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El gran tema es el condominio, un tipo muy especial de propiedad inmobiliaria en la que los
propietarios de un inmueble individual son simultáneamente copropietarios de otros bienes
(comunes) junto a los otros propietarios, en una proporción que se determina en el
reglamento de copropiedad de cada condominio.
► LEY DE CONDOMINIOS
► REGLAMENTO DE ESTA LEY
► REGLAMENTO DE COPROPIEDAD
► OTROS REGLAMENTOS INTERNOS
Dado que los autores del presente Curso son chilenos y desarrollan su actividad,
principalmente en ese país, se analizará el ámbito legal de la actividad de la administración
de edificios y condominios sobre la base de las leyes chilenas, sin perjuicio que cada cual
puede hacer el paralelo o concordancia con las leyes propias de su respectiva nación.
Los servicios que puede proveer el propio condominio, como calefacción, agua caliente, aire
acondicionado y otros, comprometen al administrador no sólo como encargado de contratar
los servicios de mantenimiento necesarios para que todos esos sistemas funcionen bien.
Además, deberá preocuparse del resto de las instalaciones comunitarias y de los servicios
básicos con que es abastecido (agua potable, electricidad, gas, teléfonos, etc.) sin descuidar
las implicancias jurídicas que cada acción u omisión suya pueda tener.
Estos sistemas e instalaciones requieren cumplir con las normativas específicas, dictadas
por los Organismos Oficiales respectivos, donde, en muchas oportunidades, personifican
expresamente en el administrador su cumplimiento.
Igual cosa ocurrirá con otros temas como las fuentes de energía (electricidad, gas, petróleo,
etc.); la seguridad, en su amplio sentido; normas locales de aseo y ornato; de construcción;
cambios de destino de la edificación; aspectos tributarios, etc.
Esto podría llevarnos a pensar que para ejercer la actividad de Administrador hay que
comenzar por ser abogado. Ayudaría mucho pero no es suficiente ni necesario. Sin
embargo, la asesoría legal es la primera que debe tener quien se dedique a esta complicada
y fascinante profesión. Eso si, aquí estamos hablando de profesionales.
Otros cuerpos legales que un Administrador debe consultar con cierta frecuencia:
Por otra parte, existen entidades oficiales encargadas de dictar normas o resoluciones
específicas, permanentes o transitorias, que en muchos casos señalan responsabilidades
directas o indirectas para los administradores. Ellas son:
Sin embargo, por acuerdo unánime una asamblea extraordinaria de copropietarios podrá
someter también estas materias a las normas de la nueva Ley 19.537.
La nueva ley establece además que en los casos que ésta exija que una determinada
facultad o derecho esté establecida en el reglamento de copropiedad, se presumirá que tal
disposición está contenida en dicho documento, por lo que no requiere modificación alguna
de su texto para actuar con competencia.
Es el caso de la sanción de corte del suministro eléctrico a los deudores morosos de tres o
más cuotas de los gastos comunes.
1) Contar con una legislación moderna y orgánica que responda a las necesidades de las
comunidades de copropietarios de edificios y viviendas, y que al mismo tiempo contenga
en un solo texto legal todas las normas relativas a la copropiedad, y que a su vez sea
flexible en su aplicación, reconociendo nuevas formas de vida en comunidad y
sancionando legalmente la existencia de los actuales condominios.
(*) Del Mensaje enviado el 7 de junio de 1995 por S.E. el Presidente de la República a la H. Cámara de Diputados
para someter a trámite legislativo el proyecto de la nueva ley de Copropiedad Inmobiliaria.
Contiene la definición de los principales conceptos empleados por la ley, entre ellos
condominios, unidades, bienes comunes, y las exigencias para acogerse al nuevo
régimen legal (Artículos 1 al 16).
