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Definición
La hemofilia es un trastorno hemorrágico hereditario en el cual la sangre no se coagula de
manera adecuada. Esto puede causar hemorragias tanto espontáneas como después de una
operación o de tener una lesión.
Se trata de una diátesis hemorrágica hereditaria más frecuente dentro de las carencias de
los factores de coagulación.
La sangre contiene muchas proteínas, llamadas factores de la coagulación, que ayudan a
detener la hemorragia. Las personas con hemofilia tienen bajos niveles del factor de la
coagulación VIII (8) o del factor de la coagulación IX (9). La gravedad de la hemofilia que tiene
una persona está determinada por la cantidad del factor en la sangre. Cuanto más baja sea la
cantidad del factor, mayor será la probabilidad de que ocurra hemorragia, lo cual puede llevar a
serios problemas de salud.
La hemofilia A y B sólo pueden diferenciarse con análisis específicos del factor de
coagulación.
La hemofilia B tiene un patrón idéntico de manifestaciones clínicas al de la hemofilia A, pero
es cinco veces menos frecuente.
Epidemiologia
La hemofilia se presenta en 1 de cada 5000 bebés varones. La hemofilia A es casi cuatro
veces más común que la hemofilia B y aproximadamente la mitad de las personas afectadas
tienen la forma grave de la enfermedad. La hemofilia afecta a las personas de todos los
grupos raciales y étnicos.
La incidencia mundial de la hemofilia A se ha estimado en 1:10.000 habitantes hombres,
para el caso de la hemofilia B 1:40.000 habitantes hombres. De acuerdo a la Federación
mundial de Hemofilia se estima que deben existir 400.000 personas con hemofilia en el
mundo. En estados Unidos de América, según los reportes existen aproximadamente
15.000 personas con hemofilia, en el caso de México de acuerdo a los reportes existen
4.217 pacientes con hemofilia, pero de acuerdo a las estimaciones de incidencias el
número esperado seria de 5.249 personas con hemofilia.(1, 2) En Colombia de acuerdo al
estudio de Cortes B se estimaba que en el país existían aproximadamente 5.000
personas con hemofilia(1). De acuerdo al informe publicado en el 2011 por la Federación
Mundial de Hemofilia, Colombia reportaba una prevalencia de Hemofilia A de 5.2 por
100.000 varones, dato correspondiente al año 2006 y Hemofilia B 1.10 por 100.000
varones para el mismo año. De acuerdo a los datos reportados en el sistema SISPRO, en
Colombia se registraron los casos nuevos identificados por año, que se presentan a
continuación: 15 CÓDIGO CIE 10 2009
Patogenia
Los FVIII y FIX en la hemostasia. La generación de trombina es un evento fisiológico de
alto valor biológico, ya que esta enzima forma parte del complejo molecular que mantiene
a la sangre dentro de los vasos luego de una lesión. La figura 3 ilustra cómo entendemos
hoy la fase fluida de la hemostasia, en la cual el FVIII funciona como catalizador enzimático
que acelera en varios órdenes de magnitud las reacciones que culminan en la generación
de trombina.
El FIXa se une al FVIIIa en un ambiente lipídico rico en factor tisular (FT) y forma un
complejo llamado «diezasa intrínseca», el cual genera trombina con una eficiencia 106
veces mayor que la de los FVIII y FIX por separado (Fig. 4).
Este complejo también supera a la «diezasa extrínseca», rica en FVIIa, en un orden de 50
veces para activar al FX. En términos netos, la diezasa intrínseca produce 90% de la
trombina generada ante cualquier daño tisular.
Esto explica por qué la ausencia de los FVIII y FIX se traduce clínicamente en las
manifestaciones hemorrágicas características del hemofílico. Una visión simplista de la
función de la trombina es que solo convierte al fibrinógeno (soluble) en fibrina (insoluble),
propiedad que permite una acción inicial puramente mecánica en la hemostasia (Fig. 4).
