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Reseña “Relación entre familia y escuela. Dos contextos de desarrollo trascendentales”

Presentado por:

INGRID

Presentado a la tutor(@):

Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD

Escuela Ciencias Sociales, Artes y Humanidades

Programa Psicología - Curso Acción Psicosocial y Educación

Noviembre de 2017
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Reseña “Relación entre familia y escuela. Dos contextos de desarrollo trascendentales”

Ideas fuerza Contrastes teóricos


La familia y la La perspectiva ecológica sobre el desarrollo humano (Bronfenbrenner, 1987) ha
escuela son dos evidenciado, desde su noción de microsistema que el desarrollo infantil es el
contextos resultado de los “retos” y “desafíos” con que se enfrentan los niños y las niñas
fundamentales en el que les inducen a ir más allá de sus capacidades actuales. Estos aparecen en el
desarrollo humano. ámbito de la resolución de las tareas en que se implican, de modo que en su
(Página 57) realización conjunta con otras personas aprenden las habilidades, los
conocimientos, los valores y las actitudes necesarias para resolverlas
individualmente. Bronfenbrenner (1987) añadió una nueva idea de enorme
interés para comprender el desarrollo humano. Nos referimos a su noción de
mesosistema. En sus palabras, “un mesosistema comprende las interrelaciones de
dos o más entornos en los que la persona en desarrollo participa activamente -por
ejemplo, para un niño, las relaciones entre el hogar, la escuela y el grupo de
pares del barrio.
Referencia Bibliográfica
Vila, I. (1998). Familia y escuela: dos contextos y un solo niño. Departamento de
Psicología. Universidad de Girona. Tomado de:
https://www.researchgate.net/profile/vila_ignasi/publication/264419965_familia
_y_escuela_dos_contextos_y_un_solo_nino/links/53dd20500cf216e4210c19e0/f
amilia-y-escuela-dos-contextos-y-un-solo-nino.pdf
*La familia y la El artículo “Familia y Escuela, dos contextos y un solo niño” Vila (1998)
escuela comparten menciona que la diversidad, que tiene su origen en la familia se plasma en el
objetivos comunes contexto escolar y, por tanto, hacer de la escuela un contexto de desarrollo
en relación a la significa adaptarla a dicha diversidad de modo que cada niña y cada niño,
formación integral independientemente de sus características y de sus conocimientos, reciba las
de niños y niñas de ayudas necesarias para promover su desarrollo. Evidentemente, adaptar la
acuerdo a las escuela a la diversidad infantil implica, entre otras cosas, conocer al niño y,
características quien mejor que la familia, para que pueda aportar los datos relevantes para ello,
individuales dentro lo cual significa unas relaciones de cualidad francas, basadas en el respeto
de un contexto de mutuo.
valores y creencias Referencia Bibliográfica
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diversas. (Página Vila, I. (1998). Familia y escuela: dos contextos y un solo niño. Departamento de
57) Psicología. Universidad de Girona. Tomado de:
https://www.researchgate.net/profile/vila_ignasi/publication/264419965_familia
_y_escuela_dos_contextos_y_un_solo_nino/links/53dd20500cf216e4210c19e0/f
amilia-y-escuela-dos-contextos-y-un-solo-nino.pdf
*La familia y la Si bien la familia es el primer mundo social del niño y la niña en sus primeros
escuela son dos años de vida, actualmente la familia ya no desempeña el rol socializador
contextos totalizante que le correspondió en otras épocas. Hoy en día otros agentes sociales
socializadores han asumido muchas de las funciones que antes correspondían a la familia. Uno
diferentes, donde de estos agentes es la escuela. La escuela, como institución social encargada de
los niños y las llevar a cabo la educación en forma organizada, apoyada por planes y programas
niñas viven de estudios impartidos en diferentes niveles
experiencias De este modo, la escuela pretende formar al educando para que realice diferentes
diversas y se papeles en la vida social ya que desarrollará sus aptitudes físicas, morales y
comportan de mentales. Por lo tanto, ayuda a formar una personalidad bien definida, lo cual
forma distinta en contribuirá a que logre una mejor convivencia social. Así, la escuela juega un
cada uno de los importante papel en la preparación de los niños y las niñas para la vida adulta,
contextos. Los dos especialmente en las sociedades altamente industrializadas y modernas, en donde
contextos deben las funciones productivas son muy complejas y extensas como para permanecer
estar dentro de los marcos de la familia. De esta forma, en la escuela los niños y niñas
interconectados y tienen la posibilidad de enfrentarse a una diversidad social más amplia (Gilbert
coordinados para 1997).
garantizar el buen Referencia Bibliográfica
ajuste psicológico y Villarroel, G. Sánchez, X. Relación Familia y Escuela: Un estudio comparativo
académico de los en la ruralidad. Estudios Pedagógicos. N.28 Valdivia 2002. Tomado de:
niños y las niñas. Http://Www.Scielo.Cl/Scielo.Php?Script=Sci_Arttext&Pid=S0718-
(Página 57) 07052002000100007

