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LA LITURGIA, FUENTE Y

CUMBRE DE LA VIDA DE
LA IGLESIA
▪El sacerdocio de Cristo realiza su única misión – glorificación de Dios, salvación de los seres humanos –
mediante un triple misterio; el profético, el litúrgico y el pastoral.
▪Los ministerios profético y pastoral están subordinados al litúrgico; en él encuentran su mayor expresión y
de él extraen su fuerza y eficacia.
▪El punto culminante del ministerio litúrgico de Cristo es su muerte en la Cruz en la que se encuentra la
mayor manifestación de amor del Padre.
▪La Iglesia, cuya misión y ministerios se identifican con los de su Fundador, encuentra en la liturgia “la
cumbre hacia la cual orienta toda su actividad y, al mismo tiempo, la fuente de donde extrae toda su
fuerza” (SC, 10)
▪La evangelización y el pastoreo culminan en la sacramentalización (liturgia). La sacramentalización
confiere eficacia al pastoreo y a la evangelización.
▪El Concilio Vaticano II dice que ninguna vida cristiana ni ninguna comunidad local se construye al margen
de la liturgia, sobre todo al margen de la Eucaristía; y al contrario, una fuerte vida litúrgica y eucarística es
el medio más eficaz para potenciar la evangelización y el apostolado.
UN PUNTO CONCRETO – PIEDAD
LITÚRGICA Y PIEDAD POPULAR
▪“La religiosidad popular, hay que confesarlo, tiene ciertamente sus límites. Está expuesta
frecuentemente a muchas deformaciones de la religión, es decir, a las supersticiones. Se queda
frecuentemente a un nivel de manifestaciones culturales, sin llegar a una verdadera adhesión de
la fe.”
▪“Pero cuando está bien orientada, sobre todo mediante una pedagogía de la evangelización,
contiene muchos valores… Comporta un hondo sentido de los atributos profundos de Dios, la
paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante.”
▪“Teniendo en cuenta esos aspectos, la llamamos gustosamente piedad popular, es decir, religión
del pueblo, más bien que religiosidad”
▪“Bien orientada, esta religiosidad popular puede ser cada vez más, para nuestras masas
populares, un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo”
▪Muchas prácticas de piedad han brotado de una intensa vida litúrgica y la vida de los santos
evidencia el influjo benéfico que ejerce la piedad extralitúrgica en la piedad litúrgica.
LA LITURGIA, REALIDAD DIDASCÁLICA
▪Desde los orígenes la liturgia ha sido la principal escuela eclesial para alimentar la fe y la formación del pueblo cristiano.
▪La formación religiosa de la comunidad cristiana como tal se realiza a través de la participación en la misa dominical y en la
liturgia bautismal y matrimonial.
▪La Iglesia ha reiterado la importancia de la liturgia como educadora de la fe del pueblo de Dios.
▪FUNDAMENTOS DEL CARÁCTER DIDASCÁLICO DE LA LITURGIA.
A) LOS CONTENIDOS
▪La liturgia contiene explicitados los grandes temas de la fe cristiana. A lo largo del año celebra el entero misterio de Cristo
en sus distintas fases; la encarnación, pasión, muerte, resurrección, retorno al Padre y envío del Espíritu Santo, ofreciendo
una síntesis muy completa del misterio de Cristo.
▪A través del amplísimo leccionario de la Misa y de los sacramentos, presenta una visión de conjunto de la historia de la
salvación y de la revelación.
▪Los símbolos, especialmente los de la Misa, recogen los principales capítulos del dogma cristiano.
▪Los ritos sacramentales contiene los principales aspectos de la teología sacramentaria.
▪En las oraciones eucológicas y anaforales aparecen los grandes temas trinitarios, cristológicos, eclesiológicos, mariológicos.
B) ESTRUCTURA
▪La liturgia no pretende directamente ilustrar la fe ni transmitir enseñanzas; por lo cual no tiene la estructura de un tratado, de
una clase o de una encíclica. Sin embargo, algunas partes de la liturgia tienen una estructura muy didascálica.
▪En este sentido, la liturgia reformada por Pablo VI va precedida de una “liturgia de la palabra” , en que no faltan las lecturas y la
homilía, con el objeto de suscitar y/o potenciar la fe de los asistentes y prepararlos así a una participación.
▪Tienen también una estructura muy didascálica las profesiones de fe, bautismales, eucarísticas.
C) EL LENGUAJE
▪Dado que la instrucción no es su objetivo directo y primario, la liturgia, en su conjunto, no está redactada en un estilo destinado
a expresar o comunicar conceptos.
▪Sin embargo, sería un grave error concluir que el lenguaje de la liturgia no es didáctico. El lenguaje litúrgico no solo se dirige a la
inteligencia, sino también a la voluntad, a la afectividad y a la intuición.
▪Es un “lenguaje” muy variado; lecturas, himnos, antífonas.
▪El “lenguaje” de la liturgia no es sólo o principalmente la palabra hablada, cantada o meditada. La palabra ocupa un lugar muy
destacado en la liturgia; pero siendo ésta una realidad de signos sensibles y eficaces, su lenguaje es el de los signos, es decir, un
lenguaje donde “hablan” las cosas, los gestos, las posturas, el color, el movimiento.
D) EL “CLIMA”
▪La enseñanza que imparte la liturgia está en función directa e inmediata de la oración, puesto que pretende crear actitudes
cultuales en quienes participan, para que vivan el misterio de salvación que allí se actualiza.
▪La enseñanza se transmite haciendo vivir los misterios de la fe que se celebran.
▪La oración y la participación activa son el “clima” en el que la liturgia ejerce su función didascálica.
