autorización expresa de ambos cónyuges para gravar
algún bien de la sociedad conyugal".
(Cas. N° 1245-96-Lima, El Peruano, 11/05/98, p. 980)
"Los bienes sociales de la sociedad de gananciales son de naturaleza autónoma con garantía
institucional, por cuanto sus normas son de orden público, sin que puedan modificarse por la
sola voluntad de los cónyuges. En consecuencia, no existe una situación de copropiedad sobre
ellos, es decir, los cónyuges no tienen derechos o acciones sobre tales bienes, hasta que se
produzca la liquidación de dicha sociedad. Por lo tanto, su disposición debe efectuarse por
ambos cónyuges, caso contrario el acto jurídico del que se tratase es nulo",
(Cas. N° 941-95, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 151)
"Por el carácter obligatorio del artículo 315 del Código Civil se impide que cualquiera de los
cónyuges pueda disponer de los bienes sociales sin la intervención del otro o sin poder especial
de éste".
(Cas. N° 513-96, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 151)
"El patrimonio conyugal es indiviso, pudiendo determinarse la copropiedad mediante sentencia
judicial únicamente".
(Cas. N° 963-96, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 151)
"La sociedad de gananciales es un ente jurídico autónomo, titular del derecho de propiedad
sobre los bienes sociales, no constituyendo un régimen de copropiedad. Por ello, para disponer
de dichos bienes se requiere el consentimiento de ambos cónyuges, no pudiendo haber
disposición por parte de uno de ellos de porcentajes de los bienes sociales, por cuanto no
existen alícuotas sobre las que cada cónyuge ejerza el derecho de propiedad".
(Cas. N° 837-97, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatorla, p. 151)
"La nulidad del acto jurídico de anticipo de legítima celebrado por el cónyuge a cuyo nombre se
hallaba inscrito un bien social, no perjudica el derecho de la persona que adquirió dicho bien del
beneficiado por el anticipo de legítima, cumpliendo con los requisitos contenidos en el artículo
2014 del Código Civil. Descargado de www.librosderechope.blogspot.com
La nulidad del acto jurídico de compraventa celebrado por el cónyuge a cuyo nombre se hallaba
inscrito un bien social, no perjudica el derecho de la persona que adquirió dicho bien del primer
comprador, cumpliendo con los requisitos contenidos en el artículo 2014 del Código Civil".
(Cas. N° 2273-97, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 152)
"Si bien la cónyuge recurrente, en el presente proceso sobre el otorgamiento de escritura pública
alega que no ha intervenido en la venta del bien que corresponde a la sociedad conyugal, resulta
que ella así como su cónyuge codemandado, han sido declarados rebeldes, lo que implica una
presunción relativa sobre la verdad de los hechos expuestos en la demanda; además, desde la
fecha de la suscripción del contrato, que da origen a la acción, a la fecha de la interposición de
la demanda, la mencionada cónyuge no ha cuestionado la validez del contrato mediante el cual
se transfiere el bien, lo que lleva al convencimiento de que dicha impugnante estuvo de acuerdo
con la transferencia del dominio, a que se contrae este proceso".
(Cas. N° 1034-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatorla, p. 152)
"Habiendo establecido las instancias de mérito, como un hecho probado, que en la respectiva
escritura pública de compraventa del referido bien, el cónyuge aparece como soltero,
habiéndose inscrito en tal condición la propiedad del inmueble en mención, en aplicación de la
norma contenida en el artículo 2022 del código sustantivo, la recurrente no puede oponer su
derecho de cónyuge al de los demandados. En consecuencia, para declarar aplicable la norma
contenida en el artículo 315 del Código Civil, tendría que haberse denunciado la aplicación
indebida de los artículos 2022 y 2012 del código acotado, puesto que su coexistencia no guarda
conexión lógica".
(Cas. Nº 1709-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatorla, p. 152)
"Los bienes sociales son de propiedad de la sociedad de gananciales, constituyendo un
patrimonio autónomo distinto del patrimonio de cada cónyuge, y por lo tanto no están sujetos a
un régimen de copropiedad, es decir, los cónyuges no son propietarios de alícuotas respecto a
los bienes sociales; por el/o es que, cuando se ejercita un acto de administración o de
disposición de un bien social, quien lo ejercita es la sociedad de gananciales e igualmente,
cuando acontece la liquidación de la sociedad de gananciales, quien transfiere las gananciales
a cada cónyuge es dicha sociedad y no se trata de una mutua transferencia de derechos entre
cónyuges".
(Cas. Nº 1895-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 152)
"El tercero que de buena fe adquiere un derecho real de hipoteca de quien aparece en el registro
como soltero, mantiene su adquisición, aunque después se acredite que éste se encontraba
casado y que el bien era de propiedad de la sociedad conyugal".
(Cas. Nº 2299-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 153) Descargado
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"Al constituir la sociedad de gananciales un patrimonio autónomo distinto a un régimen de
copropiedad, para realizar actos de disposición de los bienes sociales que la integran será
necesaria la voluntad coincidente de ambos cónyuges que constituye la voluntad de la sociedad
de gananciales".
(Cas. Nº 3109-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 153)
PLENO JURISDICCIONAL
PLENO JURISDICCIONAL 1998:
ACUERDO NQ 6: ACTOS DE DISPOSICIÓN UNILATERAL DE BIENES DE LA
SOCIEDAD DE GANANCIALES
6.1. ¿Qué consecuencias tiene la disposición unilateral de bienes en la sociedad conyugal?
CONSIDERANDO:
- Que, de conformidad con el artículo trescientos quince del Código Civil, para disponer bienes
sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la mujer, salvo que uno de el/os
dé poder al otro para ese efecto, por lo que están prohibidos los actos de disposición unilateral
de bienes inmuebles o los bienes muebles registrables sin intervención de ambos cónyuges.
- Que, si contraviniendo dicha norma se practicaran actos de disposición de bienes sociales por
uno sólo de los cónyuges, se incurriría en la causal de nulidad de acto jurídico prevista en el
artículo doscientos diecinueve inciso uno del Código Civil, por falta de manifestación de voluntad
de los titulares de dominio del bien y por ser contrario a las leyes que interesan al orden público
según artículo V del Título Preliminar del Código Civil.
- Que, asimismo, ninguno de los cónyuges puede disponer unilateralmente de
todo o parte de sus derechos y acciones considerados como cuota ideal, por cuanto el régimen
de la sociedad de gananciales es un régimen patrimonial de naturaleza autónoma que goza de
garantía institucional, y que por tanto no puede equipararse a una copropiedad o condominio.
EL PLENO: POR UNANIMIDAD ACUERDA:
Que, los actos de disposición unilateral de los bienes sociales, inmuebles o muebles registrables
o de derechos y acciones, que pueda hacer uno de los cónyuges sin la intervención del otro es
un acto jurídico nulo.
6.2. ¿Puede declararse la nulidad de un acto de disposición unilateral de un bien social dentro
de un proceso de divorcio?
CONSIDERANDO: Descargado de www.librosderechope.blogspot.com
- Que, en los procesos de divorcio en el que se ventilan acciones personalísimas sólo
intervienen los cónyuges y el Fiscal Provincial que representa los intereses de Tasociedad en
juicio, pues la disolución de un matrimonio no es un asunto privado que sólo atañe a los
cónyuges sino también a la sociedad.
- Que, la nulidad de un acto jurídico de disposición unilateral de un bien social efectuado por
uno de los cónyuges a favor de un tercero, no es una pretensión acumulable al proceso de
divorcio ni como accesoria ni como subordinada, en el que tampoco podría involucrarse a un
tercero, por lo que la demanda en ese sentido puede ser declarada improcedente según el
artículo cuatrocientos veintisiete del Código Procesal Civil.
- Que la nulidad del acto jurídico no puede declararse de oficio sin la intervención del tercero
adquiriente cuyo derecho de defensa no puede ser desconocido.

Nulidad

En ese sentido, la nulidad vendría a ser "aquella sanción civil que consiste en privar de efectos
jurídicos al negocio inadecuadamente conformado, o para proteger de ellos a las partes
intervinientes del negocio, a los terceros y a la sociedad en general cuando estos efectos
constituyen atentados contra los intereses de aquellos a quienes la ley protege" (LOHMANN).

Vvvvv

objeto física y jurídicamente posible, fin lícito y observancia de la formalidad prescrita bajo
sanción de nulidad.
El matrimonio como acto jurídico es, además, uno de los que importa el cumplimiento y
observancia de las mayores formalidades que el sistema ha creado para dotarlo de validez,
pudiendo dichas formalidades ser consideradas como de carácter ad solemnitatem, pues ello
se desprende de una interpretación sistemática de las normas contenidas en los artículos
144,248 ss. y 274 inc. 8) del Código Civil.
Si bien la Constitución declara la promoción del matrimonio (artículo 4, Const.) y, por
consiguiente, se estima que los trámites legales y administrativos deberían ser simples para
hacerlo posible, existe la consideración de que se trata de la creación de una de las relaciones
jurídicas de mayor importancia legal y social, supuestamente permanente; razón por la cual el
Código Civil no puede dejar de exigir ciertos requisitos mínimos de cumplimiento obligatorio por
los pretendientes cuya observancia puede llegar a ser engorrosa u onerosa, aun cuando en
casos extremos se permitan ciertas exoneraciones.
Los requisitos para la celebración del matrimonio civil, enunciados en el artículo bajo
comentario, tienen su inspiración en el Derecho Canónico, habiéndose seguido durante el
transcurso del tiempo las costumbres y formalidades que el matrimonio religioso obligaba a
cumplir.
Desde luego que la diferencia esencial respecto de épocas pasadas, y que constituye uno de
los cambios de mayor relevancia, tiene que ver con la autoridad ante quien se celebra el
matrimonio civil. Este acto, antiguamente, se celebraba ante el párroco o autoridad religiosa, y
actualmente se realiza ante una autoridad civil: el alcalde del distrito o provincia
correspondiente. En ese sentido, se ha afirmado que "las formas que

Litisconsorcioy nulidad

De otro lado, se ha vulnerado el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales previsto


en el inciso 5) del artículo 139º de la Constitución Política del Perú, concordante con el
artículo 50º, inciso 6), del Código Procesal Civil, ya que la cuestionada resolución Nº 19, de
fecha 24 de julio de 2006, contiene una motivación aparente, limitándose a reproducir el texto
del profesor argentino Hugo Alsina, sin siquiera realizar la cita respectiva y sin advertir que
su posición no es la recogida por nuestro Código Procesal Civil.

