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Esquema exposición jueves 21 de Noviembre 2019

20 años Diocesis de Yopal

Monición

Hoy la Iglesia de Casanare ora por cada uno de los miembros que hace parte de
este inmenso Casanare, donde le suplicamos a Dios nos conceda la Paz que es
un don de Dios, el testamento del Resucitado que nos ofrece esta bendición como
fruto de su sacrificio pascual en el que se ha restaurado la alianza entre Dios y su
Pueblo.

Nos unimos en la oración, que es el diálogo cercano con el Señor que nos ama y
que nos invita a la conversión, al perdón, a la reconciliación, al encuentro fraterno
con la realidad de este mundo atormentado por el dolor pero lleno de esperanzas.
La Palabra de Dios nos invita a descubrir su misericordia y a trabajar por la unidad
y la reconciliación de todos los colombianos en particular por nuestra Diocesis de
Yopal en sus 20 años de presencia en cada uno de los municipios que tiene a su
cargo.

CANTO

1. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Con un canto apropiado se trae al altar el Santísimo Sacramento que es expuesto


solemnemente.

Luego de la incensación correspondiente, el Celebrantede rodillas dice:

Oremos:
Dios nuestro,
que con admirable providencia
gobiernas todas las cosas,
recibe con bondad las oraciones
que te dirigimos por la Paz de Colombia,
para que unidos en la misma esperanza,
encontremos caminos de reconciliación
y podamos gozar en la convivencia armoniosa
para la que fuimos creados por amor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

R. Amén.
CANTO

2. LUCERNARIO

Al inicio de este encuentro de oración, encendemos las luces que rodearán a


Jesús presente en la Eucaristía, misterio adorable en el que se nos hace realidad
la promesa del Señor que nos aseguró su presencia constante y su amor siempre
fiel.

Se enciende el primer cirio:


En esta luz que encendemos hacemos presentes a quienes han ofrecido sus vidas
consagradas como misioneros de manera especial recordamos a los señores
Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas quienes, siendo celosamente fieles al
Ministerio y a la vida consagrada, se mantuvieron firmes en su vocación y
expusieron su vida predicando a Cristo con su amor y con perdón.

Se enciende el segundo cirio:


En esta luz que encendemos, hacemos presente el trabajo abnegado de tantas
personas que están buscando la reconciliación de los colombianos para pedir que
podamos actuar siempre con cordura y para rogar a Dios que nos conceda la
paciencia y la constancia en la búsqueda de la unidad y la paz.

Se enciende el tercer cirio:


En esta luz que encendemos, hacemos presente a los dos nuevos sacerdotes
Wilfredo y Nefer que al recibir su ministerio sacerdotal puedan cumplir fielmente la
tarea encomendada por Dios y nuestro obispo para q sea ejemplo vivo para todos.

Se enciende el cuarto cirio:


En esta luz que encendemos, hacemos presente la silenciosa laboriosidad de
tantas personas de fe que, en el espacio sagrado de sus hogares y casas de
oración, siguen ofreciendo a Dios el sacrificio constante de sus vidas para pedir
que cesen los odios y todos podamos convivir como hijos del mismo Dios.

Se enciende el quinto cirio:


En esta quinta luz que encendemos, hacemos presentes a los violentos, a los que
no han comprendido el valor de la vida de sus hermanos, a los que necesitan
ahora escuchar la voz de Dios que desde su amor nos dice “no matarás”, para
pedir que cesen los odios y seamos todos una familia de hermanos.

Se enciende el sexto cirio:


En esta luz que encendemos, hacemos presente en tu presencia de los padres de
familia, educadores y todos los que tienen a su cuidado otras personas, amen
sinceramente a quienes Dios ha colocado bajo su cuidado y los guíen hacia su
perfecto desarrollo físico y espiritual.
3. LITURGIA DE LA PALABRA.

CANTO

Evangelio.