LA LITURGIA, REALIDAD JERÁRQUICA
▪Entre ser y misión de la Iglesia y ser y misión de la liturgia existen relaciones intrínsecas y vínculos indisolubles.
Por eso, la liturgia y la Iglesia tienen carácter jerárquico.
▪El Concilio Vaticano II, al tratar de esta cuestión, ha destacado dos puntos; la diversidad de ministerios litúrgicos y
la regulación de la liturgia por la competente autoridad.
▪DIVERSIDAD DE MINISTERIOS LITÚRGICOS
▪En virtud del bautismo, todos los fieles son miembros del Pueblo de Dios y del Cuerpo Místico y participan pleno
iure en las acciones litúrgicas.
▪Sin embargo, además del sacerdocio común existe el sacerdocio ministerial. Ambos difieren.
▪No todos los que participan en la liturgia están en idéntica situación ontológica y funcional, sino que cada uno
tiene un ministerio específico.
▪Dentro del sacerdocio ministerial hay distinción de grados y dentro del sacerdocio común diversos ministerios;
por lo cual, los miembros de uno y otro sacerdocio participan en la liturgia cumpliendo una misión propia.
▪El sacerdocio ministerial posee los poderes sacramentales recibidos en el sacramento del Orden, gracias a los
cuales confecciona la Eucaristía, perdona los pecados, unge a los enfermos, confiere el Espíritu Santo por medio
de la Confirmación y asegura la sucesión apostólica mediante el sacramento de la imposición de manos.
▪Por tanto, quienes poseen el sacerdocio ministerial participan en la liturgia desde una posición de
capitalidad y ejercen un ministerio presidencial en sentido teológico, no sociológico, es decir actúan
en la persona, en nombre y con la autoridad de Cristo.
▪Los fieles se sitúan en un plano diverso; reciben los sacramentos, escuchan la palabra, comen ele
Cuerpo del Señor. En la liturgia cada uno tiene su propio cometido.
▪LA AUTORIDAD LITÚRGICA
▪Aunque el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial participan del munus profético, litúrgico y
pastoral de Cristo, el sacerdocio jerárquico ha recibido del Señor la misión de conducir al pueblo
sacerdotal hacia la plenitud de la vida divina mediante el ministerio de la palabra, de los sacramentos
y del pastoreo.
▪El ordenamiento de la liturgia – fuente y culminación de los demás misterios- es competencia propia y
exclusiva de la jerarquía de la Iglesia.
▪Corresponde a la jerarquía eclesiástica dictar normas jurídicas que aseguren el carácter comunitario
de la liturgia y el ejercicio ordenado de la misma. La liturgia no puede existir sin el derecho litúrgico.
▪El derecho litúrgico se constituye por los orígenes, la paz de Constantino, el concilio de Trento, el
Código de Derecho Canónico de 1917, el Concilio Vaticano II y el Código de Derecho Canónico vigente.
I.- LOS ORÍGENES
▪Los apóstoles fueron quienes organizaron y regularon el culto cristiano. San Pablo dictó normas sobre la
liturgia en general. Los demás apóstoles, al ser fundadores de las respectivas iglesias, establecían el modo
de celebrar el culto.
II.- LA PAZ CONSTANTINIANA.
▪El notable aumento de cristianos y otras circunstancias que llegan como resultado de la paz constantiniana
originan un notable incremento de la legislación litúrgica.
▪En los siglos posteriores a la paz coexisten con la Liturgia Romana otras liturgias occidentales y orientales.
▪Desde Gregorio VII se generalizó el uso de la Liturgia Romana y se acentuaron las intervenciones de los
papas en la liturgia. Por ejemplo la inclusión de ciertas decretales en las colecciones canónicas,
especialmente en el Decreto de Graciano.
III.- CONCILIO DE TRENTO.
▪Este concilio puso la base definitiva sobre la doctrina de los sacramentos y encomendó al Papa la
publicación de un Misal y un Breviario reformados según el criterio del retorno a las fuentes.
▪Abolió las prácticas litúrgicas locales que tuvieran menos de doscientos años de vigencia.
▪Prohibió cualquier cambio al texto oficial. Esta centralización obedecía al deseo de restaurar los ritos
primitivos, eliminar añadiduras de dudosa autenticidad, la unificación católica.
▪ En 1588 Sixto V creó la Congregación de Ritos, organismo que se convirtió en la suprema autoridad
romana encargada de toda la legislación litúrgica. Su actividad se centró en ratificar lo decretado por
Trento sobre los libros litúrgicos y sus rúbricas.
IV.- EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO DE 1917.
▪ Son numerosas las prescripciones litúrgicas que introduce. Las más importantes se encuentran en el
libro III, donde trata de los sacramentos y los sacramentales, de los lugares y tiempos sagrados, del culto
divino.
V.- CONCILIO VATICANO II.
▪ Ha recogido el principio general de que la regulación litúrgica compete a la autoridad eclesiástica.
▪Según la Sacrosanctum Concilium corresponde a las asambleas nacionales determinar el uso y los
límites de la lengua vernácula en la Misa, y en los sacramentos y sacramentales; aprobar as
traducciones; el uso de los instrumentos musicales en el culto y revisar los ornamentos y objetos del
culto.
▪ La misma constitución confiere a los obispos cierta autoridad respecto a la concelebración y el uso de la
lengua vernácula por parte de los clérigos.
▪VI.- EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO VIGENTE.
▪ “El Código, ordinariamente, no determina los ritos que han de observarse en la celebración de las
acciones litúrgicas; por tanto, las leyes litúrgicas vigentes hasta ahora conservan su fuerza, salvo cuando
alguna de ellas sea contraria a los cánones del Código”

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