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CAJICÁ, CUNDINAMARCA.
AGOSTO DE 2019
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1.0-1 PLANTEAMIENTO.
Con frecuencia los estudios arqueológicos han pretendido interpretar no solo los vestigios
que dejaron los antepasados sino, a su vez, las relaciones entre ellos (Lull y Micó 1997).
Estas interpretaciones han contado con un sinnúmero de conceptos y de discusiones que
por ejemplo para el Altiplano Cundiboyacence se han dado a partir de elementos estilísticos
de la cerámica y la orfebrería, así como de las rupturas o el mantenimiento en el tiempo de
algunos de esos rasgos o de su funcionalidad (homogeneidad vs heterogeneidad estilística)
(García et al 1943). Los escasos datos arqueológicos en relación con las informaciones
etnohistóricas, suponen un permanente reto para los investigadores en el Altiplano
Cundiboyacense (Wiesner S.p.i):
“La forma como se dio este proceso histórico en las pequeñas localidades es poco conocida. En
muchos casos la posibilidad de reconstruirlo está pérdida para siempre o solo es posible una
reconstrucci6n parcial, de acuerdo a las circunstancias económicas, sociales y culturales del
momento. La arqueología, no obstante su importancia para el conocimiento de la historia indígena
antes de la conquista, no es la fuente principal para el estudio comparado de las supervivencias
socio-culturales en Cota debido a la notaria ausencia de investigaciones en el territorio municipal,
Por otra parte el proceso post-conquista se halla referido más en la llamada Etnohistoria, testigo
fiel de las distintas formas de simbiosis-destrucci6n o sincretismo-supervivencias de los pueblos
indígenas, que extendemos a la Colonia y a la República hasta la actualidad”.
Esta problemática en los estudios arqueológicos regionales (escasez de datos) contrasta por
ejemplo con la disponibilidad de información relacionada con los tipos de tributos que los
muiscas pagaban a los españoles (mantas, sal, etc); con las diferencias de relatos entre los
muiscas del norte y aquellos del sur, así como con su alimentación (Martínez S.P.I, p 3) e
inclusive las practicas asociadas con el incesto y el poder (Correa 2005).
Una de las razones que se pueden esgrimir para la escasez de datos en el Municipio de Tunja
y en general para el Altiplano Cundiboyacense radica en el hecho de que hasta la fecha la
mayoría de estudios en su subsuelo se han realizado para macroproyectos sobre todo
lineales (Ecopetrol S.p.i, Rodríguez 2004, Del Cairo 2007, Rodríguez 2010) seguidos de los
mineros (Buitrago 2010, Rodríguez 2012, Santa 2013) y de infraestructura urbana, en
particular para Centros Educativos (Bernal 2013), (Bernal y Aristizábal 2017); (Lemus 2017),
(Aristizábal 2018), (Corredor 2018). Estos proyectos no han sido de larga duración y
tampoco han permitido temporalizar los materiales que se han recuperado. Ante esta
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3.0-1ESTRATIGRAFÍA
Esta unidad litológica (Scheibe 1933) corresponde a un conjunto formado por areniscas
conglomeráticas de gravas a cantos bien redondeados, arcillas rojas y esporádicos lignitos,
el afloramiento tipo se encuentra ubicado entre la represa del Sisga hasta Villa pinzón al
norte del departamento de Cundinamarca. En el sector de Tunja se encuentran estratos
suavemente inclinados ya que esta unidad reposa principalmente en el eje del Sinclinal de
Tunja y se extiende hacia la parte noroccidental. Cambiando la dirección de buzamiento
hacia el noreste debido a un sinclinal presente en el área en dirección NE
Edad: considera que la mayor parte de la unidad es de edad Plioceno, aunque los horizontes
superiores podrían ser de edad Pleistoceno (Van der Hammen 1957 a y 1957b ).
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FOTOGRAFÍA 3.0-1 Afloramiento de la Formación Tilata al noreste de la BTS dentro del área de
estudio sector Noreste de Tunja.
Se observan aflorando una secuencia de bancos de areniscas (SST) limosas de grano medio
a grueso amarillas conglomeráticas (CG) intercaladas con arcillas limosas de poco espesor
menor a 0.20m de color gris claro a blanco, por meteorización, se puede deducir que el
ambiente de formación para esta corresponde a un ambiente fluvial ya que se observan
canales. Esta formación se encuentra en el área muy meteorizada debido al uso del suelo y
demás actividades antrópicas como son los cortes para desarrollo vial
En la fotografía 3.0-2 se muestra una intercalación de areniscas de grano fino, limosas con
gravas y cantos redondeados a subredondeados, embebidos en una matriz limo arenosa, de
color amarillo, el color blanco es la evidencia de la descomposición química como reacción
de los procesos que permiten la meteorización en los sulfuros, principalmente por
contenido de agua, los estratos son de espesores entre 0.80 a 0.20 m. Además, se aprecia
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la acción erosiva que ha sufrido la parte superior de la formación por los agentes
atmosféricos ocasionando erosión laminar y en surcos.
En la zona de estudio se encuentra formado principalmente por el valle del río Jordán en
Tunja y por el Valle de Samacá, se caracteriza por presentar una morfología de relieve suave
a plano con depósitos no consolidados y su composición varía lateralmente. Los materiales
que los componen son limos constituidos por intercalaciones de arena y arcilla de color
carmelita y con oxidaciones rojizas. En la actualidad se desarrollan actividades de ganadería
y agricultura sobre estas unidades, siendo tierras muy fértiles.
FOTOGRAFÍA 3.0-3. Depósitos fluviolacustres en Tunja
Están constituidos por masas inconsolidadas de bloques de roca embebidos en una matriz
areno-arcillosa. Son producto de desprendimiento de detritos o flujos de diferentes
materiales que se movilizan pendiente abajo hasta su disposición final en zonas de baja
energía que imposibilitan la continuidad del movimiento. Se caracterizan por ser masas
inestables a lo largo de laderas de baja inclinación.
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Por lo general son de poca extensión dentro del área de estudio, tendiendo a no ser
cartografiables a una escala generalizada.
FIGURA 3.0-1. Geología del área de estudio
3.0-2 GEOMORFOLOGÍA
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El análisis geomorfológico tiene como objetivo la descripción de las formas del terreno y la
explicación de su origen, la evolución a través del tiempo, definición de la naturaleza de los
materiales y la clasificación de las unidades geomorfológicas según el proceso o agente
natural dominante.
3.0-2-2 GEOTECNIA
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procesos de remoción en masa y las zonas más estables. Esta zonificación está dividida en
rangos desde muy baja estabilidad geotécnica hasta muy alta estabilidad geotécnica.
3.0-2-3 SUELOS
El suelo es un recurso natural esencial que cumple funciones fundamentales dentro de los
ecosistemas; es el elemento integrador entre las distintas esferas del planeta (pedósfera,
hidrósfera, atmósfera, geósfera, biósfera) y constituye además un medio para el crecimiento
de plantas naturales y cultivadas, filtro natural para el agua superficial y subterránea, sitio de
ciclaje de nutrientes y descomposición de residuos orgánicos, productor y almacenador de
gases y hábitat de una variada biodiversidad, entre otros (IGAC 2003).
El componente de suelos del presente estudio se realizó con base en el Estudio General de
Suelos y Zonificación de Tierras del departamento de Boyacá (elaborado por el IGAC en el
año 2005).
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En general, las clases I a IV poseen aptitud agropecuaria, la clase V está limitada por factores
diferentes al grado de pendiente, las Clases VI y VII tienen limitaciones severas por lo que
se destinan a protección y la Clase VIII corresponde a suelos cuyo uso es meramente
paisajístico y de recreación.
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a) Clase agrologica VI
Estas tierras poseen limitaciones muy severas que restringen la elección de plantas y
requieren de cuidadosas labores de manejo y conservación. Se observan repartidos sobre
pendientes muy pronunciadas con susceptibilidad a la erosión en adición pueden presentar,
bien sea reacción muy ácida, bajo contenido de fósforo, alto contenido de aluminio o poca
profundidad efectiva. El uso dominante es ganadería; en menor proporción cultivos de papa,
cebada, trigo, maíz y arveja.
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• Recurso hídrico
En la zona oriental del lote se encuentra la Quebrada “La Salada”, un cuerpo intermitente
que no será intervenido por captación, vertimiento u ocupación de cauce.
En límites con el predio existen algunos reservorios artificiales que hace algunos años se
utilizaban para riego de cultivos, los cuales a la fecha no se encuentran en uso.
• Coberturas vegetales
La entrada del lote presenta una cobertura de pastos limpios, con algunos individuos
forestales aislados, de especies como Eucalyptus globulus y Acacia melanoxylon., los cuales no
representan restricción para aprovechamiento forestal (Permiso de aprovechamiento
forestal ante la autoridad ambiental competente).
La zona intervenida tiene una cobertura de pastos limpios, tal como se observa en la
siguiente figura.
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Además de los anteriores, existen altiplanos independientes. Se llaman así porque sus salidas
no desembocan en ninguna de las grandes altiplanicies. Por ejemplo, el Valle de La Laguna
donde se localizan las poblaciones de Samacá, Sora y Cucaíta; los llanos de Sáchica y Leyva
y la llanura de Floresta y Belén. A continuación, se describen las 8 regiones que origina la
Cordillera Oriental (González, et. al. IGAC, 1984):
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Con el ánimo de contextualizar los estudios arqueológicos que se han llevado a cabo en el
Altiplano Cundiboyacense, a continuación se esbozará el estado actual de dichos estudios
en esta zona, aclarando que en los últimos años los estudios se han venido realizando casi
en su totalidad, gracias a programas de arqueología preventiva financiados por empresas
constructoras de diversos tipos de proyectos, en donde los mismos han sido de naturaleza
técnica, y cuyo fin último ha sido brindar información de sitios arqueológicos que se
encuentran en peligro de destruccióny de forma subsecuente, formular las medidas de
manejo que en teoría impliquen recuperar, proteger, salvaguardar y divulgar los materiales
culturales obtenidos como resultado de los rescates, monitoreos y seguimientos
arqueológicos. Dichos estudios presentan resultados por lo general básicos de los
materiales recuperados en campo y los contextos arqueológicos de donde procedieron
dichos elementos, todo esto proporciona información valiosa para otros profesionales que
dedican su trabajo a la investigación, en donde la descripción de los artefactos y huellas de
actividad humana antigua, contextualizan sitios arqueológicos que proveen de datos
necesarios para la interpretación científica que realiza la investigación arqueológica.
