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EXÁMENES DE DETECCIÓN
Estos exámenes verifican si usted ha resultado infectado con VIH. Los exámenes más comunes
se describen a continuación.
Una prueba de anticuerpos (también llamada inmunoanálisis) busca anticuerpos para el virus
del VIH. Su proveedor de atención médica puede solicitar que le realicen esta prueba en un
laboratorio.
También es posible hacerla en un centro de pruebas o puede utilizar un kit para hacerla en
casa. Estos exámenes pueden detectar anticuerpos a partir de unas cuentas semanas luego de
ser infectado con el virus. Los exámenes de anticuerpos se pueden llevar a cabo utilizando:
Sangre: este examen se realiza extrayendo sangre de una vena o con un pinchazo en el
dedo. Los análisis de sangre son los más precisos debido a que la sangre tiene un nivel
más alto de anticuerpos que los demás fluidos corporales.
Fluido oral: este examen busca anticuerpos en las células de la boca. Se realiza al pasar
un hisopo por las encías y el interior de las mejillas. Este examen es menos preciso que
el análisis de sangre.
Orina: este examen busca anticuerpos en la orina. Esta prueba también es menos
precisa que el análisis de sangre.
La prueba de antígeno analiza su sangre en busca de un antígeno del VIH llamado p24. Cuando
usted es infectado originalmente con el VIH y antes de que su cuerpo tenga la oportunidad de
producir anticuerpos para el virus, su sangre tiene un alto nivel de p24. El examen de antígeno
p24 es preciso de 11 días a 1 mes después de ser infectado. Este examen por lo regular no se
utiliza por sí solo para detectar una infección con VIH.
Una prueba sanguínea de antígeno-anticuerpo busca niveles tanto de anticuerpos para el VIH
como del antígeno p24. Este examen puede detectar el virus tan solo 3 semanas después de
ser infectado.
EXÁMENES DE SEGUIMIENTO
El análisis de seguimiento también se conoce como prueba confirmatoria. Generalmente se
realiza cuando la prueba de detección tiene un resultado positivo. Múltiples tipos de exámenes
se pueden utilizar para:
Detectar el virus.
Detectar anticuerpos con mayor precisión que en las pruebas de detección.
Diferenciar entre los 2 tipos de virus, el VIH-1 y el VIH-2.
CONCLUSIONES
Hoy en día pueden producirse situaciones clínicas que obliguen al seguimiento serológico del
paciente al menos durante dos o tres semanas y a la utilización de otros marcadores
serológicos de la infección por el VIH (antígeno p24, anticuerpos anti-p24), si no se dispone de
técnicas sensibles de biología molecular (PCR). A pesar de la sensibilidad de estas pruebas, el
diagnóstico definitivo deberá confirmarse en suero una vez se produzca la seroconversión; por
eso es altamente recomendable la adopción de pruebas EIA/ELFA para la detección simultánea
de anticuerpos y antígeno p24 del VIH cuando exista probabilidad de detectar
seroconversiones (clínicas de desintoxicación, centros de metadona), o en aquellos casos en los
que haya riesgo de transfundir o donar un órgano de un paciente en el período de
seroconversión.
Finalmente, cuando el objetivo de las pruebas sea el diagnóstico, se debe tener en cuenta que
los pacientes rara vez entienden, como lo hacen los profesionales, expresiones tales como:
"falso positivo", "indeterminado", "positivo dudoso", etc. y, en consecuencia, extremar el
cuidado al emitir los informes del laboratorio. Del conjunto de pruebas realizadas deberá
resultar la emisión de un diagnóstico claro y concluyente, o bien la formulación de
recomendaciones precisas para el seguimiento y el diagnóstico definitivo.
Síntomas
Diagnóstico
Como las nuevas infecciones por el VHC suelen ser asintomáticas, pocos son los casos
diagnosticados en la fase aguda. A menudo, la infección crónica también queda sin diagnosticar
porque se mantiene asintomática durante decenios, hasta que aparecen síntomas secundarios
al daño hepático grave.
2. Si los anticuerpos anti-VHC son positivos, para confirmar la infección crónica se necesita una
prueba que detecte el ácido ribonucleico (RNA) del virus. Ello es así porque un 30% de las
personas infectadas por el VHC eliminan espontáneamente la infección gracias a una fuerte
respuesta inmunitaria, sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, aunque ya no estén
infectadas seguirán dando positivo para los anticuerpos anti-VHC.
Una vez diagnosticada una infección crónica por VHC se deberá evaluar la magnitud del daño
hepático (fibrosis y cirrosis). Esto puede hacerse por biopsia hepática o diversas pruebas
incruentas. El daño hepático existente sirve para orientar las decisiones terapéuticas y la
conducta clínica.
De los 37 millones de personas que se calcula que hay en el mundo infectadas por el VIH, unos
2,3 millones (6,2%) tienen pruebas serológicas de infección pasada o presente por el VHC. Las
hepatopatías crónicas representan una importante causa de morbilidad y mortalidad entre los
infectados por el VIH.
Tratamiento
Una nueva infección por el VHC no siempre requiere tratamiento, porque en algunas personas
la respuesta inmunitaria elimina la infección. En cambio, cuando la infección se hace crónica el
tratamiento es necesario, y su objetivo es la curación.
La OMS recomienda que se traten todas las personas de más de 12 años con infección crónica
por el VHC. Los AAD pangenotípicos siguen siendo caros en muchos países de ingresos altos y
medianos-altos, pero los precios se han reducido de forma espectacular en muchos países
(sobre todo de ingresos bajos y medianos-bajos) debido a la introducción de genéricos.
El acceso al tratamiento está mejorando, pero sigue siendo limitado. En 2017, de los 71
millones de personas que había en el mundo infectadas por el VHC, solo el 19% (13,1 millones)
estaban diagnosticadas, y a finales de ese mismo año solo unos 5 millones de ellas habían sido
tratadas con AAD. Queda mucho por hacer para alcanzar en 2030 la meta mundial consistente
en una cobertura terapéutica del 80%.
Prevención
Prevención primaria
Prevención secundaria
Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son infecciones que transmiten de una persona
a otra a través del contacto sexual. Las causas de las ETS son las bacterias, parásitos, hongos y
virus. Existen más de 20 tipos de ETS, que incluyen:
• Clamidia
• Herpes genital
• Gonorrea
• VIH/SIDA
• VPH
• Sífilis
• Tricomoniasis
La mayoría de las ETS afectan tanto a hombres como a mujeres, pero en muchos casos los
problemas de salud que provocan pueden ser más graves en las mujeres. Si una mujer
embarazada padece de ETS, puede causarle graves problemas de salud al bebé.
Los antibióticos pueden tratar las ETS causadas por bacterias, hongos o parásitos. No hay cura
para ETS causada por un virus, pero los medicamentos pueden ayudar con los síntomas y
mantener la enfermedad bajo control.
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• Enfermedades de transmisión sexual (STD por sus siglas en inglés) Desde los Institutos
Nacionales de la Salud (Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano)
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