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46 vida & artes EL PAÍS, miércoles 28 de abril de 2010

cultura

El PP acusa a la ÍDOLOS DE LA CUEVA por lo que habían tenido que ser


reescritos para mí por otros que
sí podían hacerlo. Alguien que,

ministra de falta El autor oculto después del autor, pero antes que
yo, los había leído, y que había
tenido que tomar decisiones fun-

de política cultural RODRÍGUEZ


damentales para poder comuni-
MANUEL carme sus secretos ocultos sin
que el relato original perdiera de-
RIVERO masiado en el viaje de llegada.
El Cabanyal centra la comparecencia Cuando leo, por ejemplo, Es-
tambul o Tokio blues o Corrección
de González-Sinde en el Congreso Los dos primeros libros que re- no que otros habían trazado ne- —textos que no sabría leer sin
cuerdo haber leído fueron una gro sobre blanco habría permane- mediación— no puedo evitar pre-
GREGORIO BELINCHÓN (no habrá nueva) y la de Econo- edición aligerada de Robinson cido mudo, infranqueable. En guntarme cuánto de lo que en
Madrid mía Sostenible, la ley antidescar- Crusoe y una expurgada de Las cierto modo, yo era como una ellos leo pertenece a Pamuk o a
gas: “No se bloqueará el acceso mil y una noches. Antes hubo partera: leer era también crear, Murakami o a Bernhard, y cuán-
Ya podía la ministra de Cultura, a ningún contenido sin la autori- otros: cuentos, historias infanti- dar vida a aquellas historias in- to a Rafael Carpintero o a Lour-
Ángeles González-Sinde, hablar zación de un juez”. Lassalle, a les, álbumes de tebeos. Pero de mortales. des Porta o a Miguel Sáenz. Qué
del barrio valenciano de El Ca- lo suyo: “Mañana sólo se habla- aquellos dos conservo una memo- Entonces no era consciente de debo al autor y cuánto a los que
banyal, del Plan de Turismo Cul- rá de El Cabanyal y no del des- ria intensa y nada nebulosa, teji- que, además de quien los había pusieron su obra a mi alcance.
tural, de la fusión de las socieda- fallecimiento interno de su mi- da con la magia de muchas tar- imaginado y escrito, aquellos li- Los traductores —se ha repetido
des estatales de promoción en el nisterio”. En esos momentos, des consumidas descifrando en bros cuya lectura tantos placeres hasta la saciedad— han sido des-
exterior de la cultura española o la alcaldesa de Valencia, Rita soledad signos que me condu- me proporcionaba tenían otro au- de siempre elementos fundamen-
de que el Guernica no se mueve, Barberá, acusaba a González- cían lentamente a un sentido, des- tor oculto. Tanto Robinson como tales en la transmisión y univer-
que José María Lassalle, porta- Sinde de prevaricar al ocultar velándome una historia que, con Las mil y una noches (de la que leí salización del saber. Y, sin embar-
voz de Cultura del PP en el Con- un informe favorable a los de- mi esfuerzo, conseguía desplegar una adaptación de la edición fran- go, uno no deja de tener la impre-
greso de los Diputados, seguía rribos. La respuesta: “Nunca lo ante mi imaginación, y de la que, cesa de Antoine Gallant) habían sión de que ese reconocimiento
erre que erre: “Aseguró que el hemos hecho, y si la alcaldesa por ello mismo, también me sen- sido escritos originalmente en se da demasiado por supuesto, de
diálogo sería su método de tra- quiere ir a los tribunales, respe- tía autor. Si no hubiera sido por lenguas diferentes a la mía, len- que tiene algo de impostado, de
bajo. No ha sido así. Usted care- to su decisión”. mi empeño de lector, aquel cami- guas que yo no podía entender, declaración de buenas intencio-
ce de política cultural de Estado. nes que no siempre se plasma en
La tuvo Molina, su antecesor. esa clase de convicción profunda
Carmen Calvo tenía política cul- que cambia hábitos y modifica
tural, pero no de Estado. Usted, conductas.
nada de nada”. Me refiero, por ejemplo, al ex-
El ataque tuvo lugar durante plícito reconocimiento editorial
la comparencia de la ministra del traductor como coautor del
en la Comisión de Cultura del libro en la lengua de llegada. La
Congreso. Allí, González-Sinde mezquindad con que todavía mu-
desgranó las líneas que España chos sellos (incluso literarios) di-
defenderá en el Consejo de Mi- simulan su nombre —confinán-
nistros europeos de Cultura en dolo a la portada interior y la pá-
mayo: “Digitalización del patri- gina de créditos, en vez de estam-
monio cultural europeo, oferta parlo en la cubierta— me resulta
legal de contenidos por Inter- inexplicable. Se diría que el edi-
net, digitalización de las salas de tor se avergüenza del traductor,
cine e impulso de la iniciativa que no desea concederle excesi-
del Sello del Patrimonio Euro- vo protagonismo, por si acaso.
peo [una especie de sello de Por supuesto, una actitud seme-
calidad]”. González-Sinde puso jante tiene que ver con la consi-
como ejemplo de esa apuesta in- deración editorial del traductor,
ternáutica el Museo del Prado: con el regateo a la hora de nego-
“Entran más visitantes en su
web que en su edificio. El año
pasado tuvo 2.800.000 visitan-
tes físicos, y nos acercamos a su
Los traductores
límite”. son fundamentales
En cuanto a El Cabanyal, ase- en la transmisión
guró que el ministerio destinará
todos los medios para salvarle. del saber
“Se pueden hacer muchas cosas
antes que reducir El Cabanyal a
una zona cero”. Y propuso un ciar tarifas (hace tiempo congela-
panel de expertos internaciona- das), con la reticencia a pactar
les y solicitar un informe al Par- regalías que le permitan partici-
lamento Europeo. par en el pastel de los beneficios,
A la ministra también le tocó especialmente en el caso de que
defender la Ley de Patrimonio el libro que tradujo se convierta
en un best seller.
El nombre del traductor debe

