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Estigma, consumo de drogas y adicciones

Zyanya Edith Díaz Rivera

El estigma, es un atributo por el que el individuo se clasifica y etiqueta de manera negativa

dentro de una sociedad; según la definición de Goffman, al hablar de problemas con el uso de

drogas, se refiere al estigma asociado al carácter; mientras que según Fernández y Romaní, se

puede hablar de estigma de tipo público, ya que el concierto que implican las drogodependencias

conllevan a una discriminación del individuo en la que se califica el mismo usuario como

personas poco morales, faltos de interés por las actividades normales dentro de una sociedad tales

como tener un trabajo y vivienda dignos y el cuidado de su salud, esto último se explica porque

en muchas ocasiones se considera que el consumo de sustancias se relaciona a la falta de carácter

y de fuerza de voluntad para resistirse al consumo. Debido a esto, aumenta la dificultad para que

el individuo usuario busque atención profesional para abandonar las sustancias, posteriormente

para continuar el tratamiento y aun a pesar de cumplirlo, puede interferir cuando el sujeto intenta

retomar de actividades cotidianas, por el estigma internalizado, pues en muchas ocasiones los

individuos se califican a sí mismos como “alcohólicos” o “drogadictos”.

En muchas ocasiones, debido a la etiqueta que puede cargar un individuo usuario de

sustancias, hay una fuerte tendencia al aislamiento tanto por parte de la sociedad, como del

individuo mismo, ya que se interioriza la desesperanza al respecto de las posibilidades de cambio,

provocando un aumento en el abandono de tratamientos médicos formales.

El estigma en estos individuos se relacionan principalmente al modelo ético jurídico, al

respecto de que las drogas se ven como sujetos que atraen a los individuos, que les corrompen y

los provocan para volverse transgresores de la normatividad dictada por la sociedad; además, en
el modelo médico sanitario también se nota esta relación, pues el consumidor es visto como un

enfermo, un individuo que debido a su vulnerabilidad presenta un problema, y que puede

continuar afectando al resto de la población.

Uno de los mayores retos para los profesionales de salud y reconocer el estigma que puede

influenciar de forma negativa en la forma del trato para con los individuos que tienen un

consumo de sustancias, ya que en ningún momento se puede estar exento de conductas negativas

al momento de tener contacto con consumidores. Al poder conocer este tipo de actitudes, se

pueden sensibilizar a la población general para así disminuir la discriminación y la tendencia a

vulnerar los derechos de los consumidores. Existen campañas y grupos de profesionales que

intentan educar a la población; mientras que de forma individual, en el día a día es importante

orientar a los familiares y personas allegadas a los usuarios para que se deje de perpetuar el

estigma, aclarar dudas al respecto de los consumos y de los tratamientos disponibles, y de esta

forma ofrecer a la población información de fuentes confiables.

Como conclusión, el estigma que la sociedad tiene para que los usuarios de drogas, tanto para

uso, como para abuso, puede fomentar la desinformación y limitar el acceso a servicios de salud,

a vivienda y trabajos dignos hace común pueden ser precursores de trastornos mentales que

perpetúan el consumo; por lo que es importante trabajar en la información que se da al respecto

del campo de las drogas.

Bibliografía.

Ministerio de Educación de la Nación (2010). Prevención del Uso Problemático de Drogas.


Presidencia de la Nación Argentina.

RIOD: “Estigma, consumo de drogas y adicciones. Conceptos, implicaciones y


recomendaciones”

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