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7 enseñanzas sorprendentes sobre el dinero que

encontrarás en la Biblia
El dinero es un gran recurso para el bien cuando está en las manos
de gente que sigue los principios financieros de la Biblia
Al comienzo de nuestro matrimonio, mi esposa Ashley y yo
enfrentamos serios problemas financieros. Nos estábamos
ahogando en deudas, viviendo de créditos y constantemente
estresados. Es fácil ver porqué el estrés financiero es una de las dos
causas principales del divorcio.
Finalmente pudimos librarnos del círculo agotador de tratar de vivir
de mes a mes, ahora estamos lejos de ser ricos, pero vivimos con un
margen y libertad en nuestras financias y la diferencia es increíble.
NO somos expertos financieros de ningún modo, pero nos gustaría
compartir los mismos principios que se nos enseñaron en su
momento. Puede que les sorprenda dónde aprendimos esta
sabiduría financiera… La Biblia.
Sí, es cierto, la Biblia nos provee de estrategias financieras brillantes
y atemporales. Dios quiere que hagamos esto bien, y Él debe haber
sabido que sería una lucha para nosotros, porque Él trató
fuertemente de compartir estos principios con nosotros en gran
detalle.
Ya sea que sean ricos o que se estén ahogando en deudas, estos
siete principios pueden ayudarles a vivir en paz y libertad en sus
finanzas si los aplican.
1. La riqueza verdadera se mide en relaciones, no en dinero
Tu fe y tu familia son siempre más valiosos que tu paga, así que no
comprometas lo que más importa por la búsqueda de la riqueza.
Está bien tener dinero, pero ¡no permitas que el dinero se adueñe
de ti! No te mates tratando de obtener riquezas, pero perdiendo la
vida en el proceso. Trabaja duro para proveer lo que tu familia
necesita, pero no dañes las relaciones en el proceso. ¡Tu familia
puede vivir con menos “cosas” si eso significa tener más de TI!
“No te canses persiguiendo la riqueza, déjate de pensar en ella”
(Proverbios 23,4)
2. Las deudas son una forma de esclavitud, así que deshazte de
ellas lo más pronto posible
Cuando nos vemos prisioneros de las “esposas doradas” de las
deudas, estamos renunciando a parte de nuestra libertad y
entregándola a nuestro deudor.
Dios quiere que vivamos en libertad; no en esclavitud. De manera
que, haz todo lo que puedas para salir de deudas y evitar adquirir
más. Puede que necesites cortar esas tarjetas de crédito.
“…el deudor está a merced de su acreedor” (Proverbios 22,7)
3. La riqueza duradera viene de disciplina constante, no de
esquemas “hazte rico rápidamente”
Nuestra cultura quiere tenerlo todo AHORA, así que muchos de
nosotros tenemos un plan financiero que consiste en ganar la
lotería algún día o apostarlo todo al número de la suerte. Este es un
enfoque muy pobre, por lo que muchos ganadores de la lotería
terminan deprimidos y en bancarrota.
La riqueza duradera es el resultado de una fuerte ética de trabajo
por un largo período de tiempo cuando se aplican estos principios
bien. El dinero es como los niños, crece poco a poco.
“La fortuna que se adquiere de repente no dura, el que la
administra a su ritmo la aumenta”.(Proverbios 13,11)
4. Es el dinero de Dios, nosotros sólo somos administradores
Este principio cambia la forma en la que vemos "nuestro" dinero y
"nuestras" cosas. Nada de esto nos pertenece realmente. Lo único
que es realmente nuestra es la responsabilidad de ser buenos
administradores de los recursos que Dios nos ha confiado.
Una vez que aprendimos que somos administradores de los
recursos de Dios; dejamos de actuar tan inmaduramente sobre
nuestras compras impulsivas y nos volvemos más disciplinados.
Aún hay un largo camino por recorrer (especialmente para mí), pero
estamos tratando de aplicar este principio a todos los aspectos de
nuestras finanzas.
“Del Señor es la tierra y lo que contiene, el mundo y todos sus
habitantes”. (Salmo 24,1)
5. El dinero NO es malo, la avaricia sí
La gente comúnmente cita erróneamente la Biblia al decir "el
dinero es la raíz de todo el mal"; esto no es lo que la Biblia dice en
realidad.
El dinero es un gran recurso para el bien cuando está en las manos
de gente que sigue los principios financieros de la Biblia, pero
cuando un amor no saludable por el dinero se convierte en el deseo
principal de nuestros corazones, éste se convierte en un ídolo
dañino y la avaricia nos puede guiar a hacer cosas barbáricas en la
búsqueda insaciable de tener más.
“Debes saber que la raíz de todos los males es el amor al dinero.
Algunos, arrastrados por él, se extraviaron lejos de la fe y se han
torturado a sí mismos con un sinnúmero de tormentos.” (1 Timoteo
6,10)
6.La generosidad bendice tanto al que da como al que recibe
Las personas más felices que conozco son las más generosas y las
más miserables son las más tacañas.
Cuando somos generosos, todos ganan. Cuando somos tacaños,
todos pierden. Esto ya lo sabemos, incluso cada Navidad podemos
ver la película “Cuento de Navidad” basado en la novela de Charles
Dickens y recordar esta enseñanza.
Así que ahora, solamente necesitas poner este principio en acción.
“El que es generoso será saciado, el que riega será regado”.
(Proverbios 11,25)
7. No puedes llevártelo contigo, pero puedes darle forma a la
eternidad con él
Nunca ha habido un carro fúnebre tirando de un camión de
mudanzas porque obviamente no podemos llevarnos nuestras
riquezas con nosotros, PERO podemos invertirlas en gente o
apostolados que creen un legado eterno. Comprométete a usar tu
dinero en hacer una diferencia que permanecerá aún después de tu
partida.
Jesús enseñaba:
“No junten tesoros y reservas aquí en la tierra, donde la polilla y el
óxido hacen estragos, y donde los ladrones rompen el muro y
roban. Junten tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay polilla ni
óxido para hacer estragos, y donde no hay ladrones para romper el
muro y robar. Pues donde está tu tesoro, allí estará también tu
corazón”. (Mateo 6,19-21)

