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La Terapia Gestalt existe tal y como hoy la conocemos, gracias a Fritz Perls, a su talante y su
genialidad. Su creación está unida a su vida: judío de nacimiento. Emigrado a Johannesburgo
por la persecución nazi. Luego establecido en Estados Unidos, en la costa este y después en la
costa Oeste, donde afianzó su propia línea de trabajo.
Perls se nutrió del Psicoanálisis y la Psicología de la forma. Estas son las dos grandes fuentes
reconocidas como influencias en el desarrollo de la Terapia Gestalt.
Las dos ideas más relevantes que Perls tomó prestadas de la Psicología de la forma, son:
La de figura-fondo.
La de la gestalt incompleta.
Respecto a la figura-fondo, Perls aplicó la visión del ser humano: percibir al individuo en su
totalidad, con la misma pauta integradora del organismo que tiende a mantenerse en
equilibrio, mediante procesos de autorregulación.
Respecto a la idea de gestalt incompleta, la idea clásica se refería a la tendencia del individuo a
completar aquello que percibe, aunque con trazos inconexos en una circunferencia imaginaria.
Perls aporta la idea de una visión integradora: el impulso de toda persona a completar su
existencia. Este impulso puede malograrse por causas ajena al propio individuo, que pueden
interrumpir el proceso de una persona a hacer lo que quiere hacer. Esto sería la figura que
emergió del fondo, que no pudo completarse y que vuelve de rechazo, a sumergirse en el
fondo. Esto es lo que llamamos una Gestalt incompleta. Está enfrentada ala tendencia natural
a completar la propia experiencia y por lo tanto puede ser un primer paso de desajuste.
El concepto de gestalt incompleta es uno de los más utilizados por Perls en su trabajo:
sistemáticamente alude a los asuntos inconclusos. La tensión de lo incompleto, la tomó del
trabajo de al Psicóloga soviética Blyuma Zeigarnik. Concluyendo que la tensión creada por las
situaciones inacabadas no afecta solamente al comportamiento y a la memoria, sino a la
totalidad del área intrapsíquica de la personalidad. Esta perspectiva abrió la Psicología de la
Gestalt a nuevas posibilidades, aplicando la Ley del Cierre (tendencia a completar), a los
comportamientos y actividades reales.
La Terapia Gestalt fue más allá, aplicando esta ley a las emociones, sentimientos y
acontecimientos reales de la vida.
El inconsciente: Perls propone abordarlo por nuevas vías. Propone indagar en el contenido
material de lo reprimido y no tanto en el proceso de no darse cuenta en el presente.
La resistencia no es tanto algo a derribar, sino una fuerza creativa que ayuda en el proceso
terapéutico.
En general, Perls aporta una visión más confiada del impulso, del cuerpo, del movimiento y la
emoción.
No aplica la interpretación de los sueños, sino que explora sus elementos para que el soñante
capte su mensaje existencial.
Reacciona al rol distante del terapeuta sabio y neutro. Se inclina por una presencia
transparente y humana, a favor de una actitud creativa aquí y ahora.
Con Jung, comparte el enfoque integrador de los opuestos (polaridades). Y la concepción del
sueño como expresión rica y completa de la totalidad de la persona.
Con O. Rank comparte la reducción de la duración del tratamiento; los elementos del sueño,
tomados como proyecciones del soñante; la importancia del desarrollo de la identidad
individual: desde el traumatismo del nacimiento, la primera batalla de la vida es la
individualización.
Alfred Adler:
Se alejó de Freud porque no compartía la opinión de que la causa de la neurosis eran los
conflictos sexuales o las luchas entre las instancias psíquicas (ello, yo, súper yo).
Adler considera el déficit (la inferioridad) como motor que pone en marcha la tendencia
humana para afirmar la autoestima, aspirar hacia lo alto. Para él, el plan de vida es
inconsciente “el hombre no se propone esa finalidad, pero obra como si la persiguiera y solo
así se pueden comprender sus actos”. Perls critica este sentido planificador de Adler, como
una fascinación por el futuro. Pero compartía su interés por la educación.
El estilo de Adler es afín con la Terapia Gestalt. Además de explorar cognitivamente el plan de
vida, prestaba atención a la postura corporal, los gestos, el registro de voz. Llegó a proponer a
los terapeutas que durante un tiempo, no repararan en las palabras sino que se concentraran
en los gestos y actitudes. Y través de ellos, dilucidar los designios más profundos.
Karen Horney:
Una estimable discrepancia entre las capacidades del individuo y sus realizaciones.
