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El término motivación se deriva del verbo latino movere, que significa “ moverse “,
“ poner en movimiento ” o “ estar listo para la acción “. Según Woolfol (1990; 326); “ la
motivación se define usualmente como algo que energiza y dirige la conducta”. En el plano
pedagógico motivación significa proporcionar motivos, es decir, estimular la voluntad de
aprender. Las corrientes científicas definen la motivación como el Conjunto de procesos
implicados en la activación, dirección y persistencia de la conducta. Esta definición aún
pareciendo sencilla, trata un fenómeno bastante complejo y colindante con una serie de
conceptos como: Interés, Actitud, Aspiración, Rendimiento, etc., con los que está íntimamente
ligado y se les llega a confundir. De hecho, esos conceptos son utilizados como medida
indirecta y veces directa, de la motivación. (Cuánto más rinde un alumno ¿más motivado
está?). La motivación no es una variable observable directamente, sino que tenemos que
inferirla de manifestaciones externas de la conducta de nuestros alumnos y aquí es donde
puede haber problemas. Un alumno quieto y callado al final de la clase significa o puede ser
interpretado de formas muy distintas según el profesor: para uno significa que está atendiendo
muy concentrado, mientras que otro profesor interpreta que está distraído y pensando en otra
cosa. Además debemos tener en cuenta que la motivación es uno más, nunca el único, entre
los múltiples determinantes de la conducta de nuestros alumnos, al igual que se debe tener en
cuenta que no hay una sola teoría que explique globalmente toda la conducta académica. El
papel del docente en el ámbito de la motivación se centrará en inducir motivos en sus alumnos
en lo que respecta a sus aprendizaje y comportamientos para aplicarlos de manera voluntaria
a los trabajos de clase, dando significado a las tareas escolares y proveyéndolas de un fin
determinado, de manera tal que los alumnos desarrollen un verdadero gusto por la actividad
escolar y comprenda su utilidad personal y social. La motivación escolar es un proceso
general por el cual se inicia y dirige una conducta hacia el logro de una meta. Este proceso
involucra variables tanto cognitivas como afectivas : cognitivas en cuanto a las habilidades de
pensamiento y conductas instrumentales para alcanzar las metas propuestas ; afectivas, en
tanto que comprende elementos como la autovaloración, auto concepto... Ambas variables
actúan en interacción a fin de complementarse y hacer eficiente la motivación, proceso que va
de la mano de otro, esencial dentro del ámbito escolar : el aprendizaje. Dentro del estudio de
variables motivacionales afectivas, las teorías de la motivación , y en particular el modelo de
autovaloración de Covington, postulan que la valoración propia que un estudiante realiza se ve
afectada por elementos como el rendimiento escolar y la auto percepción de habilidad y de
esfuerzo. Entre ellos, la auto percepción de habilidad es el elemento central, debido a que, en
primer lugar, existe una tendencia en los individuos por mantener alta su imagen, estima o
valor, que en el ámbito escolar significa mantener un concepto de habilidad elevado ; y en
segundo lugar, el valor que el propio estudiante se asigna es el principal activador del logro de
la conducta, el eje de un proceso de autodefinición y el mayor ingrediente para alcanzar el
éxito. Esta autovaloración se da a partir de determinado desarrollo cognitivo. Esto es, auto
percibirse como hábil o esforzado es sinónimo para los niños ; poner mucho esfuerzo es ser
listo, y se 6
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asocia con el hecho de ser hábil. La razón se basa en que su capacidad de procesamiento,
aún en desarrollo, no les permite manejar un control personal ni valorar las causas de éxito o
fracaso, y por tanto establecer relaciones casuales. En los niveles medio superior y superior,
habilidad y esfuerzo no son sino sinónimos ; el esfuerzo no garantiza un éxito, y la habilidad
empieza a cobrar mayor importancia. Esto se debe a cierta capacidad cognitiva que le permite
al sujeto hacer una elaboración mental de las implicaciones casuales que tiene el manejo de
las auto percepciones de habilidad y esfuerzo. Dichas auto percepciones, si bien son
complementarias, no presentan el mismo peso para el estudiante; de acuerdo con el modelo,
percibirse como hábil (capaz) es el elemento central. En este sentido, en el contexto escolar
los profesores valoran más el esfuerzo que la habilidad. En otras palabras, mientras un
estudiante espera ser reconocido por su capacidad (que es importante para su estima), en el
salón de clases se reconoce su esfuerzo. De lo anterior se derivan tres tipos de estudiantes: 1.
Los orientados al dominio. Sujetos que tienen éxito escolar, se consideran capaces, presentan
alta motivación de logro y muestran confianza en si' mismos. 2. Los que aceptan el fracaso.
Sujetos derrotistas que presentan una imagen propia deteriorada y manifiestan un sentimiento
de desesperanza aprendido, es decir que han aprendido que el control sobre el ambiente es
sumamente difícil o imposible, y por lo tanto renuncian al esfuerzo. 3. Los que evitan el
fracaso. Aquellos estudiantes que carecen de un firme sentido de aptitud y autoestima y ponen
poco esfuerzo en su desempeño; para "proteger" su imagen ante un posible fracaso, recurren
a estrategias como la participación mínima en el salón de clases, retraso en la realización de
una tarea, trampas en los exámenes, etc. Este tipo de estudiante se abordará más adelante.