Esta posibilidad se evidenció con los primeros acercamientos de Hernández de Alba en 1937
quien sugirió la posibilidad de sociedades no Muiscas, para lo cual entre los años cincuenta
y ochenta se retoma esta posibilidad dilucidando la existencia de un periodo prechibcha
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(Botiva, 1989) evidenciado en los abrigos rocosos del Tequendama (Correal y Van der
Hammen, 1977) y en la Laguna de la Herrera (Broadbent, 1971).
En los años ochenta los investigadores Marianne Cardale (1981) en las Salinas de Zipaquirá,
Gonzalo Correal y María Pinto (1983) en Zipacón y Neila Castillo (1984) en Tunja,
permitieron mostrar a través de una secuencia estratigráfica, un material cerámico inciso
tardío anterior al Muisca y que mantenía estrecha relación estilística con el registrado
inicialmente por Silvia Broadbent (1971).
Dando continuidad a los estudios realizados por Silvia Broadbent en 1971, Marianne Cardale
(1981) describe el periodo Herrera a partir de los primeros registros cerámicos hechos por
Broadbent en los municipios de Mosquera, Madrid y Bojacá, se vale de los tipos Mosquera
Rojo Inciso y Mosquera Roca Triturarada para plantear (Cardale, 1981:113) que:
“La cerámica Herrera es bastante distintiva y a la vez, relativamente homogénea sobre un área
extensa…está conformada por un número pequeño de tipos, definidos con base en diferencias de
pasta, forma y decoración, que constituyen un conjunto en la mayoría de sitios. Las formas son
sencillas, principalmente cuencos (primero hemisféricos y posteriormente aquillados) y vasijas
subglobulares con cuello. Las asas, por lo menos en la zona meridional del territorio, se encuentran
solamente a finales del periodo. Para la decoración se utilizó la incisión, la impresión (ungular,
triangular y ejecutada con peine) y la pintura, principalmente de color rojo. Esta se encuentra con
frecuencia como una banda roja sobre los labios de las vasijas con cuello y también, formando
diseños en el interior de los cuencos”. (Cardale, 1981:113)
De igual manera Marianne Cardale, considera que esta ocupación premuisca (Herrera) se
asentó en las laderas de planicie o en las partes altas de las colinas de sal (Cardale, 1981).
Al igual que Cardale, el investigador Gerardo Ardila centra su atención en estos grupos
humanos premuiscas, llegando a conclusiones diferentes, pues este investigador propone
que estas comunidades se asentaban en planicies y en partes altas, y que de igual manera
utilizaban los abrigos rocosos como campamentos de paso (Ardila, 1981).
Lo anterior indica la posibilidad de plantear estos abrigos rocosos como sitios de paso en
actividades tales como el intercambio comercial entre comunidades aledañas a las del
altiplano cundiboyacense durante el llamado periodo Herrera.
“El investigador comenta que las excavaciones en el Muelle brindaron la oportunidad de conocer
la historia de un sitio donde se arrojaron desperdicios de los dos períodos cerámicos previos a la
invasión española; también identificó algunos rasgos comunes para ambos periodos. Se sabe que
los indígenas de estos dos periodos compartieron el conocimiento de prácticas agrícolas y alfareras,
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escogieron el mismo sitio para vivir y al parecer mantuvieron relaciones de intercambio que les
daban acceso a productos de lejana procedencia. Sin embargo entre los indígenas de uno y otro
periodo parecen haber existido más diferencias que similitudes”. (Botiva, 1989: 88).
Es de agregar que este sitio se encontró material cerámico tanto Herrera como Muisca,
este último resalta por la presencia de pintura en los decorados lo cual hace pensar a
Langebaek (1985, 1986, 1995, 2001) en la similitud de técnicas y motivos cerámicos del
norte de Colombia, Llanos Orientales y Venezuela.
Con respecto al tipo de ceramios y la relación de estos con el tipo de asentamiento de las
comunidades premuiscas en el periodo denominado Herrera, los investigadores Paul De
Paepe y Marianne Cardale, aclaran que:
“Algunas desventajas de las clasificaciones basadas en pastas e inclusiones objetan, con mucha
razón, que “El encontrar que las mismas formaciones geológicas se extienden de punta a punta
del altiplano como sucede con las del Cretácico, explica que se encuentran innumerables sitios con
cerámica, pasta, textura y desgrasante similares”. Sin embargo, estos autores también concuerdan
que: “esto no quiere decir que los criterios de pasta y desgrasante deban ser abolidos de la
clasificación.”…La mayoría de los arqueólogos no disputan la utilidad de estos criterios, siempre y
cuando se les utilice con cautela y flexibilidad, integrándolos a otros aspectos de la cerámica y la
sociedad que las utilizaba”. (De Paepe y Cardale, 1990:99).
Todo lo anterior entrevé aspectos teóricos referentes a las ocupaciones humanas del
altiplano que los investigadores Gerardo Ardila, Marianne Cardale y Carl Langebaek, por
ejemplo, muestran que los estilos cerámicos son identificatorios de las relaciones sociales,
sin embargo, esta dimensión estilística para Cardale no reside solamente en diseños o
ceramios no utilitarios sino en lo que Sackett (1986) llamaría las “formas funcionales”. Es
decir, la unidad forma-función como elemento interpretativo a utilizar cuando se agotan los
diagnósticos decorativos del diseño.
Los estudios que han determinado fechas para las comunidades humanas de los periodos
Herrera y Muisca en el Altiplano Cundiboyacense llevan que se ubique cronológicamente a
los Herrera entre el 300 a.C a 200 d.C, mientras que para los Muisca, es posible establecer
una diferencia entre Muisca Temprano, del 200 d.C al 1.000 d.C, y el Muisca Tardío, del
1.000 d.C al 1.600 d.C, sin embargo éste trabajo no pudo constatar la presencia de núcleos
densamente poblados en Suba y Cota (Boada, 2006). Resultados concordantes a los
obtenidos por Carl Langebaek en 2001, quien propuso tres momentos para los Muisca y
dos para Herrera divididos en Muisca Colonia/Moderno para el año 1.600 d.C, Muisca
Tardío fechado entre los años 1.200-1.600 d.C y el Muisca temprano entre los años 1.000
a 1.200 d.C; en cuanto al periodo Herrera, Langebaek se refiere a dos momentos el primero
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comprendido entre los 400 a.C y 700 d.C correspondiente al periodo Herrera temprano y
a 700 d.C y 1.000 d.C para el periodo Herrera Tardío. (Langebaek, 2001)
“El cultivo se hacía en parcelas cuyo dominio pertenecía a la comunidad, pero cuya posesión
correspondía a cada familia, que las transmitía en forma hereditaria a los descendientes del jefe
familiar. A pesar de que el cultivo era individual, conservaban los chibchas algunas formas de trabajo
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Anterior a los colonos, hubo evidencias arqueológicas que “muestran una secuencia crono-
estratigráfica clara que ubicaba al complejo cerámico Herrera en una época anterior a los
vestigios muiscas más antiguos” (Lleras, et. al, 2009). Resultados de estudios, muestran que
ésta zona está datada para el 840 ± 60 d.C, fecha obtenida mediante muestras de carbón
asociadas “…a la cerámica descrita como Busbanzá Carmelito Burdo, variante Rojo sobre
Naranja. Este nuevo dato amplía la cronología absoluta del último período de ocupación
prehispánica del Altiplano en dos siglos, constituyéndose así en la fecha más antigua asociada
a cerámica conocida hasta el presente.”(Archila, 1986).
Los primeros pobladores del Altiplano Cundiboyacense se remontan a 13.000 a.p, aunque
no está claro “si el desarrollo de actividades agrícolas fue anterior a la producción de
cerámica pero los resultados del análisis de restos humanos indicarían que sí. Los resultados
de algunos estudios arqueológicos sugieren que la cerámica fue traída al altiplano por grupos
provenientes de otras áreas pero que al menos la agricultura de tubérculos ya se practicaba
allí antes del desarrollo de la alfarería”(Herrera, 2008) es de notar que las poblaciones
humanas se encuentran en constante movimiento y la adaptabilidad es indispensable para la
supervivencia y el altiplano es uno de los muchos casos en el país donde el clima ha sido
variable reduciendo los recursos alimenticios y exigiendo cada vez más al ser humano,
llevando las necesidades de un humano cazador, recolector a un humano con el cual los
colonos se encontraron personas agrupadas con sistemas económicos con ordenamiento
social y modos de vivir únicos.
De ahí las prácticas funerarias, si bien presenta variaciones por status principalmente existen
las diferencias regionales y patrones de enterramiento de cada grupo humano sin embargo
los chibchas demuestran según los enterramientos gran heterogeneidad siendo descritas
por los cronistas así:
"En los enterramientos tienen diferentes costumbres, porque en Bogotá se entierran debajo de la
tierra, excepto el cacique principal y señor de todos que lo echan en una laguna grande, con un
ataúd de oro que va metido. En la tierra de Tunja, las personas principales y otros capitanes que
entre ellos tienen preeminencia, no se entierran sino así corno ágora diré. Ponen su cuerpo, con
todo el oro que tienen en sus santuarios y casas de oración, en ciertas camas que los españoles allá
las llaman barbacoas que son lechos levantados sobre las tierras en puntales; es allí se los dejan
con todas sus riquezas pegadas o junto al cuerpo del muerto" (Citado por Pradilla, 2001).
