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DOMINGO, 5 DE OCTUBRE DE 2008


EL ORIGEN DE LOS SINDICATOS EN LA ARGENTINA.
Parte II
Los artesanos. Pioneros del sindicalismo:
Ya en nuestro país el Virrey Juan José Vertiz en el año 1780, intimó a los
artesanos de Buenos Aires a constituirse en gremios. En primer lugar se
ordenó el gremio de los zapateros de Buenos Aires, con posterioridad y sobre
la base de un dictamen del Síndico Procurador del Cabildo, don Cornelio
Saavedra, los gremios quedan abolidos. En 1877 se crea lo que luego
conocemos como estructura gremial moderna la Asociación tipográfica
bonaerense, que al año siguiente de su creación realiza una huelga por la
reducción de salarios que afectaba a sus afiliados y que con el triunfo de sus
trabajadores, marcó la celebración del primer convenio colectivo de trabajo.
Ya estamos en presencia del nacimiento de los sindicatos en la Argentina.

En esta pequeña introducción del origen de los sindicatos en la Argentina


tenemos datos más que interesantes: primero que nacen en el año 1870.
Segundo que los primeros sindicatos son de los artesanos. Tercero el primer
sindicato es el de los zapateros, cuarto nacen con un destino de lucha y
conflicto, ya que a poco de nacer los abolen. Quinto en 1877 nace la estructura
gremial moderna. Sexto se realiza la primera huelga y séptimo, se crea el
primer convenio colectivo de trabajo.

Como ya viéramos anteriormente, los primeros antecedentes se remontan a la


época de la colonia, y eran organizaciones similares a las de la edad media,
pero además de ser organizaciones de artesanos, tenían un cierto carácter
religioso, ya que la iglesia jugaba un papel dominante en la vida social.

También debemos ver que las primeras organizaciones sindicales se dieron en


el contexto de una economía política y social muy determinada ya que la gran
inmigración llegó a modificar el desarrollo de la población Argentina, que
sufrió cambios en su crecimiento, composición y distribución geográfica.
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El país se desarrolló en función del puerto, lo que trajo aparejado graves


desequilibrios internos, el desmedido crecimiento del litoral en perjuicio del
interior del país, la estructura latifundista del campo argentino, que gastaba los
excedentes de este sector en importaciones de lujo sin la canalización en el
desarrollo del sector industrial y la postergación del mercado interno.

En términos políticos, la oligarquía que basaba su poder en el monopolio de la


tierra y la ocupación del aparato del estado, y, ligado a la élite, apareció el
capital extranjero, en la forma de empréstitos públicos.

Así, la inmigración se vio coartada en su aspiración a acceder a la tierra,


debido a la estructura latifundista de la tierra. Fue entonces que los
inmigrantes fueron a los centros urbanos, donde pasaron a engrosar la fuerza
laboral, que junto con la población nativa, constituyeron el proletariado
urbano y por el otro, integraron las capas medias creando talleres y
establecimientos pequeños.

Hipólito Yrigoyen, que asumió la presidencia en 1916, representó un frente de


clases con la presencia de: peones, artesanos, pequeños industriales, pequeños
ganaderos, militares y grupos médicos, y fue el primer intento de limpiar el
poder de la oligarquía.

Yrigoyen, se vio sometido a una serie de vaivenes que hacían contrastar su


política general con las medidas impulsadas por el a la oligarquía de su
partido, que trajo como consecuencia, la semana trágica en 1919 y la masacre
de obreros en Santa Cruz en 1921/1922.

Los trabajadores Estaban sometidos a todo tipo de vejámenes, los peones de


minas, los obreros al rayo del sol a las 2 de la tarde, las lavanderas, los vales
de proveeduría, la explotación en el Chaco, las raciones insuficientes. Todas,
metodologías salvajes de sometimiento que se fueron produciendo durante el
nacimiento de los sindicatos.
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Es este período pasamos por el anarquismo, el socialismo, el sindicalismo


puro o revolucionario, en el cual se crea la Federación Obrera Argentina
(F.O.A), la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A), la Unión
General de Trabajo (U.G.T) y la Confederación Obrera Regional Argentina
(C.O.R.A).