Por el contrario, la fisiología de la trombina es mucho más compleja, ya que se trata de una
enzima potente y pleiotrópica, con efectos inclusive antagónicos y altamente organizados,
los cuales le permiten mantener el equilibrio hemostático y fibrinolítico además de promover
la cicatrización y controlar la velocidad, amplitud y autolimitación de la actividad enzimática.
Esta capacidad de magnificar, controlar y mantener la generación de trombina según los
requerimientos fisiológicos no la pueden alcanzar los pacientes hemofílicos debido a la
ausencia de los FVIII y FIX. Asimilar este concepto es toral para entender la fisiopatología
de la hemofilia y para entender por qué se debe restablecer artificialmente el circuito
infundiendo el factor deficiente para alimentar a la diezasa intrínseca.
Tipos
Hay varios tipos diferentes de hemofilia. Los dos siguientes son los más comunes:
Hemofilia A (hemofilia clásica)
Este tipo es causado por una falta o disminución del factor de la coagulación VIII.
Hemofilia B (enfermedad de Christmas)
Este tipo de hemofilia es causado por una falta o una disminución del factor de la
coagulación IX.
Manifestaciones Clínicas
Los síntomas de la hemofilia A y B son los mismos:
hematomas extensos
Hemorragias en las articulaciones. Esto puede causar hinchazón y dolor o rigidez en
las articulaciones; frecuentemente afecta las rodillas, los codos y los tobillos.
Hemorragias debajo de la piel (moretones) o en los músculos y los tejidos blandos,
que provocan una acumulación de sangre en el área (hematoma).
sangrado espontáneo (sangrado repentino dentro del cuerpo sin que haya un
motivo claro)
sangrado durante mucho tiempo tras cortarse, sacarse una muela o someterse a
una cirugía
sangrado durante mucho tiempo tras sufrir un accidente, particularmente luego
de una lesión en la cabeza
Hemorragias en la boca y las encías, y hemorragias difíciles de detener después de
que se caiga un diente.
Hemorragia después de la circuncisión (cirugía que se realiza a los bebés varones
para quitarles la piel que recubre la punta del pene, llamada prepucio).
Hemorragias después de recibir inyecciones, como las vacunas.
Hemorragia en la cabeza del recién nacido después de un parto difícil.
Sangre en la orina o en las heces.
Hemorragias nasales frecuentes o difíciles de detener.
Clínica y radiológicamente, 50% de los casos graves tienen degeneración articular en los 6
años siguientes a partir de la primera hemartrosis; este cuadro deletéreo característico
puede evitarse hoy mediante la profilaxis primaria. En los casos leves y moderados, la
hemorragia ocurre generalmente posterior a un traumatismo. Las formas leves suelen
transcurrir clínicamente silenciosas hasta que un evento traumático lo pone de manifiesto.
A. Externa
• Cutáneas: son poco graves.
• Mucosas: su gravedad depende de la magnitud y se diferencia de las siguientes:
- Cavidad bucal, en la lengua o carrillos.
- Fosas nasales, en forma de epistaxis.
– Vejiga o pelvis renal, sobre todo secundaria a litiasis renal; en estos casos se produce
hematuria, y la presencia de un coágulo dentro de las vías urinarias provoca más
hematuria por las lesiones en la pared mucosa.
B. Interna
• Subcutáneas: aparecen a distancia de donde ha existido la lesión.
• Hematomas musculares: son muy dolorosos y pueden producir compresión de vasos
o confundirse con otros procesos; por tanto, la hemorragia dentro del músculo psoas
puede confundirse con una crisis de apendicitis aguda.
• Tejido conjuntivo:
- Renal.
- Piso de la boca.
- Retroorbitario.
• Serosas: la más común de las hemorragias en la hemofilia es la hemartrosis; con
frecuencia es recidivante y genera una hipertrofia de la membrana sinovial con
degeneración del cartílago.