Sin embargo, se ha llegado a comentar (Lleras 1989) que los cementerios rescatados por
arqueólogos correspondieron al Período Muisca “y en ellos se constató una gran
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Una de las fechas de ocupación más tempranas para el departamento de Boyacá (2160 +/-
60 a.P) fue obtenida por Becerra (1985) en el sitio denominado Piedrapintada- Puente de
Boyacá. En las excavaciones uno de los pisos de ocupación preservaba restos de fogón, área
de desechos, huellas de poste, una parte para la talla de piedra y un depósito de cerámica.
Este lugar según Becerra fue empleado como refugio temporal al igual que varias de las
piedras pintadas en la zona.
Como producto histórico las formas, las funciones y los usos alfareros pueden permanecer
inmodificables sin que necesariamente se tenga que presumir de una continuidad entre los
grupos que las produjeron. Por lo tanto, se presenta la región objeto de estudio con una
triple connotación investigativa:
• Como ruta de recolectores cazadores desde el Valle del río Magdalena hacia el
altiplano cundiboyacense.
• Como una de las regiones donde se han hallado vestigios de cerámica Herrera e
inclusive vasijas grandes completas que no son incisas. Sumado a esto, se evidencia
la importancia que tuvo para los pobladores Herrera de este valle la diversidad de
fuentes hídricas.
Las investigaciones cerámicas del Periodo Herrera muestran que la cerámica que cumplía
funciones domésticas, funerarias, para la extracción, almacenamiento, producción y
transporte de la sal, por sus formas y usos, aunque homogéneas en casi todo el altiplano y
los valles de los ríos Bogotá, y Magdalena, no siempre fueron destinadas para los mismos
fines. Existen alcarrazas antropomorfas que según las crónicas servían para contener líquidos
pero que también se han encontrado en entierros. Es de señalar que los reusos de las vasijas
se dan en cualquier sociedad. Sólo la “unidimensionalidad” en los análisis funcionales en
cerámica permite inferir que una y sólo una forma se asignaba para uno o pocos fines. Por
lo contrario, y quizá debido a la poca información disponible sobre el Periodo Herrera, los
arqueólogos Correal y Pinto (1983) prefirieron perfeccionar el concepto de “desarrollos
agroalfareros “a partir de lo que llamaron “patrones fijos de subsistencia basados en caza,
recolección, cultivo de maíz y batata”. Segundariamente, indicaban que muestras de
productos alimenticios provenientes de pisos cálidos y templados, sostendrían el argumento
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de que existieron contactos entre los pobladores del periodo Herrera y los del Valle del
Magdalena.
El viraje de Cardale (1981) en este aspecto y en relación con los trabajos predecesores del
periodo Herrera advierten que, por ejemplo, los conjuntos cerámicos Mosquera Roca
Triturada, Zipaquirá Rojo sobre Crema, Ollas con Decoración Ungulada, Zipaquirá
Desgrasante de Tiestos –definido de antemano por Broadbent como Guatavita Desgrasante
de Tiestos- y Mosquera Rojo Inciso presentan homogeneidad decorativa. Homogeneidad
que le permite sugerir (por sus características físicas) que el MRI pareciera ser importado
del sur de la sabana. En distintas palabras, no se podría saber si fue tipo cerámico Herrera,
Cardale (1981), no se detiene en este aspecto formal de la clasificación sino que además
plantea que los tipos cerámicos asociados con el Zipaquirá desgrasante de Tiestos son
vasijas destinadas exclusivamente a la producción de sal.
En similares trabajos que aluden a la relación forma-función, (Langebaek 1985), señala que
formas como Sopó Desgrasante de Calcita, clasifican una función de almacenamiento,
mientras los MRT y MRI se destinan a funciones domésticas. En efecto, para las
investigaciones que se hacen en el altiplano acerca de las formas y las funciones cerámicas
en las primeras sociedades agroalfareras, el cuestionamiento que se le hacía a Sacket (1986),
en el sentido que mientras anuncia la unidad indisoluble entre forma-función, jerarquiza
entre ambos términos.
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En este libro, se sintetizaron no solamente los usos de la cerámica sino que también a partir
de los estudios de alfarería y de su decoración se plantea su destino en funciones religiosas
en el caso de las figuras que representan deidades, ofrendas y la especialización en el trabajo
del grupo. Para la época en que la autora escribió este texto, iniciaban los intentos por
delimitar el territorio muisca. Así, a los belicosos panches, se les ubicó en la parte occidental
y sur oriental del territorio muisca. Los muzos, vecinos noroccidentales al parecer
sostuvieron varias guerras con los muisca es con el fin de apropiarse de sus fértiles sábanas.
Hacia el norte, los muiscas tuvieron de vecinos a los guanes quienes, al parecer, sostenían
relaciones exogámicas. A su vez, los laches, los tunebos y los achaguas se encontraban en el
límite oriental de los muescas. Al parecer, con ellos sostuvieron fuertes relaciones
comerciales (pág. 15). Finalmente, por el sur limitaban con los sutagaos y con los guayupes.
La autora además sostuvo que en la región de los llanos orientales se ha reportado cerámica
con marcada influencia muisca.
En relación con la cerámica de los muiscas, la autora contradice a los cronistas de Indias en
el sentido de que estos afirmaban el alto grado de especialización alfarera. En efecto, ella
dedujo, al observar innumerables piezas arqueológicas, que muchas de ellas no alcanzan a
tener el pulimiento y el acabado de otras regiones alfareras como Nariño, Calima o
Quimbaya.
"Eran varios los modos con que enterraban a sus difuntos, porque a los reyes y caciques de ordinario
les sacaban las tripas e intestinos en muriendo y con resinas que llamaban Mocoba que se hacía
de unos higuillos de leche pegajosa y otras cosas con que las mezclaban, embalsamaban los
cuerpos y después de llorarlos en su casa 7 días, los enterraban en una bóveda que ya tenían hecha
para esto, envolviéndoles en mantas finas y poniéndoles a la redonda mucho bollos de maíz y
múcuras de chicha, sus armas y en su mano y tiradera con un pedazo de oro..." (Simón, pág. 27).
"Las ofrendas eran depositadas exclusivamente por los sacerdotes denominados jeques o mohanes
quienes previo al ofrecimiento realizaban complicados y especiales ritos". (Ibídem pág. 21).
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“La yuca puede comerse como si nada pasara, pero entre los indígenas hay dos principales para
prepararla: como mandioco o farhina, es decir una harina de grano burdo, o como cazabe, que es
una torta delgada, parecida a pan seco. Para ambas preparaciones la masa finalmente rayada se
extiende sobre un gran disco cerámico, de unos 60 cm de diámetro. En los llanos colombianos este
artefacto se llama comúnmente budare y se designa como comal, en Mesoamérica. Este budare se
coloca sobre el fuego abierto, estando sostenido por varios soportes de piedra o de barro. Al revolver
la masa de yuca con un meneador de madera, se obtiene una harina granulosa que se puede usar
en la sopa, o simplemente diluyéndola en agua; en cambio, al aplanar la y dejarla consolidar, forma
una especie de torta grande, delgada y más bien seca. Ambos de estos productos procesados tienen
un alto valor económico, porque tanto la harina como las tortas pueden almacenarse por meses y
constituyen así un importante medio de comercio.
Sin embargo, en tiempos actuales y ya desde el siglo XVI, las tribus colombianas que vivían al
occidente de la Cordillera Oriental, no usaban estas técnicas de preparación y conservación, las
cuales eventualmente estaban restringidas a los Llanos del Orinoco, a la Costa Caribe el área
amazónica y algunas de las islas del Caribe...
Por otra parte, y en relación con los cacicazgos, Reichel-Dolmatoff adujo que las regiones
en donde estos se establecieron fueron:
“…el Macizo Colombiano de San Agustín y Tierradentro, el Quindío y la vecina Cordillera Central,
el Valle del Cauca y parte del Magdalena, los valles de los ríos Calima, Sinú y San Jorge. También
puede haber habido cacicazgos en el sur andino y en las montañas de la Cordillera Oriental, al
norte del territorio Muisca. Es muy posible que hayan existido otros cacicazgos, ya en la Etapa
Formativa, pero que no tuvieron continuidad o acerca de los cuales carecemos de más datos”
(Ibídem p 180).
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matrilineal, las largas épocas de entrenamiento para los gobernantes y los sacerdotes; el
culto solar, los sacrificios que se hacía particularmente a niños traídos del Orinoco a efecto
de invocar las lluvias o de consagrar los templos.
Aunque es poca la evidencia arqueológica que da cuenta de las aldeas nucleadas y el general
de las grandes concentraciones de viviendas mixtas, sí se han observado vestigios de sitios
de habitación, de agricultura; cerámica, herramientas líticas, orfebrería e innumerables
piezas textiles que dan cuenta de una intensa actividad material e intelectual.
"Indicios de una intensa actividad agrícola se observan en muchas zonas, como por ejemplo en la
Loma de Suba, cerca de Bogotá, en Sopó, Suesca, Gasca, Chocontá y, en lo general, a lo largo del
eje Bogotá-Tunja-Sogamoso. Se trata de terrazas, zanjas, eras, camellones, que cubren extensiones
más o menos grandes en las faldas de las colinas, generalmente a poca altura sobre el fondo del
valle.
