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Camila Rodríguez B

Muchas veces el ser humano siente que la sociedad reprime sus impulsos al
imponerle la autoridad. Algunas de estas personas experimentan la necesidad
de oponerse ante este sistema por cualquier método necesario, pues sienten la
necesidad de establecer su orden y sus reglas pasando por encima de la ley y
de cualquier figura de autoridad.

Lo anterior podemos verlo reflejado en la película de Stanley Kubrick: La


Naranja Mecánica, en donde el protagonista es un joven llamado Alex, quien es
líder de una pandilla violenta y peligrosa. En la película podemos ver como Alex
usa diferentes formas de violencia, como los robos, violaciones o golpear
ancianos, con el fin de imponer su propio orden y autoridad en un mundo en
donde no existe ningún tipo de control sobre él.

La historia es relatada por Alex, quien comienza por describirnos su mundo, en


el cual siempre obtiene lo que desea reinando sobre las demás personas,
haciendo este mundo cada vez más perfecto. La película va dirigida al
espectador, quien al percibir la historia desde el punto de vista del narrador, en
este caso Alex, adopta una postura similar a la del relator.

En la naranja mecánica Alex nos abre su mundo y su interior permitiendo que


conozcamos sus aficiones, sus ambiciones, sus miedos, etc. Alex se dirige a
nosotros los observadores, con una natural confianza que logra atrapa al
espectador, quien llega a sentir una compasión y un cariño especial por él.

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