Sei sulla pagina 1di 3

Max T.

Vargas y Emilio Díaz, fundadores de la fotografía del sur


andino

"Soy felizmente amigo de Max Vargas y a esa


sola circunstancia debo el saber algo de él y poder estamparlo aquí",
escribía Pedro Paulet sobre el fotógrafo arequipeño en 1910.

La referencia viene a propósito de que el martes 27 de noviembre se


presentará el libro Max T. Vargas y Emilio Díaz (1896-1926): Dos figuras
fundacionales de la Fotografía del Sur Andino, cuyos autores son Andrés
Garay y Jorge Villacorta.

Vargas y Díaz fueron los fotógrafos más solicitados de las últimas décadas
del siglo XIX y las primeras del XX en Arequipa. Además, Vargas cuenta
entre sus méritos haber sido el maestro del célebre Martín Chambi, quien
afirmaba que su arte era de raíz arequipeña. El cusqueño aparece
retratado por él en esta fotografía que hemos tomado del artículo Chambi
Íntimo, de la revista Caretas. También fueron sus discípulos los no menos
destacados Hermanos Vargas, que no fueron precisamente sus parientes.

Junto a Max T. Vargas y Emilio Díaz, Paulet fue uno de los principales
animadores delCentro Artístico fundado en Arequipa en 1890 y en donde
se cultivaba la pintura, la escultura y la fotografía. En 1894, Paulet partiría
para Francia, a estudiar Ingeniería y Arquitectura, mientras que ellos
abrirían sus estudios de fotógrafos profesionales en 1896. ¿Quizá de
haberse quedado Paulet hubiera sido competidor de ellos dos?
Díaz estudió en la misma escuela que Paulet, la del Padre Duhamel. Sin
embargo, quizá por su carácter retraído, no tuvo el mismo grado de
amistad que Vargas sí tuvo con el sabio. Como sea, Díaz se asumía más
como un artista, mientras que Vargas era consciente de que lo suyo era
un negocio.

"Todo se industrializa en el siglo XX, hasta la ciencia, el arte y la poesía; a


todo se le aplica una técnica, desde el momento que todo no se comprende
sino como una forma de actividad más o menos fructífera", se leía en
Ilustración Peruana, la revista que dirigía Paulet y quizá ese pensamiento,
propio del Perú pujante de inicios del XX, fue uno de los que lo hermanaba
con Vargas.

En todo caso, Paulet mostraba así la admiración por el ascenso profesional


de su amigo: "Vargas, como todo técnico y como todo artista verdadero es
tenaz y, a pesar de mil dificultades, y, saben los dioses con cuántos
sacrificios logró en 1903 realizar uno de sus primeros deseos, instalarse
con decencia. Fue así como se vio, no sin susto de parte de los burgueses
y compasión por la de los amigos, abrirse en pleno centro de la ciudad,
con amplitud de lujo, un espléndido Studio fotográfico, el más grande
entonces del Perú, el más artístico aún hoy día".

Díaz y Paulet siguieron relacionados, sin embargo, aunque sea de manera


indirecta. En 1900, el fotógrafo obtuvo una medalla de bronce en la
Exposición Universal de París. Paulet había diseñado y construido el
Pabellón peruano. Al final del evento, el gobierno francés lo condecoró por
su labor.

Al margen de lo anterior, si pensamos en que Paulet estuvo en París


cuando los Hermanos Lumière estrenaron el Cinematógrafo, resultan
provocativas estas líneas: "la fotografía se ha vulgarizado casi como la
escritura, ha superado al sonido en velocidad de percepción, al ojo
humano en la profundidad de vista y a todos los sentidos en la amplitud.
La "cámara" es no sólo la mejor reproductora de documentos; es universal,
internacional, ubicua e infatigable; es ciencia, es industria y oficio... ¿pero
es en realidad Arte?"

Un dato más que interesante es que uno de los siete hijos de Max T.,
Alberto Vargas, se hizo mundialmente famoso al crear las
glamorosas Varga's Girls, ilustraciones que quedaron marcadas en el
imaginario de muchos durante la Segunda Guerra Mundial desde las
páginas de las revistas Squire y Playboy.
Pueden encontrar una historia de la gestación del libro en La bella época
arequipeña.

Potrebbero piacerti anche