Antonio Soler bucea con ‘Lausana’


figurar en la cubierta del libro. Su
visibilidad es imprescindible co-
mo reconocimiento y como ele-

en el lado más amargo de la feminidad mento de información al lector-


consumidor. La manida excusa
de los “imperativos” gráficos es
pura filfa. Cuando Jaime Salinas,
RICARDO GRANDE, Madrid bres tenemos idealizada la figura En la novela, Soler se mete pos separados, el de los hombres maestro de editores, encargó a
de la madre. Después de hablar dentro de la cabeza de Margari- se me quedaba pequeño. Ellas Enric Satué el diseño de la segun-
Un viaje en tren, aunque no dure con muchas de ellas, ves que tam- ta, una persona frágil que sufre conversaban sobre sentimientos, da Alfaguara, uno de los “impera-
ni una hora, es suficiente para bién son humanas”. El resultado las humillaciones de su entorno. cosas que me atraían más”. tivos” fue precisamente que el
recordar toda una vida. También es Lausana, su última novela, El autor atraviesa ese caparazón Margarita fantasea con que nombre del traductor figurara
para imaginarla: justo lo que hi- (Mondadori). y cuenta lo que se esconde de- una bomba atómica pulverice el bien claro en los paratextos de la
zo Antonio Soler (Málaga, 1956), Es el décimo libro que publica trás: rencor, odio y asco, incluso mundo y así conseguir la ansia- cubierta. En los setenta esa deci-
cuando vio en un vagón a “una este escritor, que ha ganado, en- hacia su propio hijo. Nadie que- da tranquilidad. “La felicidad es sión creó escuela y hubo algunos
anciana de unos 70 años que no tre otros, el Premio Planeta y el rría que su madre hubiera firma- algo que ni se plantea”, comenta sellos (literarios) que la adopta-
parecía haber sido una mata ha- Nadal. Este último por El camino do líneas como esta: “Aquellas Soler. Con la intención de ver a ron. Pero hoy parece que en ese
ri”, recuerda el novelista. A par- de los ingleses, que llevó al cine su tardes de domingo amamantan- su hijo, que vive en Suiza, la pro- aspecto hemos retrocedido. Se di-
tir de esa imagen, la de una mu- amigo de la infancia Antonio Ban- do al niño, esa cosa siniestra”. tagonista realiza el trayecto Gine- ría que, para ciertos editores, el
jer común y solitaria, el autor deras. “Que unos chicos de barrio “Siempre me interesó mucho bra-Lausana. “El tren simboliza traductor es como ese pariente in-
afronta el reto de explicar —y “no dijeran que querían ser escrito- la visión femenina. Se podría de- el paso de la vida”. Soler dará pis- cómodo que se evita presentar a
sólo dibujar”, recalca— un perso- res o actores era para tomarlos cir que llevo documentándome tas en cada parada para enten- los amigos. Dándole la vuelta al
naje femenino con su lado más por idiotas”, recuerda de aquella desde los cuatro años. Cuando der a Margarita, esa madre heri- viejo tópico, ahora el traductor es
amargo al descubierto. “Los hom- época con una tranquila sonrisa. era pequeño y se formaban gru- da a la que él conoce tan bien. el traicionado.

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