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Para disponer de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la
mujer. Empero, cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad, si tiene poder especial del otro.
Lo dispuesto en el párrafo anterior no rige para los actos de adquisición de bienes muebles, los
cuales pueden ser efectuados por cualquiera de los cónyuges. Tampoco rige en los casos
considerados en las leyes especiales.
CONCORDANCIAS:
C.C. arts. 290, 292, 303, 314, 327 Y ss.
R. 033-96-5UNARP arto 2
Comentario
Alex Plácido Vilcachagua
La presente norma se refiere a los actos de disposición que exceden la potestad doméstica, que
corresponde realizar conjuntamente a ambos consortes y que implica el ejercicio de una facultad
compartida por ambos consortes, de tal forma que se requiere la voluntad concorde de los
esposos como elemento constitutivo necesario para la validez de los actos. Se trata, pues, de
una coparticipación en la disposición de bienes sociales.
Por ello, este sistema requiere que ambos cónyuges puedan y quieran actuar de común
acuerdo, situación normal en el matrimonio. Siendo así, ofrece el inconveniente de la
imposibilidad o negativa de uno de los cónyuges para prestar su necesario consentimiento.
Consecuentemente, debe preverse legislativamente un mecanismo de solución a estas
situaciones. Nuestro Código Civil establece la regla de que corresponde, sobre los bienes
sociales, a ambos cónyuges practicar los actos de disposición que excedan de la potestad
doméstica. Sin embargo, no contempla expresamente una solución legislativa a los supuestos
en que uno de los cónyuges no pueda o no quiera intervenir. Estimamos que ella debe
encontrarse en el principio rector de la gestión de los bienes, cualquiera que sea el régimen
patrimonial en rigor: el interés familiar, el cual está implícito en nuestros ordenamientos por el
precepto constitucional de protección de la familia. A partir de ello, puede recurrirse al órgano
jurisdiccional para que autorice supletoriamente la realización del acto.
La imposibilidad de intervención de un cónyuge, que provoca la no atención de una necesidad
de vida, y la negativa injustificada del mismo, que constituye una omisión abusiva del derecho
de disposición del bien social, perjudican gravemente el interés familiar. Sostener la posición
prohibitiva, en el sentido de que si un cónyuge no puede o no quiere realizar el acto, éste nunca
se verificará, es contrariar el interés familiar. Descargado de
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Éste es el criterio que siguen legislaciones como la española así como la jurisprudencia
argentina. La primera establece, en los artículos 1376 y 1377 del Código Civil, el sistema de
autorización supletoria judicial tanto para actos de administración como de disposición a título
oneroso. La segunda, desarrolla la teoría para los actos de disposición a título oneroso.
Como queda dicho, la voluntad concorde de los cónyuges se requiere como elemento
constitutivo necesario para la validez del acto. Siendo así, el acto practicado sin intervención de
uno de ellos y, aun, sin la autorización supletoria judicial, es nulo por falta de manifestación de
voluntad: ésta se configura con la intervención de ambos cónyuges (artículo 219, inciso 1, del
Código Civil). Claro está que la nulidad no podrá ser alegada contra terceros que actuando de
buena fe y a título oneroso adquieran algún derecho de un cónyuge que en el Registro Público
aparece con facultades para otorgarlo (artículo 2014 del Código Civil).
"Por la naturaleza propia de la disposición contenida en el artículo 315 del Código Civil, la acción
para perseguir la nulidad de un acto jurídico celebrado por uno de los cónyuges sin la
intervención del otro, solo corresponde al cónyuge que no intervino o a sus herederos, acción
en la que se ventilará entre otras cuestiones, si el consentimiento tácito o expreso existió o no".
(Cas. N° 849-95-Lima, Sala Civil de la Corte Suprema, Hinostroza Minguez, Alberto,
Jurisprudencia Civil, tomo III, p. 25) Descargado de www.librosderechope.blogspot.com
"Para disponer de los bienes de la sociedad conyugal o gravarlos se requiere la intervención del
marido y de la mujer, empero cualquiera de ellos puede ejercitar la facultad si tiene poder
especial del otro".
