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Carl Ransom Rogers (8 de enero de 1902 , Oak Park, Illinois , Estados Unidos - 4 de febrero de

1987, San Diego , California , Estados Unidos) influyente psicólogo en la historia estadounidense,
quien junto a Abraham Maslow llegaría a fundar el enfoque humanista en psicología. (Wikipedia,
2016)

Rogers supone la relación entre el cliente y el terapeuta como el elemento fundamental para que
se desarrolle el saneamiento del consultante. Mediante el uso de la escucha empática, la
congruencia propia del counselor y la aceptación incondicional, se intenta promover un ambiente
libre de amenazas donde el cliente pueda expresarse libremente. (ROGERS, Psicoterapia centrada
en el cliente, 1972)

Los aportes de Rogers a la educación

Rogers fue el padre de la no-directividad, según él, el clima psicológico de libertad favorecía el
desarrollo pleno del individuo, valoraba la empatía y la autenticidad. Todo el proceso educativo
debería entonces centrarse en el niño, no en el profesor, no en el contenido pragmático. Para
Rogers, los principios básicos de la enseñanza y del aprendizaje son: confianza en las
potencialidades humanas, pertinencia del asunto que va a ser aprendido o enseñado, aprendizaje
participativo, autoevaluación, autocrítica y aprendizaje del propio aprendizaje.

El aprendizaje sería tan profundo como importante para la totalidad de la persona que se educa:
no podemos enseñar a otra persona directamente de ahí la importancia al educador, o facilitador
del aprendizaje: él debería crear el clima inicial, comunicar confianza, aclarar, motivar con
congruencia y autenticidad, él llama a esto “comprensión empática”. (ROGERS, Orientación
psicológica y psicoterapia., 1978) (ROGERS, El proceso de convertirse en persona, 1979)

Para Rogers, el objetivo de la educación es ayudar a los alumnos a convertirse en individuos


capaces de tener iniciativa propia para la acción, responsables por sus acciones, que trabajaran
no para obtener la aprobación de los demás, sino para alcanzar sus propios objetivos. (ROGERS,
Orientación psicológica y psicoterapia., 1978)

TEORÍA DE LA PERSONALIDAD

Teoría de la personalidad de Rogers

Las proposiciones que están al comienzo de la serie son las más alejadas de la experiencia del
terapeuta y, por lo tanto, las más sospechosas, mientras que las que aparecen hacia el final se
acercan cada vez más al centro de nuestra experiencia.
A. Características del niño

1. Percibe su experiencia como una realidad.


2. Posee una tendencia innata a actualizar las potencialidades de su organismo.
3. Interactúa con su realidad en función de esa tendencia fundamental a la actualización.
4. En su interacción con la realidad, el individuo se comporta como una totalidad organizada
(gestalt).
5. Se inicia un proceso de valoración organísmica, en el que el individuo valora la experiencia al
tomar como criterio de referencia la tendencia actualizante.

B. El desarrollo del yo

1. Como consecuencia de la tendencia a la diferenciación


2. Como consecuencia de la interacción entre el organismo y el medio.

C. La necesidad de consideración positiva

1. A medida que se exterioriza la conciencia del yo, el individuo desarrolla una necesidad de
consideración positiva. La teoría no se interesa en saber si se trata de una necesidad innata o
adquirida. De acuerdo con Standal, que formuló este concepto, es una necesidad adquirida:
2. La satisfacción de esa necesidad se logra necesariamente por medio de las inferencias obtenidas
a partir del campo experencial de otra persona.
3. La satisfacción de esa necesidad se relaciona con una gama muy amplia de experiencias del
individuo.
4. El proceso desatisfacción de la necesidad de consideración positiva es recíproco, ya que cuando
el individuo se da cuenta de que satisface esa necesidad en otro, satisface, por eso mismo, su
propia necesidad de consideración positiva.
5. Los efectos de esa satisfacción son intensos en el sentido de que la consideración positiva
manifestada por cualquier persona se comunica, en aquel que es objeto de ella, al conjunto de la
consideración que éste experimenta hacia esta persona. (Wikipedia, 2016) (Gondra Rezóla, 1981)
APUNTES DE RESUMEN DE TEORÍA DE PERSONALIDAD
Después de haber estudiado con detalle los diversos aspectos de la teoría, vamos a resumirla tan
brevemente como sea posible. Se trata de una teoría fundada en la experiencia clínica de Carl
Rogers, y que busca con ahínco una confirmación empírica conforme a los módulos de la ciencia
psicológica. Pero al adoptar un punto de vista fenomenológico, y por tanto subjetivista, lleva
dentro de sí una fuerte dosis de anticientifismo. Esto agudizará, como veremos en capítulos
posteriores, el conflicto entre lo científico y lo subjetivo presente en Rogers desde sus primeros
comienzos, y, en todo caso, será un signo de su carácter contradictorio.