Horney relativizó la importancia de los primeros años de la infancia. Consideraba que hablar
del pasado podía servir como resistencia a enfrentarse a los problemas más actuales. El
recuerdo no es la meta de la terapia. En esta línea, destaca la responsabilidad que el paciente
tiene en sus dificultades, en vez de buscar a quién echarle la culpa.
En relación con la Gestalt, hay que resaltar la resonancia que tiene el concepto de Perls del
“top-dog” (juego de la autotortura), con lo que Horney llama “la tiranía del debiera”.
Wilheim Reich:
Comparte con Freud la represión de la libido infantil como origen de la neurosis. Pero añade su
concepción marxista: “Los padres sofocan la sexualidad de niños y adolescentes, pero lo hacen
inconscientemente por encargo de la sociedad mecanizada y autoritaria”. Freud explica esta
sofocación en aras de la cultura. Reich lo critica y mantiene que “la represión de la sexualidad
no se instituyó en los comienzos del desarrollo cultural, sino en una época más tardía: con la
propiedad privada de los medios de producción y el comienzo de la división de clases”.
Es a partir de esta no-dicotomía entre mente-cuerpo, lo que influyó a Perls, que reconoce a
Reich en su valoración del “cómo”, en vez del “qué” o del “por qué”.
La Gestalt es una heredera de las teorías de Reich por su acento en la sensación, la experiencia
organísmica y la expresión inmediata y directa. Claudio Naranjo considera a Perls un
continuador de Reich.
Con el tiempo, Perls fue despojándose de concepciones teóricas y simplificó su estilo, incluso
pareciendo que solo trabajaba con la atención a lo fenomenológico y con la libertad de ser él
mismo.
Luego dividía la multitud en grupos de trabajo más pequeños, de unas quince personas, donde
uno de ellos, a modo de líder, dirigía y controlaba la actuación de cada uno de los extras,
recordándole su función y el objetivo de la escena.
Después de este trabajo, madurado y ensayado, es cuando Reinhardt trabajaba en los últimos
ensayos los detalles de la interpretación, no solo de los personajes principales, sino también de
los menores que componían la multitud.
Este aprendizaje le resultaría muy útil a Perls para sus talleres. Cuando trabajaba con una
persona, provocaba una resonancia coral, un impacto emocional y dramático. Surgía entonces
un contagio de autenticidad que sustituía la idea de cohesión grupal. Este acto de veracidad
compartida es tan significativo en el teatro como en el grupo. Y tiene un gran potencial
catártico.
Perls mantuvo su afición a la bohemia que le llevo a frecuentar las tertulias de café, a gentes
del arte, de la farándula y a los intelectuales de izquierdas. En su etapa neoyorkina, es este
ambiente el que le conecta de nuevo con el teatro, con Goodman y con los nombres levantes
del ambiente contracultural.
También le interesó la danza, como expresión a través del movimiento. En la etapa californiana
de Perls, recuperó y trabajó ese interés. Allí trabajó con bailarines, utilizando el movimiento
para que ellos saldaran las cuentas emocionales pendientes.
En la época neoyorkina, Perls entró en contacto con Paul Goodman. A través de él, entró en
contacto con la vanguardia artística y política y con los creadores del grupo teatral Living
Theatre (Teatro vivo). Fue el grupo más radical, independiente y experimental del teatro
norteamericano. Mantenían la idea de que no podía haber separación entre el Arte y la vida.
Estas interacciones calaron en Perls, más interesado en el mundo terapéutico y no tanto en el
artístico. Incluso cuando abandonó Nueva York, periódicamente les visitaba.
En esta época, Perls buscaba hacer algo con la dirección de actores. Su idea estaba a medias
entre el estilo de interpretación del Living Theatre y las sesiones terapéuticas. Siempre
intentaba llevar la reunión, el encuentro, hasta sus límites. El recurso era siempre la
honestidad, la franqueza y cierta técnica de shock. Esto resultó muy útil para algunas escenas
construidas desde la ingenuidad y la honestidad, hasta una relación de tú-yo entre actor y
público.
Jakob Levy Moreno: Creador del psicodrama, basado en el juego de roles y la expresión
espontánea y dramática de sentimientos. Sus elementos son: el escenario, lugar de la
representación, separado del espacio grupal restante; el protagonista, miembro del grupo que
escenifica algún problema o situación conflictiva; el director de escena, generalmente el
terapeuta. Éste asiste al protagonista, intensifica la representación y analiza el resultado.