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Hoy en día la práctica de la actividad física se ha convertido en un hábito social que va

aumentando cada vez más. El ejercicio físico practicado habitualmente contribuye a la


reducción de la frecuencia cardiaca, del riesgo de enfermedad cardiovascular y reduce la
pérdida de masa ósea que se asocia con la edad y la osteoporosis. La actividad física
también ayuda al organismo a utilizar las calorías de manera más eficiente con la
consiguiente regulación del peso, además de incrementa la tasa de metabolismo basal,
reducir el apetito y ayudar a reducir la grasa corporal. Por otro lado, en el deporte de alta
competición se ha producido un cambio de actitud que se traduce en una mayor presión
sobre los deportistas para mejorar sus resultados. Esto ha ocasionado un incremento del
número de lesiones atribuidas tanto al propio deportista como al equipamiento, la
estructura y la característica del propio deporte, lo que conlleva un aumento de presión
sobre los servicios médicos.

Las lesiones deportivas ocurren con ocasión tanto de la actividad física recreativa como de
competición. Las lesiones producidas pueden ser de dos tipos: las que se producen en un
accidente deportivo como un esguince que tienen una aparición repentina y súbita o las
tecnopatias que son lesiones que se producen por un mal gesto en relación con el
mecanismo y gesto deportivo realizado y que por su repetición continua aparecen como las
tendinosis.

Las lesiones deportivas son consecuencia de fuerzas de presión, tracción y cizallamiento en


huesos, cartílagos, músculos, tendones, ligamentos y cápsula articular, que dependiendo de
la intensidad y el tiempo que actúe el traumatismo sobre el aparato locomotor en el
deporte aparecerá o no una lesión.

La fisioterapia como profesión del campo de la salud, puede y debe dar respuestas
conforme a la estrategia nacional en salud en el nivel de atención primaria, al dirigir su
acción a la población de deportistas que representan un reto, no solo por las características
especiales de movimiento de los individuos, sino al igual que por la necesidad de trabajar
dentro de un grupo interdisciplinario en el que tanto el ‘éxito’ como el ‘fracaso’ deportivo
no depende solo del deportista, también, y con mayor razón, del grupo de apoyo integral
deportivo (entrenadores, psicólogos, nutricionistas, deportólogos, fisioterapeutas, entre
otros).

En la cotidianidad de la interacción en salud, los médicos y fisioterapeutas intervenían


cuando se presentaba la sintomatología, restando la posibilidad de hacer algo para evitar o
prevenir la causa; aspectos que los relegó a ser agentes de tratamiento. Estrategia
cuestionada en los últimos años por los mismos profesionales, otorgando mayor interés al
actuar principalmente como agentes de promoción y prevención, lo cual implica, no solo
responder a un saber y hacer técnico, sino es necesario ser un transformador de la cultura,
es decir, un profesional con capacidad de participación, cuya exigencia es responder a la
transformación de la realidad y enriquecimiento del ejercicio científico.

De acuerdo con lo anterior, es importante dimensionalizar la circunstancia sociolaboral que


da pie para la reconsideración de la actividad profesional del Terapeuta Físico como un
proceso participativo en constante construcción. Se delimitan cuatro dimensiones de
proyección con finalidades específicas, a saber:

La Dimensión Educativa

Entendida como proceso de comunicación, en el que tanto el emisor como el receptor se


afectan o involucran en un momento compartido33. Busca sensibilizar para propiciar una
toma de conciencia en las personas, en este caso, el círculo deportivo, en la prevención y
consejería de cambios o alteraciones en la calidad y cantidad de sus movimientos, en la
promoción de acciones en las que se favorezca la generación de condiciones de movimiento
óptimo, definición de prioridades, formulación y negociación de propuestas en la
perspectiva de enfrentar los retos de esta realidad.

La dimensión de interacción Terapéutica

Se identifica en ella el actuar profesional que involucra servicios de diagnóstico, evaluación y


orientación o asesoría de la mecánica corporal cinética, de la seguridad de los
procedimientos de práctica y de los dispositivos de juego dentro del mismo enfoque de
entrenamiento, coordinado igualmente en un equipo intertransdisciplinario* de medicina
deportiva que brinde al deportista atención oportuna y temprana para eliminar, reducir,
controlar y manejar sus lesiones o desventajas cinéticas, así como la recuperación de los
niveles funcionales óptimos de realización motora en un tiempo más corto para propiciar un
retorno más rápido a la competición. De esta manera apoya al deportista, no sólo desde el
campo rehabilitador o clínico, sino dentro del entrenamiento y por ende en el área
competitiva.

