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El 24 de marzo de 2011 se dio cuenta en Sala y, por auto de esa misma fecha, se
designó ponente a la Magistrada Trina Omaira Zurita, a los fines de decidir la referida
solicitud cautelar.
Realizado el estudio de las actas procesales que integran el expediente, esta Máxima
Instancia pasa a decidir, sobre la base de las siguientes consideraciones:
I
ANTECEDENTES
Mediante decisión Nro. 00176 publicada el 9 de febrero de 2011, esta Sala Político-
Administrativa declaró procedente la medida de embargo preventivo solicitada por la
sociedad mercantil C.V.G. Industria Venezolana de Aluminio, C.A., (C.V.G. VENALUM),
contra la empresa Multinacional de Seguros, C.A., hasta por la cantidad -para ese entonces-
de doscientos treinta y dos millones trescientos ochenta y nueve mil cuatrocientos seis
bolívares con ochenta y ocho céntimos (Bs. 232.389.406,88). Dicha sentencia estableció lo
siguiente:
“(…) 1.- Su AVOCAMIENTO al conocimiento de la demanda por
cumplimiento de contrato incoada por la sociedad mercantil C.V.G.
INDUSTRIA VENEZOLANA DE ALUMINIO, C.A.
(VENALUM) contra la empresa MULTINACIONAL DE SEGUROS,
C.A.
2.- ORDENA oficiar al Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y Agrario del Segundo Circuito de la Circunscripción
Judicial del Estado Bolívar, para que remita a este Máximo
Tribunal dentro del término perentorio de diez (10) días de despacho, el
cómputo de los días de despacho transcurridos desde el 20 de octubre
de 2005, exclusive, hasta el término de los veinte (20) días de despacho
siguientes, inclusive, con indicación expresa de cada uno de ellos. Una
vez recibidas las resultas de la información requerida, esta Sala dictará
el pronunciamiento a que hubiere lugar con respecto a la cuestión
previa opuesta.
3.- PROCEDENTE la medida preventiva de embargo solicitada por la
empresa C.V.G. INDUSTRIA VENEZOLANA DE ALUMINIO, C.A.
(VENALUM), contra la sociedad mercantil MULTINACIONAL DE
SEGUROS, C.A. En consecuencia, decreta EMBARGO
PREVENTIVO sobre bienes muebles propiedad de esta última
sociedad mercantil hasta por la cantidad de DOSCIENTOS TREINTA
Y DOS MILLONES TRESCIENTOS OCHENTA Y NUEVE MIL
CUATROCIENTOS SEIS BOLÍVARES CON OCHENTA Y OCHO
CÉNTIMOS (Bs. 232.389.406,88).
Alegaron que “(…) la medida de embargo decretada en esta causa tuvo como base una
norma de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República según la cual se puede
decretar una medida preventiva con solo uno de los requisitos exigidos por el artículo 585 del
Código de Procedimiento Civil y a pesar de que reiteradamente [su] representada demostró su
solvencia patrimonial (…)”. (Agregado de la Sala).
Señalaron que “(…) tiene a su favor, además de la cuestión previa opuesta, la caducidad
contractual y la prescripción extintiva de la acción ejercida en su contra…”, lo que, en su criterio,
“…significa que se encuentra plenamente cumplido el requisito del fumus boni iuris (…)”.
Establecido lo anterior, observa la Sala que el objeto perseguido por la medida cautelar
innominada peticionada por la empresa demandada, es que se impida la ejecución de otra
providencia cautelar, como lo es la medida de embargo preventivo decretada por este Alto
Tribunal mediante sentencia Nro. 00176 del 9 de febrero de 2011.
Siendo ello así, conviene resaltar que según lo preceptuado en los artículos 589 y 590
del Código de Procedimiento Civil, aplicable de manera supletoria a tenor de lo previsto en
el artículo 31 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, el único
mecanismo legalmente admisible para obtener la suspensión de la ejecución de la medida de
embargo preventivo es la constitución, por la parte contra quien se haya pedido la providencia
cautelar, de cualquiera de las garantías previstas en dichas normas, las cuales son las
siguientes: i) fianza principal y solidaria, ii) hipoteca de primer grado, iii) prenda
sobre bienes o valores, o iv) la consignación de una suma de dinero.
