Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Introducción
El factor común que impulsó la reflexión filosófica de todos los presocráticos fue, sin
duda, la búsqueda de lo verdaderamente real (el ser puro y primario), el denominado
arché, es decir, aquel elemento que permanece en la pluralidad (cambios continuos)
de todas las cosas.
Por ello, este ensayo estará divido en cuatro partes. La primera presentará a grosso
modo la concepción de Heráclito sobre el ser; después, en un segundo momento,
hablaremos sobre la concepción metafísica de Parménides; en un tercer apartado
se intentará conciliar ambas posturas y, por último, terminaremos con un comentario
a manera de conclusión.
Parménides, del cual se dice que muy probablemente fue miembro de la escuela
pitagórica, concentra su filosofía en el famoso poema sobre el Ser. Dicho personaje
critica duramente el pensamiento de sus predecesores (Pitágoras y Heráclito).
Además, toma una actitud radical ante el problema de lo verdaderamente real (el
Ser) excluyendo por completo la validez del conocimiento sensible. Al respecto,
Copleston afirma: “Resumida su doctrina quiere decir que el Ser, el Uno, es, y el
devenir, el cambio, no pasa de mera ilusión”5.
Por esta postura radical ante lo sensible, algunos han calificado a Parménides:
“padre del idealismo”. Otra vez nos encontramos, como en Heráclito, con el mismo
error interpretativo. En efecto, del desprecio de lo sensible, no se sigue que el Uno
de Parménides sea equivalente a la Idea de Platón. Inclusive, se puede llegar a
calificar a Parménides más como materialista que como idealista. ¿Por qué? Porque
el Ser que predica, y todos sus atributos, no se encuentra en una realidad
suprasensible, sino en la misma realidad material que vemos: “Sólo la razón puede
Por lo tanto, la verdad y el ser de las cosas ha de buscarse, no en los sentidos, sino
en la razón, pero teniendo siempre sumo cuidado de no identificar o confundir el
“ser pensado” con el “ser pensamiento”7.
Conclusión
Simplemente diré que ha habido varios filósofos que han intentado armonizar el
pensamiento de Heráclito y Parménides. El primero en intentarlo fue Platón, aunque
se inclinó más por el desprecio a lo sensible. El segundo y más feliz intento fue el
de Aristóteles, que rescató el “ser material e inmutable” en la cosa, aunque también
afirmó el “ser inestable y cambiante” en la misma cosa.