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PIERREVIDAL-NAQUET

LADEMOCRACIA
GRIEGA, .

UNANUEVAVISION 1I

ENSA YOS DE HISTORIOGRAFIA


ANTIGUA y MODERNA

rrnann

~
AKAL
UNIVERSITARIA
Incluso puede escribir esto: «La asamblea general [...], colocada a la EL LUGAR DE GRECIA EN EL IMAGINi}RIO
cabeza del imperio, no era más que una cámara de representantes más
numerosaque la nuestra»269 --el imperioes el de Atenas,la asamblea
DE LOS HOMBRES DE LA REVOLUCION .
general es la ecclesia: ¿hay que insistir en la enormidad del contrasen-
tido?-, y, algunas páginas más allá: «El ciudadano, incluso el más
oscuro, se siente un personaje importante puesto que tiene voz en una
asamblea popular a la que raramente asisten más de cinco mil perso-
nas» 270.
Atenas o la historia burguesa. Atenas o la burguesía frente a sus
propias dudas: ¿república o imperio? ¿Imperio autoritario? ¿Imperio
liberal? Atenas asume simultáneamente todos estos papeles...
Voild: hemos intentado esbozar aquí cómo se ha constituido en
Francia el rostro de la Atenas burguesa. Hay otros, en otros países de
Europa y del mundo. Nuestro intento no tendrá interés más que en la
medida en que sea posible algún día comparar las múltiples figuras de
estas múltiples Atenas.

Nos hallamos en el segundo centenario, magnífica ocasión para


reflexionar sobre el primero. Precisamente hace cien años desaparecía
Fustel de Coulanges, cuya obra estuvo en el centro de la conmemora-
l ción para los contrarrevolucionarios. Este historiador, entonces célebre,
había publicado en 1864, cuando era joven profesor de la Universidad
de Estrasburgo, La ciudad antigua. El último editor de este famoso
texto, Fran~ois Hartog 1,escribe en su presentación que el proyecto de
Fustel «era perfectamente explícito y [que] el libro podría llevar como
subtítulo: 'Para terminar con la imitación de los Antiguos'» 2.
De hecho, desde el inicio de su libro, Fustel comienza por señalar
la diferencia entre ellos (los Antiguos) y nosotros 3:«Nos resistimos a
considerarlos como pueblos extraños; casi siempre nos miramos en
ellos. De ahí vienen numerosos errores [...]. Ahora bien, los errores en
esta materia no están exentos de peligro. La idea que nos hemos hecho
de Grecia y Roma ha perturbado con frecuencia a nuestras generacio-
nes. Por haber observado mallas instituciones de la ciudad antigua, se
ha creado una ilusión acerca de la libertad entre los Antiguos, y sola-
mente por esto se puso en peligro la libertad entre los modernos.
Nuestros últimos ochenta años 4 han demostradoclaramenteque una
de las grandes dificultades con las que se enfrenta la sociedad moder-
na es la costumbre que ha adquirido de tener siempre ante los ojos a la
Antigüedad griega y romana». Nuestros últimos ochenta años..., esto
nos lleva naturalmente a la época de la Revolución.
Entre los contemporáneos de Fustel había en efecto cierto número

. Ponencia presentada en Sorbonne ante los miembros de la Sociedad Francesa de


Filosofía el 31 de mayo de 1989.
I Su edición de La Cité antique ha sido publicada en Flammarion en 1984; desde
entonces, F. Hartog ha publicado Le XIXe Siec/e et /' histoire. Le cas de Fuste/ de Cou-
langes, PUF, 1988.
2 F. Hartog, op. cit., p. XlV.
269 Ibid., p. 285. 3 Op. cit., pp. 1-2.
270 Ibid., p. 293. 4 Cursiva mía.

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de personas que eran a la vez demócratas radicales, incluso socialistas, Pero hay que remontarse más allá de Constant, mucho más allá de
que se aferraban al modelo de la ciudad griega y su transparencia, aña- la Revolución francesa, para encontrar por primera vez, creo yo, una
diendo si era preciso el politeísmo. Así hacía Louis Ménard (1822- reflexión decisiva sobre lo absurdo que resulta para los miembros de
1901), normalista de la promoción de 1842, testigo e historiador de las una ciudad moderna creerse ciudadanos de la Roma republicana, de
«jornadas de Junio», autor de una apología, publicada en 1863, del Atenas o de Esparta. Estamos en 1764, un siglo antes de La ciudad
politeísmo helénico y gran admirador de la ciudad griega como ejem- antigua, y el autor que voy a citar se dirige a los habitantes, más exac-
plo de gobierno gratuito 5. Fustel seguramente había leído a Ménard. tamente a los ciudadanos, que eran sólo una minoría, de la república
No podía haber leído L'Avenir de la science que Renan había escrito de Ginebra: «Seguid siendo vosotros mismos y no os ceguéis acerca
en 1848, pero que no publicará hasta 1890. Joven catedrático de filo- de vuestra posición. Los pueblos antiguos ya no son un modelo para
sofía, Renan hacía en este texto 6 la apología de una ciudad ateniense los modernos; les son demasiado ajenos desde todos los puntos de
más violentamente revolucionaria que la Francia de 1793, y que sin vista. Vosotros sobre todo, ginebrinos, mantened vuestro lugar y no
embargo había producido la serenidad del Partenón y los Propíleos. En vayáis hacia 'los objetivos elevados que se os presentan para ocultaros
efecto, buen ejemplo de identificación. Por otra parte, en la misma el abismo que se abre ante vosotros. No sois ni romanos ni espartanos;
época se razonaba de modo distinto, y Edgar Quinet, por ejemplo, ni siquiera sois atenienses. Olvidad esos grandes nombres que no os
reprocha a la Convención del año 11que se inspiren más en Moisés van en absoluto. Vosotros sois comerciantes," artesanos, burgueses,
que en los Antiguos 7. siempre ocupados de vuestros intereses privados, gente para quien la
Fustel no era evidentemente el primero en denunciar esta imitatio libertad misma no es más que un medio para comprar sin obstáculos y
perversa. Marx, en 1845, en una página de La Sagrada Familia, poseer con seguridad». ¿Quién habla así? Habrán reconocido el estilo
reprochaba a Robespierre y a Saint-Just haber «confundido la antigua de Jean-Jacques Rousseau en la novena de las Lettres écrites de la
república, realista y democrática, que reposaba sobre la esclavitud real montagne lO, Rousseauque, en el debate que se abrirá tras el Terror
con el Estado representativo moderno, espiritualista y democrático, cuyos ecos lejanos leemos en los textos de Fustel y Marx que he cita-
que reposa sobre la esclavitud emancipada, la sociedad burguesa. Qué do, será el acusado número uno junto con Mably 11. Y, evidentemente,
enorme ilusión: estar obligados a reconocer y sancionar en los dere- el texto de Rousseau no se produce en un momento cualquiera de la
chos del hombre la sociedad burguesa moderna, la sociedad de la vida de su autor. En 1763 renuncia a su derecho de burguesía en Gine-
industria, de la competencia general, de los intereses privados persi. bra, y es en cierto modo su infancia, alimentada por Plutarco y por el
guiendo libremente sus fines, la sociedad de la anarquía, del individua. valor del título de ciudadano de Ginebra, la que destruye en 1764.
lismo natural y espiritual alienado de sí mismo, y querer al mÜ¡mo Pero, tanto antes como después de esta ruptura dramática, permanece
tiempo, y negar después en algunos individuos las manifesta~iones fiel a la antítesis que marca su pensamiento 12:por un lado, el hombre
vitales de esta sociedad, pretendiendo modelar a la antigua la cabeza según la naturaleza, que no volverá, sea cual sea la fuerza de la nostal-
política de esta sociedad» 8. Ilusión trágica, pensaba Marx, un Marx gia, por el otro, el ciudadano cuya existencia misma es un desafío a la
que seguramentehabía leído a BenjaminConstant9, ilusión que no es historia y del que Esparta proporciona un ejemplo, cuando no un
la de los revolucionarios en sí mismos, sino la de los terroristas, los modelo susceptible de ser imitado.
hombres de 1793 y los primeros meses de 1794. Queda por señalar que el texto que acabamos de leer zanja con un
siglo de adelanto ese debate que Fustel creyó cerrar en La ciudad anti-
5 Sobre Louis Ménard, ver H. Peyre, Louis Ménard (1822-1907), New Haven, gua.
Yale Univ. Press, 1931; las dos obras de Ménard a las que hago alusión son ProloRIII'
d'une révolution, París, 1849, reimpresa en los Cahiers de la quinzaine (1904), y J)II
polythéisme he//énique, Charpentier, 1863. 10Cito las Oeuvres completes en la Pléiade, ID, 1964, pp. 880-881 (la edición de
6 Hago referencia a las páginas reproducidas en Oeuvres completes, ID, H. Psichn las cartas se debe a J.-D. Candaux). He modernizado la ortografía y la puntuación. He
ri (ed.), Calmann-Lévy, 1949, pp. 1063-1064. Cito y comento ampliamente este textil comentado brevemente este texto en la presentación del libro de M. 1. Finley L'lnven-
en mi ensayo «Renan y el milagro griego», presentado el 18 de mayo de 1989 al colo tion de la politique, trad. J. Carlier, Flammarion, 1985.
quio sobre «El milagro griego» (universidad de Niza), y reproducido infra. 11 Sobre Rousseau, la Antigüedad y Ginebra, ver, mejor que el libro de D. Leduc-
7 Ver E. Quinet, La Révolution (1865), reedición precedida de un ensayo de el. Fayette, Jean-Jacques Rousseau et le mythe de l' Antiquité, el hermoso ensayo de R. A.
Lefort, Belin, 1987, ver pp. 465-467; ver F. Furet, La Gauche et la Révolutioll 111I Leigh, «Jean-Jacques Rousseau and the Myth of Antiquity in the Eighteenth Century»,
mi/ieu du X1Xe siec/e. Edgar Quinet et la question du jacobinisme, Hachette, 1986. en R. R. Bolgar (ed.), Classicallnfluences, pp. 155-168, y, a la espera de la finaliza-
8 Ver F. Furet, Marx et la Révolutionfranfaise, textos de Marx presentados, rellnl ción de su tesis, la memoria de Yves Touchefeu, «Le sauvage et le citoyen. Le mythe
dos, traducidos por Lucien Calvé, Flammarion, 1986, pp. 168-169; ver también p. 171: des origines dans le systeme de Rousseall», en Ch. Grell y Ch. Michel (eds.), Primiti-
relación con Benjamin Constant: ver pp. 24, 33. Las cursivas son de Marx. Ver tumhl~" visme et mythe des origines dans la France des Lumieres, 1680-1820, Presses de I'uni-
de M. Lowy, «La poésie du passé, Marx et la Révolution fran~aise», en D. Bensay,1 y versité de la Sorbonne, 1989, pp. 117-191. Hay mucho aprovechable también en L.
otros, Permanence de la Révolution. pour un autre bicentenaire, La Breche, 19M\), pp, Guerci, Liberta degli Antichi e liberta dei Moderni. Sparta, Atene e i "phi/osophes»
233-251. nella Francia del 700, Nápoles, Guida, 1979.
9 Sobre Constant, ver infra, pp. 232-234. 12Y que está bien analizado en el citado trabajo de Yves Touchefeu.