La citada ley, en lo principal, divide y precisa las responsabilidades de los diversos actores
que participan tanto en los permisos, autorizaciones y recepciones de obras. Establece
plazos diferenciados, según la parte de la obra involucrada, para hacer efectivos los
compromisos y garantías, señalando los nuevos requisitos para la recepción de obras. Con
estas disposiciones todos los profesionales que intervienen en una obra, arquitectos,
ingenieros constructores, revisores independientes e inspectores técnicos, asumen su cuota
de responsabilidad ante fallas de la obra que le sean imputables, (acciones u omisiones) por
los períodos establecidos, que se indican más adelante.
Ciertamente, esta situación coloca al arquitecto en las mismas condiciones que rigen para el
resto de las profesiones en cuanto a la responsabilidad que debe cada uno asumir en el
desenvolvimiento de su actividad. En este contexto, se creó la disciplina del Revisor
Independiente, profesionales de alto nivel de calidad y experiencia que intervienen en el
proceso de acreditación en el cumplimiento de la normativa para asegurar a los usuarios las
condiciones adecuadas de habitabilidad y seguridad de los edificios, los que actúan en forma
independiente de las Direcciones de Obras.
La ley anterior establecía un plazo único de 5 años para responder ante todo tipo de defectos
y siempre a contar de la fecha del Certificado de Recepción Final de la Obra que entrega la
Dirección de Obras de la Municipalidad respectiva.
Los plazos dispuestos no suponen que la eventual controversia tenga que estar resuelta en
ese tiempo. A la comunidad o a cada propietario, le será suficiente con haber iniciado la
demanda en tribunales, dentro del período de la garantía señalado, para que se mantenga
plenamente vigente el derecho a indemnización correspondiente.
Cada cual administra su propiedad exclusiva, pero aquellos bienes que son de todos, corren
el riesgo de ser de nadie y deteriorarse al punto de afectar el valor y las condiciones de
habitabilidad de las unidades particulares y del condominio en general.
La ley señala en su artículo 3º que cada copropietario será dueño exclusivo de su unidad y
comunero en los bienes de dominio común. Esto quiere decir que el propietario de una
unidad es, al mismo tiempo, copropietario junto al resto de los propietarios, de los bienes de
dominio común. Esta es la condición que define a un condominio y le otorga un carácter de
inseparable, entre unos y otros, obligando a cuidarlos y mantenerlos debidamente.
El derecho o propiedad que corresponda a cada unidad sobre los bienes de dominio común
debe estar dispuesto en el reglamento de copropiedad de cada condominio, el que atenderá
para fijarlo, el avalúo fiscal de la respectiva unidad.
En la ley anterior se daba también la alternativa de determinar estos derechos sobre la base
de la superficie de cada unidad y, por tratarse éste de un procedimiento mucho más simple,
prácticamente todos los condominios incorporados a esa ley se guían en la actualidad por
esta modalidad ya que se mantienen vigentes.
No resulta difícil imaginar por qué esta intrincada realidad hace indispensable contar con un
verdadero profesional que se haga cargo de la administración de los bienes comunes que
son aquellos que pertenecen a todos los propietarios.
c) Los terrenos y espacios de dominio común colindantes con una unidad del condominio.
La singularización de los bienes de dominio común deberá constar en los planos que tiene
que presentar el primer propietario o la inmobiliaria a la Dirección de Obras Municipales
respectiva para solicitar que el inmueble en cuestión sea acogido como condominio de
acuerdo a la ley.
En palabras simples, los bienes comunes son de todos y, por lo tanto, todos deben pagar
todo lo que su mantenimiento demande.
Existiendo bienes que son comunes a todos los copropietarios con el respectivo derecho a
uso de los mismos, se genera una obligación natural de mantenerlos, cuidarlos y en
definitiva contribuir con la cuota correspondiente para lograr esos objetivos. A esto es lo que
llamamos gastos comunes.
Son los necesarios para la administración, mantenimiento, reparación y uso de los bienes
comunes, estando obligados a su pago todos los copropietarios, en la proporción
preestablecida en el reglamento de copropiedad, la que normalmente coincide con el
porcentaje de derechos sobre los bienes de dominio común.
