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La armadura de Dios.

(Efesios 6:10-17)

Lo primero es fortalecernos en el Señor, de él viene nuestra fuerza. Esta fuerza la obtenemos


cuando reconocemos que dependemos totalmente de Dios y lo buscamos en oración, leemos su
palabra y obedecemos a lo que él nos dice. (Ef 6:10).

Luego debemos vestirnos, es decir, tomar la armadura de Dios. Esto es una decisión propia,
confiando totalmente en el poder y sabiduría divina, ya que es una lucha espiritual, y nuestro
enemigo, el diablo siempre va a tratar de desanimar en nuestro andar en Cristo. (Ef 6:11)

Somos llamados a resistir, a estar preparados para el ataque y firmes en la fe, para ello el Señor
nos provee la armadura que necesitamos para vencer (EF 6:12-13); (1Pedro 5:8-9).

Hay que tener en cuenta que la armadura es UNA, no varias, y debemos llevarla en su totalidad.
No nos ponemos hoy el casco y mañana el escudo, los soldados se preparan con toda la armadura
cuando salen a la batalla y nosotros como buenos soldados de Jesús, debemos hacer lo mismo.

Armadura de Dios:

1. El cinturón de la verdad (Ef 6:14ª)

El cinturón era una faja de tela o de cuero que acostumbraban llevar los orientales para
ceñirse las vestiduras sueltas que le caen hasta los pies, cuando quieren correr, pelear o
trabajar. Era símbolo de la actividad y la eficiencia. (Is 45:5; Hch 12:8). El cinturón apretado
aumenta la fuerza de resistencia, luego sirve como similitud de la fortaleza cristiana
(1Pedro 1:15; Ef 6:14).
Es necesario el cinturón de la verdad en el cristiano, puesto que él debe conocer la
verdad, es decir, quién es Cristo y la autoridad que nos delega a ser hijos de Dios.
Para usar el cinturón de la verdad: debemos llenar nuestra mente y corazón de la palabra
de Dios a través de la oración; fortalecer nuestro espíritu mediante la alabanza y
adoración a Dios; y mantener una vida íntegra y veraz en todas nuestras acciones y
palabras.
2. La coraza de justicia (Ef 6:14b)
La coraza es una defensa para el pecho que consistía en una protección de cuero o de lana
fuerte en la que se cocían o remataban placas de bronce y hierro, que usaban los soldados
en la guerra (Is 59:17).
Cuando Dios nos mira él ve a Jesús en nosotros, así nosotros también debemos mantener
nuestros ojos puestos en Jesús, pensando y actuando tal como él lo hiciera.
La coraza de justicia la usamos para tener presente nuestra identidad en Cristo Jesús, que
gracias a él hemos sido justificados y pertenecemos a Dios por la eternidad (Rom 8:33); no
debemos creer las acusaciones del enemigo cuando nos traigan a la mente los pecados del
pasado como si definieran tu presente (2Cor 2:17); tampoco debemos creer cuando te
dice que no puedes vencer una tentación. Pidamos a Dios que nos ayude a vernos tal
como él nos ve, recordando el poder que él te concede para vencer y actuar siempre como
él quiere que lo hagamos.
3. El calzado ara proclamar el evangelio de la paz (Ef 6:15).
Los pies necesitan estar bien protegidos para avanzar en la batalla; el enemigo puede
colocar objetos cortantes o trampas para hacernos caer y evitar que avancemos. Su meta
es impedir que salgamos a proclamar el evangelio de la paz. Puede atacar con
tentaciones, complejos, sentido de inferioridad, gente que se burla….
Las armas que Dios nos da no son de este mundo y pueden parecer ilógicas. No ganamos
imponiéndonos y alterándonos, ganamos viviendo llenos de paz y llevando esta misma paz
a todos los que nos rodean.
Para usar el calzado del evangelio de la paz, debemos permitir que la paz de Dios llene
nuestro corazón cada día. Esto se logra manteniéndonos en comunión con Jesús, a fin de
fortalecer nuestro espíritu cada día, afirmando nuestros pies pidiéndole a Dios nos de la
valentía para compartir su evangelio de paz con los que nos rodean.
4. El escudo de la de (Ef 6:16)
Un escudo sirve para la lucha cuerpo a cuerpo; sobre el escudo rebotan las flechas
encendidas del diablo (Salmo 35:2). El ataque del enemigo puede venir de cualquier lugar,
por lo tanto es importante estar alerta para poder colocar el escudo en el lugar preciso y
protegernos.
Una de las armas que el diablo utiliza con frecuencia es la duda; nos incita a dudar del
poder, del amor y de la bondad de Dios.
Para usar el escudo debemos alimentar nuestra fe, escuchando, leyendo y memorizando la
palabra de Dios; pasar tiempo con Dios en oración; llenar nuestra mente de la verdad
sobre él para así usar esa verdad cuando llegue la duda.
5. El casco de la salvación (Ef 6:17ª).
El casco protege la cabeza. Nuestra mente debe estar llena de la certeza de nuestra
salvación, con un corazón lleno de gratitud (1Pedro 2:9; Gal 3).
Para usar el casco de la salvación, debemos vivir en confianza y en obediencia la vida que
Jesús quiere para nosotros. Combatir con la palabra de Dios las dudas sobre la salvación o
las tentaciones a sentir, que no merecemos su amor ni su perdón. Él nos ama, nos salvó y
somos suyo por la eternidad.
6. La espada del espíritu (Ef 6:17b)
La espada que es la palabra de Dios, es nuestra única arma de ataque, la misma nos
alumbra nuestro camino e ilumina nuestra mente (Salmo 119:105)
Con la espada del espíritu nos defendemos y hacemos frente a los ataques del enemigo
(mentiras y engaños), combatiendo con la verdad (Heb 4:12). Combatimos los malos
pensamientos, las dudas las enseñanzas falsas; para ella debemos escudriñar la biblia,
memorizar versículos, atesorarla y vivir la vida de acuerdo a lo que ella nos enseña.

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