La dimensión psicosocial

Al asumir el fenómeno del movimiento corporal como expresión esencial de la naturaleza


humana, el fisioterapeuta es capaz de extractar el significado de la expresión del
movimiento individual como: “Indicador positivo de la salud de la persona en un momento
determinado de su historia. Como referente para evidencia las variaciones que producen en
él los instrumentos fisioterapéuticos. Como modalidad terapéutica dosificable para influir
en condiciones somáticas y psíquicas de la persona”34. Estar atento a estos signos, admite
efectuar o enfocar una mejor interacción terapéutica, que permitirán al deportista redefinir
su propio “yo” en función de su integralidad.

La dimensión Investigativa

Al compartir con otras disciplinas el mismo centro de interés de estudio, el movimiento


corporal humano, esta dimensión se identifica como el instrumento por el cual dicha
disciplina aporta al campo del conocimiento científico, cuyo acontecer determina una
sistematización; es decir, una interconexción sistemática de hechos, que en acuerdo con lo
expresado por MURCIA, J.35; “es como se justifica la interdisciplinariedad o concurso de
varias disciplinas conexas entre sí y con relaciones definidas a fin de que sus actividades no
se produzcan en forma aislada, dispersa y fraccionada, y en consecuencia, lleguen a un
enriquecimiento pleno de la ciencia y de la actividad científica. El profesional consciente del
gran contexto social no puede aislarse de la inserción de su disciplina en el inmenso
esfuerzo de la ciencia para comprender mejor al hombre.

Dimensionalizar previamente la proyección profesional permite clarificar, enfrentar y actuar


adecuadamente en el medio, respetando los campos del saber paralelos, así como el
inherente desarrollo del espacio disciplinar propio; aspecto que sólo es posible mediante
una dinámica de participación, en la que cada uno adquiere la conciencia de grupo y la
convicción de su producción y crecimiento. El grupo como realidad psicosocial autónomo es
un organismo que nace, crece, alcanza madurez y muere; esta última dependerá de los
miembros, es decir, que éstos serán siempre el interrogante.

Teniendo en cuenta lo anterior, y a manera de conclusión, es posible seguir planteando cuál


sería la participación del terapeuta físico en el campo deportivo, destacando inicialmente su
carácter ético, para retomar en últimas el concepto que se ha desglosado en el presente
trabajo, definiéndola como un proceso, cuyo ciclo: comunicación, ejecución, decisión,
permite que el fisioterapeuta sea un gestor de procesos que lo identifican como agente de
cambio en un entorno social.

El carácter ético de la participación en deporte, como en cualquier otro campo de acción


terapéutico, se revela en que debe ser: Intencionada, propositiva y responsable.
Intencionada significa que debe estar dirigida y planificada a una población, en este caso a
los deportistas (con características específicas y diferentes en cada especialidad deportiva),
así como a los profesionales afines con los cuales emprende un trabajo mancomunado.
Propositiva se refiere al establecimiento de metas a corto, mediano y largo plazo, tanto a
nivel individual (profesional y deportista) como grupal (equipo interdisciplinario de salud y
técnico-táctico deportivo). Responsable implica que dicha labor sea organizada y previsiva
con adecuado seguimiento para propiciar un carácter evaluativo que marque las pautas de
un subsiguiente actuar.

Como actuar ante una Lesión en el


Campo Deportivo
Una lesión aguda se refiere a que se produce en el momento, no entran en esta clasificación
lesiones que posee con anterioridad el deportista. Lo primero que debemos analizar es el
estado de la persona que ha sufrido la lesión, las características de la misma y en caso de
duda llamar al servicio de emergencias de inmediato si no se cuenta con personal medico en
el campo de juego.

Es indispensable que cada lugar de encuentro deportivo cuente con la cobertura medica de
emergencia y medios de comunicación eficaces para llamarlos ante cualquier necesidad.
Como así también contar con el apto medico para actividad física de competencia y ficha
medica de cada deportista, esto es necesario y fundamental para cualquier nivel de
competición.

Tratamiento inicial de las lesiones

Sea cual fuese la lesión que se produce en el momento de juego va a poseer una
característica como común denominador: la INFLAMACIÓN como signo visible de una
hemorragia, o por derrame de liquido sinovial, o acumulación de subproductos de la
inflamación o una combinación de ellos.

Esta inflamación produce dolor, por la presión que produce, y una contracción muscular
débil. Es por ello que lo primero que se debe hacer es tomar medidas para controlarla.