Diagnostico
Es necesario realizar un diagnóstico adecuado y temprano, con el objetivo de ofrecer al paciente la
mejor opción terapéutica. Los diferentes trastornos de la coagulación pueden presentar síntomas
similares, por lo anterior, deberán evaluarse de manera integral los posibles diagnósticos
diferenciales. Los aspectos clave para el diagnóstico son la historia clínica, con énfasis en
los antecedentes heredofamiliares y el patrón de herencia, la semiología de la hemorragia,
la exploración física y los exámenes de laboratorio, tanto de escrutinio como confirmatorios.
La hemofilia se sospecha por la prolongación del APTT (que corrige con el agregado de
plasma normal) y es necesaria la determinación del nivel de FVIII/FIX para su diagnóstico.
(Tener en cuenta que en la enfermedad de von Willebrand, de mayor incidencia, el dosaje
de FVIII puede estar disminuido).
- Exámenes complementarios
Un diagnóstico correcto es esencial para asegurar que el paciente reciba el tratamiento
adecuado. Para ello es indispensable contar con el apoyo de un laboratorio que se ajuste
a una serie de protocolos y procedimientos estrictos, lo que exige: conocimientos y
experiencia en pruebas de coagulación de laboratorio; uso de equipos y reactivos
adecuados y garantía de calidad. Es conveniente iniciar con estudios de escrutinio general:
biometría hemática, frotis de sangre perifé- rica y coagulograma básico: tiempo de
protrombina (TP), tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPa), tiempo de trombina
(TT) y tiempo de hemorragia (TH).
Pruebas de detección
Las pruebas de detección son análisis de sangre que muestran si la sangre se coagula de
manera adecuada. Tipos de pruebas de detección:
Hemograma completo (CBC)
Esta prueba común mide la cantidad de hemoglobina (el pigmento rojo dentro los glóbulos
rojos que transporta oxígeno), el tamaño y la cantidad de glóbulos rojos, y la cantidad de
los diferentes tipos de glóbulos blancos y plaquetas que se encuentran en la sangre. El
CBC es normal en las personas con hemofilia. No obstante, si una persona con hemofilia
tiene hemorragias inusualmente abundantes o sangra durante un tiempo prolongado, la
hemoglobina y el conteo de glóbulos rojos pueden ser bajos.
Prueba del tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPA)
Esta prueba mide cuánto tarda la sangre en coagularse. Mide la capacidad de coagulación
de los factores VIII (8), IX (9), XI (11) y XII (12). Si cualquiera de estos factores de la
coagulación son muy bajos, la sangre tarda más de lo normal en coagularse. Los resultados
de esta prueba mostrarán un tiempo de coagulación más largo en las personas con
hemofilia A o B. En un paciente típico, el TTPa está prolongado y corrige al adicionar
plasma normal a la prueba.
Prueba del tiempo de protrombina (PT)
Esta prueba también mide el tiempo que tarda la sangre en coagularse. Mide
fundamentalmente la capacidad de coagulación de los factores I (1), II (2), V (5), VII (7) y
X (10). Si los niveles de cualquiera de estos factores son muy bajos, la sangre tarda más
de lo normal en coagularse. Los resultados de esta prueba serán normales en la mayoría
de las personas con hemofilia A y B.
Además de las técnicas coagulométricas tradicionales, existen otras alternativas para medir
los FVIII y FIX; nos referimos a los exámenes de dos tiempos con sustratos cromogénicos,
los cuales tienen algunas ventajas sobre los de un tiempo; por ejemplo, su variabilidad es
50% menor y proporcionan una visión más integral del proceso de coagulación. La tercera
opción son las pruebas globales, como el tromboelastograma y la curva de generación de
trombina, las cuales evalúan otras variables como fibrinólisis, función plaquetaria y
generación de trombina en un entorno más natural. Actualmente se encuentran en etapa
de estandarización, aunque tienen un gran potencial, sobre todo para el seguimiento de las
coagulopatías y trombofilias.