(Exp. N° 675-92, Gaceta Jurídica N° 44, p. 27-C)
"Para la disposición de los bienes comunes se requiere necesariamente la participación de
ambos cónyuges, por consiguiente, el acto jurídico de compraventa celebrado sin uno de ellos,
adolece de nulidad".
(Res. del Octavo Juzgado Civil de Lima, Diálogo con la Jurisprudencia N° 3, p. 56)
"El artículo 315 del Código Civil exige la autorización expresa de ambos cónyuges para gravar
algún bien de la sociedad conyugal".
(Cas. N° 1245-96-Lima, El Peruano, 11/05/98, p. 980)
"Los bienes sociales de la sociedad de gananciales son de naturaleza autónoma con garantía
institucional, por cuanto sus normas son de orden público, sin que puedan modificarse por la
sola voluntad de los cónyuges. En consecuencia, no existe una situación de copropiedad sobre
ellos, es decir, los cónyuges no tienen derechos o acciones sobre tales bienes, hasta que se
produzca la liquidación de dicha sociedad. Por lo tanto, su disposición debe efectuarse por
ambos cónyuges, caso contrario el acto jurídico del que se tratase es nulo",
(Cas. N° 941-95, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 151)
"Por el carácter obligatorio del artículo 315 del Código Civil se impide que cualquiera de los
cónyuges pueda disponer de los bienes sociales sin la intervención del otro o sin poder especial
de éste".
(Cas. N° 513-96, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 151)
"El patrimonio conyugal es indiviso, pudiendo determinarse la copropiedad mediante sentencia
judicial únicamente".
(Cas. N° 963-96, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 151)
"La sociedad de gananciales es un ente jurídico autónomo, titular del derecho de propiedad
sobre los bienes sociales, no constituyendo un régimen de copropiedad. Por ello, para disponer
de dichos bienes se requiere el consentimiento de ambos cónyuges, no pudiendo haber
disposición por parte de uno de ellos de porcentajes de los bienes sociales, por cuanto no
existen alícuotas sobre las que cada cónyuge ejerza el derecho de propiedad".
(Cas. N° 837-97, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatorla, p. 151)
"La nulidad del acto jurídico de anticipo de legítima celebrado por el cónyuge a cuyo nombre se
hallaba inscrito un bien social, no perjudica el derecho de la persona que adquirió dicho bien del
beneficiado por el anticipo de legítima, cumpliendo con los requisitos contenidos en el artículo
2014 del Código Civil. Descargado de www.librosderechope.blogspot.com
La nulidad del acto jurídico de compraventa celebrado por el cónyuge a cuyo nombre se hallaba
inscrito un bien social, no perjudica el derecho de la persona que adquirió dicho bien del primer
comprador, cumpliendo con los requisitos contenidos en el artículo 2014 del Código Civil".
(Cas. N° 2273-97, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 152)
"Si bien la cónyuge recurrente, en el presente proceso sobre el otorgamiento de escritura pública
alega que no ha intervenido en la venta del bien que corresponde a la sociedad conyugal, resulta
que ella así como su cónyuge codemandado, han sido declarados rebeldes, lo que implica una
presunción relativa sobre la verdad de los hechos expuestos en la demanda; además, desde la
fecha de la suscripción del contrato, que da origen a la acción, a la fecha de la interposición de
la demanda, la mencionada cónyuge no ha cuestionado la validez del contrato mediante el cual
se transfiere el bien, lo que lleva al convencimiento de que dicha impugnante estuvo de acuerdo
con la transferencia del dominio, a que se contrae este proceso".