Los principios del tratamiento, se resumen en una mnemotecnia: PRICE

P: protección del área lesionada


R: restricción de la actividad
I: ice ( hielo)
C: compresión
E: elevación

Protección del área lesionada


Por medio de tablillas, almohadillados, vendajes para inmovilizar el área y si posee lesiones
sangrantes, proteger la zona de infecciones con gasas esterilizadas y agua oxigenada, no
rociar en heridas frío en spray.

Restricción de la actividad

Descanso de la lesión, ya que el área lesionada empieza de inmediato el proceso de


curación, sino se deja descansar la lesión esta recibe presiones y tensiones agravando la
situación.

Después de 48-72 horas comenzar con el programa de rehabilitación del área lesionada, el
deportista debe continuar con actividades que no involucren el área de la lesión para no
perder la condición física.

Ice - Hielo

El frío posee propiedades analgésicas: disminuye el dolor, vasoconstrictora: controla


hemorragias y edemas y disminuye el espasmo muscular reflejo y las afecciones espásticas
que acompaña al dolor. Modo de utilización: entre 20 y 30 minutos de hielo, con un
descanso de una hora sin él.

Compresión

Se debe reducir mecánicamente el espacio en donde se produce la inflamación y es la


compresión quien cumple con este objetivo.

Elevación

Controla la inflamación por los efectos de la gravedad, favoreciendo el retorno venoso y de


esta manera disminución de la inflamación por disminución de acumulación de sangre o
líquidos.

Factores que determinan microlesiones en los deportistas

Las microlesiones, como su nombre lo indica son pequeñísimas lesiones que se producen en
los tejidos, y en sumatoria originan una lesión crónica al deportista y en algunos casos
lesiones agudas.

Estas microlesiones son producidas en su mayoría por golpes crónicos y reiterados en el


tejido local. Hay factores de riesgo que contribuyen a que se produzcan estos microtraumas,
factores que el entrenador debe conocer para evitarlos.

Los factores de riesgo son:


Error de entrenamiento: este factor es el principal y aparece cuando no hay un
conocimiento por parte del entrenador de las cargas y pausas adecuadas de trabajo para la
edad, maduración y sexo del entrenado. Como así también la periodización del
entrenamiento.

Desbalance músculo-tendinoso: este factor es de remarcada importancia cuando en el plan


de entrenamiento no se trabaja la flexibilidad, como así también el desbalance entre
agonistas y antagonistas. En los deportes en que predomina el uso de un hemicuerpo o
miembro con respecto al otro, es de vital importancia que luego del entrenamiento
especifico de la disciplina se trabaje en globalidad el cuerpo para evitar descompensaciones
que darán lugar a desbalances, repercutiendo sobre todo en la columna vertebral.

Desalineación anatómica: es importante conocer con detalles los datos médicos


traumatológicos sobre la postura del atleta, y si son debidas a causas actitudinales o a
problemas óseos, como por ejemplo, un miembro mas largo que el otro, escoliosis,
anteversion pélvica, solo por mencionar algunos.

Conociendo estos datos el entrenador debe disponer junto con el medico o kinesiólogo, los
pasos a seguir, y no agravar la situación con el entrenamiento, ya que esto puede perjudicar
la vida y la performance del deportista, como así también predisponer a lesiones.

Calzado: las características del mismo deben estar de acuerdo a la disciplina en que
participa, tipo de superficie en que se entrene y compita, y las desalineaciones anatómicas
del deportista. Se debe recalcar que el uso adecuado del calzado es tanto para la
competencia como para el entrenamiento. Las características a tener en cuenta son:
comodidad, buen contorno, apoyo firme, suela ancha y delantera flexible, y deben ayudar a
compensar las malas posturas, para ello es esencial saber cuales son y que dispositivos
utilizar en el calzado.

Factores nutricionales: es sabido que el desarrollo y el rendimiento del atleta no solo se


debe a una entrenamiento adecuado sino también por el estilo de vida de él, en donde la
alimentación es de suma importancia, como así también las horas de sueño, la recreación,
entre otros. Una deficiencia de vitaminas y calcio pueden asociarse a una disminución de la
densidad ósea y a un aumento de fracturas por stress.

Estos factores pueden dividirse en:

Factores intrínsecos
Desequilibrio músculo-tendinoso
Alteraciones biomecánicas
Crecimiento
Factores extrínsecos
Error de entrenamiento

Tecnopatias
Calzado y superficie de juego

Lesiones Meniscales de la Rodilla

Estas lesiones son muy comunes en la mayoría de los deportes, pero tienen más incidencia
en los deportes de contacto.

