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La Oración de Jabes se encuentra en una nota histórica dentro de una genealogía. Jabes fue
más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: “por
cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel: ¡oh, si me dieras
bendición y ensancharas mi territorio y tu mano estuviera conmigo y me libraras
de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió” (1.º Crónicas 4:9-10)
Usando las palabras que Pablo escribió en (Efesios 2:12) podemos ver que Jabes estaba
alejado de la ciudadanía de Israel y ajeno a los pactos de la promesa. Efectivamente, sólo
por la bondad y la miserocordia de Dios recibió un lugar en dicha nación, y nada menos
que en la tribu de Judá, que significa «alabanza».
En este pasaje de (1 Crónicas 4), encontramos que la oración de Jabes se eleva para alabar a
Dios, al nuevo Dios que había hallado. Como se lee en estos versículos, él invoca al Dios
de Israel. Esto confirma que como extranjero se había unido a la nación de Dios y había
conseguido refugio en el Dios de Israel.
Así como en los tiempos anteriores lo habían hecho Rahab y Rut. Jabes comprendió
claramente que estaría seguro bajo la protección de este Dios. El Dios vivo y verdadero, por
lo cual se encomienda por completo a él. La oración de Jabes es un testimonio de su gran
fe.
Su historia comienza con dolor y tristeza. La palabra «dolor» es utilizada dos veces. Su
madre le había colocado el nombre de Jabes, (el cual su significado es que causa dolor)
debido a que ella lo había dado a luz con mucho sufrimiento.
Jabes pide en oración ser librado del daño del mal. Aun cuando fue un hijo nacido del
dolor, fue prominente entre sus hermanos. Leemos que incluso más ilustre que ellos, Jabes
nos hace pensar en Benjamín, quien fue llamado por Raquel «hijo de mi aflicción», pero a
quien Jacob llamó «hijo de mi diestra» (Génesis 35:18).
La aflicción y el sufrimiento son consecuencias del pecado del hombre (Génesis 3:16)”con
dolor darás a luz los hijos”. Pero a todos estos sufrimientos los sigue la gloria: esa gloria
de Dios que se revela en toda la tierra, la gloria que esta a la diestra de Dios la cual es ahora
real para la fe.
Para Benjamín fue real así como también para Jabes. Pero, sobre todo, es aplicable al Señor
Jesús y para nosotros como cristianos. Los sufrimientos que Jesús padeció en la cruz fueron
seguidos por la exaltación de Cristo a la diestra de Dios en los cielos.
Como hijos de Dios y creyentes, somos llamados a participar de los sufrimientos de Cristo,
y debido a que el Espíritu santo mora en nosotros sabemos que un día seremos glorificados
juntamente con él (1 Pedro 4:13-14)
La oración de Jabes
Detengámonos en algunas características que contiene la oración de Jabes. Que se podrían
dividir en cinco partes:
Así como nos enseña Santiago en el versículo 1:17 «Toda buena dádiva y todo don
perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces». Jabes, entendía claramente esto
entonces podía orar por una bendición abundante.
Sin duda alguna la fe de Jabes no fue despreciada. Esto mismo deberíamos aplicarlo
nosotros. Cristo, en su gracia, nos ha dado vida y vida en abundancia (Juan 10:10). Como
Creyentes y cristianos debemos saber que hemos sido bendecidos con toda la bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Efesios 1:3)
Todos nosotros también deberíamos luchar por conquistar paso a paso la tierra prometida y
reclamar la herencia que nos ha sido dada en Jesucristo. Cuando nuestro Señor nos otorga
la vitoria sobre los enemigos, podemos decir como dijo Isaac: (Génesis 26:22)«Porque
ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra»
Él conocía muy bien los milagros que estas grandes y poderosas manos eran capaces de
hacer. Ya que con esa mano poderosa Israel había sido librado de Egipto y llevado a la
tierra de Canaán (Éxodo 6:1; 14:8)
Muchas veces Dios no obra por que somos incrédulos y dudamos de lo que el puede hacer,
decimos que le dejamos todo en sus manos y dentro esta un latir que hace entrar la duda y
la incredulidad. (Romanos 8:31).
Volviendo al tema central, pues no cabe duda que la oración de Jabes recibiría una
respuesta. Fue hecha con tanto fervor y sinceridad que Dios se complació en contestarla.
Este hombre quién hizo esa oración, era real, pedía seriamente por aquello que deseaba y
quería, por ello, para Dios esto merecía que se le fuese concedido. Dios desea bendecir a
gente así y se complace en hacerlo.
Debemos preguntarnos hasta qué punto deseamos en realidad la bendición y por qué
razón. En Jacob tenemos a solas con Dios a un hombre, luchando con el ángel, cuando
llego el momento de que el ángel dejara a Jacob, éste le contesta: «No te dejaré si no me
bendices; quiero que me bendigas» (Génesis 32:26). Jacob anhelaba la bendición y la
obtuvo.