Por otra parte, es una teoría eminentemente práctica: está orientada a describir y explicar lo
sucedido en la terapia de Carl Rogers. De ahí que sea incompleta, y no tenga pretensiones
estructuralistas ni tampoco pretenda ofrecer una visión totalizante de toda la personalidad. Se
concentra en los aspectos de la misma relacionados con el cambio terapéutico, y no en la
estructura de la personalidad. En este sentido, es una teoría dinámica.

El «concepto del sí mismo» es un constructo fenomenológico. No es un «yo» agente —en sentido


psicoanalítico—. Es una porción del campo perceptual que va formándose a medida que la
persona interactúa con el medio ambiente. Es la propia imagen fenoménica del sujeto. Contiene
las percepciones, valores e ideales del individuo, organizadas en una configuración o gestalt que
tiene la particularidad de ser totalmente consciente.

Dentro de la dinámica de la personalidad, el «concepto del sí mismo» tiene la función de


seleccionar las percepciones del individuo y regular la conducta del mismo. El principio conforme
al cual se rechazan o admiten las experiencias en la consciencia es el de su consistencia o
congruencia con la «imagen de uno mismo». Aquellas experiencias coincidentes con el self son
aceptadas en la conciencia. Las que no lo sean pueden seguir un doble camino: o bien ser
distorsionadas, o bien ser totalmente negadas.

En el curso ordinario del desarrollo de la personalidad, no suele darse una consistencia o


coherencia plena entre el «concepto del sí mismo» y las experiencias del organismo. Al contrario,
la persona suele desarrollar un estado de incongruencia, o lo que es lo mismo, se divorcia de su
realidad orgánica. El conflicto reside en los primeros años de la infancia aunque no se especifica
cuándo. Debido a las actitudes evaluativas y poco aceptativas [sic] de los padres, el niño,
impulsado por una necesidad que primero es de conservar el amor paterno, y luego de conservar
su propia autoestima, desarrolla unas condiciones de valor o introyecta unos valores ajenos como
si fueran propios, y se ve forzado a rechazar ciertas experiencias satisfactorias y a distorsionar la
simbolización de otras. A partir del momento en que se produce la primera distorsión de la
experiencia, comienzan a sentarse las bases para la posterior incongruencia o discrepancia entre el
organismo y el «concepto del sí mismo». Este último va distanciándose cada vez más de las
experiencias reales de la persona, y los valores organísmicos van siendo substituidos por otros
valores extrínsecos recibidos de los demás.

En consecuencia, la conducta ya no intenta satisfacer las necesidades del organismo, sino que se
hace defensiva, es decir, intenta preservar la rígida «estructura del sí mismo», y, en consecuencia,
la tendencia actualizante no puede llevar a cabo la actualización del organismo y es desviada hacia
direcciones perversas. Se produce entonces la inadaptación psíquica. La persona que vive en tal
estado de incongruencia o de disociación es una persona que vive en estado de tensión. Frente a
la amenaza que le proporcionan las numerosas experiencias expulsadas de su conciencia,
reaccionará con angustia y conductas defensivas. Necesitará de una psicoterapia, la cual intentará
restablecer la congruencia entre el organismo y el self, mediante una reorganización de este
último.

De esta manera, la terapia centrada en el cliente recibe una explicación coherente. El terapeuta,
con vistas a facilitar esta reorganización, tendrá que poner unas condiciones de aceptación y
comprensión que subsanen de algún modo la falta de las mismas durante las primeras
experiencias de la infancia del cliente. Creando una atmósfera de libertad y seguridad, facilitará al
cliente el liberarse de la amenaza y explorar sus propias experiencias. Comprendiendo al cliente,
podrá facilitar la reorganización de todas sus experiencias en torno a un self más amplio, dúctil y
maleable.

La teoría de la personalidad concluye, por tanto, con los resultados de la psicoterapia, resultados
que ya fueron estudiados en el capítulo anterior. Es una teoría al servicio de una psicoterapia, y no
hay que buscar en ella ninguna otra cosa ajena a la misma. Sus méritos y sus defectos, son los
mismos que los de la terapia del Carl Rogers. (Gondra Rezóla, 1981)

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