Cerca de Tunja y en algunos otros lugares del sector nororiental del territorio Muisca, se conocen,
desde el siglo pasado, algunos recintos consistentes de columnas de piedras toscamente labradas y
colocadas en un círculo, óvalo o rectángulo. Hueco donde antiguamente había postes indican que
estas columnas originalmente estaban combinadas con construcciones de madera, y a veces un
gran hueco marca el punto donde se encontraba un poste central. La excavación (poco metódica)
de estos recintos no produjo datos precisos de importancia; había algunos fragmentos cerámicos y
piedras de moler, y al pie de una columna se encontraron los huesos de un niño, tal vez un sacrificio
hecho al efectuarse la construcción. El llamado "Templo del Sol" en Sogamoso era una de estas
construcciones y fue incendiado por los españoles; este lugar transitado las fuentes históricas
tempranas no parece haber sido más que una casa ceremonial, tal vez la residencia de un jefe o
sacerdote local.
... Es muy posible que ciertas tareas antropomorfo de piedra pertenezcan a un nivel cronológico
anterior al de los Muiscas, pero las mencionaremos aquí ya que no se tienen pruebas estratigráficas.
En el lodo de las orillas de la Laguna de Fúquene al norte de Bogotá, se han encontrado muchas
figurinas cuando, en 1942, bajo el nivel de las aguas. Trozos de piedra blanda, de forma
aproximadamente de un ladrillo, habían sido tallados toscamente para representar efigies humanas
muy estilizadas, en posición acurrucada. Aún más al norte en las cuevas de La Belleza, en el
departamento de Santander, se hallaron centenares de pequeñas tallas antropomorfo de la misma
tipología; muestran figuras humanas muy geométricas hadas, algunas sentadas en pequeños bancos
de cuatro patas otras acurrucadas o de pie. En ambos casos, tanto en la Laguna de Fúquene como
en las cuevas, parece tratarse ofrendas" (ibídem p 244).
Otro de los aspectos recurrentes en los estudios de Reichel-Dolmatoff refiere a las distintas
expresiones materiales con las que los indígenas representaban a la muerte. Como se ha
comprobado en recientes excavaciones arqueológicas en la Sabana de Bogotá, existieron
distintas maneras de realizar los entierros de humanos y animales. No obstante resaltan, a
decir del autor, las cuevas funerarias; las posiciones de las osamentas; los ajuares; las mantas
y las esporádicas prácticas de momificación. En el caso de Soacha reporta entierros
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INFORME FINAL.
secundarios en contraste con la casi total ausencia de tumbas del pozo con cámara lateral,
esto para el territorio muisca (p 245).
"... aunque competente y tecnológicamente bien hecha, es mucho menos elaborada que la mayoría
de las cerámicas de los cacicazgos tropicales. Como regla general los muiscas manufacturaban
vasijas monocromas, ásperas, de superficie opaca, de color oscuro, rojo, gris o anaranjado. Las
formas más comunes son las de simples ollas globulares o subglobulares de uso culinario, en
ocasiones decoradas alrededor de la boca y muchas veces provistas de dos o cuatro pequeñas asas
anulares... Un elevado porcentaje de las cerámicas muiscas está sin decorar; cuando llevan alguna
decoración se trata generalmente de pintura roja sobre un fondo anaranjado, blanco o crema, y a
veces se observa tintura vi cromada en rojo y blanco sobre un fondo color naranja. Los motivos
decorativos, sean éstos pintados o incisos, generalmente toman la forma de líneas paralelas,
triángulos, espirales, círculos concéntricos, áreas punteadas o series de elementos en forma de T.A
veces hay decoración modelada y aplicada a la superficie: pequeñas ranas, culebras o simplemente
franjas onduladas, pequeñas protuberancias u otros detalles plásticos... La cara humana se
representa como teniendo forma de un oscuro; los ojos y los labios indican con barras horizontales,
y la nariz, modelada y prominente, tiene a veces una gran placa ornamental, de forma rectangular
alargada. En algunas de estas figuras cerámicas, la cabeza está cubierta con gorros de distintas
formas, y algunas figuras tienen largos collares cruzados sobre el pecho, a manera de los
bandoleras. En ocasiones, ciertas figuras cerámicas, que tal vez podrían ser la representación de la
diosa Bachué, tienen en su interior pequeñas figurillas de oro, como ofrenda o rito de fertilidad. En
términos generales, el arte alfarero muisca de rígido y simétrico, que contrasta con el de las culturas
prehistóricas de las tierras bajas tropicales. El cuerpo humano se representa de forma
desproporcionada, la cabeza es demasiado grande, mientras que las extremidades son filiformes y
carecen de toda naturalidad de movimiento" (Ibídem págs 246 a 251).
Para finalizar, Reichel-Dolmatoff adujo que las huellas de los aspectos más avanzados de la
cultura muisca no son fácilmente documentales en arqueología, particularmente la
organización social, la astronomía, el sistema jurídico y tributario al igual que la cosmología.
Complementó lo anterior con el hecho de que faltan aún décadas de investigación a efecto
de mejorar el conocimiento acerca de la sociedad y de la cultura de los antiguos muiscas.
Refiriéndose a los grupos humanos que ocuparon el norte del territorio de los muiscas
propuso que éstos formaron pequeños cacicazgos independientes con altos desarrollos en
metalurgia, en agricultura, en textiles y en tallas líticas. Estos grupos fueron los guanes, los
laches, los chitarreros y otros:
"...Los pocos complejos cerámicos que se conocen de esta extensa zona contienen varios tipos
pintados, de motivos geométricos, que muy probablemente se relacionan con el secundo horizonte
pintado del río ranchería y, a través de este, con los complejos bicromados del occidente de
Venezuela. De todos modos parece que haya habido un estrecho contacto prehistórico entre los
pueblos de lengua Chibcha (muisca, guanes, laches, tunebos, Sierra Nevada de Santa Marta), a lo
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INFORME FINAL.
largo de la Cordillera Oriental, cuyos detalles cronológicos, tipológicos, y socioculturales aún falta
por dilucidar" (Ibídem p 51).
...Enterraban a sus muertos de acuerdo a la categoría que hubiese ocupado; a los caciques los
embalsamaban con una resina que llamaban mocoba, la que se componía de unos hilillos de leche
pegajosa y otras materias que se mezclaban. Luego los lloraban en sus casas durante seis días al
cabo de los cuales los enterraban en unas bóvedas o cavernas que tenían dispuestas para ello, en
volviéndolos en mantas finas, poniéndoles a los lados muchas ollas de maíz, múcuras con chicha,
varias armas, y en las manos un pedazo de oro, según el caudal de la tribu.
En los ojos, narices, oídos, boca y ombligo, les colocaban algunas esmeraldas y tejos de oro. Lo
acompañaban encerrándose en la misma bóveda o cavernas, las mujeres y esclavos que más la
querían; para esto tomábase un sumo preparado de cierta yerba, pócima que los privaba y los
hacía ignorar la gravedad del hecho a que se sometían si bien después de recobrar los sentidos,
desesperadamente morirían asfixiados.
Con este método de inmolarse, los muiscas demostraban su creencia en la inmortalidad del ser, la
cual tendría que hacer una larga travesía lo que requería aprovisionar han muerto de cosas de
comer, de deber y de subsistir en el más allá.
En relación con la organización social y económica, el autor (p.39) aduce que para atender los
gastos de la organización de las tribus, se instituyó un la tributación en especies agrícolas, minerales
o animales:
"... Para forzar su cobro cuando un indio retardaba la paga del tributo que se debía al cacique le
enviaba un criado con un grato, un oso o animal semejante que se criaba para tal efecto.
Amarrábanlo a la puerta de la casa del deudor permaneciendo vigilante el que lo llevaba a quien
el notificado tenía que mantener con mucho regalo y darle cada día que permaneciese allí una
manta de algodón, al igual que dar de comer al animal en forma satisfactoria, atenciones que
ponían al indio en tales aprietos, que casi de inmediato diligenciada la paga del tributo, quedando
escarmentado para próxima ocasión.
Otra la manera para cobrar tributo a los morosos, era que el cobrador entraba las viviendas y
apagábales con agua la lumbre y el fogón, y no permitía que se volviera a encender hasta tanto no
pagaran, por lo que se afanaban por demás para dar cumplimiento a esta carga”.
En relación con el matrimonio el autor evoca una descripción durante las épocas de la
conquista y la colonia:
"…el pretendiente en potencia, enviaba sin contárselo a nadie, una manta a los padres o parientes
de la escogida; si no le era devuelta, enviaba otra, esta vez acompañada de una carga de maíz y
medio venados y era gente a quien le estaba permitido por los caciques el comerla, por cuanto esta
carne estaba destinada a los privilegiados, aunque era común a todos por el comer otras carnes,
menos esta. A la noche siguiente de haber enviado el presente casi al alba se situaba junto a la
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INFORME FINAL.
puerta de sus presuntos suegros sin hacer más ruido que el necesario para advertir su presencia,
los cuales sintiendo lo decían desde dentro "quien está allí afuera? Es por ventura algún ladrón que
viene a robar o a buscar carne?
A esta admonición no respondía el interesado, sino que callado, esperaba que saliese la desposada,
la que no tardaba mucho, portando una tutú más grande llena de chicha, y junto a ella probaba
primero y luego pasábasela éste para que la bebiera cuando pudiera, por lo cual quedaba efectuado
el matrimonio y ya podía llevársela a su morada" (Ibídem P. 40).
"no matar, no hurtar, no mentir, no quitar la mujer ajena. Las sanciones penales eran muy drásticas:
pena de muerte para los ladrones, para los asesinos y los incestuosos. Las adúlteras unas veces
condenadas a muerte, otras obligadas a comer así. A los cobardes rapaban la cabeza y los
destinaban a los oficios domésticos. Para los delitos de menor cuantía usaban los azotes y la
difamación pública" (Ibídem P. 40).
