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PROGRAMA DE
FORMACIÓN
CONTINUA AOSPINE
Ciclo 1
PROGRAMA DE FORMACIÓN CONTINUA AOSPINE – Ciclo 1
OBJETIVOS
Identificar las distintas lesiones traumáticas de
la columna vertebral.
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Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
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Ninguna clasificación es perfecta y esto se debe al hecho de que algunos casos son difíciles de
encajar en grupos, simplemente por ser únicos o tener características ambiguas.
El primer Una clasificación ideal debe ser simple, universal, comprensible y reproducible en todo
requisito para el mundo y, por encima de todo, debe permitir o ayudar a la toma de decisiones en el
clasificar bien tratamiento.
una fractura
es tener hecha
una buena Se debe tener presente que ante la presencia de cualquier lesión traumática vertebral, el resto de
historia y la columna debe ser examinada en búsqueda de lesiones asociadas, dado que existe un riesgo de
examen físico cerca del 34% de lesiones no contiguas de la columna (Green y Saifuddin, 2004).
del paciente.
El conocimiento del mecanismo de trauma en sus detalles (como altura de una caída, posición de
la caída, velocidad de un accidente automovilístico, tipo de impacto, posición en el auto, uso de
cinto de seguridad) muchas veces auxilia a la comprensión de las lesiones encontradas.
Muchas Las radiografías tienen que mostrar toda la extensión de la zona a evaluar.
Es necesario recordar que la técnica utilizada en la obtención de la imagen
veces los El segundo requisito
puede dificultar la visualización de algunos sectores como la transición
mecanismos es tener exámenes
cervicotorácica. Si no se cuenta con radiología digital y no es posible tener
son mixtos, buenas imágenes radiográficas, debe utilizarse una tomografía computada complementarios de
pudiendo o una resonancia magnética (RMN). buena calidad.
ocasionar
características En la radiografía, se debe imaginar lo que pasa en la estructura de la columna cuando esta es
ambiguas en sometida a determinadas fuerzas y de qué manera va a fallar mecánicamente.
las imágenes. Ante un trauma axial, se debe buscar una fractura del cuerpo vertebral, distanciamiento
Es importante lateral de los pedículos y pérdida de altura de la vértebra.
correlacionar
las imágenes Ante un trauma en distracción posterior, es esperable ver una apertura del espacio entre los
con una procesos espinosos, mostrando indirectamente la lesión ligamentaria posterior.
posible Ante un trauma en rotación, se puede encontrar una actitud escoliótica y desalineación de los
lesión de las procesos espinosos en la radiografía anteroposterior.
estructuras
anteriores y Para la correcta evaluación de las lesiones, se debe utilizar muchas veces la tomografía computada
posteriores. y/o la RMN. La tomografía computada para ver mejor detalles óseos y la RMN para identificar
lesiones discales y ligamentarias, además de las lesiones medulares.
Las lesiones de la columna cervical alta que se abordan en este material son las siguientes: El conocimien-
to de la
anatomía
Fracturas del cóndilo occipital regional y un
alto índice
Fracturas del atlas de sospecha
de lesión son
Lesiones de la columna fundamentales
Luxación y subluxación atlantoaxial
cervical alta
para un
Fractura de odontoides diagnóstico
preciso,
Espondilolistesis traumática del axis necesario
para indicar
el tratamiento
correctamente.
Fracturas del cóndilo occipital
Las fracturas de cóndilo occipital fueron divididas en tres tipos, de acuerdo con la clasificación de
Anderson y Montesano (1988).
Es fundamen- Puede acompañarse de déficit neurológico cuando hay asociación con una fractura de odontoides,
tal descartar lesión de los ligamentos alares o lesión del ligamento transverso.
las lesiones
El ligamento transverso es la principal estructura que asegura la estabilidad traslacional de C1
asociadas,
sobre C2. Su evaluación, y las de otras posibles lesiones asociadas, son fundamentales para el
ya que tratamiento correcto de las fracturas de C1.
estas están
presentes en Cooper fue el primero en describir las fracturas del atlas en 1823. En 1920, Jefferson describió la
la mitad de las fractura en estallido del atlas atribuyendo a la misma el mecanismo de carga axial. Actualmente,
fracturas del son frecuentemente asociadas a accidentes automovilísticos (Han, Witten y Musselman, 1976;
arco posterior Segal, Grimm y Stauffer, 1987; Werne, 1957).
