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Pontificia Universidad
JAVERIANA
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Fac1,1h;,1-d i.k: Clenci<1-s. S-o.:iilks
Pontificia Universidad Contenido
JAVERIANA
--- llo,::otii-- editorial
Pontj fic-ia U1fr11�1�:<lil,:J
f�i:u!u,:J ck Cie:.n,;-¡a�S.icbi.l�� JAVl�RIA}.iA
Conminarla
por fin libre
a que produzca
de su intimidad cerrada
la suculencia de las frutas.
AIMÉ CÉSAIRE
11
d e s u s sacerdotes -viajeros, s u s cronistas , sus pintores o sus
condición terrible la de percibir su arquitectura interior, su
p oetas de paso, o por medio de sus grandes turistas. Entre el
mundo, los in stantes de sus día s , sus valores propios, con la
cielo azul y los cocotero s , floreció una escritura paradisíaca,
mirada del Otro. Sobredeterminados en todo , en historia, en
al principio candorosa y luego crítica, como en el caso de los
pensamiento, en vida cotidiana, en ideales (aun progresis
indigenistas del país de Haití. Se cantó la coloración cultural
tas) en una trampa d e dep endencia cultural. de dependencia
del aquí en una escritura que renunciaba a la totalidad, a las
política, de dependencia económica, fuimos desterrados de
verda des entonces desvalorizadas de lo que éramos. A ojos
nosotros mismos en cada parte de nuestra historia escritu
de los comentarios militantes posteriores fue, desesperada
ral. Eso determinó una escritura para el Otro, una escritura
mente, una escritura regional, llamada duduísta, por tanto
prestada, anclada en los valores franceses, o en cualquier
sin espesor: otra manera de ser exterior. Sin embargo, si se
caso fuera de este suelo y que, a pesar de algunos aspectos
la mira de cerca, como lo hizo Jack. C orzani en su Histoire
positivos, no hizo sino mantener en nuestras mentes la do
de la Littérature des Antilles-Guyane·, esta escritura (desde
minación de un afuera . . . De un afuera perfectamente noble,
René Bonneville hasta Daniel Thaly, desde Víctor Duques
sin duda, mineral ideal hacia el cual tender, a nombre del
nay hasta Salavina, desde Gilbert de Chambertrand hasta
cual romper la ganga que envolvía lo que éramos. Sin embar
Jean Galmot, desde Léon Belmont hasta Xavier Eyma, des
go, contra una apreciación polémica , partidista, anacrónica
de Emmanuel Flavia-Léopold hasta André Thomarel, desde
de la Historia, queremos volver a examinar los términos de
Auguste Joyau hasta Paul Baudot, desde Clément Richer
esta acusación y sacar a la luz hombres y hechos de nuestro
hasta Raphael Tardan, desde Mayotte Capécia hasta Ma
continuo escritura!, una comprensión verdadera. Ni compla
rie-Magdeleine Carbet . . . ) preservó una cantidad de mechas
ciente ni cómplice, sino solidaria.
sus cep tibles de provocar destellos en nuestras oscuridades .
La mejor prueba es la que nos da el escritor martiniqueño
Hacia la vísíón interior y la aceptación de sí Gilbert Gratiant, con su monumental obra creole: Fab Campe
Zicaque ... Vi sionario de nuestra autenticidad, situó de entra
En los primeros tiempos de nuestra escritura, esta exteriori da su expresión escritura! en los polos de las dos lenguas
dad provocó una expresión mimética, tanto en lengua france y de las dos culturas, francesa, créole, que imantab an cada
sa como en lengua creole. Indudablemente, tuvimos nuestros cual por su lado las brújulas de nuestra conciencia. Y si fue
relojeros del soneto y el alejandrino, Tuvimos nuestros fabu víctima, en muchos aspecto s , de la inevitable exterioridad,
listas, nuestros románticos, nuestros parnasianos, nuestros no por eso Fab Campe Zicaque deja de ser una extraordina
neoparnasianos , para no hablar de los simbolistas. Nuestros ria investigación sobre el léxico, los giros, los proverbios , la
poetas se embriagab an de la deriva bucólica, encantados con mentali dad, la sensibilidad, en una p alabra, sobre la inteli
las musas griegas, refinando las lágrimas de tinta de un amor gencia de esta entidad cultural en la que hoy intentamos ha
no correspondido por las Venus del Olimpo. Allí, aullaban no cer una inmersión saludable. A Gilbert Gratíant y a muchos
sin razón los censores, había más que un cambalache cultu otros escritores de esta ép oca los declaramos conservadores
ral: se trataba de la adquisición casi total de una identidad valiosos (a menudo pese a ellos mismos) de las piedras , de
otra. Esos zombis fueron eliminados por aquellos que que
rían inscribirse en su biotopo materno. Aquellos que clava
ban los ojos sobre sí mismos y nuestro medio, pero también
• Éditions Désormeaux, 1 9 78.
en ese caso desde una fuerte exterimidad, con los ojos del
" Éditions Horizons C arai'bes, 1 958.
Otro. Vieron de su ser, lo que Francia veía de él, por medio
Próloir?,
¿ l ogio de la Creo lidad 13
12
las estatuas rotas, de la alfarería despedazada, de los dibu . africanidad, ambas exterioridades totales que proceden de
jos extraviados, de las siluetas deformadas: de esta ciudad dos lógicas adversa s . La una que acapara nuestras mentes
en ruinas que es nuestro cimiento. Sin todos esos escritores, sumisas a su tortura, la otra que habita nuestras carnes lle
habríamos tenido que efectuar este retomo "al país natal" nas de sus estigmas; ambas a su manera inscriben en noso
sin señalización, ni apoyos, sin siquiera algunos de esos co tros sus claves, sus códigos y sus cifras. ¡Definitivamente no !
