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Historia del español. Fonética y fonología.

Tema 2
Este tema contiene los siguientes apartados:

1. El sistema vocálico del latín clásico


1.1. Los diez fonemas vocálicos
-El rasgo fonológico de la cantidad
-El rasgo concomitante del grado de abertura
1.2. Los diptongos
1.3. El acento. La ley de la penúltima

2. Hundimiento del sistema vocálico del latín clásico en el del latín vulgar
2.1. El proceso
2.2. Causas de la desfonologización de la cantidad

3. Sistema vocálico castellano


3.1. Evolución de las siete vocales del latín vulgar
-En sílaba tónica
-En sílaba átona no final
-En sílaba átona final

4. Consecuencias del hundimiento del sistema vocálico clásico en los hiatos con I, E, U.
4.1. La yod
-Procedimientos de formación de yod
-Conversión de los hiatos latinos en diptongos
1
-Vocalización de una consonante implosiva
-Síncopa de una vocal o consonante del latín clásico
-Metátesis de una vocal a la sílaba anterior
-Tipos de yod según Pidal
4.2. Influencia de la -I final
4.3. El elemento wau: procedimientos de formación
-Diptongo AU
-Vocalización de L implosiva
-Metátesis a la sílaba anterior
-Diptongación románica

5. El acento. desplazamientos acentuales


5.1. El acento de intensidad en las lenguas románicas y sus consecuencias en la estructura
silábica
5.2. Cambios de lugar del acento en castellano
-Positio debilis
-Transformación del diptongo en hiato
-Analogía de serie
5.3. Préstamo lingüístico y esquema acentual
1. El sistema vocálico del latín clásico
Como vimos en el tema 1, el latín clásico tenía un sistema vocálico de cinco vocales breves y
cinco largas. Según el lugar de articulación, había dos vocales anteriores o palatales (I, E), dos
posteriores o velares (U, O) y una media (A). Según su duración o cantidad, estas vocales se
organizaban en dos subsistemas, vocales largas y vocales breves.

No se sabe con seguridad cómo era la pronunciación de las largas, si eran combinaciones de dos
vocales breves o si la duración de una larga era menor que la de dos breves. La diferencia entre
la vocal larga y la vocal breve era, como vimos en el tema 1, fonológica (eran dos fonemas
diferentes a larga y a breve, e larga y e breve, etc., y por tanto distinguían significados): MĂLUM
'mal, malo' / MĀLUM 'manzana', MĔTO 'segar' / MĒTO 'medir', DĬCO 'dar a conocer', ‘dedicar’ /
DĪCO 'decir', PŎPŬLUS 'pueblo' / PŌPŬLUS 'chopo', LŬTUM 'barro' / LŪTUM 'color amarillo'.

Junto a la cantidad, parece que se daba en latín clásico otro rasgo, que entonces era redundante.
Este es el timbre: las vocales abiertas y sus correspondientes cerradas no se pronunciaban
exactamente igual. Eran más abiertas las vocales breves y más cerradas las largas. Esto sucedía
de manera natural como consecuencia de la diferente cantidad, pero no era distintivo, sino
acompañante y redundante.

Además, el latín clásico tenía tres diptongos: AE, OE, AU (AETAS, POENA, AURUM). Desde
antiguo se tendió a reducirlos (monoptongación). Hay rasgos dialectales osco-umbros que
apuntan en este sentido. Por ejemplo, las gens PLAUTIA y CLAUDIA se escribían también como
PLOTIA y CLODIA, en textos arcaicos por ejemplo y también como la versión plebeya del nombre.

El acento era un acento tonal o musical, quizá por influencia griega o más probablemente por 2
origen común (indoeuropeo). No existía en latín un acento de intensidad como el que
conocemos en las lenguas romances. El acento no era un rasgo distintivo. Su posición dependía
de la cantidad silábica (sílabas largas o sílabas breves). Según la “ley de la penúltima”, en una
palabra de tres o más sílabas, si la penúltima sílaba era larga, el acento recaía sobre ella. Si la
penúltima sílaba era breve, el acento pasaba a la antepenúltima.

El latín no tenía palabras agudas, excepto algunos adverbios, como ILLIC, el demostrativo arcaico
ILLIC ILLAEC ILLOC (o -UC), y algunos helenismos, nombres propios principalmente (COLOPHON).