Debemos considerar también que dentro de los gastos comunes debe incluirse el fondo
común de reserva que se cobrará incrementando el gasto común en un porcentaje que fijará,
en su oportunidad, la asamblea de copropietarios.
Asimismo, si la comunidad decide contratar el seguro contra riesgo de incendio, que señala
el artículo 36 de la Ley Nº 19.537, de forma colectiva o en el caso que algún copropietario no
cumpla con su primera obligación en esta materia, el administrador cobrará este ítem
incorporándolo al gasto común de toda la comunidad o sólo al de los copropietarios
afectados, según el caso.
Posteriormente, una vez funcionando la piscina, todos los gastos que involucre el
cumplimiento de normas, su operación y mantenimiento, se cargará al gasto común
ordinario. Así, la eventual contratación de personal especializado para la seguridad de las
personas (salvavidas), como el técnico para la operación del servicio, la compra de los
insumos respectivos (cloro, alguicidas, correctores de pH y los otros implementos necesarios
para su limpieza y mantenimiento) y la proporción del consumo de servicios comunes como
electricidad y agua potable, serán adicionados a los gastos comunes ordinarios.
Podemos apreciar que la primera idea del legislador apunta a utilizar como referencia para el
pago de los gastos comunes el mismo porcentaje establecido para determinar el dominio
sobre los bienes comunes, pero dejando abierta la posibilidad que la comunidad establezca
otra forma de prorrateo. En la inmensa mayoría de los casos, los condominios tendrán un
valor idéntico entre ambos conceptos lo que indudablemente representa el sentido más justo
de su aplicación. Existen condominios donde, desde el punto de vista práctico, se justifica
tener porcentajes distintos, de los del dominio, para cobrar los gastos comunes pero esta
diferencia en ningún caso deberá ser grande o arbitrariamente significativa con el valor de
cada dominio ya que se estará alejando de la razón de ser de esta opción.
Hemos señalado que en los condominios antiguos (acogidos a la anterior legislación), casi
siempre se determinaba el porcentaje de dominio sobre los bienes comunes y el de prorrateo
para pagar los gastos comunes, en base a la superficie de cada unidad. La Ley actual
respeta expresamente la vigencia de estas y algunas otras materias por lo que no obliga a
estas comunidades a adaptarse a las nuevas disposiciones ni modificar sus reglamentos de
copropiedad.
El artículo 5º de la Ley Nº 19.537 indica que cada copropietario deberá pagar los gastos
comunes con la periodicidad y en los plazos que establezca el reglamento de copropiedad.
Debemos entender que la periodicidad natural será mensual ya que es la modalidad legal
para el pago de los compromisos de la comunidad, sean remuneraciones, leyes sociales,
cuentas de servicios, etc. Si el copropietario incurriere en mora, la deuda devengará el
interés máximo convencional, que fija la Superintendencia de Bancos e Instituciones
Financieras (SBIF) o el inferior a éste que establezca el reglamento de copropiedad del
condominio, además de otras posibles sanciones que trataremos más adelante.
Estas definiciones son de responsabilidad del propietario primer vendedor quien deberá
determinar los avalúos de cada unidad siguiendo las disposiciones del Formulario 2.801 del
Servicio de Impuestos Internos e incorporarlas al reglamento de copropiedad.
Una vez determinados los avalúos individuales se deberán sumar para luego calcular que
porcentaje del total representa el avalúo de cada unidad obteniendo así el porcentaje de
dominio sobre los bienes comunes y el de prorrateo para contribuir al pago de los gastos
comunes.
Un caso extremo
A. Asamblea de Copropietarios
B. Comité de Administración
C. Administrador
A. ASAMBLEA DE COPROPIETARIOS
Está formada por todos los copropietarios y constituye la autoridad máxima. Se rige por el
principio de las mayorías y es soberana para tomar los acuerdos que estime conveniente
(mientras no se transgreda la ley), obligando a toda la comunidad a su cumplimiento.
