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Las aguas subterráneas son aquellas formaciones de agua dulce situadas a nivel superficial
en la corteza terrestre. Suelen encontrarse en formaciones geológicas impermeables llamadas
acuíferos.
Surgen debido al filtrado de las precipitaciones de agua (ya sea en forma de lluvia o nieve) a
través de los poros del terreno. Pueden mantenerse ocultas durante millones de años y según
su profundidad será más sencillo localizarlas y acceder a ellas. Cabe resaltar la gran
importancia que tienen ya que un gran porcentaje de la población se abastece de ellas, además
son útiles para la industria y la agricultura, y tienen capacidad para poder albergar numerosas
formas de vida.
El agua subterránea representa unas veinte veces más que el total de las aguas superficiales
de la tierra, de ahí la importancia de esta agua como reserva y como recurso de agua dulce.
Del total del agua dulce terrestre, el 21% es agua subterránea. Se aloja en los acuíferos bajo
la superficie de la Tierra.
El agua del subsuelo es un recurso importante y de este se abastece a una tercera parte de la
población mundial, pero de difícil gestión, por su sensibilidad a la contaminación y a la
sobreexplotación. El agua subterránea es parte de la precipitación que se filtra a través del
suelo hasta llegar al material rocoso que está saturado de agua. El agua subterránea se mueve
lentamente hacia los niveles bajos, generalmente en ángulos inclinados (debido a la
gravedad) y eventualmente llegan a los arroyos, los lagos y los océanos.
Es una creencia común que el agua subterránea llena cavidades y circula por galerías. Sin
embargo, no siempre es así, pues puede encontrarse ocupando los intersticios (poros y
grietas) del suelo, del sustrato rocoso o del sedimento sin consolidar, los cuales la contienen
como una esponja. La única excepción significativa la ofrecen las rocas solubles, como las
calizas y los yesos, susceptibles de sufrir el proceso llamado karstificación, en el que el agua
excava simas, cavernas y otras vías de circulación, modelo que más se ajusta a la creencia
popular.
Descripción: El agua subterránea representa unas veinte veces más que el total de las aguas
superficiales de la tierra
El agua subterránea tiende a ser dulce y potable, pues la circulación subterránea tiende a
depurar el agua de partículas y microorganismos contaminantes. Sin embargo, en ocasiones
éstos llegan al acuífero por la actividad humana, como la construcción de fosas sépticas o la
agricultura. Por otro lado, la contaminación puede deberse a factores naturales, si los
acuíferos son demasiado ricos en sales disueltas o por la erosión natural de ciertas
formaciones rocosas.
La contaminación del agua subterránea puede permanecer por largos períodos de tiempo.
Esto se debe a la baja tasa de renovación y largo tiempo de residencia, ya que al agua
subterránea no se le puede aplicar fácilmente procesos artificiales de depuración como los
que se pueden aplicar a los depósitos superficiales, por su difícil acceso.
Entre las causas antropogénicas (originadas por los seres humanos), debidas a la
contaminación están la infiltración de nitratos y otros abonos químicos muy solubles usados
en la agricultura. Estos suelen ser una causa grave de contaminación de los suministros en
llanuras de elevada productividad agrícola y densa población.
Otras fuentes de contaminantes son las descargas de fábricas, el mal manejo de residuos
sólidos urbanos, los productos agrícolas y los químicos utilizados por las personas en sus
hogares y patios. Los contaminantes también pueden provenir de tanques de almacenamiento
de agua, pozos sépticos, lugares con desperdicios peligrosos y vertederos. Actualmente, los
contaminantes del agua subterránea que más preocupan son los compuestos orgánicos
industriales, como disolventes, pesticidas, pinturas, barnices, o los combustibles como la
gasolina.
En cuanto a los abonos químicos minerales, los nitratos son los que generan mayor
preocupación. Estos se originan de diferentes fuentes: la aplicación de fertilizantes, los pozos
sépticos que no están funcionando bien, las lagunas de retención de desperdicios sólidos no
impermeabilizadas por debajo y la infiltración de aguas residuales o tratadas.
Obras de captación para agua subterránea
a) Cajas de Manantial
b) Pozos
c) Galerías filtrantes
a) Manantiales
Los manantiales pueden ser de filtración, de fisura o tubulares según los intersticios de donde
proviene el agua y de gravedad o artesianos según su origen. Figura 6.1.
Figura 6.1. Caja de manantial. El detalle muestra la unión de la tubería con dos codos a 90°
con el fin de permitir que el filtro sea levantado sobre el nivel del agua para su limpieza.
b) Pozos
Un pozo es una perforación vertical, en general de forma cilíndrica y de diámetro mucho
menor que la profundidad. El agua penetra a lo largo de las paredes creando un flujo de tipo
radial. Se acostumbra clasificar a los pozos en "poco profundos o someros" y "profundos”.
Los pozos someros “excavados” son aquellos que permite su explotación del agua freática y
o subáleva, (Figura 6.3)
Figura 6.3.
Se construyen con picos y palas; tienen diámetros mínimos de 1.5 metros y no más de 15
metros de profundidad. Para permitir el paso del agua a través de las paredes del pozo se
dejan perforaciones de 25 mm de diámetro con espaciamiento entre 15 y 25 cm centro a
centro. Si las paredes del pozo son de mampostería de piedra o tabique, se dejan espacios sin
juntear en el estrato permeable para permitir el paso del agua. (Figura 6.4).
No consolidado
Arcilla 55 3 1.2x10-6
Marga 35 5 6.4 x10-6
Arena fina 45 10 3.5 x10-5
Arena media 37 25 1.5 x10-4
Arena gruesa 30 25 6.9 x10-4
Arena y grava 20 16 6.1 x10-4
Grava 25 22 6.4 x10-3
Consolidado
Esquisto <5 3 1.2 x10-12
Granito <1 0 1.2 x10-10
Roca fracturada 5 2 5.8 x10-5
en la cual V es la velocidad del agua, h la diferencia de cargas entre dos puntos separados
por una distancia igual a l, i es el gradiente hidráulico y K una constante que depende de las
características del acuífero y que debe determinarse experimentalmente para cada tipo de
material. Sin embargo, debe reconocerse que las fórmulas originadas por muchos
investigadores para la evaluación de K sólo son aplicables a arenas relativamente uniformes,
y no a los materiales que normalmente se encuentran en los acuíferos.
La permeabilidad, expresada por el coeficiente P, se ha determinado en el laboratorio para
varios materiales, pero la toma de muestras y la reproducción de las condiciones del terreno
lleva a grandes errores.
Al efectuarse la extracción del agua de un pozo con equipo de bombeo, ocurre un abatimiento
de la superficie libre del agua dentro del ademe, deteniéndose hasta que ocurra el equilibrio
con la aportación de los mantos acuíferos. En el subsuelo que rodea al pozo, debido al
escurrimiento del agua hacia el mismo se provoca una depresión cónica denominada "Cono
de Abatimiento", cuya influencia se deja sentir según el caudal extraído y la clase de material
que rodea al pozo (Figura 6.8).
Figura 6.8. Cono de abatimiento.
Thiem, un hidrólogo alemán que estudió la permeabilidad de los materiales, propuso una
determinación de la permeabilidad sobre el terreno. Consiste en perforar "pozos de
observación" en el cono de abatimiento de un pozo en explotación, observando los descensos
del cono por medio de sondeos dada, por la fórmula (6.2)
Figura 6.9
Alternativamente, la ecuación 6.2 puede escribirse como en la ecuación (6.3).
El valor de P así obtenido será aplicable a una gran parte del acuífero.