(Esses, 1981;
Lipson, 1977). Con la compresión de C1 sobre C2, ocurre la ruptura del atlas en los puntos de mayor fragilidad.
Estos lugares son los arcos posterior y anterior que, cuando están fracturados, permiten el
desplazamiento de las masas laterales.
La lesión de la arteria vertebral también puede ocurrir en asociación con las fracturas de C1. Los
síntomas encontrados con mayor frecuencia son los siguientes:
• nistagmo,
• vértigo,
• desorientación por la insuficiencia vertebrobasilar,
• neuroplaxia de los nervios suboccipitales.
Las lesiones neurológicas medulares son raras, pues el comportamiento habitual de esta
fractura es aumentar el área del conducto.
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Ante la lesión del ligamento transverso, se puede encontrar asimetría de las masas articulares
en relación al odontoides. Otro indicio de la insuficiencia del ligamento transverso es cuando
la suma de la distancia entre el borde lateral de la masa articular de C1 y C2 del lado derecho e
izquierdo es superior a 6,9 mm, según el criterio de Spence (Levine y Edwards, 1991; Spence,
Decker y Sell, 1970). En la radiografía, se debe considerar la magnificación inherente al método
radiográfico y considerar una suma mayor a 8,1 mm (Heller, Viroslav y Hudson, 1993).
Se observa el criterio de
Spence adaptado por Heller:
la suma de A + B mayor a
8,1 mm es patológica.
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También pueden ser clasificadas en estables e inestables de acuerdo con la contención obtenida
del ligamento transverso (Dickman, Greene y Sonntag, 1996). Son estables las fracturas aisladas
del arco posterior, del arco anterior o de la masa lateral (Tipos I, II o III), sin asociación de
lesión en el ligamento transverso. Las fracturas inestables son las fracturas del arco anterior
con desvío posterior del atlas en relación al odontoides y las lesiones por estallido, junto con el
desplazamiento de las masas laterales mayores a 6,9 mm (Spence), lo que ocurre por lesión del
ligamento transverso.
En las lesiones unilaterales con lesión del ligamento transverso, ocurre rotación de 45°. Para que
ocurra luxación bilateral con integridad del ligamento transverso, deben existir 65° de rotación
entre C1 y C2 llevando a una reducción de las dimensiones del conducto y al riesgo de lesión
neurológica. Más allá de esto, la rotación exagerada puede traer daños vasculares con isquemia
del tronco y consecuencias neurológicas catastróficas (Jones, 1932; Schnieder y Schemm, 1961).
El cuadro clínico puede variar desde dolor cervical en las subluxaciones hasta un cuadro de
tortícolis con flexión del cuello para un lado y rotación de la cabeza para el lado opuesto. Son
frecuentes las fracturas de las masas laterales asociadas.
Una vez más, se necesita una sospecha clínica fuerte para el diagnóstico correcto, ya que
el paciente generalmente no presenta déficit neurológico y las imágenes muchas veces son
inadecuadas.
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Fielding y Hawkins (1977) fueron los primeros en agrupar esas lesiones y utilizar el término
deformidad rotatoria fija para denominarlas. Su clasificación en cuatro tipos fue más tarde
ampliada por Levine y Edwards (1986) a cinco tipos.
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La luxación rotatoria franca es extremamente atípica y fue el tipo adicionado por Levine y
Edwards (1986). La diferencia es que, en este caso (Tipo IV), una de las masas laterales tienen un
desvío posterior y la otra masa tiene un desvío anterior, al contrario del tipo III, en el cual ambas
masas tienen un desvío anterior asimétrico.
