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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA

Facultad de Teología

LICENCIATURA EN TEOLOGÍA
CON ESPECIALIDAD EN DOGMÁTICA

Taller de tesis.
Profesores:
Doctor Presbítero Andrés Dicio
Doctora Silvia Lastra

Reseña bibliográfica del artículo:


Desarrollos de la teología trinitaria. De la Lumen gentium hasta nuestros días
Marco SALVATI
“Trinidad y comunión. A los cuarenta años de la Lumen gentium.” AA VV. Semana de Estudios
Trinitarios. Secretariado Trinitario

El artículo reseñado plantea la evolución y la cada vez mayor relevancia que el discurso
trinitario ha tenido en los estudios teológicos gracias a las aportaciones del Concilio Vaticano II, en
especial de la Encíclica Lumen gentium (LG). He elegido este artículo porque me permite ubicar la
temática de mi tesis de licenciatura en un marco histórico teológico que ayuda a comprender la
actualidad y vitalidad que tiene la misma para el pensamiento teológico contemporáneo. El tema de
mi tesis gira en torno a la relación entre el misterio pascual y la Trinidad en el pensamiento de Juan
Pablo II, en su Encíclica Dominum et vivificantem.
El artículo en cuestión se estructura en tres grandes momentos. En el primero se analiza la
situación de la teología trinitaria de principios del siglo XX y las causas que provocaron una especie
de revolución copernicana en el crecimiento y desarrollo de dicha teología 1, y el aporte realizado
principalmente por la LG. En el segundo se consideran los aportes de la LG para el mencionado
crecimiento. Culmina el artículo con un balance de la situación actual, sus aciertos, su madurez, sus
luces y sus sombras.
En primer lugar se analiza el problema de fondo que tenía la teología trinitaria de principios
del siglo XX: la separación y escasa comunicación, en los manuales de teología de entonces, de los
tratados De Deo uno y De Deo trino. Esta teología fue escrita en el contexto del debate iluminista, y
se hallaba signada por la dialéctica apologética, la cual centraba su atención en la credibilidad
racional de un discurso atendible sobre Dios, en definitiva, la credibilidad del dato de fe. Es por eso,
observa el autor, que en el discurso sobre Dios prevalecía el acento sobre el aspecto monoteísta y
esencialista, y el discurso trinitario se parecía excesivamente a un “teorema celestial”, alejado de la
historia de las personas. Además de los ya señalados el autor observa otros límites: el uso
superficial de las fuentes, la ausencia casi absoluta de interés por los aspectos históricos de la vida
trinitaria; y la irrelevancia de la Trinidad para los demás tratados teológicos.
En este contexto de “subdesarrollo trinitario” se produce una corriente de renovación
teológica, resultado de diferentes factores, entre los cuales sobresale el Concilio Vaticano II, que fue
a la vez meta de dicha corriente y punto de partida para un trabajo verdaderamente fecundo. Esto se
1 Cf pag 43
debió, destaca el autor, a que el Concilio motivó nuevas perspectivas en la sistematización del
discurso teológico, en especial sobre el tema trinitario. La cuestión trinitaria fue abordada
principalmente en el ámbito de la eclesiología. La LG contribuyó en modo peculiar a redescubrir la
relación Iglesia-Trinidad, y esto bajo un doble influjo señala el autor: de modo directo, cuando
presenta la Iglesia ya no en una perspectiva de tipo gerarcológico sino en clave de comunión y en
camino hacia la comunión trinitaria; de modo indirecto, porque la eclesiología posterior ha
desarrollado aspectos ligados o ligables a la perspectiva trinitaria. En este contexto señala el artículo
un dato importante: la fecundidad que brota del contacto con la teología ortodoxa y las iglesias de la
reforma en el diálogo ecuménico, siempre en la perspectiva de la Iglesia-comunión.
En el segundo momento del artículo, el autor presentará los nuevos horizontes que se fueron
abriendo gracias a esta fecunda relación entre eclesiología y Trinidad, donde se abordarán tres
temáticas. En primer lugar, gracias al redescubrimiento de la eclesiología, se verifica una notable
renovación de la Cristología que repercute en el discurso de la Trinidad de dos modos: un nuevo
modo de plantear la relación Cristología y teología y una mayor relevancia del misterio pascual para
comprender el misterio de la Trinidad. En estas temáticas el autor menciona los aportes de
