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1.- Introducción
A nuestro entender, es preciso situar la cárcel como institución dentro del sistema
de control y regulación de la sociedad, con todo lo que ello conlleva tanto en el
plano social como en el personal. Nosotros nos ceñiremos a este último, por ser el
campo que mejor conocemos tras años de labor y experiencia en el mismo. Como
ya hemos indicado, nuestra profesión nos encamina a considerar las necesidades
y comportamiento de las personas íntegramente, en todo su conjunto. La
extensión de la población carcelaria y el número lógicamente restringido de los
profesionales que trabajamos voluntariamente en esta labor, nos lleva a
centrarnos en un colectivo concreto: el de los presos políticos vascos. La razón de
ello es que, al ser nosotros del mismo ámbito geográfico que las personas que
atendemos, nuestra proximidad a su entorno familiar y social constituye un factor
relevante de cara a ofrecer una asistencia digna a estas personas. Concretando
más lo expuesto, a través de la experiencia policial y labor se ha constatado que,
si bien la institución penitenciaria tiene perfectamente regulada las cárceles, en la
práctica son muchas las carencias en este ámbito que afectan a este colectivo en
concreto.
Una prisión o cárcel es, por lo general, una institución autorizada por
el gobierno donde son encarceladas las personas consideradas por la ley como
autores de un determinado crimen. Pueden ser instalaciones en las que se
encarcele a los prisioneros de guerra. Forman parte del sistema penitenciario, que
es el conjunto de prisiones y la organización respectiva que las administra.
Aunque todas las prisiones tienen el mismo objetivo, éstas pueden clasificarse de
diferentes maneras.
Psicológico: Los efectos psicológicos son una realidad para los reclusos con
problemas de autoestima, consumo de drogas, ansiedad, indefensión aprendida,
dependencia, etc. Además, si se utilizan durante muchos días seguidos, las
células de aislamiento suponen un déficit de estimulación sensorial que en otros
contextos se ha visto que resulta extremadamente perjudicial y que puede
generar el caldo de cultivo para que afloren desórdenes psiquiátricos. Algunos de
estos hallazgos fueron realizados hace décadas mediante la experimentación con
monos que realizó Harry Harlow.
Según muestran las investigaciones, este tipo de efectos perjudiciales para los
reclusos están asociados al tiempo de condena. Es decir, a mayor tiempo en la
cárcel, peores consecuencias.
Los módulos o cárceles de primer grado son para aquellos sujetos más peligrosos
e inadaptados.
Existen otros tipos de prisiones, por ejemplo, para menores, o las psiquiátricas.
2.2.4.- El calabozo
Las personas que han sido detenidas y no cumplen la mayoría de edad deben
cumplir condena en centros especiales, no en las prisiones para adultos.
Son los centros donde se envía a los soldados, oficiales y suboficiales del
ejército para que cumplan condena por incumplir el código penal militar. Esta
diferenciación es una evidencia de la importancia especial que el Estado confiere
a los cuerpos de seguridad que aseguran el mantenimiento del poder.
2.4.- La Vida de los Presos Dentro de la Prisión
La vida dentro de la prisión viene caracterizada por el llamado “código del preso”
que son un conjunto de normas no escritas, obviamente ajenas a las oficiales, que
regulan las relaciones entre los propios presos, dichas normas son mucho más
rígidas e inflexibles que las normas regimentales. Impone la ley del silencio, la no
delación (chivatazo) del compañero, aunque este abuse de otros. La supervivencia
en el ámbito penitenciario exige el estricto cumplimiento de este “código” cuya
violación lleva aparejado un insufrible desprecio por el resto de reclusos e incluso
el peligro de su propia vida. La explicación acerca de la existencia de este “código”
Más fácil resulta ir modificando ciertos hábitos, formas de vestir (chándal, sin
camisa) de hablar, incluso mirar con desconfianza a extraños, de sentirse el centro
de las miradas, pensar que lleva un cartelito que dice ex - preso.
Lo peor es que la prolongación de la cárcel a la salida no es solamente subjetiva,
sino que se plasma en la posibilidad de nuevas detenciones, sobre todo si
quedaron causas pendientes de ser sentenciadas o la drogodependencia no se
trata. Si el problema de las drogas no se trata a la excarcelación, las posibilidades
de reincidencia se multiplican.
Algunas de las dificultades que se encuentran los liberados pueden ser las
siguientes:
· Acceso al trabajo: La escasa capacitación y experiencia de los liberados, la
dificultad de “rellenar” los años de presidio en el currículo y la circunstancia del
injusto estigma de los antecedentes penales que se piden en ciertos trabajos.
· Soporte familiar: Se encuentra con dificultades para ir normalizando vínculos y
resistir las frustraciones y decepciones de las primeras semanas. A mayor
precariedad sociofamiliar, más posibilidades de que la reincidencia sea efectiva.
2.4.4.- Tratar el problema de la drogadicción.
En síntesis, si la situación de encarcelamiento se prolonga, el recluso se va a ver
fuertemente presionado a adaptarse para sobrevivir en ese entorno hostil; y ese
proceso de adaptación supone la adopción de una serie de conductas, adaptativas
http://prision12.blogspot.com/2012/05/conclusion.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Prisi%C3%B3n
https://sites.google.com/site/tictrabajoengrupo/personas-internas-presos-2