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¿Qué representan estos dibujos? Representan sus vidas.

Muchos de esos dibujos lo pintan


niños desplazados que nosotros atendemos. Como verás en todos está la naturaleza, el campo, de
donde ellos vienen. Manifiestan como ha sido su vida anterior y la gran ruptura que significa su
situación de desplazamiento. Entre todos los casos que has atendido, ¿recuerdas alguno en
particular con más fuerza? Sí. Sobre todo el caso de niños que han tenido que presenciar el
asesinato de sus padres. Es un drama difícil de resolver porque es un duelo violento. Tuvieron que
ser testigos de ello a una edad en la que no tienen ni la madurez ni los elementos necesarios para
superarlo. Otros casos que me impresionan mucho son los de niños que han seguido sufriendo
amenazas mientras son desplazados, y como resultado han sido víctimas de abuso sexual. Esto le
ha ocurrido a un niño que he atendido recientemente y que sólo tiene 11 años. ¿Cómo expresa un
niño todo ese horror? Es difícil que los niños verbalicen sus emociones. Lo hacen a través del
dibujo o del arte que les facilita la expresión emocional. Si en un dibujo no llegan a sacar todo lo
que tienen dentro, al menos, pintar les sirve para que las reticencias iniciales disminuyan y así lo
puedan expresar oralmente más tarde. ¿Cómo es el tratamiento y seguimiento que se les
ofrece a estos niños? Debe ser muy difícil seguir tratando a un niño que ha presenciado la
muerte de sus padres.
Las técnicas para trabajar con traumas son variadas y tienen diferentes pautas. Hay algunas que
son de destrucción y otras de construcción. Por ejemplo, se les enseña a utilizar las metáforas para
hacer la comparación con la realidad, creando una ficción paralela en la que poder contar la verdad
que les ha tocado vivir. Poco a poco, se termina volviendo a esa realidad mediante técnicas
narrativas en las que ellos ya cuentan en primera persona, como si fueran el personaje principal de
una historia, que es de hecho su propia vida. De ese modo, ellos son el centro de la historia. Así se
les ayuda a partir de una experiencia traumática para reconstruir sus vidas. Aquí entra en juego
tanto la parte cognitiva como la emocional y la conductual. Es una técnica muy integral. A pesar de
todo, ¿te habrás encontrado casos en los que algún niño es más hermético y se niega a
buscar alivio? He tenido un caso de una familia de tres niños. Eran muy vulnerables y víctimas de
la violencia. Se trataba de dos niñas de 2 y 9 años y un niño de 11 años. El papá ejercía la
violencia constantemente y abusó de la niña de 9. Después de todo, el papá se suicidó pero antes
intentó asesinarlos usando un veneno. Al final, él fue el único que murió. Estos niños han
presentado muchas resistencias, pero eso es parte de las primeras etapas de la adaptación.
Tratamos de brindar otras posibilidades que les permitan adaptarse mejor. No hemos podido
abordar todavía las dificultades neurálgicas. Esperamos hacer un trabajo de grupo familiar, con la
ayuda y participación fundamental de la madre. ¿Cómo se puede mejorar la adaptación al
entorno en estos casos y en el de los desplazados? En ese sentido, es importante ofrecer
habilidades comunicativas y psicomotrices que doten a los niños de un mejor desempeño escolar y
social. Tanto en la casa, como en la escuela (cuando los niños están escolarizados) este proceso
es muy importante para que finalmente no se sientan excluidos.

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