cuyos dispersos que en las noches azuladas guían la árida E stas dos exterioridades no podrían medirse por el mismo
esperanza de los viajeros perdidos. Y sospechamos que todos, rasero . La Asimilación , a través de sus pompas y sus obras
y más que nadie Gilbert Gratiant, captaron suficiente de nues de Europa, se encarnizaba en pintar nuestra vivencia con
tra realidad para crear las condiciones de aparición de un colores del afuera. La Negritud se imponía entonces como
fenómeno multidimensional que (luego, por completo, de ma volunta!l testaruda de resistencia dedicada sin ambages a
nera injusta, apremiante pero necesaria, y durante varias ge dar domicilio a nuestra identidad �n una cultura negada,
neraciones) iba a eclipsarlos : la Negrítud. denegada y renegada. C ésaire, ¿un anticreole'/ De ningu
A un mundo totalmente racista, automutilado por na manera; más bien un ante-creole, si, al menos, se puede
sus cirugías coloniales, Aimé Césaire le devolvió el África arriesgar tal p aradoja. Fue la Negritud césairiana la que nos
madre, el África matriz, la civilización negra. En el paí s , de abrió el camino hacia el a quí de una Antillanidad des de en
nunció las dominaciones, y con su escritura, comprometida, tonces concebible y ella misma en marcha hacia otro grado
y que cogía impulsos al modo guerrero, dio ·a.uros golpes a de autenticidad que quedaba por nombrar. La Negritud cés
las rémoras postesclavistas. La Negritud césairiana engen airiana es un bautismo, el acto primero de nuestra dignidad
dró la adecuación de la sociedad creole a una conciencia más restituida, Somos, para siempre, hijos de Aimé Césaíre.
justa de sí misma. Al restaurarle su dimensión africana, la Habíamos adoptado el Parnaso. Con Cés aire y la
Negritud puso fin a la amputación que generaba, en alguna Negritud pusimos pie en el surrealismo. 1 Sería ciertamente
medida, la superficialidad de la escritura que ella misma ha injusto considerar el manejo por parte de C ésaire de las "Ar
bía bautizado como duduísta. mas milagrosas" del surrealismo como un resurgimiento del
En este momento nos sentimos obligados a liberar a bovarismo literario. En efecto, el surrealismo hizo explotar
C é s aire de la acusación -de mal sabor edípico- de hostilidad los capullos etnocentristas, y constituyó en sus cimientos
hacia la lengua creole. Nuestro compromiso es entender por mismos una de las primeras revaluaciones del África reali
qué, pese al predicado retorno "a la fealdad abandonada de zadas por la conciencia occidental. Pero, el hecho de que la
nuestras heridas", Césaire no ligó estrechamente el creole
a una práctica de escritura forjada sobre los yunques de la
lengua francesa. De nada sirve atizar esta pregunta crucial 1
"El surrealismo aparecía 'positivamente' corno algo que aportaba: una
y citar, como contrapunto, la trayectoria de Gilbert Gratiant, protesta a la sociedad occidental, una liberación verbal, una potencia de
quien se dedicó a tomar posesión de ambas lenguas de nues escándalo { . . . ) 'negativamente' como factor de pasividad (André Breton
como maestro) , lugar de referencias borrosas (la vida, el fuego, el poetal,
tro ecosistema. Importa que nuestra reflexión, haciéndose ausencia de pensamiento crítico en lo social, creencia en el hombre elegi
fenomenológica, se centre en las raíces mismas del hecho do . Se subrayó la relación entre las potencias de lo imaginario, de lo irra
cional , de la locura, y las potencias negras de lo 'elemental' (Tropiques).
césairiano: hombre a la vez de "iníciación" y de "conclusión", Pero se sostuvo la opinión de que el surrealismo tiende a reducir las
Aimé C::ésaire tuvo, entre todo s , el temible privilegio de rea 'particularidades' y la especificidad, que tiende a tachar por la simple
negación el problema racial. que mantendría entonces paradójicamente
brir simbólicamente y volver a cerrar con la Negritud el ani (y por una generalización generosa pero fuera de lugar) una tendencia
llo que encierra dos monstruos tutelares: la europeidad y la al eurocentrismo" Édouard Glis sant, Le Discours antilla.is, É ditions du
Seuil, 198 1 .
'º "IA ustedes, los] Primeros levantados que harán resbalar de su boca la
mordaza de una in quisición insensata -con ap ariencia de conocimiento
y de una s ensibilidad extenuada, signo de nuestros tiemp os, a ustedes
8 Malemort. Édouard Glissant, Seuil, 1975. que ocup aran todo el es p acio en p rovecho de la única verdad p oética,
9 Dézafi. Frankétienne , Ed. Fardin. Puerto Príncip e, 1 975. verdad p oética en constante lucha contra la imp ostura, e indefinidamen
te revolucionaria, la ustedes me dirijo] " René Char, Recherche de la base
et du sommet. Bandeau des matinaux, Gallimard, 1 950.
¿logio d e la Creolidad
20 Prólo�
21
objeto de una búsqueda estética. Lo que aceptamos como be · La Creolidad
llo en nosotros mismos es lo poco que el otro ha declarado
bello. Lo noble está, generalmente, fuera. También lo Univer
sal. Y siempre fue allende los mares donde nuestra expresión
artística fue a sacar fuerza s . Y siempre lo que traía de vuelta La Antillanidad no es accesible para nosotros sin visión in
era lo que retenía, aceptaba, estudiaba, pues nuestra idea terior. Y la visión interior no es nada sin la total aceptación
de lo estético estuvo afuera. ¿De qué vale la creación de un de nuestra creolidad. Nosotros nos declaramos creoles. De
artista que rechaza en bloque su ser inexplorado? ¿Que no claramos que la Creolidad t es el cimiento de nuestra cultura
sabe lo que es? ¿O que a duras penas lo acepta? ¿Y qué valor y que debe regir las fundaciones de nuestra antillanidad. La
tiene la visión del crítico que se encuentra retenido en las C reolidad es el agregado interaccional o transaccional de
mismas condiciones? Nuestra situación ha sido la de posar los elementos culturales caribes, europeo s , africanos, asiá
una mirada exterior sobre la realidad de nosotros mismos, ticos y levantinos que el yugo de la Historia reunió sobre el
negada de modo más o menos consciente. En literatura, pero mismo suelo . Durante tres siglos , las islas y las partes del
también en las otras formas de la expresión artística, nues continente que ese fenómeno afectó, fueron verdaderas for
tras formas de reír, de cantar, de caminar, de vivir la muerte, jas de una humanidad nueva, donde lenguas, razas, religio
de juzgar la vida, de pensar la mala suerte, de amar y de ha nes, costumbres , maneras de ser de toda la faz de la tierra se
blar de amor, quedaron mal examinadas. Nuestro imaginario hallaron brutalmente desterritorializadas , trasplantadas a
fue olvidado . Y se volvió este gran desierto donde la malvada un entorno en el cual tuvieron que reinventar la vida. Nues
hada C arabosse secó a Manman Dlo. Nuestra riqueza bilin tra creolí dad nació, entonces, de este formidable "migan" que
