Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
De
tener sexo con animales a ser
archienemigo de Cristo
Por
Rubén Montalbán López
Satanás, Lucifer, Belcebú, “el Maligno”, “el Ángel Caído”… o el Diablo para
los amigos. Múltiples nombres que nos son conocidos para describir esa
entidad que representa la encarnación suprema del Mal para nosotros, los
cristianos. El demonio es un ser tan malévolo como para causar todos los
vicios, pecados e injusticias humanas, incluso capaz de poseer a niños y
obligarles a que asesinen a su familia; no hace falta rememorar el sinfín de
películas actuales de esta temática.
Lucifer es ante todo polivalente, no te aburres con él, ya que también puede
obligarte a hablar en latín, hebreo, arameo antiguo o cualquier lengua
muerta que se le ocurra… ¿Qué hacemos normalmente en ese caso? Muy
fácil, se da un telefonazo al Vaticano y se pide ayuda. La Santa Sede, que
ya se las conoce todas, nos enviará a un sacerdote exorcista que sabrá
lidiar con la bestia. “Casualmente” el exorcista estudió en el Vaticano una
licenciatura de cinco años en filología hebrea (¡chupaos esa! ¿Quién dijo que
el hebreo no tenía salidas?), por lo que no encontrará dificultades
para comunicarse con el diablo y obligarle a abandonar el cuerpo (1).
Además de su “don de palabra” demostrará unas habilidades
sobrenaturales con todo tipo de artilugios altamente peligrosos:
crucifijos de madera portátiles, rosarios, agua bendita, una Biblia de estar
por casa… -¡Khronos no se responsabiliza de los exorcismos realizados
siguiendo las pautas indicadas!- (Para los que que quieran ver, gráficamente,
de lo que es capaz el demonio, os dejamos el tráiler de una famosa película
sobre un exorcismo «basada en hechos reales»).
Dios Pan de
Lussos (ca. 440 a.C.). Representación del demonio con rasgos caprinos,
detalle de mapamundi medieval de Ebstorf (siglo XIII).
No obstante, el físico no lo es todo, la belleza está en el interior. El demonio
cristiano también se influyó de otros rasgos de la personalidad del dios
cabra: mal genio, dificultad para acatar las normas sociales y morales,
preferencia por vivir en lugares aislados y apartados (Pan disfrutaba al fresco
en la sombra del bosque espiando pastorcillos y Satán gozaba tentando a
Jesucristo en un cálido desierto)… Incluso se influye de las prácticas
sexuales “especiales” de las que disfrutaba Pan (zoofilia, masturbación,
homosexualidad, pederastia), en el caso de Satán se le atribuye la carnalidad
e impulsos sexuales obscenos y pecaminosos (desnudez, labios abultados,
muestra de su lengua… hasta es representado con un gran falo) (17).
Esta afición del dios cabra por apoderarse de los mortales serviría como
base a los primeros cristianos para construir (copiar) su propio modelo de
posesión (demoníaca) (21). Aunque a diferencia de la posesión de Pan,
cuyos efectos podían ser beneficiosos o perniciosos (22), en el caso del
demonio siempre tenían efectos perjudiciales, pudiendo provocar hasta la
muerte (23).