6 consejos que te da la Biblia para enfrentar


problemas económicos

En estos tiempos, los problemas económicos se han convertido en


una pesada carga en la vida de muchas personas, generando
situaciones de angustia y stress
En estos tiempos que corren, marcados por la crisis y los recortes,
los problemas económicos se han convertido en una pesada carga
en la vida de muchas personas, generando situaciones de verdadera
angustia y stress. Como si estuvieran atrapadas en un callejón sin
salida, la gente busca una solución que les permita resolver sus
necesidades de vida. La experiencia dice que no siempre es fácil.
No hay que desesperar.
Como discípulos de Jesús hemos de llevar nuestros problemas,
incluyendo por supuesto los económicos, a la Palabra de Dios. En
ella el Señor siempre nos da la respuesta que necesitamos. Leerla, y
orarla, bajo la guía del Espíritu Santo, transforma nuestro corazón y
nuestra mente. Ella es luz en el sendero, y lámpara para nuestros
pasos (Salm. 118, 105)
¿Cómo nos enseña la Biblia a enfrentar los problemas económicos?
A continuación 6 consejos muy luminosos de la Palabra sobre este
tema tan importante:
1. Lo primero es lo primero: el Reino de Dios
Jesús es claro, no debemos estar agobiados pensando qué
comeremos o cómo nos vestiremos, es decir, como resolveremos el
día a día. Él nos pone como ejemplo a las aves del cielo, y a los lirios
del campo. El Padre conoce de antemano lo que requerimos para
vivir, por lo que la actitud básica del cristiano es la confianza y el
abandono en las manos amorosas de Dios (Mt. 6, 25-34)
Sin embargo, hay una condición: que busquemos primero el Reino
de Dios y su justicia, es decir, que en nuestra lista de prioridades lo
primero para nosotros sea hacer la voluntad de Dios, vivir según la
norma del Evangelio, en seguimiento a Jesús de Nazaret,… todo lo
demás se nos dará por añadidura (Mt. 6, 33). Esa es su promesa.
2. ¡Trabaje!
La Palabra enseña que el medio normal para ganarse el sustento
diario es el trabajo. Este principio rige a toda la estirpe de Adán,
que ha de ganarse el pan con el sudor de su frente (Gen. 3, 19). Así
mismo, el trabajo forma parte de la vocación humana universal:
vayan y sometan la tierra (Gen. 1, 28).
La actitud de abandono y de confianza que nos aconseja Jesús no
nos exime del deber de trabajar, sumando esfuerzo e inteligencia,
para lograr satisfacer las necesidades de vida. Para un cristiano el
trabajar no es un castigo, es un modo de servir a la comunidad y
una fuente de bendición: ¡Trabajar no es un castigo!: una teología
positiva del trabajo
Pablo nos da ejemplo, él compartía el oficio de la predicación con el
arte de tejer tiendas (Hch. 18, 3). Además nos previene de la
tentación de ser negligentes en la tarea, como, aparentemente,
ocurría en la comunidad de Tesalónica /2 Tes. 3, 6-7), pues el que
no trabaje que tampoco coma, por lo que se nos exhorta a trabajar
con sosiego para ganar el propio pan y no ser una carga para nadie
(2 Tes. 3, 8-12).
Por cierto, si hemos perdido el empleo, ello no significa que no
tengamos trabajo, pues buscar colocarse es ya de por si un trabajo,
y bien gordo.