10. El Tribunal Constitucional ha señalado: “Según el artículo 139, inciso 5, de la


Constitución, toda resolución que emita una instancia jurisdiccional (mandato que no se
restringe a los órganos del Poder Judicial, sino también a toda entidad que resuelva
conflictos, incluido el Tribunal Constitucional) debe estar debidamente motivada. Ello
significa que debe quedar plenamente establecida a través de sus considerandos, la
ratio decidendi, por la que se llega a tal o cual conclusión. Pero una resolución (…) en que
no se precisan los hechos, el derecho y la conducta responsable, ni tampoco se encuentra
razón o explicación alguna de por qué se ha resuelto de tal o cual manera, no respeta las
garantías de la tutela procesal efectiva. La debida motivación debe estar presente en toda
resolución que se emita en un proceso. Este derecho implica que cualquier decisión cuente
con un razonamiento que no sea aparente o defectuoso, sino que exponga de manera clara,
lógica y jurídica los fundamentos de hecho y de derecho que la justifican, de manera tal que
los destinatarios, a partir de conocer las razones por las cuales se decidió en un sentido o
en otro, estén en la aptitud de realizar los actos necesarios para la defensa de su derecho.
El derecho a la motivación es un presupuesto fundamental para el adecuado y constitucional
ejercicio del derecho a la tutela procesal efectiva (STC Nº 6712-2005-HC/TC FJ 10).

Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que la Constitución
Política del Perú le confiere,

HA RESUELTO

Declarar FUNDADA la demanda de amparo y, en consecuencia, nulas las resoluciones Nº 25,


de fecha 23 de noviembre de 2006, y Nº 19, de fecha 24 de julio de 2006, expedidas por la
Sala Mixta Transitoria de la Corte Superior de Justicia del Callao.

Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
ÁLVAREZ MIRANDA
LITISCONSORCIO

ANEXO SEGUNDO
CAS. Nº 4526 – 2006 DEL SANTA
SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Demandantes: Victoria Cáceres Fayjoo


Demandados: Jorge Armando Monzón Villacorta
Empresa de Transportes: Flores Hermanos SRL.
Materia: Excepción de incompetencia y de transacción
Fecha de Res. : 04/06/2007
Fecha de publicación: 30/05/2008 (El Peruano), pp. 22068-22069
Pronunciamiento: Fundada la Casación
Base legal: Código Procesal Civil: artículos 26º, 98º, 102º

RESUMEN:
La incorporación al proceso del litisconsorte necesario pasivo no puede suponer que se vuelvan
a realizar todos los actos procesales con posterioridad a su incorporación si se tiene en cuenta
que la incorporación supone la continuación del proceso en la etapa que éste se encuentre. En
ese sentido, si su co-demandado consintió, antes de la incorporación del litisconsorte, la
prorroga tacita de competencia, éste no puede deducir la excepción de incompetencia. Si antes
de su incorporación se ha realizado el saneamiento procesal y actuado la audiencia de
Conciliación y Pruebas, sólo cabe ordenar una audiencia complementaria de pruebas que
ofrezca sin que esto signifique que se está limitando su derecho al contradictorio.

CAS. Nº 3762-MOQUEGUA.
Indemnización de Daños y Perjuicios.
Lima, Cuatro de junio del año dos mil siete.-

 LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPÚBLICA:
Vista la causa número tres mil setecientos sesentidós -dos mil seis, en audiencia pública de la
fecha, producida la votación correspondiente de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia:

 MATERIA DEL RECURSO:


Se trata del recurso de casación interpuesto por Victoria Cáceres Fayjoo a fojas cuatrocientos
cincuenta y siete contra la resolución de vista de fojas cuatrocientos treinta y ocho del once de
mayo del año dos mil seis expedida por la Sala Mixta Descentralizada de Ilo de la Corte Superior
de Justicia de Moquegua que revocando la resolución apelada de fojas trescientos ochentiséis,
del diecinueve de diciembre del año dos mil cinco que declara improcedente la excepción de
transacción deducida por el denunciado civil Jorge Armando Monzón Villacorta; refórmandola
declararon fundada la excepción de incompetencia propuesta por el litisconsorte y nulo todo lo
actuado y se dispuso el archivo de la causa; sin emitir pronunciamiento respecto a la excepción
de transacción;

 FUNDAMENTOS DEL RECURSO:


Esta Sala Suprema mediante resolución de fojas diecinueve del presente cuadernillo, del
dieciocho de diciembre del año dos mil seis, ha declarado procedente el recurso por la causal
de contravención de normas que garantizan el derecho a un debido proceso, prevista en el
inciso tercero del artículo trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil;

 CONSIDERANDO:

Primero: Como se ha señalado precedentemente se ha declarado procedente el recurso por la


causal del inciso tercero del artículo trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil, en base
al siguiente fundamento, de que la Sala indebidamente admitió la integración al proceso como
denunciado civil a Jorge Armando Monzón Villacorta después de haberse desarrollado la
Audiencia de Saneamiento, Conciliación y Adquisición de medios probatorios; y en este estado
admite la incompetencia declarándola fundada, relegando así su derecho a la presentación de
una nueva demanda ante el Juez Civil de la Provincia de Camaná de que su derecho estaría
prácticamente prescrito.

Segundo: A fin de verificar si en el caso de autos se ha contravenido las normas que garantizan
el derecho a un debido proceso es necesario señalar que:

1) Victoria Cáceres Fayjoo interpone demanda contra la Empresa de Transportes Flores


Hermanos Sociedad de Responsabilidad Limitada sobre Indemnización por Daños y
Perjuicios, a fin de que le pague la suma de doscientos nuevos soles, por los daños y
perjuicios causados a raíz de la muerte de su hijo Sergio Marcial Nina Cáceres
(pasajero) como consecuencia del accidente de tránsito ocurrido por dicha unidad
vehicular el diecinueve de mayo de dos mil, el cual se encontraba conducido por Jorge
Monzón Villacorta;

2) La empresa de Transportes Hermanos Sociedad de Responsabilidad Limitada contesta


la demanda;

3) Por resolución número cuarenta y nueve se declara rebelde a la Empresa Flores


Hermanos Sociedad de Responsabilidad Limitada y se declara saneado el proceso;

4) A fojas cincuenta y nueve corre el Acta de Audiencia de conciliación y a fojas setenta y


siete obra el acta de Audiencia de Pruebas.
A fojas ciento doce la Empresa de Transportes Flores Hermanos Sociedad de
Responsabilidad Limitada solicita se integre a la relación procesal en calidad de
litisconsorte necesario pasivo a Jorge Armando Monzón Villacorta;

5) Por resolución de fecha catorce de julio de dos mil tres se declaró improcedente el
pedido de integración;

6) Por resolución número dos del dos de diciembre de dos mil tres se declara nula e
insubsistente la resolución de fecha catorce de julio de de dos mil tres, que declara
improcedente el pedido de integración procesal en calidad de litisconsorte necesario
presentando por la empresa de Transportes Flores Hermanos Sociedad de
Responsabilidad Limitada, y dispone que el Juez emita nueva resolución;

7) Por resolución número setenta del ocho de enero de dos mil cuatro se tiene por
interpuesta la denuncia civil en consecuencia traslado a Jorge Armando Monzón
Villacorta, debiendo notificarle con la demanda,

8) Por resolución del nueve de junio de dos mil cinco se tiene por apersonado a Armando
Monzón Villacorta, por ofrecido sus medios probatorios y por deducidas las excepciones
y se señala fecha para la realización de una audiencia complementaria;

9) De las copias certificadas del expediente se advierte que la Empresa de Transportes


Flores Hermanos Sociedad de Responsabilidad Limitada y Jorge Armando Monzón
Villacorta deducieron ambos Excepción de Incompetencia, asimismo Jorge Armando
Monzón dedujo la excepción de transacción,

10) El Juez ha declarado improcedentes las excepciones deducidas, considerando que la


demandada empresa de Transportes Flores Hermanos Sociedad de Responsabilidad
Limitada al haber contestado la demanda se ha sometido tácitamente a la competencia
del Juzgado de conformidad con el artículo veintiséis del Código Procesal Civil(1);
asimismo se ha dispuesto mediante resolución superior la integración al proceso de
Jorge Armando Monzón Villacorta quien es patrocinado por el mismo abogado que la
empresa co-demandada, habiendo deducido la excepción de incompetencia, por lo que
dicha excepción no puede prosperar pues si el denunciado civil ha sido emplazado es
para determinar su obligación o responsabilidad en el derecho discutido pero no para
apartar el Juez del proceso;

11) El Colegiado Superior ha revocado la resolución apelada en el extremo que declara


improcedente la excepción de incompetencia propuesta por el litisconsorte Jorge
Armando Monzón Villacorta, y reformándola la declara fundada y respecto a la
excepción de transacción señala que no procede emitir pronunciamiento y en
consecuencia nulo todo lo actuado y dispusieron el archivo del proceso, considerando
que el juzgado no ha tomado en consideración las recomendaciones formuladas por
dicha Sala en anterior resolución de fecha diez de noviembre de dos mil cinco en cuanto
a motivar mediante un análisis de fondo respecto a la excepción de incompetencia
incompetencia propuesta por el litisconsorte; en el caso de autos la competencia del A-
quo ha sido observada por cuestiones de territorialidad, por lo que verificados los hechos
del cual deviene la pretensión en esta causa que es un accidente de tránsito ocurrido
en la localidad de Ocaña, correspondería por cuestiones de competencia territorial al
Juez Civil de la ciudad de Camaná.