Además de la posibilidad de hacer consultas por escrito a los copropietarios sobre ciertas
materias propias de asambleas extraordinarias, debemos señalar que la Ley establece una
organización administrativa (Asamblea, Comité de Administración y Administración) en la
que le otorga facultades específicas a cada uno de estos estamentos, distribuyendo
armónicamente las funciones administrativas del condominio, con la posibilidad incluso, a
partir de las modificaciones aplicadas a la Ley 19.537, mediante la Ley 20.741 publicada en
el Diario Oficial el día 01 de abril de 2014, de que una asamblea extraordinaria puede
traspasar al Comité de Administración poderes para resolver materias de tipo
extraordinarias.
Tipos de Asamblea
Las sesiones de asamblea podrán ser ordinarias o extraordinarias, condición que dependerá
de la materia a tratar. Así, en las sesiones ordinarias se podrá abordar cualquier tema
relacionado a los intereses de los copropietarios, a excepción de los que sean materia de
sesiones extraordinarias. La Ley indica que a lo menos deberá realizarse una asamblea
anual de carácter ordinario para que el Administrador rinda cuenta documentada de su
gestión correspondiente a los últimos doce meses.
Por su parte las reuniones extraordinarias están reservadas para tratar temas que se alejan
de las materias de común ocurrencia o costumbre, como por ejemplo: Modificación a los
derechos o deberes de los copropietarios; Incorporación de nuevas sanciones o
modificaciones de las existentes; Construcciones o cambios en el uso o destino de las
instalaciones, bienes comunes o del condominio en general; Inversiones de gran monto;
Remoción del Comité de Administración, etc.
N° MATERIA
1 Cuenta documentada de la gestión del Administrador de los últimos 12 meses.
2 Cualquier tema relacionado a los intereses de los copropietarios, salvo los que sean
materia de sesiones extraordinarias.
Como una práctica y eficaz alternativa, la Ley de Condominios señala en su artículo 17 que
algunos de las temas enumerados en ese mismo artículo y que son propios de una
asamblea extraordinaria, podrán también ser objeto de una consulta por escrito a los
copropietarios, evitando así, perder tiempo y correr el riesgo de no poder reunirse ya que se
exige un altísimo quórum para que ésta tenga validez.
Las seis materias que la Ley permite tratar por esta vía son:
Modificación del reglamento de copropiedad (*)
Delegación de facultades de tipo extraordinaria al Comité de Administración.
Remoción parcial o total del Comité de Administración.
Gastos o inversiones extraordinarios que excedan, en un período de doce meses, el
equivalente a seis cuotas de gastos comunes ordinarios del total del condominio.
Administración conjunta de dos o más condominios de conformidad al artículo 26, y
establecimiento de subadministraciones en un mismo condominio.
Programas de autofinanciamiento de los condominios, y asociaciones con terceros
para estos efectos.
Asistencia de un Notario
A las sesiones de la asamblea en las que se adopten acuerdos que incidan en las materias
señaladas en los números 1, 3, 4, 5, 6 y 7 del artículo 17 y para las asambleas citadas por el
juez de policía local (Artículo 33), deberá asistir un notario, quien deberá certificar o levantar
el acta respectiva, en la que se dejará constancia de los quórum obtenidos en cada caso.
Citación a asamblea
Para cumplir con las indicaciones legales, como una manera de ser más transparente y
evitar complicaciones futuras, es recomendable que el documento de la citación o
convocatoria cumpla con las siguientes formalidades:
Se debe citar a todos los copropietarios (hábiles y morosos).
La convocatoria se debe entregar personalmente o enviarla por carta certificada a cada
copropietario a la dirección que cada cual hubiere registrado en la administración. De lo
contrario se entenderá que su domicilio lo tiene en la respectiva unidad del condominio.
