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SEGUNDO SEPTENIO

Después del cambio de dientes, ahora la individualidad se apropia y conforma el segundo


cuerpo. Entre los 7 y los 14 años tiene lugar la tarea más dura de la que es capaz la
individualidad: o se impone a las fuerzas de la herencia, o sucumbe completamente a
ellas. En este caso el parecido hereditario con los padres se continúa más allá de los 7
años. Durante este septenio el niño atraviesa por un crecimiento y un devenir que
expresan al máximo la individualidad que trajo de arriba. Se trata de un prodigioso
despliegue de las fuerzas individualizantes. Y si el ser humano continuara con este
desarrollo y entrara en su vida posterior solo con ese despliegue, se convertiría en un
horrible y repulsivo ser, estaría apático frente al mundo exterior. Pero ya en esta época
está construyéndose su tercer cuerpo que saldrá a la luz con la pubertad, que en parte se
construye teniendo en cuenta las fuerzas del entorno terrestre.

Segunda Clase

El niño de segundo grado comienza poco a poco a “alejarse del cielo”, encaminándose
ahora a la Tierra. Aún no ha llegado por completo a ella, está en camino. La música
durante el primer semestre sigue siendo pentatónica. El niño sigue sintiéndose inmerso en
un todo, al cual pertenece. En tiempos remotos de la historia hombre vivió una época de
su existencia en la que su consciencia y su sentir eran semejantes a la del niño pequeño
actual.
En el segundo semestre, la música pentatonica irá aceptando algunos sonidos de paso,
como el Do, el Fa o el Fa sostenido, pero aún sin producir la sensación de tener una
tónica o "la tierra bajo los pies". Los cantos modales pueden ahora hacer de puente entre
el cielo y la tierra.
El niño durante toda la educación básica permanecerá unido al ánimo de la Naturaleza.
Por lo que a lo largo del transcurso del año, se acompañarán las clases con canciones
acerca de las distintas estaciones del año. Es muy importante la relación del ser humano
con lo que es superior a él, con lo divino. Esto no significa enfatizar una determinada
religión, si no el sentimiento de devoción y respeto ante lo que es lo más elevado. El
hombre mismo lleva en sí una realidad superior, también una realidad inferior. A esta edad
escuchan narraciones acerca de la vida de grandes santos, que nos muestran la
naturaleza más elevada del ser humano, y que vencen sus deseos e impulsos inferiores.
Y también aprenderán sobre la naturaleza inferior del hombre a través de fábulas, cuyos
protagonistas son animales, que nos muestran sus deseos, pasiones, apetitos, y todas
sus debilidades, las cuales comparten con hombres. Pero estos últimos han de aprender
a superarlos, ennoblecimiento así su esencia.
El niño a esta edad comienza a hacer travesuras, alguna que otra mentirijilla, coje cosas
pertenecientes a otras personas... Esta polaridad entre los superior y inferior animal, es
acompañada con canciones dedicadas a las festividades cristianas. Los cantos en
forma responsorial, al niño estar activo un momento y luego escuchar tú, a modo de una
respiración interior.
En segundo todavía el niño no entra a los conocimientos teóricos de la música. Aprende
imitando a su profesor. Es muy importante que cada vivencia y contenido que se le
entregue al niño corresponda a su desarrollo anímico. Así, los niños recibirán los
contenidos como un alimento para su alma, crecerán con él, y podrán acompañarle por
siempre. No se trata de que no escuche ninguna otro tipo de música, pero lo
recomendable es que al menos en algún momento del día, en casa, en el colegio o antes
de acostarse, reciba lo que es más afín y apropiado para su alma. El trabajo con los
hábitos, el canto, los gestos y el movimiento son como en primera clase. Las rondas
armonizan y dan forma a los movimientos, belleza y tranquilidad. Está tranquilidad en el
alma del niño permitirá que él pueda escuchar. Y para hacer música es fundamental
escuchar. Los niños han de ir aquietándose cada vez un poco más, es el proceso normal
de maduración. Por ello es bueno no ofrecerles muchos estímulos exteriores, sobre todo
de medios tecnológicos. Aparentemente ofrecen quietud, pero están expuestos a una
"vida aparente", que cuando a los niños les falta les produce gran inquietud interior, gran
ansiedad.
Con la flauta tocarán siempre canciones que hayan escuchado cantar y que hayan
cantado ellos mismos muchas veces antes. Canciones que ya viven en sus corazones.
Esto ayudará a tener un vínculo con el instrumento, que aún es algo externo para él.
Digitar es un ejercicio difícil de motricidad fina. El niño que no puede tapar bien los hoyitos
de la flauta, da muestra de que aún no ha penetrado completamente en su corporalidad,
como para llegar a la puntita de los dedos.