3. ¡Descubra su talento!
En la parábola de los talentos Jesús nos dice que a cada uno de
nosotros se nos han confiado unos dones, nuestra misión es
descubrirlos y crecer en ellos para que la gracia se multiplique en
los campos de Dios. Como enseña Jesús, salgamos a negociar el
talento para que aumente, y recibir aún más (Mt. 25, 14-30)
Estoy convencido que está parábola encierra un gran secreto
incluso para que prosperemos económicamente: descubrir el
propio talento, trabajarlo, ponerlo al servicio redundará en
beneficios para nosotros.
Lamentablemente, muchos hacemos como el siervo perezoso de la
parábola, escondemos los dones recibidos, los enterramos, y ello se
refleja en los resultados que obtenemos.

4. ¡Ore!
Jesús nos enseñó en el Padrenuestro a pedir el pan de cada día (Lc.
11, 2-4). De esta manera llevamos a la oración las necesidades
económicas para que el Señor nos socorra y provea nuestro
sustento. Cuando oramos sabemos que Dios conoce de antemano
lo que necesitamos (Mt. 6, 8).
Si sentimos que el Señor se toma su tiempo en atendernos,
recordemos que Jesús nos exhorta a persistir en la plegaria, como el
amigo inoportuno a la medianoche (Lc. 11, 5-8) o como la viuda
pobre frente al juez injusto (Lc. 18, 1-8)
Si tenemos que enfrentar una situación económica que parece
insoluble pidamos a Dios el don de la sabiduría (Stg. 1, 5), a fin de
encontrar una salida al problema que nos agobia. Nunca olvidemos
que para Dios nada hay imposible (Lc. 1, 37) y que todo es posible
para el que cree (Mc. 9, 23)
Presentemos al Padre lo que nos preocupa (Filp. 4, 6), y esperemos
en su gran misericordia que siempre se manifiesta en el momento
oportuno.

5. ¡Comparte tus bienes!


Jesús nos previene de la tentación de acumular tesoros en la tierra,
poniendo nuestra confianza en la posesión de los bienes materiales
(Mt. 6, 19 y Lc. 12, 13-21) Por lo contrario, su invitación es que
compartamos con los demás, especialmente con los más pobres, de
lo mucho o poco que tengamos (Mt. 19, 21)
Es una ley del Evangelio, hemos de dar si queremos recibir (Lc. 6,
38). Y aunque creamos que somos tan pobres que sólo podemos
ocuparnos de nosotros mismos, siempre tenemos algo que dar a los
demás, así sea nuestro tiempo y nuestra atención.
6. ¡Se agradecido!
Dar gracias a Dios, tanto en la prosperidad como en la escasez, es
proclamar nuestra confianza en la fidelidad y el amor de Dios (1 Tes.
5, 18), quien se toma el trabajo de cuidarnos y de proveer a todas
nuestras necesidades con largueza (Filp. 4,19).
Cuando damos gracias confesamos y reconocemos que Dios es el
dador de toda bendición (Stg. 1, 17), todo viene de su mano, él
dirige nuestra vida según sus designios de amor y misericordia
(Rom. 8, 28). La acción de gracias es siempre fuente de nuevas
bendiciones, y trae gozo y paz al corazón.