güe rechazada se mantuvo como dolor diglósico. Algunas de se redujo demasiado rápido a su solo aspecto lingüístico 2 o a
nuestras tradiciones desaparecieron sin que nadie las inda uno solo de los términos de su composición. Nuestra perso
gara II con miras a enriquecerse y, fuéramos nacionalistas, nalidad cultural lleva, a la vez , los estigmas de ese universo
progresista s , independentistas , todos intentamos mendigar y las huellas de su negación. Nos forjamos en la aceptación y
lo Universal de la manera más incolora e inodora posible; el rechazo, por tanto en el cuestionamiento permanente, to-
es decir, rechazando los cimientos de nuestro ser, cimientos
que hoy, con toda la solemnidad posible, declaramos como el
vector estético mayor del conocimiento de nosotros mismos 1 El término "créole" vendría del es p añol "criollo", derivado a su vez del
y del mundo: la Creolidad. verbo latino "criare" que quiere decir "criar, educar". El creole es aquel
que nació y fue criado en las Américas sin ser originario de ellas, a di
ferencia de los amerindios. Con bastante rap idez, ese término designó
a todas las razas humanas, a todos los animales y a todas las p lantas
que fueron trans p ortados a América a p artir de 1492. Posteriormente
se deslizó en los diccionarios franceses a p artir de princip ios del si glo
XIX un error, p ues en ellos se reservó el término "créole" solo p ara los
Blancos creoles (o Békés). C omo quiera que s ea, la etimolo gía es, como
todos sabemos, un camp o minado y, p or ende, p oco se g uro. Por lo tanto,
no hay ninguna necesidad de recurrir a ella p ara abordar la idea de la
Creolidad,
2
"El término 'creole' ap arece como el mej or término encontrado que
p ennita, de manera evolutiva y dinámica, enmarcar la identidad de los
1 1 La acción folclórica es, desde el p unto de vista de la simp le conserva antillanos y de los guayaneses. Es que, más allá de las lenguas y las
ción de los elementos del p atrimonio , absolutamente necesaria. Por eso , culturas creoles, hay una matriz {bway) creole que, en el plano de lo uni•
hombres como Loulou Boislaville y otros fueron detenninantes . versal, trasciende su diversidad" . Charte culturelle créole, Gerec, 1982.
¿ l o g i a de l a Creolidad
22 23
talmente familiarizados con las ambigüedades más comple la conciencia no totalitaria de una diversidad preservada .
j as, fuera de cualquier reducción, de cualquier pureza, de Hemos decidido no resistir a sus multiplicidades del mismo
cualquier empobrecimiento. Nuestra Historia es una trenza modo que el j ardín creole no se resiste a la variedad ele los
de historias . Hemos degustado todas las lenguas, todas las ñames que lo habitan. Viviremos esas incomodidades como
hablas. Temiendo este magma incómodo, tratamos en vano un misterio que aceptar y elucidar, una tarea que cumplir
de fij arlo en afueras míticos (mirada exterior, África, Europa, y un edificio que habitar, un abono para la imaginación y un
aún hoy en día, India o Estados Unidos), de buscar refugio desafío para la imaginación. La pensaremos como referencia
en la normalidad cerrada de las culturas milenarias , sin sa central y como explosión sugestiva que organizar estética
ber que nosotros éramos la anticipación del contacto de las mente. Pues no es un valor en sí; para ser pertinente, su ex
culturas, del mundo futuro que ya se anuncia. Somos a la presión debe meterse en un trab aj o estético acabado. Nuestra
vez Europa, África, nutridos de aportes asiáticos, levantinos, estética no podrá existir (ser auténti�a) sin la Creolidad.
hindúes y también tenemos marcas de la América precolom La Creolídad es una aniquilación de la falsa uni
bina. La Creolidad es "el mundo difractado pero recompues versalidad , del monolingüismo y de la pureza. Se halla en
to", un torbellino de significados en un solo significante: una creolidad lo que se armoniza con lo Diverso, hacia lo cual
Totalidad. Y decimos que, por el momento, no es dañino no Víctor Segalen tuvo su formidable impulso. La Creolidad es
tener su definición. Definir, aquí, sería taxídermismo . Esta nuestro caldo de cultivo primitivo y nuestra prolongación,
nueva dimensión del hombre, de la que somos la silueta pre nuestro caos original y nuestro manglar de p otencialida
figurada, moviliza nociones que ciertamente todavía se nos des. Nos inclinamos hacia ella , ricos de todos los errores y
escapan. Así que, tratándose de la Creolidad de la cual tene fuertes p or la necesidad de acep tarnos com p lej os . Pues el
mos solamente una p rofunda intuición, el conocimiento poé p rincip io mismo de nuestra identidad es la comp lej idad. La
tico, y con la preocupación de no cerrar ninguna vía posible, exp loración de nuestra creolidad debe realizarse dentro de
decimos que hay que abordarla como una cuestión que hay un p ensamiento tan comp lej o como la Creolidad misma. Las
que vívir, vivir con testarudez en cada luz y en cada sombra g anas de una clarificación a p artir de dos o tres l eyes de la
de nuestro espíritu. Vivir una cuestión ya es enriquecerse de normalidad nos hicieron considerarnos a nuestros p ro p ios
elementos que la respuesta no contiene. Vivir la cuestión de la oj os como seres anormales. Ahora bien, lo que p arecía una
Creolidad, con total libertad y con total vigilancia a la vez, es tara p uede resultar siendo la indefinición de lo nuevo, la ri
p or fin penetrar subrepticiamente en las vastedades desco q ueza de lo nunca antes visto. Es por eso que parece que, por
nocidas de su respuesta. Dejemos vivir (y vívamos) la incan el momento, el pleno conocimiento de la Creolidad será re
descencia de ese magma. servado al Arte, al Arte, sin reservas . Eso será el paso previo
Por ser construida como mosaico, la Creolidad es una de la consolidación de nuestra identidad. Pero es evidente
esp ecificidad abierta. Escapa, de este modo, a las percepcio
nes que no sean en sí mismas abiertas . Expresarla es expre
sar no una síntesis, no un simple mestizaj e, o cualquier otra (. . . ). Más que un simple haz de culturas, la C reolidad es la expresión
unidad. Es expresar una totalidad caleidoscópica; 3 es decir, concreta de una civilización en gestación. Su génesis llena de traqueteos
y aspereza está obrando en cada uno de nosotros ( . . . ) . La Creolidad es un
polo magnético por cuya imantación estamos obligados -so pena de per
der nuestra alma- a ajustar nuestra reflexión y nuestra sensibilidad. Su
profundización en todos los niveles y en todos los planos del compromi
3 Desde este punto de vista, el acercamiento del Gerec es interesante: so individual y social debería permitirles a nuestras sociedades lograr la
"La Creolidad pone espalda contra espalda todos los 'mundos anteriores' tercera gran ruptura, y esta vez no por vía de la exclusión, sino por vía
p ara construir el porvenir s obre bases transraciales y transculturales comunitaria . . . " Charte culture/le créole, Gerec, op. cit.
