Pontificia Universidad Javeriana

Síntesis teológica
Juan Esteban Carmona Velásquez
18 de octubre de 2019

Pregunta orientadora: ¿Cuáles son las características del trabajo investigativo propio del saber
teológico para que este asegure una articulación entre sus diversas especializaciones y responda
a los signos de los tiempos?

La facultad de teología de la universidad, a lo largo del pregrado, ha ido proporcionando

herramientas de investigación y un acercamiento a esta a partir de la relación entre docentes y
estudiantes. Si bien se han ido dando avances, no han sido suficientemente grandes, lo cual se
convierte en un reto constante para los teólogos y las teólogas de hoy. Se hace, pues, necesario
dar el paso de un transmisión de información de docentes a estudiantes, a una investigación
conjunta que no pierda de vista lo esencial de la teología.

Si investigar permite expandir las fronteras del conocimiento actual, esta acción en la teología e
incluso en cualquier otra rama del saber, debe realizarse sin perder de vista los caminos
recorridos, las bases y los fundamentos que la sustentan; pero sin perder la oportunidad de dar
uno o varios pasos más e, incluso, de dar una mirada hermenéutica al conocimiento adquirido
anteriormente para responder a los signos del tiempo presente.

La teología, desde esta perspectiva hermenéutica, no parte de otra realidad sino de la que le es
más propia, la revelación de Dios en las criaturas y en la historia en la cual están inmersas. Sos
esas huellas de Dios las que el saber teológico va descubriendo gracias a su mirada sapiencial y
profética de la realidad, la cual antes de ser escrita como reflexión, debe ser vivida y
experimentada hasta el fondo de la condición humana y creacional.

Hoy los teólogos y teólogas pueden tener la tentación, y varias veces han caído en ella, de acoger
varias ramas del conocimiento dejando de lado la suya propia, lo cual hace que la teología más
que mirarse a sí con respecto a las diversas especializaciones que le competen, termina por tomar
caminos alternos que la sacan fuera y la despojan de sí.

Está claro que la relación de la teología con otros saberes es necesaria para dar los avances que
anhela; pero debe hacerse con equilibrio, sin perder de vista lo que a ella compete al interior con
respecto a la Palabra, la Tradición, el Magisterio y la acción humana desde su fundamento
propio, es decir, desde la revelación y la fe. Solo cuando la teología se enfrenta a la realidad y
descubre e interpreta en ella el paso de Dios, puede entablar diálogos fructíferos con otros que
tienen de la misma realidad una óptica diferente o quizás con puntos de encuentro que enriquecen
y permiten un avance en el conocimiento.