Las sílabas largas podían serlo por naturaleza o por posición. Era larga toda sílaba que tenía una
vocal larga o que era trabada, y eran breves todas las demás.

En las palabras más largas el latín debió desarrollar un sistema de acentos secundarios parecido
al del español (por ejemplo en èstupénda), según el sistema tónica/átona/contratónica, que
dejó más “desprotegidas” las vocales de las sílabas anterior y posterior a la tónica y protegió
otras. Por ejemplo en HUMÌLITÁTE se perdió la I pretónica, pero no la anterior a ella (que sería
contratónica).

2. Hundimiento del sistema vocálico del latín clásico en el del latín


vulgar
2.1. El proceso
Como ya explicamos en el tema 1 y recordamos brevemente aquí, en latín vulgar se da un
cambio en el sistema vocálico que lo revoluciona por completo: se sustituye como rasgo
distintivo o pertinente fonológicamente la cantidad por la abertura. La cantidad ya no será
distintiva, y pasará a serlo el carácter abierto/cerrado (que antes existía, pero no era relevante
para distinguir significados). Así, la oposición PŎPŬLUS 'pueblo' / PŌPŬLUS 'chopo' se sustituyó
por POPŬLUS 'pueblo', con o abierta / PŌPŬLUS 'chopo', con o cerrada.

Al mismo tiempo, se produce un cambio de acento tonal a acento de intensidad. Esto pudo
ocurrir por superestrato germánico.

¿Cuándo sucedió este cambio? Parece que en unas zonas antes que otras. Por el testimonio de
los gramáticos se dice que la cantidad se pierde en los SS. V-VI d. C., pero esta fecha es
demasiado tardía: los gramáticos defienden la norma, y esta es muy conservadora. Es probable
que en el uso habitual la distinción breve-larga se perdiera en los siglos II-III.

2.2. Causas de la desfonologización de la cantidad


¿Por qué sucedió este cambio? ¿Qué razones llevaron a la desfonologización de la cantidad
vocálica, a que no fuera ya significativa para distinguir significados? Hay varias hipótesis:

-Una explicación formulada por Novak, desarrollada por Haudricourt-Juilland y aceptada por
Lüdke es que existía un sistema bastante estable de vocales largas y breves (con oposición
fonológica entre ellas) que había desarrollado un rasgo “acompañante” de abertura (la e breve
se había hecho algo más abierta y la e larga algo más cerrada, etc., como vimos). En ese
momento, los diptongos AE OE AU empezaron a monoptongar: AE> e, oe>e, au>o (vocales
largas, lógicamente). Este fenómeno se ve ya en Pompeya (estaba sucediendo antes de 79 d.C.)1.
Al monoptongar AE surge una /e/ problemática, que no se puede incardinar en el sistema,
porque es larga (por proceder de un diptongo), pero abierta. Este nuevo fonema /e/ rompe el
sistema clásico y va a dar lugar a una nueva organización de oposiciones, donde lo relevante va
a ser no la cantidad sino la abertura. Al perderse la cantidad o longitud vocálica, se simplifica el
sistema: A no puede dar lugar a un fonema abierto y otro cerrado, y también la distinción en
3
cinco grados de abertura se simplifica y pasa a cuatro grados (es decir, no habrá i cerrada, i
abierta, e cerrada, e abierta, sino i, e cerrada, e abierta; y lo mismo para u-o). Esta simplificación
puede ser en parte debida al surgimiento del acento de intensidad (ver abajo).

Esta imagen resume el cambio ocurrido:

1
En las inscripciones de Pompeya (siglo I d. C.) ya no se respeta siempre la oposición de la cantidad.
Especialmente claros son los casos en que se ve una AE ultracorrecta en lugar de E breve (*advaentu por
adventu, esp. adviento, o *vicinae por vicine (vocativo)). Esto prueba la monoptongación y la confusión
entre larga y breve.
Este es el sistema de 7 vocales con cuatro grados de abertura frente a los tres del latín clásico
(que distinguía cantidad vocálica y no dependía de la abertura). Lo pertinente ahora es el grado
de abertura. Este sistema está en la base de todas las lenguas de la ROMANIA OCCIDENTAL.

