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Un país sin banco central

Un país sin banco central Cuando pensamos en un país, automáticamente lo relacionamos con una
bandera, un idioma y una moneda. Parece que una divisa es algo imprescindible para el
funcionamiento de una nación, con su Banco Central a cargo de ella para controlar su economía. En
esta crisis hemos señalado como culpables a los bancos y creo que sería justo culpabilizar también
a los bancos centrales ya que fueron ellos quienes nos indujeron al crédito desmedido bajando los
tipos de interés a unas tasas peligrosas.

Puestos a soñar en un mundo sin bancos, deberíamos incluir en esta utopía la desaparición de los
bancos centrales ya que éstos además están gestionados por gente que ponen a dedo los políticos,
como veis un doble peligro.

Para obtener un ejemplo del mundo real sobre cómo un sistema de política monetaria seleccionada
por el mercado podría funcionar en ausencia de un banco central; uno no deben mirar al pasado ni
a los libros de ciencia ficción, sino que el ejemplo existe en la América Central contemporánea, la
República de Panamá, un país que ha vivido sin un banco central desde su independencia, con un
entorno macroeconómico exitoso y estable.

Aviso, el artículo de hoy se basa en este del Instituto Ludwig Von Misses, de la escuela austriaca
(liberal) cada uno puede interpretarlo como quiera, pero me parece muy interesante conocer su
punto de vista respecto a este tema tan crítico y generalmente poco debatido.

¿Son necesarios los bancos centrales?

La ausencia de un banco central en Panamá ha creado un suministro de dinero completamente


impulsado por el mercado. El Mercado de Panamá ha elegido al dólar estadounidense como su
divisa (y estudia, también, la adopción del Euro). El país debe comprar y obtener sus dólares
produciendo o exportando bienes o servicios reales; no puede crear el dinero del aire. De este modo,
al menos el sistema es similar al viejo estándar del oro. La inflación anual durante los últimos 20
años ha sido de un promedio del 1%

La inflación de Panamá suele estar entre 1 y 3 puntos por debajo de la inflación de Estados Unidos
y es el único país en América latina que no ha experimentado un crack económico o una crisis de
divisa desde su independencia. Veamos la evolución de su PIB desde el año 1990

Un país sin banco central


Interoceánico al igual que sucedía con la mayoría de los países en las Américas, la divisa de Panamá
en el siglo XIX se basaba en el oro y la plata, con una variedad de monedas de plata y dividas basadas
en oro en circulación. El Peso de plata era la divisa preferida; no obstante, el billete estadounidense
también se había puesto parcialmente en circulación, debido al ferrocarril interoceánico, el primer
ferrocarril en conectar el Atlántico al Pacífico, construido en 1855 por una empresa estadounidense.
Panamá se independizó de España originalmente en el año 1826, pero se integró con Colombia; no
obstante, al tratarse de un país muy pequeño, no pudo independizarse inmediatamente de
Colombia, como fue el caso de Venezuela y Ecuador.
En 1903, el país se independizó, con el apoyo de Estados Unidos, por su interés en construir un Canal
a través de Panamá. Los ciudadanos, desconfiados por el experimento de 1886 que forzó la
circulación de billetes colombianos, decidieron incluir el artículo 114 en la constitución de 1904, que
dice:

No habrá ninguna divisa forzada en circulación en la República. Por lo tanto, cualquier persona podrá
rechazar cualquier billete que no le parezca fiable.

Con este artículo, cualquier divisa en circulación sería “de hecho” y conducida por el mercado. En
1904, el Gobierno de Panamá firmó un acuerdo monetario para permitir que el dólar
estadounidense se convirtiese en la licitación legal. Al principio, los panameños no aceptaron el
dólar; lo veían con desconfianza, y preferían utilizar su peso de plata. La ley de Gresham, sin
embargo, sacó las monedas de plata de circulación.

En el año 1971 el gobierno aprobó una ley bancaria que permitía un sistema bancario muy abierto,
sin ninguna agencia gubernamental de supervisión de la banca consolidada, y que confirmaba que
no se deducirían impuestos de los intereses o transacciones generadas en el sistema financiero. El
número de bancos aumentó de 23 en el año 1970 a 125 en 1983, siendo la mayoría de ellos bancos
internacionales. La ley bancaria promovió el préstamo internacional, y, como Panamá tiene un
sistema tributario territorial, los beneficios obtenidos de préstamos o transacciones realizados en
el exterior están exentos de impuestos.

Esto, unido a la presencia de numerosos bancos extranjeros, permite la integración internacional


del sistema. A diferencia de otros países Latinoamericanos, Panamá no tiene controles sobre el
capital. Por lo tanto, cuando el capital internacional inunda el sistema, los bancos prestan el exceso
de capital al exterior, evitando los tan comunes problemas, desequilibrios, burbujas, aumento de
inflación, etc, a los que se enfrentan otros países cuando reciben altas entradas de capital.

