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•Qué es la ansiedad: la ansiedad es una reacción automática que nos prepara para
enfrentarnos a una amenaza.
Produce preocupación y miedos intensos, excesivos y continuos ante situaciones
cotidianas. Es posible que se produzca taquicardia, respiración agitada, sudoración y
sensación de cansancio.
Cuando es el propio monstruo el que nos da miedo y lo queremos echar del cuerpo, y
luchamos para que desaparezca de inmediato, volvemos a hacer otra descarga de
adrenalina para poder hacer el esfuerzo de luchar contra él. El monstruo, encantado porque
tiene más alimento, crece y se hace más amenazador, nos dice que va a comernos el
cerebro, que nos va a dañar el corazón, y la garganta nos la va a paralizar para siempre. Si
aceptamos al monstruo en nuestro cuerpo y no hacemos nada para que se vaya, dejaremos
de darle alimento y el monstruo morirá de inanición.
Siempre viviremos el riesgo de que no se vaya, porque no estamos haciendo nada para
conseguirlo. Tendremos que acostumbrarnos a escucharle decir "¿y si no me voy y te da un
ataque al corazón o te vuelves loco, o se te bloquea la garganta para siempre?" y,
tendremos que no hacer nada de lo que implícitamente dice: "¡lucha!, ¡huye! ¡no tragues!
¡no pienses! ". Y eso pese al miedo que sentimos.
Como siempre que repetimos algo, acabaremos haciéndolo automáticamente y sin darnos
cuenta ni siquiera de lo que está ocurriendo. Como en todo proceso de habituación es
imprescindible que los sucesos se repitan durante mucho tiempo para que esto ocurra.
Todos sabemos que los hombres somos capaces de habituarnos a las condiciones de vida
más difíciles, solamente necesitamos tiempo y querer hacerlo, es decir, exponernos a ellas
sin huir. Teóricamente podemos nosotros mismos exponernos a los estímulos que
tememos, pero nuestros miedos son tan inteligentes como nosotros mismos y les es muy
fácil engañarnos, por eso primero tenemos que identificarlos y después creer y tener la
convicción de que necesitamos cambiar y para ello es preciso la ayuda de un terapeuta.
Asimismo, hay personas que tienen una preocupación y ansiedad excesiva, irracional y
persistente. Los trastornos de ansiedad causan mucho sufrimiento a la persona que los
padece, y es uno de los motivos más frecuentes de consulta en terapia psicológica.
La ansiedad es una condición que provoca síntomas tanto físicos como psicológicos, y
afecta a millones de personas en todo el mundo.
El algunos casos, los pensamientos ansiosos pueden ser beneficiosos para nosotros, pues
nos mantienen alerta. Por ejemplo, no hay nada malo en comprobar que la puerta de
nuestra casa esté cerrada antes de acostarnos, así nos aseguramos de que nadie nos roba.
El problema surge cuando después de haber chequeado las puertas y las ventanas
volvemos a repetir la misma conducta una y otra vez, porque pensamos que si no lo
hacemos algo malo nos va a ocurrir.
Este trastorno se caracteriza por las conductas obsesivas y compulsivas. Las obsesiones
hacen referencia a los pensamientos, ideas o imágenes intrusivas, que provocan
preocupación y ansiedad y que aparecen una y otra vez en la mente. Las compulsiones son
las acciones que se llevan a cabo para reducir la ansiedad que provocan las obsesiones.
Por ejemplo, una obsesión puede ser el pensamiento siguiente: “si no encendemos y
apagamos el interruptor de la habitación diez veces seguidas nos vamos a morir”. La
compulsión, en cambio, es el acto de encender y apagar las luces. El hecho de no realizar
las compulsiones provoca un gran malestar y un sentimiento fuerte de ansiedad.
Revivir el trauma: pueden revivir el trauma constantemente, por ejemplo, con pesadillas.
Responder a estresores: la persona puede revivir el evento ante la presencia estresores
similares a la situación o la escena del hecho. Por ejemplo, al escuchar ruidos fuertes o al
reconocer un olor similar.
Ansiedad recidivante: el individuo experimenta ansiedad de forma regular.
Problemas emocionales: la persona también experimenta problemas emocionales, por
ejemplo, desinterés por las relaciones con los demás.