Como consecuencia de la pérdida de la cantidad, el acento deja de estar definido por la cantidad
vocálica y se hace fonológicamente distintivo. Con este proceso se asocia el que el acento deje 4
de ser tonal y se haga de intensidad: se realza la sílaba tónica, en detrimento de las demás, las
átonas, que se debilitan. Toda vocal tónica tiende a alargarse, y toda vocal átona se debilita, y
se hace breve, con lo cual fue difícil mantener cuatro grados de abertura en sílaba átona. Esto
hace que el sistema visto se conserve en sílaba tónica, pero no en sílaba átona.

Otros lingüistas como Weinrich y Michelena han defendido que un hecho particular como la
monoptongación de AE no pudo tener tan enormes consencuencias. Weinrich pone en relación
cantidad vocálica y consonántica. Igual que hablamos de cantidad vocálica, podemos hablar de
cantidad consonántica: simples frente a geminadas (largas). Hay 4 combinaciones posibles de
ambas cantidades:

VOCAL BREVE + CONSONANTE BREVE : focu (fuego)

VOCAL BREVE + CONSONANTE LARGA : mollis (muelle)

VOCAL LARGA + CONSONANTE BREVE : cupa (cuba)

VOCAL LARGA + CONSONANTE LARGA : stella (estrella)

Pero desde antiguo existía un proceso que llevaba a hacer depender una cantidad de la otra.
Empezaron a desaparecer las series vocal larga + consonante larga y vocal breve + consonante
breve. Esto puede conseguirse en principio alargando la vocal. Ahora solo se dan dos tipos: vocal
breve + consonante larga y vocal larga + consonante breve. ¿Qué ocurre? Que entonces la
cantidad vocálica ya no es un rasgo fonológico, sino simplemente fonético, condicionado por la
cantidad consonántica: si la consonante que sigue es larga, la vocal será automáticamente breve,
y viceversa. La cantidad ya no distingue. ¿Se dio simplemente una simplificación del sistema,
que eliminó la distinción larga-breve y se quedó con solo cinco vocales? Así debió pasar en
algunas zonas: por ejemplo el sardo tiene cinco vocales, i, e, a, o, u, y también muestran este
sistema los préstamos del latín al vasco. Pero en otras lenguas interviene el que en latín clásico
era rasgo concomitante: el grado de apertura (como ya veíamos).

Pero mantener un sistema con 5 grados de abertura comporta una difícil diferenciación
fonológica. Por eso se da una simplificación por confluencia de e cerrada y i abierta, y de o
cerrada y u abierta. Así se da un cambio a un sistema de 4 grados de abertura.

Estas 7 vocales son fonológicamente abiertas o cerradas, y fonéticamente ahora son largas o
breves, pero condicionadas por el acento: son largas en sílaba tónica y libre y breves en los
rasgos opuestos, es decir, en sílaba átona y trabada. En gallego-portugués y catalán el sistema
actual es básicamente este de las 7 vocales del latín vulgar. Ya se verá de dónde deriva el sistema
de 5 vocales del castellano.

3. Sistema vocálico romance hispano


En castellano y en leonés, este sistema de las 7 tuvo una evolución posterior. Se produjo una
diptongación de la E abierta y de la O abierta2 en sílaba tónica.

E abierta tónica > ie

O abierta tónica > uo/ue

Podría decirse, por tanto, que en sílaba tónica se mantuvo, en castellano y leonés, la oposición
entre e abierta y cerrada, y o abierta y cerrada, pero con otros elementos. Las oposiciones
fonológicas no varían (VENIT / VENIT > viene / vine). 5
En sílaba átona, se dio una pronunciación relajada. Se perdió la diferencia entre la e abierta y la
e cerrada, y entre la o abierta y la o cerrada. Además, muchas vocales átonas se perdieron por
síncopa. En sílaba átona final, la relajación en la pronunciación es aún mayor, y dejó de haber
ies finales átonas y ues finales átonas. El castellano solo tiene como vocales finales átonas e, a,
o. Son rarísimas i, u finales. Son infrecuentes i, u finales incluso tónicas: solo se dan en formas
verbales (di, vendí), pronombres (mí, ti) y préstamos (tabú, penalti).