También se acepta citar por medio electrónico a la dirección de correo registrada por el
copropietario en la administración (Artículo 21 D.S. N° 46)
Quien cita a esta reunión es el Comité de Administración en la persona de su Presidente.
Si éste no lo hiciere, asumirá esta función el administrador. Si ninguno de los dos cumple
con esta obligación, cualquier copropietario puede recurrir al juez para que él haga la
citación correspondiente.
Con relación a la fecha de la reunión, la convocatoria se debe entregar con una
anticipación mínima de cinco días y que no exceda de quince.
El documento de convocatoria deberá ir firmado por la persona responsable de la
citación, además de señalar todas las referencias que identifiquen la reunión, tales como:
- Tipo de asamblea (ordinaria o extraordinaria)
- Fecha y hora de la primera y segunda citación
- Dirección y lugar exacto
- Materias a tratar
Lapso entre primera y segunda citación
Asamblea ordinaria: media hora a seis horas
Asamblea extraordinaria: cinco a quince días.
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TIPO DE MATERIAS QUE PUEDEN Q. PRIMERA Q. SEGUNDA Q. ACUERDOS
ASAMBLEA TRATARSE CITACIÓN CITACIÓN
MODULO 3
Artículo 17: Número 1. Modificaciones al
EXTRAORDINARIA reglamento de copropiedad, que incidan 90% DE 90% DE 85% DE DERECHOS
en la alteración del porcentaje de los DERECHOS EN EL DERECHOS EN EL EN EL CONDOMINIO
C derechos de los copropietarios sobre los CONDOMINIO CONDOMINIO
bienes de dominio común.
Artículo 49: Comunidades de
EXTRAORDINARIA copropietarios acogidas a anterior Ley de 100% DE 100% DE 100% DE DERECHOS
Prop. Horizontal que determinen someter DERECHOS EN EL DERECHOS EN EL EN EL CONDOMINIO
D por completo su reglam. de copropiedad y CONDOMINIO CONDOMINIO
otros acuerdos a la nueva Ley 19.537.
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Cómo deben calcularse los porcentajes de participación
Por lo tanto, usando el mismo valor del ejemplo, veremos que se produce una baja
sustancial en los porcentajes reales que se necesitan para cumplir con el quórum requerido
para sesionar o para tomar algún acuerdo como se indica en el siguiente cuadro:
Sería un absurdo jurídico que quienes, además de no cumplir con una obligación esencial
para el funcionamiento administrativo de una comunidad, como es el caso del pago oportuno
de los gastos comunes, puedan llegar a impedir, por causa de su condición de inhabilidad, el
ejercicio legítimo y soberano de una asamblea para reunirse o tomar acuerdos e incluso
adoptar medidas para defenderse de esos mismos infractores.
Debemos considerar que para los casos “C” y “D” de asamblea extraordinaria, indicados en
el cuadro de la página anterior, no podríamos aplicar el mismo criterio ya que en ambas
situaciones se requiere que asistan y voten tanto hábiles como morosos.
Los acuerdos adoptados con las mayorías exigidas en la ley obligan a todos los
copropietarios, sea que hayan asistido o no a la sesión respectiva y aun cuando hayan
votado en contra de su adopción. También deberán cumplir las resoluciones vigentes de la
asamblea los futuros copropietarios de la comunidad al momento de incorporarse al
condominio como tales.
La asamblea representa legalmente a todos los copropietarios y está facultada para dar
cumplimiento a dichos acuerdos a través del Comité de Administración o de los
copropietarios designados por la propia asamblea para estos efectos.
De los acuerdos de asamblea se dejará constancia en un libro de actas foliado. Las actas
deberán ser firmadas por todos los miembros del Comité de Administración, o por los
copropietarios que la asamblea designe y quedarán bajo custodia del Presidente del Comité.