*La escuela debe Las familias, los propios estudiantes o los profesores pueden tener puntos de
propiciar vista diferentes en función de sus experiencias de inclusión. Estas opiniones y
estrategias de reacciones pueden incidir en el papel que juega la familia, en la implementación
relación exitosa de programas de inclusión y, en esta línea, en el establecimiento de una
bidireccional que interacción significativa entre la escuela y la familia (Salend y Garrick Duhaney,
genere vínculo con 2002). Las familias son un recurso valioso para obtener información sobre este
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las familias para el proceso. Además, conocer sus preocupaciones, permite comprender mejor sus
logro de las metas posturas ante determinadas situaciones. En esta línea debemos comprender y
comunes en el considerar las peculiaridades de las familias del centro, las cosas que les
proceso de preocupan y las necesidades de las que, por ejemplo, tienen un hijo con
formación integral discapacidad, que en algunos aspectos pueden ser iguales, pero en otros
de los niños y las diferentes a las de aquellas que no se encuentran en esta situación (Salend,
niñas. (Página 58) 2006).
Por ello, es importante preocuparnos por considerar su opinión a la hora de
evaluar proyectos inclusivos y establecer líneas de mejora. Si alguno de los
grupos pertenecientes a la comunidad educativa, como es el caso de la familia,
no conoce o se siente ajeno a los objetivos de la escuela, probablemente se
convertirán en una obstáculo para su progreso y difícilmente podremos
implicarle en la misma (Mollet y Tort, 2008). Pese a reconocerse desde todos
los ámbitos la importancia de la relación entre la familia y la escuela, como
señalan los autores anteriores, debemos avanzar de forma clara y ambiciosa
hacia la búsqueda de fórmulas de corresponsabilidad y participación de las
familias en la misma, planificando su desarrollo en espacios y con mecanismos
concretos.
La escuela tiene que reconocer que la familia quiere lo mejor para sus hijos e
hijas, aunque haya desacuerdos en la adecuación de sus respuestas. Asimismo, la
familia debe confiar en la escuela como un sistema importante de ayuda a la
educación de sus hijos. Para ello, es primordial hablar, identificar los puntos de
acuerdo y desacuerdo para que, desde una relación de respeto mutuo, se pueda
potenciar la colaboración de la familia y favorecer la confianza y la
comunicación frente a la desconfianza y el recelo (Comellas, 2009).
Referencia Bibliográfica
Parrellada C. y Martí, L. (2008). El sentido de la participación de los padres en el
marco de una escuela inclusiva. Cuadernos de Pedagogía, 378, 70 -73. Tomado
de:
http://www.ite.educacion.es/formacion/materiales/126/cd/unidad_10/mo10_el_s
entido_de_la_participacion.htm
*La escuela debe Smylie y colaboradores, en una investigación realizada en 1996, señalan:
ser un facilitador de “Estructuras de participación bien implementadas generaban un renovado
estrategias de entusiasmo y esfuerzo de los docentes, mientras que pobremente implementadas
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participación de las provocaban sobrecarga de trabajo, conflictos de rol y tensiones con los otros
familias en la vida docentes y directivos”. Sin embargo, en otra investigación realizada por Malen y
escolar. (Página 59) Ogawa en Estados Unidos, plantea que para que ocurra una real participación,
cualquiera sea la clase social, nivel de escolaridad u otros, es preciso generar
cambios profundos en tres aspectos: a) creencias y sentidos comunes
compartidos entre los educadores en relación con la participación de las familias;
b) respecto de las relaciones de poder que se dan en las escuelas o programas
educativos, organizaciones de madres, padres y comunidades escolares, y c) en
las lógicas de las familias respecto de su relación con la institución educativa.
Referencia Bibliográfica
UNESCO. Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe
OREALC / UNESCO Santiago (2004). Participación de las Familias en la
Educación Infantil Latinoamericana. Tomado de:
http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001390/139030s.pdf

Reseña

Muñoz, V.; López, I. y Jiménez, I. (2014), nos presentan “La relación entre familia y escuela.

Dos contextos de desarrollo trascendentales, del Manual de psicología del desarrollo aplicada a

la educación; en este sentido, comparto ampliamente sus ideas dado que la familia y la escuela

son dos ejes fundamentales en el desarrollo humano, y tal como lo menciona Bronfenbrenner

(1987) en la teoría ecológica sobre el desarrollo y el cambio de conducta en el individuo a través

de su teoría de sistemas, ambiente que influyen en el sujeto y en su cambio de desarrollo.

Me llama también la atención, la tesis de que la escuela debe ser al tiempo, “espejo y

ventana” de la diversidad familiar. Por un lado, debe ser un espejo en el cual todos los niños y las

niñas puedan ver reflejadas, reconocidas y apreciadas sus propias experiencias familiares, dado

que constituyen un elemento absolutamente nuclear en su identidad. Por esta razón se hace

imprescindible que la escuela las reconozca y acoja para que se sientan seguros en ella. Por otro
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lado, la escuela también debe ser una ventana abierta a las vidas y experiencias familiares de

otras personas, puesto que ello facilita que niños y niñas amplíen su mirada y cultiven actitudes

de tolerancia, respeto y aprecio por la diversidad.