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Una vez expuesto este prefacio en cierto modo epistemológico, Hombres y mujeres, militares y curas,
nos queda afrontar la propia Revolución. El asunto que abordo aquí no todos los parisinos jugando a Solones,
el único grito que se oye es: Estados, Estados 17.
es evidentementenuevo;no han faltadoni los análisisni las síntesis,l'
incluso disponemos de algunos datos estadísticos 13.El debate no es 2. El modelo que emerge de la tradición, una tradición muy enma-
nuevo ni siquiera cuando se abren los Estados generales. Los «filóso rañada, es menos el del político enfrentado con las realidades oscuras
fos» se han enfrentado respecto de Esparta y Atenas. Nadie se extraña. de la elección, que el del héroe 18,el de Plutarco, por ejemplo, que
rá de que Voltaire, que se interesó poco por los griegos, haya preferido tanto hacía soñar al niño Jean-Jacques Rousseau, pero también un
Atenas,y Rosseaua Esparta 14. héroe al que siglos de cristianismo, a pesar de la Ilustración, han com-
Mas fundamentalmente, se ha podido sostener, y ésta fue la tesis parado a los mártires. Saint-Just no tiene otra explicación, compartía
centralde un célebrelibro de Peter Gay 15, que todo el movimientode en grado sumo lo que Jaures llamaba «el vértigo del sacrificio y la
la Ilustración, en su lucha ideológica contra la sociedad y la ideología peligrosa embriaguez de la muerte» 19.¿Acaso Robespierre no se defi-
cristiana, fue un «neopaganismo» que utilizó el espacio y el tiempo nía a sí mismo, el 8 de termidor del año TI,como el «mártir viviente de
para constituir contramodelos. Atenas y Esparta interpretan su parte cn la República» 20?Y cuando Camille Desmoulins evoca su juventud, es
este concierto, y poco a poco vemos formarse la antítesis que funcio. para decir que, como tantos otros, «se desesperaba por no ser griego o
nará en el siglo XIXen Francia, pero también en el diálogo franco-ale romamo» 21.Este modelo heroico implicaba naturalmente a los antihé-
mán, la de una Atenas burguesa e ilustrada, modelo «liberal» que Sl' roes, los tiranos; implicaba también un corte en el mundo temporal:
opone a una Esparta virtuosa y militar. por una parte está la época heroica y por otra, la época de la decaden-
Sin embargo, en este terreno donde todo son detalles, no voy a cia. Se trata de un tiempo que no es el de la historia, e, incluso si el
entrar en ellos, destacando simplemente algunos puntos. .reune Anacharsis del abate Barthélemy (1788) desembarca en Atenas
1. El personaje clave que emerge del discurso de la Ilustración cs, desde su lejana Escitia en un momento preciso del siglo IV,es una cul-
sea griego o romano, ateniense o espartano, incluso ruso o indio, el del tura, la del clasicismo, la que se despliega ante él, no una historia, y
legislador. Como demuestra J.-L. Quantin, opera un doble paso, de 111 mucho menos todavía, una política.
barbarie a la civilización, de la anarquía primitiva al comienzo del El arte es neoclásico, o más bien comienza a serIo, desde la década
Estado. Hombre o dios. Se necesitarían, dijo Rousseau, dioses para dar de 1750; la Muerte de Sócrates de David es de 1785. Siguiendo a Jean
leyes a los hombres -«reparte en clases, en grupos, en órdenes, esta Starobinski 22, este arte ha «traducido y transformado la pasión del
blece un sistema de signos, es decir, de representaciones enlatadas» 11'. comienzo en nostalgia de la vuelta a comenzar». Existe aquí un equívo-
Tres versos de Alfieri dirigidos a André Chénier, el 12 de abril dl' co que está en el centro de las dos palabras que dominan la época: la
1789, resumen bastante bien el impacto de este personaje: revolución y la regeneración. Mona Ozouf ha hecho observaciones
Uomini e donne. militari e abati, decisivassobre este punto 23. Antes de ser una abstracciónante la cual
Tutti Soloneggiando i Parigini, se inclinan los hombres, la revolución es un retorno, y la Antigüedad es
Non s' ode altro gridar che: Stati, Stati.
17Rime, F. Maggini (ed.), Florencia, Le Monnier, 1933, p. 260 «<Capitolo al sig-
13 H. T. Parker, The Cult 01 Antiquity and the French Revolutir,maries, Chicago nor André Chénier», vv. 24-31).
Univ. Press, 1937; F. Díaz Plaja, Griegos y romanos en la Revoluciónlrancesa, Revis. 18 Ver Miguel Abansour, «Saint-Just ou les Paradoxes de I'hérolsme révolution-
ta de Occidente, Madrid, 1960; M. N. Bourguet,La Référence a I'Antiquité elll': naire», Esprit, febrero 1989, pp. 60-81; ver también CI. Mossé, op. cit., p. 62; sobre los
Robespierre et Saint-Just, tesis de licenciatura bajo la dirección de Albert Soboul, uni. mártires, ver también A. Schnapper, «A propos de David et des martyrs de la Révolu-
versidad de París 1, 1971; P. Vidal-Naquet, Tradition de la démocratie grecque, prefll tion», en M. VovelIe (ed.), Les lmages de la Révolutionfranr;aise, Presses de I'univer-
cio a M. 1. Finley, Démocratie antique et démocratie moderne, Payot, 1976; L. Canfo sité de Sorbonne, 1988, pp. 109-130.
ra, «11 c1assicismo della politica jacobina», ldeologie de! classicismo, Turin, Einaudi, 19Histoire socialiste; La Convention, 11, Rouff, s.f. [1903], p. 915.
1980, pp. 11-19; J. Bouineau,.Les Toges du pouvoir ou la Révolution de droit antiqlll', 20 Taine cita estas palabras en Les Origines de la France contemporaine, VII,
universidad de Toulouse-Ie-Mirail y Ed. Eché, 1986; Claude Mossé, L' Antiquité da".I' Hachette, 1899, p. 246, n. 1, pero su referencia es falsa. Hallado entre los papeles de
la Révolution franr;aise, Albin Michel, 1989; Myriam Revault d' Allonnes, D' une mo/'l Robespierre tras su detención, su discurso fue impreso tras su muerte.
a l' autre. Précipices de la Révolution, Seuil, 1989; es el libro de J. Bouineau el que 21 La France libre (1789), en Oeuvres completes, ed. prologada por A. Soboul,
contiene datos estadísticos construidos a partir de los Archives parlamentaires. Munich, Kraus Reprint, 1, 1980, p. 71; Camille escribirá todavía, en mayo de 1793: «Se
14El libro cil. supra de L. Guerci constituye el punto de partida actual pára cuul nos educa en las escuelas de Roma y de Atenas y en el orgullo de la república, para
quier investigación. La tesis de Chantal GrelI, cuya pronta finalización esperamos, pro. vivir en la abyección de la monarquía y bajo el signo de Claudio y Vitelio», Histoire
porcionará a esta cuestión su enfoque histórico global. des Brissotins, en Oeuvres completes, 1, p. 521; n. 1.
15 The Enlightenment. An lnterpretation, l, The Rise 01 Modern Paganism; puru 22 Op. cit., p. 137.
intentos de síntesis, además del libro de Guerci, N. Loraux y P. Vidal-Naquet, «La for 23 En F. Furet, M. Ozouf, Dictionnaire critique de la Révolution franr;aise, Flam-
mación de la Atenas burguesa» supra. marion,.1988, pp. 821-830,847-858; me hallo lejos de estar siempre de acuerdo con el
16 J.-L. Quantin, «Le mythe du législateur au XVllle siec1e», en Ch. Grell y Ch, espíritu que anima el libro; razón de más para citarlo y utilizarlo. Mona Ozouf, por otra
Michel, op. cit., pp. 153-164, cita p. 156; la cita de Rousseau está sacada del COIIII'III parte, ha elegido denominar L' Homme régéneré a un ensayo sobre la Revolución fran-
social, 11, VII, Oeuvres completes, 11I, p. 381. cesa aparecido en Gallimard en 1989.