Esta tabla resume lo sucedido:

Latín vulgar castellano, sílaba castellano, sílaba castellano, sílaba


tónica átona átona final
U u u
O cerrada o o o
O abierta ue
A a a a
E abierta ie
E cerrada e e e
I i i

2
E y O abiertas procedían de E y O breves, salvo las que procedían de AE que dio también E abierta.
4. Consecuencias del hundimiento del sistema vocálico clásico en
los hiatos con I, E, U
En latín clásico no existían la /i/ y /u/ semiconsonánticas y semivocálicas que existen en los
diptongos en español. En el paso del latín al latín vulgar y al castellano, surgen numerosos casos
que tienen mucha importancia en la evolución fonética.

A lo largo de la asignatura, llamaremos yod a la I semivocálica o semiconsonántica y wau a la U


semivocálica o semiconsonántica.

4. La yod
¿Cómo surge una yod?
1) Cuando un hiato latino se convierte en un diptongo: FI-LI-US> FI-LIUS, VI-NE-A > VI-NIA. En la
Appendix Probi3 se muestra la palabra clásica a veces en forma ultracorrecta (que demuestra
que existía la tendencia contraria, es decir, que se tendía a la yod, y que algunas personas
intentaban corregir la tendencia incluso en palabras equivocadas4): se dice "ostia non ostea" (se
dice “ostia”, no “ostea”). ¿Qué efecto tiene la yod sobre la consonante que la precede? La
palataliza.

2) Cuando se vocaliza la consonante velar implosiva K (o la /k/ de /ks/ en X): TAXU > TAISU,
MATAXA> MATAISA, NOCTE> NOITE (en castellano del siglo XIX: faición por facción).

3) Cuando se pierde una vocal o consonante del latín clásico (yod por síncopa): PLANTAGINE >
PLANTAINE > llantén (una planta). SARTAGINE > SARTAINE > sartén.

4) Cuando se produce una metátesis (cambio de orden) de una vocal a la sílaba anterior. Pasa 6
mucho con el sufijo ARIU, ARIA > AIRU, AIRA > ero, era. CALDARIA > CALDAIRA > caldera; (VIA)
CARRARIA > CARRAIRA > carrera; RIPARIA > RIPAIRA > ribera; CARPENTARIUS > CARPENTAIRUS
> carpintero; BASIU > BAISU > beso. Esta yod cierra un grado a la vocal con la que está en
contacto (esto se denomina inflexión), concretamente a la vocal que le precede.

Es importante señalar que la yod impide la diptongación en castellano de las vocales tónicas E y
O procedentes de breve/abierta: NOCTE > noite > noche (no nueche), COCTO > coito > cocho
(no cuecho).

Grupos de yod según Ramón Menéndez Pidal (clasificados por antigüedad)


1) Yod primera: Se da en las secuencias latinas vulgares t+yod y k+yod (TRIS-TI-TI-A > TRIS-TI-TIA
> tristeza; LU-TE-A ‘de lodo’ > LU-TIA > loça > loza). La yod palataliza o asibila la /t/ y /k/. Esto se

3
La Appendix Probi (también llamada en masculino, pero Appendix es sustantivo femenino en latín) es
un documento añadido a una obra escrita por el gramático Marco Valerio Probo en el siglo III o IV d. C.
No es parte de la obra de Probo y no se sabe exactamente cuándo fue compuesto; el único manuscrito
conservado es el siglo VII u VIII.
“El Appendix contiene una lista de errores comunes en el latín escrito de su tiempo. Entre estos errores
se pueden observar tendencias de la gramática y pronunciación del vernáculo contemporáneo,
encaminado a convertirse en los varios idiomas romances. Las correcciones del autor presentan una
pista de cómo el latín iba evolucionando en ese entonces. Por ejemplo, la corrección PASSIM NON PASSI
("passim, no passi") o NVMQVAM NON NVMQVA ("numquam, no numqua") le dice al lector que la
palabra se debe escribir con una M al final. El hecho de que este fuera un error común sugiere que la M
no representaba ya ningún sonido. Muchos de estos errores se volverían después parte estándar de
varios idiomas romances, como por ejemplo nunca en español.” (Wikipedia, s. v. Appendix Probi).
4
Como sucede hoy: *linia (conversión de hiato en diptongo por relajación de la pronunciación) vs.
*espúreo (falsa corrección del error que sí sucede en *linia pero no en espurio).
debió pronunciar como /ds/ o /ts/ en latín vulgar. En castellano medieval da una sibilante dental
sorda o sonora. Esta yod no influye en la vocal. Más ejemplos: LAN-CE-A > LAN-CIA > lança >
lanza; PLA-TE-A > PLA-TIA > plaça > plaza.