El juego de valores habilidad / esfuerzo empieza a ser riesgoso para los alumnos, ya que si
tienen éxito, decir que se invirtió' poco o nada de esfuerzo implica brillantez, esto es, se es
muy hábil. Cuando se invierte mucho esfuerzo no se ve el verdadero nivel de habilidad, de tal
forma que esto no amenaza la estima o valor como estudiante. En este caso el sentimiento de
orgullo y la satisfacción son grandes. Esto significa que en una situación de éxito, las auto
percepciones de habilidad y esfuerzo no perjudican ni dañan la estima ni el valor que el
profesor otorga. Sin embargo, cuando la situación es de fracaso, las cosas cambian. Decir que
se invirtió' gran esfuerzo implica poseer poca habilidad, lo que genera un sentimiento de
humillación. Así', el esfuerzo empieza a convertirse en un arma de doble filo y en una
amenaza para los estudiantes, ya que éstos deben esforzarse para evitar la desaprobación del
profesor, pero no demasiado, porque en caso de fracaso, sufren un sentimiento de humillación
e inhabilidad. Dado que una situación de fracaso pone en duda su capacidad, es decir, su
autovaloración, algunos estudiantes evitan este riesgo, y para ello emplean ciertas estrategias
como la excusa y manipulación del esfuerzo, con el propósito de desviar la implicación de
inhabilidad. Como se había mencionado, algunas de estas estrategias pueden ser: · tener una
participación mínima en el salón de clases (no se fracasa pero tampoco se sobresale) ·
demorar la realización de una tarea (el sujeto que estudia una noche antes del examen · en
caso de fracaso, éste se atribuye a falta de tiempo y no de capacidad) 7
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No hacer ni el intento de realizar la tarea (el fracaso produce menos pena porque esto no es
sinónimo de incapacidad) · El sobreesfuerzo, el copiar en los exámenes y la preferencia de
tareas muy difíciles (si se fracasa, no estuvo bajo el control del sujeto) · Muy fáciles (de tal
manera que aseguren el éxito). · En otras palabras, se fracasa con "honor" por la ley del
mínimo esfuerzo. El empleo desmedido de estas estrategias trae como consecuencia un
deterioro en el aprendizaje, se esta' propenso a fracasar y se terminara' haciéndolo tarde o
temprano. La motivación escolar no es una técnica o método de enseñanza particular, sino un
factor cognitivo-afectivo presente en todo acto de aprendizaje y en todo procedimiento
pedagógico, ya sea de manera explicita o implícita. El manejo de la motivación en el aula
supone que el docente y sus estudiantes comprendan que existe interdependencia entre los
siguientes factores: x Las características y demandas de la tarea o actividad escolar. x Las
metas o propósitos que se establecen para tal actividad. x El fin que se busca con su
realización. La motivación para el aprendizaje es un fenómeno muy complejo, condicionado
por aspectos como los siguientes: La posibilidad real que el alumno tenga de conseguir las
metas que se propone y la perspectiva asumida al estudiar. Que el alumno sepa cómo actuar,
qué proceso de aprendizaje seguir para afrontar con éxito las tareas y problemas que se les
presentan. Los conocimientos e ideas previas que el alumno posee de los contenidos
curriculares por aprender, de su significado y utilidad, así como las estrategias que debe
emplear. El contexto que define la situación misma de enseñanza, en particular los mensajes
que recibe el alumno por parte del profesor y sus compañeros, la organización de la actividad
escolar y las formas de evaluación del aprendizaje. Los comportamientos y valores que el
profesor modela en los alumnos, los cuales pueden facilitar o inhibir el interés de éstos por el
aprendizaje. El empleo de una serie de principios motivacionales que el docente puede utilizar
en el diseño y conducción del proceso de enseñanza. Tradicionalmente la motivación se divide
en dos clases: motivación intrínseca y motivación extrínseca. La motivación intrínseca se
centra en la tarea misma y en la satisfacción personal que representa enfrentarla con éxito. La
motivación extrínseca, por su parte, depende más bien de lo que digan o hagan los demás
respecto a la actuación del alumno, o de lo que éste obtenga como consecuencia tangible de
su aprendiza. 8
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De Charms ( 1984), son dos las condiciones que deben darse para que produzca en un
individuo la motivación intrínseca hacia la realización de una tarea: 1. Que la realización de la
tarea sea ocasión para percibir o experimentar que se es competente. 2. Que se dé la
experiencia de autonomía: que el sujeto sienta que ejerce control sobre su entorno y su propia
conducta. Para motivar intrínsecamente a los alumnos, hay que lograr: · Que den más valor al
hecho de aprender que al de tener éxito o fracaso. · Que consideren a la inteligencia y a las
habilidades de estudio como algo modificable, y no como inmutable. · Que centre más su
atención en la experiencia de aprender que en las recompensa externa. · Facilitar su
autonomía y control a través de mostrar la relevancia y significatividad de las tareas. La
motivación escolar y sus efectos en el aprendizaje: La motivación es la que induce al maestro
(a) llevar a la práctica una acción, es decir , estimular en sus alumnos (as) la voluntad de
aprender y hacer que estos (as) apliquen comportamiento voluntario en la realización de los
trabajos en la clase. La motivación condiciona la forma de pensar del (la) alumno (a) y afirmar
en ellos (as) el tipo de aprendizaje resultante. Uno de los principios para la organización
motivadora que puede ser aplicado por los (as) maestros (as) en el aula son: 1. La forma de
presentar y estructurar las tareas. 2. El modo de realizar la actividad. 3. El manejo de los
mensajes que da el (la) maestro (a) a sus alumnos (as). 4. El modelado que el (la) maestro (a)
hace al afrontar las tareas y valorar los resultados. Modelos: Conductista y cognitivo.
Diferencias significativas entre Conductismo / Asociacionismo y Cognitivismo en cuanto a la
motivación se refiere. 9
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recompensaba con alimento por el rompecabezas armado, mientras que el otro no recibía
nada por ese mismo logro. Luego, los investigadores les dieron de nuevo los rompecabezas,
pero esta vez sin ningún premio. Cuando se esperaba un mayor éxito en el grupo previamente
premiado, resultó a la inversa: los monos de ese grupo respondieron con menor calidad que
los del grupo que no había sido recompensado. La recompensa “mata” la motivación
intrínseca… Las experiencias de Harlow presentan una diferencia esencial entre dos
categorías de motivaciones: las extrínsecas, regidas por los refuerzos (ley de Hull, etc.) y las
motivaciones intrínsecas (curiosidad, manipulación), que no tendrían otra meta más que el
interés por la actividad misma. 4.E L GANADOR TENDRÁ UNA BELLA CINTITA ROJA… Tal
como demostró Edward Deci, de la Universidad de Rochester (1971), la disminución de la
motivación intrínseca por obra de recompensas se aplica de igual modo al hombre. El autor
propone dos grupos de sujetos para resolver rompecabezas que son juzgados como muy
interesantes en una escala (el interés tiene una nota de 1 a 9). Los problemas son propuestos
a los sujetos durante tres periodos. El primero es igual para ambos grupos: los sujetos deben
resolver cierta cantidad de problemas en un tiempo limitado. Luego, para el segundo periodo,
el investigador le da un dólar por rompecabezas completo al primer grupo, mientras que el
segundo no recibe nada. Para poder realizar la tercera etapa, el investigador invoca una
excusa que le permite ausentarse. Pero antes de irse, les propone a los sujetos que hagan
algunos rompecabezas más, lean revistas, o no hagan nada… Entonces, los sujetos son
observados sin saberlo por una cámara, y su motivación intrínseca es medida por el tiempo
transcurrido libremente con los rompecabezas. Los resultados (gráfica II.1 ) muestran dos
grandes efectos, diferentes según los periodos. En una primera instancia, el tiempo dedicado
por ambos grupos es el mismo; eso demuestra que los grupos son bastante similares. Sin
embargo, se constata que en el segundo periodo el grupo recompensado dedica más tiempo
(alrededor de seis minutos contra alrededor de cuatro): actúa entonces el refuerzo ( cf. Hull,
supra) . Pero el efecto se invierte en el periodo de elección libre (eso se observa mejor cuando
se establece la diferencia entre este periodo y el periodo 1, P 3 - P 1 ). En el hombre,
entonces, las recompensas extrínsecas, como el dinero o aprobaciones verbales, causan una
disminución de la motivación intrínseca. En ese caso, el sujeto no actúa por la satisfacción que
puede obtener sino por motivos extrínsecos. G RÁFICA II.1. El tiempo medio transcurrido en
libre elección aumenta para el grupo no recompensado (motivación intrínseca).