Tercero: La contravención del derecho al debido proceso es sancionada ordinariamente por el


Juzgador con la nulidad procesal y se entiende por ésta aquel estado de anormalidad del acto
procesal, originado en la carencia de alguno de los elementos constitutivos, o en vicios
existentes
sobre ellos, que potencialmente lo coloca en situación de ser declarado judicialmente inválido.

Cuarto: La recurrente denuncia vía casación que la Sala indebidamente admitió la integración
al proceso como denunciado civil a Jorge Armando Monzón Villacorta después de haberse
desarrollado la Audiencia de Saneamiento, Conciliación y Adquisición de medios probatorios, y
en este estado admite la excepción de incompetencia declarándola fundada, relegando así su
derecho a la presentación de una nueva demanda ante el Juez Civil de la Provincia de Camaná
a sabiendas de que su derecho estaría prácticamente prescrito.

Quinto: El artículo ciento dos del Código Procesal Civil señala que el demandado que considere
que otra persona, además de él o en su lugar, tiene alguna obligación o responsabilidad en el
derecho discutido, debe denunciarlo indicando su nombre y domicilio, a fin de que se le notifique
del inicio del proceso; asimismo el artículo ciento tres del Código acotado, establece que si el
Juez considera procedente la denuncia, emplazará al denunciado con las formalidades
establecidas para la notificación de la demanda, concediéndole un plazo no mayor de diez días
para que intervenga en el proceso, el cual quedará suspendido desde que se admite la denuncia
hasta que se emplaza al denunciado. Una vez emplazado, el denunciado será considerado
como litisconsorte del denunciante y tendrá las mismas facultades que éste. La sentencia
resolverá, cuando fuera pertinente sobre la relación sustancial entre el denunciante y el
denunciado.

Sexto: De lo expuesto se puede colegir que si bien el Colegiado Superior consideró que al tratar
el presente proceso uno de indemnización por daños y perjuicios en contra de la Empresa de
Transportes Flores Sociedad de Responsabilidad Limitada se debía integrar a pedido de la
empresa demandada a la relación jurídica procesal en calidad de litisconsorte necesario pasivo
a don Jorge Armando Monzón Villacorta, por ser el conductor del vehículo de propiedad de la
empresa a quien se le atribuye haber realizado una mala maniobra, sin embargo no puede
considerar que tal incorporación supone que se vuelvan a realizar todos los actos procesales
con posterioridad a su incorporación porque según señala se limita su derecho al contradictorio,
si se tiene en cuenta que la incorporación supone la continuación del proceso en la etapa que
éste se encuentre, en el presente caso, al haberse saneado el proceso y llevado a cabo las
audiencias de Conciliación y Pruebas, sólo se debió ordenar una audiencia complementaria de
pruebas en el caso que se hubiera ofrecido medios probatorios conforme lo establece el artículo
noventiséis del Código Adjetivo.( 2)

Séptimo: Que, no obstante ello, amparó la excepción de incompetencia, sin tener en cuenta
que la Empresa Flores Hermanos Sociedad de Responsabilidad Limitada al haber contestado
la demanda y no deducido excepciones en la etapa correspondiente se había sometido
tácitamente a la competencia del Juzgado Mixto de Ilo, lo que es posible conforme lo prevé el
artículo ventiséis del Código Procesal Civil que señala ”se produce la prórroga tácita de la
competencia para el demandante por el hecho de interponer la demanda y para el demandado
por comparecer al proceso sin hacer reserva o dejar transcurrir el plazo sin cuestionar la
competencia.”
Octavo: En consecuencia, al configurarse la causal de contravención de normas que garantizan
el derecho a un debido proceso, debe procederse conforme a lo normado por el inciso primero
del artículo trescientos noventiséis, del Código Procesal Civil. Por estas consideraciones:
 DECLARARON

FUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas cuatrocientos cincuentisiete, por doña


Victoria Cáceres Fayjoo; en consecuencia, CASARON la resolución de vista de fojas
cuatrocientos treinta y ocho, del once de mayo del año de dos mil seis; y actuando en sede de
instancia: CONFIRMARON la resolución apelada de fojas trescientos ochentiséis del diecinueve
de diciembre
del año dos mil cinco que declara improcedente la excepción de incompetencia deducida por
Jorge
Armando Monzón Villacorta, ORDENARON que el Juez de la causa continúe con el trámite del
proceso; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano,
bajo responsabilidad; en los seguidos por Doña Victoria Cáceres Fayjoo contra la Empresa de
Transportes Flores Hermanos Sociedad de Responsabilidad Limitada, sobre Indemnización por
Daños y Perjuicios; y los devolvieron; Vocal Ponente señor Miranda Molina.-

S.S. TICONA POSTIGO, PALOMINO GARCIA, CASTAÑEDA SERRANO, MIRANDA MOLINA.

ANEXO TERCERO
Octubre 24, 2009
EXP. N.º 0961-2004-AA/TC
LA LIBERTAD
BENICIO BARTOLO
BLAS CARBAJAL

Octubre 24, 2009


EXP. N.º 0961-2004-AA/TC
LA LIBERTAD
BENICIO BARTOLO
BLAS CARBAJAL

RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Lima, 2 de julio de 2004


VISTO

El recurso extraordinario interpuesto por don Benicio Bartolo Blas Carbajal contra la resolución
de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, de fojas 136, su fecha
28 de octubre de 2003, que, revocando la apelada, declaró improcedente la acción de amparo
de autos; y,

ATENDIENDO

1. 1. Que el objeto de la demanda es que se deje sin efecto el despido arbitrario del cual fue
objeto el recurrente, ordenado por la Municipalidad Provincial de Sánchez Carrión, y que se lo
restituya en el puesto de trabajo que venía desempeñando hasta antes de producirse dicho acto
lesivo, así como que se le abonen las remuneraciones dejadas de percibir.
2. 2. Que en el proceso civil y, por extensión, en los procesos de acciones de garantía, rige el
denominado principio de “bilateridad o dualidad de partes”, el cual se manifiesta en dos posturas
antagónicas: la parte demandante y la parte demandada.

El proceso judicial surge de un conflicto intersubjetivo, y ello permite deducir la presencia de


dos partes enfrentadas.
Ahora bien, alredor de cada una de las partes –demandante y demandado- pueden situarse una
pluralidad de personas independientes jurídicamente entre sí; vale decir, en un proceso judicial
pueden existir varios demandantes o varios demandados autónomos, pero integrados por
ficción jurídica como parte.

Leonardo Prieto Castro y Ferrandis [Derecho Procesal Civil. Madrid: Tecnos, 1989, Pág. 82]
precisa que “la dualidad de partes no significa que sólo dos personas hayan de actuar como
tales en el proceso, una en la postura de actor y otra en la de demandado, sino que en cada
una de las posturas pueden figurar varios sujetos formando una parte única, pero compleja, y
entonces se habla de litisconsorcio”.

Valentín Cortés Domínguez y otros [Derecho Procesal Civil. Valencia: Tirant Lo Blanch, 1995,
Pág. 72] expone que “si bien el proceso [...] suele desarrollarse con el esquema de un sujeto en
cada una de las dos posiciones de parte [...] no resultan infrecuentes los supuestos en que una
o ambas posiciones están integradas por varios sujetos”.

4. 3. Que el vocablo litisconsorcio, que etimológicamente proviene de litis –litigio, conflicto-


, con –conjunto- y sors –suerte-, implica “la situación jurídica en que se hallan diversas personas
que actúan en juicio conjuntamente, como actores o demandados [...]” Véscovi Enrique, [Teoría
General del Proceso, Editorial Temis S.A., Bogotá, Colombia, 1999, Pág. 171].

El litisconsorcio es un instituto procesal que permite una acumulación subjetiva; es decir, la


presencia en el proceso de dos o más personas. Al respecto, el artículo 92° del Código Procesal
Civil señala que: “Hay litisconsorcio cuando dos o más personas litigan en forma conjunta como
demandantes o demandados, porque tienen una misma pretensión, sus pretensiones son
conexas o porque la sentencia a expedirse respecto de una pudiera afectar a la otra”.

5. Permite, entonces, la presencia de varias personas como partes que, por obligaciones
directas o intereses comunes, están unidas en una determinada posición y piden al órgano
jurisdiccional el pronunciamiento de una decisión lógica y jurídicamente unitaria.

Este conjunto de personas integradas en una misma posición constituye una parte procesal
única, aunque compleja.
6. Por ello, la doctrina considera que dicha figura se presenta cuando en una relación
procesal, ya sea en la parte demandante o en la parte demandada, o en ambas, aparecen varios
sujetos que, independientes jurídicamente unos de otros, son unificados procesalmente por
tener un interés común.

En un proceso litisconsorcional aparecen tantas pretensiones u oposiciones como sujetos


litisconsortes existan enfrentados. Como plantea Manuel De la Plaza [Derecho Procesal Civil
Español. Madrid. Ed. Revista de Derecho Privado. Volumen I, Pág. 294] el efecto principal del
litisconsorcio consiste en que todas las pretensiones se discuten en un mismo proceso y se
resuelven en una sola sentencia.