La política fiscal tiene poca libertad de maniobra, ya que la tesorería no puede monetizar su déficit.
Además, la política fiscal no incluye sobre el suministro de dinero; si el gobierno intenta aumentar
el suministro de dinero durante un periodo de contracción obteniendo deuda en los mercados
internacionales e inyectándolo en el sistema; los bancos compensan y sacan el dinero en exceso de
circulación enviándolo al extranjero.

Los bancos no pueden coordinar la inflación debido a la alta competencia y al hecho de que (a
diferencia incluso del sistema bancarios estadounidense previo a la Reserva Federal) no emiten
billetes. Los pánicos y sobredemandas bancarias que fueron tan comunes en el sistema bancario
estadounidense en el siglo XIX no sucedieron en Panamá, y los fallos bancarios no se expandieron a
otros bancos. Varios bancos con problemas fueron comprados, antes de que surgiera la
sobredemanda, por bancos más grandes, atraídos por los beneficios que se podían conseguir de
obtener activos con descuento.

No hay seguro de depósito ni prestatario de última instancia, por lo que los bancos tienen que actuar
de forma responsable. Cualquier préstamo malo será pagado por los accionistas, nadie rescatará a
estos bancos si tienen problemas.
Tras varios años de acumulación de malas inversiones durante las épocas buenas, los bancos
comienzan con la necesaria liquidación del mal crédito. Como no existe ningún banco central que
pueda participar para proporcionar créditos baratos, la recesión comienza sin ninguna
obstaculización de la política monetaria. Los bancos crean entonces la contracción necesaria
obedeciendo a las fuerzas del mercado. Por lo general, las recesiones de Panamá crean deflación, lo
que amortigua a los consumidores y facilita el proceso de recuperación reduciendo los costes
empresariales.

El hecho de no tener una divisa forzada por el gobierno, no haber banco central y no haber una alta
inflación está funcionando bastante bien en este pequeño país, al menos puramente en datos
macroeconómicos. También es cierto que un país tan pequeño y peculiar no puede servir como
regla general, más teniendo en cuenta la condición de «paraíso fiscal» que tiene Panamá y que ha
contribuido a su prosperidad, no obstante me parece un interesante experimento del que aprender
y cuestionarnos las virtudes de los bancos centrales.

Comentario personal:
A mi parecer es bueno en cierto modo el no contar con un banco central ya que se puede adoptar
cualquier moneda de valor y tanto las importaciones como exportaciones es decir el comercio
carece de impuestos y la ganancia para los habitantes es neta.
No obstante la misma carencia de impuestos hace que los bancos no tengan respaldo alguno en
cuanto a los ahorros que tengan en su poder y los accionistas tendrían que responder
personalmente a cualquier rotura que hubiera en el mercado o colapso ocasionado en el entorno.
Además su única fuente principal es el comercio, si llegan a cerrar el canal por ejemplo una semana
la economía entera sufre ya que el dinero se mantiene en circulación de forma diaria, y esto frenaría
los ingresos de las personas, además de servir como paraíso fiscal para las personas que quieran
desviar fondos de otros países o dinero que sea ilícito y no habría manera de rastrearlo ni de verificar
las cantidades que maneja una sola persona.
Introducción.
La economía monetaria de un país depende mucho de su banco central para regular cuánto dinero
hay en circulación para mantener el balance de la inflación o deflación que causa el dinero, sin
embargo en países sin banco central esto no puede ser posible y depende únicamente de los
ingresos generados diariamente, si lo vemos desde el punto de vista de un pánico financiero este
no está preparado para suplir las necesidades de las personas ya que los bancos que se encuentran
en un país así son Internacionales y no van a querer arriesgar divisas de dinero sin tener un respaldo
que les avale que van a recuperar esas sumas de dinero en un lapso de tiempo.
Conclusión.

El Banco de Guatemala no solo sirve de prestamista al gobierno y a los otros bancos del sistema sino
que tiene, entre otras que determina su Ley Orgánica, las funciones siguientes:

Ser el único emisor de la moneda nacional;


Procurar que se mantenga un nivel adecuado de liquidez del sistema bancario, mediante la
utilización de los instrumentos previstos en su Ley Orgánica;
Procurar el buen funcionamiento del sistema de pagos;
Recibir en depósito los encajes bancarios y los depósitos legales a que se refiere su Ley Orgánica;
Administrar las reservas monetarias internacionales, de acuerdo con los lineamientos que dicte la
Junta Monetaria.

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