(Cas. N° 1034-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatorla, p. 152)
"Habiendo establecido las instancias de mérito, como un hecho probado, que en la respectiva
escritura pública de compraventa del referido bien, el cónyuge aparece como soltero,
habiéndose inscrito en tal condición la propiedad del inmueble en mención, en aplicación de la
norma contenida en el artículo 2022 del código sustantivo, la recurrente no puede oponer su
derecho de cónyuge al de los demandados. En consecuencia, para declarar aplicable la norma
contenida en el artículo 315 del Código Civil, tendría que haberse denunciado la aplicación
indebida de los artículos 2022 y 2012 del código acotado, puesto que su coexistencia no guarda
conexión lógica".
(Cas. Nº 1709-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatorla, p. 152)
"Los bienes sociales son de propiedad de la sociedad de gananciales, constituyendo un
patrimonio autónomo distinto del patrimonio de cada cónyuge, y por lo tanto no están sujetos a
un régimen de copropiedad, es decir, los cónyuges no son propietarios de alícuotas respecto a
los bienes sociales; por el/o es que, cuando se ejercita un acto de administración o de
disposición de un bien social, quien lo ejercita es la sociedad de gananciales e igualmente,
cuando acontece la liquidación de la sociedad de gananciales, quien transfiere las gananciales
a cada cónyuge es dicha sociedad y no se trata de una mutua transferencia de derechos entre
cónyuges".
(Cas. Nº 1895-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 152)
"El tercero que de buena fe adquiere un derecho real de hipoteca de quien aparece en el registro
como soltero, mantiene su adquisición, aunque después se acredite que éste se encontraba
casado y que el bien era de propiedad de la sociedad conyugal".
(Cas. Nº 2299-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 153) Descargado
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"Al constituir la sociedad de gananciales un patrimonio autónomo distinto a un régimen de
copropiedad, para realizar actos de disposición de los bienes sociales que la integran será
necesaria la voluntad coincidente de ambos cónyuges que constituye la voluntad de la sociedad
de gananciales".
(Cas. Nº 3109-98, El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p. 153)
PLENO JURISDICCIONAL
PLENO JURISDICCIONAL 1998:
ACUERDO NQ 6: ACTOS DE DISPOSICIÓN UNILATERAL DE BIENES DE LA
SOCIEDAD DE GANANCIALES
6.1. ¿Qué consecuencias tiene la disposición unilateral de bienes en la sociedad conyugal?
CONSIDERANDO:
- Que, de conformidad con el artículo trescientos quince del Código Civil, para disponer bienes
sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la mujer, salvo que uno de el/os
dé poder al otro para ese efecto, por lo que están prohibidos los actos de disposición unilateral
de bienes inmuebles o los bienes muebles registrables sin intervención de ambos cónyuges.
- Que, si contraviniendo dicha norma se practicaran actos de disposición de bienes sociales por
uno sólo de los cónyuges, se incurriría en la causal de nulidad de acto jurídico prevista en el
artículo doscientos diecinueve inciso uno del Código Civil, por falta de manifestación de voluntad
de los titulares de dominio del bien y por ser contrario a las leyes que interesan al orden público
según artículo V del Título Preliminar del Código Civil.
- Que, asimismo, ninguno de los cónyuges puede disponer unilateralmente de
todo o parte de sus derechos y acciones considerados como cuota ideal, por cuanto el régimen
de la sociedad de gananciales es un régimen patrimonial de naturaleza autónoma que goza de
garantía institucional, y que por tanto no puede equipararse a una copropiedad o condominio.
EL PLENO: POR UNANIMIDAD ACUERDA:
Que, los actos de disposición unilateral de los bienes sociales, inmuebles o muebles registrables
o de derechos y acciones, que pueda hacer uno de los cónyuges sin la intervención del otro es
un acto jurídico nulo.
6.2. ¿Puede declararse la nulidad de un acto de disposición unilateral de un bien social dentro
de un proceso de divorcio?