"... desde el punto de vista legal el asunto se facilitó pues, como hemos anotado, el estado español
no transfirió el dominio de las tierras de resguardo a los indígenas sino que éstas permanecieron
como regalías de la corona. En el siglo XVIII, a la vez que se remataban grandes extensiones de
tierras baldías por unos pocos particulares se inició un ataque sistemático contra los resguardos
que pasaron a manos de un pequeño grupo de terratenientes, aumentando así la concentración
territorial y sin solucionar el problema de tierras para los mestizos y blancos que clamaban por
ellas. Unas veces se redujeron los resguardos a menor extensión y la sobrante se dio en venta, y
otras la más común de las veces se optó por reunir en un solo sitio, alejado de los poblados y sin
vías de comunicación, a los habitantes de varios resguardos para dar venta a las tierras desocupadas
y que los indígenas habían ocupado por siglos. En otras ocasiones se procedió simplemente a
desalojar a los indígenas prometiéndoles tierras que nunca fueron concedidas. Así, por ejemplo, en
Boyacá fueron vendidos total o parcialmente los siguientes resguardos en el siglo XVIII: en 1755 y
1756 Soatá (junio 21 en 1755), Toca (enero 18 de 1756), Moniquirá (abril 26), San José de Pare,
Saboyá, Tinjacá (abril 30), Tenza, Somondoco y Ramiriquí (junio 11) y en 1777 y 1778 los
resguardos enteros de Sátiva, Busbanzá, Chiscas, Boavita, Guacamayas, Cerinza, Betéitiva, Tutasá,
Sogamoso, Viracachá, Tibasosa; y al oriente los de Guateque, Pesca, Tota y Monguí. Es interesante
anotar cómo esta desposesión ocurría unos pocos años antes de los acontecimientos de la revolución
de los comuneros" (Ibídem P. 44).
Inicialmente, los análisis de polen efectuados por Van Geeel y Van der Hammen (1973) que
atribuían al 800 a.C como inicio de la agricultura en el altiplano, encabezaron los estudios
sobre la relación hombre-medioambiente en el territorio ocupado por las sociedades
premuiscas.
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INFORME FINAL.
Las áreas fértiles están asociadas a sitios retenedores de humedad como terrazas aluviales,
en menor proporción a planicies fluvio-lacustres, planos aluviales, coluvios de montaña y
colinas. Las terrazas aluviales, por sus porcentajes de humedad y pH favorable, no por
coincidencia son las áreas donde más se ha hallado rasgos de cultivo asociados a vivienda y
material cerámico.
Se sabe por ejemplo que muchas montañas y colinas del altiplano no fueron usadas para
cultivos ya que al no ser retenedoras de humedad –muy pendientes, de escasa o nula capa
vegetal y propicias para las heladas-, quizá sólo adquirieron significación desde la óptica de
su importancia mítico-religiosa, militar, comercial o social. Estas montañas o colinas bien
pudieran interesar al arqueólogo que busca caminos prehispánicos, bienes de intercambio u
objetos religiosos o de contenido simbólico.
De cualquier forma, los estudios medioambientales que surgen en los años 70 por influencia
de reconocidos investigadores europeos, se contextualizan en la gran cadena de debates
que surgen en reacción al “positivismo empírico” y que tienen como eje del debate a la
“nueva arqueología, el pensamiento simbólico, la sociología cerámica, el estructural-
funcionalismo y el marxismo” –entre otros- como eje de los debates sobre el surgimiento
del estado. (Steward 1955 y Lumbreras 1974).
Pero los estudios medioambientales se han planteado, para el caso colombiano, desde
regiones que muestran relevancia político-económica y de proximidad al medio académico.
Así pues, no es casual que:
Ante el debate medioambiental que exigían los trabajos de monografía o las investigaciones
de la FIAN, fácilmente la arqueología de rescate, -que si bien recuperó afanosamente
inestimable información que pudo haberse perdido para siempre-, desestimó la importancia
que tenía el hecho de involucrarse en los debates que la “antropología filosófica”
coaccionaba desde las aulas de clase.
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INFORME FINAL.
Los fragmentos cerámicos y líticos asociados al Periodo Herrera en los valles de los ríos
Bogotá y Magdalena, Cundinamarca, muestran a esta zona como importante centro de
producción cerámica.
A pesar que aún ha sido difícil ubicar la época y extensión de los poblados, su historia
arqueológica arroja varias secuencias de poblamiento, incluida la muisca. Las investigaciones
arqueológicas adelantadas en toda la región (Becerra 2000), (Peña 1991) revelaron que en
el Periodo Herrera, por ejemplo, de Duitama y de Cachipay, existieron una variedad de
tipos cerámicos y pastas que amplían la visión que se tiene acerca de este periodo, en el
sentido de considerarlo como de relativa homogeneidad tipológica.
Cabe resaltar que el estudio de la producción cerámica en el Valle del Magdalena debe
interrelacionar los factores técnicos a la organización socioeconómica. En primer lugar, se
parte del hecho de que todo ceramio satisface una necesidad específica. Al momento de
darle forma a una vasija, el ceramista le asigna multiplicidad de funciones o se hace énfasis
sólo en una (Trixi 1988 p 31). Por otra parte, la forma, al subordinarse a la función, depende
también del lugar en que se encuentre. Es decir que, por ejemplo, para el periodo Herrera,
a pesar de que casi siempre las formas son las mismas en contextos distintos, sus funciones
también son distintas. Los cuencos que se manufacturaban en un taller pudieron destinarse
para el intercambio, el ajuar funerario o la contención de alimento para quien lo fabricó.
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INFORME FINAL.
• Marcas (soldaduras, rayas, presencia de desgaste por frotación con otros objetos o
resquebrajamientos).
En efecto, las formas, funciones y usos alfareros también indicaron las actividades
socioeconómicas que se efectuaban durante una determinada época. Para responder a las
dos inquietudes sugeridas es pertinente preguntar, además: ¿En qué espacios se usan los
ceramios? ¿Cómo interpretar que una misma forma se repita en distintos contextos? ¿Se
altera el registro arqueológico o las tipologías establecidas cuando una misma forma aparece
en distintos contextos? ¿Qué relaciones existen entre funciones, usos y contextos? ¿Es
válido incluir en las tipologías las formas, funciones y usos? ¿En función de lo anterior, cómo
podría alterarse el registro arqueológico?
Finalmente, estos interrogantes deben mirarse dentro de la importancia que tienen los
objetos cerámicos para las nacionalidades indias y la visión que sobre estas tiene la “sociedad
mayoritaria”. En otras palabras, ¿cómo influyen los debates clasificatorios, las posturas
intelectuales y el pensamiento arqueológico en las políticas oficiales hacia los indios?
Ante el debate medioambiental que exigían los trabajos de monografía o las investigaciones
de la FIAN, fácilmente la arqueología de rescate, -que si bien recuperó afanosamente
inestimable información que pudo haberse perdido para siempre-, desestimó la importancia
que tenía el hecho de involucrarse en los debates que la antropología filosófica coaccionaba
desde las aulas de clase. Los cambios en la forma de estudiar las sociedades desaparecidas
inevitablemente tendrán que repercutir en la modificación de los postulados tradicionales
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INFORME FINAL.
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INFORME FINAL.
• ¿Qué es el ICANH?
• Importancia de los bienes de patrimonio arqueológico
• Normatividad aplicable al manejo de piezas arqueológicas
• Procedimiento de Arqueología preventiva para la subestación Muiscas
Así mismo se realizó entrega de un plegable informativo a los asistentes, el cual se presenta
el en anexo 1 Así mismo, se presenta el soporte de asistencia a dicha socialización en el
anexo 2 del presente informe.
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INFORME FINAL.
El antropólogo encargado de adelantar los procesos ante el ICANH efectuó una visita
preliminar de reconocimiento de la zona a intervenir en la subestación y las torres de
energía. En ella se definieron la metodología, logística y las estrategias metodologicas a
implementar.
Una vez delimitadas las áreas que serán objeto de intervención directa sobre el suelo, es
decir las áreas de vía de acceso, torres y subestación eléctrica, se procedió a demarcar una
malla de sondeos cada 10 metros. Se obtuvo un total de 205 puntos a excavar manualmente
con dimensiones de 0.7 m de lado por 1.0 m de profundidad.
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INFORME FINAL.
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INFORME FINAL.
En efecto, en las tablas 5.0-4-1y 5.0-4-2, se exhiben las cantidades y descripciones de los
sondeos realizados. En total, 205, todos negativos.
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INFORME FINAL.
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INFORME FINAL.
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INFORME FINAL.
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INFORME FINAL.
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INFORME FINAL.
Coordenadas
1083047,016 1108128,047
Coordenadas
1083057,001 1108117,995
Coordenadas
1083067,037 1108068,02
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Coordenadas
1083066,986 1108108,055
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Coordenadas
1083076,972 1108098,003
Coordenadas
1083077,022 1108057,968
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INFORME FINAL.
Coordenadas
1083077,01 1108068,032
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Coordenadas
1083086,957 1108087,952
Coordenadas
1083086,982 1108068,045
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INFORME FINAL.
10
Coordenadas
1083086,995 1108057,981
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
11
Coordenadas
1083086,97 1108077,998
12
Coordenadas
1083096,955 1108067,947
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13
Coordenadas
1083097,053 1108078,011
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
14
Coordenadas
1083096,968 1108057,994
15
Coordenadas
1083096,98 1108048,04
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INFORME FINAL.
16
Coordenadas
1083107,051 1108058,006
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
17
Coordenadas
1083106,953 1108048,053
18
Coordenadas
1083106,966 1108037,989
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INFORME FINAL.
