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Empleo en Perú crece levemente en el primer trimestre de 2019 por tercer año seguido

En su informe técnico Situación del Mercado Laboral en Lima Metropolitana, elaborado con los
resultados de la Encuesta Permanente de Empleo, indicó que la población ocupada alcanzó los
4.829.700 personas.

Lima. En el primer trimestre del año 2019, la población ocupada de Lima Metropolitana
aumentó en 0,6% (29.400 personas), cifra superior a lo registrado en similares trimestres de
los años 2018 (0,3%) y 2017 (0,5%); precisó este lunes el Instituto Nacional de Estadística e
Informática (INEI).

En su informe técnico Situación del Mercado Laboral en Lima Metropolitana, elaborado con los
resultados de la Encuesta Permanente de Empleo, indicó que la población ocupada alcanzó los
4.829.700 personas.

De este total, el 55,0% (2.654.900) son hombres y el 45,0% (2.174.800) mujeres.

En el trimestre de análisis, la población ocupada masculina aumentó en 31.500 personas


(1,2%); en tanto que la población femenina disminuyó en 2.100 personas (-0,1%).

Asimismo, el INEI señaló que, según grupos de edad, la población ocupada de 45 y más años de
edad se incrementó en 96.200 personas (7,3%); mientras que el empleo en el grupo de menos
de 25 años de edad disminuyó en 61.700 personas (6,5%) seguido de la población ocupada de
25 a 44 años de edad en 5.100 personas (-0,2%).

Del total de la población ocupada, el 18,2% tiene entre 14 a 24 años de edad, el 52,4% de 25 a
44 años y el 29,4% de 45 y más años de edad.

Población ocupada con educación secundaria. De acuerdo al nivel de educación alcanzado, la


población ocupada con educación secundaria creció en 2,3% (53.800 personas) y con
educación primaria en 2,7% (11.100 personas).

En cambio, disminuyó la población ocupada con educación universitaria en 2,8% (33.100


personas) y con educación superior no universitaria en -0,3% (2.400 personas).

El 8,8% de la población ocupada tiene primaria o menor nivel educativo, el 49,1% educación
secundaria, el 18,0% superior no universitaria y el 24,1% cuenta con educación universitaria.

En Construcción y Servicios se crearon 39.400 empleos. En el trimestre de estudio, el empleo


se incrementó en Construcción 3,0% (10.100 personas), principalmente en trabajos de
acabados y acondicionamientos de edificios, seguido de Servicios en 1,1% (29.300) por la
mayor demanda de personal en restaurantes, bares, taxis y en actividades relacionadas con la
salud, y Comercio en 0,1% (1.400) en el rubro de venta de todo tipo de piezas y accesorios de
vehículos de motor.

Sin embargo, disminuyó en Manufactura en -4,9% (32.100 personas) fabricación de productos


textiles y de prendas de vestir.
Cabe mencionar que el sector Servicios concentró el 57,6% de la población ocupada, Comercio
20,9%, Manufactura 12,8% y el sector Construcción el 7,2% de la población ocupada.

Población ocupada con seguro de salud. En el trimestre enero-febrero-marzo de 2019, de los


4.829.700 personas ocupadas en Lima Metropolitana, el 68,2% (3.294.200 personas) tiene
seguro de salud y el 31,8% (1.535.500 personas) no disponen de este beneficio.

Del total de ocupados con seguro de salud, el 53,5% tiene exclusivamente seguro de EsSalud,
el 37,9% Seguro Integral de Salud (SIS), el 6,9% cuenta con EsSalud y Seguro Privado y el 1,7%
tiene Seguro Privado de Salud.

Población con empleo adecuado aumentó en 32.600 personas. En el trimestre de estudio, la


población con empleo adecuado de Lima Metropolitana aumentó en 1,1% que equivale a
32.600 personas, debido principalmente a la mayor demanda de empleo adecuado en el sector
Construcción en 5,0% (13.400 personas) y Servicios en 1,3% (23.900); sin embargo, disminuyó
en Manufactura en -4,9% (21.700) y Comercio en -1,1% (5.300 personas).

Por otro lado, la población subempleada disminuyó en -0,2% (3.200 personas) explicado
principalmente por la reducción de la población masculina subempleada.

Desempleo en Lima Metropolitana. El INEI informó que, en el primer trimestre del presente
año, la tasa de desempleo en Lima Metropolitana fue de 8,2%. Se estima en 429.100 personas
que buscan trabajo de manera activa.

¿Qué pasa con el empleo en el Perú?

Desde hace un buen tiempo nuestra atención está concentrada en el campo político, sea por
los juicios contra la corrupción o por los conflictos entre los poderes ejecutivo y legislativo. Sin
embargo, parece que dejamos de lado otros temas también importantes y que a lo mejor se
conectan más directamente con el bienestar de los ciudadanos; uno de ellos es el empleo.

Hace unos días, el INEI presentó su informe técnico sobre el mercado laboral nacional para el
trimestre julio-setiembre de 2018. De los 32 millones de habitantes, 17 millones 539 mil son
parte de la población económicamente activa (PEA). Este grupo se subdivide en desempleados,
subempleados y adecuadamente empleados. 700,000 personas se encuentran desempleadas,
9 millones 833 mil adecuadamente empleadas y 7 millones y medio son subempleadas (casi
43% de la PEA). ¿Dónde está el problema si el número de desempleados son solo 700,000
ciudadanos que podrían entenderse como aquellos que han dejado su trabajo y están
buscando otro?