4. 4. Que, de acuerdo con posición de las partes, el litisconsorcio se clasifica en activo –cuando
existen varios demandantes–, pasivo –cuando existen varios demandados–, y mixto –cuando
existen varios demandantes y demandados–. Al momento de su formación se clasifica en
originario, cuando existe pluralidad de sujetos desde el inicio del proceso, y sucesivo, cuando
se produce durante el desenvolvimiento del proceso –sucesión procesal, integración de la litis
acumulación de procesos e intervención adhesiva litisconsorcial-. Por último, el litisconsorcio,
atendiendo a su fuente de origen, es facultativo cuando la pluralidad de sujetos obedece a
criterios de ocasionalidad o economía; y, por ende, surge por voluntad de las partes, y en modo
alguno por una exigencia legal; y será necesario cuando la presencia de una pluralidad de partes
en el proceso se imponga por la naturaleza de la propia pretensión discutida o por las
implicancias de la resolución judicial que ha de recaer en el proceso.

El artículo 93° del Código Procesal Civil establece que: “Cuando la decisión a recaer en el
proceso afecta de manera uniforme a todos los litisconsortes, sólo será expedida válidamente
si todos comparecen o son emplazados, según se trate de litisconsorcio activo o pasivo,
respectivamente, salvo disposición legal en contrario”.

Según Marianella Ledesma Narváez [Intervención de terceros en el proceso civil. Lima:


Cuadernos Jurisprudenciales/Gaceta Jurídica N.° 3, Set. 2001, Pág. 4], “la figura procesal del
litisconsorte necesario surge cuando la relación del derecho sustancial, sobre la cual debe
pronunciarse el juez, está integrada por una pluralidad de sujetos, bien sean activos o pasivos,
en forma tal que no es susceptible de escindirse en tantas relaciones aisladas como sujetos
activos o pasivos individualmente considerados existan, sino que se presenta como una, única
e indivisible fuente al conjunto de tales sujetos”.
Así, dada la naturaleza de la relación jurídica sustancial, los sujetos que litigan bajo la condición
de parte demandante o parte demandada están unidos de modo tal, que a todos les afectará el
sentido de la resolución a dictarse.

Para Lino Palacio [Derecho Procesal Civil, Tomo 3. Buenos Aires: AbeledoPerrot, Pág. 207],
“[...] el litisconsorcio necesario implica la existencia de una sola pretensión con pluralidad de
sujetos, eventualmente legitimados, y de que, por tanto, la sentencia definitiva debe tener un
contenido único para todos los litisconsortes [...].

5. 5. Que los litisconsortes son partes, en sentido estricto, de la relación jurídica procesal, a
diferencia del tercero, que “(...) es el sujeto procesal eventual no necesario para la prestación
de la prestación de la actividad jurisdiccional que, sin ser parte, tiene la “chance” de participar
en una relación procesal pendiente en la medida del interés jurídico que ostenta y a través del
instituto técnicamente denominado intervención de terceros” [Peyrano, Jorge, El Proceso
Atípico, Editorial Universidad S.R.L., Buenos Aires, Argentina, 1993, Pág. 82].

6. 6. Que del texto de la demanda interpuesta así como de la instrumental corriente a fojas 33,
se aprecia que el mismo demandante reconoce que el puesto de trabajo reclamado le ha sido
otorgado a don Juan Acevedo Cisneros, cuyos derechos podrían verse afectados de emitirse
un fallo estimatorio por parte del juzgador constitucional. En este caso nos encontramos frente
a la figura de un litisconsorte necesario, quien puede ser integrado de oficio a la relación jurídica
procesal, en aplicación supletoria de los artículos 93º y 95º del Código Procesal Civil.

7. 7. Que la finalidad de las nulidades procesales es asegurar la garantía constitucional de la


defensa en juicio. Con suma claridad, Hugo Alsina ilustra este propósito mediante la fórmula
“donde hay indefensión hay nulidad; si no hay indefensión no hay nulidad” [Maurino Alberto Luis,
Nulidades Procesales, Editorial Astrea, Buenos Aires, Argentina, 2001, página 37].

8. 8. Que al no haberse emplazado al litisconsorte necesario en ninguna de las instancias


judiciales, se ha incurrido en el quebrantamiento de forma previsto en el segundo párrafo del
artículo 42° de la Ley N.º 26435, Orgánica del Tribunal Constitucional, debiéndose enmendar
este vicio procesal de la forma pertinente.

Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confieren la


Constitución Política del Perú y su Ley Orgánica,
RESUELVE

Declarar nula la recurrida, insubsistente la apelada y nulo todo lo actuado desde fojas 76, a cuyo
estado se repone la causa para que se emplace con la demanda a don Juan Acevedo Cisneros,
y prosiga el proceso de acuerdo a ley.

SS.

ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GARCÍA TOMA

Vencimiento del plazo

EL DEBIDO PROCESO LEGAL Y EL DERECHO A LA DEBIDA MOTIVACIÓN


El derecho al debido proceso es un derecho fundamental de tipo continente o de estructura
compleja, el cual se encuentra conformado por un conjunto de derechos esenciales que impiden
que los derechos constitucionales de las personas sucumban ante la ausencia o insuficiencia
de un debido proceso o que los mismos se vean afectados por el actuar de un particular o del
Estado al hacer uso abusivo de estos.
El Tribunal Constitucional en las sentencias Exp. 6149-2006-PA/TC y 6662-2006-PA/TC
(acumulados) f.j 37, ha establecido que: el contenido constitucionalmente protegido del derecho
al debido proceso comprende una serie de garantías, formales y materiales, de muy distinta
naturaleza, cuyo cumplimiento efectivo garantiza que el procedimiento o proceso en el cual se
encuentre comprendida una persona, pueda considerarse como justo, en tal sentido, el juzgador
al momento de resolver un proceso, tiene el deber de observar de manera estricta las garantías
formales y materiales, sean de carácter constitucional, legal y/o administrativo, sobre las cuales
se emita un pronunciamiento decisorio, por ello es el TC quien reitera en la STC 3075-2006-
PA/TC; f.j. 4 que, debido proceso no solo responden a ingredientes formales o procedimentales,
sino que se manifiestan en elementos de connotación sustantiva o material, lo que supone que
su evaluación no solo repara en las reglas esenciales con las que se tramita un proceso (juez
natural, procedimiento preestablecido, derecho de defensa, motivación resolutoria, instancia
plural, cosa juzgada) sino también, y con mayor rigor, se orienta a la preservación de los
estándares o criterios de justicia sustentables de toda decisión (juicio de razonabilidad, juicio de
proporcionalidad, interdicción de la arbitrariedad, etc.).
En ese contexto, es donde nace el marco conceptual de la protección del derecho a la debida
motivación de toda resolución sea o no judicial, como pieza integrante de los principios y
garantías constitucionales consagradas en el Art. 139º de la Constitución Política del Perú.

III. EL DERECHO A LA DEBIDA MOTIVACIÓN COMO PRINCIPIO JURISDICCIONAL


El derecho a la debida motivación constituye no solo un derecho fundamental que pueda ser
alegado por el justiciable a efectos de poder recibir del órgano jurisdiccional una respuesta
suficiente y objetiva sobre la base de la expedición de una resolución que recoja los alegatos
expuestos por las partes procesales y que sobre ello se vierta un razonamiento objetivo, sino
también propiamente una obligación del juez, que legitime su función jurisdiccional tal y como
lo manifiesta Von Jhering (1): l’obbligo del giudice di esporre la motivazione della sentenza
representa per il diritto civile una forma incomparabilmente piú oportuna per legittimare le loro
azioni; infatti essa costringe il giudice a giustificare oggettivamente la propia sentenza, senza
per questo costringerlo ad attenersi al contenuto inmediato della legge.
1 (NdR: “La obligación del juez para explicar la motivación de la sentencia representa para el
derecho civil una forma incomparablemente más oportuna para legitimar su actuar; de hecho,
ésta obliga al juez a justificar objetivamente su propia sentencia, sin que por ello obligarlo a
adherirse al contenido inmediato de la ley”) En: VON JHERING, Rudolf.-
Lo Scopo nel Diritto, Einaudi Editore, Torino 1972, p 281.

