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fracaso de unas esperanzas utópicas o revolucionarias har-

to hipertrofiadas. Quien, por el contrario, aspire a menos


y se conforme con pequeños progresos, con un ir paso a
paso, podrá ser calificado, sin duda, como le ocurre a él,
de " o p t i m i s t a " S o y un viejo ilustrado y liberal, y, desde
luego, prehégeliáño." Popper acabó, en consecuencia, por.,
pedir una vuelta al estadio anterior a Hegel, ya que "Hegel
ha aniquilado el liberalismo en Alemania". El dualismo
entre ser y deber ser,} tan necesario para el progreso del
mundo, se esfumó en la "ilustración posthegeliana", y en
él viene, sin embargo, contenido el supuesto básico para
una acción con sentido. "La presunción de poseer un saber
tan desmesurado sobre el mundo es lo falso... No sabemos
nada y, en consecuencia, no tenemos más remedio que ser
modestos; y porque somos modestos podemos ser opti-
mistas."
Unicamente en este punto avanzado de la discusión se
hizo la luz acerca de esa profunda interrelación de base
que había jugado un papel tan importante en la elección
del tema. Me refiero a la íntima relación existente entre
ciertas ideas acerca de la tarea de la sociología, ciertas
posiciones epistemológicas y lógico-científicas y cier-
tos principios morales de relevancia política. Por otra
parte, tampoco emergieron todos los síndromes de con-
cepción científica y de posición política representados en
la sociología alemana.
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Que la discusión de las ponencias entre Popper y Ador-


no ha dejado abiertas muchas cuestiones es algo tan tri-
vial que casi no vale la pena ni decirlo. Y, sin embargo,
insistir aquí en ello no deja de tener cierto sentido. La
discusión de Tübingen dejó a muchos de los que inter-
vinieron en ella con un vivo sentimiento de decepción.
Lo cual obliga a plantearse el problema de qué es lo que
faltó en la discusión para que pudiera cristalizar tal sen-
timiento, un problema aún más agudizado por el hecho
de que lo fructífero de ambas ponencias queda fuera de
toda duda. En cierto modo la respuesta a esta cuestión
ha sido ya insinuada de maneras diversas. Contraria-
mente a las expectativas de los organizadores, el tema
no se reveló como el más apropiado para sacar a la luz
las controversias que en muchas de las discusiones que
entre sí mantienen los sociólogos alemanes figuran más
o menos tácitamente, laten y se revelan. Otro motivo
de la decepción habrá, sin duda, de cifrarse en el he-
cho de que la discusión no condujo a l a precisión de
posiciones lógico-científicas de.tipo general, es decir, a
detallados análisis paradigmáticos de tales o cuáles teo-
rías, por ejemplo, o a la enérgica determinación de la
relación entre teoría y empiria, de construcción, aná-
lisis e investigación factual. La referencia a problemas
sociológicos específicos y también, quizá, a los proble-
mas candentes de los prácticos de la investigación social

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