Fractura de odontoides
Las fracturas de odontoides se presentan entre el 9% y el 15% de las fracturas cervicales de la
población adulta (Lee, Chun y Leong, 1984; Subach, et al., Vaccaro, Madigan y Ehrler, 2000).
Es la fractura
En los ancianos, son consecuencia de traumatismos de baja energía por caídas de la propia altura. cervical más
En la población más joven, la fractura de odontoides es resultado de traumatismos de mayor común en la
energía como accidentes automovilísticos. población con
más de 70
La fractura de odontoides está asociada al movimiento de flexoextensión exagerado.
años (Ryan y
Henderson,
1992).
La asociación de lesiones neurológicas varía del 2% al 27%, siendo de alta gravedad o hasta
fatal cuando se presenta (Clark y White, 1985; Ekong, Schwartz, Tator, Rowed y Edmonds,
1981; Hanssen y Cabanela, 1987; Maiman y Larson, 1982; Schweigel, 1987).
Las radiografías simples, en las incidencias de frente, perfil y transoral son un instrumento
importante para el diagnóstico (Keats et al., 2000; Pasquale y Fabian, 1998).
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En las lesiones crónicas, las radiografías dinámicas pueden ser utilizadas para evaluar la FORMACIÓN
movilidad de los fragmentos. CONTINUA AOSPINE
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Hadley et al. (1988) propusieron la inclusión del subtipo IIA en la clasificación de Anderson y
D’Alonzo. Este subtipo se refiere a una fractura en la que hay un fragmento conminuto anterior o
posterior, está presente en el 5% de los casos y está asociado a un riesgo elevado de pseudartrosis.
En el inicio del siglo XX, trabajos respecto de la posición del nudo en los ahorcamientos judiciales
fueron elaborados por Wood-Jones y de Zouche Marshall (1913). Ellos concluyeron que un nudo
en la posición submentoniana traería resultados fatales. El término “fractura del ahorcado” fue
atribuido a ese tipo de fractura. En 1954 fue publicada la primera foto de una radiografía de una
fractura del arco posterior ocurrida en un accidente automovilístico.
Hoy se sabe que existe bastante diferencia entre una fractura por ahorcamiento y otra debido a PROGRAMA DE
un accidente automovilístico, actualmente la principal causa de esta lesión. FORMACIÓN
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La lesión típica por ahorcamiento produce, además de una fractura pedicular bilateral, la
ruptura completa del disco y de los ligamentos entre C2 y C3. La hiperextensión y la distracción
son responsables por esas lesiones (Williams, 1975). En las lesiones encontradas debido a los
accidentes de tránsito, la distracción, como fuerza de mayor importancia, no está presente. Se
encuentra una combinación de fuerzas de flexión, compresión y extensión, con grados variados
de lesión discal.
El axis es una vértebra única con características anatómicas peculiares. Sus pedículos
alargados son las partes más delgadas del anillo óseo.
El anillo de C2 también está adelgazado por los agujeros transversarios (Brashear, Venters
y Preston, 1975; Wood-Jones y de Zouche Marshall, 1913). De esta forma, las fuerzas de
flexoextensión producen un fulcro capaz de lesionar esta región, provocando la espondilolistesis
de C2.
En los pacientes con espondilolistesis traumática del axis, se observa una incidencia del 6%
al 10% de lesión neurológica (Francis y Fielding, 1978; Francis, Fielding, Hawkins, Pepin y
Hensinger, 1981; Verheggen y Jansen, 1994; Wood-Jones y de Zouche Marshall, 1913). La lesión
neurológica ocurre principalmente cuando un fragmento del cuerpo se disloca dorsalmente para
dentro del conducto (Schneider, Livingston, Cave y Hamilton, 1965).
Las lesiones craneofaciales de la arteria vertebral y de nervios craneales también fueron descriptas
(Francis y Fielding, 1978; Pepin y Hawkins, 1981; Starr y Eismont, 1993).