Efectivamente, el derecho a la debida motivación también implica que funja como un principio
de la función jurisdiccional a efectos de poder concretizar otro tipo de derechos fundamentales
o principios, llámese por ejemplo, la observancia del principio de imparcialidad, congruencia
procesal, valoración probatoria, derecho de defensa, entre otros, hecho el cual configura la
doble observancia de la naturaleza jurídica de todo derecho fundamental.
Ahora bien, según lo afirmado por Taruffo (2), antiguamente se desprendía que el tema de la
motivación era uno que pasaba primigeniamente por el hecho de valorar una prueba así como
realizar un juicio sobre los hechos; sin embargo, y al igual que el destacado profesor,
consideramos insubsistente esta postura por cuanto el fenómeno de la motivación es un hecho
más complejo que parten propiamente de no solo valorar una prueba sino ver el razonamiento
que empleará el magistrado tanto en la observación de los hechos puestos en su despacho en
la litis de los justiciables, como también el hecho de saber bien qué tipo de derecho aplicar al
caso, a fin de poder resolver de una manera justa dicho proceso. Comúnmente se utilizaba al
silogismo para poder solucionar los conflictos entre personas, así pues, el juzgador colocaba el
supuesto sobre la premisa mayor (que era la ley), la premisa menor era el supuesto narrado de
conflicto de intereses y la conclusión no podía ser otra que la decisión final, el cual obviamente
es la que mandaba la ley, métodos los que simplemente han sido considerados como
insuficientes a efectos de determinar a una resolución como debidamente motivada.
Efectivamente, la puesta en vigencia del derecho a la debida motivación implica no solo que se
pueda obtener una respuesta coherente del órgano jurisdiccional, en este caso en la emisión
de una resolución judicial que ponga fin al proceso por parte de la Corte Superior de Justicia,
sino que a su vez, se pueda concretar otros derechos fundamentales que forman parte de la
función jurisdiccional (3) y es que, si una resolución judicial adolece de un debida motivación es
claro que la afectación constitucional no solamente quedará en la conculcación de dicho
derecho, sino que se irrogará a los demás principios y derechos fundamentales de nuestro
ordenamiento jurídico, como puede ser el derecho a ser juzgado por un magistrado imparcial e
independiente, pues en tanto no se obtenga de él una respuesta debidamente motivada como
claro manifiesto de la función jurisdiccional, tal y como lo señala De La Monica ragioni che
sostengono la sua convinzione nonostante L’obbligo di motivazione dei provvedimenti
giurisdizionali come l’’espressione tipica della funzione del giudicare (4), serán fácilmente
cuestionables dichas decisiones, en la medida que no puedan expresarse coherentemente las
razones objetivas de su convicción, evidenciándose así prima facie, su falta de parcialidad.
Lo descrito en el párrafo anterior evidencia claramente la procedencia de un recurso de casación
por infracción normativa constitucional y es que, en la medida que se vulnere al derecho a la
debida motivación, tal y como expresamente se encuentra descrita en el Inc. 4 de 2 Art. 429º
del nuevo Código Procesal Penal, es claro que también va a poder ser vulnerado otro tipo de
garantías constitucionales, sea de orden material o procesal (derecho de defensa, derecho a
probar, juez imparcial, entre otros), que implique que también sea factible la interposición de
dicho recurso de casación bajo dichas premisas causales.

IV. EL CONCEPTO DE LA DEBIDA MOTIVACIÓN


El derecho a la debida motivación implica que toda persona pueda obtener del órgano
jurisdiccional una respuesta pensante, coherente, racionable, razonable y objetiva, no se busca
por tanto la perfección en la respuesta dada o la infalibilidad de la misma, sino simplemente se
busca que la respuesta dada por la administración de justicia sea una respaldada con
argumentos suficientemente coherentes (no importando la cantidad de los mismos) que
permitan al justiciable la obtención de una respuesta razonada, la cual no necesariamente
pueda ser semejante a sus intereses o perspectivas, y es que el juez debe actuar sin ningún
tipo de arbitrariedad basándose únicamente en la dación de un argumento racional (5).
Así pues, la debida motivación implicará que el magistrado deba “justificar sus decisiones” de
manera razonada y coherente a efectos que las mismas no puedan ser tomadas como
arbitrarias. Efectivamente, el simple hecho de ostentar el poder resolver un conflicto de intereses
no le permite impartir justicia sin que justifique las decisiones que sustenta su fallo, labor la que
además de convertirse en una alta responsabilidad del magistrado, se evidencia que la misma
deba de ir mejorándose con el transcurso del tiempo, con miras a que siempre la misma pueda
ser pasible del control público, tal y como así lo sustenta Arnio in such a situation the judge has
the responsibility of seeing that the expectation of legal certainty is realized or at least sufficiently
satisfied (6).

V. EL DEBER DE LA MOTIVACIÓN Y SUS FUNCIONES


El deber de la motivación no implica realizar una exposición literal de los hechos acontecidos
y/o consecuentemente subsumirlos en la norma legal que pueda servir para resolver el caso
planteado, sino que será necesario primigeniamente entender los hechos expuestos, hacer un
correcto correlato de los mismos, evidenciar una valoración adecuada de ellos –de los medios
probatorios- que sustenten las afirmaciones vertidas, así como de la pertinencia y
constitucionalidad de la norma invocada para resolver el caso.
Así, el deber de la motivación implicará que el razonamiento deba ser coherente, suficiente y
congruente de modo que la respuesta brindada satisfaga no necesariamente a la persona que
solicita tutela jurisdiccional efectiva, sino a toda la sociedad y es que el juzgador no está
absolutamente obligado a darle la razón a un justiciable sobre lo que es materia de petitum,
pero sí se encuentra forzado a indicarle las razones de su sin razón (7).
Es así que el deber de la motivación cumple esa doble función endoprocesal y extraprocesal
(8), pues además de sustentar el fallo emitido de manera suficiente, congruente, razonada y
proporcionada, permite que la sociedad pueda conocer las razones fundadas del magistrado
para arribar a la decisión de su fallo, esto es, se constituye en un parámetro de legitimación
interna o jurídica como de la legitimación externa hacia la sociedad, de la función judicial (9).
En tal sentido, se debe tomar en consideración que la exigencia de la motivación de una
resolución judicial implicará que, además que se obtenga una respuesta razonada por parte del
órgano jurisdiccional, que se configure el respeto de los demás principios de la función
jurisdiccional, principalmente, se legitime el actuar del juzgador y es que sólo en la medida que
se pueda obtener una respuesta razonada que dé pie a la configuración de otros principios de
la función jurisdiccional, se podrá afirmar que la actuación del juzgador es legítima sobre el
cargo, como diría Iacoviello (10) per la quale la societa ha dato il potere di risolvere i conflitti di
interesse e ruotare far rispettare la legge e il rispetto dei diritti fondamentali, esto es, imparta
jurisdicción en todo el contexto su acepción, caso contrario y de no obtenerse una respuesta
razonada, es clara que la actuación del juzgador no habrá sido emitida en ejercicio legítimo de
su función jurisdiccional.
VI. LA VULNERACIÓN AL DEBER DE LA MOTIVACIÓN DE LA RESOLUCIÓN JUDICIAL
COMO CAUSAL DE PROCEDENCIA DE UN RECURSO DE CASACIÓN
Debemos en principio tomar en consideración que el Inc. 1 del Artículo 429 del nuevo Código
Procesal Constitucional dispone como causal para interponer un recurso de casación, “si la
sentencia o auto han sido expedidos con inobservancia de alguna de las garantías
constitucionales de carácter procesal o material, o con una indebida o errona aplicación de
dichas garantías”; aquel supuesto implica que cualquiera de las garantías constitucionales
descritas en nuestra suprema ley, ya sea de orden material o procesal, podrán ser alegadas
como causal de procedencia de un recurso de casación, cuando las mismas hayan sido
inobservadas, desconocidas, mal aplicadas o vulneradas por parte de alguna Sala de la Corte
Superior Justicia.
Lo dispuesto en el párrafo anterior implica que, cualquiera de las garantías constitucionales
descritas así en la Carta Magna (que forman parte integrante del derecho continente a un debido
proceso) y que puedan ser vulneradas, inobservadas o aplicadas erróneamente, den cabida a
la interposición de un recurso de casación, es decir, el legislador deja abierta una gran puerta
al justiciable a fin de poder sustentar su recurso de casación no solo sobre las bases de los
principios jurisdiccionales descritos en el Art. 139º de la Constitución Política, las cuales son de
índoles estrictamente procesal, sino también, de todas aquellas garantías “materiales” que
también se encuentren en la Constitución o amparadas bajo el principio de la dignidad humana
conforme al Art. 3º de la Norma Normarum.
Ahora bien, el Inc. 4 del Art. 429º del nuevo Código Procesal Penal señala como causal de
procedencia de un recurso de casación “si la sentencia o auto ha sido expedido con falta o
manifiesta ilogicidad de la motivación, cuando el vicio resulte de su propio tenor”, lo que implica
entender que el legislador ha optado por reforzar la observancia del deber de la debida
motivación como causal de procedencia de un recurso de casación.
Si bien, en nuestra consideración prima facie, dicha causal de procedencia del recurso de
casación en sede penal se encontraría por demás así descrita, en la medida que ya el Inc. 1 del
Art. 429º del referido código adjetivo faculta la interposición del recurso de casación en sede
penal por infracción a cualquier garantía constitucional, sea de índole procesal o material (como
puede ser así considerada en la sentencia del Tribunal Constitucional Exp. 3179-2004 AA/TC
Caso Apolonía Ccollcca); opinamos que su inserción en dicho disposición legal se debe a que
el legislador ha querido hacer precisión sobre aquella, evidenciando así la necesidad e
importancia sobremanera que, por lo menos, toda resolución judicial aspire a obtener un fallo
justo mediante la aplicación de una debida motivación.
En ese sentido y vista la importancia en cuanto a la observancia de dicha garantía constitucional
es más que necesario determinar el contenido esencial de dicha garantía constitucional a fin
que, cualquier alegato referido a la vulneración al derecho a la debida motivación no implique
que la Corte Suprema asuma una sede de instancia y de cabida al reexamen total de lo realizado
por la Corte Superior.