Tercera Clase

El niño va a cumplir 9 años, y ahora comienza una nueva relación con el mundo.
Aquella vivencia que el niño experimentó cuando era pequeño, de sentirse unido al
mundo, se ha modificado. Siente que se quiebra, que se separa del mundo. Él y el
mundo ya no son uno solo... ¡ahora son dos! Esto significa haber "perdido el paraíso".
Es un periodo de fuerte crisis llamado "crisis del Rubicón". El niño siente un hondo
dolor, que el adulto ha de comprender.
Descubre que aquí en la Tierra hay miseria, injusticia, contradicción, miedo, ira. Por
primera vez, el significado de la muerte es intuido, piensa sobre esto. Comienza a
hacerse profundas preguntas sobre sí mismo. ¿Serán mis padres realmente mis padres?
¿Qué pasaría si mamá o papá muriera? Durante esta crisis se siente solo, y empieza a
tener miedos que antes jamás tuvo. En este período es muy adecuada la narración del
Antiguo Testamento. La antigua cultura hebrea que busca una nueva relación con el
mundo y con el Dios que ha perdido, traerán consuelo y acompañaran su experiencia. El
Rubicón continuará con mucha fuerza en cuarta clase, hacia su consumación.
El niño debe ahora "vivir en la tierra", debe experimentar la vida en la Tierra, la debe
conocer. Él ya está aquí, ya ha llegado. La Tierra es ahora su casa y por ello debe
aprender a construir una. Asimismo ha de conocer diversos oficios tradicionales.
En esta crisis del Rubicón el niño se pone desafiante, desobediente, insolente, sobre todo
con sus seres más queridos. Esto es así porque él necesita cortar con la herencia,
necesita ¡ser él! Además se pone crítico, habla de las cosas malas, feas y tontas, y capta
muchos aspectos de los adultos gracias a su gran capacidad de observación. Ahora los
niños ansían nuevas cosas, aventuras. La libre fantasía que tenía como niño pequeño se
ha ido transformando, se ha ido objetivando. A esta edad el niño necesita la presencia de
un guía, un modelo digno y requiere también la comprensión del adulto. Ahora debe
establecer una nueva relación con la naturaleza, mediante la vivencia artística, sobre
todo en cuanto a la posición del hombre en su entorno. ¡La vida anímica del niño ha
nacido! Ahora es posible apreciar grandes diferencias en el modo de ser entre unos y
otros niños. La constitución física también expone determinados tipos que tienen una
relación directa con el aspecto anímico. Trata de los llamados temperamentos: colérico,
sanguíneo, melancólico y flemático. Que tienen una relación muy estrecha con algunos
órganos vitales: hígado, corazón, pulmón y riñón. También existe una relación musical con
cada temperamento. El lenguaje conocerán los verbos: la facultad de hacer cosas. Sin
los verbos, el mundo es totalmente pasivo, nada sucede en él.