Prueba de fibrinógeno
Esta prueba también ayuda a los médicos a evaluar la capacidad del paciente para formar
coágulos de sangre. Se realiza junto con otras pruebas de coagulación sanguínea o cuando
el paciente tiene resultados anormales en la prueba PT, en la prueba APTT o en ambas.
Fibrinógeno es otro nombre que se usa para el factor de la coagulación.
Pruebas de los factores de la coagulación
El diagnóstico definitivo de la hemofilia y su clasificación se realizan midiendo el nivel
funcional del FVIII o FIX para la HA o HB, respectivamente. Las pruebas del factor de la
coagulación se llaman también pruebas de coagulación y se requieren para el diagnóstico
de los trastornos de la sangre. Este análisis de sangre muestra el tipo de hemofilia y su
nivel de gravedad. Es importante saber cuál es el tipo y el nivel de gravedad para crear el
mejor plan de tratamiento.
La mayoría de los pacientes tiene < 30% de la función del factor en cuestión. Los pacientes
con la forma grave se diagnostican en el primer año de vida dada su tendencia hemorrágica
y por el nivel del factor en < 1 unidad/ml. Una particularidad en estos casos es que después
del primer mes hay una etapa de quiescencia clínica de casi 6 meses, luego de la cual la
hemorragia reaparece con un cuadro clínico muy evidente. Los casos leves y algunos
moderados no tienen prolongado el TTPa, por lo que ante un cuadro clínico sugestivo deben
medirse directamente los FVIII, FIX y factor de Von Willebrand (FvW); por la misma razón,
el diagnóstico de las variedades no graves con frecuencia se atrasa hasta que el paciente
se expone a un traumatismo más intenso. Por otro lado, en la HB, el diagnóstico se complica
el primer año de vida, ya que, generalmente, el FIX se estabiliza hasta el sexto mes de
edad; esto puede llevar a diagnósticos erróneos en niños sanos. Ante esta situación,
conviene repetir la medición del FIX a los 6 y 12 meses. El FVIII no tiene este patrón, lo que
hace menos complicado su diagnóstico, además de que la HA es una hemofilia
clínicamente más obvia.
Consideraciones
La hemofilia y la mujer:
En las portadoras generalmente el nivel del FVIII o FIX es de alrededor del 50%, ya
que uno de los cromosomas X es normal; sin embargo, hay algunos casos en que
el nivel oscila entre 22-116 UI/d. Aunque, generalmente, la portadora es
asintomática, algunas tienen tendencia hemorrágica (metrorragia con polimenorrea
o hemorragia postraumática anormal). El estado de portadora se infiere por la
historia clínica, el árbol genealógico y la actividad del factor en cuestión17. El
estándar de oro diagnóstico para el estado de portadora es el estudio genético
dirigido a buscar la mutación del gen respectivo. En la HA grave casi 50% de los
casos tienen inversión del brazo largo del cromosoma X19. Para la HB casi toda
familia tiene un patrón de mutación único.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la hemofilia se hace principalmente con la EvW en sus distintas
expresiones, algunas de las cuales tienen un cuadro clínico similar y niveles muy bajos de
FVIII (variedad 2N), situación que mimetiza una hemofilia clásica. A diferencia de esta, la
EvW es una alteración de la hemostasia primaria, mientras que la hemofilia es una
alteración de la coagulación propiamente dicha. Además, la EvW se hereda con un patrón
autosómico recesivo, en contraste con el patrón ligado a X de la HA y HB. La deficiencia de
otros factores hemostáticos puede simular también el cuadro clínico, sin embargo, la
mayoría se hereda igual que la EvW.
Tratamiento
El tratamiento de los pacientes con diagnóstico de hemofilia, debe orientarse principalmente
a prevenir y tratar las hemorragias con el factor de coagulación deficiente. La atención
médica de buena calidad por parte de médicos y enfermeros que sepan mucho sobre este
trastorno puede ayudar a prevenir algunos problemas graves. Con frecuencia, la mejor
opción para recibir atención médica es un centro de tratamiento integral para la hemofilia
(HTC, por sus siglas en inglés). Un HTC no solamente proporciona atención médica para
tratar todos los problemas relacionados con el trastorno, sino que además ofrece educación
sobre la salud que ayuda a las personas con hemofilia a mantenerse sanas.