VIII. EL CONTENIDO ESENCIAL DEL DERECHO A LA DEBIDA MOTIVACIÓN


Todo justiciable merece saber las razones por las cuales se ampara o desestima su pretensión
planteada, se absuelve o condena a un imputado, aquello es la obligación que finalmente tiene
el magistrado de conformidad con lo dispuesto en el Art. 139 Inc. 5 de la Constitución Política,
esto es, el deber de motivar sus resoluciones judiciales, sin embargo, dicho deber no podrá ser
considerado como cumplido con la mera emisión del razonamiento que lo llevó a determinar
dicha decisión, incluso, la justificación que tenga sobre la base del razonamiento empleado
tampoco será suficiente a efectos que pueda ser considerada dicha resolución como una
resolución debidamente motivada y es que, para ser considerada como tal se requerirá, además
de ello, que dicha argumentación jurídica sea una coherente, racional, razonable, suficiente,
congruente, y especializada (dependiendo el caso en concreto) a fin de poder catalogar que la
función del juzgador ha sido cumplida conforme al marco constitucional antes descrito.
Y es que el deber de la motivación ha pasado por el simple hecho que en una resolución judicial
se evidencie las razones por las cuales se resuelve una determinada litis, sino que además,
deba evidenciar una correcta argumentación jurídica.
El Tribunal Constitucional del Perú ha sido claro en ello, así pues, desde los casos
Valle Molina Exp. 3946-2006 AA/TC y Giuliana Llamoja 728-2008 HC/TC ha establecido y fijado
el contenido esencial del derecho a la debida motivación y que si bien, según la doctrina
jurisprudencial del Tribunal Constitucional los mismos servirán como sustento de procedencia
de una demanda amparo contra una resolución judicial, consideramos también que el mismo
contenido esencial sirva de parámetro de observancia por parte del juzgador de la Corte
Suprema a fin de poder determinar la admisión y procedencia del recurso de casación en sede
penal, cuando se acredite la vulneración, inobservancia o errónea aplicación de dicha garantía
constitucional, tal y como es así descrito en el considerando 7 del Exp. 728-2008 HC/TC:
En ese contexto y tal como se puede desprender, el Tribunal Constitucional del Perú ha
dispuesto que son siete (7) las consideraciones sobre las cuales deba estar inmerso el
contenido esencial del derecho fundamental protegido, siendo esta la Inexistencia de motivación
o motivación aparente, la Falta de motivación interna del razonamiento, la Deficiencias en la
motivación externa; justificación de las premisas, la motivación insuficiente, la motivación
sustancialmente incongruente y las motivaciones cualificadas.
8.1. El primer supuesto de vulneración a la debida motivación según la STC. 728-2008
HC/TC “a) Inexistencia de motivación o motivación aparente”
El primero de ellos se encuentra referido a la “inexistencia de motivación o motivación aparente”,
así, la afectación del derecho a la debida motivación se dará cuando no se exponga razón o
justificación alguna del fallo arribado, o que dados estas, igual imposibiliten justificar la decisión
tomada por el juzgador, o cuando se pretenda dar formal cumplimiento a dicha obligación
constitucional, llámese mediante la cita de copiosa jurisprudencia o de doctrina que pueda o no
estar referida al tema, sin proceder al análisis correspondiente de lo argumentado por las partes,
es así en dichos supuestos, donde simplemente se determinará que la decisión tomada proviene
del criterio subjetivo, arbitrario y sin justificación alguna del juzgador, que implica que el mismo
pueda ser considerado solo como aparente.
No obstante a lo señalado, es pertinente afirmar que la causal dada por el Tribunal no evidencia
mayores rasgos de identificación de la “inexistencia de motivación o motivación aparente”, esto
es, no identifica cuáles serían los indicios que hagan aparente una motivación, no siendo así
este estándar uno de tipo de más exigente.
8.2. El segundo supuesto de vulneración a la debida motivación según la STC. 728-2008
HC/TC, “b) Falta de motivación interna del razonamiento”
El segundo de los supuestos descritos por el Tribunal Constitucional está referido a la “falta de
motivación interna del razonamiento”, aquí el Tribunal Constitucional dispone que dicha causal
podrá ser considerada bajo el espectro de una doble dimensión, esto es, cuando exista invalidez
de una inferencia a partir de las premisas establecidas por el juzgador o cuando exista
incoherencia narrativa, por el primero se puede entender el denominado silogismo jurídico así,
si el supuesto determinado por el juzgador engarza de manera perfecta en el supuesto descrito
en la normatividad legal, el magistrado se encontrará obligado a resolver conforme las
consecuencias jurídicas expuestas en dicha disposición legal, caso contrario, pese a obtenerse
los mismos presupuestos dispuesto en la norma y no resuelva conforme a lo dispuesto en ella,
quedará evidenciado la invalidez de la inferencia a partir de las premisas obtenidas del caso.
Por otro lado, en cuanto a la incoherencia narrativa, se presentará cuando la narración de las
razones y justificación de los hechos expuestos, en comparación con la decisión arribada,
evidencien una falta de conexión lógica, esto es, se demuestre un discurso confuso que impida
transmitir de modo coherente las razones por las cuales justifica el fallo obtenido, tal y como es
así entendido por Taruffo al señalar que: un estándar muy importante, se refiere al contenido
inclusivo de la motivación, y que tiene que ver con la necesaria presencia tanto de la justificación
interna de la decisión como de la justificación externa de la misma. Es sabido, y no es necesario
insistir sobre este punto, que la justificación interna de la decisión es aquella que resulta de la
conexión (que frecuentemente asume una estructura de subsunción) entre la premisa de
derecho y al premisa de hecho, de la cual se desprende lógicamente la decisión final. Esta está
justificada si las dos premisas están conectadas entre sí de manera coherente y si su
combinación – que tendencialmente tiene una forma deductiva – conduce efectivamente a tal
decisión. Ésta en efecto, se configura como una consecuencia racional de la combinación de
las premisas y aparece justificada por dicha combinación (11).
8.3. El tercer supuesto de vulneración a la debida motivación según la STC. 728-2008 HC/
TC; “c) Deficiencias en la motivación externa; justificación de las premisas”
El tercer supuesto descrito por el Tribunal Constitucional está relacionado a la “deficiencia de la
motivación externa”, la cual implica que las premisas obtenidas por el juzgador no han sido
debidamente confrontadas con la realidad, a efectos de poder darle validez jurídica o fáctica
para el caso, tal y como es así entendido por Taruffo al señalar que: es también conocido el
hecho de que la justificación externa tiene que ver con las razones por las que la premisa de
derecho y la premisa de hecho han sido formuladas de un modo determinado. En otras palabras,
se trata, por un lado, de las argumentaciones con base en las cuales el juez justifica la elección
de una norma, y de una determinada interpretación de la misma, como regla jurídica de decisión
del caso, y por otro lado, de las argumentaciones con base en las que el juez presenta como
justificada una determinada reconstrucción de los hechos relevantes de la controversia (12).
En ese sentido, la motivación externa será entendida como la justificación de las premisas así,
prima facie, podremos señalar que una motivación es suficiente solo si es que cuenta razones
que son adicionales a la justificación interna, es decir, deberá de adicionarse una
fundamentación adicional de la justificación interna que implica un análisis lógico del
razonamiento, por ejemplo, cuando las premisas normativas o fácticas no han sido corroboradas
en cuanto a la validez de su determinación, en el caso de una premisa normativa, podría ser el
caso que el magistrado disponga la aplicación de una norma que es inconstitucional, o en el
caso de una premisa fáctica, cuando el supuesto fáctico descrito sea uno falso de conformidad
con lo desarrollado en el proceso.
Consideramos que en la medida que el juzgador invoque o no una norma para resolver el caso
planteado se deberá de requerir una justificación externa, esto es, para blindar el razonamiento
o fortalecer las premisas lo que supone darle consistencia al razonamiento así, el razonamiento
no solo exige ser coherente sino consistente y la consistencia supone justificar las premisas.
8.4. El cuarto supuesto de vulneración a la debida motivación según la STC. 728-2008
HC/TC; “d) La motivación insuficiente”
En cuanto al cuarto considerando dispuesto por el Tribunal Constitucional sobre, la “motivación
insuficiente”, el Supremo Interprete de la Constitución ha señalado que es aquella por la cual el
juzgador no ha brindado las razones mínimas que justifiquen la decisión tomada o que
habiéndolas dado, atendiendo a las circunstancias concretas del caso, evidencien la necesidad
de haber obtenido un razonamiento más justificativo de la decisión arribada.
8.5. El quinto supuesto de vulneración a la debida motivación según la STC. 728-2008
HC/TC; “e) La motivación sustancialmente incongruente”
La quinta causal descrita por el Tribunal Constitucional se encuentra referida a la “motivación
sustancialmente incongruente”; esta “obligación de no hacer” implica que todos los magistrados
al momento de resolver un determinado conflicto de intereses o petición de tutela de un
determinado derecho, sea o no fundamental, deba ser resuelto conforme a los términos
planteados por las partes, dándose así respuesta a las pretensiones formuladas, por ende,
impidiéndose así al juzgador resolver el caso planteado sobre la base de premisas que no
puedan ser extraídas del caso evidenciado, o que a su vez, no se brinde respuesta alguna a las
alegaciones expuestas por las partes, salvo justificación escrita de ella.
8.6. El sexto supuesto de vulneración a la debida motivación según la STC. 728-2008 HC/
TC; “f) Motivaciones cualificadas”
Por último, el Tribunal Constitucional establece la sexta causal de afectación a la debida
motivación denominándola “motivación cualificada” la cual identifica el deber especial de los
juzgadores de establecer mayor celo en la argumentación jurídica que se brinde a las partes
cuando se tenga conocimiento, o sea previsible que la misión de la resolución limite un derecho
fundamental de alguna de las partes, evidenciándose así la aplicación de la ponderación o del
principio de proporcionalidad. Así, la configuración de cualquiera de las causales antes
señaladas implicará, a criterio del Tribunal Constitucional, la afectación del derecho a la debida
motivación.

IX EL ESTABLECIMIENTO DE UN ESTÁNDAR DE LA DEBIDA MOTIVACIÓN SEGÚN EL


CRITERIO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL A TRAVÉS DEL CASO LLAMOJA
Conforme al desarrollo jurisprudencial antes señalado se tiene que la motivación, según el
criterio del Tribunal Constitucional, implicó en principio explicar “el inter mental” del juzgador y
explicar así cómo se arribó a la decisión tomada, luego se evidenció que el deber de la
motivación implicaba justiciar lo razonado, esto es, racionalizar el razonamiento de la mejor
manera (justificar al razonamiento expuesto), para finalmente crear un “estándar” de
entendimiento del derecho a la debida motivación, esto es, formalizar el razonamiento del
juzgador.