La clasificación de Effendi modificada por Levine y Edwards (Effendi, Roy, Cornish, Dussault
y Laurin, 1981; Levine y Edwards, 1989) fue elaborada a partir de radiografías en perfil y es
útil para traducir el mecanismo de lesión. El espacio discal entre C2 y C3 y las articulaciones
facetarias son analizados y otorgan informaciones importantes.
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Espondilolistesis traumática del axis tipo III
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Las lesiones aisladas del atlas raramente están asociadas a alteraciones neurológicas. El
ligamento transverso es la principal estructura que asegura la estabilidad traslacional de
C1 sobre C2. La evaluación de las relaciones de las masas laterales en relación a C2 en
las radiografías transoral y la distancia C1 odontoides en el perfil son importantes para
determinar inestabilidad. En la tomografía computada se ven muy bien las características
de los trazos de fractura. Las lesiones de tipo I, II y II de Levine y Edwards son consideradas
estables. Las de tipo IV, con lesión del ligamento transverso, son consideradas inestables.
Las fracturas de odontoides son las lesiones cervicales más comunes en la población con
más de 70 años y es producto de traumas de baja energía. El tipo II de Anderson y D’Alonzo
es el más frecuente. En esta lesión, el trazo de fractura está en el cuello de la odontoides,
zona de menor vascularización y, por lo tanto, de posible pseudoartrosis.
En la espondilolistesis traumática de C2, la fractura ocurre en los pedículos, la zona más débil
del arco posterior. En un tercio de los pacientes, se encuentra otra fractura en la columna
vertebral, principalmente en las tres primeras vértebras. Son en general lesiones estables. Es
importante diferenciar entre las lesiones de tipo II, donde la columna anterior normalmente
está íntegra, las del tipo IIA, donde hay lesión anterior importante, y las del tipo III, donde
además se asocia una luxación facetaria.
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No existe una clasificación que sea perfecta y que ayude de manera inequívoca a la
indicación del tratamiento. Todas tienen deficiencias o son muy complicadas, dificultando
su aceptación universal.
Por la gran asociación con lesiones neurológicas, que influencian directamente en la elección del
tratamiento quirúrgico, fueron desarrolladas clasificaciones que incluyen este criterio y procuran
direccionar mejor el tratamiento.
En la siguiente parte de este tópico se tratará la clasificación del grupo AO (desarrollada por
Magerl, Aebi, Gertzbein, Harms y Nazarian en 1994, para la región toracolumbar, recientemente
reconsiderada por Reinhold, Blauth, Rosiek y Knop, 2006) y la clasificación de Spinal Trauma
Study Group (Vaccaro et al., 2007).
En algunas situaciones, las fracturas de la misma clasificación pueden ser tratadas de manera
conservadora o quirúrgica, dependiendo del estatus neurológico asociado.
Lesiones tipo A
Las lesiones de tipo A son causadas por un trauma en compresión axial (con o sin flexión), con
disminución de altura del cuerpo (columna anterior). Las estructuras ligamentarias posteriores PROGRAMA DE
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están intactas. Estas lesiones pueden presentarse con déficit neurológico.
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Se caracteriza por la
fractura del platillo
superior de la vértebra.
A1: Impactación El muro posterior esta
indemne y no hay
lesión de los ligamentos
posteriores.
Se caracteriza por un
trazo de fractura sagital
o coronal que divide
A2: Split el cuerpo vertebral en
dos. No hay invasión
del conducto ni lesión
ligamentaria posterior.
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Lesiones tipo B
Las lesiones de tipo B son causadas por un mecanismo de tracción (que puede ser anterior o
posterior). Genera una distracción en flexión o extensión y presenta traslación en el plano sagital.
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Presentan traslación en el plano
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sagital, con compromiso de las
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columnas anterior y posterior.
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Lesión cervical tipo B
La tracción es anterior
(extensión), con lesión del
ligamento longitudinal anterior
B3
y disco. Puede haber fracturas
por compresión en los arcos
posteriores.