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el instrumento privilegiado de este retorno, que con frecuencia es con- Ile para poner la revolución en imágenes 32.¿Qué conclusión sacar de
cebido como algo que marca la reaparición de los «mejores días de este sondeo que evidentemente se realiza a través de lo que ya es una
Grecia y Roma» 24,y no es la menor paradoja de esta palabra que elección? Existen campos enteros a los que la Antigüedad tuvo poco
designe a la vez, al mismo tiempo, esta aspiración que sólo se puede acceso. En el mundo de las artes figurativas, si bien la pintura, las
calificar de apocalíptica, y una jornada, un simple momento de crisis y láminas con temas elevados, se nutren de Grecia por lo menos tanto
de violencia.El 14de julio es una revolución25; el 9 de termidorserá como de Roma, si es preciso con el estímulo de los poderes públicos,
otra revolución. si bien Bruto figura en los naipes, campos enteros del arte escapan, o
A la revolución-motín se opone la revolución-regeneración, y la casi, a la pretendida tiranía de los dioses o de los temas antiguos. Lo
palabra está tan dentro del espíritu de la época que cuando Toulon fue mismo sucede en la caricatura; la hidra aristocrática es sin duda un
tomada por los realistas que, en 1793, entregaron la plaza a los ingle- tema corriente 33.Mercurio, dios del comercio, es invocado por los
ses, fecharon sus ordenanzas en el «año I de la regeneración de la adversarios de la emancipación de los negros de América, y se lo ve
monarquía francesa» 26. llevando al capuchino Chabot en una gran cazuela 34. Luis XVI es
Intentemos ahora abordar francamente esta Revolución y describir caricaturizado por los contrarrevolucionarios 35como cerdo; Gargan-
su traje griego. En esto hay, lo sé, algo arbitrario. A pesar del célebre túa, cornudo o diablo; Cristo, como máximo como Jano o Medusa,
verso de Hugo, Roma no ha «reemplazado a Esparta», la ha acompa- nunca, que yo sepa, como Nerón, Calígula, Pisístrato. El repertorio
ñado, puesto que el imperio ha sucedido a una república a su vez con- religioso proveniente del Antiguo o del Nuevo Testamento está muy
vertida en consular. Intentemos abordarla estableciendo en seguida lejos de estar reservado a los monárquicos: por doquier, las tablas de la
algunos límites, puesto que no hay que creer que el pueblo francés en Declaración de los derechos del hombre o de la Constitución reempla-
masa comenzó a expresarse en la lengua de los héroes de Plutarco, tra- zan a las tablas de Moisés o la palabra de Jesús 36. ¿Y los héroes revo-
ducido por Dacier y luego por Ricard 27,Y que en cada ciudad se vio lucionarios? Si bien no hubo, que yo sepa, un Robespierre-Licurgo,
nacer a niños llamadosAnacarsiso Bruto 28. No es posible prescindir hubo, hecho completamente excepcional, un Marat amigo de Dióge-
de todo; he utilizado cúiltro repertorios importantes: la selección de nes, del verano de 1793, debido a VilIeneuve, y que reproduzco aquí
documentos de archivos recientemente presentada por la Documenta- (Iám. IV). Diógenes, farol en mano, ya no necesita buscar un hombre;
ción francesa 29, la doble recopilación editada por el CNRS sobre la lo ha encontrado en la persona del «camarada sans-culotte» Marat,
caricatura revolucionaria o contrarrevolucionaria 30,el catálogo de la que aplasta la hidra de la Aristocracia 37.Los platos que siguen la
exposición del mismo tema que se realizó recientemente en la Biblio- actualidad de forma muy cercana a lo cotidiano no parecen haber
teca Nacional 31y los cinco volúmenes presentados por Michel Vove- desarrollado temas antiguos 38.En compensación, además de la pintura
que es seguida muy de cerca por las autoridades, la escultura, las
24 Ver, entre otros ejemplos, los que ha recogido D. Laredo en Montpellier, en M.
estampas, la Antigüedad está muy presente en los discursos parlamen-
Vovelle (ed.), op. cit., pp. 151-155. Sobre el sentido y la evolución de la palabra «revo- tarios 39,en la prensa, en el teatro 40,y por supuesto en las fiestas, que
lución», ver Alain Rey, «Révolution», histoire d' un mot, Gallimard, 1989. quieren ser expresión de la unanimidad nacional 41, en los cantos que
25 Ver el documento n2 II en la recopilación La Révolutionfranr;aise a travers les
archives, Documentationfranr;aise, París, 1988; se trata de una nota anónima de poli-
cía de la segunda mitad de julio de 1789, hallada después del 10 de agosto de 1792 en 32 La Révolution. Images et récits, 5 vols., Messidor, 1985-1988; citaré desde
las Tullerías: «La salida de M. Necker ha hecho comenzar la revolución» (révoUution, ahora Vovelle.
sic). Desde entonces citaré Documentationfranr;aise. , 33Por ejemplo, Langlois, p. 137; BN, n~ 25,26.
26 Ver la Mémoires de Barras, G. Duruy (ed.), Hachette, 1895, 1, p. 109. Este 34 De Baecque, pp. 78, 120. Mercurio figurará naturalmente en los primeros tele-
punto no ha sido destacado en el capítulo sobre la Revolución, realizado por Michel gramas. Destaco también la presencia de Caronte y de Cronos (BN, n~ 92, 19). Ver
Vovelle, de la Histoire de Toulon, M. Agulhon (ed.), Toulouse, Privat, 1980. Documentation franr;aise, n~ 246, 251.
27 Ver J.-L. Quantin, «Traduire Plutarque d',Arnyot a Ricard; contribution a l'étude 35 Para Cristo, ver por ejemplo Vovelle, n, p. 58; Langlois, p. 194; BN, p. 53 (se
du mythe de Sparte au XVille siecle», Histoire, Economie et Société, 1988, pp. 243-259. trata del mismo documento).
28 Los archivos de un pueblo provenzal que conozco. bien han sido recientemente 36 Ver por ejemplo Vovelle, 1, pp. 301, 306, 307; n, pp. 33 ss.; IV, pp. 140-141,
inventariados y analizados; ver Círculo de estudios y de investigaciones sobre la histo- con esta leyenda: «La constitución republicana semejante a las tablas de la ley de Moi-
ria de Fayence, La Révoll4tionfranr;aise a Fayence, ayuntamiento de Fayence, 1989; no sés sale del seno de la Montaña en medio de los rayos o los relámpagos».
he encontrado la menor referencia a la Antigüedad. 37 Debo el conocimiento de este raro documento a Jean-Paul Pittion, del Trinity
29 He citado esta magnífica recopilación supra n. 25. College (Dublín), al que doy las gracias; él lo ha publicado después en Taking Liber-
30 A. de Baecque, La Caricature révolutionnaire, CNRS, 1988; Cl. Langlois, La cari- ties, Satirical prints of the French Revolution, Dublín, Chester Beatty Library, 1989,
cature contre-révolutionnaire, CNRS, 1988; citaré desde ahora De Baecque o Langlois. nQ 128.
31 C. Burlingham, J. Cuno, ,Po/itique et polémique. La caricature franr;aise et la 38 Están ausentes en los ejemplos re.~ogidos en los cinco volúmenes de Vovelle.
révolution, BN, 1989; citaré desde ahora BN; una exposición sobre un tema semejante 39 La obra de J. Bouineau contiene un examen que parece haber sido minuciosa-
debía ser presentada a fines de 1989 en el Colegio de los Irlandeses en París (cf. infra mente realizado.
n. 37). Contrariamente a las caricaturas, los panfletos utilizan de buena gana la mitolo- 40 J. Bouineau, op. cit., pp. 61-64.
gía antigua, ver Chantal Thomas,la Reine scélérate, Seuil, 1989. 41 Ver el libro clásico de Mona Ozouf, La Fete révolutionnaire, Gallimard, 1976.

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ponen ritmo a estas fiestas, en las pompas fúnebres, dominios todos Otro registro, originariamente religioso, en el que se desliza la
donde una burguesía ilustrada expresa su cultura y su ideología pro- Antigüedad es el del nombramiento 46, trátese de nombres de personas
pias. Así, durante la fiesta del Ser supremo en Lons-le-Saunier42, o de pueblos y ciudades. Si bien los casos de Anacharsis Cloots y
donde se cantaba, con música de La Marsellesa: Anaxagoras Chaumette son muy conocidos, el peso de Grecia es muy
débil alIado del de Roma. Bruto ejerce una preponderancia aplastante,
Primer principio, ser supremo a partir de 1793, naturalmente, pero existe, por ejemplo, un Pericles en
dios de Sócrates y de Platón Montpellier en el año IV y un Epaminondas en Corbeil, uno de los
oh tú cuyo poder extremo
creó al elefante y a la cresa.
pocos héroes conocidos para la Revolución que no es ni ateniense ni
espartano.
En cuanto al cambio de nombres, la cuestión fue planteada en la
Los dioses antiguos están presentes en este registro, muy especial- Convención el 7 de nivoso del año 11(27 de diciembre de 1793), res-
mente Hércules, que, como escribía recientemente J.-Ch. Benzaken,
«tras siglos de buenos y leales servicios prestados al rey de Francia», pecto a un decreto de los administradores de Langres, que habían
prohibido a un funcionario añadir a su patronímico el nombre de
se pasa a la Revolución, y a veces también, por otra parte, a la Contra- Sócrates. No era un caso único; Danton observa entonces que «desde
rrevolución. Esto vale tanto para las imágenes como para los textos, y
que los santos han sido desalojados del paraíso, es necesario que ya no
así los jacobinos de Limoges en un memorial a los de París, en julio de
se pueda uno llamar Georges o Pierre, sino que se da la extravagancia
1793, han «reconocido siempre en el pueblo de París al mismo Hércu-
de tomar los nombres de los más grandes hombres de la Antigüedad,
les que, nativo de la ciudad de las cien puertas, estando todavía en la
cuando no se tienen sus virtudes» 47.Por lo que respecta a los nombres
cuna, despedaza, el 14 de julio, a las dos serpientes que Juno había de pila, Baboeuf planteará el problema en estos términos en el año III:
enviado para estrangularlo». Y siguen los once trabajos de Hércules 43. «Mi nombre Graco es todavía un cargo de acusación. ¿Acaso no ha
Los himnos que se componen con ocasión de fiestas o conmemora- sido decretada la libertad de cultos? ¿Quién puede obligarme a tomar
ciones son evidentemente una mina de referencias antiguas variadas. como modelo a un héroe cristiano? ¿Qué mal puede resultar de que
Para dar un ejemplo tardío, para la fiesta que conmemoraba por sexta
tome como padrino a un gran hombre en lugar de a uno pequeño? 48»
vez la ejecución de Luis XVI, este canto inscrito en el programa de Mes- Ninguna ciudad desbautizada dejó de tomar un nombre antiguo: ni
nil-Jourdain (Eure) apuntaba sobre todo al general austríaco, Mack 44:
Marsella (Sin Nombre), ni Lyon (Comuna Libre), ni Toulon (Port-la-
Contra nuestros diez mil, Montagne). En cuanto a los pueblos, abundaron los Bruto y los Escé-
émulos de los griegos, vola, un Temístocles en el Allier,una Esparta (Ham) en el Norte, e
sus ochenta mil I incluso dos Maratón, 19 que permitía recordar a la vez la batalla y el
por todas partes están en jaque. «amigo del pueblo». Este fue el caso de Saint-Maximin en el Var,
donde el jefe de los sans-culottes locales no es otro que Luciano
Los que redactan los memoriales, escritos normalmente, por otra Bonaparte 49.
parte en una lengua rústica, y que, en gran número, llegan a la Conven- No son sólo los niños y los pueblos, también son las estatuas. De
ción o a los órganos que la sustituy,en en el año III, saben utilizar esta este modo una santa Escolástica de Houdon se convirtió, por metono-
referencia. Así, en este memorial al Directorio, tras el golpe de -estado masia, en una estatua de la Filosofía 50. Un cancionaro del año VII
del 18 de fructidor del año V (16 de septiembre de 1797), y redactado ,resume con humor esta extendida presencia de la Antigüedad griega:
por los republicanos «amigos del orden y de la humanidad de Léré en
el Cher» 45:«Permitid que os digamos que en vosotros creemos ver Miriagramo, Panteón
metro, kilómetro, oxígeno,
otros tantos Solones y Licurgos, que en la época de estas antiguas repú- litro, centilitro, Odeón
blicas hacían un deber del hecho de explicar las Leyes a sus conciuda- Pritaneo, hectá'rea, hidrógeno
danos. Nos parece estar en el liceo de Atenas [sic]poniendo en práctica los griegos tienen para nosotros tantos atractivos
las leaciones filosóficas de los Jenócrates y Platón». que en nuestros días para entender
y comprender el francés \