Así pues, el Tribunal Constitucional trata de brindar un tipo de “estándar” en el entendimiento


de la afectación del derecho a la debida motivación, tal y como fue brindado en la STC 01211-
2006 AA/TC fundamento 24, al establecer un “estándar” de cómo identificar a una resolución
como posible vulneradora del principio de igualdad (13), esto es, saber bajo qué criterios existe
un caso de discriminación al momento de la expedición de una resolución sea o no judicial,
Ahora bien, sobre la base de lo expuesto, es pertinente preguntarse si la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional del Perú, efectivamente, ha podido brindar un tipo de “estándar” ideal
que permita, tanto para el justiciable como para el operador de justicia, identificar fácilmente la
afectación del derecho a la debida motivación, o si por el contrario, solo ha brindado causales
de afectación del citado derecho fundamental.
Un “estándar”, en principio, no es una regla, por tanto la misma no puede ser dictada con
incólume precisión, sino por el contrario, estandarizar algo implicará reglamentarlo y brindar así
una suerte de reglas de juego que el juzgador deba de seguir al momento de emitir un fallo
jurisdiccional, con ello no se debe entender que se atente o que se deje sin efecto la
discrecionalidad jurisdiccional del juzgador de administrar justicia en nombre de la nación, sino
de establecer cánones a seguir para evitar así la vulneración de este derecho fundamental que
origina innumerables cantidad de casaciones, incluso de “habeas corpus” sobre la afectación a
la debida motivación.
Efectivamente, el Tribunal Constitucional no podría enunciar jamás que la motivación consiste
específicamente en enunciar seis o más supuesto o causales de afectación, no obstante, sí
podría establecer un tipo de estándar a seguir para no conllevar a su conculcación o identificar
su vulneración, tanto para su propia observancia, como para el resto de los órganos
jurisdiccionales, tal y como lo fue emitido al momento del desarrollo del principio de
proporcionalidad.
El Caso Llamoja pretende convertirse en “estándar” de observancia desde el 2008, sin embargo
a nuestro criterio, luego de más de 6 años de su puesta en vigencia, no se ha convertido en un
buen “estándar” en la medida que si bien se identifican la afectación del derecho fundamental a
la debida motivación, no se establece la manera cómo el justiciable pueda exigir por parte de la
autoridad jurisdiccional una debida motivación y en qué casos si esta no se cumpla, se pueda
recurrir por ante el órgano jurisdiccional constitucional a efectos de evidenciar “fácilmente”, ante
aquel, la vulneración a dicho derecho quien pueda, a su vez, observar su manifiesta vulneración.
Efectivamente, un buen estándar implica que, por lo menos, los destinatarios de aquel puedan
seguirlo con cierta regularidad, tal y como fue así dado con la aplicación del principio de igualdad
y de proporcionalidad.
13 El Tribunal Constitucional ha determinado los presupuestos básicos que determinan cuando
una resolución judicial puede ser vulneradora del principio de igualdad así, partiendo de un
tertium compartione valido entre la resolución que se cuestiona y la resolución con la que se
contrasta, se pueda demostrar que existe un tratamiento diferenciado, determinándose así los
siguientes supuestos: “a) identidad del órgano judicial que resolvió el caso; b) que el órgano
judicial tenga una composición semejante; c) que los supuestos de hecho sean sustancialmente
iguales d)se haya producido una disparidad en la respuesta jurisdiccional; y, e) no exista una
motivación del cambio de criterio”.
Como se puede observar del desarrollo jurisprudencial del derecho a la debida motivación,
analizado así por el Tribunal Constitucional, se evidencia un estudio paulatino del mismo, no
solo en el ámbito judicial, sino también en el ámbito administrativo y penal, diferenciándolo así
del simple silogismo para luego dotarle de contenido al punto de establecer un tipo de “estándar
del contenido constitucionalmente protegido de la debida motivación” expedido en la sentencia
Llamoja, para luego ir resolviendo los diversos tipos de petición de tutela procesal efectiva, en
base a lo descritos en su propia jurisprudencia constitucional, no habiéndose generado un
mayor estudio jurisprudencial (o significativo) de dicho derecho fundamental posterior a la
expedición del caso Llamoja.
Así pues, la propuesta que en líneas siguientes será desarrollada, obedece a la necesidad de
cambiar la concepción del derecho a la debida motivación para así concebirlo no solo en la
teoría como un “deber ser”, sino también ejemplificar aquello en la práctica, para concebirlo
como un criterio más fácil de manejar, identificar y exigir al juzgador de realizar y es que no se
puede llegar a una recta administración de justicia, que dé pie a la emisión de resoluciones
razonables, sino se establece un canon o criterios identificatorios de la emisión de una
resolución judicial, con mayor relevancia en la emisión de una sentencia, para así poder dar por
cumplido el deber de la debida motivación.
9.1 Motivación carente de coherencia lingüística
El desarrollo de la argumentación jurídica, vertida por el juzgador, debe poder ser cabalmente
comprendida por las partes procesales. Así, en caso de confusión o de difícil entendimiento de
la resolución judicial, se podrá afirmar la existencia de una falta de coherencia lingüística.
9.2 Deficiencia en la motivación lógica
No debe de existir contradicción entre los hechos probados, así como en el razonamiento
expuesto en la ratio decidendi y lo resuelto finalmente por el juzgador.
9.3 Motivación con infracción normativa
Será aquella cuando a) el juzgador utiliza antinomias normativas para el desarrollo del caso; b)
utiliza una determinada normativa legal, infra legal o constitucional sin justificar razonadamente
los motivos de su inclusión; c) se emplee argumentación normativa contradictoria para resolver
el caso planteado, o que en todo caso, la proposición establecida sea enmarcada dentro de una
base normativa la cual genere evidente contradicción o simplemente no se ajuste a lo descrito
normativamente.
9.4 Motivación inexistente
Será aquella por el cual el juzgador no brinde ningún tipo de razonamiento que justificativo la
decisión tomada.
9.5 Motivación por remisión indebida
Es constitucionalmente aceptable que un juzgador pueda resolver una determinada pretensión
sobre la base de lo anteriormente resuelto. Efectivamente, la motivación por remisión será
aquella por el cual el juzgador justifique la decisión arriba en base a decisiones anteriores
emitidas por el propio juzgador, siempre y cuando, las mismas provengan de una doctrina
jurisprudencial, un precedente vinculante o una sentencia internacional vinculante, la cual deba
ser razonadamente explicada en la sentencia del porqué la inclusión de aquella como modelo
justificativo de la decisión tomada.
9.6 Motivación defectuosa
Será aquella por el cual, a pesar de haberse brindado las razones justificadas del fallo arribado,
dichas razones sean incoherentes o irracionales, que puedan escapar a toda lógica razonable
y que en todo caso, las razones brindadas sean contradictorias al sistema de fuentes de
derecho, esto es, contrarias a la doctrina jurisprudencial, precedentes vinculantes o sentencias
internacionales vinculantes para el Estado Peruano (o incluso inobservadas), salvo que en la
propia resolución judicial las mismas, sean citadas y justificados razonadamente los motivos de
su apartamiento e inobservancia.
9.7 Motivación inaceptable
Será aquella que, pese a cumplir con evidenciar de manera razonada las justificaciones
brindadas para el fallo arribado, ya sea aplicándose de manera adecuada la normatividad del
caso, evaluándose y valorándose los hechos y medios probatorios descritos por las partes y
siendo incluso la ratio legis congruente con un sistema de fuentes de derecho, el fallo arribado
es contrario a los valores que se encuentren enmarcados en una sociedad y que además
puedan estar consagrados en la Constitución Política como derechos fundamentales o
principios, entiéndase por tanto una motivación acorde con el principio de razonabilidad que
pueda finalmente ser aceptable por toda la sociedad.
Una motivación inaceptable debe ser entendida cuando, a pesar que una resolución judicial se
encuentre “suficientemente justificada”, donde se acredite además que su “ratio decidendi” es
conforme al sistema de fuentes de derecho, única y exclusivamente el decissum del fallo lo hace
inconstitucional, por consiguiente, inaceptable desde el punto de vista de una debida motivación.
9.8 Motivación incongruente
Será aquella por la cual el juzgador a) resuelve el tema peticionado, no tomando en
consideración ningún tipo de razón o argumento presentado por las partes procesales; b) se
deje desatendida o no se llegue a justificar las razones del rechazo de la argumentación de
cargo o de descargo esbozada por las partes procesales; c) que el contenido del decissum se
encuentre relacionada, de manera directa con lo peticionado por el demandante, no pudiéndose
disponer un fallo infra o extra petita, salvo en los casos de procesos de jurisdiccional de la
libertad que, en atención a la doble naturaleza de los derechos fundamentales, el juzgador
ordene una mejor protección idónea de su fas objetiva.
Un ejemplo de una motivación incongruente, sería cuando el magistrado proceda a resolver una
causa judicial, inobservando los argumentos expuestos por las partes procesales, para así
finalmente resolver la causa judicial únicamente conforme a su criterio jurisdiccional y es que,
si bien es cierto que el magistrado pueda resolver la causa judicial conforme a su mejor
entendimiento y conocimiento del caso, aplicando el derecho que corresponda, lo cierto es que
dicho acto no puede ser realizado sin la observancia absoluta de ningún considerando o razón
expuesta como alegato de defensa por parte de los justiciables.
9.9 Motivación insuficiente
Será aquella por la que el juzgador a) no brinde las razones mínimas necesarias (coherentes y
racionales) que justifiquen el fallo arribado; b) si la decisión a emitirse pueda restringir un
derecho fundamental no se realice, previamente, el estudio y análisis del principio de
proporcionalidad.
Tal y como ha sido afirmado en párrafos anteriores, el contenido esencial del derecho la debida
motivación no implica, per se, una determinada extensión de las razones justificativas del fallo
y es que, así la resolución judicial conste de un solo considerando, en la medida que aquél
pueda dar respuesta suficiente, entiéndase completa, racional, razonable y coherente, sobre los
argumentos vertidos por las partes procesales podremos afirmar que aquella resolución es una,
debidamente motivada, contrariu sensu, en caso ello no ocurra, dicha resolución deberá ser
considerada como una insuficientemente motivada, por estar inconclusa en cuanto a las razones
básicas brindadas para resolver el caso.
9.10 Falta de motivación interna
Será aquella por el cual el juzgador no proceda a realizar una correcta configuración del
silogismo normativo no disponiendo las consecuencias que aquél imponga. La falta de
motivación interna se dará cuando el magistrado de la causa haya identificado la base normativa
para resolver el caso, pero al momento de realizar el silogismo jurídico, lo haga de manera
incorrecta, por consiguiente, determinado así un resultado inválido.
9.11 Motivación probatoria deficiente
Una motivación probatoria deficiente será aquella por la cual el juzgador no dispuso justificar
las razones coherentes y racionales de la admisión, rechazo, práctica o no valoración de un
determinado medio probatorio, sin embargo, será necesario demostrar que la falta de
motivación, en cuanto a un medio probatorio, haya causado indefensión en sentido real y
efectivo al recurrente, y en todo caso, la prueba sea trascendental o decisiva para la resolución
del caso.
Toda presentación de demanda, contestación de demanda, reconvención o cualquier otro
recurso que tienda a exponer los alegatos de defensa de la pretensión del recurrente, y que
además contengan medios probatorios destinados a corroborar dichos alegatos de defensa,
deberán de tener siempre por parte del juzgador un pronunciamiento ya sea, en principio,
disponiendo su admisión o rechazo, su práctica y su valoración probatoria escrita, en caso ello
no ocurra de manera racional, razonada y coherente, se podrá afirmar que la resolución judicial
emanada de ella será una con motivación probatoria deficiente.
No obstante a lo señalado en el párrafo anterior, además de encontrarse la obligación del
magistrado en identificar el medio probatorio expuesto como respaldo del alegato de defensa
expuesto, para poder determinar a una sentencia de instancia, o catalogar a una determinada
resolución judicial con motivación probatoria deficiente, deberán de configurarse dos
presupuestos previos. El primero de ellos será que el recurrente haya dejado constancia de la
vulneración al derecho a la libertad probatoria y que el magistrado no haya sido renuente en el
acto de su vulneración y el segundo presupuesto a cumplirse, será que la no justificación
razonada, racional y coherente de la exclusión de un medio probatorio, ya sea en su admisión,
práctica o valoración, sea trascendental para la solución de la causa, por cuanto, en el supuesto
que ella hubiese sido, actuada, practicada o valorada, el sentido judicial del fallo habría sido uno
completamente diferente.
9.12 Deficiente motivación externa
Es aquella por la cual la validez, tanto de las premisas brindadas por las partes procesales,
como de los medios probatorios que sustentan dichas afirmaciones, no fueron contrastadas con
la realidad fáctica y jurídica del ordenamiento de derecho.
El derecho a la debida motivación no debe centrarse únicamente en qué tan racional, coherente,
congruente o razonable puedan ser los argumentos justificativos que tenga el magistrado para
así poder sustentar el decissum de su resolución, y es que el hecho de la debida motivación
debe partir, no solo de la identificación de las premisas o alegatos de defensa expuestos por las
partes procesales, para así poder realizar una correcta subsunción normativa y brindar una
correcta solución al caso planteado, esto es, conforme a derecho, sino que y antes de ello, el
magistrado debe de acreditar y comprobar que las premisas brindadas por las partes procesales
deban ser válidas –verdaderas–, así pues, en caso ello no ocurra, no obstante a que una
resolución judicial pueda esbozar una correcta motivación interna, que finalmente brinde una
consecuencia jurídica válida, aquella será considerada como una resolución con falta de
motivación externa, por cuanto las premisas utilizadas para poder resolver son invalidas, esto
es, no acorde con la realidad fáctica o jurídica de nuestro ordenamiento jurídico.
9.13 Motivación aparente
Será aquella por la cual el magistrado, al momento de justificar las razones por las que ha
llegado al decissum de la resolución, vierta todo aquel tipo de considerandos o “razones” que
nada o poco tengan que ver con la solución del asunto materia de litis, o donde simplemente,
se evidencie que el magistrado ha tratado de dar un cumplimiento “formalista” de la justificación
del fallo, o simplemente transcriba los argumentos vertidos por alguna de las partes sin su
respectivo análisis o estudio.
Un ejemplo claro de este tipo de motivaciones, será cuando nos encontremos ante una
resolución judicial en la que se cumpla de manera formal con realizar un resumen de los
principales actuados del expediente judicial y donde se proceda además a citar copiosa
jurisprudencia, ya sea de la Corte Suprema o del Tribunal Constitucional, que tenga poca o
ninguna relevancia a efectos de dar por cumplido el acto de la debida motivación, o en todo
caso de tener relevancia alguna, la misma “sustituya” el razonamiento que deba haber vertido
el magistrado para sustentar su fallo, debiendo entenderse que la jurisprudencia constitucional
o de otra especializada, no puede por ningún motivo sustituir el razonamiento del magistrado,
sino más bien, complementarlo o corroborarlo.

