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El factor Rh en el embarazo

Una madre con un factor Rh negativo y un padre con un factor Rh positivo puede
ser una combinación genética peligrosa para el futuro bebé. Descubre cómo saber
si existe riesgo de incompatibilidad y cómo prevenirla.
Escrito por Alhelí Quintanilla, Periodista especializada en infancia y embarazo

Esta enfermedad aparece habitualmente en el segundo hijo.

Fue un misterio que duró siglos: mujeres que daban a luz un primer hijo sano, pero
que luego, en sus siguientes embarazos, sufrían abortos espontáneos, partos de
fetos muertos o bebés con anemia, ictericia u otros problemas graves de salud.
Hubo que esperar a 1940 para conocer el origen del problema, año en que se
detectó la existencia de un nuevo antígeno (proteína) en la membrana de los
glóbulos rojos de la mayoría de la población. Este antígeno se denominó Rh, ya
que las primeras investigaciones se llevaron a cabo con un simio del
tipo Macaccus rhesus.
Si el antígeno se encuentra en nuestra sangre, seremos Rh positivo, y si no lo
tenemos seremos Rh negativo. Ser Rh negativo no conlleva ningún problema de
salud, pero puede convertirse en uno si eres mujer, estás embarazada o estás
planeando un embarazo con un hombre que es Rh positivo, ya que el bebé puede
sufrir un proceso que, si se detecta durante el embarazo, recibe el nombre
de eritroblastosis fetal, y que, si se diagnostica a un recién nacido, se
denomina enfermedad hemolítica.
Esta enfermedad, de aparición habitual en el segundo hijo, acarrea problemas de
leves a muy graves, aunque hoy en día es fácilmente detectable y, sobre todo,
prevenible.

¿Por qué la incompatibilidad del factor Rh es más peligrosa en el segundo


embarazo?

Si el feto resulta Rh positivo, existe el peligro de que algunos de sus glóbulos rojos
penetren a través de la placenta en el flujo sanguíneo de la madre durante el
embarazo y, especialmente, durante el parto y el nacimiento. El sistema inmune
de la madre reacciona entonces creando anticuerpos para protegerse. Esta
activación se denomina ‘sensibilización’ (isoinmunización al Rh): el sistema
inmune de la madre guarda entonces esos anticuerpos por si las células extrañas
vuelven a aparecer.
Por regla general, los primogénitos, aunque sean Rh+, no se ven afectados (0,4 a
2% de todos los casos) por esta incompatibilidad a menos que la madre haya
sufrido con anterioridad un aborto, un embarazo ectópico o alguna transfusión
sanguínea de sangre Rh+ que podrían haber sensibilizado su organismo, ya que
toma su tiempo que ésta desarrolle los suficientes anticuerpos para atacar la
sangre fetal. Por ese motivo se dice que la incompatibilidad del factor Rh es más
peligrosa en el segundo embarazo.

Cuándo no hay peligro


Si en el segundo embarazo el bebé hereda el grupo sanguíneo de la madre,
entonces tampoco existirá problema alguno. Lo mismo cuando ambos
progenitores son Rh positivo; tampoco si la madre es Rh positivo y el padre Rh
negativo o cuando ambos progenitores son negativos: el bebé lo será
forzosamente también. El posible peligro siempre viene cuando la madre es
negativa y el padre positivo.
Pero eso, uno de los primeros y más importantes análisis que debe hacerse una
pareja que está pensando en concebir es un análisis de sangre que sirva para
conocer su grupo sanguíneo y Rh con el fin de excluir posibles incompatibilidades
entre ellos.
El factor Rh en el embarazo
Una madre con un factor Rh negativo y un padre con un factor Rh positivo puede
ser una combinación genética peligrosa para el futuro bebé. Descubre cómo saber
si existe riesgo de incompatibilidad y cómo prevenirla.
Escrito por Alhelí Quintanilla, Periodista especializada en infancia y embarazo

¿Cómo se previene la incompatibilidad Rh?