Lieury, Alain, and Fabien Fenouillet. Motivación y éxito escolar, FCE - Fondo de Cultura
Económica, 2016. ProQuest Ebook Central,
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Fernando Miralles Muñoz y Amable Manuel Cima Muñoz para que el alumno con el mismo
esfuerzo obtenga mayores resultados. Sin embargo el alumno, mediante un incremento de
nuevas tecnologías realiza cada vez menos esfuerzo para conseguir los mismos objetivos.
Dentro del problema social que supone el fracaso escolar encontramos dos posibles
alternativas (Bixio, 2007): La primera alternativa nos convoca a volver a la escuela que fue, a
esa escuela en la que se aprecia y se enseña con rigor, esfuerzo y “placer” por conseguir
objetivos. Esta alternativa avalada por investigaciones (Papaioannou, 1998; Cervelló et al.,
2002; Spray, 2002; Moreno et al., 2005; Moreno et al. 2008) obtiene resultados positivos
mediante la motivación intrínseca y la orientación del esfuerzo hacia la tarea y la disciplina del
alumno. La segunda alternativa que es la que yo defiendo, como creadora de nueva escuela
se fundamenta en la creación de una gran base de motivación. Pero ¿qué entendemos como
motivación? Llamamos motivación (Good y Brophy, 1983; Beltrán, 1993) a algunas de las
fuerzas que determinan la conducta humana, así podemos decir que motivación, motivos e
intereses se toman como sinónimos según de la Real Academia Española de la Lengua, por lo
cual se trata de una elección consciente y voluntaria que realiza una persona gracias a la cual
se dispone a actuar de una cierta manera. Si esto es motivación, podríamos decir que, motivar
al alumno es, suministrarle herramientas para que realice determinadas acciones y ponga todo
su empeño, interés y voluntad en la obtención del logro, que será intentar sacar las mejores
notas posibles o conseguir el mayor numero de objetivos escolares. Diferenciamos dos tipos
de motivación: La motivación extrínseca, que viene de fuera de la persona, para conseguir
unos objetivos y la motivación intrínseca, que es la que proviene de la propia persona y la
impulsa a conseguir sus objetivos. La motivación extrínseca, se refiere a los refuerzos e
incentivos que desde fuera de una persona se hacen para estimular la aparición de la
motivación intrínseca, el problema que tenemos es que hoy por hoy, la sociedad actual no
valora el esfuerzo, la constancia y el rigor. Por ejem12
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Amable Manuel Cima, CEU Ediciones, 2010. ProQuest Ebook Central,
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Una aproximación a la motivación del alumno en el siglo XXI plo en países como Estados
Unidos, en la ciudad de Nueva York, la fundación Rockefeller paga dinero a alumnos de 8 a 11
años que obtengan buenas notas. También en EE.UU. se ha implantado el cheque escolar
desde 1995, este cheque puede ser una motivación extrínseca, de tal suerte que, cada centro
escolar intentará ser mejor que los demás para que vayan más alumnos a él y puedan obtener
mayor número de ingresos. En España, también se está estudiando implantar el cheque
escolar como ya ha sucedido en Dinamarca, Suecia, Australia y algunas Regiones Italianas.
La motivación intrínseca (Bruner, 1988), es la que tiene cada una de las personas que quiere
obtener unos objetivos. Ésta se manifiesta de tres formas: mediante la curiosidad, por las
competencia y por la necesidad de adoptar estándares de conducta acordes con la demanda,
que no llegarán en ningún caso a necesitar terapia psicológica de modificación de conducta
(Harwood, 2009) si su conducta fuese antisocial, llegando a poder afirmar que los alumnos se
adaptan a una “Teoría de Roles”. Si seguimos esta “Teoría de Roles” o “Efecto Pigmalión”,
podemos comprobar cómo un alumno que siempre obtiene sobresaliente cuando en un
examen obtiene un notable se siente mal. Esta misma teoría nos diría, cómo un alumno que
siempre suspende, una vez que apruebe se sentirá muy bien, por lo que cada alumno irá
buscando consciente o inconscientemente el rol que tenga en ese momento. Según Derridà
(1997), la escuela se organiza alrededor de unos contenidos escolares representativos de la
cultura, e invita al alumno a compartirla. El problema es que los contenidos escolares se
presentan al alumno como parte de un currículo, y no como parte de su vida, cosa que sí pasa
con los contenidos que existen en Internet. Por esto sería mucho más motivador que el
alumno considerase sus contenidos escolares como parte de su vida y no como parte de un
currículo (Tomlinson, 2001). La motivación tanto intrínseca como extrínseca se basa en 6
corolarios, siendo éstos: 1. Todos los alumnos son capaces de aprender cuando cuentan con
las herramientas académicas y con las personas adecuadas, cosa 13
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Fernando Miralles Muñoz y Amable Manuel Cima Muñoz el aula. El alumno debe sentir que al
docente le gusta su profesión y cómo intenta compartir su pasión por la materia con sus
alumnos. También es importante ver cómo algunos docentes se implican en la materia que
están explicando. Ejemplo claro, siempre lo hemos tenido en los profesores que explican
Filosofía, que se adentran en cada una de las distintas teorías de la Filosofía e intentan
defenderlas, llegando incluso a convencer a los alumnos de corrientes contrarias. Pero lo que
todo docente debería comprender, es que un profesor es un eterno aprendiz, sobre todo
porque tendrá que aprender distintas formas de atraer al alumno al campo del esfuerzo y del
rigor ayudado por distintas herramientas motivacionales. Un ejemplo sería lo que hacen
ciertos profesores para despertar el interés desde un principio en el aula, que utilizan ciertas
representaciones casi teatrales dentro de su explicación. 3. Generar esperanza al aprobado y
a la posición social El tercer apartado motivador es generar esperanza para conseguir el
aprobado y una buena posición social. Cuando el nivel del reto –aprobado– es demasiado
bajo, las investigaciones confirman (Csikszentmihalyi, 1990) que se pierde la motivación, pero
si el reto –aprobado– es demasiado difícil el alumno desiste de llegar a conseguirlo. Es función
del profesor intentar adaptar los contenidos a sus alumnos y pese a que el nivel del contenido
sea alto, debe ir por fases para que el alumno no desista. Por ejemplo, cuando el profesor de
matemáticas explica un problema dividiéndolo en fases interdependientes para conseguir una
estructura matemática que ayude al alumno a la resolución de distintos problemas. También
sería interesante mostrar a los alumnos los beneficios de lograr un alto nivel educativo.