Pero ¿qué son los meniscos? Los meniscos son fibrocartílagos en forma de semiluna que
rellenan los espacios comprendidos entre ambas superficies articulares de la rodilla, por un
lado la superficie femoral y por el otro la superficie articular tibial, y poseen la función de
estabilizar la articulación y servir de "tope" para los movimientos exagerados de la misma,
además absorben el impacto de choque entre las superficies articulares, aumentando la
superficie de contacto, para que de esta forma soportar el peso.

La lesión del menisco interno es 5 veces más frecuente que la del menisco externo, y suele
estar muchas veces asociada a lesiones ligamentosas, esto es debido a que el menisco
interno está insertado al ligamento interno colateral de la rodilla y además su frecuencia es
mayor por el hecho que los bloqueos de movimientos suelen dirigirse a la cara externa de la
rodilla, produciendo rotación externa de la tibia.

Los mecanismos de lesión suelen estar muchas veces asociados a un impacto de torsión de
la rodilla, en el caso de rotación hacia fuera o externa del pie y de la pierna, en relación al
fémur, el menisco interno es el protagonista con mayor facilidad de la lesión. También estas
lesiones pueden producirse por hiperextensión e hiperflexión de la rodilla.

Lesiones del menisco interno

Los síntomas son:

 Dolor en la parte interna de la articulación de la rodilla, antes o después del


ejercicio, en la hiperflexión e hiperextensión como así también en los movimientos
de rotación del pie y de la pierna hacia fuera con la rodilla flexionada.

 Bloqueo del movimiento de la rodilla en forma espontánea en ciertas posiciones

 Inflamación, ya que a veces existe derrame de liquido.


Diagnostico de la lesión del menisco interno: se considera probable que exista lesion
si coexisten tres o mas de estas manifestaciones, pero de todas formas la
artroscopia es la forma más fiel de diagnostico.

 dolor en un punto de la línea articular interna

 dolor localizado en la zona de la línea articular interna cuando se realiza la


hiperextensión de la rodilla

 o cuando se realiza la hiperflexión de la articulación

 o dolor en la rotación externa del pie y pierna con la rodilla flexionada en ángulos
diferentes cercanos a los 90ª

 debilidad del cuadriceps.

Lesión del Menisco Externo

El dolor en esta ocasión esta localizado en la cara externa de la articulación, existe como en
la lesión del menisco interno un bloqueo del movimiento articular, también el dolor en la
región externa puede producirse al realizar la hiperflexión o hiperextensión de la rodilla o al
girar el pie hacia adentro.

Un diagnostico bastante preciso es si existen tres o mas de estos síntomas

 dolor en un punto de la línea articular externa

 dolor localizado en la zona de la línea articular externa cuando se realiza la


hiperextensión de la rodilla

 o cuando se realiza la hiperflexión de la articulación

 o dolor en la rotación interna del pie y pierna con la rodilla flexionada en ángulos
diferentes.

 debilidad o atrofia del cuadriceps.

¿Qué puede hacer el atleta?

Es aconsejable cuando se sospecha que el atleta posee una lesión meniscal indicarle
ejercicios estáticos del cuadriceps. Es de capital importancia que todo atleta que será
intervenido quirúrgicamente prepare la musculatura del muslo, para estar en mejor forma
para su futura rehabilitación, y que esta será mas corta por no ser necesario una
recuperación total muscular.
Es importante estacar que un atleta operado de una lesión de estas características no debe
volver al entrenamiento hasta que la fuerza y la movilidad de la rodilla sea recuperada casi
por completo.

Por ello es importante siempre el trabajo en conjunto y el seguimiento del atleta por parte
del Entrenador, Preparador Físico, Médico Deportologo y el Kinesiólogo.

La rodilla del deportista

La rodilla es más débil y compleja de lo que muchos creen, es una articulación que permite
gran numero de movimientos importantes para cualquier actividad en el ámbito deportivo.

La rodilla al ser la responsable de tantas funciones esenciales para la vida útil, es la


articulación que con mayor frecuencia y gravedad se lesiona. Las características de
estabilidad y flexibilidad que presenta esta articulación necesita de un funcionamiento
armónico del complejo músculo tendinoso; ligamentoso, los cuales son los que se lesionan
en primera instancia, aunque también como hemos visto en artículos anteriores de este
apartado también lo hacen los meniscos y la rotula.