La Creolidad
¿Iogi o de la Creolid ad
27
26
Decir " antillano" no revela nada de la situación humana de
una creolidad polinesia, bien desemejantes entre sí, pero ori los martiniqueños , los guadalupenses o de los haitiano s. Los
ginadas de la matriz del mismo torbellino histórico. La Creo creoles que somos, somos tan cercanos, si no más , antropo
lidad engloba y da fin entonces a la Americanidad, puesto lógicamente hablando, a los seychellianos, los mauricianos o
que implica el doble p roceso de: los reunionenses como a los puertorriqueños o los cubanos.
-adaptación de los europeos, los africanos y los
Por el contrario, hay relativamente muy pocas cosas en co
asiáticos al Nuevo Mundo;
mún entre un seychelliano y un cubano. Nosotros , antillanos
-confrontación cultural entre estas poblaciones en
creoles , somos pues portadores de una doble solidaridad:
el seno de un mismo espacio, desembocando en la creación
-una solidaridad antillana (geopolítica} con todas
de una cultura sincrética, llamada creole.
las poblaciones de nuestro Archipiélago, cualesquiera sean
No existe evidentemente una frontera hermética en
nuestras diferencias culturales: nuestra An tillanidad;
tre las zonas de creolidad y las de arnericanidad. Dentro de -una solidaridad creole con todos los pueblos afri
un mismo país, pueden yuxtaponerse o interpenetrarse: así, canos, mascaretios, asiá ticos y polinesios que tienen las
en Estados Unidos , Luisiana y el Misisipi son en gran medi
mismas afinidades antropológicas que nosotros: nuestra
da creoles, mientras que Nueva Inglaterra, donde no viven creolídad.
al comienzo sino anglosajones , es solamente americana. Sin La visión interior, en acuerdo con la plena acepta
embargo, tras la abolición de la esclavitud y la subida de los
ción de nuestra creolidad (como vitalidad misma de nuestra
Negros hacia el Norte, y luego la llegada de Italianos , de Grie
creatividad), debe irrigar y fortalecer de manera comp leta
gos, de Chinos y de Puertorriqueños a todo lo largo del siglo mente nueva la s exigencias transitorias definidas por Glis
XX, se puede legítimamente p ensar que están reunidas todas sant para la expresión literaria de la Antillanidad:
las condiciones para que se esté dando un proceso de creoli
zación en Nueva Inglaterra.
Una vez diferenciadas la americanidad y la creoli El enraizamiento en lo oral
dad, ¿qué hay de la relación entre Antillanidad y Creolidad?
La Antillanidad designa, a nuestros ojos, el único proceso de Nuestra cultura creole se forjó en el sistema de las plantacio
americanización de europeos, africanos y asiáticos en todo nes, a través de una dinámica de cuestionamiento de acepta
el archipiélago antillano. Por este hecho es, por así decirlo, ciones Y rechazo s , de sometimientos y asunciones. Verdadera
una provincia de la Americanidad a la manera de la C ana galaxia en fonnación alrededor de la lengua creole como
dianidad o la Argentinidad. La Antillanidad omite, en efecto, núcleo, la C reolidad5 se manifiesta aún hoy en un modo pri
que hubo en ciertas islas, además de la simple americaniza vilegiado: la oralidad. Ab astecedora de cuentos , proverbios,
ción, un fenómeno de creolización (y por tanto de Creolidad) . "titim", canciones para echar a suertes, canciones . . . , etcétera,
Por ejemplo, zonas enteras en el norte de Cuba no conocieron la oralidad es nuestra inteligencia, es nuestra lectura de ese
sino una americanización por p arte de colonos andaluces, mundo, el tanteo, todavía a ciegas, de nuestra complejidad.
gallegos o canarios, sin ninguna creolización. En algunas La oralidad creole, incluso contrariada en su expresión esté-
regiones de la caña en Trinidad, la cultura hindú se adaptó
sencillamente a un entorno nuevo sin realmente creo lizar
se, contrario al bondyékouli de las Antillas menores, el cual
5 No hay que reducir la Creolidad solamente a la cultura creole. Es la
es un culto creole de base hinduista. El concepto de Anti
cultura creole en su situación humana e histórica, pero también es un
llanidad nos parece, para empezar, un concepto geopolítico. estado de humanidad intermedio.
La Creolid�
¿ l ogio de la Creolidad 29
28
tica, encubreun sistema de contravalores, una contracultura: 6 el relevo de la creolídad encerrada en el abismo de nuestra
es testimonio del genio común y corriente aplicado a la palabra ancestral, todos empegotados, en grados diversos, en
resistencia, dedicado a la sobrevivencia. Después del de la obsesión de una transfiguración metamórfica de lo real:
rrumbe del sistema de las plantaciones (crisis azucareras, la Gran Noche de la Cultura, engalanada con los colores del
aboliciones de la esclavitud . . . , etcétera), después de las des progreso, de la civilización y el desarrollo. Después de nues
estructuraciones , reestructuraciones, transformaciones y re tros narradores tradicionales, se estableció entonces una es
conversiones de todo tipo que resultaron de ahí (asimilación, pecie de silencio: la vía muerta. En otras partes, los aedos,
departamentalización) esta fuerza oral se halló girando en los bardos, los griots, los ministriles y los trovadores habían
el vacío, inútil para el ascenso social, para la existencia ciu pasado el bastón de relevo a los escribidores (apuntadores
dadana. únicamente la Francidad (la adopción conjunta de de palabras) quienes progresivamente tomaron su autono
la lengua francesa y sus valores) nombraba al Hombre, en mía literaria. En este punto se produjo la ruptura, la zanja,
una sociedad en plena deriva de su identidad. La oralidad, el barranco profundo entre una expresión escrita que se que
entonces, empezó a hundirse en nuestro inconsciente colec ría universal-moderna y la oralidad creole tradicional donde
tivo (como en una trashumancia subterránea) pero dejando dormita buena parte de nuestro ser. Esta no-integración de
aquí y allá emerger al aire libre los fragmentos dispersos de la tradición oral fue una de las formas y una de las dimen
su relieve discontinuo. El descriframiento laborioso de su siones de nuestra alienación. Sin el rico mantillo que habría
paisaje desconcertante dio entonces lugar á un sistema de podido constituir un aporte a una literatura, por fin sobe
valores a la vez compensatorios y exorcizantes: folclorismo rana, acercarla a sus lectores potenciales, nuestra escritura
y duduísmo llegaban a ser los centros de acusación de los (contrario a la práctica teatral de Henri Melon, Arthur Lérus,
nuevos procuradores de la Cultura auténtica. El terrorismo Joby Bernabé, Elie Stephenson, Roland Brival, Roger Robinel,
común y corriente sostenía entonces el teorismo distingui José Alpha, Vincent Placoly . . . quienes supieron enriquecer
do , ambos igualmente impotentes para salvar del olvido la se en muchos aspectos de la oralidad) se quedó en suspen
menor cancioncita. Así andaba nuestro mundo, confitado de sión. De ahí la inestabilidad denominativa de la producción
devoción intelectualista, completamente cortado de las raí escrita de nuestros países : literatura afro-antillana, negro
ces de nuestra oralidad. Así que ninguno de nuestros escri antülana, franco-antillana, antillana de expresión francesa,
tores estaba armado, como lo indica Glissant, 7 para tomar francófona de las Antillas . . . , etcétera, calificativos todos que
declaramos de ahora en adelante inoperantes.