diferentes pensadores, entre los que destacan Barth, Balthasar y Pannenberg. La segunda cuestión
que observa en este punto es la fascinación suscitada por el pensamiento hegeliano. Su concepción
del Absoluto como realidad dinámica, en oposición a una concepción metafísica tradicional sobre el
misterio del Dios cristiano, sirvió a muchos como horizonte epistemológico para explicar el
misterio de la Trinidad. Por último destaca la propuesta de Karl Rahner con su Grundaxiom, los
aportes del mismo, límites y senderos aún por recorrer.
La última cuestión de este artículo observa las principales conquistas de este proceso
teológico, las grandes líneas o tendencias y los puntos que aún quedan abiertos. Además de la
centralidad de la temática de Dios, la relación indisoluble entre teología y cristología y la
centralidad del misterio pascual, se destacan otras conquistas: la dimensión soteriológica del
misterio trinitario y la centralidad que tiene en la historia de la salvación, el desarrollo equilibrado
de la temática pneumatológica, la Trinidad como paradigma de comprensión de cualquier capítulo
de la reflexión teológica, y la necesidad de incluir el dolor de los inocentes en la reflexión acerca
del Dios cristiano. Con respecto a las tendencias destaca dos grandes cuestiones: hay una
inclinación a privilegiar la reflexión acerca de la tripersonalidad en Dios respecto al misterio de su
unidad; se percibe un cierto desapego de los teólogos de la Trinidad frente a la metafísica
tradicional. El autor señala que no conviene olvidar la importancia de la filosofía en el discurso
teológico. El artículo pone de manifiesto, también, los puntos abiertos, es decir, aquellas cuestiones
que quedan por resolver por no tener el debido enfoque. El autor se cuestiona si acaso no es
legítimo mantener la distinción entre los dos tratados sobre Dios, superando las críticas de Rahner.
Íntimamente unido a esta cuestión se pregunta de qué manera sería adecuado cimentar el tema de la
unidad de Dios. Por último, sostiene el artículo, que es preciso replantearse dos temas muy
conectados: el de la necesidad de una teología natural y la cuestión de un lenguaje que combine la
narración y la especulación. A su vez propone temas para continuar la reflexión: verificar si
efectivamente se dio la vivificación trinitaria de los diversos tratados de la teología y en la misma
catequesis; que haya un mayor intercambio entre teólogos de distintas geografías; que la teología
vivida por los santos ocupe mayor relevancia en la reflexión.
En la conclusión del estudio se señala que ya hay signos de que el proceso de desarrollo de
la teología trinitaria está alcanzando una madurez “abierta”: la celebración del Jubileo del 2000, el
trabajo desarrollado por el Secretariado Trinitario, y la confección de algunos manuales de teología
trinitaria de indiscutible valor son algunos signos que marcan esta maduración.
El panorama presentado en este artículo es verdaderamente alentador, no sólo por la solidez
y madurez de las reflexiones trinitarias que se fueron conquistando en las últimas década sino
también por las riquezas que aún quedan por descubrir en este maravilloso mundo del Dios Uno y
Trino. Notamos a veces que el autor peca de optimismo en algunas expresiones referidas a la
prontitud con que los cambio se dieron a partir del Vaticano II. No creemos que se haga la debida
justicia a la enseñanza de Santo Tomás sobre el tema trinitario, a quien muchos parecen culpar de
gestar la teología manualística cuyas limitaciones desarrolla el artículo. Una lectura más profunda
del Aquinate, con la debida hermenéutica, permite apreciar de manera positiva su aporte a la
teología en general y al misterio trinitario en particular2.

Pbro Gregorio Alvarez


FASTA

Buenos Aires, 15 de mayo de 2019

2 Me surgen dos temas para cuestionar esta afirmación del autor: 1) ambos tratados, De Deo uno y De Deo trino
están pensados en íntima conexión; 2) la cuestión de la Trinidad se cierra con el tema de las misiones de las
Personas. De aquí que me pregunto, en primer lugar, si existe tal separación entre ambos tratados y si se puede decir
que el tema trinitario se cierra en un teorema celestial como sostiene el autor. Cf. A. RAMOS, “El método teológico
de Tomás de Aquino en el tratado de la Trinidad”. Extraído del sitio
http://www.hottopos.com/videtur30/alejandro.htm

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