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Las lesiones de tipo C son causadas por un mecanismo rotacional. Hay lesión de elementos
anteriores y posteriores con translación en todas las direcciones en el plano horizontal.
La frecuencia de compromiso neurológico es similar a las lesiones tipo B y mayor que en las
lesiones de tipo A.
Presentan
translación en el
plano horizontal con
compromiso de las
columnas anterior y
posterior.
Se asocia un
mecanismo
por rotación
C1 con una
lesión por
compresión
(tipo A).
Se asocia un
mecanismo
de rotación
C2 con una
lesión por
distracción
(tipo B).
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Los estudios radiográficos no son excelentes pero fueron complementados con tomografía
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computada y RMN.
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Clasificar la fractura de este caso clínico evidencia que la clasificación no es perfecta y que es muy
importante la información de la anamnesis.
Ciclo 1
Morfología
Sin anormalidad 0
Compresión 1
Estallido +1 = 2
Intacto 0
Estatus Neurológico
Intacto 0
Lesión en la raíz 1
A partir de un determinado número (5 puntos), las lesiones son para tratamiento quirúrgico.
Esto facilita la indicación de cirugía y permite una mejor correlación intra e interobservadores.
Las grandes dudas surgen en las fracturas por estallido sin déficit neurológico, donde se puede
PROGRAMA DE
tener un puntaje 2 (fractura por compresión 1 + estallido 1=2), y la indicación debe ser
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conservadora. Ocurre también cuando hay dudas sobre la integridad ligamentaria (2 puntos por
ser fractura en estallido, más 2 puntos por lesión ligamentaria asociada), sumando 4 puntos, con
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indicación no precisa.
En la radiografía, se observa lesión por compresión del cuerpo, sin lesión ligamentaria posterior y,
en la tomografía computada, conminución del cuero en su parte cefálica y split en su parte caudal.
Las radiografías simples son de gran utilidad, pero en muchos casos es necesario completar
los estudios con tomografía computada para ver detalles óseos o RMN para partes blandas y
estudio del conducto.
No hay aún una clasificación universalmente aceptada y se debe utilizar aquella con la cual se
esté más cómodo para indicar un tratamiento.
Lo más importante es valorar las lesiones de la columna anterior y/o posterior, e identificar PROGRAMA DE
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inestabilidad, para proponer un tratamiento racional y evitar las lesiones invertebradas con
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desplazamiento secundario y potencial riesgo neurológico.
Ciclo 1
Se describen tres tipos de lesiones. Si se utilizaran solamente los grandes grupos (A, B y C) es
una clasificación simple que ayuda a determinar el tratamiento y la vía de acceso, teniendo como
deficiencias la baja correlación inter e intraobservadores cuando se utilizan los subtipos.
Lesiones tipo A
Las lesiones del tipo A son causadas por un trauma en compresión. Las lesiones A3 pueden
acompañarse de déficit neurológico.
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Ciclo 1
Se caracteriza por un
trazo de fractura sagital
o coronal que divide el
cuerpo vertebral en dos.
A2: Split
No hay compromiso del
conducto y presentan
integridad de los
ligamentos posteriores.
A3: Estallido
Lesión toracolumbar tipo A3
Las lesiones de tipo B son causadas por un mecanismo de tracción, que puede ser anterior o
posterior. En estas lesiones, la posibilidad de presentarse con un compromiso neurológico es
mayor que en las lesiones tipo A.
La tracción es posterior,
causando una lesión
de los ligamentos
B1: Lesión a
posteriores. La columna
predominio
anterior puede estar
ligamentario
lesionada a nivel del
disco o una lesión tipo A
en el cuerpo.
La tracción es posterior,
causando una lesión ósea
B2: Lesión a posterior. La columna
predominio anterior puede estar
óseo lesionada a nivel del
disco o una lesión tipo A
en el cuerpo.