Hubo, por suerte, insignificantes reproductores de
6
Véase Ina Césaire (Cantes de vie et de mort, Ed. Nubia, 1 9761, Roland
gestos incomprendidos, modestos cultivadores de recuerdos
Suvélor {en Acama, n• 3, Ed. Maspero, 1 972), René Ménil y Aimé Césaire inútiles, hubo oscuros realizadores de cultura comercializa
(en Tropiques, n°4, reeditado en 1 978) , Édouard Glissant (en Le Discours da para turistas con más curiosidad por nosotros que noso
an tillais, op. cit.).
7
tros mismos, hubo cantidades de epígonos de una palabra
"A medida que el sistema de las plantaciones se va descomponiendo,
la cultura popular se disgrega en capas. La producción de cuentos, can• machacada, ingenuos promotores de un carnaval degradado,
ciones , dichos, proverbios no desaparece de golpe; va siendo sustituida laboriosos tenderos de un zouk con estridencias ensordece-
durante algún tiempo por un consumo plácido y como satisfecho { .. .}.
Las profesiones liberales y de prestigio serán masivamente dignificadas
entre 1 946 y 1 960 y conocerán pronto la saturación. Durante este largo
período, en que primero los pueblos se yuxtaponen a la plantación ( 1850-
1 9401 ( .. .) los textos literarios producidos son producidos en el campo El abismo abierto es infinito, desde las características del cuento hasta
de lo escrito y por mano de esa capa media. La oralidad de la literatura las volutas del poema neoparnasiano, por ejemplo". Édouard Glissant,
tradicional es reprimida por la ola de la escritura que no toma el relevo. op. cit.
¿logio de la Creolidad
La Creolid�
32
33
lonial hasta darle espesor en to do a su consistencia, hasta . diluyó. 1 2 Es de este modo que nuestra literatura nos volverá
dar lo que somos hoy, Todo eso se hizo sin testigos , o más a poner en la duración .13 en el espacio- tiempo continuo; es
bien, sin testimonios, dejándonos un poco en la situación de de este modo que nuestra literatura se conmoverá de su pa
la flor que no viera su tallo, que no lo sintiera. Y la histori a sado y que será histórica.
de la colonización que tomamos por nuestra agravó nuestra
desposesión, la denigración de nosotros mismos; favoreció
la exterioridad, alimentó el ab andono del pres ente. Dentro La temática de la existencia
de esta memoria falsa teníamos como memoria solamente
un montón de oscuridade s . Un sentimiento dis continuado Aquí , no nos imaginamos fuera del mundo, en la periferia
en nuestra carne. Lo s paisajes, recuerda Glissant, 10 son los del Universo. Nuestro anclaje en esta tierra no es un hundi
únicos que inscriben, a su modo no antropomorfo , un poco miento en un fondo sin perdón. Nuestra visión interior, con
de nuestra tragedia, de nuestro querer existir. De modo que nuestra creolidad como centro de creatividad, nos permite
nuestra historia (o nuestras historias) no es totalmente ac reexaminar nuestra existencia , ver en ella los mecanismos
ce sible a los historiadores. Su metodología no da entrada de la alienación, percibir sobre todo las bellezas de nues •
sino a la Crónica colonial. Nuestra Crónica está por debajo tra existencia. El escritor es un perseguidor del olor de la
de las fechas, por deb ajo de los hechos inven,:tariado s: somos existencia. 1 • Más que cualquier otro, tiene por vocación
hablas por debajo de la escritura. Solo el conocimi ento poé identificar lo que, en nuestra cotidianidad, determina los
tico, el conocimiento novelesco , el cono cimiento literario, en comportamientos y estructura el imaginario. Ver nuestra
breve, el conocimiento artístico, podrá descubrirnos, perci existencia es verno s en si tuación en nuestra historia, en
birno s , llevarnos, en estado evanescente, a las reanimacio nuestra cotidianidad, en nuestra realidad. Es también ver
nes de la conciencia. 11 Aplicadas a nuestras historias (a esta nue stras potencialidades . Al sacarnos de la mirada confor
memoria-arena revoloteando en el paisaje, en l a tierra, en table del Otro, la vis ión interior nos remite a los llamados de
destellos cerebrales de viejos negro s, llena de riqueza emo nues tro c aos original. Nos vuelca sobre la pregunta perma
cional, de sensaciones, de intuiciones . . . ) . la visión interior y nente, sobre la duda y sobre la ambigüedad. Es por esta vi
la aceptación de nuestra creolidad nos permitirán entrar a sión que volvemos al magma que nos caracteriza. Nos libera
esas zonas impenetrables del silencio en las que el grito se
1 2 É douard Glissant
, op. cit.