2) Yod segunda: Pidal distingue dos subgrupos.

Yod segunda, subgrupo primero: la que surge de L+yod (FI-LIU) y en los grupos secundarios K'L,
-G'L, T'L. Grupo secundario quiere decir que surge por una síncopa o caída de un sonido (no
existía así el grupo en latín clásico). Las abundancia de diminutivos esdrújulos en latín vulgar y
la síncopa generalizada de la vocal postólica en las esdrújulas originan muchos casos de estos
grupos secundarios. Ejemplos de este tipo de yod: FILIU > fijo; OCULU > OC’LU > ojo; VETULU >
VET’LU > viejo; REGULA > REG’LA > reja. En castellano da una prepalatal fricativa o africada
sonora, que se escribía con g o con j (aunque antes hubo otras grafías, como gh o ih).

Yod segunda, subgrupo segundo: los contextos son N+yod, GN, NG: VI-NE-A > VI-NIA > viña;
SOM-NI-U > SOM-NIU > sueño; CU-NE-A > CU-NIA > cuña; A-RA-NE-A > A-RA-NIA > araña; LIGNA
> leña; LONGE > lueñe.

3) Yod tercera: esta se divide de nuevo en dos grupos:

Yod tercera, subgrupo primero: surge de los contextos -D+yod- y -G+yod-: RA-DI-A > RA-DIA >
raya; PO-DI-U > _______ > _______; FAGEA > ______> ______; CO-RRI-GI-A > CO-RRI-GIA >
correya > correa.

Yod tercera, subgrupo segundo: surge de los contextos M+yod y B+yod (V+yod). Sus resultados
son vacilantes: a veces palataliza la consonante, a veces se mantiene la consonante y la yod (en
un diptongo). VINDEMIA> vendimia (se mantiene el diptongo, inflexión de la vocal previa);
7
B+yod > -y- o -bi-: FOVEA > ______ > _____, RUBEU > ____ o royo (PENNARUBEA> Peñarroya).

4) Yod cuarta. Es la que más influye sobre las vocales. Tiene tres grandes grupos:

Yod cuarta, subgrupo primero: se da una vocalización de una consonante final de sílaba. Esta
yod produce una palatalización de la consonante posterior y una inflexión de la vocal anterior
(si es posible):

-KT-: FACTU > FAITU > ______; DICTU > _____; LACTE > ______ > ______

-ULT-> uit > uch: MULTUM ______ > ______; AUSCULTARE > ______ > ______; COLTELLU >
______ > cuchillo.

-KS-: TAXU (/tak-su/) > TAISU > texo > tejo, MATAXA > ______ > _______ > ________.

-GR- > -ir- INTEGRU> enteiro > entero (vocalización).

Yod cuarta, subgrupo segundo: se da una metátesis de la i, que luego, como yod, inflexiona
(cierra) la vocal a la que sigue.

-R+yod-> -ir- CALDARIA, RIPARIA

-S+yod-> -is- BASIU

-P+yod > -ip- SAPIAS > saipas > sepas

Yod cuarta, subgrupo tercero: es producida por síncopa, luego la yod resultante inflexiona la
vocal a la que sigue:
MAI(O)RINU > MAIRINU > _________; SARTA(G)INE > ________ > _________; AMA(V)I > amai
> _____.