Dado lo anterior, resalto entonces, que la institución educativa comparte la gran

responsabilidad de educar y por lo tanto, debe contar con una actitud de respeto, apertura,

disponibilidad, escucha, cercanía, apoyo, entre otras actitudes, que generan lazos de confianza y

trabajo cooperativo, sin prejuicios ni discriminación alguna, pues aún hoy vemos referentes

familiares convencionales arraigados a tradiciones y prejuicios que no corresponden a las

dinámicas relacionales de la realidad social del momento, y por ello, la tarea de encaminar los

procesos educativos adecuados en los dos contextos de desarrollo psicosocial de los individuos.

Considero que la familia y la escuela deben ser socios estratégicos para impulsar habilidades

emocionales, sociales, cognitivas, comunicativas, relacionales, entre otras capacidades, que le

aporten al individuo un desarrollo armónico, feliz y de formación integral acorde a las realidades

contextuales vigentes.

Evidentemente es una realidad que en nuestra sociedad existen marcadas brechas sociales,

culturales y económicas, que a su vez han cimentado las bases de la discriminación y la

inequidad para los sujetos que están en plena formación y desarrollo. Así mismo, las

concepciones y creencias arraigadas configuran diferencias entre la familia y la escuela,

generando relaciones distantes a pesar de compartir objetivos comunes frente al proceso

educativo de los niños y las niñas. La familia y la escuela son dos contextos socializadores

diferentes, donde los niños y las niñas viven experiencias diversas y se comportan de forma
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distinta en cada uno de los contextos, por lo tanto, los dos contextos deben estar interconectados

y coordinados para garantizar el buen ajuste psicológico y académico de los niños y las niñas.

La participación asertiva de las familias es vital en el proceso de desarrollo integral de los

niños y las niñas y facilita los procesos de aprendizaje (desarrollo lingüístico, cognitivo,

emocional, social, etc.). De igual manera, los agentes educativos deben trascender la mirada

(ideas y pensamientos) sobre la diversidad familiar, creencias, procesos de enseñanza-

aprendizaje, expectativas de rendimiento escolar, modelos pedagógicos y de participación

bidireccional, entre otras actitudes, con el fin de aportar a las metas comunes entre la familia y la

escuela en el proceso de desarrollo integral de los niños y las niñas.

Es cierto que en la etapa infantil las familias participan un poco más de los procesos

formativos de los niños y las niñas y que en la etapa adolescente sobresale el desinterés y la

indiferencia, por lo que la escuela debe generar estrategias atractivas para la implementación

asertiva de planes que favorezcan la interacción eficaz familia-escuela, como sistemas abiertos

con funciones diferentes pero complementarias para el logro común en el proceso educativo.

Como futura profesional, es imprescindible comprender la importancia de la correlación de

los agentes socializadores familia y escuela, como ejes fundamentales en el proceso de desarrollo

integral de los sujetos que hacen parte de una sociedad, contexto y realidad actual, teniendo en

cuenta además, las dinámicas relacionales vigentes y las necesidades particulares de las

comunidades, con el fin de contribuir con ideas renovadas en planes de acción con interacciones

de calidad, trabajo cooperativo, valoración de saberes, participación y toma de decisiones, entre

la familia y la escuela, para construir mejores posibilidades para los niños que se están formando

y para todos los actores que participan del proceso.


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Referencias bibliográficas

Muñoz, V.; López, I. y Jiménez, I. (2014) Relación entre familia y escuela. Dos contextos de

Desarrollo trascendentales. En Manual de psicología del desarrollo aplicada a la

educación. España: Larousse - Ediciones Pirámide. Recuperado

dehttp://bibliotecavirtual.unad.edu.co:2077/lib/unadsp/detail.action?docID=11245464&p

00=psicologia+de+la+educaci%C3%B2n

Vila, I. (1998). Familia y escuela: dos contextos y un solo niño. Departamento de Psicología.

Universidad de Girona. Tomado de:

https://www.researchgate.net/profile/vila_ignasi/publication/264419965_familia_y_escue

la_dos_contextos_y_un_solo_nino/links/53dd20500cf216e4210c19e0/familia-y-escuela-

dos-contextos-y-un-solo-nino.pdf

Villarroel, G. Sánchez, X. Relación Familia y Escuela: Un estudio comparativo en la ruralidad.

Estudios Pedagógicos. N.28 Valdivia 2002. Tomado de:

Http://Www.Scielo.Cl/Scielo.Php?Script=Sci_Arttext&Pid=S0718-07052002000100007

Parrellada C. y Martí, L. (2008). El sentido de la participación de los padres en el marco de una

Escuela Inclusiva. Cuadernos de Pedagogía, 378, 70 -73. Tomado de:

http://www.ite.educacion.es/formacion/materiales/126/cd/unidad_10/mo10_el_sentido_d

e_la_participacion.htm

UNESCO. Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe. Santiago (2004).

Participación de las Familias en la Educación Infantil Latinoamericana. Tomado de:

http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001390/139030s.pdf

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