Cuantos más estudios tiene una persona “debería tener” un mayor nivel socioeconómico, cosa
que no sucede en últimos años en nuestra sociedad. Otro ejemplo para motivar a los alumnos
cuando el alumno ve a antiguos exalumnos (que estuvieron en su nivel educativo) como
triun16
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Fernando Miralles Muñoz y Amable Manuel Cima Muñoz el aula. El alumno debe sentir que al
docente le gusta su profesión y cómo intenta compartir su pasión por la materia con sus
alumnos. También es importante ver cómo algunos docentes se implican en la materia que
están explicando. Ejemplo claro, siempre lo hemos tenido en los profesores que explican
Filosofía, que se adentran en cada una de las distintas teorías de la Filosofía e intentan
defenderlas, llegando incluso a convencer a los alumnos de corrientes contrarias. Pero lo que
todo docente debería comprender, es que un profesor es un eterno aprendiz, sobre todo
porque tendrá que aprender distintas formas de atraer al alumno al campo del esfuerzo y del
rigor ayudado por distintas herramientas motivacionales. Un ejemplo sería lo que hacen
ciertos profesores para despertar el interés desde un principio en el aula, que utilizan ciertas
representaciones casi teatrales dentro de su explicación. 3. Generar esperanza al aprobado y
a la posición social El tercer apartado motivador es generar esperanza para conseguir el
aprobado y una buena posición social. Cuando el nivel del reto –aprobado– es demasiado
bajo, las investigaciones confirman (Csikszentmihalyi, 1990) que se pierde la motivación, pero
si el reto –aprobado– es demasiado difícil el alumno desiste de llegar a conseguirlo. Es función
del profesor intentar adaptar los contenidos a sus alumnos y pese a que el nivel del contenido
sea alto, debe ir por fases para que el alumno no desista. Por ejemplo, cuando el profesor de
matemáticas explica un problema dividiéndolo en fases interdependientes para conseguir una
estructura matemática que ayude al alumno a la resolución de distintos problemas. También
sería interesante mostrar a los alumnos los beneficios de lograr un alto nivel educativo.
Cuantos más estudios tiene una persona “debería tener” un mayor nivel socioeconómico, cosa
que no sucede en últimos años en nuestra sociedad. Otro ejemplo para motivar a los alumnos
cuando el alumno ve a antiguos exalumnos (que estuvieron en su nivel educativo) como
triun16
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Fernando Miralles Muñoz y Amable Manuel Cima Muñoz 5. Poner énfasis en el esfuerzo de
los alumnos El quinto y último procedimiento motivador que se expone en este trabajo, es el
que se basa en poner énfasis en el esfuerzo de los alumnos. Según Charol Dweck (2007) los
alumnos que no se consideran capacitados, suelen atribuir el éxito de los demás a la
inteligencia más que al esfuerzo, es decir, que tienen un “locus de control externo”. Todas las
personas que tienen un “locus de control externo”, atribuyen a algo externo su éxito o su
fracaso, por lo cual, un estudiante que ha suspendido, si tiene su “locus de control externo”,
siempre el problema vendrán de fuera de él, nunca será él el responsable. Sin embargo,
mientras que si su “locus de control es interno” podrá empezar a trabajar para que en el
próximo examen pueda llegar a los objetivos que marca la asignatura, llegándose en el mejor
de los casos a que el alumno consiga un concepto elevado de sí mismo (Cervini, 2008). Los
alumnos que tienen éxito, sobre todo lo basan en su capacidad de esfuerzo para el estudio y
casi todos poseen un “locus de control interno”, concepto éste que le ayuda a ser
autodisciplinados. Tanto el locus de control interno como la autodisciplina toman uno de sus
niveles más elevados, cuando el alumno basa su trabajo en la llamada regla de las tres erres
(Mendler, 2004). Esta regla basa el trabajo de estudio en “rehacer”, “repetir” y “revisar” los
conceptos hasta que el alumno ve gratificado su esfuerzo con los resultados obtenidos.
Rehacer todo el trabajo que ya se ha hecho, repetir su estudio y revisar todos lo que cree que
ha aprendido dará al alumno un gran posibilidad de éxito cuando se enfrente en última
instancia al examen de la asignatura. Esta regla –de las tres erres–, es seguida por casi todas
las academias y preparadores de opositores, ya que es conocida su efectividad sobre todo si
la unimos a simulacros de exámenes antes del examen real, ya que no sólo el alumno tiene un
mayor conocimiento del tema que se va a examinar, sino que al haber reiterado varias veces
el mismo tipo de examen va con cierta tranquilidad que le ayuda a obtener mayor rendimiento
y puntuación en el examen. Como conclusión, creo que si los docentes trabajamos sobre
estos 5 apartados que son: establecer en lo posible relaciones personales con 18
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Una aproximación a la motivación del alumno en el siglo XXI los alumnos, transmitir pasión a
los alumnos, generar esperanza al aprobado y a la posición social, respetar las capacidades
intelectuales de cada alumno y poner énfasis en el esfuerzo que ha realizado el alumno.
Podremos CREAR UNA ESCUELA con un gran pilar llamado MOTIVACIÓN que nos permita
tres grandes objetivos: 1) 2) 3) Disminuir el número de alumnos que abandonan el proceso
escolar. Aumentar el número de alumnos que deseen finalizar sus estudios universitarios.
Encontrar la tan deseada excelencia.
Bibliografía
Bixio, C. (2007). ¿Chicos aburrido? Sevilla: MAD. Bruner, J. (1988). Desarrollo cognitivo y
educación . Madrid: Morata. Cabrera, L., Bethencourt, J.T., Álvarez Pérez, P. y González
Alfonso, M. (2008). El problema del abandono de los estudios universitarios. Relieve , 2, 171-
202. Cañamero, M.P. (2007). Dimensiones motivacionales y emocionales del aprendizaje en
alumnos universitarios extremeños. Influencia de variables sociodemográficas y académicas .
Tesis Doctoral. Cáceres: Universidad de Extremadura. Cervelló, E., Jiménez, R., Fenoll, A.,
Ramos, I., Del Villar, F. y SantosRosa, F.J. (2002). A social-cognitive approach to the study of
coeducation and discipline in Physical Education Classes. Revista Internacional de Ciencias
Sociales y Humanidades , 11, 43-64. 19
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© Editorial UOC Motivación, afectos y relaciones en el aula inclusiva que acabe primero, que
adivina la respuesta, que se porta bien... Algunos padres dan un euro al hijo por cada
excelente que saca, o le prometen un ordenador si no suspende ninguna asignatura al final de
curso. Otros consideran que no se tiene que dar premios, que el niño se ha de esforzar porque
es su obligación, y si los resultados no son los esperados, lo que hacen es castigar sin salir,
sin ir de vacaciones, sin jugar a videojuegos, sin móvil, sin televisión, entendiendo que así
conseguirán que se esfuerce más. Otros maestros y familias piensan que hay otras maneras
de conseguir que los niños se esfuercen y se motiven, y es conseguir que les guste lo que
están haciendo, pero no porque después recibirán algún tipo de premio o evitarán un castigo,
sino porque lo pasan bien haciendo la actividad, porque se dan cuenta de que aprenden, que
avanzan, que hacer esta actividad les ayuda a entender mejor el mundo que les rodea, en
definitiva, por la satisfacción que produce el propio aprendizaje. ¿Cómo conseguir esto?