3. Trastorno de pánico
El trastorno de pánico se caracteriza porque la persona que lo padece tiene sensaciones de
que se va a morir de manera inminente y de que le falta al aire. Son sensaciones que la
persona percibe como muy reales a pesar de que se sea consciente de que no son
producto de la razón, lo que le provoca un miedo intenso y, en consecuencia, un gran
malestar. En casos graves incluso hay que hospitalizar al paciente.
En el TAG, las preocupaciones son persistentes (ocurren la mitad de los días al menos
durante seis meses), intensas, irracionales e interfieren en el funcionamiento normal de
alguna área de la vida de la persona afectada. Por ejemplo, el trabajo, los amigos o la
familia.
5. Fobia social
Es habitual pensar que la timidez y la fobia social son lo mismo, pero en realidad no es así.
La fobia social es un trastorno serio, y las personas que lo sufren se sienten tan mal ante las
situaciones sociales, que son incapaces de controlar su miedo y su ansiedad, por lo que a
menudo evitan este tipo de situaciones.
Sentir timidez por hablar en público es normal, pero cuando ese miedo y ansiedad
interrumpen el funcionamiento normal de la vida del individuo, se vuelve un problema
severo. Las personas con fobia social pueden evitar todo tipo de situaciones sociales, por
ejemplo, ir a comer a un restaurante, pues viven con un gran temor a ser juzgados u
observados.
Así, este es uno de los tipos de trastornos de ansiedad que más afectan a las relaciones
personales, algo que no solo genera sensación de aislamiento y de soledad no deseada,
sino que también tiene implicaciones en las condiciones materiales de vida de la persona:
tener menos acceso a los demás significa contar con menos apoyos y ayudas.
6. Agorafobia
La agorafobia es el miedo irracional a no poder contar con la ayuda de los demás en un
momento de urgencia. Por eso, frecuentemente se da cuando la persona se encuentra en
espacios públicos y lugares abiertos, como parques o calles. Pero no son los espacios
públicos la raíz del problema, sino la posibilidad de sufrir un ataque de pánico y estar
desprotegidos en estos lugares.
Dicho de otro modo, en este trastorno de ansiedad la anticipación de las crisis tiene un
papel muy importante, y ejerce un efecto de "profecía autocumplida". Esta influencia de las
predicciones catastróficas sobre lo que puede pasar ocurre en todos los trastornos de
ansiedad, pero en este tiene un papel protagonista.
Las personas con agorafobia no quieren salir de sus casas y evitan viajar a cualquier lugar
que no sea su hogar y su oficina. En muchas ocasiones, las personas que sufren agorafobia
también padecen ataques de pánico o TEPT.
7. Fobias específicas
Las fobias son miedos irracionales a un estímulo específico, por ejemplo, una situación, un
objeto, un lugar o un ser vivo de cierta especie. Por tanto, cuando una persona sufre este
trastorno hace todo lo posible por evitar esa situación u objeto que causa ansiedad y
malestar.
Existen distintos tipos de fobias, por ejemplo, la aracnofobia (fobia a las arañas) o la
coulrofobia (miedo a los payasos). Esto se debe a que estos tipos de trastornos de ansiedad
adoptan tantas formas como conceptos diferentes crea la mente humana, y a partir de estos
conceptos se crean las fobias a ciertos fenómenos naturales o sociales.
•Causas
No está del todo claro cuáles son las causas de los trastornos de ansiedad. Ciertas
experiencias de vida, como acontecimientos traumáticos, parecen provocar los trastornos
de ansiedad en personas que ya son propensas a la ansiedad. Los rasgos heredados
también pueden ser un factor.
Causas médicas
Para algunas personas, la ansiedad puede estar relacionada con un problema de salud
oculto. En algunos casos, los signos y síntomas de ansiedad son los primeros indicadores
de una enfermedad. Si el médico sospecha que la ansiedad que tienes puede tener una
causa médica, quizás te indique análisis para buscar los signos del problema.