CONSIDERANDO: Descargado de www.librosderechope.blogspot.com
- Que, en los procesos de divorcio en el que se ventilan acciones personalísimas sólo
intervienen los cónyuges y el Fiscal Provincial que representa los intereses de Tasociedad en
juicio, pues la disolución de un matrimonio no es un asunto privado que sólo atañe a los
cónyuges sino también a la sociedad.
- Que, la nulidad de un acto jurídico de disposición unilateral de un bien social efectuado por
uno de los cónyuges a favor de un tercero, no es una pretensión acumulable al proceso de
divorcio ni como accesoria ni como subordinada, en el que tampoco podría involucrarse a un
tercero, por lo que la demanda en ese sentido puede ser declarada improcedente según el
artículo cuatrocientos veintisiete del Código Procesal Civil.
- Que la nulidad del acto jurídico no puede declararse de oficio sin la intervención del tercero
adquiriente cuyo derecho de defensa no puede ser desconocido.
Nulidad
En ese sentido, la nulidad vendría a ser "aquella sanción civil que consiste en privar de efectos
jurídicos al negocio inadecuadamente conformado, o para proteger de ellos a las partes
intervinientes del negocio, a los terceros y a la sociedad en general cuando estos efectos
constituyen atentados contra los intereses de aquellos a quienes la ley protege" (LOHMANN).
Vvvvv
objeto física y jurídicamente posible, fin lícito y observancia de la formalidad prescrita bajo
sanción de nulidad.
El matrimonio como acto jurídico es, además, uno de los que importa el cumplimiento y
observancia de las mayores formalidades que el sistema ha creado para dotarlo de validez,
pudiendo dichas formalidades ser consideradas como de carácter ad solemnitatem, pues ello
se desprende de una interpretación sistemática de las normas contenidas en los artículos
144,248 ss. y 274 inc. 8) del Código Civil.
Si bien la Constitución declara la promoción del matrimonio (artículo 4, Const.) y, por
consiguiente, se estima que los trámites legales y administrativos deberían ser simples para
hacerlo posible, existe la consideración de que se trata de la creación de una de las relaciones
jurídicas de mayor importancia legal y social, supuestamente permanente; razón por la cual el
Código Civil no puede dejar de exigir ciertos requisitos mínimos de cumplimiento obligatorio por
los pretendientes cuya observancia puede llegar a ser engorrosa u onerosa, aun cuando en
casos extremos se permitan ciertas exoneraciones.
Los requisitos para la celebración del matrimonio civil, enunciados en el artículo bajo
comentario, tienen su inspiración en el Derecho Canónico, habiéndose seguido durante el
transcurso del tiempo las costumbres y formalidades que el matrimonio religioso obligaba a
cumplir.
Desde luego que la diferencia esencial respecto de épocas pasadas, y que constituye uno de
los cambios de mayor relevancia, tiene que ver con la autoridad ante quien se celebra el
matrimonio civil. Este acto, antiguamente, se celebraba ante el párroco o autoridad religiosa, y
actualmente se realiza ante una autoridad civil: el alcalde del distrito o provincia
correspondiente. En ese sentido, se ha afirmado que "las formas que
Litisconsorcioy nulidad
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que la Constitución
Política del Perú le confiere,
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
ÁLVAREZ MIRANDA
LITISCONSORCIO
ANEXO SEGUNDO
CAS. Nº 4526 – 2006 DEL SANTA
SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RESUMEN:
La incorporación al proceso del litisconsorte necesario pasivo no puede suponer que se vuelvan
a realizar todos los actos procesales con posterioridad a su incorporación si se tiene en cuenta
que la incorporación supone la continuación del proceso en la etapa que éste se encuentre. En
ese sentido, si su co-demandado consintió, antes de la incorporación del litisconsorte, la
prorroga tacita de competencia, éste no puede deducir la excepción de incompetencia. Si antes
de su incorporación se ha realizado el saneamiento procesal y actuado la audiencia de
Conciliación y Pruebas, sólo cabe ordenar una audiencia complementaria de pruebas que
ofrezca sin que esto signifique que se está limitando su derecho al contradictorio.