En tabla resumen:

Tipo de yod Secuencias Su resultado Ejemplos ¿Afecta a una ¿Afecta a una


donde se da castellano consonante? vocal?
medieval
Primera T+yod ç/z LAN-CE-A > sí, afecta a T y K no
K+yod (sibilante dental LAN-CIA asibilándolas
sorda o sonora) TRIS-TI-TI-A
> TRIS-TI-TIA
Segunda, L+yod g/j FŎ-LI-A > FŎ- sí, afecta a L impide la
subgrupo K’L, G’L, T’L5 (prepalatal LIA palatalizándola diptongación
primero fricativa o ŎCULU > de Ĕ (a veces)
africada sonora) ŎC’LU > yŎ
OILU
Segunda, N+yod ñ / nn SOM-NI-U > sí, afecta a N impide la
subgrupo GN (palatal nasal SO-NIU palatalizándola diptongación
segundo NG sonora) PUGNU > de Ĕ
PUINU >
puño
LONGE
Tercera, D+yod y6 PŎ-DI-U > sí, afecta a D y G impide la
subgrupo G+yod (palatal fricativa PŎ-DIU y las convierte diptongación
primero sonora) FA-GE-A >
FA-GIA
en palatales de Ĕ y Ŏ 8
Tercera, M+yod y/ conservación VIN-DE-MI-A sí, puede afectar impide la
subgrupo B+yod (palatal fricativa > VIN-DE- a M, B, V y diptongación
segundo V+yod sonora / lo que MIA convertirlas en de Ĕ y Ŏ
había antes) HA-BE-AT > palatales (o no
HA-BIAT > hacerlo)
haya
FO-VE-A >
FO-VIA >
hoya
Cuarta, KT > IT ch (palatal LACTE > sí, la yod sí, la yod
subgrupo ULT > UIT africada sorda) LAITE > leche procedente de la inflexiona
primero MULTU > vocalización (cierra) la A
MUITO > afecta a la T anterior;
mucho palatalizándola impide la
diptongación
de Ĕ y Ŏ
KS x (prepalatal TAXU > sí, la yod sí, la yod
fricativa sorda) TAISU > texo procedente de la inflexiona
vocalización (cierra) la A
afecta a la S anterior;
palatalizándola impide la
diptongación
de Ĕ y Ŏ

5
Estos tres son grupos secundarios que surgen por caída de una vocal.
6
A veces esta palatal y se pierde más tarde.
Cuarta, R+yod > IR e (inflexión de a) CALDARIA > no sí, tras la
subgrupo S+yod > IS CALDAIRA metátesis la
segundo P+yod > IP BASIU > yod inflexiona
BAISU a la vocal
SAPIAS > anterior
SAIPAS
Cuarta, distintos e (inflexión de a) MAI(O)RINU no sí, tras la
subgrupo contextos en > merino síncopa la yod
tercero que se SARTA(G)INE inflexiona a la
produce > sartén vocal anterior
síncopa AMA(V)I >
amé

4.2. Influencia de la -I final


La -I final latina puede inflexionar también vocales (cerrarlas en un grado), pero en menor grado
que la yod. La -I final latina se da en los verbos: VENI > vine.

4.3. Influencia del elemento wau (u semivocálica o semiconsonántica)


Es mucho menos numeroso que la yod. Es importante sobre todo en contacto con A.

1) TAURUS > toro, AURU > oro. Este diptongo monoptonga.

2) A veces el diptongo -au- es secundario, derivado de AL. ALTERU > autro > otro; ALTARIU >
autairo > ______; SALTU> _____ > ______. Esta evolución no se da siempre (ALTU > alto).

3) A veces la wau surge por metátesis de un elemento a la sílaba anterior: SAPUI > saupe > sope
> supe. VIDUA > _______.
9
4) El último tipo de wau es el procedente de la diptongación románica: FOCU> fuego, PORTU>
puerto. Se conserva como semiconsonante. A veces se ha producido inflexión de una vocal:
VARIOLA > vairuela > veruela > viruela.

5. Desplazamientos acentuales en español


5.1. El nuevo acento de intensidad de las lenguas románicas y sus consecuencias
en la estructura silábica
En general el acento latino suele conservar el mismo lugar en las lenguas románicas. En francés
se ha producido una erosión máxima de la palabra, que queda reducida a veces a la sílaba tónica
a veces: p. ej. SECURUS > it. sicuro, esp. seguro, fr. seur > sûr. El español está a medio camino
entre el francés y el italiano en lo que respecta a erosión de la palabra.

Se conserva en algunas palabras sólo la sílaba tónica: DOMINU > don (posición proclítica), pero
también dueño. Los cambios de posición del acento son escasos, y suelen darse por cruces o
interferencias con otras palabras: CERCINE > CERCÉN por cruce con CERCENAR, o bien por
ultracorrección (la palabra parece “más latina” si es esdrújula): MEDULLA > meollo. El cultismo
medula puede ser llano o esdrújulo en Quevedo “medulas que han gloriosamente ardido”, según
la interpretación.