Como indicación de que era un príncipe de Dios, su nombre fue cambiado, y aunque fallo
el resto de su vida esa fuerza de la carne quedó totalmente anulada y llevó su nuevo nombre
con dignidad.
4. Y me libraras de mal es la cuarta parte de la oración de Jabes
Cuando un israelita solía ser protegido de sufrir daños, esto para el
pueblo significaba que la mano de Dios estaba sobre él. Para todos nosotros, que somos
cristianos, las cosas son sumamente diferentes ya que las bendiciones pertenecen a otro
nivel, poseen un carácter espiritual y celestial.
En Josué vemos como la nación se adentro con fuerza en la tierra. Sus enemigos habían
sido derrotados porque Dios estaba con ellos. No poseyeron toda la tierra a causa de sus
errores, pero aquellos eran los días de más esplendor de su historia, momentos de poder y
de gloria.
El Espíritu de Dios ha querido inspirar desde los comienzos esta historia de los fracasos
para mostrarnos que siempre habrá una bendición para todos aquellos que la desean y están
preparados para sacrificarse por obtenerla.
Lo que debes hacer es preguntarte a ti mismo (a), si la deseas lo suficiente como para
adquirirla. Todos los cristiano deberían tener el deseo de expandir su conocimiento para
conocer más sobre la voluntad de Dios, y caminar gozándose en esta bendición.
Una cosa era entrar en la tierra, y otra muy diferente poseerla. Dios le dijo a Josué que fuera
valiente y saliese a poseerla (1:6-7, 9). Era la tierra de ellos, Dios se la había dado, pero
había que vencer a los enemigos y destruirlos antes de que pudieran disfrutarla. Había una
intención detrás, y era que tenían que imponer un diezmo para retornárselo a Dios. En
respuesta a él, había que ofrecerle los primeros frutos de la tierra.
5. Para que no me dañe o (para que no me cause dolor)
Es muy triste que las personas cedan al mal y luego sean traspasadas con muchos dolores (1
Ti 6:10). El Señor desea protegernos de todo esto, pero debemos caminar con él. Ya que
vivimos en una creación sujeta a una trivialidad, en un valle de dolores y lágrimas, de
manera que tarde o temprano viviremos aflicciones. Pero si confiamos y nos
encomendamos al Señor, no abra más dolor.
No podemos olvidarnos de Juan 10:28-29. Pues tenemos a Jesús como el buen pastor, en su
mano y en la del Padre, cada uno de nosotros se siente seguro. Nada nos puede arrebatar de
las manos del buen pastor o de las manos del padre.
El estar en las manos del padre y el buen pastor que es Jesús, tiene un poder infinito e
invencible, y las ovejas se sienten perfectamente a salvo.
La gran mayoría de los cristianos tenemos la costumbre de orar para que se nos fortalezca
para soportar las tentaciones del enemigo, y por la victoria sobre los ataques, pero seria
mucho más correcto y de mayor bendición orar para que esas tentaciones no llegarán y que
Dios mantuviera a raya al enemigo. La misma oración pronunciada por Jesús en el
momento que sus discípulos le solicitaron enseñanza, él dedica casi una cuarta parte a
solicitar liberación, (Mateo 6:13)“Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”.
Pablo aceptó de buen grado la respuesta de Dios, ya que quería experimentar en su vida el
poder maravilloso de Cristo y el de su resurrección.
La oración de Jabes, que seguramente tiene mucho que enseñarnos, fue contestada. El
versículo 10 acaba diciendo: “Y le otorgó Dios lo que pidió”. Dios escucha nuestras
oraciones, estemos seguros de ello, especialmente en relación con las bendiciones
espirituales y el crecimiento en la gracia. ¡Es el feliz mensaje que resuena con estas últimas
palabras y nos anima a seguir el ejemplo de Jabes!
La oración de Jabes destila la voluntad poderosa y perfecta de Dios para su futuro, porque
revela que nuestro Padre anhela darle mucho mas de lo que usted nunca pensó pedir.
Cómo aplicar la oración de Jabes en nuestras vidas.
Os desafío a que hagáis de la oración de Jabes una experiencia diaria, para ello podemos
hacer, como inicio, seis pasos:
1. Oremos como la oración de Jabes, cada mañana, manteniendo un registro del día
que iniciamos.
2. Escriba la oración de Jabes y colócala en un lugar visible para ti.
3. Medita en los apuntes que habrás tomado, por lo menos una vez a la semana.
4. Hable con alguien de confianza sobre este compromiso adquirido.
5. Comienza a elaborar un registro de los cambios que vas experimentando en tu
vida.
6. Comience a hacer la oración de Jabes, por tu familia, los hermanos en Cristo y
por tu Ciudad u otras cosas que desees.
Claramente esta que el repetir como un loro, esta oración no va a producir nada, solo lo que
creamos de corazón, eso sucederá.