• 0 "Nuestro p aisaje es su propio monumento: la huella que el paisaje 13 "�arque la historia
no es solamente para nosotros una ausencia, es un
_ _
carga es localízable p or debajo. Es todo historia". Édouard Gliss ant, op. vert1go. Ese tiempo que nunca tuvimos, tenemos que volver a conquis
cit. tarlo .11!º lo vemos �xtenderse a lo largo de nuestro pasado y llevarnos
u Nuestro propósito no es decir que, poseedor de la visión interior, el tranq uilamente hacia nuestro mañana , sino que irrumpe en
nosotros por
conocimiento novelesco o poético sería superior a un conocimiento cien b � oques, acarreados hacia zonas de ausencia en las cuales debemos
, con
tífico histórico o transdisciplinario; sino solamente subrayar hasta qué dificultad , con dolor, recomponer todo". Édouard Glissant, op, cit.
punto en un primer momento ese conocimiento se impone, luego con qué 1
� "La novela no examina la realidad, sino
la existencia, La existencia no
intensidad puede explorar lo que es inaccesible a los eruditos. No es por es lo que ocurrió , la existenci a es el camp o de posibilidades de lo
azar que, p ara la historia antillana, tantos historiadores utilicen citas huma
no, todo en lo que ?l hom�re puede convertirse, todo a quello de
literarias para captar principios que no alcanzan sino a rozar, debido . lo q ue
es cap az. Los novelistas d1buJ an el mapa de la existenc ia, descubri
a su metodología. El conocimiento artístico completa el conocimiento endo
en ella tal o cual p osibilidad humana. Pero una vez más: existir q
científico acercándolo así a las complejidades de lo real. uiere
decir: 'estar en el mundo"'. Milan Kundera, op. cit.
¿Iogio de la Creolidad
La Creolíd�
34
35
también del miÚtanti smo literario anticolonialista i s y, por
ne Pichevin. C omprender los mercados de verdura s . Elucidar
eso, la mirada hada nosotros no se hace en vista de una ideo
la actividad de los cuenteros . Volver a aceptar sin prejuicio a
logía que ap licar, tampoco en virtud de una verdad apodícti
nuestro s "dorlís", nuestro s "zombis", nuestros "chouval-twa
ca, de unas tablas de la ley con diez mandamientos; tampoco
pat'', "soukliyan". Buscar conversación en nuestros pueblos
se hace ya como un rechazo a los duduístas , los regionalistas
y ciudades. Explorar nuestros orígenes amerin dio s , hindúes,
o la Negritud (rechazo sobre el cual muchos han construido
chinos y levantinos, encontrar sus palpitaciones en los lati
su existencia literaria) , sino con el único deseo de conocer
dos de nuestro corazón. Entrar en nuestros "pitts", en nues
nos a nosotros mismos, nuestras taras, nuestras cortezas y
tros juegos de "grenndé", en to das esas cosas de negro viejo
nuestras pulpas, en áspera desnudez. Bajo la luz de esta li
a priori vulgares . Es mediante esta actitud sis temática que
bertad, volver a visitar y revaluar toda nuestra producción
se reforzará la libertad de nuestra mirada.
escrita. Y esto, no tanto para ser la voz de aquellos que no
Nuestra escritura debe aceptar enteramente nues
tienen voz, como para seguir construyendo la voz colectiva
tras creenci as populares, nuestras prácticas mágico-religio
que truena sin escucha en nuestro ser, para participar lúci
s a s , nuestro realismo maravilloso, los ri tuales vincul ados a
damente de ella y escucharla hasta la inevitable cristaliza
l o s "milan", a los fenómenos del "majo", a las justas de "lad
ción de una conciencia común. Durante demasiado tiempo,
ja", a los "koudmen". Escuchar nuestra música y saborear
nuestra escritura ha desatendido esta tanta fundamental,
nuestra cocina. Averiguar cómo vivimos el amor, el odio, la
o la ha tratado al modo alienante de la exterioridad. La li
muerte, lo que entendemos por melancolía, nuestro compor
teratura creole que trab ajamos plantea como principio que
tamiento en la alegría y en la tristeza, en el des asosiego y en
no existe nada en nuestro mundo que sea pequeño, pobre,
la osadía. Averiguar nues tras verdades . Afirmar que una de
inútil, vulgar, inepto para enriquecer un proyecto literario.
las misiones de esta escritura es hacer ver los héroes ins ig
Nosotros somos un solo cuerpo con nuestro mundo. Que nificante s , los héroes anónimos , los olvidados de la Crónica
remos, en el contexto de una verdadera creolidad, nombrar
colonial, aquellos que mantuvieron una resistencia llena de
cada cosa y decir que es bella. Ver la grandeza humana de los
rodeos y de paciencia s , y que no corresponden en nada al
djobeurs del mercado. Agarrar el espesor de la vida de Mor- concepto del héroe occidental -francés. No s e trata para nada
de describir esas realidades de un modo etnográfico, ni de
realizar un censo de las prácticas creoles como lo hicieron
15 La vocación de la literatura no es transformar el mundo; a lo sumo los regionalistas o los indigenistas haiti anos, sino de mos
ayuda a captar sus profundidades ocultas, contribuyendo � sí, como l_a trar aquello que, a través de esas realidades, da testimonio
música y la pintura, a volverlo más llevadero, a cono � e:rlo meJor. Et es:n a la vez de la Creolídad y de la condición humana. Vivír,
tor, en el acto de escribir, no es y no puede ser un militante, un smd1ca
lista o un revolucionario, sin condenarse a ser a la vez un mal escritor y revivir, hacer vivir to do eso intens amente, entregarse a los
un militante mediocre. C reemos que una líteratura que decodifica cuida estremecimientos, palpitar donde palpita , recorrer nuestra
dosamente nuestra realidad posee una fuerza de verdad (y por tanto �e
cuestionamiento) cien veces más eficaz que todas las obras de denuncia geografía interior para percibirla mejor y comprenderla me
y de demostraciones de axioma por más generosas que sea� . La va.lo jor. Y recusamos las tendenci as al localismo o al egocentris
rización de nuestra cotidianidad creole no pasa por las consignas smo
más bien por un esfuerzo de poetización porque lo real es en sí mismo mo que algunos p arecen ver en nuestra p osición. No puede
revolucionario cuando pasa por el prisma de una escritura preocupada haber una verdadera apertura al mundo sin una aprehensión
por sacar a la luz sus cimientos . También creemos que la mejor manera
de participar en el combate multisecular que sostienen nuestros pueblos previa y absoluta de lo que nos constituye. Nuestro mundo,
para liberarse de las trabas coloniales o imperiales, es consolidar a tra por pequeño que sea, es vasto en nuestra mente, inagotable
vés de nuestros escritos esta cultura creole que nuestros opresores se
dedicaron desde siempre a minimizar.
en nuestro corazón, y p ara nosotros, dará siempre testimo -
1
o mal desarrollados , se ven hoy en día forzados a realizar El p rovincialismo es cómodo p ara el que no hizo la cap ital en sí mis
esta acrobacia. ¿Cómo preo cuparse por la lengua creole sin mo, y me p arece que tenemos que erigir nuestras metróp olis en nosotros
participar en los asuntos actuales de la lingüística? ¿Cómo
pensar una novela antillana sin tomar en cuenta los concep
1
í
mismos. La irrup ción en la modernidad, la irrup ción fuera de tradición,
fuera de la 'continuidad' literaria, me p arece una marca esp ecífica del es
critor americano cuando quiere dar sentido a la realidad de su entorno".