En los helenismos hay vacilaciones: hipérbaton o hiperbatón, magnetófono o magnetofón. Y en


los compuestos, hectográmo o hectógramo. Un importante factor de cambio en la estructura
fonológica del español podría venir de la adaptación de extranjerismos en los siglos XVIII y XIX.
Por ejemplo, hay más palabras agudas (oxítonas) por influencia del francés, cuando la tendencia
del español es a la acentuación llana (paroxítona): español clásico Moscovia frente a Moscú por
influencia francesa. Golías (español clásico) / Goliat (influencia de las traducciones bíblicas a
través del francés).

5.2. Cambios de lugar del acento en latín vulgar y castellano


1) “Positio debilis”. El latín clásico en principio no consideraba trabada la penúltima sílaba de IN-
TE-GRU, TE-NE-BRAE, que por tener vocal breve se pronunciaban como esdrújulas. Sin embargo,
después debió darse la división silábica IN-TEG-RUM, TE-NEB-RAE. Por ser trabada, la penúltima
sílaba se hace larga, y el acento recayó sobre ella. Así se explica el acento español y portugués
de estas palabras: IN-TEG-RU > _______; TE-NEB-RA > _________.

Esta variación del acento se da mucho en la métrica latina, que utiliza la posibilidad para colocar
las palabras en diferentes contextos (larga-larga-breve, larga-breve-breve, etc.). Una de las dos
soluciones (la de IN-TE-GRU) era quizá la preponderante en latín clásico, y la otra (la de IN-TEG-
RU) se generalizó en latín vulgar.

2) Otro motivo de cambio en la posición del acento es la tendencia del latín vulgar, y en parte
del romance castellano, a evitar los hiatos. Por ejemplo: MU-LI-E-RE > MU-LIE-RE > muger. En
castellano medieval REGINA > re-í-na > reina; RUGITU > ro-í-do > ruido.

3) Otro motivo de cambio en la posición del acento es la analogía. Por ejemplo DIES MERCURII
pasa a MERCURI> MIÉRCOLES (diptongación y disimilación) por analogía con (DIES) VENERIS
(por la misma razón añade una -s).

Un caso de analogía con la serie AMO - AMARE, MONEO - MONERE es el cambio de FACERE A
FACERE, de donde FAZÉR med., mod. HACÉR. 10
También hay que citar la alternancia en castellano medieval entre perfecto fuerte y débil. El
proceso histórico ha primado a los perfectos débiles o regulares. Desde el principio, los débiles
fueron más frecuentes (cantó, preguntó, demandó, sanó, etc. etc.), y esto atrajo a otros: fuxo >
fuyó, crovo > creyó. Muchos perfectos fuertes resistieron por tratarse de verbos muy usados:
ovo, dixo, traxo, sopo, etc.

4) En general el latín clásico acentúa las palabras griegas según su propio sistema: parabolé >
> PARABOLA > fr. PAROLE, cat. PARAULA, esp. PALABRA, debido a que se rige para la colocación
del acento no por el acento griego, sino por la cantidad de la penúltima sílaba.

5.3. Préstamo lingüístico y esquema acentual


Entre las palabras patrimoniales, abundaban las llanas, eran más infrecuentes las agudas (salvo
en las formas verbales) y muy raras las esdrújulas (por la síncopa casi general que se había
producido). Mediante distintos préstamos, el esquema acentual se fue enriqueciendo a lo largo
de la Edad Media y de la Edad Moderna:

-cultismos procedentes del griego y el latín trajeron gran cantidad de esdrújulas: púrpura,
altísimo (el sufijo -ísimo se hace más frecuente en el XV, pero como atributos de Dios ya existía
altísimo y otras pocas formas anteriormente),

-arabismos con -i tónica final traen adjetivos y sustantivos oxítonos: jabalí, albañí/albañil,
guadamecí, ceutí...

-como se ha dicho, ya posteriormente, préstamos del francés suponen la llegada de voces


agudas (a veces, la sustitución de voces llanas por voces agudas).

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