Uno de los mayores inconvenientes en estas lesiones es la falta de claridad en el


diagnostico, las fracturas se detectan mediante radiografías, las lesiones de rotula y
meniscos se identifican claramente, pero esto no sucede con las lesiones ligamentosas ya
que la radiografía simple no permite detectar las lesiones de los tejidos blandos, cuando los
hallazgos son negativos, solo proporcionamos tratamiento para el alivio sintomático del
dolor y la inflamación, ordenando reposo, muletas, tratamiento fisiokinesico, etc, pero esto
resuelve el problema momentáneamente, pero las medidas tomadas pueden ser
contraproducentes para la lesión, resultando perjudicial para ella y agravándola aun mas.

Es fundamental conocer la anatomía topográfica y funcional de la rodilla. Hay


procedimientos que son de utilidad para evaluar la rodilla que nos permite tener un
diagnostico, estos pueden utilizarse en cualquier momento.

Es también de utilidad que el entrenador, preparador físico, medico o kinesiólogo que


acompaña al equipo posea información sobre las lesiones anteriores de los deportistas y
tener siempre a mano las fichas medicas de cada uno.

Se observa en primera medida la marcha del deportista después de la lesión , es buen signo
si la rodilla puede soportar el peso que carga en el movimiento de la marcha, si lo hace en
punta de pie, esto significa que trata de evitar el dolor.
Debemos evaluar al atleta para determinar si puede o no retornar al campo de juego, para
ello se hace trotar al deportista 30 segundos en el lugar, con las rodillas lo mas elevadas que
le sea posible, para realizar la comparación entre ambas rodillas. Luego se le ordena realizar
saltos en alto, primero sobre la pierna sana y luego la lesionada, para distinguir las
diferencias entre una y otra, luego en cuclillas caminar en esta posición y por ultimo correr
dibujando ochos con el recorrido primero amplios y luego angostos. El dolor, como la
asimetría en el movimiento indican que el deportista debe abandonar la competencia o el
entrenamiento y someterse a un examen más minucioso.

Los pasos a seguir en grandes líneas son, en primer lugar realizar la anamnesis para
determinar cual fue el mecanismo de lesión, de esta forma se podrá predecir cual fue el
ligamento lesionado, también debemos interrogar de cómo fueron apareciendo los signos
luego de la lesión y como mejoran o no estos con los cambios de postura.

Luego se realiza el examen físico primero con la inspección, luego de la palpación, seguida
de la determinación de los grados de motilidad y por ultimo las pruebas de estabilidad.

Y por ultimo y para determinar definitivamente el diagnostico y su ubicación exacta se


solicita la artrografía, procedimiento sencillo de contraste simple que se realiza en la mesa
de rayos X.

Maniobras exploratorias para lesiones de rodilla

Antes de realizar las pruebas para determinar las lesiones en la articulación de la rodilla, es
preciso conocer el mecanismo de producción de la lesión: averiguando la magnitud de la
misma y la direccion del impacto. Cuando se inspecciona la rodilla se observa tumefacción
alrededor y en el interior de la articulación.Cuando existe derrame en la rodilla, se percibe
con el movimiento de la rótula cuando se la comprime y descomprime rápidamente estando
el miembro inferior extendido y relajado, apreciando un movimiento de rebote de la misma
debido a la acumulación del líquido en ella.

Prueba de amplitud articular: se realiza comprobando la limitación de la flexión y extensión,


si existe dolor en el movimiento puede sospecharse de lesión meniscal

Pruebas de estabilidad

Maniobras de bostezo: para los ligamento laterales, se realiza con la rodilla flexionada entre
20º y 30º, imprimiéndole a la pierna un movimiento de angulación, hacia adentro, para la
inspección de la inestabilidad interna y hacia afuera para la inestabilidad externa,
comparándola luego con el miembro sano.
Maniobra del cajón: paciente en decúbito supino con la rodilla en flexión de 90º. - Con
rotación interna del pie a 30º: para ligamento cruzado anterior y ligamento lateral externo. -
Con rotación externa de 15º del pie: para ligamento cruzado anterior y ligamento lateral
externo. - Con rotación neutra del pie: para ligamento cruzado anterior. En todos estos
casos se le imprime a la tibia un movimiento hacia delante con respecto al fémur. Para la
evaluación del ligamento cruzado posterior, la posición del paciente es la misma, con el pie
en rotación nula, pero el movimiento de la tibia es hacia atrás con respecto al fémur.

Lesiones meniscales: En estas lesiones hay dolor en la interlinea articular, hay limitación en
los movimientos de extensión y flexión, además de dolor localizado durante la flexión y
extensión máxima, como así también al rotar el pie y la pierna hacia afuera, cuando la lesión
se ubica en el menisco interno y hacia adentro con rodilla flexionada cuando la lesión es en
el menisco externo.