¡ Édouard Glissant, op. cit.
tos que se forman de la novela todos los pueblos del mundo?
¿C ómo preocuparse por una expresión artística que, eficaz 1 1 7 "La modernidad comienza con la bús queda de una literatura imp osi
1.
ble" . Roland Barthes, Le Degré zéro de l 'écriture, Seuil, 1 972.
dentro de la nación, se revelaría anacrónica o superada una "A veces no hay que temer nombrar las cosas imp osibles de describir".
vez confrontada con el exterior? Por tanto, tenemos que ha 1 René Char, Recherche de la base et du sommet, Gallil:nard , I 955.
!
"Solo es emocionante el linde del conocimiento".
cerlo todo al mismo tiempo: colocar nuestra escritura en la "(Una intimidad demasiado p ersistente con el astro , las comodidades son
corriente de las fuerzas progresistas que se activan para mortales ) ". René Char, op. cit.
nuestra liberación, y no abandonar la búsqueda de una es
1 "Lo imposible no lo alcanzamos, p ero nos sirve de faro". René Char, op. cit.
1 "Estar del lado del salto . No p articip ar del festín, su epílogo". René Char,
tética nueva sin la cual no hay arte, y mucho menos lite- ! Fureur et mystere, Gallimard. l 962.
18 "Llamo aquí lenguaje a una serie estructurada y candente de actitu 20 Ép oca de la gran cacería del creole y de los creolismos. Aún sigue,
des frente a {de relación o de complicidad con, de reacciones respecto a) pero bajo una fonna más solapada.
la lengua practicada por una colectividad, bien sea que tal lengua sea 2 ' Debemos agregar a esto el conocimiento del español y del inglés cari
materna en el sentido que he dicho o amenazada o compartida u opcio beños, claves en nuestro espacio.
nal o impuesta. La lengua crea el vínculo; el lenguaje crea la diferencia; 22 No podemos sino lamentar la falta de continuidad al llamado del
!
una y otro son igualmente valiosos". Édouard Glissant, op. cit. "En to Gerec: "Deseamos profundamente que se instale una estructura penna
das las lenguas autorizadas construirás tu lenguaje". Édouard Glissant, nente lo más pronto posible con el fin de reagrupar y de coordmar la
¡
L'intention poetique, Seuil, 1 969. "Te hablo en tu lengua y es con mi len
guaje que te comprendo". Éd_ouard Glissant, op. cit. acción de los investigadores, los docentes, los artistas, los creadores,
]os animadores y los administradores, que estén dispuestos a tra� ajar
19 Verdadero fenómeno de interacciones negativas: lengua creole, cultu ,, con miras a la consolidación concertada de nuestra cultura en peligro.
ra creole, creolidad. Cada una denigrada arrastra a la otra en la denigra La creación de una casa de las ciencias humanas y de la Creolidad {Gran
ción; una especie de máquina infernal con un detonador indescifrable: kaz pour wouchach kréyol) resulta entonces necesaria". Charte culture/le
¿cuál fue tocada primero para arrastrar a las otras? áéole, op. cit.
Creolidad y política
53
vecinos anglófonos e hispanófonos. Es decir, que para noso Autores
tros la adquisición de una eventual soberanía monoinsular
no puede ser sino una etapa (que esperamos sea lo más breve
posible) en el camino hacia una federación o una confedera
ción Caribe, único medio de luchar eficazmente contra los
diferentes bloques con vocación hegemónica que se reparten
el planeta. En esta perspectiva, afirmamos nuestra oposición
al proceso actual de integración sin consulta popular de las
poblaciones de los llamados departamentos franceses de
América en el seno de la Comunidad Europea. Nuestra pri
mera solidaridad es con nuestros hermanos de las islas veci
nas Y en segundo lugar con las naciones de América del Sur.
Estamos convencidos de que por falta de haber inte
grado a su estrategia la re-instalación de nuestros pueblos
en el seno de esta cultura creole, milagrosamente forjada en
el curso de tres siglos de humillación y explotación, nuestros
dirigentes políticos nos preparan futuros desilusionadores,
Estados de los cuales estarán ausentes los principios demo JEAN BERNABÉ nació en Lorrain, Martinica, en 1942. Es lin
cráticos más elementales, únicos garantes de un desarrollo güista, se especializa en lengua creole, y desde 1984 hasta
económico real. Así que nos permitimos decir que nos incli hace poco cuando se jubiló se desempeñó como profesor de
namos por un régimen de tipo multipartidísta, multisindical lenguas, literaturas y cultura caribeñas en la Universidad
Y multiconfesional, en completa ruptura con los fantasmas Antilles-Guyane, de cuya Escuela de Letras y Ciencias Hu
del hombre providencial y del padre de la nación que han manas fue asimismo decano. También fundó y dirigió el GE
hecho tanto mal a los países del tercer mundo y de la Europa REC-F (Grupo de estudios y de investigaciones en espacios
del Este. No se trata, de ninguna manera, de una adhesión creolófonos y francófonos), importante grupo adscrito a la
a los modelos políticos occidentales, sino del simple reco misma Universidad.
nocimiento de que la igualdad entre los hombres no puede Entre sus escritos literarios se encuentran: Le Bai
instaurarse de manera durable, si no va acompañada, en un lleur d'étincelle (Archipel, 2002), Partage des ancetres (Écri
mismo movimiento, de la libertad de pensar, de escribir y de ture, 2004), La malgeste des momes (2006) y Litanie pour le
viajar. Para nosotros, no hay libertades formales. A condición Negre fundamental (Mémoire d'encrier, 2008), todos ellos en
�e que no estorben la buena marcha de la sociedad, todas las francés. También ha escrito ensayos sobre creole: La jable
libertades son lícitas. créole (Ibis rouge, 2001) y una gramática: Grammaire créole
(L'harmattan, 200) y editó, entre otros, un libro de homenaje
al historiador antillano Luden Abénon, titulado Sur les Che
mins de l'histoire Antillaise (Ibis rouge, 2006). Salvo por el
presente libro, ninguna de sus obras ha sido traducida aún
al español.