CAS. Nº 3762-MOQUEGUA.
Indemnización de Daños y Perjuicios.
Lima, Cuatro de junio del año dos mil siete.-
CONSIDERANDO:
Segundo: A fin de verificar si en el caso de autos se ha contravenido las normas que garantizan
el derecho a un debido proceso es necesario señalar que:
5) Por resolución de fecha catorce de julio de dos mil tres se declaró improcedente el
pedido de integración;
6) Por resolución número dos del dos de diciembre de dos mil tres se declara nula e
insubsistente la resolución de fecha catorce de julio de de dos mil tres, que declara
improcedente el pedido de integración procesal en calidad de litisconsorte necesario
presentando por la empresa de Transportes Flores Hermanos Sociedad de
Responsabilidad Limitada, y dispone que el Juez emita nueva resolución;
7) Por resolución número setenta del ocho de enero de dos mil cuatro se tiene por
interpuesta la denuncia civil en consecuencia traslado a Jorge Armando Monzón
Villacorta, debiendo notificarle con la demanda,
8) Por resolución del nueve de junio de dos mil cinco se tiene por apersonado a Armando
Monzón Villacorta, por ofrecido sus medios probatorios y por deducidas las excepciones
y se señala fecha para la realización de una audiencia complementaria;
Cuarto: La recurrente denuncia vía casación que la Sala indebidamente admitió la integración
al proceso como denunciado civil a Jorge Armando Monzón Villacorta después de haberse
desarrollado la Audiencia de Saneamiento, Conciliación y Adquisición de medios probatorios, y
en este estado admite la excepción de incompetencia declarándola fundada, relegando así su
derecho a la presentación de una nueva demanda ante el Juez Civil de la Provincia de Camaná
a sabiendas de que su derecho estaría prácticamente prescrito.
Quinto: El artículo ciento dos del Código Procesal Civil señala que el demandado que considere
que otra persona, además de él o en su lugar, tiene alguna obligación o responsabilidad en el
derecho discutido, debe denunciarlo indicando su nombre y domicilio, a fin de que se le notifique
del inicio del proceso; asimismo el artículo ciento tres del Código acotado, establece que si el
Juez considera procedente la denuncia, emplazará al denunciado con las formalidades
establecidas para la notificación de la demanda, concediéndole un plazo no mayor de diez días
para que intervenga en el proceso, el cual quedará suspendido desde que se admite la denuncia
hasta que se emplaza al denunciado. Una vez emplazado, el denunciado será considerado
como litisconsorte del denunciante y tendrá las mismas facultades que éste. La sentencia
resolverá, cuando fuera pertinente sobre la relación sustancial entre el denunciante y el
denunciado.
Sexto: De lo expuesto se puede colegir que si bien el Colegiado Superior consideró que al tratar
el presente proceso uno de indemnización por daños y perjuicios en contra de la Empresa de
Transportes Flores Sociedad de Responsabilidad Limitada se debía integrar a pedido de la
empresa demandada a la relación jurídica procesal en calidad de litisconsorte necesario pasivo
a don Jorge Armando Monzón Villacorta, por ser el conductor del vehículo de propiedad de la
empresa a quien se le atribuye haber realizado una mala maniobra, sin embargo no puede
considerar que tal incorporación supone que se vuelvan a realizar todos los actos procesales
con posterioridad a su incorporación porque según señala se limita su derecho al contradictorio,
si se tiene en cuenta que la incorporación supone la continuación del proceso en la etapa que
éste se encuentre, en el presente caso, al haberse saneado el proceso y llevado a cabo las
audiencias de Conciliación y Pruebas, sólo se debió ordenar una audiencia complementaria de
pruebas en el caso que se hubiera ofrecido medios probatorios conforme lo establece el artículo
noventiséis del Código Adjetivo.( 2)
Séptimo: Que, no obstante ello, amparó la excepción de incompetencia, sin tener en cuenta
que la Empresa Flores Hermanos Sociedad de Responsabilidad Limitada al haber contestado
la demanda y no deducido excepciones en la etapa correspondiente se había sometido
tácitamente a la competencia del Juzgado Mixto de Ilo, lo que es posible conforme lo prevé el
artículo ventiséis del Código Procesal Civil que señala ”se produce la prórroga tácita de la
competencia para el demandante por el hecho de interponer la demanda y para el demandado
por comparecer al proceso sin hacer reserva o dejar transcurrir el plazo sin cuestionar la
competencia.”