Numerosos autores se han centrado en el estudio de las metas, la motivación y la orientación
motivacional (Tapia y Montero, 2001; Miras, 2001). Estos y otros autores (en el capítulo II se
trata esta temática con más profundidad) se centran en analizar cuáles son las metas que
persiguen los aprendices ante las situaciones de enseñanza y aprendizaje, y esto los lleva a
hablar de metas de aprendizaje, metas de ejecución, motivación intrínseca y motivación
extrínseca, entre otros temas. Uno de los puntos en los que se centran algunos de estos
autores es el de la utilidad. Los alumnos acostumbran a vincular el aprendizaje y el esfuerzo
que supone a su utilidad; si el aprendizaje no se considera útil, tienden a no implicarse. Hay
que decir, sin embargo, que esta utilidad puede ser intrínseca al propio aprendizaje o no.
Cuando los alumnos perciben el significado o la utilidad intrínseca de lo que tienen que
aprender, su interés aumenta prácticamente en todos los casos, sobre todo en los casos de
los estudiantes que buscan el desarrollo de la competencia personal y el disfrute de la tarea.
Este tipo de motivación contribuye no solo a un aprendizaje más significativo, sino también a
un mayor bienestar personal (Tapia y Montero, 2001). Hablamos en estos casos de motivación
intrínseca. Por otro lado, el valor del trabajo puede depender de incentivos externos a su
ejecución, es decir, de recompensas materiales o sociales, y hablamos entonces de
motivación extrínseca. Es el caso de los ejemplos que poníamos anteriormente, que pueden
ser muy diversos dependiendo de la edad del niño, del contexto 38
Gràcia, Marta, and Pilar Sanlorien. Motivación, afectos y relaciones en el aula inclusiva,
Editorial UOC, 2017. ProQuest Ebook Central,
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© Editorial UOC Motivación, afectos y relaciones en el aula inclusiva que acabe primero, que
adivina la respuesta, que se porta bien... Algunos padres dan un euro al hijo por cada
excelente que saca, o le prometen un ordenador si no suspende ninguna asignatura al final de
curso. Otros consideran que no se tiene que dar premios, que el niño se ha de esforzar porque
es su obligación, y si los resultados no son los esperados, lo que hacen es castigar sin salir,
sin ir de vacaciones, sin jugar a videojuegos, sin móvil, sin televisión, entendiendo que así
conseguirán que se esfuerce más. Otros maestros y familias piensan que hay otras maneras
de conseguir que los niños se esfuercen y se motiven, y es conseguir que les guste lo que
están haciendo, pero no porque después recibirán algún tipo de premio o evitarán un castigo,
sino porque lo pasan bien haciendo la actividad, porque se dan cuenta de que aprenden, que
avanzan, que hacer esta actividad les ayuda a entender mejor el mundo que les rodea, en
definitiva, por la satisfacción que produce el propio aprendizaje. ¿Cómo conseguir esto?
Numerosos autores se han centrado en el estudio de las metas, la motivación y la orientación
motivacional (Tapia y Montero, 2001; Miras, 2001). Estos y otros autores (en el capítulo II se
trata esta temática con más profundidad) se centran en analizar cuáles son las metas que
persiguen los aprendices ante las situaciones de enseñanza y aprendizaje, y esto los lleva a
hablar de metas de aprendizaje, metas de ejecución, motivación intrínseca y motivación
extrínseca, entre otros temas. Uno de los puntos en los que se centran algunos de estos
autores es el de la utilidad. Los alumnos acostumbran a vincular el aprendizaje y el esfuerzo
que supone a su utilidad; si el aprendizaje no se considera útil, tienden a no implicarse. Hay
que decir, sin embargo, que esta utilidad puede ser intrínseca al propio aprendizaje o no.
Cuando los alumnos perciben el significado o la utilidad intrínseca de lo que tienen que
aprender, su interés aumenta prácticamente en todos los casos, sobre todo en los casos de
los estudiantes que buscan el desarrollo de la competencia personal y el disfrute de la tarea.
Este tipo de motivación contribuye no solo a un aprendizaje más significativo, sino también a
un mayor bienestar personal (Tapia y Montero, 2001). Hablamos en estos casos de motivación
intrínseca. Por otro lado, el valor del trabajo puede depender de incentivos externos a su
ejecución, es decir, de recompensas materiales o sociales, y hablamos entonces de
motivación extrínseca. Es el caso de los ejemplos que poníamos anteriormente, que pueden
ser muy diversos dependiendo de la edad del niño, del contexto 38
Gràcia, Marta, and Pilar Sanlorien. Motivación, afectos y relaciones en el aula inclusiva,
Editorial UOC, 2017. ProQuest Ebook Central,
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© Editorial UOC Capítulo II. Factores motivacionales, afectivos y relacionales... dos aspectos
interesantes: el deseo de saber y la decisión de aprender por parte de los alumnos como
competencias que tienen que formar parte del currículo, y por lo tanto no se pueden dar como
por supuestas. Destacan estos autores la necesidad de que el profesorado integre en su
práctica el hecho de pensar y planificar de manera sistemática el desarrollo capital en el
aprendizaje. Los dos procesos no van necesariamente encadenados. Una alumna puede tener
las ganas y el deseo de saber, pero para aprender hace falta esfuerzo, tiempo y emociones no
siempre placenteras. En este sentido, para que el alumno «consienta» aprender, hace falta
una inversión considerable y convienen alguna o algunas razones potentes. El camino entre el
deseo de saber y la decisión de aprender no es un camino fácil, hay que esquivar los
obstáculos y las resistencias que se encuentran. Para estos autores, las estrategias para
desarrollar esta competencia tendrían que ir en el doble sentido de crear, intensificar y
diversificar el deseo de saber y reforzar y favorecer la decisión de aprender. Todo este
proceso motivacional, que es un continuo que moviliza inquietudes, acciones, procedimientos,
estrategias, etc., se da con mayor o menor grado pero no de manera absoluta; es decir, no
encontramos a alumnos totalmente motivados y otros absolutamente desmotivados, es una
cuestión de grado. Así, nos podemos encontrar con que algunos tengan una orientación hacia
el aprendizaje, unos motivos que difieran totalmente de los otros o unos intereses que se
ajusten más o menos a los estándares del sistema educativo. En esta gradación, también nos
encontramos con la posibilidad del descubrimiento de intereses y por lo tanto, un incremento
de la motivación por un tema, o al revés, uno tiene una idea previa de una temática, disciplina
o técnica y, al conocerla más profundamente, se da cuenta de que no era lo que se esperaba.