En el caso bajo análisis, esta Máxima Instancia determinó la existencia de uno de los
requisitos cautelares para la procedencia de la medida de embargo preventivo decretada sobre
bienes muebles propiedad de la empresa demandada, como lo es la presunción del buen
derecho deducida por la representación judicial de la compañía C.V.G. Industria Venezolana
de Aluminio, C.A. (C.V.G. VENALUM), cuya comprobación, tal como se explicó en la
oportunidad de dictar la medida, resultaba suficiente para su procedencia, en atención a lo
establecido en los artículos 91 y 92 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la
Procuraduría General de la República, aplicable ratione temporis, por cuanto esta última
constituye una empresa del Estado que goza de las mismas prerrogativas procesales que la
República, conforme lo dispone el artículo 24 del Decreto Nro. 1.531 con Fuerza de Ley de
Reforma Parcial del Estatuto Orgánico del Desarrollo de Guayana, publicado en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nro. 5.533 Extraordinario del 12 de
noviembre de 2001 y tal como actualmente reconoce la jurisprudencia de la Sala
Constitucional de este Alto Tribunal. (Vid., decisión Nro. 735 del 25 de octubre de 2017).
En tal sentido, este Alto Tribunal en sus diferentes Salas, ha establecido en vasta
cantidad de decisiones que las medidas cautelares constituyen una expresión del derecho a la
tutela judicial efectiva de los derechos e intereses, toda vez que estas permiten que el fallo
jurisdiccional sea ejecutable y eficaz, según el mando constitucional inscrito en el artículo 26
de la Carta Magna, teniendo como características esenciales, entre
otras: i) la instrumentalidad, pues no constituyen un fin en sí mismas sino que son un medio
para la realización práctica del proceso, ii) la accesoriedad, en virtud que tales providencias
dependen ontológicamente de la existencia o de la probabilidad de un juicio principal, así
como de sus contingencias, y iii) la mutabilidad o variabilidad, de modo tal que “(…) si
desaparece la situación fáctica o de derecho que llevó al órgano jurisdiccional a tutelar en
sede cautelar el interés de parte, cesa la razón de ser de la precaución, en tanto es concedida
en atención a una situación pasajera formada por circunstancias que pueden modificarse de
repente, lo que exige una nueva apreciación del juez, quien resuelve entonces conforme a la
cláusula rebuc sic stantibus, para disponer un aseguramiento distinto al solicitado u
obtenido, limitarlo teniendo en consideración la importancia del derecho que se intenta
proteger, o revocar la medida cautelar. A contrario sensu, cuando una medida cautelar es
denegada, ello no impide recabarla nuevamente, si se hubiere modificado la situación de
hecho o de derecho”. (Vid., fallo Nro. 640 del 3 de abril de 2003, dictado por la Sala
Constitucional, en el caso “S.A. REX”).
Bajo esa línea argumentativa, la práctica del embargo preventivo en los términos
acordados por esta Máxima Instancia en su oportunidad, vaciaría de contenido el derecho a
la tutela judicial efectiva que a favor del accionante (en este caso) consagra el artículo 26 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en razón que la cantidad dineraria
fijada, en virtud de la reconversión monetaria, equivale hoy día a la suma de dos mil
trescientos veintitrés bolívares con ochenta y nueve céntimos (Bs. 2.323,89), cantidad que
sería incapaz de asegurar las resultas del presente juicio, a través del cual se persigue el pago
de veinte millones setecientos ochenta y seis mil ciento setenta y dos dólares de los
Estados Unidos de América con treinta y cinco centavos (USD. 20.786.172,35), cuya
equivalencia en bolívares se dispuso en el escrito libelar a los fines de cumplir con lo
establecido en el ordenamiento jurídico venezolano.
Así las cosas, esta Sala en otras oportunidades ha decretado medidas de embargo para
ser ejecutadas en dólares de los Estados Unidos de América, bajo el fundamento de que las
obligaciones deben cumplirse tal y como han sido pactadas (artículo 1.264 del Código
Civil), máxime cuando está involucrado el erario público. (Vid., sentencias Nros. 01383,
00440, 00243 y 00532 de fechas 25 de noviembre de 2015, 27 de abril de 2017, 6 de marzo
de 2018 y 6 de agosto de 2019, en su orden).
En tal sentido, se aprecia que consta en las actas procesales el oficio Nro. FSAA-2-3-
2011-12718 del 6 de febrero de 2012, recibido en esa misma fecha, a través del cual la
Superintendencia de la Actividad Aseguradora, informó a esta Máxima Instancia que fue
practicada la determinación de bienes de la empresa Multinacional de Seguros, C.A.
La Presidenta –Ponente,
MARÍA CAROLINA
AMELIACH
VILLARROEL
El
Vicepresidente,
MARCO
ANTONIO
MEDINA
SALAS
La Magistrada,
BÁRBARA GABRIELA
CÉSAR SIERO
El Magistrado,
INOCENCIO
FIGUEROA
ARIZALETA
La Magistrada,
EULALIA COROMOTO
GUERRERO RIVERO
La Secretaria,
GLORIA MARÍA BOUQUET
FAYAD
En fecha veintinueve (29) de
octubre del año dos mil diecinueve,
se publicó y registró la anterior
sentencia bajo el Nº 00665.
La Secretaria,
GLORIA MARÍA BOUQUET
FAYAD