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Antonio E. Olvera S.

La situación educativa actual constituye un eje alarmante colectivo en el sentido de


que la misma posee una gran peculiaridad en su naturaleza, gracias a esta es posible la
humanización de los individuos en un entorno dinámico, si bien no es la solución divina
a todos los males existentes, como tal, es una herramienta que permite hacer frente a ellos
y fundamentalmente le otorga la posibilidad al ser humano de cambiar y adaptarse en
función de sus necesidades y de una manera que va más allá de cualquier intento
meramente biologicista, en ese sentido la educación es elemental e inherente a todo ser
humano de ahí que banalizar su estatus seria como dar un paso al pasado.
La crisis actual que atraviesa la educación va más allá de las fronteras contextuales
directas, muchos países del mundo están pasando por esto, sin embargo, lo que resulta
sustancial de esto es considerar en primera instancia el estado de la problemática desde
un abordaje directo, es decir tomando como base de análisis el contexto más cercano, por
tanto, la educación en el sistema mexicano.
El problema en México, no es un tema novedoso ni del que se hayan hecho mínimos
abordajes con el fin de enfrentar la situación, sin duda es un elemento del cual se ha
estudiado mucho, sin embargo, quizá ahí radica parte del problema, la manera en cómo
ha sido abordado y lo que ocurre de manera frecuente posterior a tal abordaje. Gran parte
de las instituciones educativas del país manejan metodologías y técnicas que, si bien
resultan novedosas en principio, al cabo de poco tiempo resultan insignificantes para las
necesidades que posee la sociedad dentro del marco educativo.
Ahora bien, hablar de la situación del sistema educativo mexicano requiere
inherentemente remitirse a hablar de una cuestión de orden multifactorial en tanto no
constituye un problema meramente enraizado a la práctica docente, que por mucha es en
quien se focalizan los aspectos de culpa cuando regularmente se habla de estos temas.
Es de vital importancia considerar que la población del país posee una amplia
variabilidad cultural, en tanto los alumnos del centro, norte o sur, difícilmente poseen las
mismas características como actores del proceso educativo, de ahí que cualquier
modificación en las políticas educativas deberá tomar en cuenta dichos aspectos. Por otro
lado, enfatizando términos más específicos, la mayoría de las instituciones educativas
poseen como metodología, estrategias y elementos que forman parte de la noción de
escuela tradicional, aunados a la implementación de técnicas básicas del conductismo,
del cual no hace falta hablar para saber qué papel pueden desempeñar en el alumno,
gracias a la presente se pudo comprobar gran parte los argumentos antes mencionados.
Otro factor que incide en la situación educativa actual son las políticas asociadas a
aquellos que trasforman la materia prima educativa es decir los docentes, una variable
muy citada por estos es sobre el salario, así como algunas oportunidades de preparación,
y condiciones laborales, si bien se han implementado un sinfín de reformas educativas,
la situación no parece mejorar en ninguna dirección, ni para alumnos ni maestros, esto a
su vez genera problemas aún peores como la brecha entre clases sociales, la desigualdad
e incluso la violencia, no hace falta mencionar más para intuir lo grabe del problema.
Si el problema es de orden multifactorial ¿Cómo hacer frente a eso?, la respuesta es
sencilla pero lo que hay detrás de ella no es nada simple, aun menos imposible. La vía de
enfrentamiento con este problema puede remitirse a un acto subversivo, de parte de
alumnos y principalmente profesores puesto que son estos ultimo a los que el tiempo les
proporciona la experiencia que el alumno no tiene frecuentemente y a su vez, el alumno
le ha de brindar la vitalidad necesaria para generar un cambio, sin embargo todo no sería
peor si dentro de este proceso se agrega un elemento fundamental y continuamente
olvidado: el vínculo educativo, al no estar exentos de emociones y consideraciones
subjetivas esta relación alumno-profesor es sustancial, pues además de lo anterior
proporciona los medios necesarios para que la transición de saberes sea más sólida en
tanto la manera en como sea llevado acabo esto lo posibilite, por ende hablar de una
relación educativa donde existan nociones de autoridad en el actuar de cualquiera de los
partícipes de dicho proceso implicaría una verdadera dificultad.
Es por eso que la naturaleza del vínculo como medio de aprendizaje bidireccional
constituye una de las mejores herramientas que el docente posee, y el alumno la mejor
materia para aplicarlas, de modo que juntos son el medio y la fuerza para enfrentar las
problemáticas actuales de la educación.

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