Octavo: En consecuencia, al configurarse la causal de contravención de normas que garantizan
el derecho a un debido proceso, debe procederse conforme a lo normado por el inciso primero
del artículo trescientos noventiséis, del Código Procesal Civil. Por estas consideraciones:
DECLARARON
ANEXO TERCERO
Octubre 24, 2009
EXP. N.º 0961-2004-AA/TC
LA LIBERTAD
BENICIO BARTOLO
BLAS CARBAJAL
El recurso extraordinario interpuesto por don Benicio Bartolo Blas Carbajal contra la resolución
de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, de fojas 136, su fecha
28 de octubre de 2003, que, revocando la apelada, declaró improcedente la acción de amparo
de autos; y,
ATENDIENDO
1. 1. Que el objeto de la demanda es que se deje sin efecto el despido arbitrario del cual fue
objeto el recurrente, ordenado por la Municipalidad Provincial de Sánchez Carrión, y que se lo
restituya en el puesto de trabajo que venía desempeñando hasta antes de producirse dicho acto
lesivo, así como que se le abonen las remuneraciones dejadas de percibir.
2. 2. Que en el proceso civil y, por extensión, en los procesos de acciones de garantía, rige el
denominado principio de “bilateridad o dualidad de partes”, el cual se manifiesta en dos posturas
antagónicas: la parte demandante y la parte demandada.
Leonardo Prieto Castro y Ferrandis [Derecho Procesal Civil. Madrid: Tecnos, 1989, Pág. 82]
precisa que “la dualidad de partes no significa que sólo dos personas hayan de actuar como
tales en el proceso, una en la postura de actor y otra en la de demandado, sino que en cada
una de las posturas pueden figurar varios sujetos formando una parte única, pero compleja, y
entonces se habla de litisconsorcio”.
Valentín Cortés Domínguez y otros [Derecho Procesal Civil. Valencia: Tirant Lo Blanch, 1995,
Pág. 72] expone que “si bien el proceso [...] suele desarrollarse con el esquema de un sujeto en
cada una de las dos posiciones de parte [...] no resultan infrecuentes los supuestos en que una
o ambas posiciones están integradas por varios sujetos”.
5. Permite, entonces, la presencia de varias personas como partes que, por obligaciones
directas o intereses comunes, están unidas en una determinada posición y piden al órgano
jurisdiccional el pronunciamiento de una decisión lógica y jurídicamente unitaria.
Este conjunto de personas integradas en una misma posición constituye una parte procesal
única, aunque compleja.
6. Por ello, la doctrina considera que dicha figura se presenta cuando en una relación
procesal, ya sea en la parte demandante o en la parte demandada, o en ambas, aparecen varios
sujetos que, independientes jurídicamente unos de otros, son unificados procesalmente por
tener un interés común.
4. 4. Que, de acuerdo con posición de las partes, el litisconsorcio se clasifica en activo –cuando
existen varios demandantes–, pasivo –cuando existen varios demandados–, y mixto –cuando
existen varios demandantes y demandados–. Al momento de su formación se clasifica en
originario, cuando existe pluralidad de sujetos desde el inicio del proceso, y sucesivo, cuando
se produce durante el desenvolvimiento del proceso –sucesión procesal, integración de la litis
acumulación de procesos e intervención adhesiva litisconsorcial-. Por último, el litisconsorcio,
atendiendo a su fuente de origen, es facultativo cuando la pluralidad de sujetos obedece a
criterios de ocasionalidad o economía; y, por ende, surge por voluntad de las partes, y en modo
alguno por una exigencia legal; y será necesario cuando la presencia de una pluralidad de partes
en el proceso se imponga por la naturaleza de la propia pretensión discutida o por las
implicancias de la resolución judicial que ha de recaer en el proceso.