Fe y dinero
Ofrenda no es dinero y dinero no es ofrenda. El dinero, en verdad,
representa materialmente la confianza de quien da en aquel que
recibe.
El simple cambio de dinero por un servicio u objeto demuestra la
confianza del comprador en la calidad de servicio o del objeto
adquirido. El dinero depositado en el banco demuestra la confianza
del cliente en aquella institución financiera. El dinero muestra la
buena fe de quien lo da en aquel que lo recibe, y es devuelto en
forma de servicio o bien material.
Es exactamente eso lo que sucede en la relación con Dios. Cuando
se da el diezmo y la ofrenda, hay confianza de que Dios va a cumplir
Sus promesas y regresar con Sus bendiciones. Por lo tanto en la
ofrenda y en los diezmos hay una manifestación de confianza y fe
en la Palabra de Dios.
Quien tiene fe para dar también tiene fe para recibir, porque
manifiesta confianza en Dios.
¿Qué tipo de ofrenda acompaña la fe práctica?
Todo y cualquier tipo de ofrenda acompaña la fe práctica, y cada
ofrenda tiene su propia finalidad.
Ya vimos que la consciencia limpia por el perdón divino exige la
ofrenda de la confesión de pecados y del arrepentimiento sincero.
La comunión íntima con el Altísimo que es una manifestación de fe,
exige la ofrenda de la dedicación diaria a las cosas de Dios, que son
la oración, la consagración y la evasión del pecado. Para que esa
comunión ocurra, son imprescindibles tales prácticas.
La fe es la única moneda de cambio con Dios. Para cada acción de la
fe hay una reacción de Dios. Y para cada manifestación de fe existe
un tipo de ofrenda a ser presentada. En términos financieros, la fe
exige la semilla de la ofrenda material. Quien tiene fe para dar,
tiene fe para recibir.
El simple acto de plantar ya es una demostración de la práctica de la
fe. Porque nadie en su sano juicio se arriesgaría a sembrar en la
arena. Antes de la plantación, el agricultor prepara la tierra para
recibir la semilla.
En la obra de Dios no es diferente: el fiel cree que esa Obra es una
“tierra” fructífera e invierte en ella porque confía en las promesas
divinas que nos fueron profetizadas. Como las promesas de Dios no
se pueden acabar, el inversionista fiel tiene certeza de un retorno
próspero.
Es casi imposible que las promesas financieras de Dios se cumplan
solamente mediante oraciones, ayunos o vigilias. Si eso fuese
posible todos los fieles serían ricos. Dios exige una actitud práctica
de la fe para corresponderla con Sus promesas. Eso es locura para
los que se pierden, pero para los que creen Sus promesas son el
poder de Dios.
Una cosa es que la persona cambie su dinero por una casa, auto u
otro objeto. En este caso el comprador va al vendedor y negocia. La
única moneda de cambio que podemos usar con Dios para obtener
Sus bendiciones es la fe, y no el dinero o cosa parecida. A partir del
momento en que la persona expresa su fe en las promesas divinas y
deposita su ofrenda en el altar, está realmente manifestando su fe,
porque a pesar de no estar viendo a Dios, tiene coraje para
depositar allí el fruto de su trabajo. ¡Eso es fe práctica!
La ofrenda es estimulada por la creencia en la recompensa
multiplicada. El Señor Jesús enseña eso cuando dice: “Dad y se os
dará” (Lucas 6:38).¿Cómo sería el retorno económico? ¿Diez veces
mayor? ¿Veinte? ¿Treinta? ¿Cuánto?
El Señor no estipula número: Él solo menciona un resultado
creciente: “Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y
rebosando” (Lucas 6:38).
Cuando Él profetizó tales palabras, Sus ojos estaban mirando el
mercado. Él quiso pasarnos la idea del cambio. De la misma forma
que las personas cambiaban dinero o el valor de sus mercaderías
por granos, sucede con la práctica de la fe, pues ella es la moneda
de cambio en la relación con Dios. Veamos, por ejemplo, como el
Señor Jesús relaciona un asunto que es estrictamente espiritual con