es griego lo que hay que aprender 51.


42Documentationfranr;aise, n2122.
43 El memorial de los jaco~inos de Limoges fue publicado en el Journal de la
Montagne del 23 de julio de 17;.3. Es citado por A. Aulard, Études et ler;ons sur la 46 Ver J. Bouineau, op. cit, pp. 50-57. ,_
Révolutionfranr;aise, IV, A1can, 1908, p. 14; J.-Ch. Benzaken, «Hercule dans la Révo- 47 Discours, A. Fribourg (ed.), Comély, 1910; p. 628.
lution fran~aise (1789-1799) ou les Nouveaux Travaux d'Hercule», en M. Vovelle 48 Documentationfranr;aise, n2225.
(ed.), op. cit., pp. 203-214. 49 Ver Tradition de la démocratie grecque (cil. supr.a n. 13), p. 16.
44 Documentationfranr;aise, n2 236. 50 Documentationfranr;aise, n2 205.
45 Documentationfranr;aise, n2 230. 51 Citado por J. Bouineau, op. cit., p. 50.

184 185
Creemos leer a Boileau criticando a Ronsard...o incluso a Colette Desde Taine se han burlado mucho de la carta de Hérault de
escribiendo para Ravel L'Enfant et les Sortileges. También aquí fije- Séchelles solicitando al conservador del departamento de impresos de'
mos los límites. La Antigüedad compite con el lenguaje judeocristiano la Biblioteca Nacional que le proporcionase «al instante» --era el 17
más tradicional, cuya presencia sigue siendo enorme. Esta presencia de junio de 1793- el texto de la leyes de Minos que necesitaba,
puede estar más o menos camuflada, por ejemplo, cuando la Declara- urgentemente, para su trabajo de redactor de un texto constitucional 56.
ción de los derechos del hombre es representada, como ya he dicho, Que yo .sepa, solamente B. Hemmerdinger encontró una respuesta,
sobre una especie de Tablas de la ley. sugiriendo retrospectivamente al miembro de la Convención consultar
Pero en este terreno se dan todas las gradaciones: así, en Aveyron la Política de Aristóteles 57.Ya lo he indicado en otra parte 58:cuando
se organiza en brumario del año 11una «fiesta de. los pobres», especie la Convención abolió, muy teóricamente, la esclavitud, ningún orador
de Satumales donde los ricos, durante un día, serán servidores de los se refirió, ese 4 de febrero, a la esclavitud antigua. El contraste entre la
pobres y donde será celebrada «está máxima recordada por nuestros apología de Esparta y el recuerdo de los ilotas podría ser brutal.
legisladores:No hagasa otro lo que no quierasque te hagan a tí» 52,lo En su Histoiregrecque59, G. Glotzcomparabaimplícitamente
la
que, a pesar del contexto filosófico, no suena muy griego. creación de los departamentos por la Constituyente con la reforma de
Esta presencia de la tradición cristiana puede perfectamente mezo Clístenes, con sus demos, sus tritías y sus tribus, pero he buscado en
clarse con referencias antiguas. En Le Vieux Cordelier -volveré a vano en los debates en cuestión la menor referencia al legislador ate-
ello-, Camille Desmoulins mezcla el elogio de .Atenas, la mención niense, que por otra parte era muy poco conocido en la época.
del profeta Isaías y la apología del que, según Hébert, llama: «El sans. Si había un campo en el que la tentación de imitar a los antiguos, y
culotte Jesús». especialmente a los griegos, era muy fuerte, era indiscutiblemente el
A lo que hay que añadir lo siguiente: la referencia antigua es una campo de la educación. De hecho, las actas de los comités sucesivos
referencia de preámbulo retórico, y es algo excepcional que aparezca que se encargaron de estas cuestiones desde la Legislativa a la Con-
en el cuerpo mismo del trabajo legislativo. En cuanto a los «derechos vención, y que fueron editadas de 1889 a 1907 por el anarquista James
del hombre», no podían basarse en ninguna referencia antigua o, más Guillaume 60,son una mina extraordinaria donde no faltan las referen-
exactamente, sólo hay una en la Declaración del 26 de agosto de 1789. cias a Licurgo o Platón. Pero es característico que, en el plan presenta-
y es la propia palabra de ciudadano 53.Saint-Just escribe en 1791: do por Robespierre en persona el13 de julio de 1793, en nombre del
«Los antiguos legisladores lo habían hecho todo por la república, protomártir de la Convención, Michel Le Peletier, un plan que incluía
Francia lo ha hecho todo por el hombre. Los derechos del hombre a todos los niños varones de 5 a 12 años, se lea lo siguiente: «Prolon-
habrían perdido a Atenas o a Lacedemonia. Allí donde sólo se recono. gar la institución pública hasta el final de la adolescencia es un hermo-
cía su querida patria, por ella se olvidaban de sí mismos» 54. so sueño; a veces hemos leído entusiasmados que se realizaba en los
Un proyecto constitucional, el de J.-M. Rouzet, representante dl' fastos de Lacedemonia; a veces hemos encontrado su insípida carica-
Haute-Garonne, presentado el 18 de abril de 1793, preveía la existen tura en nuestros colegios; pero Platón sólo hacía filósofos, Licurgo
cia de éforos, un areópago y la institución del ostracismo 55.Nadie lo' sólo hacía soldados, nuestros profesores sólo hacen colegiales; la
tomó en serio. La Constitución del año III tuvo su Consejo de los Qui República francesa, cuyo esplendor consiste en el comercio y la agri-
nientos y su Consejo de Ancianos; ei primero evocaba la boule ate cultura, necesita hacer hombres de todas clases: así pues, no es en las
niense por el número, y el segundo por el respeto debido al «principio escuelas donde habría que encerrarlos» 61.Se ve que los valores bur-
de ancianidad». La Constitución del año VIII, con sus cónsules y Sil gueses no eran ignorados l").isiquiera por un jacobino supuestamente
Tribunado, utilizaba un vocabulario manifiestamente romano, pero no extremista.
se trataba de que los cónsules, y sobre todo el primero de ellos, fuesel\ Incluso esto fue demasiado para el abate Grégoire que' hizo ver
anuales. secamente el 31 de julio «que no basta con que un sistema se presente
escoltado por nombres ilustres, que tenga como patronos a Minos, Pla-
tón, Licurgo y Le Peletier; antes que nada hay que darse cuenta de la
52 Documentation franr;aise, n2 153; esta máxima evangélica' figura con la fO~1II11
siguiente en la Declaración de los derechos del hombre del 29 de mayo de 1793, artl'tll
lo 5: «No hagas a los otros lo que tú no quieres que se te haga», y en el artículo 6 d~ 111 56 Ver P. Vidal-Naquet, Tradition de la démocratie grecqUl!,'p. 16 y n. 25.
Declaración que precede al Acta constitucional del 24 de junio de 1793: «No hagus 11 57 Belfagor, 31, 1976, pp. 355-358.
otro lo que no quieres que te hagan», ver M. Gauchet, La Révolution des droit,\' ti" 58 Tradition de la démocratie grecque, p. 33.
/' homme, Gallimard, 1989. pp. 327, 332. 59 G. GIotz (con la col. de R. Cohen). Histoire grecque, 1, Des origines aux gue-
53 La referencia antigua no es...analizada, con razón, en el libro de M. Gauchcl IIUt' rres médiques, PUF, 1925, p. 476.
acabo de citar. 60 Lo esencial fue retornado en la recopilación ya citada de B. Baczko, Une éduca-
54 Esprit de la Révolution et de la Constitution (1791), en Oeuvres. Champ lihn' tion pour la démocratie. Ver también D. Julia, Les Trois Couleurs du tableu noir,
1984, p. 287. Belin, 1983.
55 VerJ. Bouineau, op. cit, pp. 189-192, Y Cl. Mossé, op. cit., pp. 100-101. 61 B. Baczko, op. cit., p. 35,3.