Prueba de compresión: paciente en decúbito prono, pierna flexionada a 90º, se realiza la


rotación externa del pie y la pierna (menisco interno) y / o rotación interna del pie y la
pierna ( menisco externo), se apoya con fuerza el examinador sobre el talón para comprimir
los meniscos, produciendo dolor si hay lesión en ellos.

Prueba de distracción: esta evaluación determina si la lesión es meniscal o si es de


ligamentos, el paciente en decúbito prono, con pierna en flexión de 90º, se la aplica una
tracción a la pierna y se realiza una rotación externa e interna, esta maniobra tiene como
objetivo reducir la presión sobre los meniscos y ejercer tensión sobre los ligamentos tanto
laterales como externos

Prueba del chasquido: paciente en decúbito supino, con pierna extendida, una mano sujeta
el talón y se realiza la flexión de rodilla y cadera, la otra mano se coloca en la rodilla, con los
dedos en la interlinea articular interna y el pulgar en la externa, se realiza rotación externa e
interna para relajar la articulación de la rodilla. Luego se hace presión sobre el lado externo
para producir una tensión valga y al mismo tiempo una rotación externa de la pierna. Se
extiende con lentitud la pierna y se palpa la interlinea articular interna. Si se produce un
chasquido tanto de forma palpable como audible en la articulación es probable que exista
desgarro en el menisco interno, cuerno posterior.

Referencias

Cita en PubliCE

María Celeste Pascale (1999). Como actuar ante una Lesión en el Campo
Deportivo. PubliCE. 0
https://g-se.com/como-actuar-ante-una-lesion-en-el-campo-deportivo-59-sa-
K57cfb270ec934

Diagnóstico clínico y funcional en rehabilitación deportiva


La evaluación en rehabilitación deportiva comparte con la de la rehabilitación convencional
el carácter funcional, que proporciona la base para el manejo del paciente a partir del
diagnóstico clínico. Este diagnóstico clínico puede estar ya realizado cuando el deportista es
remitido al equipo de rehabilitación, de manera que éste realiza la evaluación
complementaria precisa para el diseño de los objetivos funcionales y plan de tratamiento.
En el caso del deporte, este tipo de evaluación suele ser compleja, como lo son los
requerimientos de la actividad del paciente y las prestaciones que debe efectuar el aparato
musculoesquelético del deportista. Cualquier tipo de prueba en medicina debería cumplir
unas premisas fundamentales de fiabilidad y validez. En el caso del deporte, la validez de
una prueba es correlacionada frecuentemente con el rendimiento del deportista en pruebas
atléticas estandarizadas. Asimismo, en el ámbito deportivo, los requerimientos de
sensibilidad y especificidad para los tests de evaluación suelen ser mayores que en la
rehabilitación convencional. El diagnóstico funcional básico en rehabilitación puede
comenzar con la evaluación de los parámetros básicos de fuerza muscular, arco de
movimiento y propiocepción. Su medida sirve para valorar las repercusiones funcionales
causadas por una patología y para monitorizar la progresión del deportista lesionado en el
tiempo. También actúa como herramienta motivacional para el deportista, en cuanto
comprueba el cumplimiento progresivo de las metas parciales fijadas por el equipo de
rehabilitación.

La evaluación de la fuerza muscular se ha usado para estimar la integridad y función del