otro que es financieroPrimero, Él dice: “No juzguéis, y no seréis
juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados” (Lucas 6:37).
Hasta aquí el Señor trata un asunto espiritual. Por eso, enseguida,
sin interrumpir el discurso, parece pasar del campo espiritual al
material, diciendo: “Dad y se os dará” (Lucas 6:38).
¿Pero qué tiene que ver una cosa con la otra? Verifiquemos en qué
punto Él pasa del asunto espiritual al material: todo en la vida
sucede alrededor de un cambio. ¿Quién ama sin esperar ser
amado? ¿Quién trabaja sin esperar recibir el salario? ¿Quién
negocia sin esperar lucro? ¿Quién practica una religión sin esperar
la Salvación del alma? ¿Quién pone en práctica la fe sin esperar
milagros?
Para todo en la vida se practica el cambio. Dios lo creo justamente
para dejar que cada uno tome su propia decisión de fe. En toda la
Biblia, Dios siempre sugiere una condición. Veamos este ejemplo:
“Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si
oyeres la voz del Señor, tu Dios” (Deuteronomio 28:2).
Quien tiene fe para obedecer, tendrá fe para recoger sus frutos.
Quien tiene fe para trabajar, tendrá fe para recibir su salario, etc.
Al tratar los asuntos sobre dar y recibir, el Señor Jesús no se está
refiriendo apenas a las partes espirituales o financieras, ¡pero si a
todo! He ahí el motivo por el cual Él mezcló un asunto espiritual con
otro aparentemente material, sin interrupción.
En la vida, quien tiene las manos abiertas para dar, las tendrá
también para recibir, tanto en la parte espiritual como en lo
material. Es la fe en acción relacionada con la ofrenda.
El Señor Jesús garantiza el regreso de la ofrenda de la misma forma
que garantiza el perdón a aquellos que perdonan. La regla que vale
para el perdón, vale para la donación. Así, perdonar no es una
cuestión de compasión sino de fe. Eso también ocurre en relación a
la ofrenda: fe para dar, fe para recibir.
La fe se mide por medio de la calidad de la ofrenda que se da.
Quien siembra mucho es porque cree que recibirá mucho más. El
jugador que tiene certeza de que acertará los números deseados
arriesga todo lo que tiene. Así también se da en relación a la fe en la
Palabra de Dios, y quien cree en ella verdaderamente se lanza de
cuerpo, alma y espíritu.
Cuando la persona tiene coraje para dar, se convierte en
merecedora para recibir. En el mundo espiritual no hay otro objeto
de cambio más que la fe, conforme ya dijimos. Y cuando la
ejercitamos entra el coraje, que nos motiva a ejercitarla.
Consecuentemente el dador se hace merecedor del premio, que es
recibir multiplicado.
Quien perdona merece perdón. Pero quien no perdona no tendrá
méritos para ser perdonado. Quien no juzga merece no ser juzgado.
Pero quien juzga merece ser juzgado.
Quien no condena merece no ser condenado. Pero quien condena
será merecedor de condenación. Quien da merece medida buena,
apretada, remecida y rebosando. Pero quien no da no tiene
merecimiento.
Vemos así que los méritos acompañan a la fe práctica. Es como dice
Jesús: “Estas señales seguirán a los que creen” (Marcos 16:17). Esto
significa que las señales siguen a los que tiene coraje para creer y
actuar.
Pedro tuvo coraje para creer en la Palabra de Jesús y por eso
mereció el premio de ser el único hombre con el permiso de Jesús
en andar sobre las aguas. Por lo tanto podemos decir que el secreto
para merecer las bendiciones de Dios es practicando la fe. Y esa
práctica exige la ofrenda. Jesús dice “da…”, o sea, tenga coraje para
ofrendar y el retorno será: “Se os dará; medida buena…”.
Texto extraído del libro “La voz de la Fe” del obispo Edir Macedo
Cuando El Dinero Maneja La Fe
Gracias a Dios por el dinero. Gracias a ese instrumento hacemos
viable la vida en este mundo de tantas exigencias. Sin embargo, un
fenómeno creciente se está palpando dentro de muchas
instituciones cristianas. Se ofrecen milagros de acuerdo al monto,