186 187
diferenciainmensaque existe entre la pequeñaciudadde Esparta [oo.] de gobierno de Atenas y Esparta. Independientemente de las diferen-
y un vasto imperio, entre un pueblo que, ocupado únicamente en las cias de población, de extensión, de todas las distinciones políticas
armas, abandonaba su agricultura a los ilotas, y un pueblo que, además entre estos Estados y nosotros, han olvidado que la democracia pura
de los ejercicios militares, es agrícola, fabril y comerciante» 62.Dicho no existía en estas pequeñas repúblicas, que no existía en Roma, en la
de otro modo, incluso en la época en que la espartomanía era vivísima, decadencia de su libertad, más que gracias a una institución -se trata
no faltaban llamamientos a la realidad. de la esclavitud- más depravada que cualquier cosa que se pueda
Indiquemos ahora algunos momentos fuertes, pero también algu- reprochar al gobierno representativo» 70.Se abre aquí un debate que
nos tiempos débiles, de esta mesencia de lQsgriegos en un imaginário veremos reaparecer en el año III, y podría seguir mucho tiempo con
cuyos contornos he tratado de definir y cuyos límites he intentado estejuego de citas.A vecesse ha representado,en el siglo XIX7\ Ycon
señalar. Si leemos a los principales oradores de la Constituyente 6\ frecuencia hoy en día, al conflicto entre la Gironda y la Montaña como
rápidamente observaremos que la Antigüedad es esencialmente una un conflicto entre Atenas y.Esparta. Hay algo de verdad en esta afir-
recopilación de exempla que perfectamente podían asociarse con mación. Condorcet fue un admirador de Atenas, que ocupa en su siste-
exempla modernos. Vemos, por ejemplo, a Mirabeau recordar en 1791 ma histórico el lugar que Esparta ocupaba en el de Rousseau 72.La
que el oro y la plata no solamente tienen vocación de monedas. Convención escuchó a Vergniaud, el 11 de mayo de 1793, denunciar a
¿Acaso Esparta no tuvo una moneda de hierro? 64 Vemos a Lally- los que quieren alimentar a los franceses con la mala comida de Lace-
Tollendal, el más brillante partidario del «bicameralismo», justificar el demonia, y recordar lo que implicaba este modelo: reparto de tierras,
31 de agosto de 1,789la creación eventual de un Senado recordando el destrucción de la industria, constitución de un pueblo dé ilotas. Pero
ejemplo de Esparta: «En Esparta, la autoridad estaba dividida en tres Vergniaud no se unía, sin embargo, a esos atenienses que denunciaba
ramas y durante mucho tiempo los espartanos fueron denominados el BilIaud-Varennes ell de floreal del año II (20 de abril de 1794): «Ciu-
pueblo más feliz de la tierra 65, mientras que los atenienses, diez años dadanos, la inflexible austeridad de Licurgo se convirtió en Esparta en
después de las leyes de Solón, estaban ya cansados de las divisiones I la base inquebrantable de la república; el carácter débil y confiado de
entre el Areópago y las asambleas del pueblo» 66.Y del mismo modo, Solón vuelve a sumir a Atenas en la esclavitud. Este paralelo encierra
Mounier se basa, el 5 de septiembre, en el Jeune Anacharsis para toda la ciencia del gobierno»; Robespierre llega a citar no a Atenas,
recordar la existencia en Atenas de una boule, al lado de la asamblea pero al menos a los atenienses. Así, durante el proceso al rey, el 28 de
del pueblo, una boule compuesta por ancianos, por lo tanto un Senado 67. diciembre de 1792: «La verdad estuvo siempre en minoría sobre la tie-
Lo que Esparta aporta al uno, lo aporta Atenas al otro. Vemos incluso rra 73.Si no fuese así, ¿estaría la tierra poblada por tiranos y esclavos?
al abate Maury, jefe de un clan tradicionalista extremo, invocar, el 18 [oo.] Los Critias, los Anito, los César, los Clodio, pertenecían a la
de mayo de 1790,a Cadmoy los Espartoide Tebas 68. Estos ejemplos mayoría; pero Sócrates era de la minoría, puesto que bebe la cicuta.
con frecuencia son contra-ejemplos. Si se trata de autorizar a las asam- Catón era de la minoría, puesto que desgarra sus entrañas» 74,y algu-
bleas, y no al rey, a declarar la guerra y la paz, Barnave, espíritu autén- nos meses más tarde, el 25 de abril de 1793, explica que le gustaría
ticamente histórico y que rechaza sistemáticamente el modelo antiguo, mucho «más ser uno de los hijos de Arístides [oo.] que el presunto
hizo valer el 21 de mayo qe 1790 que la Asamblea nacional no tenía heredero de Jerjes». En cuanto a Saint-Just, en el discurso que no pudo
nada que ver con «la democracia de la plaza públicil de Atenas» 69,y a pronunciar el 9 de termidor se refería al conflicto entre Filipo y
los que rechazan la idea de un censo electoral y el principio mismo de Demóstenes: «¿Era Demóstenes un tirano? Desde este punto de vista,
un régimen representativo, les replica protestando contra los que -los su tiranía salvó durante mucho tiempo la libertad de toda Grecia».
.
hay efectivamente- «no dejan de meterles por los ojos los modelos Dicho esto, sean cuales sean los matices que se puedan introducir, la
identificación ideológica de los dirigentes montagnards con Esparta (y
62Proces-Verbarix du Comité d'instruction publique de la Convention, n, J. Guj. Roma) durante el período en el que estarán solQs en el poder, entre
lIaume (ed.), Impr. nationale, 1894, p. 173. , junio de 1793 y julio de 1794, no ofrece ninguna duda. ¿.Cuál es la
63El volumen que acaba de ser publicado (mayo de 1989) en La Pléiade, Orateu/,,¡ I naturaleza de esta identificación? ¿Por qué Robespierre puede decir en
de la Révolutionfranr;aise, 1,Les Constituants, a cargo de F. Furet y R. Halévi, servirá
aquí como repertorio. El índice será publicado con el t. In (Les ConventiQnnels); el
libro ha tomado una postura muy justificable: reagrupar en este volumen a los oradores 111 70 Ibid.,p. 43. !
que desplegaron lo esencial de su talento en 1789-1791; esto significa, por ejemplo, 71 Es el caso de Louis Ménard.
que Robespierre está ausente. 72 VerIos textos citados supra, pp. 177-178.
64Archives paileiñentaires, XX, p. 221, citado por J. Bouineau, op. cit., p. 364. 73 Esta fórmula provoca una exclamación de Marat: «Todo eso no es más que
651,es Constituants, p. 376. En nota se lee: ver Platón, Jenofonte, etc. charlatanería».
66Ibid. 74 Este texto ha sido reproducido y comentado con frec,!encia, por ejemplo, por
67 Ibid, p. 904. Juures, la Convention, n, p. 912; y últimamente por M. Waltzer, Régicide et Révolu-
68Ibid., p. 587. fio/l. Le proces de Louis XVI. Discours et controve/'ses, trad. J. Debouzy y A. Kupiec,
69 Ibid., p. 21. Puyot, 1989, p. 312. .

192 193
su gran informe del 18 de floreal del año 11 (7 de mayo de 1794):. sí mismo. Insisto en Camille Desmoulins, puesto que Danton, con
«Los siglos y la tierra son la parte del crimen y la tiranía; la liber- quien es asociado habitualmente, en el grupo al que los robespierris-
tad y la virtud apenas han descansado un instante en algunos pun- tas llamaban la «facción» de los Indulgentes, se burlaba de Atenas y
tos del globo. Esparta brilla como un relámpago en las inmensas de Esparta. Analizando el conjunto de sus discursos, se comprueba
tinieblas»? ¿Por qué Saint-Just lanza el 11 de germinal del año 11 que sin duda rindió el homenaje ritual a Solón y a Licurgo, ambos
(31 de marzo de'1794), en el discurso que acusa a Danton, el após- presentes en la sala donde se reunía la Convención 80. Pero no men-
trofe famoso: «El mundo, está vacío desde los romanos y su memo- ciona más que una vez el nombre de Atenas... en un debate sobre la
ria lo llena y profetiza todavía la libertad» 75,texto religioso donde constitución de reservas de sementales donde recuerda que los legis-
los haya, y apocalíptico? ladores de esta ciudad, tras una guerra larga y sangrienta, «para repa-
Trespalabrasme van a servirpara respondera esta pregunta 76. La rar la pérdida de ciudadanos que había tenido el Estado, ordenaron a
primera es la palabra virtud, esa virtud de la que Montesquieu hizo el los que quedaban tomar varias esposas» 81.Camille Desmoulins y
principio de los republicanos y de la cual Robespierre decía que siem- Grecia... El asunto merecería ser tratado en toda su amplitud, pero
pre había sido minoritaria. En su informe del 17 de pluvioso del año 11 no quiero hablar aquí más que de la campaña dirigida por Le Vieux
(5 de febrero de 1794) «sobre los principios de moral política que Cordelier, seis números del cual fueron publicados entre el 5 de
deben guiar la Convención nacional», Robespierre, retomando preci- diciembre de 1793 y el 25 de enero de 1794, y el número 7 estaba en
samentea Montesquieu,pero borrandocualquierdistanciah~stórica77, pruebas cuando el impresor del periódico fue arrestado el 17 de
plantea la pregunta y responde: «¿Cuál es el principio fundamental del marzo, arresto al que siguió el de Camille (30 de marzo) y de su .eje-
gobierno democrático o popular, es decir, el resorte esencial que lo cución en la misma carreta que Danton, el 5 de abril 82.No nos deje-
sostiene y hace que se mueva? Es la virtud: hablo de la virtud pública mos seducir, y reducir, por la simetría de las dos «facciones», los
que obró tantos prodigios en Grecia y en Roma y que debe producirlos hebertistas y los Indulgentes, que Robespierre suprime sucesivamen-
mucho más asombrosos en la Francia republicana». La República es te, unificándolas por lo demás. Camille Desmoulins, aunque haya
entonces la vuelta de lo prodigioso tras las tinieblas inmensas en las escrito a propósito de Hébert: «En lugar de blasfemar contra la liber-
cuales brillaba Esparta. La segunda palabra es, naturalmente, igualdad, tad de prensa, que dé gracias a esta libertad indefinida a la que debe
puesto que los montagnards son víctimas de ese viejo contrasentido no presentarse ante el Tribunal revolucionario y no ser enviado más
que hizo traducir hoi homoioi, el nombre de los «pares» espartanos, que a la g!Jillotinade la opinión» 83, tiene su parte de responsabilidad
aristócratas donde los haya, por «iguales». La tercera palabra, moder- en la eliminación de Hébert contra el cual en vano propuso a Robes-
na, es transparencia 78.Esparta es el modelo según el cual Robespierre pierre una alianza ofensiva. Pero los problemas que plantea son pro-
y Saint-Just ven a su propia sociedad como transparente, como ideal- blemas de fondo. Se trata, bajo el Terror y la dictadura de la virtud,
mente unificada, rechazando por esencia el conflicto de clases, de inte- de restaurar la idea misma de política, para lo cual Camille acude a
reses o de partidos, no conociendo más que a traidores y bribones que Tácito y a Maquiavelo 84. "