Algunos ejemplos de problemas médicos que pueden estar relacionados con la ansiedad
incluyen los siguientes:
Enfermedad cardíaca
Diabetes
Problemas de tiroides, como el hipertiroidismo
Trastornos respiratorios, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el
asma
Uso inadecuado de sustancias o abstinencia
Abstinencia del alcohol, de medicamentos contra la ansiedad (benzodiazepinas) o de otros
medicamentos
Dolor crónico o síndrome de intestino irritable
Tumores poco frecuentes que producen hormonas de reacción de “luchar o huir”
En ocasiones, la ansiedad puede ser un efecto secundario de algunos medicamentos.
Es posible que la ansiedad que te aqueja esté causada por una enfermedad oculta en los
siguientes casos:
A nivel personal y de manera muy general, si tenemos en cuenta ambos tipos de factores
(situaciones e individuos) cabría señalar algunas variables importantes sobre las que
podemos incidir:
1. La dieta:
Conviene comer sano, evitando las comidas que sobrecargan a nuestro organismo con
pesadas digestiones u otras consecuencias negativas a corto, medio o largo plazo
(obesidad, colesterol, etc.)
Usar el tiempo de comer como momento de descanso y ruptura con nuestras actividades
profesionales
Es bueno aprovechar la comida para hacer vida social y familiar
2. Descanso:
3. Ejercicio físico:
Utilizar las actividades de ejercicio físico para airearnos (naturaleza) y airear nuestros
pensamientos charlando relajadamente con familiares o amigos
4. Organización:
No llegar tarde a las citas, contando con los pequeños retrasos habituales para estar a
tiempo
No dejar pasar los problemas: afrontarlos de una manera más activa o más pasiva, pero
decidiendo qué es lo mejor en cada caso
El estrés que nos produce un problema o situación depende de las consecuencias que
prevemos, pero a veces exageramos las consecuencias negativas (hipervaloramos la
probabilidad de que ocurra algo malo, hacemos un análisis catastrofista de las
consecuencias, realizamos una interpretación negativa de una situación ambigua, llevamos
a cabo anticipaciones negativas y empezamos a sufrir un problema que no existe, etc.)
Si estamos nerviosos: entender que es natural, la ansiedad es tan natural como el miedo, la
alegría o el enfado, y no preocuparnos aún más porque estamos activados o nerviosos
Actuar con naturalidad, no evitar los problemas, no estar preocupados por lo que los otros
puedan pensar de nosotros o de nuestro problema
Es bueno saber que los demás no perciben nuestros síntomas de ansiedad con la misma
intensidad que nosotros los estamos experimentando
Es bueno pensar que los demás también tienen ansiedad y que cuando nosotros notamos
su ansiedad no les condenamos (¿por qué tenemos que ser más severos con nosotros
mismos que con otros?)
7. Atribuciones y autoestima:
Si hemos hecho bien una cosa, reconocer nuestra propia autoría y felicitarnos por ello (no
ha sido la suerte, sino nuestro esfuerzo y nuestra capacidad)
Si hemos hecho mal una cosa, no echar balones fuera, reconocer que hemos actuado mal
en esta ocasión, analizar nuestros errores y corregirlos, sin culpas, sin pensamientos
negativos sobre uno mismo ("esta vez lo he hecho mal, debo corregirlo")
Reforzar las conductas positivas de las personas de nuestro entorno, con aprobación,
halagos, sonrisas, pequeños detalles, etc.
Corregir las conductas negativas de las personas de nuestro entorno, dándoles la
información a tiempo y nuestra desaprobación, pero sin broncas, sin culpas, ni otros
castigos
No sacar continuamente los problemas del pasado, las culpas de los demás (ya los
perdonamos)
Recordar siempre que una pareja en crisis intercambia muchos castigos y pocos refuerzos,
justo lo contrario de una pareja sin problemas
Practicar la relajación con cierta asiduidad en los momentos en los que nos encontramos
peor, dedicándonos algún tiempo a nosotros mismos
Leer algún libro bueno de autoayuda para aprender a pensar bien, eliminando algunos
pensamientos erróneos, ideas irracionales, etc., que nos estresan
Aprender a decir no, cuando nos cuesta mucho, pero sabemos que es mejor decir no
Si tenemos dificultades, no sabemos poner en marcha estas actividades que nos pueden
ayudar a controlar nuestro estrés, a reducir nuestra ansiedad, ponernos en manos de un
buen especialista. Si seguimos sus indicaciones, nos ayudará a recuperar el bienestar y la
salud