sistema musculoesquelético desde finales del siglo pasado. Los instrumentos usados
clínicamente se pueden resumir en: la evaluación manual, la cual es subjetiva y adolece de
falta de fiabilidad y sensibilidad; los dinamómetros de mano, los cuales son mecánicamente
fiables, gozando también de buena fiabilidad intra-observador e inter-observador en manos
de evaluadores experimentados; los dinamómetros isocinéticos, que permiten una
evaluación dinámica y cuyos resultados son fiables si se siguen protocolos estandarizados; y
los dinamómetros isométricos, cuyas medidas son fiables pero estáticas, y se correlacionan
altamente con la producción de fuerza isocinética a bajas velocidades. Todos estos sistemas
requieren la aplicación del máximo esfuerzo por parte del sujeto evaluado si se quieren
obtener registros máximos y reproducibles. A estos sistemas clínicos se pueden añadir otros
propios del medio deportivo, en forma de diferentes tests dinámicos con pesos libres,
aparatos de resistencia fija o variable, o ejercicios de autocarga, adaptados a partir de la
evaluación de fuerza muscular en el deporte. De igual manera, los parámetros a evaluar
varían con respecto a las mediciones habitualmente usadas en rehabilitación convencional.
Debido a los requerimientos complejos de fuerza muscular del deportista, es importante la
utilización de medios para medir diversas áreas de esta cualidad, en relación siempre con
los objetivos finales y de acuerdo a la especialidad deportiva en cuestión, de modo que se
establezcan las bases para el trabajo específico y restitución de éstas áreas. No se debiera
de perder de vista que las características de fuerza muscular tienen una importante relación
con la función y el rendimiento. Sin embargo, se ha prestado relativa poca atención a la
validez de las mediciones de fuerza en este contexto, aunque sí es cierto que diferentes
autores han relacionado positivamente el registro de valores de fuerza con diversas
acciones funcionales deportivas. En rehabilitación deportiva, el concepto clínico tradicional
de medición del arco articular se debe completar con la medición precisa de la flexibilidad
de una articulación. Podríamos englobar estos dos conceptos en la evaluación de la
movilidad de una articulación, que incluye también la medición de las traslaciones
articulares cuando tienen significación patológica (artrometría de la traslación sagital de la
rodilla, por ejemplo). Esta movilidad articular debiera situarse dentro de unos límites de
normalidad, diferentes para cada deporte, fuera de los cuales podríamos hablar de
patología susceptible de actuación. Por ejemplo, unos isquiotibiales cortos pueden ser un
factor de riesgo para el desarrollo de pubalgia en algunos deportes, al igual que una laxitud
articular generalizada se relaciona con un mayor índice de lesiones de ligamentos en otros.
De este modo, existe una relación directa demostrable entre alteraciones de la movilidad
articular en alguno de sus componentes y la aparición de lesiones en el deportista. En la
evaluación rehabilitadora del deportista, es exigible el registro de pruebas de flexibilidad de,
al menos, las articulaciones y segmentos más relacionados con la patología. Una batería de
tests en este sentido es de ayuda.

La propiocepción es el sentido de la posición articular y del movimiento articular


