Sei sulla pagina 1di 3

En los años ‘50, ‘60 y ‘70 del siglo XX, en Francia, Inglaterra, Holanda, Bélgica e Italia y

en los EE. UU., se articularon los siguientes factores: la aparición de los psicofármacos, la
psiquiatría dinámica y social, la crítica antipsiquiátrica a la psiquiatría tradicional centrada
en el hospital monovalente, la psicoterapia institucional y la creación de estructuras
intermedias en la comunidad (hospitales de día, comunidades terapéuticas, etc.) y recursos
presupuestarios abultados provistos por el keynesanismo económico que inspiraba el
Estado Benefactor.
La nueva noción de Salud Mental, con toda su ambigüedad y polisemia se fue instalando
entre los especialistas. En nuestro país hubo múltiples intentos de transformación de las
prácticas en Salud Mental, aunque las experiencias han transcurrido de manera transitoria.
El trabajo de Mauricio Goldenberg en al Hospital de Lanús fue seguido durante los años
‘60 y ‘70 por múltiples experiencias que se desarrollaron en diversos puntos del país:
“Colonia Federal” dirigida por el Dr. Raúl Camino, la comunidad terapéutica del Hospital
Estevez, impulsada por el Dr. Grimson, el inicio del hospital de día que creó el Dr. Jorge
García Badaracco en el Hospital “J. T. Borda” y el primero para niños y adolescentes en el
hospital “C. T. García”, los especialistas tendieron a inscribirse en la corriente de la
psiquiatría social y comunitaria. Eran “experiencias piloto” que durante el gobierno de
Onganía pudieron desarrollarse, si respetaban lo establecido; de lo contrario, eran
clausuradas.
Muchos psiquiatras reformistas intentaron cambiar la situación de los locos, encerrados en
los manicomios. La experiencia en el Hospital 'José A. Esteves" de Lomas de Zamora, en el
Gran Buenos Aires, sintetizaron una de las más importantes luchas en la historia del campo
de la Salud Mental.
El documental “Comunidad de locos” trata el tema de las comunidades terapéuticas y su
experiencia en Argentina. Está basado en entrevistas a los protagonistas de las dos
experiencias piloto: en el Hospital neuropsiquiátrico José A. Estéves y en Federal, que han
formado parte del Plan Nacional de Salud Mental de 1967 implementado por el gobierno
dictatorial de Onganía.
Mediante la memoria y el relato de varios de los protagonistas de estas experiencias,
incluyendo a un paciente y un ex paciente, se da cuenta de la metodología de trabajo de
“comunidad terapéutica”, el intento de los profesionales por la reconquista de la dignidad
de personas de los pacientes perdida en los hospicios y de sus resultados.
El trabajo del Centro Piloto implicaba aceptar a todos los nuevos pacientes que llegaran al
Hospital; se disponía de una admisión con un equipo conformado por un médico psiquiatra,
un psicólogo y un asistente social que determinaban la necesidad de tratamiento que era
comunicada al paciente y a su familia, y se indicaba una internación total, parcial o un
seguimiento por consultorios externos. Durante el tiempo que funcionó el Centro Piloto
recibían de 5 a 7 pacientes diariamente, de los cuales 1 ó 2 se internaban.
Iniciaban el día organizando con las enfermeras la limpieza de la sala, la medicación y el
desayuno; luego concurrían a un grupo de lectura de diarios coordinado por terapistas
ocupacionales; seguían con distintos grupos de psicoterapia (de orientación psicoanalítica)
y otros grupos de actividades como expresión corporal, tareas artesanales, tareas de
mantenimiento y hasta la realización de una revista propia del Centro. Luego del almuerzo
participaban en distintas actividades: grupos psicopedagógicos, grupos con asistentes
sociales, deporte, recreación, costura y hasta cocina. Por supuesto participaban en las
asambleas y en las reuniones de la Peña. Las asambleas servían para tratar a las pacientes
como seres humanos, luego de muchos años de vida asilar. Todos los trabajos eran
grupales, la meta era la resocialización. La hipótesis era que el conjunto de los trabajos
realizados constituían la terapéutica.
Las actividades se desarrollaban de lunes a viernes de 8 a 17 horas y los sábados por la
mañana. Esta manera de encarar la situación obtuvo como resultado que las internaciones
duraran alrededor de tres meses (y no los 10 años habituales), y que el 75% de los pacientes
pasaran su segundo fin de semana posterior a su internación en sus casas.
Su funcionamiento, hasta el momento, había sido el típico de un manicomio: aislado, con
cada pabellón como una unidad autónoma, sin programas terapéuticos ni de resocialización.
En el nivel directivo se dio apoyo verbal al proyecto que no fue respaldado por los hechos.
Esta experiencia era una denuncia implícita a todo el sistema manicomial, demostraba de
que una comunidad terapéutica podía funcionar, que se podía trabajar de otra manera.
Las "experiencias piloto" se transformaron en áreas de demostración de que las dificultades
en Salud Mental eran problemas de decisión política y no de la propia locura o la falta de
presupuesto.
En los años ‘80 y ‘90 del siglo pasado los desarrollos de la neurobiología y de las ciencias
cognitivas, la crisis de la teoría de los grupos y del psicoanálisis como modelos de
pensamiento explicativo dominante de los trastornos mentales, las nosografías descriptivas
del tipo DSM, el vertiginoso aumento en la demanda de atención en el campo de las
adicciones, y la aparición de nuevas presentaciones del sufrimiento psíquico de tenor
patológico (trastornos narcisistas, trastornos alimentarios, efectos traumáticos masivos), la
aparición del gerenciamiento de la salud en el marco del neoliberalismo económico y la
caída del Estado de bienestar, la influencia de la industria farmacéutica plantean nuevas y
complejas condiciones para diseñar y trabajar en el campo de la Salud Mental.

Referencias bibliográficas
Carpintero, E., Vainer,A. (1969) Las huellas de la memoria. Psicoanálisis y Salud Mental
en la Argentina de los ‘60 y ‘70. Tomo I: 1957 - 1969

Potrebbero piacerti anche