En MÚSICA comienza aprendiendo los sonidos de la escala musical con el "Himno de


San Juan" de Guido d'Arezzo. El niño aprenderá a escribir y leer música. Hay que
hacerlo con mucha fantasía, y creatividad. Su enseñanza ha de incluir mucha ejercitación
auditiva, dictados y lectura musical El profesor les contará sobre la situación histórica de
cuando surgió la escritura musical, de cómo se hacía cada vez más difícil memorizar
tantas melodías desconocidas, hasta que se llegó a un momento en que fue necesario
escribirlas. Los niños pueden inventar su propia escritura musical. El profesor les
hablará de los neumas. Después de haber vivenciado todo esto durante bastante tiempo,
se empezará a escribir con las cinco líneas y con las notas redondas y la clave de sol.
El proceso de lectura se iniciará con el intervalo de segunda y poco a poco se irán
agrandando los intervalos.
El niño entra ahora en la escala y música diatónica. El niño siente que la música debe
encontrar su reposo, su final. Es el sentimiento de la tónica, que expresa y manifiesta "la
tierra bajo sus pies", una vivencia que por primera vez en sus vidas ocurre. La música
ya no finaliza en cualquier lugar.
El intervalo de cuarta tiene el ánimo que refleja, la esencia del niño en esta edad. Este
intervalo se liga al pasado, como el niño de tercera clase mira con añoranza hacia atrás, a
la antigüedad. Si dirigimos nuestra mirada hacia el círculo de quintas y descendemos a la
escala vecina, una quinta más abajo, nos encontraremos con que nuestro cuarto grado o
subdominante, antes en esta tonalidad vecina era la tónica. Vale decir que nuestra
subdominante fue anteriormente la tónica de esa tonalidad vecina, pero esto quedó atrás.
Comienza a sonar el modo mayor, junto a bastantes cantos modales. El semitono
impone en la música de diatonica un orden jerárquico en los sonidos que la componen,
también un sentimiento de reposo. Aparece la tónica. La experiencia de que el sonido
comienza a diversificarse en más sonidos simultáneos, es una experiencia de mucha
alegría e interés para los niños. Comienzan a cantar cánones y a interpretarlos en flauta.
El canon es la forma polifónica más simple. Los cantos acompañarán las narraciones que
el profesor de clase narre a los niños.
Con el despertar de la vida anímica y los temperamentos, que son su manifestación, es
muy aconsejable que los niños aprendan de manera individual a tocar un instrumento
musical acorde al temperamento que ha despertado. El instrumento será para el niño un
segundo maestro y amigo. El reflejo de su alma. El niño deberá practicar su instrumento
cada día, con cada vez mayor belleza para su alma. Día a día el niño está educando su
propia alma, haciendola cada vez más armónica y bella. De esta manera, el niño
armoniza, sensibiliza y embellece su alma y sus sentimientos, además de educar y
fortalecer su voluntad. Un niño con una voluntad fuerte podrá siendo adulto llevar a
termino las cosas que él se proponga en la vida. Será fuerte y trabajador y no se dejará
abatir.
Las flautas reflejan a los niños sanguíneos. El temperamento sanguíneo es muy
neurosensorial, vive fuertemente en la percepción. Tiene la necesidad de ir de una
sensación a otra. Si no, él siente que su sangre no fluye y entonces vivencia que algo lo
oprime. Se relaciona con el elemento aire, por eso son muy movidos y se interesan por
todo, pero por breves momentos. Los instrumentos de aire son muy móviles, de gran
virtuosismo y muy alegres, como estos niños.
Las cuerdas reflejan a los niños melancólicos. Sobre todo el violín y el cello. Estos
niños tienen una fuerte relación con el dolor y el sufrimiento. Experimentan la vida en su
dificultad y seriedad. Son niños que permanecen en una idea. Esto les permite ser
profundos y con gran capacidad de concentración. El riesgo que corren es el de caer en
las ideas fijas e incluso en la obsesión. Su elemento es la tierra. El cuerpo físico del niño
ejerce sobre él una influencia dominante, esto le hace sentir que lleva un gran peso sobre
sí. Las cuerdas tienen una fuerte relación con el sentir profundo, con la tristeza. El arco
permite mantener el sonido en forma permanente. Este trabajo con el arco es muy
importante para este temperamento.
El piano refleja a los niños flemáticos. Estos niños viven en el bienestar, en la vitalidad,
en lo regenerativo. Las funciones de la digestión y el crecimiento impiden que la cabeza
este lúcida. Sus representaciones son lentas y dormidas. Su elemento es el agua, que
tiene la facultad de expandirse tal como hace el niño flemático, en su entorno. Por lo
general es gordito y degustador gozoso de su comida. El piano es un instrumento que
pone todo a disposición, está frente a él en cada una de sus teclas, solo hay que
presionar lo que uno quiere. No hay nada que afinar. La armonía es el elemento musical
de este temperamento.
Los instrumentos de percusión reflejan a los niños coléricos. Estos niños están en
constante agitación. El elemento calórico domina fuertemente su organismo. Cuando algo
impide la satisfacción de sus deseos, siente una fuerte rabia y se pone rojo. El niño ha de
aprender a controlar esta reacción. Suelen ser niños líderes, dominantes y muy capaces.
Los instrumentos de percusión trabajan con la fuerza de oposición permanente y ofrecen
la posibilidad de ejercitar la voluntad en forma controlada, ordenando cada movimiento de
manera exacta. Cuando su tocarno se une a alguna melodía se produce una gran
unilateralidad, y esto lleva que estos niños se pongan muy inquietos e incluso agresivos.
Una buena solución al respecto sería reemplazar el instrumento por un piano. Este es
también un instrumento de percusión, pero es además un instrumento de cuerdas. La
percusión en el piano disminuye y ofrece a cambio armonía y melodía a través de las
cuerdas. El trabajo de interpretación del piano debe ser guiado de manera muy rítmica. Se
sugiere intercalar el piano con el tambor o el metalófono. Porque el niño colérico debe
ejercitar el elemento rítmico sobre todo.

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