se sostienen aberraciones doctrinales y una ceguera espiritual
parece impedir que la gente vea la realidad.
Recientemente RCN de Colombia publicó una noticia que de ser
cierta nos tiene que poner a reflexionar profundamente. Acá está la
noticia reseñada por RCN.
“Por orar para su restitución, iglesia cristiana le cobra tres millones
de pesos de diezmo al alcalde Petro”
Según la líder espiritual del culto, sus oraciones permitieron que el
alcalde de Bogotá volviera al cargo. Además, le cobra por un lienzo
que, según ella, Dios le mandó a hacer.
En un caso insólito, el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, ha recibido
en los últimos meses el cobro del diezmo de un culto cristiano de la
capital que asegura que gracias a sus oraciones se logró la
restitución del mandatario distrital luego de que fuera destituido
por la Procuraduría en diciembre de 2013.
Lilia Inés Travecedo, líder espiritual del culto ‘Avancemos bien’,
envió en su momento una primera carta pidiendo el pago de
800.000 pesos por el diezmo. Tras no recibir respuesta de la
Alcaldía, envió un segundo cobro, esta vez por $1’800.000, y
finalmente el último por tres millones de pesos.
Según Travecedo, las oraciones que hizo permitieron que el alcalde
Petro volviera al cargo. “El que más ha recibido la bendición que
Dios le dio de parte mía fue usted”, dijo la mujer a Noticias RCN, y
además le envió un mensaje al mandatario asegurando que
“nuestro Señor me mandó a cobrarle los diezmos”.
Además del diezmo, el culto ha enviado cartas a Petro con el cobro
de un cuadro en óleo que, según ellos, Dios ordenó que le fuera
pintado y que tiene un costo de 14 millones de pesos.
Por redes sociales, Lilia Inés Travecedo le ha enviado mensajes al
mandatario distrital: “Dr. Gustavo Petro hoy es el último día de
Plazo para que reclame su lienzo, El Paisaje, el lienzo que le significa
la Presidencia de la República y que Dios le mandó conmigo por un
precio (…) Obedezca y verá la Gloria de Dios”.
Además, hace peticiones a otras personalidades como James
Rodríguez, a quien le dice que invierta en miles de afiches con la
leyenda “Jesucristo es mi Superhéroe” para que así evite lesiones, y
le advierte que “si le obedece (a Dios), entonces le va mejor”.
Asegura ser cercana a la alcaldía local de Mártires (centro de
Bogotá) y haber solicitado erigir monumentos cristianos en
Cartagena y Chía (Cundinamarca).
Curioso resulta, además, que la líder espiritual del culto dice apoyar
abiertamente a Enrique Peñalosa y Rafael Pardo, candidatos a la
Alcaldía de Bogotá y principales críticos de la administración Petro.
Noticias RCN
Qué dice la Biblia sobre el dinero?
“Recuerda, no le cobres intereses sobre el dinero que le prestes ni
obtengas una ganancia con los alimentos que le vendas”. Levítico
35:27
“Pero Eliseo le preguntó: —¿No te das cuenta de que yo estaba allí
en espíritu cuando Naamán bajó de su carro de guerra para ir a tu
encuentro? ¿Acaso es momento de recibir dinero y ropa, olivares y
viñedos, ovejas y ganado, sirvientes y sirvientas?”
2 Reyes 5:26
“No aceptará ninguna clase de compensación ni habrá suma de
dinero que lo satisfaga”. Proverbios 6:35
Tus líderes son como lobos que despedazan a sus víctimas. ¡En
realidad destruyen vidas a cambio de dinero! Ezequiel 22:27.
Estas cosas dan pena ajena. Sin embargo, El Señor nos ha llamado a
servir desinteresadamente. Pedimos que se abran los ojos del
pueblo para que no aplaudan más a quienes los estafan en nombre
de la fe. Recordemos que somos mayordomos de lo que Dios nos ha
dado y a cada uno de nosotros se nos pedirán cuenta de cómo
usamos el dinero. Tenemos que ser sabios y preguntarnos no
importa cuál sea la institución cristiana si se justifica lo que se pide
y para que se pide. Dios pedirá cuenta tanto del que pide como del
que da.

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