Si hablamos de motivación como fenómeno personal cambiante y fluctuante, se hace
inevitable no vincularlo al esfuerzo. Coll (2003) hace una reflexión en torno a este binomio que
acompaña a la atribución de sentido en la construcción que hace el estudiante del mismo. El
autor define el esfuerzo como una expresión comportamental de la predisposición para el
aprendizaje escolar, lo cual implica que cuando se da una alta motivación, se generará más
esfuerzo de manera natural, puesto que la misma está más relacionada con lo que uno quiere
saber. No obstante, matiza que si bien sin esfuerzo no hay aprendizaje, este por sí mismo no
garantiza un aprendizaje de calidad, y puede más bien conducir a una cuestión mecáni59
Gràcia, Marta, and Pilar Sanlorien. Motivación, afectos y relaciones en el aula inclusiva,
Editorial UOC, 2017. ProQuest Ebook Central,
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Manual de Práctica Básica. Motivación y Emoción Asco : el asco nos produce disgusto,
aversión o ambas, lo cual nos ayuda a utilizar el rechazo como forma de adaptación. Es
familiarizado con el desdén, desprecio, menosprecio, aborrecimiento, disgusto, o repulsión. Ira
o agresión : nos induce a la destrucción del factor aversivo. Se relaciona con el sentir furia,
ultraje, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, aflicción, acritud, animosidad, fastidio,
irritabilidad, hostilidad y , tal vez en el extremo, violencia y odio patológicos. Moyer (1968)
analizó siete formas diferentes de agresión dependiendo del objeto de ataque y la situación
que lo provoca: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Agresión depredadora. Se presenta ante especies y se
emplea par a obtener comida. Agresión entre machos. Es el dominio y repartición de recursos
y de parejas. Agresión territorial. Puede implicar la delimitación mediante pistas o rastros y
otras maneras de definir las fronteras del territorio físico. Agresión defensiva. Último recurso
por parte de la presa frente al depredador. Agresión maternal. La demuestra un animal en
defensa de sus crías. Agresión irritable. Es provocada por la frustración o el dolor. Agresión
instrumental. Es más desapasionada, y se aprende o desarrolla por procedimientos de
condicionamiento, además de estar influenciada por las recompensas. A pesar de la evidencia
de los factores biológicos en la agresividad, hay indicios de que ésta se encuentra influida por
el aprendizaje social. Bandura (1977) y sus colegas mostraron en sus investigaciones, que el
aprendizaje por observación influye en las respuestas agresivas de los niños en ambientes
controlados de laboratorio. Alegría : se presenta con una sensación de bienestar o seguridad,
aceptación, simpatía, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, infatuación, ágape
(amor espiritual), entre otros, lo que provoca desear reproducir dicha situación. Tristeza : se
produce como demostración de soledad, pena, pesimismo, congoja, pesar, melancolía,
autocompasión, abatimiento, desesperación y, en casos patológicos, depresión grave, lo cual
nos empuja a tener una reintegración de nuestro ser. 1.3 Relación entre motivación y emoción
Cuando hablamos de motivación y de emoción, no podemos deslindar ninguno de los dos
conceptos puesto que las emociones son consideradas en el proceso de obtención de metas y
como parte de las cosas que motivan a las personas, ambos conceptos tienen aspectos
biológicos como psicológicos y sociales. Por lo que podemos relacionar a la motivación de dos
maneras diferentes: a) Las emociones sirven para indicarnos cuando las cosas están
ocurriendo “bien” o “mal” y b) Las emociones son un tipo de motivo, ya que actúan para
energizar y dirigir la conducta. Hull (1952) habla de que las pulsiones fisiológicas (hambre,
sueño, sed y sexo) se consideran como motivadores primarios, por ejemplo cuando en una
persona hay privación de aire, se realizan conductas que van dirigidas a obtener el aire
necesario para regresar a una 8
Peña, Moreno, José Armando, et al. Manual de práctica básica: motivación y emoción (2a.
ed.), Editorial El Manual Moderno, 2011. ProQuest Ebook Central,
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Humor
Según los etólogos, la risa y la sonrisa, que consisten ambas en enseñar los dientes, tendrían
su origen en una ritualización de la amenaza hacia los congéneres, destinada a llevar a cabo
una exhibición de fuerza para mantener a distancia a los adversarios. Según Konrad Lorenz, 2
la risa responde a la ritualización del instinto de agresión, que permanece presente en cada
uno de nosotros en las relaciones sociales. Mediante la risa, el ser humano canaliza esta
inclinación a la violencia natural, la orienta de forma socializada. La risa es, por tanto, un
desahogo de la agresividad, libera las tensiones y hace posible la vida en sociedad. La risa
sardónica parece aludir bastante directamente al aspecto de la risa que revela la animalidad
del ser humano y, por otra parte, no va acompañada de un verdadero sentimiento de alegría.
Enseñar los dientes es también revelar una parte de nuestro esqueleto, y podemos observar
que los cráneos humanos parecen exhibir sonrisas perpetuas, presentándonos un rictus
cómico que, sin embargo, no tiene nada de feliz. La risa es importante en los momentos
compartidos que se dan en la mayoría de las relaciones sociales, contribuye a la convivialidad.
Está muy presente en los momentos de seducción, en particular durante los jugueteos
amorosos. Forma parte del pavoneo amoroso de la especie humana, dirían los etnólogos, sin
estar siempre ligado a algo divertido. Parece disponer a la sexualidad, con la que a menudo se
asocia, al remitir el júbilo al goce placentero. De hecho, la risa es fuente de placer, provoca
sensaciones que se clasifican entre las más agradables de la experiencia humana. Es una
expresión espontánea, se observa en 2. Lorenz, K. [1969], L’Agression. Une histoire naturelle
du mal , Flammarion, París, 1977. 26
Anaut, Marie. Humor, entre la risa y las lágrimas: traumas y resiliencias, Editorial Gedisa,
2017. ProQuest Ebook Central,
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Según los etólogos, la risa y la sonrisa, que consisten ambas en enseñar los dientes, tendrían
su origen en una ritualización de la amenaza hacia los congéneres, destinada a llevar a cabo
una exhibición de fuerza para mantener a distancia a los adversarios. Según Konrad Lorenz, 2
la risa responde a la ritualización del instinto de agresión, que permanece presente en cada
uno de nosotros en las relaciones sociales. Mediante la risa, el ser humano canaliza esta
inclinación a la violencia natural, la orienta de forma socializada. La risa es, por tanto, un
desahogo de la agresividad, libera las tensiones y hace posible la vida en sociedad. La risa
sardónica parece aludir bastante directamente al aspecto de la risa que revela la animalidad
del ser humano y, por otra parte, no va acompañada de un verdadero sentimiento de alegría.
Enseñar los dientes es también revelar una parte de nuestro esqueleto, y podemos observar
que los cráneos humanos parecen exhibir sonrisas perpetuas, presentándonos un rictus
cómico que, sin embargo, no tiene nada de feliz. La risa es importante en los momentos
compartidos que se dan en la mayoría de las relaciones sociales, contribuye a la convivialidad.
Está muy presente en los momentos de seducción, en particular durante los jugueteos
amorosos. Forma parte del pavoneo amoroso de la especie humana, dirían los etnólogos, sin
estar siempre ligado a algo divertido. Parece disponer a la sexualidad, con la que a menudo se
asocia, al remitir el júbilo al goce placentero. De hecho, la risa es fuente de placer, provoca
sensaciones que se clasifican entre las más agradables de la experiencia humana. Es una
expresión espontánea, se observa en 2. Lorenz, K. [1969], L’Agression. Une histoire naturelle
du mal , Flammarion, París, 1977. 26
Anaut, Marie. Humor, entre la risa y las lágrimas: traumas y resiliencias, Editorial Gedisa,
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el recién nacido en los primeros días de vida. Al comienzo de tipo reflejo, luego se irá
asociando a emociones y a la comunicación con el entorno afectivo. En efecto, «las primeras
trazas de humor del bebé se encuentran en la mirada que le dirige el adulto». 3 Así, de
acuerdo con las particularidades relacionales y culturales, la risa puede estimularse más o
menos en cada individuo, por lo que en función de los contextos socioculturales y
psicoafectivos se desarrollará de modos distintos. Por lo general, los niños y los adolescentes
se ríen mucho más que los adultos, pero no siempre por las mismas razones. Por ejemplo, el
niño de corta edad podrá encontrar muy divertidos los juegos de palabras escatológicos o las
repeticiones infinitas de las mismas situaciones, lo cual hará reír mucho menos a los adultos.