X JUSTIFICACIÓN DE LA DACIÓN DE CRITERIOS PROCEDENCIA DE UN RECURSO


CASACIÓN PENAL POR VULNERACIÓN A LA DEBIDA MOTIVACIÓN

Incoar el mecanismo procesal de la casación penal, implica permitir a la Corte Suprema de


Justicia de la República revisar aquellas situaciones en las que un ciudadano considere (para
el presente trabajo) que se ha vulnerado su derecho fundamental a la debida motivación de una
resolución judicial (sentencia definitiva o resolución definitiva) emitida por la Corte Superior de
Justicia, sin embargo, dicho ejercicio o potestad no puede ser ejercida de manera irresponsable
o temeraria, o peor aún, pueda ser amparada o rechazada con manifiesto desconocimiento al
contenido esencial de dicha garantía constitucional fundamental, por ello la necesidad
improrrogable vía precedente vinculante de su regulación a efectos de establecer un estándar
debido de protección y seguimiento tanto para los justiciables como para el órgano jurisdiccional,
a efectos de amparar debidamente dicho derecho fundamental o proceder a su debido rechazo.
No obstante a ello, se debe tomar en consideración que incluso de establecerse un contenido
esencial del derecho fundamental a la debida motivación no implica que dicha tarea se dé ya
por concluida, sino por el contrario, debe ser comprendida como en permanente evolución en
pro de la mayor protección efectiva de los derechos fundamentales de los ciudadanos, y es que
ello, claro está, encuentra sustento directo en la aplicación e interpretación de los principio pro
homine, pro libertatis y pro actione (14).
Es por tanto, a criterio nuestro, que en la medida que exista, incluso, un precedente vinculante
emitido por el Tribunal Constitucional o la Corte Suprema de Justicia de la República que
delimite el contenido esencial derecho fundamental (cual es improrrogablemente necesario de
establecer por cuanto no existe un debido “estándar” a seguir), aquello no implica que el mismo,
no pueda ser inobservado “sólo y únicamente” a efectos de brindar una mayor protección
constitucional, en la medida que se fundamente las razones de su apartamiento y que con ello,
se logre generar una mayor protección “efectiva” del derecho fundamental, alegado de
vulneración o amenaza, ello claro está, por implicancia en la observancia del principio de
progresividad en la protección de los derechos fundamentales (15) (16).

XI. CONCLUSIONES
Consideramos un gran avance el hecho que el nuevo Código Procesal Constitucional haya
insertado como recurso extraordinario la casación en sede penal, a fin que la Corte Suprema
de Justicia de la República sea quien pueda emitir pronunciamiento final sobre un determinado
proceso penal terminado con sentencia definitiva o resolución definitiva por parte de la Corte
Superior.
Es sumamente meritorio que las causales expuestas en el Art. 429º del nuevo Código
Procesal Penal no solamente se circunscriban la procedencia del referido recurso extraordinario
a las causales de error in procedendo o error in iudicando como antiguamente lo disponía el
Código Procesal Civil, o ahora también, bajo la disposición de la aplicación objetiva del derecho,
sino que amplía el espectro de protección de los derechos del justiciable a la observancia de
las garantías constitucionales de un debido proceso, sea de índole procesal o de índole material,
haciendo especial énfasis a la protección de la debida motivación.
Si bien la protección del derecho a la debida motivación esta descrita como una causal de
procedencia expresa del recurso extraordinario de casación, a fin de no permitir una
interposición masiva de recursos de casación por vulneración al derecho a la debida motivación
es pertinente que primero se llegue a comprender cabalmente no solo que se entiende por dicho
derecho fundamental, sino básicamente por conceptualizar su contenido esencial como garantía
constitucional de índole procesal que es.
El presente trabajo brinda el estudio y análisis del contenido esencial de dicho derecho
fundamental a fin que pueda ser tomado en cuenta por parte del operador de justicia (Magistrado
de la Corte Suprema) a fin que se determine objetivamente cuándo sería pertinente admitir a
trámite un recurso de casación por vulneración al derecho a la debida motivación, no solamente
llegándose a observar las consideraciones descritas en la Sentencia Valle Molina o Giuliana
Llamoja sino también las demás consideraciones que son sustentadas en base a la doctrina
comparada descritas así en el presente trabajo de investigación.

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