es lícito eliminar en nombre de esos «hombres puros» de los que Dramático juego de múltiples partidas, en el cual Atenas tiene un
Robespierre habla todavía el 9 de Termidor. La Esparta de Robespierre papel capital, frente a Esparta, por supuesto, pero también frente a la
y de Saint-Just encarna a la vez, el rechazo de la historia y un loco dictadura de los Césares, discretamente comparados en el número 3 a
rechazo de lo político. Su destino debía ser un día ser tomados a su los dirigentes del Comité de salvación pública. Se trata de salir de
vez como modelos de este doble rechazo 79...quese camufla bajo la «este estado violento y terrible» 85sin intentar establecer sobre la tierra
máscara de un pensamiento profundamente histórico. el «reino de Astreo». La virtud no es, a pesar de lo que haya dicho
Un hombre, Camille Desmoulins, debía intentar romper este Montesquieu, el fundamento de la república. «Qué importa la forma
espejo helado, ayudándose del contramodelo ateniense, y se rompe a
80 Discurso del 18 de mayo de 1793. Licurgo herido ofrece su casa como asilo; A.
75 He subrayado el verbo «profetizar» para insistir en el valor r~ligioso; un trabajo Fribourg (ed.), p. 432; Licurgo, Solón y Bruto, «el honor y sostén de su patria», 29 de .
en curso de realización de Miguel Abansour volverá sobre esta cuestiQn. mayo de 1793, ibid., p. 463. ,
76 Me he basado en algunos puntos del libro de M. Revault d'Allonnes, D'um' 81 Intervención del 4 de marzo de 1794 (Fribourg, p. 685); la fuente de Danton,
mort a /' autre (cit. supra n. 13), en particular pp. 100-110. probablemente indirecta, es Diógenes Laercio, Vidas, n, 26; no se trata por otra parte
77 El texto de Montesquieu es L' Esprit des lois, IV, 5. de matrimonios, sino de <<tener hijos» con otra mujer.
78 Ver Tradition de la démocratie grecque, p. 29; me baso en el ensayo, funda- 82 Todas las citas del Vieux Cordelier están tomadas de la edición que realizó P.
mental, de Marc Richir, «Révolution et transparence sociale», que sirve de prefacio a la Pachet, Belin, 1987, edición que permite por fin leer el número 7 con un texto filológi-
reedición de las Considérations sur la Révolutionfranr;aise de J.-G. Fichte, Payot, col. camente correcto. Sobre CamilIe Desmoulins y su esposa, ver J.-P. Bertaud, Camille et
«Critique de la politique», 1974; ver también N. Loraux, «Aux origines de la démocra- 1.lIcile Desmoulins. Un couple dans la tourmente, Presses de la renaissance, 1986.
tie. Sur la transparence démocratique», Raison présente, 49, 1979, pp. 3-13. 83Le Vieux Cordelier, nQ4, Pachet (ed.), p. 89.
79 Ver Tamara Kondratieva, Bolcheviks et Jacobins. ltinéraire des analogies, 84/bid., nQ 1, p. 40; nQ4, p. 67; nQ 5, p. 87.
Payot,1989. 85lbid., nQ 3, p. 49.

194 195
de gobierno si todos los ciudadanos son virtuosos» HI>.
Atenas es enlol1 la democracia, amnistía que instala, bajo pena de muerte, lo que Nico-
ces movilizada contra Esparta 87.El tema aparece plenamente desarro le Lorauxllama«el olvido en la ciudad»93. El ejemplotendría mucho
liado en el número 6 donde Camille recuerda de un modo poco hones éxito. Chateaubriand lo toca de nuevo en 1797 en su Essai sur les révo-
to, por otra parte, sus polémicas contra Brissot: «¿Qué queréis decir lutions 94 y muchos otros tras él, para bien o para mal.
con vuestro caldo negro y vuestra libertad de Lacedemonia? ¡Magnfl'l Pero Camille Desmoulins sólo toma de Atenas ejemplos felices,
co legislador ese Licurgo cuya ciencia no consistió más que en impo primero porque sabe muy bien que la tolerancia no siempre ha reinado 95;
ner privaciones a sus conciudadanos, que los ha hecho iguales del luego porque Atenas fue también esa democracia directa que Camille,
mismo modo que la tempestad hace iguales a todos los que han nau fiel a aquello que los jacobinos tenían en común con los girondinos,
fragado!» 88El argumento"estaba en el aire y debió surtir efecto, pues recusa en nombre de la democracia representativa. Qué impolítico
es evidentemente a Camille a quien responde Robespierre, en eSl' sería, dice, cerrar templos y teatros, y «multiplicar al mismo tiempo
mismo informe del 17 de pluvioso del año TI (5 de febrero de 1794) las sociedades populares y, estableciéndoselas en todas las secciones,
que ya he citado: «No pretendemos en absoluto verter a la República agrupar así todo París, cada uno en su barrio, alrededor de tribunas
francesa en el molde de Esparta, no queremos darle ni la austeridad 111 levantadas en todas las plazas públicas, y por lo repentino de estos cin-
la corrupcióndel claustro». I cuenta y tres clubes desconocidos ayer y hoy revolucionando París,
Camille vuelve sobre el asunto en el número 7, cuyas pruebas cir dedicarse a propagar la epidemia de esta manía de gobernar, de este
cularán. La verdadera República no era en absoluto Esparta, entonces, espíritu sectario que perdió a Roma y a Atenas, cuando todo el mundo
y tampoco era Roma, por más que Camille y Lucile Desmoulins lIa quería ser parte activa 96 del pueblo soberano y los grupos fuesen per-
masen a su hijo-Horacio. «Verdaderos republicanos, demócratas per manentes en el [sic] Pnyx y en el foro» 97.Camille no pudo publicar
manentes, por principio y por instinto, eran los atenienses» 89.Atenas estas palabras, y sólo lo serán casi un año después de Termidor, en
es el paradigma de lo que es para Camille la libertad fundamental, In junio de 1795, y es de esto de lo que tengo que hablar ahora.
libertad de prensa: «Lee a Aristófanes que componía comedias hace El 9 de Termidor, jornada que en gran parte fue obra de terroristas
tres mil años [sic] y te asombrarás del extraño parecido entre Atenas y especialmente sanguinarios: Billaud-Varennes, Collot d'Herbois, Fou-
la Francia demócratas». Extraño parecido, en efecto, puesto que, algu- ché, Tallien, fue también, en un primer momento, como escribía el
nas líneas después, Camille precisa que hoy un Aristófanes iría dere. último historiador del período que sigue a la caída de Robespierre, un
cho a la guillotina, un Aristófanes al que Desmoulins se apresura a suceso «a la búsqueda de su significación política» 98.Es la sociedad la
exonerar de toda responsabilidad en la muerte de Sócrates 90. Sí, que, con todo su cansancio y todo su poder, pesará en favor de un
«encantadora democracia» la de los «sans-culottes de Atenas», donde cambio radical, y no de una «revolución» como tantas que había teni-
Salón podía libremente amar «el vino, las mujeres y la música» 91. do, desde el 14 de julio de 1789 y, todavía más, desde el 2 de junio de
La libertad de prensa es lo que Camille llama «el derecho a equi- 1793. En el terreno que nos interesa, el de Grecia, ¿cuáles van a ser las
vocarse» 92,fundamento teórico de lo que hoy denominamos pluralis- consecuencias de esta singular mutación? Serán capitales, puesto que
mo político. El ejemplo ateniense sobre el que Desmoulins vuelve sin es entonces cuando nace o, por una parte, reaparece y se desarrolla,
cesar es el de la amnistía para los cómplices de los treinta tiranos, nuestra visión de Grecia 99. Invocaré aquí a tres testigos importantes
votada en Atenas tras el regreso de Trasíbulo y el restablecimiento de intentando limitarme a ló esencial.
El primero es pierre-Charles Lévesque; nacido en 1736, es en la
86 [bid.,nI! 7, p. 142; se trata de un viejo tema en Camille. ¿Acaso no escribía en la época de la que hablamos un viejo historiador de Francia y Rusia. Si
Histoire des brissotins: «La gloria inmortal de esta sociedad es haber creado la Repú- bien ya antes de la Revolución había traducido textos griegos para la
blica con vicios» (Oeuvres completes, 1, p. 523)?
87 Esta movilización de Atenas contra Esparta es muy antigua en Camille; aparece colección de Mora/istes anciens en Pidot, no es gracias a este título
en su primer panfleto, La France libre, en 1789; el tema es el siguiente: hay dos órde-
nes en Esparta, el de los lacedemonios y el de los ilotas; sólo hay uno en Atenas; ver. 93 N. Loraux, «L'oubli dans la cité\" Le Temps de la réflexion, 1, 1980, pp. 213-
Oeuvres completes, 1, pp. 25-26; Desmoulins simplemente olvidaba a los esclavos. 242, Y en el volumen Usages de I'oubli, Seuil, 1988, «De I'amnistie et de son contraire»,
88 [bid., nI! 6, p. 102; esta polémica había enfrentado, en febrero de 1792, a Des- pp. 23-48. Referencias a Trasíbulo en Le Vieux Cordelier, n24, pp. 64-67; nI! 5, p. 79.
moulins y Brissot a propósito de unos clientes del primero que tenían una casa de 94 Essai, n, cap. VIII, pp. 288-289, M. Regard (ed.), Pléiade, 1980.
juego. En el transcurso de esta polémica que se encontrará por ejemplo en Buchez y 95Le Vieux Cordelier; nI!7, p. 130.
Roux, Histoire parlementaire de la Révolutionfranr;aise, xm, Paulin, 1834, pp. 181- 96 Es difícil no pensar aquí en la distinción entre ciudadanos activos y ciudadanos
214, Camille se declara partidario de una república tolerante por lo que respecta a las pasivos.
costumbres, pero Esparta sólo desempeña en este asunto un papel menor; ver sin 97 [bid., pp. 138-139.
embargo p. 191, Y Oeuvres completes, 1, p. 358. 98 B. Baczko, Comment sortir de la Terreur. Thermidor et la Révolution, Galli-
89lbid., nI! 7, p. 124. mard, 1989, p. 48.
90 [bid., pp. 124-126. 99 Retorno aquí temas que han sido esbozados b desarroUados en Tradition de la
91 [bid., p. 126. démocratie grecque y en el ensayo escrito con Nicole Loraux, «La formación de la
92 [bid., n2 6, p. 96. Atenas burguesa», ver supra.