✠ Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús,
situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que
había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y
siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojo lo reconocieran. El les
dijo: «¿Qué comentaban por el camino?». Ellos se detuvieron, con el semblante
triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en
Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!». «¿Qué cosa?», les preguntó.
Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta
poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo
nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a
muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel.
Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que
algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de
madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se
les había aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. Algunos de los
nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho.
Pero a él no lo vieron». Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo
les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No será necesario que el
Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por
Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que se refería a él. Cuando
llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.
Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se
acaba». El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y
pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los
discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y
se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino
y nos explicaba las Escrituras?». En ese mismo momento, se pusieron en camino
y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que
estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se
apareció a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el
camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor

SILENCIO

Meditación

En la conversación de los discípulos con el peregrino desconocido impresiona la


expresión que el evangelista san Lucas pone en los labios de uno de ellos:
«Nosotros esperábamos...» (Lc 24, 21). Este verbo en pasado lo dice todo: Hemos
creído, hemos seguido, hemos esperado..., pero ahora todo ha terminado.
También Jesús de Nazaret, que se había manifestado como un profeta poderoso
en obras y palabras, ha fracasado, y nosotros estamos decepcionados.
Este drama de los discípulos de Emaús es como un espejo de la situación de
muchos cristianos de nuestro tiempo. Al parecer, la esperanza de la fe ha
fracasado. La fe misma entra en crisis a causa de experiencias negativas que nos
llevan a sentirnos abandonados por el Señor. Pero este camino hacia Emaús, por
el que avanzamos, puede llegar a ser el camino de una purificación y maduración
de nuestra fe en Dios.
También hoy podemos entrar en diálogo con Jesús escuchando su palabra.
También hoy, él parte el pan para nosotros y se entrega a sí mismo como nuestro
pan. Así, el encuentro con Cristo resucitado, que es posible también hoy, nos da
una fe más profunda y auténtica, templada, por decirlo así, por el fuego del
acontecimiento pascual; una fe sólida, porque no se alimenta de ideas humanas,
sino de la palabra de Dios y de su presencia real en la Eucaristía

Reflexión
Los discípulos de Emaús, cuando caminaban con sus dudas y bajo la tentación del
desánimo, escucharon las palabras consoladoras de Jesús. Cristo les hizo ver
que, en muchas ocasiones, sus caminos no son los nuestros. Por eso, es
necesario vivir con una fe profunda y luminosa que nos lleve a la aceptación
amorosa de la voluntad de Dios en nuestra vida. Justamente en la Eucaristía
encontramos el consuelo y la fuerza para seguir luchando aún en medio de las
dificultades y contrariedades de la vida.

CANTO

4. BENDICIÓN EUCARÍSTICA.

Antes de recibir la bendición con Jesús Eucaristía, hagamos nuestra esta plegaria
sencilla que en otro tiempo se elevaba a Dios en el trisagio:

"Señor, Dios Rey Omnipotente, en tus manos están puestas todas las cosas;
si quieres salvar a tu pueblo, nadie puede resistir a tu voluntad. Tú hiciste el
cielo y la tierra y todo cuanto en ellos se contiene; Tú eres el dueño absoluto
de todas las cosas; ¿quién podrá pues resistir a tu Majestad? Por tanto,
Señor Dios de Abraham, ten misericordia de tu Pueblo porque nuestros
enemigos quieren perdernos y exterminar tu herencia. Así Señor, no
desprecies esta parte que redimiste con el precio de tu Sangre. Oye Señor
nuestras oraciones; se favorable a nuestra suerte y haz que nuestro llanto se
convierta en alegría, para que viviendo alabemos tu Santo Nombre y
continuemos alabándolo eternamente". (Esther 4,17 ss)

Canto

CANTEMOS AL AMOR

Cantemos al Amor de los amores,


cantemos al Señor.
Dios está aquí,
venid adoradores,
adoremos a Cristo Redentor.
Gloria a Cristo Jesús, cielos y tierra bendecid al Señor:
honor y gloria a Ti, Rey de la gloria;
amor por siempre a Ti, Dios del Amor.

2. Unamos nuestra voz a los cantares


del coro celestial;
Dios está aquí,
al Dios de los altares
alabemos con gozo angelical.
Gloria a Cristo…

JACULATORIAS A JESUS EUCARISTIA

Bendito sea Dios.


Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

El Ministro arrodillado inciensa el Santísimo Sacramento


Luego se pone en pie y dice:

Oremos:

Señor nuestro Jesucristo,


que en este admirable sacramento
nos dejaste el memorial de tú Pasión,
te pedimos nos concedas venerar de tal modo
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.

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