Es sabido que efectuar una asamblea de copropietarios es una titánica tarea. Cuesta mucho
que se reúnan los quórum que permitan su realización o los necesarios para tomar acuerdos
válidos. Por ello resulta trascendente cumplir con todos y cada uno de los requisitos y
formalidades exigidas para su celebración, debido a que cualquier error u omisión puede
significar que algún interesado haga valer sus legítimos derechos ante el juez para que éste
declare nulidad sobre su convocatoria, realización o toma de algún acuerdo en particular.
En el cuadro que aparece a continuación se pueden observar los diez errores más comunes
en cada etapa de una asamblea que podrían ser, eventualmente, causal de nulidad de un
acuerdo o de la asamblea en su totalidad, por dictamen judicial:
Veamos, desde el punto de vista práctico, lo que puede acarrear una citación a asamblea
extraordinaria, pudiendo haber realizado una ordinaria. Ya hemos señalado que en una
sesión ordinaria jamás puede tratarse una materia propia de asamblea extraordinaria. Sin
embargo, en una asamblea extraordinaria sí puede abordarse una materia ordinaria si esta
es incluida en la tabla de temas a desarrollar. Por lo tanto su incorporación será producto de
aprovechar una oportunidad o de un error de concepto que sólo provocará problemas al
exigir un quórum muy alto para que la sesión sea válida y otro también considerable para
tomar el acuerdo respectivo.
La Ley señala que el Comité de Administración representa a la asamblea con todas sus
facultades, a excepción de aquellas materias que deban tratarse en asamblea extraordinaria.
No obstante, la asamblea extraordinaria puede delegar facultades extraordinarias al Comité.
Pero, volvamos a la realidad. En la mayoría de los casos los copropietarios buscan cualquier
excusa para evitar ser nominados. Cuesta mucho encontrar voluntarios que estén dispuestos
a asumir graciosamente responsabilidades, dedicando tiempo a los demás, perdiendo parte
de su tranquilidad, recibiendo descalificaciones e insultos por nada y corriendo el riesgo de
ser más despreciados y difamados que el administrador en el Libro de Reclamos (y
Sugerencias). Por esta razón lo habitual es que el proceso eleccionario del Comité de
Administración sea más bien una sucesión de intentos por halagarse y convencerse unos a
otros de que los otros son mejores candidatos que los unos, con el fiel compromiso de los
unos de colaborar con los otros cuando estos últimos ejerzan su función.
La Ley Nº 19.537 dice que el Comité debe ser designado en la primera sesión de asamblea
de copropietarios, dejando de manifiesto la trascendencia que el legislador le otorga a este
órgano y a la necesidad de contar con él cuanto antes. Debemos recalcar que esta sesión es
de carácter ordinaria ya que las materias extraordinarias están expresamente señaladas en
el artículo 17 y en otros cinco más de la ley, y este tema no está entre ellos. Si por alguna
razón la primera sesión de asamblea que se lleva a efecto en el condominio es la
extraordinaria para pronunciarse por el reglamento de copropiedad dictado por el propietario
primer vendedor, deberá aprovecharse la instancia para incorporar a la tabla la elección del
Comité de Administración y poner al día en estas materias a la comunidad. Algunos que
desconocen estos asuntos y otros que buscan dilatarlos, esperan innecesaria o
mañosamente, según el caso, la realización de la primera asamblea para nombrar al Comité,
provocando artificialmente conflictos que dañarán la convivencia y terminarán en el juzgado
de policía local si no se atiende las demandas de los nuevos propietarios.
Cantidad de integrantes
Contar con más de tres personas en el Comité puede traer consigo ventajas y desventajas.
Ventajas:
Sumando y restando pareciera ser que la alternativa más adecuada es la que plantea el
reglamento de la Ley en su artículo 24 que señala la posibilidad de contar con miembros
titulares y suplentes para el caso de ausencia, renuncia o impedimento de los primeros.
La única dificultad es que esta modalidad debe estar contemplada en el reglamento de
copropiedad, cosa que nos parece dificulta enormemente su aplicación. Estimamos que
debiera modificarse esta indicación ya que la asamblea ordinaria es una instancia más que
suficiente como para regular directamente estas materias de tipo operativas.