19
Coordenadas
1083107,038 1108067,96
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
20
Coordenadas
1083117,049 1108038,002
21
Coordenadas
1083117,011 1108067,973
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INFORME FINAL.
22
Coordenadas
1083117,036 1108047,955
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
23
Coordenadas
1083117,023 1108058,019
24
Coordenadas
1083127,021 1108038,014
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INFORME FINAL.
25
Coordenadas
1083127,034 1108027,95
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
26
Coordenadas
1083126,996 1108058,032
27
Coordenadas
1083127,009 1108047,968
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INFORME FINAL.
28
Coordenadas
1083136,969 1108058,044
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
29
Coordenadas
1083137,007 1108027,963
30
Coordenadas
1083136,981 1108047,98
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INFORME FINAL.
31
Coordenadas
1083136,994 1108038,027
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
32
Coordenadas
1083147,052 1108057,947
33
Coordenadas
1083146,967 1108038,04
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INFORME FINAL.
34
Coordenadas
1083146,954 1108047,993
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
35
Coordenadas
1083146,979 1108027,976
36
Coordenadas
1083157,037 1108048,006
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INFORME FINAL.
37
Coordenadas
1083156,952 1108027,988
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
38
Coordenadas
1083157,05 1108038,052
39
Coordenadas
1083167,048 1108018,048
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INFORME FINAL.
40
Coordenadas
1083167,035 1108028,001
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
41
Coordenadas
1083167,01 1108048,019
42
Coordenadas
1083176,995 1108037,967
Página 59 de 141
INFORME FINAL.
43
Coordenadas
1083177,008 1108028,014
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
44
Coordenadas
1083176,982 1108048,031
45
Coordenadas
1083177,021 1108017,95
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INFORME FINAL.
46
Coordenadas
1083186,98 1108028,026
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
47
Coordenadas
1083186,955 1108048,044
48
Coordenadas
1083186,993 1108017,962
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INFORME FINAL.
49
Coordenadas
1083186,968 1108037,98
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
50
Coordenadas
1083196,966 1108017,975
51
Coordenadas
1083196,953 1108028,039
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INFORME FINAL.
52
Coordenadas
1083197,051 1108037,993
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
53
Coordenadas
1083197,039 1108047,946
54
Coordenadas
1083207,049 1108017,988
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INFORME FINAL.
55
Coordenadas
1083206,951 1108008,034
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
56
Coordenadas
1083207,024 1108038,005
57
Coordenadas
1083207,036 1108028,052
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INFORME FINAL.
58
Coordenadas
1083216,996 1108038,018
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
59
Coordenadas
1083217,009 1108027,954
60
Coordenadas
1083217,034 1108008,047
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INFORME FINAL.
61
Coordenadas
1083217,022 1108018,001
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
62
Coordenadas
1083226,994 1108018,013
63
Coordenadas
1083226,982 1108027,967
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INFORME FINAL.
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Coordenadas
1083227,007 1108007,949
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
65
Coordenadas
1083226,969 1108038,031
66
Coordenadas
1083236,992 1107998,008
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INFORME FINAL.
67
Coordenadas
1083237,052 1108038,044
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se realiza sondeo por presencia de
rocas de gran tamaño.
68
Coordenadas
1083236,967 1108018,026
69
Coordenadas
1083236,954 1108027,979
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INFORME FINAL.
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Coordenadas
1083236,98 1108007,962
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se realiza sondeo por presencia de
rocas de gran tamaño.
71
Coordenadas
1083246,965 1107998,021
72
Coordenadas
1083247,038 1108027,992
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INFORME FINAL.
73
Coordenadas
1083247,05 1108018,039
74
Coordenadas
1083246,952 1108007,975
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de piezas
arqueológicas.
75
Coordenadas
1083257,023 1108018,052
76
Coordenadas
1083257,01 1108028,005
77
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INFORME FINAL.
Coordenadas
1083257,048 1107998,034
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
78
Coordenadas
1083257,036 1108007,987
Página 71 de 141
INFORME FINAL.
Coordenadas
1083266,983 1108028,018
80
Coordenadas
1083266,996 1108017,954
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
81
Coordenadas
1083267,008 1108008
Página 72 de 141
INFORME FINAL.
82
Coordenadas
1083267,021 1107998,047
83
Coordenadas
1083267,034 1107987,983
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
84
Coordenadas
1083266,85 1108058,69
Página 73 de 141
INFORME FINAL.
85
Coordenadas
1083276,85 1108058,69
86
Coordenadas
1083277,041 1108048,048
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
87
Coordenadas
1083277,053 1108037,984
Página 74 de 141
INFORME FINAL.
88
Coordenadas
1083276,955 1108028,03
89
Coordenadas
1083276,968 1108017,966
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
90
Coordenadas
1083276,981 1108008,013
Página 75 de 141
INFORME FINAL.
91
Coordenadas
1083276,994 1107997,949
92
Coordenadas
1083277,006 1107987,995
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
93
Coordenadas
1083286,975 1108078,032
Página 76 de 141
INFORME FINAL.
94
Coordenadas
1083286,988 1108067,968
95
Coordenadas
1083287,001 1108058,014
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
96
Coordenadas
1083287,013 1108047,95
Página 77 de 141
INFORME FINAL.
97
Coordenadas
1083287,026 1108037,997
98
Coordenadas
1083287,039 1108028,043
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
99
Coordenadas
1083287,052 1108017,979
Página 78 de 141
INFORME FINAL.
100
Coordenadas
1083286,953 1108008,026
101
Coordenadas
1083286,966 1107997,961
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
102
Coordenadas
1083286,979 1107988,008
Página 79 de 141
INFORME FINAL.
103
Coordenadas
1083296,948 1108078,044
104
Coordenadas
1083296,96 1108067,98
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
105
Coordenadas
1083296,97 1108058,03
Página 80 de 141
INFORME FINAL.
106
Coordenadas
1083296,99 1108047,96
107
Coordenadas
1083297 1108038,01
108
Coordenadas
1083297,01 1108027,95
109
Página 81 de 141
INFORME FINAL.
Coordenadas
1083297,02 1108017,99
110
Coordenadas
1083297,04 1108008,04
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
111
Coordenadas
Página 82 de 141
INFORME FINAL.
1083297,05 1107997,97
112
Coordenadas
1083296,95 1107988,02
113
Coordenadas
1083296,96 1107977,96
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Página 83 de 141
INFORME FINAL.
114
Coordenadas
1083307,03 1108077,95
115
Coordenadas
1083307,04 1108067,99
116
Coordenadas
1083306,95 1108058,04
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Página 84 de 141
INFORME FINAL.
117
Coordenadas
1083306,96 1108047,98
118
Coordenadas
1083306,97 1108038,02
119
Coordenadas
1083306,98 1108027,96
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Página 85 de 141
INFORME FINAL.
120
Coordenadas
1083307 1108018
121
Coordenadas
1083307,01 1108008,05
122
Coordenadas
1083307,02 1107997,99
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Página 86 de 141
INFORME FINAL.
123
Coordenadas
1083307,03 1107988,03
124
Coordenadas
1083307,05 1107977,97
125
Coordenadas
1083317 1108077,96
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Página 87 de 141
INFORME FINAL.
126
Coordenadas
1083317,02 1108068,01
127
Coordenadas
1083317,03 1108058,05
128
Coordenadas
1083317,04 1108047,99
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Página 88 de 141
INFORME FINAL.
129
Coordenadas
1083317,05 1108038,03
130
Coordenadas
1083316,96 1108027,97
131
Coordenadas
1083316,97 1108018,02
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Página 89 de 141
INFORME FINAL.
132
Coordenadas
1083316,98 1108007,95
133
Coordenadas
1083316,99 1107998
134
Coordenadas
1083317,01 1107988,05
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
Página 90 de 141
INFORME FINAL.
Coordenadas
135
1083317,02 1107977,98
Coordenadas
136
1083326,98 1108077,97
Coordenadas
137
1083326,99 1108068,02
Página 91 de 141
INFORME FINAL.
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
138
Coordenadas
1083327 1108057,95
139
Coordenadas
1083327,01 1108048
140
Coordenadas
1083327,03 1108038,05
Página 92 de 141
INFORME FINAL.
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
141
Coordenadas
1083327,04 1108027,98
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
142
Coordenadas
1083327,05 1108018,03
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
143
Coordenadas
1083326,95 1108007,97
Página 93 de 141
INFORME FINAL.
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
144
Coordenadas
1083326,97 1107998,01
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
145
Coordenadas
1083326,98 1107987,95
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
146
Coordenadas
1083326,99 1107977,99
Página 94 de 141
INFORME FINAL.
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
147
Coordenadas
1083327,01 1107968,04
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
148
Coordenadas
1083336,95 1108077,98
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
149
Coordenadas
1083336,96 1108068,03
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
150
Página 95 de 141
INFORME FINAL.
Coordenadas
1083336,97 1108057,97
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
151
Coordenadas
1083336,99 1108048,01
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
152
Coordenadas
1083337 1108037,95
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
153
Página 96 de 141
INFORME FINAL.
Coordenadas
1083337,01 1108028
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
154
Coordenadas
1083337,03 1108018,04
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
155
Coordenadas
Página 97 de 141
INFORME FINAL.
1083337,04 1108007,98
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
156
Coordenadas
1083337,05 1107998,03
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
157
Coordenadas
1083336,95 1107987,96
No se evidencian hallazgos de
158
piezas arqueológicas.
Página 98 de 141
INFORME FINAL.
Coordenadas
1083336,97 1107978,01
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
159
Coordenadas
1083336,98 1107968,05
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
160
Coordenadas
1083347,04 1108068,04
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
161
Coordenadas
1083346,95 1108057,98
Página 99 de 141
INFORME FINAL.