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(
por lo que entra en la Académie des inscriptions et belles-lettres en ción fue publicada, en 1795, Lévesque justifica su actualidad en estos
1789 y en el College de France en 1791. términos: «Tucídides es, de todos los historiadores, el que debe ser
Existe una traducción suya de las Máximas de espartanos de Plu- más estudiado en los países en los que todos los ciudadanos pueden
tarco que no ha sido incluída en las reseñas que le han sido consagra- tener algún día parte en el gobierno. Un miembro muy ilustrado del
das 100.La advertencia que abre el libro introduce la actualidad: «En la Parlamento de Inglaterra decía que no se podía tratar en la Cámara
época en que la nación liberada adquiere'el compromiso de consagrar- ningún asunto sobre el cual no se hallasen ideas en Tucídides» 104.
se a la virtud, que sólo puede, garantizarle la conservación de su liber- Dicho de otro modo, Tucídides es un autor esencial desde que se vive
tad», el texto de Plutarco no puede más que servirla, puesto que «res- en un régimen parlamentario. En el parlamento no se instala el reino
pira amor por la libertad junto al más ardiente valor». Ninguna de de la virtud, se habla de política.
estas palabras suena completamente robespierrista. Cuál no será Mi segundo testigo será Volney 105, orientalista y descubridor de la
entonces la sorpresa del lector cuando lee la exposición inicial De la miseria oriental, hoy diríamos del tercer mundo, orgulloso también de
Constitution politique des Lacédémoniens. Puesto que este pequeño su superioridad como Occidental. Revolucionario de 1789, autor en
tratado no es más que una violenta requisitoria donde Esparta es visi- 1793 de un «catecismo del ciudadano», encarcelado en noviembre de
blemente un pretexto para arreglar cuentas políticas inmediatas. Espar- 1793 acusado de mercantilismo en la adquisición de un dominio en
ta «ni siquiera tenía leyes»; vivía en «el mismo estado de barbarie en Córcega, y liberado después de Termidor, Volney enseña historia en la
el que languidecían nuestros padres, cuando el régimen feudal estaba Escuela normal del año III, inaugurada el 21 de enero de 1795, en el
todavía en vigor». La mayoría de los lacedemonios, ilotas o no, vivían tercer aniversario de la muerte de Luis XVI. '
«en la humillación bajo el imperio de esos señores», puesto que así es -Sus seis Lefons d' histoire 106no son solamente un curso de relati-
como hay que llamar a los supuestos «iguales». En resumen, Esparta vismo ---esto sería una afirmación banal-, sino una forma de decir
era no una democracia, lo que indiscutiblemente era Atenas, sino una «que la historia adquiere el cará,cter de las épocas y los momentos en
aristocracia, peligrosa a escala de toda Grecia, y además iletrada 101. que ha sido compuesta» 107.La historia de los griegos no es la nuestra,
Sin duda no había nada nuevo en todo esto. Lo habían dicho antes que ni como redacción ni como (>ucesiónde acontecimientos. La historia
Lévesque, y el mismo Lévesque lo había afirmado, en 1787, en su puede matar -testigo es la Biblia-, puede también curar tras haber
Éloge de M. de Mably 102.Pero la fecha de esta edición de las Máxi- diagnosticado. Las Lefons d' histoire quieren ser clínicas ~n el sentido
mas es a la 'Vezesencial y algo misteriosa. El volumen siguiente de la en que la medicinase hace clínicaen ese momento 108. De lo que pre-
colección está «en prensa» y será publicado en el año III. Nuestro cisamente hay que curar a los oyentes de Volney es de esa «adoración
volumen está fechado en 1794 y el año 11.¿Fue preparada bajo Robes- [...] supersticiosa de los griegos y los romanos» que nuevos apóstoles
pierre y publicada, no sin algunos retoques, entre el 9 de Termidor (27 han inculcado a los que estaban dispu,estos a creerles, olvidando que
de julio de 179:t) y el fin del año 11 (21 de septiembre)? No es una Esparta y Atenas eran ciudades esclavistas: «...Nuestros antepasados
hipótesis poco razonable. Si pudiese ser confirmada, tendríamos aquí juraban por Jerusalén y la Biblia, y una nueva secta ha jurado por
el primer signo de una evolución que en Francia haría pasar a Esparta, Esparta, Atenas y Tito Livio. Lo que hay de raro en esta nueva clase
si se puede decir así, de la extrema izquierda a la extrema derecha de de religión es que sus apóstoles no han tenido ni siquiera :una idea
la palestra política. Tres años más tarde, Joseph de Maistre, en las justa de la doctrina que predicaban, y que los modelos que nos han
Considérations sur la France, saludará en la constitución de Licurgo a propuesto son diametralmente opuestos a sus enunciados o sus inten-
«la institución más vigorosa de la Antigüedad profana» 103.Lévesque, ciones; nos han ponderado la libertad' de Roma y de Grecia y han
en todo caso, se inscribe en un registro claro, el del régimen parlamen- olvidado que en Esparta un aristocracia de treinta mil nobles mante-
tario. Su intervención contra Esparta es tanto más significativa cuanto nía bajo un yugo horroroso a seiscientos mil siervos; que para impe-
que está trabajando en su traducción de Tucídides, autor ignorado por
la generación de 1789 en beneficio de Plutarco. Cuando esta traduc'- 104Histoire de Thucydide fils d' Olorus, trad. P.-Ch. Lévesque, París, año IV, 4
vols.; ver en particular las pp. IlI, XI, XII Y XXVII del prefacio.
105Sobre Volney,-remito esencialmente a la bibliografía citada en las notas de «La
100Fue Franc;:ois Hartog quien me hizo descubrir el texto y su significación; le doy formación de la Atenas burguesa» y especialmente a las obras de J. Gaulmier.
las gracias calurosamente. La traducción de las Máximas fue publicada en Didot, en el 106C.-F. Volney, La Loi naturelle y Ler;ons d' histoires, presentación de J. Gaul-
año 11, en la colección «Moralistas antiguos». mier, Garnier, 1981; sobre este texto y su contexto, léase también M. Raskolnikoff,
1019to las pp, 2-17 del ensayo introductorio, «Volney et les idéologues: le refus de Rome», Revue historique, 267, 1982, pp. 357-
373.
102Eloge historique de M. l' abbé de Mably, Guillot, 1787; el elogio fúnebre va
seguido de «Observations et discussions sur quelques parties des ouvrages de l' abbé de 107Volney, op. cit., p. 99.
Mably»; sobre Licurgo, ver pp. 59-62; Lévesque defiende a Solón frente a Licurgo. 108Ver Michel Foucault, Naissance de la clinique, PUF, 1963; Volney realiza la
103La más antigua de las ediciones conservadas es de 1797, pero algunos admiten, comparación con la medicina en la lección quinta, p. 123, donde Volney habla de la
sin pruebas serias, la existencia de una edición de 1796. Considérations, p. 95 de la cd. «ciencia psicológica del gobierno». Sobre este punto, Volney, aunque él no lo sabe, es
de 1797; J. Tulard (ed.), Garnier, 1980, p. 63. un discípulo de Tucídides.