PROGRAMA DE
FORMACIÓN Lesión toracolumbar tipo B2
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Ciclo 1
Lesiones tipo C
Las lesiones tipo C son causadas por el mecanismo de trauma rotacional de elementos anteriores
y posteriores. En estas lesiones, la posibilidad de presentarse con un compromiso neurológico es
mayor que en las lesiones tipo A y las B.
Presentan translación en
el plano horizontal con
compromiso de las columnas
anterior y posterior.
Es una lesión
por rotación
que se asocia
a una lesión
del tipo
C1
compresión
anterior. Es
decir, rotación
asociada a una PROGRAMA DE
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lesión tipo A.
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Lesión toracolumbar tipo C1 Ciclo 1
Es una lesión
por rotación a la
que se asocian
fuerzas de
cizallamiento,
causando
C3
severas lesiones
de partes
blandas y alto
índice de lesión
neurológica
asociada.
Lesión toracolumbar tipo C3
En general, reconocer las diferencias entre una lesión de tipo A, B o C es suficiente para
orientar el tratamiento. En las lesiones tipo A3, los subtipos son importantes ya que varía
la resistencia a la carga.
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Ciclo 1
Compresión simple 1
Estallido 1
Traslacional/rotacional 3
Distracción 4
Intacto 0
Sospecho/indeterminado 2
Lesionado 3
3. Estatus neurológico
Incompleto 3
Compromiso de médula, conus
medullaris
Completo 2
El Sistema TLISS presenta dificultad para evaluar la capacidad de sustento de una vértebra
fracturada por mecanismo en estallido (trauma axial).
A continuación se presenta un caso para clasificar una fractura en la región toracolumbar con el
sistema TLISS y comparar con la clasificación AO.
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Ciclo 1
Se evidencia lesión por estallido en L4, indemnidad ligamentaria posterior e invasión del conducto.
Ciclo 1
Por la clasificación AO, se trata de una fractura con características de trauma por compresión, en
estallido, afectando a L4, siendo clasificada, como una fractura del tipo A3. Hay una tendencia
para indicarse cirugía por vía anterior para evitar una posible cifosis lumbar. Esta indicación sería
aún mayor si la fractura fuese en la región toracolumbar.
Esta es una de las diferencias en la indicación de tratamiento entre ambas clasificaciones, siendo
que, en la mayoría de estas, hay gran correlación en la indicación del tratamiento.
Las radiografías simples son de gran utilidad, pero, en muchos casos, es necesario completar
los estudios con tomografía computada para ver detalles óseos o RMN para partes blandas y
estudio del conducto.
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Ciclo 1
Pueden ser potencialmente inestables y estar asociadas con lesiones radiculares y alteraciones de
control de esfínteres.
En general, es común la asociación con lesiones del anillo pélvico en un 30% de los casos. No son
de fácil diagnóstico, tanto cuando no hay lesión neurológica asociada (75% de los casos), como
cuando hay lesión neurológica asociada (50%).
Clasificaciones
Las clasificaciones se basan en la morfología (lesiones verticales u horizontales) y en la región
anatómica lesionada. La clasificación más conocida para lesiones verticales es la de Denis, David y
Comfort (1988) que clasifica las lesiones en tres zonas:
Mediales, por dentro de los forámenes, es decir, intracanal. Está lesión está asociada
Zona III
a una gran incidencia de lesión neurológica y alteraciones de control esfinteriano.
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La fractura en “U” combina una lesión vertical y horizontal. Se trata de una disociación
espinopélvica.
Es una fractura que asocia generalmente una lesión de la zona II (transforaminal) bilateral a una
fractura transversa, desconectando la columna de la pelvis y siendo, de esta forma, altamente
inestable y con gran incidencia de lesiones asociadas (neurológica inclusive).
Según la dirección de los trazos, las fracturas pueden clasificarse en verticales, muchas veces
con lesiones de la pelvis asociadas, y horizontales.
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Bellabarba, C., Mirza, S. K., Mann, F. A., Effendi, B., Roy, D., Cornish, B., Dussault,
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586-590.▪
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Ilustraciones
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