(kinestesia). Es mediada por receptores en la piel, músculos y articulaciones, y juega un
importante papel en el rendimiento deportivo. Además, está comprobado que mejoras en la
propiocepción reducen el riesgo de lesión. De este modo, la medida de la capacidad del
deportista para detectar cambios en la posición de sus articulaciones y reaccionar ante ellos
corrigiendo su postura es un aspecto importante en rehabilitación deportiva, lo que ha
llevado al desarrollo de diferentes tests, la mayoría de los cuales basados esencialmente en
la estabilometría. El problema de estos tests suele ser que miden la sensación propioceptiva
conjuntamente con aferencias de sensibilidad superficial cutánea, así como información
procedente de los órganos visuales y laberínticos, de modo que lo que se toma a veces
como valoración propioceptiva es en realidad valoración del equilibrio, la cual puede estar
alterada como resultado de la afectación de alguna de estas aferencias. Así pues, para medir
el estado propioceptivo de un deportista, alterado por una lesión, mediante un test de
equilibrio, se debe de asumir la integridad de los otros sistemas neurológicos que
intervienen en este sentido. Algunos sistemas modernos de valo-ración del equilibrio,
modifican las vías vestibular y ocular para medir de manera más precisa el mecanismo
propioceptivo, pero su verdadero valor está todavía por demostrar, dado su elevado costo y
la ausencia de valores normativos. Mientras tanto, algunos tests clínicos de equilibrio
sencillos de realizar, permiten tener una idea del estado del control neuromuscular
propioceptivo de una extremidad y de su evolución con el tratamiento. La mayoría de los
movimientos deportivos comprenden la acción integrada de segmentos corporales y la
transmisión y absorción de fiíerzas. Por ejemplo, el tronco forma una base de apoyo desde
la cual se generan las ñierzas para chutar un balón de fiitbol. Estas relaciones forman el
concepto de cadena musculoesquelética. Este concepto se demuestra bien en condiciones
patológicas, en las cuales un defecto en una eslabón de la cadena puede afectar «a
distancia» a otros eslabones. La asociación entre lesión distal y afectación proximal es un
hallazgo común en lesiones de extremidad inferior. La evaluación clínica o instrumentada de
las alteraciones de la biomecánica de los segmentos musculoesqueléticos, en reposo o bien
durante la actividad deportiva en condiciones de laboratorio o de campo, debiera ser de
rutina en la valoración diagnóstica en rehabilitación deportiva. Esta evaluación se puede
focalizar en diferentes áreas de estudio, como el análisis de la marcha, de la pisada o de la
alineación de los segmentos corporales, para lo cual se dispone de equipamiento más o
menos sofisticado. De igual manera, es necesario el conocimiento adecuado de los gestos
deportivos de cada especialidad, así como de las cargas que se ejercen y de las demandas
funcionales de cada disciplina deportiva. La demanda funcional de un tobillo de un saltador
de triple no tiene nada que ver con la de un nadador, por poner un ejemplo. Incluso en
presencia de buenos registros en la valoración clínica básica de fuerza muscular, arco de
movimiento y propiocepción, y una vez corregidos los déficits biomecánicos, un deportista
lesionado puede tener todavía importantes lagunas en el rendimiento funcional del
segmento musculoesquelético que está rehabilitando. Los llamados tests funcionales
evalúan conjuntamente el control neuromuscular, la fuerza, la potencia y la habilidad
funcional. Deben de tener la misma exigencia en cuanto a estandarización, validez,
fiabilidad, sensibilidad y especificidad, que cualquier otro test clínico, y usar datos de
poblaciones muy definidas en orden a proporcionar comparaciones válidas en el ámbito
deportivo. Diversos autores han desarrollado tests funcionales. Los más utilizados para la
extremidad inferior son los tests de salto, como el salto vertical y el de longitud. También se
utilizan tests de carrera y cambio de dirección. Por otro lado, existen tests estandarizados de
condición física que, debido a que requieren una integridad funcional del aparato
locomotor, pueden utilizarse para evaluar el rdvel alcanzado en el proceso de rehabilitación
del deportista. Entre ellos se cuentan tests de rendimiento anaeróbico como el tests de
Wingate o el de Margaria-Kalamen, o tests de agilidad, como el de figura de ocho o el de
zigzag de Barrow. Estos tests funcionales no sólo miden fuerza muscular, sino también otros
factores que contribuyen al rendimiento físico, como el dolor, edema, integridad
ligamentosa, flexibilidad, coordinación, agilidad, potencia y propiocepción. Cualquiera de
estos tests debe demostrar su capacidad de discriminación entre grupos patológicos y
sanos. A este respecto y como ejemplo, es interesante destacar que algunos autores
(Lephart et al, 1992) han encontrado que las medidas clínicas convencionales, incluyendo la
evaluación de fuerza y la artrometría de traslación sagital, se correlacionan poco con la
capacidad de un sujeto afecto de una deficiencia en el ligamento cruzado de la rodilla, para
volver a los niveles deportivos prelesionales. Sin embargo, los deportistas que retornaban a
estos niveles puntuaban significativamente mejor en los tests funcionales que estos autores
utilizan, comparados con los que no podían retornar a su nivel deportivo previo. Entre los
problemas en la aplicación de los tests funcionales se encuentran la escasez de estudios
bien diseñados acerca de su ñabilidad y validez. Además, existe poca estandarización, lo que
hace la comparación de resultados es a veces difícil o imposible. Estos tests deben ser
seleccionados en base a su facilidad de aplicación y equipamiento necesario, e
incorporación del mayor número de destrezas relacionadas con el rendimiento en una
especialidad deportiva. Por otro lado, no se conocen tests válidos y fiables para la
extremidad superior o el tronco. En rehabilitación deportiva, es necesario determinar la
capacidad de regreso a la competición de forma segura y eficiente. Esto no es posible si se
utilizan tests no funcionales o no probados. Por tanto, este es un área de desarrollo
fundamental en la disciplina que nos ocupa. Durante el desarrollo del proceso de
rehabilitación, es necesaria la planificación de los controles médico-clínicos pertinentes, y el
uso de cuantas pruebas complementarias sea preciso. El diagnóstico por la imagen en
particular ha conocido un importante desarrollo en los últimos tiempos, y los avances en
ecografia musculoesquelética permiten controles seriados poco costosos de la evolución de
muchas patologías. El uso de estas y otras pruebas complementarias, así como la plani-
ficación de controles clínicos y la coordinación de las actuaciones de otros especialistas,
como biomecánicos, psicólogos u ortopedas, permiten la monitorización y modificación del
proceso de rehabilitación, que se convierte así, idealmente, en un sistema cerrado basado
en la evidencia. Por último, y dado que el proceso de rehabilitación en deportistas cuida los
aspectos de condición física, en aras de una reintegración a la actividad al mejor nivel
deportivo posible, se hace necesaria la evaluación seriada de estas capacidades físicas, y la
actuación en consecuencia. La pérdida de capacidad aeròbica y la ganancia de porcentaje
adiposo es un hallazgo demasiado común en deportistas que terminan su proceso de
rehabilitación de una lesión. Una evaluación física completa antes del alta definitiva nos
indicará si el trabajo integral de rehabilitación deportiva ha sido efectivo.

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