La Ley establece que el Comité de Administración durará en sus funciones el período que le
fije la Asamblea, el que no podrá exceder de tres años, sin perjuicio de poder ser reelegido
sucesiva e indefinidamente por iguales períodos (Artículo 21 de la Ley 19.537).
La permanencia en el cargo, desde el punto de vista del resto de los copropietarios,
dependerá de la calidad de su desempeño, de su habilidad para conducir los hilos del
condominio, de la atención otorgada a las demandas de los residentes así como de la falta
de interés de otros en asumir compromisos o las ganas de algunos de incorporarse a cargos
de representación.
Remoción: Sabemos que la designación de los miembros del Comité es materia propia de
una sesión ordinaria. No obstante, para su remoción, parcial o total, se requerirá de una
sesión extraordinaria o la modalidad de una consulta por escrito que cuente con las mayorías
señaladas en el artículo 17 de la Ley, es decir, cuando esté firmada por los copropietarios
que representen a lo menos el 75% de los derechos en el condominio.
Renuncia: Por tratarse de cargos voluntarios, no existe ningún impedimento legal para que
los integrantes del Comité renuncien al cargo en cualquier instante, sin necesidad de
Las renuncias a estos cargos son más frecuentes de lo que se podría suponer, por ello
resulta muy conveniente contar por anticipado con una cantidad de miembros suplentes
equivalentes a los titulares del Comité, señalando claramente el orden para la incorporación
de cada uno de ellos. Esta modalidad debe estar indicada en el reglamento de copropiedad.
Los miembros del Comité de Administración han sido elegidos para representar a la
asamblea no sólo con las facultades legales que ello conlleva, sino para atender los
requerimientos; escuchar y canalizar opiniones, sugerencias y críticas, sin abusar del
efímero poder que se puede tener en un momento determinado.
Por su parte los copropietarios deben confiar en sus delegados, aportando ideas, apoyando
la gestión y no entorpeciendo su accionar o buscando privilegios particulares. Siempre es
bueno recordar, por ambas partes, que cualquier integrante de la comunidad puede el día de
mañana formar parte del Comité y quienes forman este cuerpo volverán a ser uno más de
los comuneros.
Podemos señalar que las únicas materias, inherentes a una asamblea ordinaria, que no
podrá resolver el Comité de Administración serán las que expresamente restrinja la
asamblea además de la elección de sus integrantes. Y con relación a las facultades
extraordinarias que la asamblea les puede otorgar, pensamos que se deben descartar las
siguientes que aparecen indicadas en el cuadro de la página 16: N° 1, cuando se alteren los
derechos en el condominio, y números 3, 4, 5, 6, 8, 10, 13, 17 y 18.
Junto con las atribuciones que emanan de la propia ley, al Comité le corresponde las que
determine el Reglamento de Copropiedad o la Asamblea.
1. Reducir a escritura pública el acta de nombramiento del Administrador y otras actas (22)
2. Actuar en cuenta corriente o de ahorro del condominio (23)
3. Ingresar forzadamente a una unidad en caso de una situación de emergencia (36)
La ley establece que el Administrador durará en sus funciones mientras cuente con la
confianza de la asamblea, es decir, puede ser reemplazado en cualquier instante, sin mediar
aviso ni indemnización alguna, salvo que se hubiere acordado expresamente algo distinto.
Es poco común que un Administrador tenga con el condominio lo que la legislación laboral
llama “relación laboral” y por ende un Contrato de Trabajo que se guíe por las normas y
preceptos del Código de Trabajo, ya que no existe una subordinación ni dependencia ni
obligación de cumplir una jornada de trabajo con exclusividad. En la práctica, la conexión
que se produce entre el administrador y la comunidad, no es de tipo “laboral” (usando los
conceptos legales), por no cumplirse los elementos esenciales de ella.