En cuanto al sentido del humor, se desarrolla en función de los recursos intelectuales que
evolucionan con la edad. Habitualmente, a lo largo del desarrollo, las fuentes de comicidad
tienden a refinarse, pasan del humor escatológico a los juegos de palabras más sutiles, luego
a la ironía y al sarcasmo. A esto hay que añadir que el humor de algunos adultos parecer
permanecer en un estado de notable inmadurez. Aunque el humor no se asocia por fuerza con
la risa y a veces puede expresarse sólo mediante una satisfacción interna que aporta un gozo
intelectual o emocional, sin manifestaciones de hilaridad, del mismo modo la risa puede existir
sin ser provocada por el humor. La hilaridad puede resultar de la imitación y desencadenarse
por efecto contagio ante la risa de otro. Puede igualmente ser estimulada de forma mecánica o
física, por ejemplo, mediante cosquillas. Pero esta risa indepen3. Humbeeck, B. y Berger, M.,
L’Humour pour aider à grandir , Mols, Caneten-Roussillon, 2008. 27
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diente del humor, ¿tiene en verdad el mismo sentido? Desde esta perspectiva, la risa parece
ser, ante todo, una experiencia de orden fisiológico, mientras que podemos concebir el humor
como un proceso al mismo tiempo cognitivo y emocional. La risa provocada por el humor
parece más adecuada para suscitar placer. Por otra parte, la risa puede definirse a partir de
sus efectos sobre el cuerpo, pues se traduce en una aceleración cardíaca y respiratoria, así
como en un aumento de la secreción de endorfina. Como fenómeno físico, la risa puede
analizarse desde el punto de vista de sus aspectos biológicos o fisiológicos; activa el sistema
circulatorio y respiratorio y, en consecuencia, aumenta la oxigenación general, además de
movilizar cuatrocientos músculos del cuerpo. Dado que la mayor parte de las veces es una
respuesta a una situación divertida, la risa genera un estado de relajación que aporta una
sensación de goce y de alegría. La neurobiología ha demostrado que la risa favorece la
producción del organismo de neuromediadores tales como la serotonina y la dopamina, que
son sustancias favorables para la salud. Así, en los hospitales, se ha podido demostrar que el
consumo de analgésicos tiende a disminuir en los servicios donde intervienen asociaciones
lúdicas o payasos, como Le Rire Médecin, los Hôpiclowns y otros risólogos o clownanalistas .
4 Esto se explicaría por el hecho de que, cuando hay manifestaciones de hilaridad, el cerebro
produce endorfina, que calma los dolores de forma natural. Desde el punto de vista
psicológico, la risa ha demostrado ser una protección contra la angustia, pero también puede
ex4. Garitte, C. y Feuerhahn, N., «Faire rire: mode d’emploi», en Humoresques , vol. 27, mayo
de 2008, Maison des sciences de l’homme, París. 28
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dablemente los aspectos insólitos de la realidad», nos dice Willy Szafran. 10 Actualmente, el
término «humor» se refiere a un concepto complejo y multidimensional que puede ser definido
y analizado de formas distintas. De hecho, los términos descriptivos aplicados al humor son
múltiples y dependen a menudo de las teorías que tratan de dar cuenta de él (filosofía,
psicoanálisis, psicosociología, psicología del desarrollo, etcétera). Puede parecer, pues, un
concepto difícil de aprehender. Así, el humor es considerado a veces como un juego de la
mente, sobre todo intelectual, particularmente en lo que al witz se refiere ( mot d’esprit , en
francés; chiste, en español), descrito y analizado por Sigmund Freud 11 en sus relaciones con
el inconsciente o como mecanismo de defensa. También puede ser entendido en función de
sus distintas formas de expresión (burla, risa, reírse de uno mismo), de su papel social y de su
intencionalidad explícita o implícita (de vínculo, de afiliación, de exclusión, de hostilidad,
etcétera). Puede igualmente ser tratado en función de los contextos en que surge: como
humor festivo y de convivencia en los grupos, pero también como mecanismo de
supervivencia en situaciones extremas. Desde el punto de vista psicológico, a veces se
estudia en relación con la personalidad de los individuos y con las características específicas
de los sujetos. 12 Bajo esta perspectiva, algunos psicólogos han catalogado distintos estilos
de humor para 10. Szafran, A. W., «Humour, créativité et psychothérapie», en Szafran, A. W. y
Nysenholc, A. (dir.), Freud et le rire , París, Métailié, 1994, págs. 78-88. 11. Freud S. [1905],
Le Mot d’esprit et sa relation à l’inconscient , Gallimard, París, 1988. 12. Por ejemplo, en
Martin, R. y Puhlik, P., «Humor Style Questionnaire» (o HSQ), 2003. 33
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bado a ponerme detrás, pero no se ve bien!”». En estas historias, lo que provoca la diversión
proviene de la sorpresa creada por la yuxtaposición de sensaciones inesperadas y
paradójicas, la falta de lógica de las percepciones o de los conceptos asociados. Por tanto, la
risa nace de la confrontación con cambios absurdos, inadecuados o repentinos. Emmanuel
Kant (siglo xviii) fue uno de los primeros en analizar la risa de este modo, es decir, a partir de
los estímulos que la provocan. Destacó que son los elementos absurdos y la extrañeza los
que provocan la risa frente a las bromas o las situaciones cómicas. Consideraba igualmente
que la risa resultante produce un bienestar gracias a la descarga de la expectativa que la
precede. Para este filósofo, el aspecto liberador de la risa es provechoso, ante todo, para el
ser humano. Él afirmaba: «La risa es un afecto que procede del modo en que la tensión de
una espera es reducida a nada». 15 De este modo, situaciones cotidianas pueden convertirse
en cómicas si en ellas surgen lo inesperado y lo incongruente; como cuando de repente
alguien resbala y cae al suelo, o cuando un sombrero que alguien lleva dignamente levanta el
vuelo, o cuando alguien pierde la peluca, o también cuando la falda de una dama es levantada
por el viento. «No es necesario ser alegre para tener humor», nos dice Boris Cyrulnik. 16 En
efecto, el uso del humor no es exclusivo de los individuos divertidos y risueños. Por otra parte,
el humor no siempre provoca la risa, puede provocar tan sólo el placer intelectual y el
sentimiento de satisfacción al haber captado la comicidad de la situación o de las palabras. A
veces, la alegría de haber comprendido el humor y compartirlo con alguien 15. Kant, E. [1790],
Critique de la faculté de juger , Flammarion, París, 2000. 16. Cyrulnik, B., Autobiographie d’un
épouvantail , óp. cit. 36
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puede interiorizarse. Así, en muchas ocasiones, adoptamos una actitud humorística, o bien