ANARQUISMO: Fue la corriente prevaleciente en el período; gran parte de


sus dirigentes eran extranjeros, pero hallaron eco en los obreros autóctonos.
Su base de sustentación se hallaba en los talleres artesanales y en pequeñas
industrias, donde, como señaláramos, abundaban obreros con oficios mas
calificados.
Esta corriente se organizó con la llegada al país del anarquista italiano Errico
Malatesta (1885), quien propulsó la creación de sociedades internacionales de
carpinteros, ebanistas, y anexos.
En 1887 constituyó la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de
Obreros Panaderos, que fue la primera Sociedad Resistencia del país en la que
se manifestó con claridad la posición anarquista respecto al método de "acción
directa" contra el "Régimen". En efecto, la principal arma de combate del
anarquismo fue la "huelga revolucionaria", dirigida tanto contra el capital
como contra el poder político cuya destrucción propugnaban. No percibían
otra forma de hacer valer sus demandas que accediendo al poder por la fuerza;
su irrupción les permitiría, después, destruir la maquinaria del Estado, fuente
de opresión.
La inestabilidad social imperante, la marginización a la que se veían
sometidos la mayoría de los trabajadores y el clima de enfrentamiento social,
constituían el mejor abono posible para el florecimiento de las tendencias más
radicalizadas que, como el anarquismo, eran fuertemente impugnadas del
sistema. El debilitamiento de esta corriente y su progresivo ocaso se consumó
hacia finales del período, cuando dio batalla frontal contra el "Régimen",
durante el mes de enero de 1919 ("Semana Trágica" de Buenos Aires), siendo
abrumadoramente derrotada. Similar situación ocurría en la Patagonia dos
años después. Estos sucesos, que significaron una atroz represión para la clase
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trabajadora, marcarían el declinamiento de la confrontación directa contra el


sistema y de la tendencia "anarquista".
SOCIALISMO: Sus primeros antecedentes en el país se remontan a la
fundación del Club "Vorwarts" (1882), por parte de alemanes exiliados, el cuál
daría origen, mas tarde, al Partido Socialista. Esta corriente ideológica se
plegó a una postura legalista, siendo influenciada por la prédica de Eduardo
Bernstein dirigente del Partido Socialista Alemán, precursor de la
socialdemocracia. Sus postulados partían del supuesto de una larga
supervivencia de la sociedad capitalista, por lo que tendrían que replantearse
las luchas obreras, las que debían tender a la búsqueda de reformas que
modificaran las condiciones laborales y que, por un proceso evolutivo gradual,
condujeran a la transformación del sistema capitalista. Consideraban
primordial la conquista del Parlamento desde donde, a través de una campaña
esclarecedora y una acción decidida de beneficios a la clase trabajadora se
pudieran concretar nuevas estructuras sociales. En función de este ideario se
plantearon en el Congreso distintos temas sociales a través de proyectos
legislativos presentados por el socialista Alfredo L. Palacios, que había
llegado a la Cámara de Diputados en 1904. Esta corriente logró sobre todo,
cierta audiencia en el seno de las ascendentes clases medias.
SINDICALISMO PURO O "REVOLUCIONARIO": Esta corriente nació en
el país a fines de 1904, como escisión del Partido Socialista, constituyendo
una agrupación que adoptó el nombre que, en Francia e Italia, habían tomado
los partidarios de esta organización gremial.
Representaban un movimiento auténticamente obrero, de camino entre el
anarquismo y el socialismo. Tomaba los principios marxistas en torno a la
lucha de clases y, particularmente del anarquismo la utilización de la acción
directa como método táctico que partía de la base de la huelga general
revolucionaria, contra el capital y el Estado, lo que posibilitaría el control y
dirección de la producción por los propios trabajadores. Pero, atacaban al
anarquismo en cuanto a mezclar a la organización gremial con los dogmas
ideológicos. Era menos elitista y mas pragmática que el socialismo y menos
extremista, aunque tan "gremialista" como el anarquismo. Proveniente de una
lectura moderada del anarquismo, el "sindicalismo puro" - cuyo rol sería de
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creciente importancia en el movimiento obrero nacional - adoptó una actitud


semilegalista, poco atada a un "dogma ideológico" y desconfiada de los
partidos políticos.
Postulada la autonomía total de la clase obrera, tratando de cortar todos los
puentes que la ataran o ligaran al "mundo burgués", tanto desde el punto de
vista político como cultural. En este sentido, el proletariado debía deshacerse
de los intelectuales, esto es, de la figura de los "políticos profesionales",
metidos a dirigentes del movimiento obrero, que, por su origen social como
por su práctica cotidiana, alimentaban el espíritu de tutelaje de la clase obrera,
coartando su capacitación y desarrollo independiente.
Si bien diferían en tácticas y estrategias, el punto de coincidencia de las
distintas corrientes estribaba en las reivindicaciones inmediatas que
perseguían: jornada de ocho horas diarias, prohibición de empleo de menores
de 14 años, abolición del trabajo a destajo, descanso dominical y limitación
del trabajo nocturno, un mínimo de salario con base oro, a igual producción
igual salario, tanto para el varón como para la mujer, leyes que
responsabilizaran a los patrones por los accidentes de trabajo, concesiones de
pensiones y subsidios a los obreros ancianos y a los inválidos del trabajo

CONTINUARÁ.
PUBLICADO POR MARIO ALBORNOZ ROSSIER

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