- Tratamiento farmacológico
La mejor forma de tratar la hemofilia es mediante la reposición del factor de coagulación
que falta, para que así la sangre se pueda coagular adecuadamente. Esto se hace mediante
la infusión (por vía intravenosa) de concentrados del factor que se preparan
comercialmente. Las personas con hemofilia pueden aprender a hacerse estas infusiones
por sí solas para poder detener los episodios hemorrágicos y, al hacerlas de forma regular
(llamado profilaxis), pueden hasta prevenir la mayoría de esos episodios.
Desde la década de los 80, se ha promovido la terapia en casa para pacientes con
diagnóstico de hemofilia A, esta terapia permite que el paciente tenga acceso rápido al
factor de coagulación, y por lo tanto, al tratamiento oportuno y óptimo. Esta opción
terapéutica solo se recomienda en pacientes y cuidadores quienes han recibido un proceso
educativo por parte del equipo interdisciplinario, orientado a las generalidades de la
hemofilia, reconocimiento de episodios de hemorragia y sus complicaciones, primeros
auxilios, cálculo de dosis a administrar, preparación, almacenamiento y administración de
concentrado de factor VIII, técnicas de asepsia, realización de punción venosa, seguimiento
y reporte de eventos al equipo de salud interdisciplinario, almacenamiento y eliminación de
agujas y elementos cortantes. La decisión de llevar un paciente a terapia en casa, será del
equipo interdisciplinario posterior a un período de seguimiento y evaluación.
El tratamiento a demanda es la aplicación del factor VIII cuando hay evidencia clínica de
sangrado.
- Tratamiento NO farmacológico
• El mejor tratamiento para las personas con hemofilia es el que puede ofrecer un centro de
atención integral. Las prioridades a tener en cuenta para mejorar la salud y la calidad de
vida de las pacientes incluyen: la prevención de hemorragias y daño articular, la aplicación
inmediata de un tratamiento para las hemorragias y el manejo de las complicaciones.
• Las hemorragias deben ser tratadas lo más precozmente posible (GB). El tratamiento
consiste en la administración por vía endovenosa lenta (3 ml por minuto aproximadamente)
del concentrado que contiene el factor plasmático deficiente (FVIII o FIX). La demora en la
administración del concentrado determina mayor dificultad en la resolución del cuadro y
mayores secuelas. Comprimir en forma sostenida durante 5 minutos luego de toda
venopunción. 9
• El tratamiento domiciliario es la forma ideal de manejo de los episodios leves (y algunos
moderados), para lo cual es importante: aprender a reconocer las hemorragias, determinar
su severidad, contar con la medicación en el domicilio, infundir con la técnica correcta y
realizar un uso responsable de los concentrados (GB).
• Los concentrados pueden producir (con poca frecuencia) reacciones alérgicas (rinorrea,
urticaria, fiebre, broncoespasmo, vómitos, etc.) que se presentan, en general durante la
infusión o dentro de las siguientes horas. Los antihistamínicos controlan los síntomas. Tener
en cuenta que las reacciones alérgicas en pacientes con hemofilia B pueden preceder o ser
simultáneas a la presencia de un inhibidor. Se recomienda que la administración de las
primeras 20 dosis de FIX sean realizadas en un ámbito hospitalario.
• Es imprescindible llevar un registro de la administración domiciliaria de los concentrados.
• Es importante que los pacientes asistan a los talleres educativos a fin de incorporar o
afianzar conceptos necesarios para un manejo más adecuado del tratamiento.
• Los pacientes deben evitar aquellas actividades en las que podrían producirse
traumatismos (juegos bruscos, fútbol, boxeo, rugby, etc.). Debe fomentarse la práctica
regular de ejercicio y otras actividades que estimulen el desarrollo psicomotriz normal para
promover el fortalecimiento de los músculos, el desarrollo del equilibrio y la coordinación.