Hoy en día, la incompatibilidad Rh se puede prevenir casi en su totalidad. Si existe
el riesgo de desarrollarla, los médicos administran dos inyecciones de
inmunoglobulina de Rh (RhIg) durante el primer embarazo. La primera inyección
se pone alrededor de las 28 semanas de embarazo y la segunda en
el posparto inmediato, dentro de las 72 horas después del parto.
Lo que hace la inmunoglobulina de Rh es actuar como una vacuna, impidiendo
que el cuerpo de la madre genere anticuerpos peligrosos Rh que pueden causar
dificultades serias en el recién nacido o complicar futuros embarazos. Esta
inyección previene la sensibilización en más del 95 por ciento de las mujeres Rh-
negativas.
También es necesario administrar RhIg a una mujer Rh-negativa después de un
aborto espontáneo, un embarazo ectópico, un aborto inducido o una transfusión
de sangre con sangre Rh-positiva. Asimismo, se recomienda realizar este
tratamiento después de practicar una amniocentesis o de otra prueba prenatal
llamada muestra del villus coriónico (CVS).
La protección que brinda la RhIg sólo dura unas doce semanas, por lo que es
necesario repetir el tratamiento durante cada embarazo y ante las situaciones
antes descritas, en que las células sanguíneas del feto pueden mezclarse con la
sangre de la madre.
¿Y si ya estoy sensibilizada al factor Rh?

Las pruebas del Rh se realizan entre la octava y novena semana de gestación.


La inmunoglobina no funciona si la mujer ya estaba previamente sensibilizada.
Para saberlo, es necesario realizar el test de Coombs indirecto, un análisis de
sangre incluido en el protocolo prenatal y que detecta la presencia de anticuerpos
que pudieran generar incompatibilidades entre la sangre de la madre y el feto.
Esta prueba se realiza entre la octava y novena semana de gestación y que hay
que repetirla en la semana 26 y, en caso de duda, en la semana 34.
Si el resultado es positivo, algunos médicos sugieren realizar
una amniocentesis para determinar si el feto es Rh-positivo o Rh-negativo
(algunos experimentos indican la posibilidad de determinar el Rh fetal a partir de
una muestra de plasma materno lo que permitiría reducir la necesidad de practicar
una amniocentesis, que presenta un riesgo muy pequeño de aborto espontáneo).
Si el feto es Rh-positivo, o si se desconoce su factor, el médico medirá los niveles
de anticuerpos en la sangre de la madre a medida que avanza el embarazo: si su
número es muy elevado, se recomendará la realización de pruebas especiales que
pueden ayudar a determinar si el bebé está desarrollando la intolerancia de Rh.

Tratamiento prenatal y neonatal de la incompatibilidad de Rh


A partir de la semana 18 de gestación pueden ser tratados mediante transfusiones
de sangre.
Si se detecta incompatibilidad de Rh, según los resultados de las pruebas
indicadas en el punto anterior y otras, el médico podrá recomendar la inducción
anticipada del parto antes de que los anticuerpos de la madre destruyan
demasiadas células sanguíneas del feto, aunque en los últimos años se han
producido grandes avances en el tratamiento de fetos gravemente afectados.
Estos pueden ser tratados mediante transfusiones de sangre aproximadamente a
partir de la semana 18 de gestación, de ahí que hoy día sobreviva más del 90 por
ciento de los bebés que reciben este tratamiento.
Y si, después de nacer, el bebé se encuentra anémico o presenta una ictericia
pronunciada, puede que necesite recibir transfusiones sanguíneas. La ictericia
leve puede ser tratada colocando al bebé debajo de luces azules especiales
(fototerapia). En algunos casos leves no es necesario realizar tratamiento alguno.

Por lo tanto, es posible el tratamiento de la incompatibilidad de Rh, un problema


que se ha vuelto infrecuente en países que, como el nuestro, brindan buenos
cuidados prenatales. Así que no lo olvidéis: un simple análisis de sangre
determinará el riesgo de incompatibilidad y, de existir, se podrá prevenir sin tener
que llegar a tratarla

https://www.webconsultas.com/embarazo/control-prenatal/que-es-el-factor-rh-y-su-
importancia-en-el-embarazo
https://www.webconsultas.com/embarazo/control-prenatal/como-se-previene-la-
incompatibilidad-rh
https://www.webconsultas.com/embarazo/control-prenatal/por-que-la-
incompatibilidad-del-factor-rh-es-mas-peligrosa-en-el-segundo
https://www.webconsultas.com/embarazo/control-prenatal/y-si-ya-estoy-
sensibilizada-al-factor-rh
https://www.webconsultas.com/embarazo/control-prenatal/tratamiento-prenatal-y-
neonatal

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