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
162
Coordenadas
1083346,96 1108048,03
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
163
Coordenadas
1083346,97 1108037,96
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
164
Coordenadas
1083346,99 1108028,01
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
165
Coordenadas
1083347 1108017,94
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
166
Coordenadas
1083347,01 1108007,99
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
167
Coordenadas
1083347,02 1107998,04
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
168
Coordenadas
1083347,04 1107987,97
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
169
Coordenadas
1083347,05 1107978,02
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
170
Coordenadas
1083346,95 1107967,96
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
171
Coordenadas
1083357,02 1108067,95
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
172
Coordenadas
1083357,03 1108057,99
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
173
Coordenadas
1083357,04 1108048,04
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
174
Coordenadas
1083356,94 1108037,98
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
175
Coordenadas
1083356,96 1108028,02
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
176
Coordenadas
1083356,97 1108017,96
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
177
Coordenadas
1083356,98 1108008
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
178
Coordenadas
1083357 1107998,05
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
179
Coordenadas
1083357,01 1107987,99
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
180
Coordenadas
1083357,02 1107978,03
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
181
Coordenadas
1083357,03 1107967,97
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
182
Coordenadas
1083366,99 1108067,96
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
183
Coordenadas
1083367 1108058,01
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
184
Coordenadas
1083367,02 1108048,05
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
185
Coordenadas
1083367,03 1108037,99
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
186
Coordenadas
1083367,04 1108028,03
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
187
Coordenadas
1083367,05 1108017,97
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
188
Coordenadas
1083366,99 1107978,05
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
189
Coordenadas
1083366,96 1108008,02
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
190
Coordenadas
1083366,97 1107997,95
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
191
Coordenadas
1083366,98 1107988
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
192
Coordenadas
1083366,99 1107978,05
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
193
Coordenadas
1083367,01 1107967,98
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
194
Coordenadas
1083376,96 1108067,97
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
195
Coordenadas
1083376,98 1108058,02
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
196
Coordenadas
1083376,99 1108047,95
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
197
Coordenadas
1083377 1108038
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
198
Coordenadas
1083377,01 1108028,05
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
199
Coordenadas
1083383,24 1108034,46
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
200
Coordenadas
1083393,24 1108034,18
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
201
Coordenadas
1083403,23 1108033,91
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
202
Coordenadas
1082932,13 1108108,92
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
203
Coordenadas
1082941,74 1108106,15
No.
Observación Registro Fotográfico
Sondeo
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
204
Coordenadas
1082944,23 1108115,83
No se evidencian hallazgos de
piezas arqueológicas.
205
Coordenadas
1082934,61 1108118,55
5.0-4-1 OBSERVACIONES
Como evaluación general del estudio se ha tenido en cuenta también la siguiente tabla en la
cual te toma en cuenta el criterio o funciones de evaluación, los niveles y descripción de las
mismas:
En resumen el potencial arqueológico del proyecto fue moderado a bajo. Se valoró como
potencial moderado a bajo por la geomorfología en general en donde se encuentra el
proyecto, los antecedentes arqueológicos y los hallazgos realizados. Por estas razones se
propone como medida de manejo arqueológico llevar a cabo un seguimiento continuo
durante la intervención al subsuelo ya que aunque durante las excavaciones de los sondeos
no fue posible encontrar elementos de interés arqueológico o contextos que indiquen sitios
y/o yacimientos que requieran rescate arqueológico, teniendo en cuenta además que la
Las Evaluaciones y los Planes Manejo Ambiental por lo general han incluido dentro del
componente cultural a la arqueología como un elemento más que puede ser afectado por
las distintas etapas de los proyectos. Tanto las zonificaciones arqueológicas, de acuerdo por
ejemplo con las valoraciones y las escalas de calificación, han sido cuantificadas al tomar
como parámetros otros elementos que en algunos casos no inciden de forma directa en la
alteración, en la destrucción o en la descontextualización de los materiales arqueológicos.
En efecto, estos materiales al ser tratados como tangibles, no renovables, se han valorado
a partir de su grado de afectación y de su irrecuperabilidad. A diferencia de los otros valores
de uso directo como los alimentos y en general los naturales, los culturales o rituales
difícilmente pueden cuantificarse. Si bien los primeros gozan de valoraciones común y
socialmente aceptadas, lo cual por ejemplo ha permitido que sobre ellos se tomen
decisiones, en el caso de los culturales, y en particular los históricos, existan innumerables
distorsiones las cuales a su vez impiden su conservación o preservación como legado.
Aunque la literatura al respecto es escasa más bien se podría afirmar que estas distorsiones
implican que por ejemplo muchas de las actividades económicas hayan incentivado las
destrucciones y alteraciones de los mismos. Esto sin mencionar por ejemplo los trámites
burocráticos que impiden no solo recuperar al menos parte de la información en riesgo de
perderse, sino la totalidad de sus contextos arqueológicos. La minimización del impacto
depende del grado de vulnerabilidad de un yacimiento arqueológico y de la posibilidad de
su recuperación con carácter aparentemente científico y de salvamento adecuado de forma
tal que permita planificar y plantear una temática de investigación específica; de registro y
de interpretación. En este sentido la investigación permitió inferir, a diferencia de muchos
otros estudios en los cuales las afectaciones antrópicas son evidentes, que si bien en las
áreas prospectadas mayoritariamente no hubo altearación antrópica, cabe la inquietud del
por qué no se repeortaron materiales culturales.
La respuesta parcial a este interrogante se debe hallar en los modos de ocupación del
territorio que caracterizaron a los grupos muiscas, a sus altos patrones de movilidad,
seguidamente a las condiciones de ocupación impuestas por lo conquistadores españoles y
finalmente a las actuales relaciones sociales de producción.
En efecto, desde hace cerca de cuatro décadas los fenómenos migratorios locales
relacionados con los desplazameintos masivos de los campesinos hacia las ciudades; las
rentas diferenciales de los suelos y la especulación en los precios de estos, entre otros, han
ocasionado que cientos de miles de familias campesinas, incialmente talaran bosques;
abrieran trochas y adecuaran espacios físicos para vivienda y cultivos de pancoger. Lo que
hasta hace pocas décadas atrás era impensable, como por ejemplo habitar en una ladera,
con el transcurrir de los años se transformó en un modo de ocupación del territorio que
para la mayoría de nosotros se “naturalizó”.
No se descarta que en muchas de estas laderas se hallasen algunos vestigios materiales
precolombinos debido a que fenómenos erosivos, geodinámicos o de intervensicón humana
hubiesen ocasionado su deposición en las mismas. No obstante, y si en algo se diferencian
profundamente nuestras maneras de ocupar el territorio a como lo hicieron los indígenas
en el Altiplano Cundiboyacense, es que ellos no se hacinaron además de no necesitar
mancomunales esfuerzos para adecuar unos espacios que quizá casi nunca fueron relevantes
para su cotidianidad. Esto puede explicar en parte el por qué la ausencia generalizada de
materiales arqueológicos en el área y también la importancia de sugerir las medidas de
manejo que impliquen profundizar en éste fenómeno.
¿Cuántos momentos de ocupación se podrían inferir en las subsiguientes fases de estudio?
¿Podrán exisitir relaciones entre dichos momentos de ocupación o al contrario, podrían
tratarse de ocupaciones independientes?. Al no evidenciarse un contexto, sitio o yacimiento
arqueológico no es posible responder a las preguntas en el momento actual del estudio
prospectivo. Sin embargo, es posible durante los seguimientos hallar materiales por ejemplo
relacioandos con el Periodo Tardío del Altiplano Cundiboyacense, en algunos casos tipos
cerámicos asociados con estos se han coligado con la época de la conquista, particularmente
en varias investigaciones en los cuales se han reportado practicas funerarias compartidas
entre los grupos amerindios y los hispanos:
“El rescate arqueológico de 14 tumbas en el predio contiguo a la iglesia de Oicatá-Boyacá brinda
una oportunidad para reflexionar en torno a los procesos de trasformación acaecidos durante la
época posterior a la invasión española, concretamente aquellos que pueden ser observados a través
del análisis de las prácticas mortuorias. En todo caso, el conjunto de enterramientos analizados
aquí demuestra que éste lugar constituye un verdadero palimpsesto de diferentes prácticas
funerarias, que probablemente tuvieron lugar en diferentes períodos… Tal vez el hallazgo más
interesante de éste estudio es la presencia conjunta de rasgos indígenas y europeos en al menos 2
tumbas (tumbas 10 y 12). El “componente indígena” y El “componente europeo”… El hallazgo de
estas dos tumbas brinda una oportunidad para reflexionar en torno a los procesos de adopción de
las prácticas cristianas por parte de las comunidades indígenas”. (Argüello 2016).
Por otra parte, en otros estudios se ha hecho alusión a que:
“El proyecto nueva esperanza es el resultado de una investigación arqueológica que se encuentra
ubicada en la terraza natural de Nueva Esperanza vereda Cascajal en jurisdicción del municipio de
Soacha (Cundinamarca), a unos 5 kilómetros de la cabecera del corregimiento El Charquito, al
sureste de la sabana de Bogotá. Con una extensión aproximada de 22 hectáreas y está a una
altura de 2596 m.s.n.m. De acuerdo a los datos arrojados por las investigaciones han dado cuenta
de una variedad de aspectos sobre las dinámicas y cambios de las antiguas comunidades que se
asentaron de forma continua en la terraza durante aproximadamente dos mil años. Se trató
entonces de una ocupación extensa, que implico cambios en el uso del espacio de la terraza como
consecuencia de trasformaciones políticas, económicas e ideológicas. Las primeras comunidades
sedentarias ocuparon el lugar hace dos mil cuatrocientos años, antes del llamado periodo Herrera
(400 a.C-200 d.C), aunque es probable que la terraza haya tenido esporádicas ocupaciones muchos
años antes. Desde entonces, el desarrollo de esas sociedades que se extendió por cientos de años,
a través de los periodos Muisca Temprano (200 d.C.-1000 d.C.) y Muisca Tardío (1000 d.C.- 1600
d.C.).” (Romano 2018).