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dir el aumento de esta especie de negros, los jóvenes lacedemonios modernos», por citar el texto de una célebre conferencia pronunciada
salían de noche a la caza de ilotas, como bestias salvajes; que en Ate- en ,1819en el Ateneo real de París 114.
nas, ese santuario de todas las libertades, había cuatro esclavos por De hecho, como se sabía desde hace tiempo, como se sabe mejor
cada libre» 109. desde que los principales manuscritos de Constant conservados en las
Esta vez es Atenas, y no sólo Esparta, la arrastrada por la tormen- copias de la Biblioteca Nacional y la Biblioteca cantonal universitaria
ta, o, como se comienzaa deciren la época,por la reacción 110. Incluso de Lausana, los Principes de politique, han sido editados por fin 115,en
la Acrópolis no halla gracia ante Volney: «Se ha seducido a los amigos 1806 el pensamiento de Constant se fija sobre estos puntos tras largos
de las artes por el resplandor de sus obras maestras, y se ha olvidado años de reflexión y lectura. Sin duda, en esta fecha ya se ha salido de
que esos edificios yesos templos de Atenas fueron la causa primera de los años revolucionarios propiamente dichos, pero la reflexión sobre el
su ruina, el primer síntoma de su decadencia; puesto que eran el fruto Terror comenzó desde 1795, y la obra de Constant pone punto final al
de un sistema de extorsión y rapiñas, provocaron a la vez el resenti- milagro griego de la Revolución francesa.
miento y los celos de sus aliados». La Acrópolis fue para Nenas lo Todo el libro XVI de este manuscrito está consagrado a lo que sepa-
que el Louvre y Versalles para Francia, la causa de su ruina y del défi- ra a los Antiguos de los modernos, y el último capítulo del libro se titu-
cit, un obstáculo a los trabajos útiles que mañana podría crear un régi- la: «Imitadores modernos de las repúblicas de la Antigüedad». Desde el
men representativo burgués. «¡Ah! Dejemos de admirar a esos anti- libro III, Constant escribía: «Imbuídos de sus principios, los jefes de la
guos que no tuvieron como constitución más que oligarquías, por Revolución francesa se han creído Licurgo, Solón, Numa, Carlomargo;
política derechos exclusivos de ciudad, por moral la ley del más fuerte incluso hoy, a pesar del triste resultado de sus esfuerzos, se acusa más a
y el odio a todo extranjero» 111. la torpeza de los ejecutantes que a la naturaleza de la empresa.»
Mi tercer y último testigo, más reflexivo y sobre todo más políti,co Contra Mably 116,contra Rousseau, tal y como los lee, contra sus
que Pierre-Charles Lévesque, será Benjamin Constant. Tenía veintidós discípulos revolucionarios, Constant va a desplegar una argumenta-
años en 1789, Yen junio de 1795 llega a París en el equipaje de Mme. ción que prefigura, y en absoluto por azar, a la de Marx, que ha sido
de Stael, con unas muy concretas ambiciones financieras y políticas. uno de mis puntos de partida. La libertad de los Antiguos se opone a la
Posee una sólida cultura clásica adquirida en las universidades de de los modernos del mismo modo que el impulso se opone al cálculo,
Erlangen y Edimburgo, y tratará incluso, en 1803 en Gotinga, con los la guerra al comercio, la participación al disfrute, lo inmediato a lo
primeros «filólogos» alemanes. En 1787 tradujo parte de la Histoire diferido y, para terminar, la esclavitud de la mayoría a la libertad indi-
grecquedel escocésJohn Gillies 112. En la época en que Volneylanza- vidual de todos. En un manuscrito de Mme. de Stael, escrito en 1800,
ba sus anatemas contra la nueva religión, Constant, que conservará Constant, por así decirlo, ha copiado lo siguiente, que resume su pen-
siempre, por otra parte, admiración e incluso afecto por Grecia y las samiento: «La libertad de la época antigua era todo aquello que asegu-
'ciudades griegas, y dedicará parte de su vida a hacer la apología del raba a los ciudadanos'la mayor parte en el ejercicio del poder social.
politeísmo, tenía propósitos mucho más clásicos y en los que se trans- La libertad de los tiempos modernos es todo aquello que garantIza la
parentaban sus propias ambiciones: «Las Repúblicas antiguas tenían independencia de los ciudadanos contra el poder.» 117En esta dicoto-
hombres ilustres en todos los campos a la vez, Milcíades, Arístides,
Jenofonte, cultivaban las letras, dirigían en los campos, arengaban en I
114Se hallará el texto en B. Constant, De la liberté chez les modernes, selección de
la tribuna: estos gloriosos ejemplos se renuevan entre nosotros» 113. textos precedidos de un largo y útil prefacio de M. Gauchet; del mismo autor ver tam-
Habiendo accedido al Tribunado, único lugar de discusión política
tolerado por la república consular, Constant fue expulsado, como ideó-
L
l'
bién el artículo «Constant» en el Dictionnaire critique, ya citado, pp. 943-950.
115Principes de politique, E. Hofmann (ed.); sobre los ~emas abordados aquí,,ver
logo, en 1802. especialmente 1, pp. 345-354; los textos de Constant están edit1!dos en el vol. 11; N.
Loraux y yo hemos hecho amplio uso de estos manuscritos, entonces inéditos, en nues-
Es durante y después de esta experiencia política cuando Constant tro estudio de 1979 «La formación de la Atenas burguesa» (ver supra).
reflexiona sobre «la libertad de los Antiguos comparada con la de los 116Ver los estudios de E. Harpaz, «Mably et ses contemporains», Revue des scien-
ces humaines, 1955, pp. 351-366, Y «Mably et la postérité», ibid., 1954, pp. 25-40; de
109Volney, op. cit., pp. 140-141; J. Gaulmier escribe a propósito de esta página, p. todos modos el libro esendial es el de Th. Schleich, Aufkliirung und Revolution. Die
157, n. 21: «Esta observación no deja de ser valerosa en el año nl». Supone olvidar que Wirkungsgeschichte Gabriel Bonnot de Mablys in Frankreich (1740-1914), Stuttgart,
el año lIT no es el año 11. Klett-Cotta, 1981. Sobre la crítica termidoriana de Rousseau, ver J. Roussel, J ean-J ac-
110Ver F. Furet, «Une polémique thermidorienne sur la Terreur: autour de Benja- ques Rousseau en France apres la Révolution, 1795-1830, A. Colin, 1972, y en parti-
min Constant», Passé-Présent, 2, 1983, pp. 44-55. cular las pp. 489-522 consagradas a Benjamin Constant.
111Volney, op. cit., pp. 142-143. " 117Des circonstances actuelles qui peuvent terminer la Révolution et des principes
112 Sobre el cual ver Momigliano, Problemes d' historiographie ancienne el qui doiventfonder la république de France, Lucia Omacini (ed.), Droz, París, Ginebra,
moderne, pp. 363-366. 1979, pp. 111-112, ver E. Hofmann, op. cit., n, p. 432, n. 45; Mme. de Stael escribe
113«Discours pronuncié au cercle constitutionnel pour la plantation de l'arbre de exactamente: «La libertad de la época actual es todo aquello que garantiza la indepen-
la liberté, 30 fructidor an V», texto que se encontrará en C. Cordié (ed.), Gli Scriui dencia de los ciudadanos contra el poder del gobierno. La libertad de la época antigua es
politici giovanili di B. e., p. 229. todo aquello que aseguraba a los ciudadanos la mayor parte en el ejercicio del poder.»

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mía, cae por su propio peso que la participación en el poder no con- año V (28 de junio de 1797) cuando las tropas del general Gentille 125,
cierne más que a la minoría; es la libertad civil lo que es asunto de procedentes de Venecia, ocuparon la isla de Corfú, y he aquí cómo el
todos. No hay ni que decir que Constant odiaba Esparta, «ese vasto general Buonaparte, en su informe del 14 de termidor (1 de agosto)
convento» 118.La dificultad reside en el estatuto de Atenas, ciudad publicado en Le Moniteur del 21 (8 de agosto), relata el suceso 126:
esc1avista como cualquier ciudad griega. Comentando el peri traúma- «Una multitud inmensa estaba en la orilla para recibir a nuestras tro-
tos (sobrela herida)de Lisias 119, Constantescribe:«Apenasllegamos pas con los gritos de alegría y de entusiasmo que animan a los pueblos
a concebir un estado social tan feroz como para que haya podido ser cuando recobran su libertad. A la cabeza de esta multitud estaba el
pronunciado este alegato» 120,pero hay en Atenas una dimensión papa o jefe de la religión del país -es decir, el arcipreste ortodoxo de
moderna: «En Atenas se disfrutaba de una libertad individual mucho Corfú-, hombre instruido y ya de edad avanzada. Se acerca el gene-
mayor que en Esparta, puesto que Atenas era a la vez guerrera y ral Gentilly y le dice: "Francés, habéis encontrado en esta isla a un
comerciante y Esparta era exclusivamente guerrera»; y todavía: «Si el pueblo ignorante de las ciencias y las artes que ilustran a las naciones;
carácter completamente moderno de los atenienses no ha sido sufi- pero no lo despreciéis por ello; todavía puede convertirse en lo que ha
cientemente destacado es porque el espíritu general de la época influía sido: aprended, leyendo este libro, a estimarlo." El general abrió con
sobre los filósofos y porque escribían siempre en sentido inverso a las curiosidad el libro que le presentaba el papa, y no fue poca su sorpresa
costumbres nacionales» 121.Constant se muestra consciente entonces al ver que era La Odisea de Homero.» Bonaparte añade en su informe
de lo que llamamos hoy el «milagro espartano», esa invención de los que «la isla de Corcira era, según Homero, la patria de la princesa
intelectuales atenienses. Pero, ¿nos hemos desembarazado hoy por Nausicaa» y que el capitán Arnaud, «que gozaba de una merecida
completo de esa Atenas ambigua que era, a comienzos del pasado reputación» en las letras, se embarcó en seguida «para Itaca, para
siglo, la de Benjamin Constant? plantar la bandera tricolor sobre las ruinas del palacio de Ulises».
Con Constant he finalizado mi recorrido revolucionario, puesto
que hemos llegado al momento en que se colocan las bases metodoló-
gicas de lo que P. Rosanvallon llamará el «Momento Guizot» 122,el de
la generación de 1814, que pensará la monarquía censitaria. Esta gene-
ración intelectual considerará terminada la revolución francesa, fórmu-
la que, en vista de lo que pasa en China 123, puede inspirar algunas
dudas. A este recorrido ideológico añadiría sin embargo algunas pala-
bras que atañen a una cuestión a la vez muy lejana y muy cercana a las
que han sido abordadas aquí.
Mientras la Revolución desplegaba sus fastos helénicos y roma-
nos, existía una Grecia, cuyos habitantes se llamaban por otra parte los
«romanos», que vivía y se transformaba bajo la ocupación turca. Ape-
nas se habló de ella en las sucesivas asambleas. Sin embargo Grégoire,
en su célebre informe sobre «los patois y el uso de la lengua francesa»
del 16 de pradial del año II (14 de junio de 1794), creyó poder decir
que entre los griegos de hoy «se conserva con brillo la danza descrita,
hace tres mil años, por Homero en su escudo de Aquiles» li4,es decir,
en el canto XVIII de La llíada.
El encuentro entre la Grecia moderna y la Revolución francesa
tuvo lugar un poco más tarde, más exactamente ellO de mesidor del

118Ver E. Hofmann, op. cit., 11, p. 439.


119 Se trata del discurso n24.
120E. Hofmann, op. cit., 11, p. 427.
121Ibid., pp. 427-428.
122Gallimard, 1985.
123Recuerdo que esta exposición fue presentada el31 de mayo de 1989.
124Este informe está reimpreso en M. de Certeu, D. Julia, J. Revel, Une politiqut' 125O Gentili, la ortografía de este oficial varía mucho en las fuentes de la época.
de la langue. La Révolutionfram;aise et les patois, Gallimard, 1975, pp. 300-317, cil. 126He recordado este episodio en mi presentación de las Mémoires de Makryan-
p. 308. La fuente de Grégoire es P. A. Guys (1720-1799), autor de un Voyage littérairc' nis, trad. D. Kohler, Albin Michel, 1986. Napoleón no lo evoca en sus recuerdos dicta-
dos en Santa Elena.
de la Gréce, París, 1771,2 vols., y exactamente 1, pp. 181-182.

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