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Que el bautismo cristiano es algo grande; es, sin duda, el regalo más grande y hermoso que podemos recibir.
Pero al mismo tiempo ser bautizado exige de nosotros mucha seriedad.
I. ACONTECIMIENTOS PREVIOS.
Contaba un sacerdote: “Un día se me acercó un caballero y me pidió que le concediera la fe mediante el
bautismo. Me dijo que cuando pequeño había sido bautizado en mi parroquia. Le comenté que me extrañaba
mucho que él, siendo de otra Iglesia ahora (pentecostal), viniera a pedir su fe de bautismo a la Iglesia
Católica. Me contó que necesitaba este documento para su jubilación; y conversando con él me hizo entender
que ahora, de mayor, se había bautizado en otra religión, porque le habían dicho que el bautismo de niños
chicos no es válido y además que Jesús se había bautizado como adulto.
Nos damos cuenta de que hay mucha confusión entre nuestra gente acerca de la fe cristiana y muchos que,
por falta de conocimiento bíblico abandonan la fe católica.
Mc 1,3; 16,16
2 Pe 1,4
Hch 1,5-8
1 Tim. 6, 11-12; 2 Tim. 1, 7-9
Es verdad que Juan bautizaba a la gente adulta en el río Jordán, e incluso Jesús fue bautizado por él. Pero
¿qué significado tiene el bautismo de Juan?
Juan Bautista era el Precursor de Jesús, nuestro Salvador. Juan comenzó a predicar la penitencia y la
confesión de los pecados para que la gente, con un corazón limpio, recibiera al Mesías que iba a venir
pronto. Como signo de conversión y de perdón de los pecados, Juan llamaba a la gente a recibir el bautismo
con agua en el río Jordán. Es decir el bautismo de Juan expresaba un cambio de vida, una verdadera
conversión hacia Dios; significaba así una preparación para la venida del Señor (Mc.1, 3).
Jesús también se hizo bautizar por Juan, aunque Él no tenía ningún pecado y por eso no necesitaba el
bautismo definitivo: «Mi bautismo -decía Juan- es un bautismo con agua y significa un cambio de vida, pero
otro viene después de mí y es más poderoso que yo: El los bautizará en el fuego y en el Espíritu Santo» (Mt.
3, 11). Queridos hermanos y amigos, estos textos nos aclaran muy bien que el bautismo de Juan no es lo
mismo que el bautismo cristiano.
Jesús resucitado, antes de subir al cielo, mandó a sus apóstoles: «Vayan y hagan que todos los pueblos sean
mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt. 28, 19-20).
Y en otra parte de la Biblia dijo Jesús: «El que crea y sea bautizado, se salvará» (Mc. 16, 16).
Los apóstoles y los primeros cristianos estaban conscientes de que el bautismo de Jesús era distinto del de
Juan, era un mandato del Señor resucitado, y cuando comenzaron la predicación del Evangelio bautizaban a
todos los que creían en Jesucristo. Por supuesto que este bautismo en Cristo tiene un sentido más profundo
que el bautismo de Juan.
El bautismo cristiano significa, sobre todo, un nuevo nacimiento, una nueva vida. Jesús dijo: «Si no renaces
del agua y del Espíritu Santo, no puedes entrar en el Reino de los cielos» (Jn. 3,5).
Dijo Jesús: «El que no nace del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el Reino de Dios» (Jn. 3, 5).
Escribe el apóstol Pablo a su amigo Tito: «Cristo nos salvó por medio del Bautismo que significa que hemos
nacido de nuevo, y por medio del Espíritu Santo que nos ha dado nueva vida. Por medio de nuestro Salvador
Jesucristo, Dios nos ha dado el Espíritu Santo en abundancia» (Tit. 3, 5-6).
«Cristo es como un cuerpo que tiene muchos miembros y todos los miembros forman un solo cuerpo. Pues
todos nosotros, seamos judíos o griegos, esclavos o libres, al ser bautizados hemos venido a formar un solo
cuerpo por medio de un solo Espíritu» (1 Cor. 12, 12-13).
«Así somos uno en Cristo por el bautismo, un sólo pueblo de Dios formado por todas las razas y todas las
naciones sin excepción».
Pertenecer a la Iglesia de Cristo no es una simple afiliación, como hacerse socio de un club. Los bautizados
forman parte de una sola familia, son hermanos entre sí. «Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como
Dios les ha llamado a una sola esperanza. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y
Padre de todos» (Ef. 4, 4-6).
Dice el CATECISMO:
¿Qué es el Bautismo?
-Es un sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo a través del cual nos convertimos en hijos
adoptivos de Dios, miembros de la Iglesia y herederos del cielo.
¿Cómo podemos saber que el bautismo es necesario para la salvación?
-En Juan 3,5 se dice: «El que no renace del agua y del Espíritu Santo no entrará en el reino de los
cielos».
¿Por qué los protestantes están contra el bautismo de los niños?
-Porque ellos dicen que los niños no pueden arrepentirse de sus pecados y también que los niños no
pueden recibir la fe bautismal.
¿Por qué, según los protestantes, los niños no tienen derecho a ser bautizados?
-Según los protestantes los niños, para bautizarse, deberían arrepentirse de sus pecados. Pero nosotros
sabemos que los niños no tienen ningún pecado personal por eso decimos que no necesitan arrepentirse
para ser bautizados. El estar arrepentidos solamente es necesario para los adultos que han cometido
pecados.
Cuestionario
¿Qué significado tenía el bautismo de Juan? ¿Era igual a nuestro bautismo? ¿En nombre de quién
bautizamos nosotros? ¿Qué mandó Jesús en cuanto al Bautismo? ¿Qué dijo Juan al respecto? ¿Cómo
captaban esta diferencia los primeros cristianos? ¿Entendían que el bautismo de Jesús era más
profundo que el de Juan? ¿En qué consiste este nuevo «nacimiento»? ¿Qué significa la conversión a
Cristo previa al bautismo? ¿Cómo se expresa la conversión a Cristo del que se bautiza? ¿Es el
bautismo un gran regalo de Dios? ¿Por qué?