“El objetivo de este proyecto de arqueología preventiva fue salvaguardar la cultura material
arqueológica, considerada bien patrimonial y que se localizó en el área que será modificada a través
de las obras civiles proyectadas. Así mismo, en el marco de este proyecto se propendio por aportar
información significativa que ayudase a comprender contextualmente las dinámicas históricas y
culturales de las sociedades prehispánicas, coloniales y de inicios de la república que habitaron el
área de influencia del proyecto a desarrollar”. (Lemus 2018).
En relación con las materias primas obtenidas para la elaboración de los ceramios, es de
común acuerdo entre varios investigadores en el Altiplano que las mismas fueron halladas
localmente, excepto para la elaboación de los líticos que al parecer demandaron más tiempo
en su búsqueda:
“El informe que presenta los resultados de la implementación del plan de manejo arqueológico, en
la locación del proyecto de construcción y montaje de trasmisión eléctrica Guavio – Nueva
Esperanza. Esto con el fin de desarrollar las actividades de control; prevención y la mitigación de la
posible pérdida o afectación de áreas que puedan contener vestigios arqueológicos; por causa
directa e indirecta de la ejecución del proyecto. Como resultado del desarrollo del PMA, se
encontraron evidencias de material lítico que permite inferir que los antiguos pobladores se
dedicaban a la caza, elaboración de herramientas expeditivas de uso doméstico y a herramientas
que le permitieran acceder a una dieta más especializada. En cuanto a la materia prima nos
permite dar a conocer sus fuentes de aprovisionamiento, el área de captación cerca al lugar donde
residían o quizás los desplazamientos que realizaban estos grupos humanos”. (Duque 2017).
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Divulgar la información arqueológica ante los trabajadores del Proyecto, propiciando un espacio de diálogo
y entendimiento de las normativas que rigen sobre el patrimonio arqueológico. Se propone la realización
de una jornada de capacitación en la que se explique de manera clara y puntual, las medidas a tomar en
caso de hallar materiales arqueológicos dentro de las áreas del proyecto
METAS
• Evitar la destrucción del patrimonio arqueológico, recuperando las evidencias y contextos de los
yacimientos que no fueron detectados durante la prospección y que puedan ser destruidos
durante la construcción de las obras. Se propone la realización de actividades que lleven a la
salvaguarda del Patrimonio Arqueológico.
• Divulgar la información arqueológica ante los trabajadores del Proyecto, propiciando un espacio
de diálogo y entendimiento de las normativas que rigen sobre el patrimonio arqueológico. Se
propone la realización de una jornada de capacitación en la que se explique de manera clara y
puntual, las medidas a tomar en caso de hallar materiales arqueológicos dentro de las áreas del
proyecto
• Dar a conocer los teléfonos de contacto de las entidades que velan por el patrimonio cultural de
la Nación (ICANH, Ministerio de la Cultura, Policía Nacional, Alcaldía Municipal)
IMPACTOS A CONTROLAR
Destrucción del Patrimonio arqueológico de la Nación y Desconocimiento del panorama legal sobre
patrimonio arqueológico
ETAPA DE APLICACIÓN
PREOPERATIVA OPERACIÓN CIERRE
TIPO DE MEDIDA
PREVENCIÓN MITIGACIÓN CONTROL COMPENSACIÓN
ACCIONES A DESARROLLAR
El programa de arqueología preventiva propone las siguientes actividades a desarrollar:
Se proyectan entre seis y ocho meses los monitoreos arqueológicos, sin tener en cuenta posibles
modificaciones a los cronogramas de obras; los tiempos de respuesta del ICANH o requerimientos que la
entidad efectúe a quien realice la solicitud de intervención. Es de aclarar que en caso de reubicación o
ampliación del proyecto civil, se deberá nuevamente realizar la solicitud de autorización en la modalidad de
prospección.
• Laboratorio de materiales; redacción y radicación de informe final Al menos como mínimo dos meses
contados a partir de la culminación de las actividades de campo.
En relación con la ejecución del Plan de Manejo Arqueológico, se deberán ejecutar las siguientes actividades
durante el monitoreo:
Metodología e implementación.
Durante el proceso de formulación de la propuesta de monitoreo, el investigador principal propondrá la
realización de descapotes controlados empleándose maquinaria liviana para remover las capas vegetales de
cada una de las áreas en las cuales se instalarán las torres de transmisión (10 a 20 cm). En efecto, se
recomienda delimitar previamente el área de cada una de las torres que será intervenida. El descapote con
maquinaria liviana en estas condiciones ha de permitir la identificación de rasgos o posibles concentraciones
de materiales en los niveles superiores del terreno lo cual facilitará la ejecución de las medidas pertinentes
(colecta; sondeos, cortes; excavación, geoposicionamiento de evidencias, entre otras).
Criterios de ejecución.
En efecto, y en caso de hallarse dichas concentraciones de materiales, las mismas serán delimitadas y,
dependiendo de las densidades y los tipos de yacimientos, sujetas a levantamientos por técnica de fotometría,
preferiblemente mediante el uso de dron y levantamiento topográfico.
En caso por ejemplo de rasgos delimitados y que se asocien con estructuras funerarias, verticales (botaderos);
viviendas, talleres, campamentos temporales o estacionarios se recomienda el aislamiento mediante cintas;
polisombra o carpas.
En resumen, los niveles de excavación dependerán de las verificaciones de los materiales, sus contextos y
coberturas.
Una técnica recomendable luego de realizar la delimitación de las evidencias y antes de dar inicio a las
excavaciones de los yacimientos o de los cortes, es efectuar sondeos. Aunque la fase prospectiva haya dado
como resultado la baja probabilidad de reportes de materiales, en caso de que estos se hallasen en las distintas
fases de monitoreo, la realización de sondeos permitirá definir o descartar con mayor precisión las zonas
portadoras de evidencias arqueológicas.
Dado que las condiciones geomorfológicas de algunas de las áreas de influencia directa donde se ubicarán las
torres no han sido aptas para el establecimiento pasado de grupos amerindios, es pertinente que en caso de
hallarse vestigios se realice un análisis fisiográfico y espacial -estadístico- de la distribución de evidencias con
la finalidad de que las mismas sean interpretadas.
La materialidad, su proceso de construcción, lleva implícito los lugares de vivienda, ceremoniales, de trabajo
y de procedencia. Es muy posible, por ejemplo, que materiales eventualmente subyacentes en los polígonos
en los cuales serán instaladas las torres hayan provenido de acciones geodinámicas o por iluviación de otros
puntos. En caso de demostrarse lo anterior, se recomienda realizar recorridos contiguos a los polígonos de
intervención con la finalidad de contextualizar espacialmente las evidencias detectadas.
Estructuración de la propuesta
Los anteriores puntos podrán ser tomados en cuenta para la formulación del proyecto ante el ICANH. Es de
anotar que transversal a los mismos se debe emprender el programa de divulgación desde las fases previas
del estudio, su desarrollo y socialización de resultados.
GENERALIDADES
Las mismas se realizarán en las áreas de influencia directa de los polígonos de las torres prospectados y que
fueron objeto de la autorización ICANH 8125, con al menos dos meses de anterioridad al inicio de las
actividades civiles. Se deberán tener en cuenta los cronogramas de obras con la finalidad de definir los tiempos
de permanencia en el área.
Durante las actividades de socializaciones e inducciones el equipo de estudio hará presencia permanente con
al menos dos meses de antelación al inicio de las obras civiles. Las mismas tendrán la finalidad de diseñar las
contingencias en caso de reporte de materiales arqueológicos. Así, por ejemplo, en caso de que esto ocurra
se deberá acordonar, señalizar y excluir temporalmente el sitio arqueológico de las obras civiles e informar
inmediatamente al ICANH.
Las socializaciones se proponen como medida de manejo solo para las áreas sujetas a la Autorización ICANH
8125.
Llegado el caso que se realizaran rediseños que implicaran alguna ampliación de los polígonos antes descritos
o modificar el lugar de intervención, se deberá de iniciar nuevamente el programa de arqueología en la fase
de prospección arqueológica de acuerdo al caso.
Acciones a desarrollar: El arqueólogo debe diseñar la presentación de los resultados y de información general
sobre arqueología, con medios audiovisuales y prácticos, que responda a las expectativas de la población, la
empresa y las entidades locales que protegen el patrimonio cultural.
Esta presentación deberá desarrollar y reforzar temas como: ¿Qué es la Arqueología? ¿Qué es el Patrimonio
Cultural de la Nación? ¿Cuáles son las Leyes que protegen el Patrimonio? ¿Cuáles son las entidades
responsables del tema? ¿Cuáles son los procedimientos para realizar los estudios arqueológicos? ¿Cómo hace
un arqueólogo para hallar los vestigios del pasado? ¿Cuáles son las etapas de investigación? ¿Por qué es
importante la conservación y protección del patrimonio arqueológico?, avances y resultados de la
investigación.
Se propone realizar inducción a todo el personal que ingresa a obra, esto con el fin de generalizar el
conocimiento y prevenir afectaciones al patrimonio.
CRONOGRAMA DE EJECUCIÓN
10.0 ANEXOS
TABLA DE CONTENIDO
1.0 PRESENTACIÓN DEL PROYECTO .......................................................................................................... 3
3.0-1ESTRATIGRAFÍA ............................................................................................................................................... 8
3.0-2 GEOMORFOLOGÍA ................................................................................................................................ 11