El artículo 93° del Código Procesal Civil establece que: “Cuando la decisión a recaer en el
proceso afecta de manera uniforme a todos los litisconsortes, sólo será expedida válidamente
si todos comparecen o son emplazados, según se trate de litisconsorcio activo o pasivo,
respectivamente, salvo disposición legal en contrario”.
Para Lino Palacio [Derecho Procesal Civil, Tomo 3. Buenos Aires: AbeledoPerrot, Pág. 207],
“[...] el litisconsorcio necesario implica la existencia de una sola pretensión con pluralidad de
sujetos, eventualmente legitimados, y de que, por tanto, la sentencia definitiva debe tener un
contenido único para todos los litisconsortes [...].
5. 5. Que los litisconsortes son partes, en sentido estricto, de la relación jurídica procesal, a
diferencia del tercero, que “(...) es el sujeto procesal eventual no necesario para la prestación
de la prestación de la actividad jurisdiccional que, sin ser parte, tiene la “chance” de participar
en una relación procesal pendiente en la medida del interés jurídico que ostenta y a través del
instituto técnicamente denominado intervención de terceros” [Peyrano, Jorge, El Proceso
Atípico, Editorial Universidad S.R.L., Buenos Aires, Argentina, 1993, Pág. 82].
6. 6. Que del texto de la demanda interpuesta así como de la instrumental corriente a fojas 33,
se aprecia que el mismo demandante reconoce que el puesto de trabajo reclamado le ha sido
otorgado a don Juan Acevedo Cisneros, cuyos derechos podrían verse afectados de emitirse
un fallo estimatorio por parte del juzgador constitucional. En este caso nos encontramos frente
a la figura de un litisconsorte necesario, quien puede ser integrado de oficio a la relación jurídica
procesal, en aplicación supletoria de los artículos 93º y 95º del Código Procesal Civil.
Declarar nula la recurrida, insubsistente la apelada y nulo todo lo actuado desde fojas 76, a cuyo
estado se repone la causa para que se emplace con la demanda a don Juan Acevedo Cisneros,
y prosiga el proceso de acuerdo a ley.
SS.
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GARCÍA TOMA
Efectivamente, el derecho a la debida motivación también implica que funja como un principio
de la función jurisdiccional a efectos de poder concretizar otro tipo de derechos fundamentales
o principios, llámese por ejemplo, la observancia del principio de imparcialidad, congruencia
procesal, valoración probatoria, derecho de defensa, entre otros, hecho el cual configura la
doble observancia de la naturaleza jurídica de todo derecho fundamental.
Ahora bien, según lo afirmado por Taruffo (2), antiguamente se desprendía que el tema de la
motivación era uno que pasaba primigeniamente por el hecho de valorar una prueba así como
realizar un juicio sobre los hechos; sin embargo, y al igual que el destacado profesor,
consideramos insubsistente esta postura por cuanto el fenómeno de la motivación es un hecho
más complejo que parten propiamente de no solo valorar una prueba sino ver el razonamiento
que empleará el magistrado tanto en la observación de los hechos puestos en su despacho en
la litis de los justiciables, como también el hecho de saber bien qué tipo de derecho aplicar al
caso, a fin de poder resolver de una manera justa dicho proceso. Comúnmente se utilizaba al
silogismo para poder solucionar los conflictos entre personas, así pues, el juzgador colocaba el
supuesto sobre la premisa mayor (que era la ley), la premisa menor era el supuesto narrado de
conflicto de intereses y la conclusión no podía ser otra que la decisión final, el cual obviamente
es la que mandaba la ley, métodos los que simplemente han sido considerados como
insuficientes a efectos de determinar a una resolución como debidamente motivada.