¿logio de la Creolidad 55
54
PATRICK CuAMorSEAU nació en la capital de Martinica, Fort RAPHAi!:L CoNFIANT nació en Martinica en 1951. Sus obras han
de-F:rance, en 1953. Estudió derecho y economía social y se recibido numerosas distinciones, entre ellas: Premio Antigo
desempeñó como trabajador social en Francia y luego en Mar ne, 1988 (Le negre et l'Amiral); Premio Novembre, 1991 (Eau
tinica. Desde la publicación de su primera novela: Chronique de Café); Premio Casa de las Américas, 1993 (Barrancos del
des sept miseres (Gallimard, 1986), un estudio rico de los alba); Premio Carbet de la Caralbe, 1994 (L'Allée des soupirs);
djobeurs del mercado en Martinica, hasta Texa�o (Gallimard, Premio japonés Shibusawa-Claudel por la traducción japo
1992), crónica de tres generaciones martiniqueñas, pasando nesa de L'Allée des soupirs; Premio RFO 1997 (Le meurtre
por Solibo magnifique {Gallimard, 1988), donde la figura del du Samedí-Gloria); Premio des Amériques Insulaires et de
cuentero es centro del relato, la líteratura de Chamoiseau lo la Guyane 2004 (La panse du chacal); Premio de l'AFD 2010
ha consagrado corno una de las principales figuras de las le (L'Hotel du bon plaisir). Además del presente texto, sólo ha
tras francófonas. Texaco (1992), la única de sus novelas tradu sido traducido al español Barrancos del alba.
cida al español hasta el momento, ganó el premio Goncourt en Tan importante corno su trabajo literario es su tra
1992, con lo cual Chamoiseau adquirió un temprano reconoci bajo de activista ambiental. En este renglón, fundó la aso
miento como representante de los creolistas. ciación para la protección del medio ambiente en Martinica
Chamoiseau logra entreverar en sus obras temas y (Assaupamar), terna sobre el que a menudo hace debate.Man
búsquedas narrativas netas con las disputas poscoloniales tiene un blog: Montray Kreyol (www.montraykreyol.org), y
más duras, empezando por la que tiene que ver con la len participa en otros importantes sitios electrónicos de y sobre
gua: ninguna de sus obras está escrita en creole, pero éste el Caribe. Así mismo, es cofundador de foros de confluencia
subyace al francés en que están los textos, y lo subvierte. intelectual como las revistas Grifan Te (revista creolófona),
Esta preocupación ocupa también las líneas de un texto Antilla, Karibel, y La Tribune des Antilles.
suyo corno Écrire en pays dominé (Gallirnard, 1997). Su últi Confiant se formó en estudios políticos, inglés, estu
ma novela es Biblique des derniers gestes (Gallimard, 2002), dios literarios y lingüística. Tiene un doctorado en lenguas y
que obtuvo un premio especial del jurado en el RFO. culturas regionales y actualmente es profesor en la Université
Chamoiseau trabajó a cuatro manos con Confiant en Antilles-Guyana. Entre sus investigaciones se encuentra una
el ensayo Lettres créoles (que trata sobre la literatura anti en torno a el papel del demonio en la literatura antillana y no
llana de 1635 a 1975), y en los últimos tiempos colaboró en cuentan menos en todas sus labores sus diccionarios de creo
pequeños ensayos con el recientemente fallecido y también le martiniqueño que son referentes ineludibles en el campo.
martiniqueño Édouard Glissant.
A
Alpha, José 31
Americanidad 26, 27, 28
Antillanidad 15, 18, 19, 20, 23, 26, 28, 29, 48
B
Barthes, Roland 39, 45
Baudot, Paul 13
Belmont, Léon 13
Bernabé, Joby 31, 42
Boislaville, Loulou 22
Bonneville, René 13
Boukman, Daniel 42
Brival, Roland 31
e
Capécia, Mayotte 13
Carbet, Marie-Magdeleine 13
Castera, Georges 42
Césaire, Aimé 9, 14, 15, 16, 17, 30, 46
Césaire, Ina 30
Chambertrand, Gilbert de 13
Char, René 21, 39
Clavot, Jose 26
Creole 26
Creolidad 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 32, 37, 41, 42, 48, 49, 50, 51,
53
Cuba 28
D
Dézafi 20
59
Diverso 9,25,48,50
K
Kundera, Milan 33,35
Dominica 53
Duduísmo 30, 32
Duquesnay, Víctor 13
L
Le Discours antillais 15, 19,30
Léotin, Thérése 42
E
Lérus, Arthur 31
Eyrna, Xavier 13
F M
Fab Cornpe Zicaque 13 Malernort 20
Martinica 43,53
Fanon,Frantz 9, 19
Melon, Henri 31
Flavia-Léopold, Ernmanuel 13
Ménil, René 30
Frankétienne 20
Monchoachí 42
Morisseau-Leroy, Félix 42
G
Galmot, Jean 13
Glissant, Édouard 9, 15, 18, 19, 20, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 39, 40,
N
44,46,47,48,49 Negritud 14,15, 16, 17, 18,36
Gratiant, Gilbert 13, 14
Guadalupe 26, 43, 53
Guayana 27,43,53
p
Perse, Saint-Jolm 26
Guéi:in, Daniel 18
Placoly, Vincent 31, 42
Poullet, Rector 42
H
Haití 13, 17, 53
Hearn, Lafcadio 26
R
Restog, Serge 42
historia 12, 17, 33, 34, 35, 45
Richer, Clérnent 13
Historia 12, 17, 23, 24, 33, 45
Rippon,Max 42
Rohinel 31
I Rupaire, Sonny 41
Indigenistas haitianos 21, 38
s
J Salavina 13
Joyau,Auguste 13 Santa Lucía 53
Índi�
¿togio de la CreoHdad
61
60
Segalen, Víctor s; 25, 48, 50
Stephenson, Elie 31
T
Tardon, Raphael 13
Thaly, Daniel 13
Thomarel, André 13
Todo-mundo 47, 49
Trinidad 27, 28
u
Universal 22, 47
¿1ogio de la Creolidad
62