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¿Qué ancestros hablan en mí?

No puedo vivir al mismo tiempo en mi


cabeza y en mi cuerpo. Esa es la razón por la que no puedo ser solo una persona.
Puedo sentir en mí una infinidad de cosas en simultáneo. El verdadero mal de
nuestro tiempo es que ya no quedan grandes maestros. La senda del corazón está
llena de sombras. Debemos escuchar las voces que parecen inútiles. Hacen falta
cerebros llenos de largas tuberías de desagüe, de muros de colegio, de asfalto y
de prácticas solidarias. ¡Que entre el zumbido de los insectos! Debemos llenarnos
los ojos, los oídos, con cosas que sean el inicio de un gran sueño. Alguien debe
gritar que construiremos las pirámides. ¡Ya no importa si después no lo hacemos!
Debemos alimentar el deseo y debemos estirar el alma por todas partes, como si
fuera una calle infinita.

Si queremos que el mundo siga adelante, debemos tomarnos de las manos.


Debemos mezclar lo que se considera sano y lo que se considera enfermo.
Ustedes, los sanos, díganme: ¿qué significa la salud? Los ojos de toda la
humanidad están mirando al foso en donde todos nos estamos precipitando. La
libertad es inútil si no tienen el coraje de mirarnos a la cara, de comer y beber con
nosotros, de dormir con nosotros. Son los considerados sanos los que han llevado
el mundo al borde de la catástrofe. ¡Hombre, escucha! En ustedes: agua, fuego y
después cenizas y los huesos dentro de las cenizas. ¡Los huesos y las cenizas!

¿Dónde estoy cuando no estoy en la realidad ni en mi imaginación? He


hecho un nuevo pacto con el mundo: debe estar soleado de noche y oscuro de
día. Las cosas grandes se acaban: son las pequeñas las que perduran. La
sociedad debe estar unida, en vez de fragmentarse. Basta con observar la
naturaleza para comprender que la vida es simple. Y que se debe volver al punto
de inicio. Al punto donde tomamos el desvío equivocado. Hace falta volver a los
fundamentos principales de la vida, sin contaminar el agua. ¿Qué clase de mundo
es este si es un loco el que les dice que deberíamos avergonzarnos? Y ahora…
Música.

Andrei Tarkovski, Nostalgia

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