(GB).
• Debe evitarse el uso de medicamentos que afecten la función plaquetaria, particularmente
el ácido acetilsalicílico (o aspirina). El uso de analgésicos como paracetamol es una
alternativa segura. Los antinflamatorios (diclofenac, ibuprofeno, meloxicam, etc) se indican
en dosis más bajas que las habitualmente recomendadas, y por períodos cortos de tiempo.
Los inhibidores de la COX-2 pueden ser utilizados. Los pacientes con hemofilia tienen
mayor riesgo de presentar hemorragia del tubo digestivo, por ello es recomendado la
protección gástrica cuando se administran antinflamatorios en forma prolongada.
• Deben elevarse los niveles de factor a los valores adecuados antes de someterse a
cualquier procedimiento invasivo.
• Las inyecciones intramusculares deben evitarse. De ser necesarias, se deberá administrar
una dosis de factor previa para evitar una hemorragia muscular.
• Considerando el riesgo de hemorragia cerebral, los pacientes con hipertensión arterial
deben ser controlados y tratados adecuadamente.
• El sobrepeso corporal impacta de manera negativa en los pacientes con hemofilia,
produciendo disminución del rango articular, aumento del dolor artropático, aumento del
desarrollo de lesiones articulares, así como incremento del riesgo de diabetes, hipertensión
arterial y enfermedad cardiovascular.
• Los pacientes con serología positiva para HIV-HCV deben ser controlados por
especialistas en forma periódica. 10
• Los niños deben recibir el plan de vacunación habitual en forma completa. En caso de ser
posible, las vacunas deberán ser aplicadas en forma subcutánea. En caso de
administración intramuscular, se deberá administrar una dosis de factor previo a la
vacunación. Todos los pacientes deben estar inmunizados para las hepatitis A y B.
• Los controles de hemostasia se realizan en forma periódica desde el inicio de la
administración de los concentrados (ver determinación de inhibidores).
Complicaciones
Una vez superadas las epidemias por el VIH y el virus de la hepatitis C, los inhibidores
constituyen la complicación más temida de la enfermedad. El inhibidor es una
inmunoglobulina que neutraliza, impide o degrada el factor de la coagulación hacia el que
está dirigido. Ocurre en 25% de los casos con HA y en 15% de las HB. El cuadro clínico del
paciente con inhibidor no difiere mucho del que no lo tiene, sin embargo, su presencia
repercute significativamente en la esperanza y calidad de vida, y el control de la hemorragia
es más difícil y es menos predecible. Actualmente hay disponibles medicamentos con altos
estándares de seguridad y eficacia para tratar los eventos hemorrágicos de estos pacientes,
como los llamados «agentes bypass», mismos que evitan la necesidad de los FVIII y FIX
para la generación de trombina en cantidades suficientes y de esta manera logran la
hemostasia.
- Inhibidores
En la actualidad, las personas con hemofilia gozan de una mejor calidad de vida que nunca,
pero aun así pueden presentarse complicaciones. Algunas personas con hemofilia
producirán un anticuerpo (llamado inhibidor) al producto utilizado (medicamento) en el
tratamiento o la prevención de episodios hemorrágicos. Las personas con la enfermedad
de von Willebrand (EvW) tipo 3 también podrían producir inhibidores. La producción de
inhibidores es una de las complicaciones más graves y costosas de los trastornos de la
sangre porque el tratamiento de las hemorragias se vuelve menos eficaz.
Diagnóstico
Los inhibidores se diagnostican con una prueba de sangre. La prueba de sangre determina
si una persona tiene un inhibidor y puede medir la cantidad presente (llamado valor del
inhibidor) en la sangre. Los títulos del inhibidor se miden en unidades Nijmegen-Bethesda
(UNB) o unidades Bethesda (UB), según el tipo de prueba que se haya realizado. Mientras
más altos sean los títulos del inhibidor, mayor será la presencia de inhibidores en la sangre.
