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TRABAJO PRÁCTICO PROCESAL N°1

Alumnos: Aronowicz, Santiago; Saravia, Selene

1. La resolución n° 845/2019 faculta a las Fuerzas de Seguridad a solicitar y verificar la


identificación a cualquier pasajero del transporte público en trenes de pasajeros. El objeto
de esta medida es, en palabras de la resolución, “la constatación de la posible existencia
y/o vigencia de medidas restrictivas de carácter judicial” sobre la persona demorada. De
existir alguna medida de dicho carácter, se notificará a la autoridad judicial
correspondiente.
Esta resolución es, a la luz de la doctrina del fallo Daray, violatoria del artículo 18 de
la Constitución Nacional y, por tanto, inconstitucional.
El fallo Daray (1994) inicia con la detención del señor C. Garbin y posteriormente la
de sus hijos, a raíz de ser hallado el primero, en un control policial de rutina, en posesión
de un vehículo importado con patente diplomática. La CSJN dispuso la nulidad de dicha
detención por carecer la policía de autorización judicial para efectuarla, y por no concurrir
ninguna de las razones legales que la habilita a prescindir de ella; violando así la garantía
constitucional del debido proceso legal, consagrada en el art. 18. Y en función de las
doctrinas de exclusión probatoria y de fruto del árbol venenoso, dicha nulidad se extendió
a las actuaciones posteriores, constituyendo el holding de este fallo.
En lo que compete a nuestro análisis, el requisito de autorización judicial previa como
garantía ante detenciones policiales arbitrarias (incluido en la garantía constitucional del
debido proceso legal, tal como se expresa en el considerando 10° del fallo Daray) se refleja
en el artículo 5 de la Ley Orgánica de la Policía Federal (decreto-ley 333/58) en su inciso
primero (cuya anterior redacción también es citada en el fallo1), al establecer que una
detención sin orden de juez competente sólo podrá proceder: en los casos contemplados
por el Código Procesal Penal de la Nación (en su artículo 284); y cuando “existiesen
circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que alguien hubiese cometido
o pudiere cometer algún hecho delictivo o contravencional y no acreditase
fehacientemente su identidad”.

1
Fallo Daray, CSJN (1994), Considerando 11°.
La facultad policial que introduce novedosamente la resolución 845/19, tal como está
planteada en su literalidad, no sólo no explica cuáles serían dichas circunstancias
debidamente fundadas a las cuales debería atenerse el actuar de las fuerzas de seguridad
(evadiendo, así, la elaboración de un criterio objetivo y contrastable para disponer la
detención de una persona), sino que ni siquiera insinúa que las fuerzas tengan el deber de
justificar dicho actuar; estableciendo, así, un amplio margen de acción del cuerpo policial,
en detrimento del derecho a, entre otros, el debido proceso legal.
Una detención fundada en la resolución en cuestión no reúne los requisitos legales
necesarios para prescindir de una autorización judicial; con lo cual es deliberadamente
violatoria: de los derechos contenidos en el decreto-ley 333/58 y en el CPPN; y,
consecuentemente, de la garantía del debido proceso legal consagrada en el artículo 18 de
la Constitución Nacional.

2. La detención de Pedrito es inválida. En primer lugar, no existe orden de detención librada


judicialmente. En segundo lugar, no concurre ninguna de las causales legales que habilitan
a la policía a prescindir de dicha autorización:
 Pedrito no está cometiendo un delito (con lo que se excluyen los inc. 1 y 4 del art. 284,
CPPN);
 no está dándose a la fuga (art. 284 inc. 2 CPPN);
 no presenta indicios vehementes de culpabilidad (art. 284 inc. 3 CPPN), ya que su
reputación de “conocido ladrón” no es prueba suficiente para asumir su culpabilidad;
 ni existen “circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que […] hubiese
cometido o pudiere cometer algún hecho delictivo” (decreto-ley 333/58, art. 5 inc. 1), ya
que, si bien manifiesta poseer un arma de fuego, ello no implica necesariamente la
comisión actual o potencial de un delito; y aún si se considerase erróneamente lo
contrario, no puede ser detenido sin ser cotejada esa afirmación mediante un
allanamiento; y, principalmente (siguiendo lo dicho por la CSJN en los fallos Rayford y
Fiorentino), la manifestación de Pedrito de su posesión de un arma de fuego fue producto
de la sorpresa de la situación, un dicho espontáneo, con lo cual no puede considerarse
como una expresión libre y voluntaria; por aplicación de la regla de la exclusión, la
ilegitimidad de esta declaración la volvería nula, y a todas las actuaciones posteriores.
Variable: la detención de Pedrito es válida. Incluso si proviene de un actuar ilegítimo
(como podría ser el pedido de identificación en un control vehicular, a pesar de estar
transitando como peatón), una orden de captura declarada con anterioridad no viola las
garantías de libertad personal del imputado, sino que, por lo contrario, habilita a las fuerzas
de seguridad a efectuar la detención (conforme a los artículos 282 y 283 del CPPN).
Tal es el criterio seguido por la CSJN en el fallo Gordon (1988); en él, el acusado
planteó la ilegalidad de su detención (y la violación a la garantía del artículo 18 de la CN),
por efectuarse mediante un ingreso de la autoridad a su domicilio sin orden de
allanamiento; y por aplicación de la regla de la exclusión probatoria, abogó por la nulidad
del procedimiento. La CSJN negó la existencia de cuestión federal, argumentando que, al
existir la orden de captura previa al allanamiento, éste se hallaba debidamente fundado; y
que la doctrina de la exclusión probatoria no rige en el caso, dado que del hecho
aparentemente ilegal (el allanamiento) no surgieron pruebas que pudieran perjudicar al
acusado (delimitando mejor los alcances de dicha doctrina).

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