apreciamos una broma o un chiste sin por ello hacer visible nuestra alegría. Por el contrario,
puede ocurrir que riamos por razones que no están ligadas a situaciones cómicas, por
ejemplo, para expresar la alegría de reencontrarnos con alguien querido o la satisfacción de
haber logrado algo importante para nosotros. Es la risa de la satisfacción o del triunfo, una risa
que no resulta del humor. Por otra parte, la risa representa a veces una manifestación de
malestar. Y en ciertas culturas expresa embarazo (por ejemplo, en Asia). Puede ser el síntoma
de una patología psíquica, como ocurre con la risa inadecuada del histérico o cuando
acompaña a una fase hipomaníaca en un individuo. No manifestar alegría puede corresponder
a una posición cuya finalidad es acentuar lo cómico. Buster Keaton, por ejemplo, nunca se
reía en sus filmes y conseguía mantener una expresión congelada, fuesen cuales fuesen las
circunstancias de sus tribulaciones, como si él mismo estuviera ausente, lo cual aumentaba la
hilaridad de los espectadores. Advertimos a menudo el uso de este método en muchos otros
cómicos célebres. En las comedias o en los sketch , los artistas saben a menudo el modo de
mostrarse divertidos o risibles sin participar en la hilaridad. En efecto, permanecer serio en el
humor es una técnica fundamental en los mecanismos de lo cómico. Muchos humoristas
siguen esta regla y dominan el arte de hacernos reír sin reírse ellos mismos, a veces
invitándonos a reírnos a su costa. En la vida diaria, algunas personas hacen lo mismo y se
caracterizan por el uso de un humor distanciado. Este posicionamiento hace referencia
igualmente a la actitud privilegiada del llamado humor «inglés». Por el contrario, otras
personas se parten de risa con la menor de sus bromas, mostrándose a veces más alegres
que divertidas. Este estado tiene relación en algu37
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nas personas con una propensión a la eutrapelia, tal como la describe Aristóteles y cuyos
valores celebraba Tomás de Aquino, aunque deploraba lo triste del término en cuestión. La
eutrapelia insiste en los aspectos recreativos del uso del humor y puede relacionarse con la
broma, con las expresiones irónicas o ingeniosas. Corresponde en un individuo a la
propensión a la alegría, a la capacidad de divertirse con cualquier cosa. Se trata de un estado
alegre y juguetón en la forma de enfrentarse a la vida, que hace a estos individuos a menudo
amables y atractivos en la vida en sociedad. Sin embargo, en nuestros días, ciertos individuos
alegres y divertidos sufren de una falta de credibilidad social, especialmente en algunas
profesiones en las que la gravedad se asocia con la competencia. En consecuencia, los
individuos propensos a la risa pueden no ser tomados en serio, incluso ser considerados
menos fiables e inteligentes, aunque por lo general se considera que son una buena
compañía. ¿Es esto motivo para dejar de reír? 38
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nas personas con una propensión a la eutrapelia, tal como la describe Aristóteles y cuyos
valores celebraba Tomás de Aquino, aunque deploraba lo triste del término en cuestión. La
eutrapelia insiste en los aspectos recreativos del uso del humor y puede relacionarse con la
broma, con las expresiones irónicas o ingeniosas. Corresponde en un individuo a la
propensión a la alegría, a la capacidad de divertirse con cualquier cosa. Se trata de un estado
alegre y juguetón en la forma de enfrentarse a la vida, que hace a estos individuos a menudo
amables y atractivos en la vida en sociedad. Sin embargo, en nuestros días, ciertos individuos
alegres y divertidos sufren de una falta de credibilidad social, especialmente en algunas
profesiones en las que la gravedad se asocia con la competencia. En consecuencia, los
individuos propensos a la risa pueden no ser tomados en serio, incluso ser considerados
menos fiables e inteligentes, aunque por lo general se considera que son una buena
compañía. ¿Es esto motivo para dejar de reír? 38
Anaut, Marie. Humor, entre la risa y las lágrimas: traumas y resiliencias, Editorial Gedisa,
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Tipos de humor Aun convencido de que cada agudeza jocosa es distinta –no en vano la
novedad es una de las particularidades del humor–, es posible agrupar, según su naturaleza y
su intención, las distintas formas que adopta el fenómeno humorístico. Es lo que hizo Peter
Berger en su obra Risa redentora , a la que me acojo ahora. 4 Berger clasifica las
manifestaciones de lo cómico en el humor benigno, la tragicomedia, el ingenio, la sátira y la
locura. 3. B RYCE E CHENIQUE , A., “El humor es cosa seria”, Revista Jano, Nº 1.354. 4. B
ERGER , P., Risa redentora, Ed. Kairós, Barcelona, 1998. 18 MAIOR
El valor terapéutico del humor (3a. ed.), edited by Idígoras, Ángel Rodríguez, Editorial Desclée
de Brouwer, 2009. ProQuest Ebook Central,
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Ladimensiónterapéuticadelhumor–
RISA Y EDUCACIÓN Trabajar con la risa como herramienta pedagógica puede suponer todo
un desafío. Algunas de las barreras y obstáculos más comunes son la falta de tiempo y
dedicación, el sentido del ridículo, el egocentrismo, el fanatismo o la visión reduccionista y
simple de la realidad; y los prejuicios sobre la risa, como sinónimo de inmadurez, falta de
seriedad y eficacia, o pérdida de tiempo. No obstante, la risa puede ser un recurso pedagógico
de primera magnitud para un colectivo expuesto a grandes dosis de ansiedad, estrés,
depresión, insatisfacción laboral y social: el profesorado actual de escuelas e institutos,
además de otros profesionales de la educación en distintos ámbitos. Con la pérdida de valores
y otros muchos factores sociales contemporáneos, el profesorado se debe enfrentar en
numerosos casos con un alumnado heterogéneo, multicultural, que además está en buena
parte desmotivado, poco ávido de aprender, con dificultades de compresión y de expresión, y
resistente para el cambio de algunas actitudes. La risa y el sentido lúdico pueden ser una
alternativa para superar algunos obstáculos y mejorar el proceso y el rendimiento de la labor
docente actual. Un alumno sonriente y divertido siempre presentará una actitud más relajada y
favorable al aprendizaje que si está aburrido, tenso o simplemente se encuentra en una
situación emocionalmente ‘plana’. En consecuencia, el sentido del humor y la risa aplicados a
la educación pueden desempeñar una serie de funciones de gran valor pedagógico 148 . La
tabla 8.7.1 resume las principales funciones del humor y de la risa en la educación: 122
MAIOR
Mora, Ripoll, Ramón. Medicina y terapia de la risa: manual, Editorial Desclée de Brouwer,
2009. ProQuest Ebook Central,
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