Estamos frente a lo que se llama mandato civil, regulado por los artículos 2116 y siguientes
del Código Civil. Por lo tanto, el Administrador (mandatario) tiene la obligación de emitir
boletas de honorarios por la remuneración percibida, derivada de su prestación de servicios
profesionales.
Este especial nexo, unido a la desinformación imperante entre los residentes de los
condominios, suele generar conflictos de comunicación que irremediablemente afectarán el
trato entre las partes. Es frecuente encontrar comunidades en las que cada uno de los
habitantes se siente con el derecho de exigir y ordenar al Administrador el cumplimiento de
tareas y la aplicación de modalidades de trabajo, haciendo notar su rango de “patrón”.
Estas se generan principalmente en la ley, pero también pueden provenir del reglamento de
copropiedad, de la asamblea de copropietarios o del Comité de Administración.
Además de las obligaciones legales indicadas en el punteo anterior, están todas aquellas
que puedan emanar de normativas especiales de los distintos organismos relacionados al
sector, como las municipalidades, ministerios, superintendencias, los organismos de
Salud, Dirección del Trabajo, Servicio de Impuestos Internos, etc.
Hay dos materias relevantes que hacen mención a las prohibiciones legales que tiene un
Administrador con ocasión del desempeño de sus funciones, estas son:
Para el segundo caso los argumentos son prácticamente los mismos debido a la función de
fiscalización que el Comité debe ejercer sobre el desenvolvimiento del Administrador y a la
facultad expresa que tiene el Comité de representar a la asamblea con todas sus facultades
en materias de tipo ordinarias, entre ellas la de nombrar o despedir al Administrador.
¿Contradicción en la ley?
De la lectura del artículo 22 antes mencionado, podemos señalar tres factores que ayudan
a concluir que la condición de Presidente-Administrador es de carácter provisional:
Manteniendo las debidas distancias, no nos resulta difícil asociar la actividad y relación que
tiene un Administrador con los trabajadores de un condominio y la de un Director de orquesta
con sus músicos.
Ambos son el referente de sus subalternos. Deben poseer una formación profesional
especializada, con muchas horas de práctica, ensayo y constante actualización. Tienen la
responsabilidad que su gestión, a cargo de un equipo, sea exitosa.
Cuando la ejecución es acorde a las pautas y cuando el auditorio es culto y respetuoso prima
el atento silencio y la colaboración en la confianza y tranquilidad que se están haciendo bien
las cosas. El resultado esperado es el reconocimiento, la satisfacción y el aplauso de
quienes pagan por la actuación o por la calidad del servicio recibido.
Prohibiciones al copropietario
Es preciso indicar que la Ley Nº 19.537 en su artículo 5º establece que para que el
Administrador efectúe por sí la interrupción del servicio eléctrico a los deudores de tres o
más cuotas de gastos comunes, el condominio deberá disponer de medios propios de control
para el paso de dicho servicio. En la fotografía de arriba se indica con una flecha unos
dispositivos (interruptores) que pertenecen a la comunidad, mediante los cuales el
Administrador, previo acuerdo del Comité, puede aplicar directamente esta sanción. Cabe
señalar que estos elementos cumplen cabalmente con la indicación legal para cortar el paso
de la electricidad por parte de la administración.
Muchos creen que el medidor de electricidad, que también tiene su interruptor, es un medio
propio del condominio como para efectuar el corte señalado y evitar así la intervención, para
dicho trámite, de la compañía suministradora. Sin embargo, el medidor aludido es de
patrimonio de la propia compañía o del propietario, en ningún caso de la comunidad.
(*) Esta medida de apremio debe estar señalada expresamente en los reglamentos de
copropiedad de los edificios acogidos a la ley de Copropiedad Inmobiliaria Nº 19.537 a
partir del 16 de diciembre de 1997. Sin embargo, para los edificios y condominios
anteriores a esta fecha, la ley da por supuesta tal autorización en todos los reglamentos
de copropiedad de esos inmuebles (Artículo 49 de la Ley 19.537).