Cuando los resultados de las pruebas dan un UNB/UB de 5.0 o menos, se dice que los
inhibidores son de “títulos bajos”, mientras que si dan un UNB/UB de más de 5.0 se dice
que son inhibidores de “título alto”. Las personas que reciben el diagnóstico de inhibidores
de título bajo tienen más probabilidades de tener un tratamiento para los inhibidores más
corto y con más éxito que aquellas que tienen inhibidores de título alto. Es importante
que todas las personas con hemofilia o con EvW tipo 3 que usen concentrados del factor
de la coagulación se hagan pruebas de detección de inhibidores por lo menos una vez
al año. A las personas que sean elegibles se les puede hacer gratuitamente una prueba de
detección del inhibidor en los centros de tratamiento para la hemofilia financiados por el
gobierno federal (HTC), a través del Registro de La Comunidad Cuenta para la Vigilancia
de los Trastornos Hemorrágicos.
Tratamiento.
El tratamiento de las personas con inhibidores es complejo y continúa siendo uno de los
mayores retos en la atención de las personas con hemofilia. Algunos inhibidores, llamados
inhibidores “transitorios”, podrían desaparecer por sí solos, sin tratamiento. Si es posible,
las personas con inhibidores deben recibir atención médica en un centro de tratamiento
para la hemofilia (HTC). Los HTC son centros de atención médica especializados que
cuentan con equipos de médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud
especializados en el tratamiento de personas con hemofilia.
Algunos tratamientos para las personas con inhibidores incluyen los siguientes:
Dosis altas de concentrados del factor de la coagulación: Las personas con
inhibidores de título bajo pueden recibir tratamiento con mayor frecuencia o cantidades
más altas de factor de la coagulación para contrarrestar el inhibidor y aun así tener
suficiente cantidad para formar un coágulo.
Agentes de desvío del inhibidor: Para el tratamiento de hemorragias en personas con
inhibidores de títulos altos se usan productos de la sangre especiales que se llaman
agentes del desvío del inhibidor. En vez de reemplazar el factor faltante, estos derivados
pasan alrededor y eluden los factores que están siendo bloqueados por el inhibidor para
ayudar al cuerpo a formar un coágulo normal. A las personas que toman agentes de
desvío para el tratamiento se les debe hacer un seguimiento estricto con el fin de
asegurarse de que no se están formando muchos coágulos ni que lo hagan en partes
equivocadas del cuerpo.
Terapia de inducción de tolerancia inmunológica (ITI): La meta de la terapia ITI es
impedir que el inhibidor bloquee el factor en la sangre y enseñar al cuerpo a aceptar los
tratamientos con concentrados del factor de la coagulación como parte normal de la
sangre. Con la terapia ITI, los pacientes reciben grandes cantidades del factor de la
coagulación diariamente durante muchas semanas o meses.
Todas las opciones para el tratamiento del inhibidor requieren un nivel de conocimientos
médicos especializados. El tratamiento puede ser costoso, en particular los agentes de
desvío y la ITI. Las personas que reciben tratamiento del inhibidor deberían hacerse análisis
de sangre frecuentemente para medir los títulos del inhibidor y asegurarse de que el
tratamiento esté funcionando. Los HTC pueden cumplir un papel vital en el apoyo de los
pacientes que reciban un régimen terapéutico tan intenso como la ITI.
Pronostico
El pronóstico de un accidente hemorrágico en la hemofilia depende de su localización. Es
curioso observar que el dolor que acompaña a las hemartrosis cede al desaparecer la
hemorragia. El pronóstico a largo plazo de la hemofilia guarda relación con la frecuencia de
accidentes hemorrágicos que se producen, lo que produce sus secuelas y la cantidad de
factor que se repone. El pronóstico se complica con la aparición en el paciente de
enfermedades transmitidas por la sangre, como la hepatitis (B o C) o el VIH/sida y la
aparición de anticuerpos inhibidores.