Efectivamente, la puesta en vigencia del derecho a la debida motivación implica no solo que se
pueda obtener una respuesta coherente del órgano jurisdiccional, en este caso en la emisión
de una resolución judicial que ponga fin al proceso por parte de la Corte Superior de Justicia,
sino que a su vez, se pueda concretar otros derechos fundamentales que forman parte de la
función jurisdiccional (3) y es que, si una resolución judicial adolece de un debida motivación es
claro que la afectación constitucional no solamente quedará en la conculcación de dicho
derecho, sino que se irrogará a los demás principios y derechos fundamentales de nuestro
ordenamiento jurídico, como puede ser el derecho a ser juzgado por un magistrado imparcial e
independiente, pues en tanto no se obtenga de él una respuesta debidamente motivada como
claro manifiesto de la función jurisdiccional, tal y como lo señala De La Monica ragioni che
sostengono la sua convinzione nonostante L’obbligo di motivazione dei provvedimenti
giurisdizionali come l’’espressione tipica della funzione del giudicare (4), serán fácilmente
cuestionables dichas decisiones, en la medida que no puedan expresarse coherentemente las
razones objetivas de su convicción, evidenciándose así prima facie, su falta de parcialidad.
Lo descrito en el párrafo anterior evidencia claramente la procedencia de un recurso de casación
por infracción normativa constitucional y es que, en la medida que se vulnere al derecho a la
debida motivación, tal y como expresamente se encuentra descrita en el Inc. 4 de 2 Art. 429º
del nuevo Código Procesal Penal, es claro que también va a poder ser vulnerado otro tipo de
garantías constitucionales, sea de orden material o procesal (derecho de defensa, derecho a
probar, juez imparcial, entre otros), que implique que también sea factible la interposición de
dicho recurso de casación bajo dichas premisas causales.
XI. CONCLUSIONES
Consideramos un gran avance el hecho que el nuevo Código Procesal Constitucional haya
insertado como recurso extraordinario la casación en sede penal, a fin que la Corte Suprema
de Justicia de la República sea quien pueda emitir pronunciamiento final sobre un determinado
proceso penal terminado con sentencia definitiva o resolución definitiva por parte de la Corte
Superior.
Es sumamente meritorio que las causales expuestas en el Art. 429º del nuevo Código
Procesal Penal no solamente se circunscriban la procedencia del referido recurso extraordinario
a las causales de error in procedendo o error in iudicando como antiguamente lo disponía el
Código Procesal Civil, o ahora también, bajo la disposición de la aplicación objetiva del derecho,
sino que amplía el espectro de protección de los derechos del justiciable a la observancia de
las garantías constitucionales de un debido proceso, sea de índole procesal o de índole material,
haciendo especial énfasis a la protección de la debida motivación.
Si bien la protección del derecho a la debida motivación esta descrita como una causal de
procedencia expresa del recurso extraordinario de casación, a fin de no permitir una
interposición masiva de recursos de casación por vulneración al derecho a la debida motivación
es pertinente que primero se llegue a comprender cabalmente no solo que se entiende por dicho
derecho fundamental, sino básicamente por conceptualizar su contenido esencial como garantía
constitucional de índole procesal que es.
El presente trabajo brinda el estudio y análisis del contenido esencial de dicho derecho
fundamental a fin que pueda ser tomado en cuenta por parte del operador de justicia (Magistrado
de la Corte Suprema) a fin que se determine objetivamente cuándo sería pertinente admitir a
trámite un recurso de casación por vulneración al derecho a la debida motivación, no solamente
llegándose a observar las consideraciones descritas en la Sentencia Valle Molina o Giuliana
Llamoja sino también las demás consideraciones que son sustentadas en base a la doctrina
comparada descritas así en el presente trabajo de investigación.