En dos aspectos. En primer lugar, la mayoría de subempleados son aquellos que tienen un
trabajo pero obtienen un ingreso menor que un ingreso mínimo referencial definido por el
mismo INEI. Su problema no es tener/no tener empleo, sino que los ingresos que reciben son
bajos. Desde luego que no están satisfechos con su situación y no sienten la conexión entre las
cifras macroeconómicas y su bienestar. Si sumamos subempleados más desempleados
tenemos casi 47% de la PEA. En segundo lugar, el hecho de tener un empleo adecuado en
ningún sentido implica un alto nivel de vida. Puede tratarse de un trabajador en planillas y con
todos los beneficios sociales pero eso no lo convierte en adinerado necesariamente.

¿Y de qué depende el subempleo? De varios factores, pero resaltan los bajos niveles de
capacitación orientada al trabajo que hacen que no sean demandados por las empresas. No es
que no quieran trabajar, sino que no tienen los niveles educativos adecuados para ser
absorbidos por el mercado laboral. Aquí las reformas en el sistema educativo, desde el inicial
hasta el superior, son fundamentales para aumentar la oferta de ciudadanos “empleables”.

Otro dato que muestra en reporte del INEI es que un poco más del 70% de los empleados lo
hacen en empresas de menos de 10 trabajadores. Una buena parte de ellas son informales. Y
esto nos lleva a un dato adicional: si comparamos el trimestre julio setiembre 2018 contra
igual trimestre de 2017, el número de informales en el sector urbano aumentó. Ahora
representa 66.3%. La región que observó el mayor aumento de la informalidad fue la selva.

De hecho el problema del empleo es estructural y está más allá de coyunturas desfavorables.
Sin embargo, sino comenzamos con las reformas ahora que el presidente tiene altos niveles de
aprobación, su solución solo será un buen deseo.

La Realidad del Empleo en el Perú


Sin lugar a dudas, la principal fuente de ingresos de la gran mayoría de ciudadanos en el Perú
es el empleo. El mercado laboral tiene una demanda de empleo (empresas) y una oferta de
empleo (familias). Las empresas demandan trabajadores que son ofrecidos por las familias. A
riesgo de ser simplificador, los dos problemas más acuciantes de nuestra realidad laboral son
el subempleo y la informalidad, ambos consecuencia de la baja productividad.

Veamos algunos datos. En primer lugar, la población económicamente activa (PEA) está
compuesta por todas aquellas personas mayores de 14 años de edad, que están dispuestas a
trabajar. Perú tiene 31 millones de habitantes. De ese total, aproximadamente la mitad, es
decir, 16 millones, pertenecen a la PEA.

De los 16 millones, el 42% se encuentra subempleado por ingresos, lo que significa que la
persona tiene un empleo, pero obtiene al mes menos que un ingreso mínimo referencial, que
en enero de 2018 ascendió a 961 soles. 2% son subempleados por horas; en esta categoría se
encuentran aquellos que trabajan menos de 35 horas a la semana, desean trabajar más, pero
no encuentran dónde. El desempleo se acerca a 5% de la PEA y está compuesto por aquellos
que desean trabajar pero no encuentran dónde. Todos los porcentajes de calculan como
porcentaje de la PEA.

Redondeando cifras, la realidad es que el 50% de la PEA no está conforme con su situación.
Ahora bien, esto no significa que el 50% restante que sí tiene un empleo, se encuentre feliz con
su situación. Imagínese estimado lector, que basta que obtenga un ingreso mensual, digamos
de 1000 soles, para ser considerado adecuadamente empleado. Y no creo que esa situación
mantenga tranquilo a alguien. Dicho esto, en 2017 y de acuerdo con cifras del INEI, el empleo
formal disminuyó 2.8%. Lo más probable es que esa reducción haya hecho crecer el subempleo
o el desempleo.
El otro tema es la informalidad. Las cifras indican que el 75% de los trabajadores en el Perú lo
hace en el sector informal, sin acceso a beneficios sociales de ningún tipo. Se han dado muchas
explicaciones para este problema; aquí va una más: no existen los incentivos para formalizarse;
para ponerlo en términos simples, ¿qué gana un pequeño empresario si se formaliza? Solo
asume costos sin recibir beneficios por pagar impuestos.

La educación en el Perú, en especial la superior no está en línea con la demanda de trabajo;


¿qué estamos enseñando a nuestros jóvenes? ¿Sirve de algo? ¿Por qué encontramos tantos
profesionales sin trabajo o subempleados? La educación necesita de una reforma, aunque
parezca una frase hecha y repetida hasta el hartazgo. Los sueldos y salarios siguen a la
productividad, lo que significa que quienes más rinden, obtienen mayores salarios. La raíz del
problema del subempleo y la informalidad es la baja productividad y como consecuencia de
ella, los bajos salarios. Y la productividad en una parte importante, depende de la calidad y
pertinencia de la educación recibida.

La revolución de la productividad es la única alternativa que tiene el país. Ser más productivo
significa hacer más con lo mismo. Producir más con las mismas cantidades de recursos; y ello
pasa por alinear lo que aprendemos en las universidades con lo que necesita el mercado
laboral.

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